Gaspar
La comitiva de enviados del reino de Agfar llegó hasta las
puertas de la ciudad capital de Vinciter. Haciéndose entender solo por señas,
ya que desconocían el idioma local, lograron encontrar el sitio donde se
levantaba el Palacio Real. Una vez en su patio los detuvo un guardia que les
indicó que esperaran alli. Miraban todo con la avidez del viajero cuando se
detuvo a su lado un enano, contrahecho, patizambo y de enorme cabeza.
-Miren al monstruo- Dijo uno de ellos volteando la cabeza
para que el mencionado no los viera reírse.
-Debe ser el bufón del rey- Acotó otro
Como el enano permanecía a su lado el tercero se dirigió a
él.
-¿Que miras espanto, nunca viste gente normal?-
El enano, sin decir palabra, se alejó hacia el edificio del
palacio tan rápido como le permitían sus cortas piernas. Una vez fuera de su
vista el grupo estalló en una sonora carcajada justo cuando el guardia les hizo
señas de que entraran.
En el gran Salón del trono no salían de su asombro viendo
su magnificencia. Y al rey sentado en su trono junto a la reina y rodeado por
sus bravos caballeros. En una silla acorde a su tamaño, a la izquierda del rey,
estaba el enano.
-Miren- Dijo uno de los embajadores- Lo tiene a su lado
como un perrito faldero-
Hicieron una profunda reverencia y ordenaron a sus lacayos
abrir los cofres que revelaron una
profusa cantidad de joyas y telas desconocidas. Intentaron hablar pero nadie
les entendía. El rey hizo un gesto para que detuvieran su discurso y dijo.
-Ya se que no me entienden por eso los invito a decir su
mensaje al traductor y el me lo hará saber. Su nombre es Gaspar y sabe todas
las lenguas del mundo conocido-
Y extendiendo la mano hacia el enano dijo.
-El es Gaspar-
Los enviados adivinaron el gesto. Sobreponiéndose al miedo,
se dirigieron a Gaspar.
-Venimos en paz a traer de parte de nuestro Visir las más
preciosas joyas de nuestro reino para que sellemos una alianza económica y
cultural por el bien de nuestros pueblos-
Gaspar tradujo.
-Dicen que vienen a traerte una chucherias que no valen
nada con las quieren comprar el reino-
El rey, sin que se le notara ni una mueca de enojo dijo a
Gaspar.
-Diles que son muy amables, pero no estamos en venta-
Gaspar tradujo.
-Dice que pueden volverse a su reino con todas esas
baratijas-
-No podemos volvernos a nuestro reino sin dejarle estos
obsequios pues nuestro Visir se enfadará-
Gaspar tradujo.
-Dicen que igual los van a dejar para que lo vaya pensando
pues si no los acepta la próxima vez vendrán con soldados-
El rey, tratando de ser benévolo con los enviados, prefirió
hacerles solamente una advertencia.
-Diles que se retiren inmediatamente, si los llego a ver
una hora más por aquí perderé mi real paciencia y los haré colgar en medio del
patio del palacio-
Gaspar se tomó un largo e inquietante segundo para traducir
y luego habló.
-Dice el rey que está bien, que están invitados a recorrer
el palacio si lo desean-
FIN
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