Monday, July 31, 2017

Volviendo a Paris. El gran final!!!

Insistencia y juicio



El padre de Susan volvió a contactarse conmigo. Era evidente que la pista que lo situó en Francia se había diluido por algún lugar pues entonces no tendría sentido su insistencia y así lo confirmé.
-He leído en un suplemento de un diario que han expuesto cuadros suyos en Paris y presumo que han estado en contacto con mi hijo, ¿me equivoco?-
-Si, se equivoca- Conteste procurando no delatarme.
-Como se imaginará por este llamado, el dato que tenía no pudo ser corroborado, no era seguro que estuviera en París, o en otro lugar de Francia y temo haber estado perdiendo el tiempo pero me urge saber y no tengo a quien recurrir-
Iba a contestarle cualquier pavada pero el continuó hablando.
-Voy a revelarle algo, aunque mis abogados me lo han prohibido, pero el hecho es que estoy siendo investigado por algunas actividades no legales, los jueces están sobre mi como fieras al acecho y temo que iré preso en cualquier momento y aunque pudiera pagar la fianza no me dejaran salir del país ¿entiende por que estoy tan desesperado?-
-Si, lo entiendo, pero sigo sin poder ayudarle. Solo le puedo prometer hacer alguna averiguación por mi cuenta, nada más-
-Se lo estaré eternamente agradecido- Murmuró y cortó la comunicación.
De inmediato trate de ubicar a Susan, pero no estaba en París ni en su viñedo. Los empleados de ambos sitios me confirmaron que estaba de viaje con Pierre por el sur de Francia. El intento con el celular tampoco dio resultado de modo que solo pude dejarle un mensaje en su casilla.
Le comente la novedad a Alexia y dos días después llego ella con el diario. En la sección policial estaba la noticia de la detención del padre de Susan.
-Yo pensé que me estaba haciendo el verso- Le dije a mi amada.
-Lavado de dinero- Leyó Alexia- De eso se trataba-
Susan me llamó al día siguiente, se había olvidado el celular en Paris y recién se enteraba de mi mensaje anterior. Rápidamente la puse al tanto. Creí que iba a condolerse de la situación de su padre pero se mantuvo firme.
-Querida amiga, por un momento pensé, hace tiempo, que podría perdonarlo pero la verdad es que no quiero hacerlo. No pienso viajar allá de ninguna manera-
-¿Y tu madre?- Le pregunté.
-Ella estuvo siempre de acuerdo con él y lo único que le interesaba era el dinero, ahora que se arregle-
No le podía reprochar su actitud, yo había tenido similar experiencia y mi decisión también era inquebrantable.
La sorpresa fue que nos vimos involucradas en las investigaciones. Al encontrar facturas nuestras por los arreglos de la casa de la casa de Punta del Este y la de Las Lomas, nos llamaron del juzgado a declarar. Afortunadamente todos nuestros papeles estaban en regla aunque como por aquella época debíamos todavía utilizar los nombres de nacimiento debimos aclarar que éramos quienes éramos lo que complico un poco la audiencia ante el juez.
La situación me puso en la posibilidad de poner un abogado que nos representara y que con ese motivo pudo meter mano en el expediente. La tarde en que concurrió a nuestra oficina para decirnos que estábamos desligadas de la causa también me informó acerca el padre de Susan.
-El señor Fernández esta muy comprometido, no solo se trata de lavado de dinero sino que además esta implicado en asociación ilícita y tal vez hasta trafico de drogas, por de pronto se que el juez no le va a otorgar la libertad condicional, teme que advierta otros que están prófugos-
-Pero, en ese caso lo podrían utilizar como señuelo para atrapar a los otros- Comenté.
-Gabriela, me parece que ves muchas películas yanquis, ¿vos crees que Fernández va a ser tan estúpido como para ir corriendo a ver a sus cómplices?-
-¿Entonces?-
-Lo van a tener preso hasta el juicio oral y como marcha la justicia en la Argentina seguro que van a pasar varios años-
-¿Y la esposa, como se va a arreglar?-
-Le embargaron todo excepto la casa de Las Lomas por que la tenia como bien de familia, si es inteligente la puede desafectar y venderla y de ahí sacar unos cuantos dolares para vivir dignamente, además estoy seguro que debe tener plata escondida por algún lado pues lo abogados que representan al fulano son de los mas caros y están trabajando a full-
La novedad de nuestra exención de la causa me dejo tranquila pero apenas se fue nuestro abogado me comuniqué con Susan. Su respuesta no varió en nada respecto a la anterior, lo único que lamentó fue que nos viéramos involucradas.




Paris


El edificio que Pierre puso a nuestra disposición estaba ubicado sobre la Rue Rivoli, casi en las esquina con Boulevard de Sebastopol, salida al Pont au Change. Frente a la place de la Torre de Saint Jacques. Desde los pisos mas altos podíamos ver el Sena y detrás la Ile de la Cité. El edificio mas importante a nuestra derecha era el Louvre y a la izquierda la Place y el Hotel de Ville o sea el Ayuntamiento de la ciudad. 
Pero no quiero adelantarme demasiado, antes de llegar debimos pasar por tramites varios, en principio poner en venta nuestras casas para lo que exigimos a la inmobiliaria que, fuera como fuera, solo aceptábamos dólares. En la misma tesitura se colocaron Sabrina y Rocío para vender su departamento y el local de la peluquería. Beatriz y su pareja siguieron el ejemplo, tío Roberto y Catalina también.
No teníamos apuro por vender así que consideramos que eran condiciones inapelables. Lo único que nosotras conservamos fue el local de artículos de decoración que le dejamos a Fernanda y Silvana por un alquiler casi simbólico para ayudarlas a que se establecieran por su cuenta.
Una empresa de mudanzas se ocupó de todos los trastos que pensábamos llevar, su embalaje y clasificación, de manera que cuando nos dimos cuenta ya estaba todo organizado para ser enviado vía aérea. Era todo lo que poseíamos excepto los muebles que dejamos en cada propiedad como parte de la venta de las viviendas.
La sensación reinante en el aeropuerto de Ezeiza, esa mañana no era de tristeza. Todos estábamos de acuerdo en la decisión tomada y no había sentimientos de duda por lo que dejábamos atrás. Sabrina ya no tenía a sus padres fallecidos, Rocío había perdido a su madre y de su padre no deseaba saber mas nada. De los míos no quería tener ni la mas mínima noticia como se los había hecho saber, Alexia, al igual que Sabrina los había perdido para siempre, Beatriz, luego de aquel intento de sacarle el hijo por parte de sus padres era como si estuvieran muertos, de Paulina no sabíamos mucho pero evidente que no tenia ningún problema en irse, de Tío Roberto y Tía Catalina, ni hablar, ambos eran personas de mundo y un lugar era lo mismo que otro aunque Paris no era obviamente Buenos Aires y la tía tenia muchas amistades en la ciudad luz.
Pasamos en tropel por el control de Migraciones y debo confesar que recién me sentí tranquila cuando ya estábamos ubicadas en nuestros asientos. Adrián y Jonatan  miraban todo con la curiosidad de la niñez y de la primera vez que realizaban un viaje en avión. Durante el viaje hablamos poco, al parecer cada un iba sumido en sus propios pensamientos e inquietudes. No se trataba de un viaje de turismo, tenía toda la importancia de haber cortado todos los puentes con el pasado y a su vez de la esperanza por las vicisitudes de la nueva vida que nos esperaba.
Cuando el avión toco tierra en Orly aun era de noche. Esa hora en que comienza el día pero no se ha asomado el sol. Transitamos lentamente la manga de desembarco tratando de mantenernos unidos entre tanta gente. Luego de haber traspuesto los controles de migración y la revisada de equipaje sin novedad, al final de un pasillo pudimos ver a Pierre y Susan, esperándonos. Nos acompañaron a buscar el montón de valijas que llevábamos y luego salimos al estacionamiento cuando el aura del sol de la madrugada empezaba a iluminar el cielo.
Pierre, previsor como siempre había alquilado un pequeño ómnibus donde cabíamos con total comodidad, y nos llevó de inmediato a nuestro nuevo hogar. Las calles aun estaban vacías, la mayoría de los parisinos todavía no habían salido para sus trabajos y solo se veía a los empleados de la limpieza haciendo sus tareas.
Cuando se estacionó el vehículo frente al edificio quedamos boquiabiertos, era una hermosa construcción, con el frente ornamentado, color amarillo y grandes ventanales con balcones de hierro forjado, todo para nosotros. Cuatro pisos, un piso para cada pareja, hasta en ese detalle había pensado el marido de Susan.
La planta baja tenia dos enormes locales. Pierre nos aconsejo que serian ideales para que tío Roberto pusiera su restó y Beatriz con su pareja, la inmobiliaria.
-Ya tengo resuelto el tema del local de ustedes- Me dijo y agregó- También di una seña por otro local para la peluquería a una cuadra del de ustedes sobre los Campos Eliseos-
-No se como voy a pagarte todo lo que has hecho, pues no se trata solo del dinero del que quiero hablar esta noche, sino del tiempo que has invertido- Le contesté.
-No te preocupes, ahora a elegir el piso que va a ocupar cada uno-
Tío Roberto y tía Catalina se ubicaron en el primer piso, Sabrina y Rocío en el segundo, Beatriz y Paulina el tercero, Alexia y yo, en el cuarto. El edificio tenía un pequeño ascensor con rejas de hierro y una amplia escalera de mármol, las habitaciones de techos altos, pisos de parquet y carpintería de madera. Cada piso tenía cinco de ellas por lo que sobraba el espacio, además de una cocina, lavadero y tres baños.
-Lo que haría para decorar esta hermosura- Opino Alexia.
La tome del brazo y le dije al oído.
-Anda pensando por que creo que le voy a hacer una propuesta a Pierre-
Ella me miro sorprendida.
-¿No pensaras comprárselo?-
Mi sonrisa fue elocuente.
-Esta noche se lo voy a decir- Aclaré.
Una vez que nos pudimos acomodar provisoriamente trate de organizar al grupo para que realizáramos entre todos una cena en homenaje a nuestros amigos. Antes del encuentro los convoque para hacerles una propuesta.
-Mi idea es que nos quedemos en este edificio de manera permanente, para ello debemos cómpraselo a Pierre y la única manera que se me ocurre es que le propongamos hacerle el pago en cuanto vayamos vendiendo nuestras propiedades en Buenos Aires-
-¿Pero como sacaremos la plata de allá?- Pregunto Sabrina.
-Yo hice un arreglo con el abogado que nos representó en el juicio del padre de Susan, el tiene contactos con los cuales puede depositar todo el dinero en una cuenta en las Islas Caimán, de allí lo puede triangular a una cuenta en Suiza y después en un Banco de Francia. Nos podrán sacar un porcentaje por la venta pero del resto del dinero van a perder el rastro y como nosotros no vamos a regresar que nos echen los sabuesos-
-¿Es seguro?- Pregunto tío Roberto.
-Totalmente, una llamada mía y el se ocupará de todos. Si están de acuerdo, le voy a pedir a Pierre precio por este edificio y además que me pase todos los gastos en cuanto a las señas que dio por los locales. Si cubrimos el monto no hay más que decir-
El acuerdo fue total.




La cena de bienvenida


En el piso que ocuparon tío Roberto y Catalina realizamos esa misma noche la cena de agradecimiento a Susan y Pierre. Como recién nos estábamos instalando, dividimos las tareas. Tío Roberto y Catalina, como los anfitriones se dedicaron a buscar por todo el edificio manteles, platos, vasos y cubiertos. El hecho de que hubiera de todo era consecuencia de que Pierre tenía pensado alquilarlo con muebles y vajilla incluidos. Alexia y yo nos fuimos a una de esas clásicas ferias en la calle donde compramos todo lo que se nos ocurrió. Mi idea era hacer varios pollos con papas al horno, mi especialidad. Sabrina y Rocío fueron a comprar bebidas, Beatriz y Paulina ayudaron a Roberto a acomodar lo necesario, para lo que tuvieron que trasladar varias sillas de otro piso.
Finalmente nos reunimos y comencé ayudada por Alexia y Tía Catalina a pelar las papas y trozar los pollos. El resto terminó de preparar las mesas. Sabrina y Rocío se demoraron un poco pues, a pesar de mi consejo, habían salido sin un mapa de la ciudad y se perdieron lo que las demoró. Igualmente llegaron a tiempo cargadas con varias botellas de vino y gaseosas. Al parecer también tuvieron problemas con el idioma, pero uno de los dependientes del negocio era uruguayo y las ayudó.
Al llegar Susan y Pierre comenzamos a cenar. El grupo tan unido como siempre no parecía notar la diferencia de estar a miles de kilómetros de Buenos Aires. Lo único que nos hizo caer en la cuenta de dónde estábamos fue cuando, en la medianoche se encendieron las luces parpadeantes de la Torre Eiffel. En ese momento, mientras degustábamos los postres, duraznos en almíbar, fue que le hice a Pierre la propuesta que todos esperaban. La sorpresa en su cara fue mayúscula. Por un momento creí que le había alterado los planes que tenia con el edificio y que no iba a poder respondernos afirmativamente.
-Querida amiga- Dijo después de un segundo en que quedamos expectantes- Queridos amigos- Continuó- No se imaginan lo feliz que me hacen. Yo tuve en un momento la ilusión de que aceptaran este edificio para su vivienda permanente, claro que no puedo regalárselos, hice una fuerte inversión en él, pero pensaba hacerles la propuesta de que me lo fueran pagando como pudieran. Para no lucrar había decidido cobrarles el mismo monto que había pagado cuando lo compré. Por de pronto hagan lo siguiente, utilicen primero el dinero que puedan para decorarlo y amueblarlo a su gusto, desde ya pueden hacer de cuenta que es suyo y, de aquí a un año, comienzan a pagármelo, dejo a la discreción de ustedes como repartirán los pagos de cada ¿pareja, debo decir? Recuerden que deben instalar sus negocios, si tienen dinero ahora utilícenlo para eso, deben asegurarse sus ganancias, todavía no saben si habrá compradores para sus casas en Buenos Aires. Inviertan en negocios y guarden. De aquí a un año conversaremos de nuevo-
El brindis fue unánime.
-¡Por el futuro!- Exclamamos todos y todas como si nos hubiéramos puesto de acuerdo-




Organizando los negocios


Pierre y Susan andaban bastante ocupados con sus propios negocios y por ello no tenían tiempo de andar acompañándonos cada vez que necesitábamos algo. Salvo Tía Catalina, los demás solo farfullábamos algunas pocas e ininteligibles palabras en francés y resultaba difícil tratar con los parisinos en semejantes condiciones. Para salir del paso nos organizamos de la siguiente manera. Primero trataríamos de abrir cada uno de los locales para lo cual, por supuesto recayó en Alexia y en mí la tarea de decorarlos, lo que significaba lidiar con contratistas y proveedores. salvando el hecho de que aquí se cumplía al palabra empeñada en las fechas de entrega y las calidades de los materiales, nos costaba bastante hacernos entender por lo cual tía Catalina andaba detrás de nosotras oficiando de traductora y por las noches nos juntaba para darnos algunas clases de idioma.
Por las mañanas nos reuníamos durante el desayuno colectivo para definir los temas sobre la instalación de los locales, luego cada uno salía a su negocio a verificar los trabajos y su avance. Volvíamos a vernos al mediodía y continuábamos los trabajos por la tarde. Además de los negocios debíamos pensar en Adrián y Jonatan. En ese punto fue tía Catalina la que nos dio una gran mano pues, merced a su amistad con una profesora de modales como ella, pudimos presentarlos en un colegio del Barrio Latino, cerca de la Sorbona donde no tuvieron ningún inconveniente en aceptarlos a pesar de que, de entrada, dejamos bien expuestas nuestras condiciones de familia para que no surgieran dudas luego.
-Les va a costar mas por el idioma, pero son niños muy inteligentes y en poco tiempo estarán a la altura de sus compañeros- Nos auguró la directora después de hacerles un test a cada uno.
Como si toda ayuda fuera poca, Pierre puso a nuestra disposición dos vehículos con sus chóferes, para que no anduviéramos por la ciudad, dependiendo de buses y subtes y pudiéramos hacer nuestro trabajo más rápido.
Al cabo de un mes llego la primera noticia. La vivienda de tío Roberto estaba vendida y dos días después el dinero estaba en la cuenta común del Banco de Francia. Lo de abrir una cuenta común fue una de las decisiones que tomamos. La idea era juntar todo el dinero y hacer todos los pagos necesarios a Pierre y luego, entonces repartir lo que quedaba. Cuando ya estábamos por inaugurar los locales llego el dinero de las otras ventas. Estábamos por iniciar nuestra nueva vida de trabajo en Paris y simultáneamente se habían cortado los últimos lazos con América. El restó, la inmobiliaria, la peluquería y la casa de decoración estuvieron para inaugurarse simultáneamente pero debimos hacerlo en días diferentes para poder estar todos en los eventos.
En todos los negocios tratamos de realizar decoraciones económicas pero efectivas. Solo lo indispensable aunque con buen gusto. El otro tema fue contratar personal para lo que debieron ayudarnos inevitablemente Susan y Pierre al conocer ellos la idiosincrasia del asalariado parisino. En la peluquería tomaron a dos mujeres, una para hacer la limpieza y otra con conocimientos para ayudar a las chicas si tenían, como  esperaban, una buena cantidad de clientes. En la inmobiliaria solo tomaron a una mujer para atender el teléfono y tareas varias. En el restó, contrataron a un cocinero y dos mozas y en la casa de decoración tomamos a dos mujeres, decoradores ambas para atender el local, una para hacer la limpieza y otra para secretaría. Salvo el restó, los locales eran muy iluminados, con grandes ventanales hacia la calle y decorados con tonos claros, el local de tío Alberto era de carácter mas intimo, y contrariamente a los otros lo decoramos con antigüedades y colores mas subidos.
Cada dos días hicimos las inauguraciones y tuvimos la suerte de contar bastante público en todas ellas debido sobre todo a las amistades de Susan y Pierre por un lado y de Tía Catalina por el otro. Habíamos comenzado a trabajar y realmente ya no nos sentíamos solas en medio de esa ciudad que ya era casi nuestra. Pronto nos vimos rodeadas de una verdadera comunidad de amigos.




El edificio


Una vez que paso la locura de inaugurar los negocios nos dedicamos con ahínco a redecorar el edificio. En casa piso nos reuníamos con sus ocupantes y pasábamos varias horas tratando de definir lo que deseaban. Para evitar perdida de tiempo Alexia y yo instalamos provisoriamente un estudio en una de nuestras habitaciones, así, ella o yo, nos turnábamos para estar al pie de la obra y controlar los trabajos. El edificio era un verdadero caos con operarios entrando y saliendo todo el tiempo y nos llevo un mes vivir en medio de esa situación. Por otro lado, una vez que arreglamos todas las cuentas fuimos a ver a Pierre para hacerle efectivo el pago de la venta del inmueble y pagarle todo lo que le debíamos. De todas maneras aceptó solo una parte del monto total, diciéndonos que consideraba la deuda saldada y que no quería volver a hablar sobre el tema.
De común acuerdo también arreglamos los lugares de uso común y pintamos la fachada, hicimos revisar el ascensor y colocamos todos los sistemas de seguridad necesarios.
Por supuesto que continuamos con la costumbre de hacer una fiesta para festejar el termino de las obras y cuando ya estaban todos instalados la realizamos en el restó adonde llegaron invitados nuevamente los amigos de Susan y Pierre, las que comenzaban a ser clientas de la peluquería y del restó, nuestros socios en la casa de decoración, los fabricantes de muebles.
Todas las mujeres decidimos que no se podía perder la ocasión para vernos esplendidas así que nos compramos vestidos de fiesta, largos, brillantes, acompañados de zapatos taco aguja y nutrida bijouterie. Estábamos esplendidas aunque debo admitir que no éramos las únicas, como si las demás se hubieran puesto de acuerdo lucían como para una recepción en el Ritz.
No faltaron los galanes que pretendieron conquistarnos y debo reconocer que si otra hubiera sido nuestra situación me hubiera perdido en alguna cama con uno o varios de ellos. Pero amablemente se excusaban al saber como estaban conformadas las parejas de estas argentinas insólitas y se portaron como verdaderos caballeros. Tío Roberto no escatimó en el menú, aunque habíamos colaborado todos por igual en los gastos agregó algunas cosas por su cuenta como los excelentes vinos y otras delicias que, debido a mi total desconocimiento de la nouvelle cuisine, ni siquiera supe de que se trataban.
La fiesta continuó hasta que, con la llegada del alba, rápidamente se limpiaron las mesas y se sirvió el desayuno. A pesar de que muchos se habían excusado por que debían regresar a sus hogares no era poca la gente que se quedó y más silenciosos debido al cansancio, compartimos un espléndido desayuno con croissant, baguettes, mucha mermelada y grandes tazas de café con leche.
El agotamiento superó a los que quedaban y ya era la hora en que los parisinos salen a comprar el diario y las baguettes para el inicio del día domingo. Los asistentes a la fiesta que quedaban se fueron marchando de a poco y quedamos solo los anfitriones. Rocío propuso tomar unos mates con bizcochitos, ya que habíamos cargado con varios envases de yerba de Argentina pero no hubo mucho entusiasmo por seguir. Beatriz, Paulina, Tío Roberto y tía Catalina se fueron a dormir llevándose a Adrián y Jonatan que habían estado activos toda la noche paseando de mesa en mesa y ahora estaban profundamente dormidos en un sillón del local.
Alexia, Rocío, Sabrina y yo aun teníamos ganas de seguir despiertas, de modo que subimos a cambiarnos de ropa por algo más cómodo y salimos a la calle. Caminando despacio llegamos hasta el Sena, del que solo estábamos a dos cuadras. Luego tomamos por la ribera, siguiendo la amplia curva que hace el río hasta cruzar el Pont de Lenay  al Campo de Marte, al pie de la torre Eiffel. Aprovechando que la fila no era demasiado larga nos quedamos allí y después de una hora pudimos subir a los enormes ascensores que nos llevaron hasta el segundo nivel. Salimos al gigantesco balcón y mientras el aire fresco de la mañana nos despejaba los sentidos nos quedamos las cuatro en silencio contemplando la ciudad. Sabrina, que previsoramente había llevado una cámara fotográfica nos saco algunas fotos a nosotras y al hermoso panorama de la ciudad.
Ya estábamos por entrar al recinto cerrado cuando Sabrina se detuvo mirando hacia la ciudad y abriendo sus brazos, gritó con todas sus fuerzas.
-¡Aquí estamos, Paris, y hemos venido a conquistarte!-
-¡Si!- Exclamamos las demás y nos dimos cuenta que el resto del público nos miraba entre asombrado y risueño.
Luego, como si no hubiéramos comido nada hace mucho tiempo nos sentamos a deglutir unos hot dog con gaseosas. Alexia compró cuatro recuerdos de la torre, se quedo con uno y nos regaló las otras a cada una. Luego bajamos y regresamos caminando por la otra orilla hasta el Boulevard du Palais y atravesamos la Ile de la Cite, pasando por el frente de Notre Dame. Eran las diez de la mañana y recién nos fuimos a dormir.
La promesa

Era la hora en que comenzaba a bajar el Sol cuando Alexia me despertó. Yo le contestaba vagamente pues todavía no me había repuesto de la noche anterior, pero vi que ella estaba vestida y arreglada. Como yo continuaba dando vueltas en la cama me sacó la colcha y me insistió en que me levantara.
Haciendo un esfuerzo me erguí y tanteando la robe de chambre fui a darme una lavada de cara para despejarme. Me había preparado la ropa, un vestido mini, ajustado, color dorado, zapatos con poco taco, animal print y hasta había escogido una cartera también dorada haciendo juego con el vestido. Cuando la observé con atención me di cuenta que su ropa era similar pero en plateado. Me puse el vestido, sin corpiño, por lo que mis senos asomaban inquietantes por el escote y me calce los zapatos. Me peine y salí tras ella sin saber adonde me quería llevar. En el ascensor me dio un beso en la boca que me puso en orbita, estaba tan contenta que supuse que debía tener una buena razón para levantarme. Salimos a la calle, debo decir que nuestro atuendo era bastante llamativo pero a esa altura ya me sentía como una reina y caminábamos del brazo sin importarnos las miradas tanto masculinas como femeninas.
Tomamos por la Quai de la Megisserie y su continuación por la Quai del Louvre hasta llegar al Pont de las Arts. Comenzamos a cruzar el puente pero Alexia se detuvo en la mitad. Yo la miraba sin entender todavía cual era su propósito pero me quedo claro cuando sacó de su cartera un candado de bronce. Aquí debo contar lo que sucede en el Pont de las Arts, las parejas y también otros que no lo son han tomado como costumbre enganchar un candado en la baranda metálica del puente y cerrándolo con llave arrojan ésta al río para asegurarse, algunos el retorno a Paris u otros para la consolidación del amor. Esa era la intención de Alexia.
Abrió el candado y lo puso en el alambre tejido de la baranda, luego me invito a que, juntas, lo cerráramos, una vez que lo hicimos, tomó una de las llaves y me dio la otra.
-Mi amor, estoy en el lugar mas hermoso del mundo, el que siempre quise conocer y con la persona que amo por sobre todas las cosas, ¿nos ira bien en los negocios? Quien lo sabe, pero de algo estoy segura, de que jamás dejare de estar a tu lado y en esta ciudad, por eso me conseguí este candado. Nuestro candado. Arrojemos las llaves al río y sellemos para siempre esta relación-
Me tomó de la cintura y me dio otro apasionado beso.
-¿Ahora?- Preguntó
-¡Ahora!- Grite.
Y arrojamos las llaves que desaparecieron rápidamente para juntarse con otras tantas llaves y muchos sueños.
El sol comenzaba a bajar. El cielo se tornaba amarillento. Apoyadas en la baranda teníamos a nuestro frente a la Ile de la Cité y el río divido en dos brazos de agua mansa surcados por bateaus de turistas y pequeñas barcazas, en las orillas la gente comenzaba a levantar los manteles donde había dispuesto la merienda del picnic junto al Sena. Unos caminaban lentamente, otros estaban parados observando el atardecer o los ancianos edificios, a nuestro alrededor se escuchaba una Babel de idiomas, turistas, estudiantes, grupos de personas mayores. Desde un bateau nos saludaban como si todos nos conocieran y nosotras respondíamos con besos arrojados al aire. Mi mano izquierda y la derecha de Alexia estaban todavía sujetando nuestro candado y ambas se sostenían entre sí. Las luces de la ciudad comenzaban a encenderse y las farolas de la Place de la Concorde parecían estrellas a baja altura.
Un nudo persistente se fue alojando en mi garganta. Quería hablar, decir algo importante en semejante momento pero no me acudían las palabras o estas no salían debido a  la emoción. Y comencé a llorar. Lloraba sin vergüenza mientras el rimel me corría por las mejillas y Alexia me observaba, sonriendo, hasta que ella también se largó a llorar y su rimel también se derretía y nos mirábamos y nuestro llanto se mezclaba con risas al vernos hechas unos espantajos con la cara manchada.
Nos limpiamos mutuamente. De pronto fue como si todo el bullicio a nuestro alrededor se hubiera detenido. Éramos nosotras, las dos, y el Sena y las luces de Paris y nada más.
-Bueno, aquí estamos- Dijo Alexia a falta de algo más original.
Me reí, la tome de la mano y comenzamos a transitar el puente hacia el Quai del Louvre. Unos metros mas adelante cruzamos los brazos para asirnos de las cinturas y seguimos estrechamente unidas.
-Je t´aime- Dijo ella.
-Moi aussi- Dije yo.
A lo lejos, la torre Eiffel era un carnaval de luces amarillas.



Fin.




Saturday, July 29, 2017

"Volviendo a Paris" Capitulos 11, 12, 13, 14 y 15

Documentos


Antes de que lo imagináramos llegó la Ley de Identidad de género. Todos los avatares que había sufrido la promulgación del Matrimonio igualitario nos hacían creer que esta nueva ley sería resistida por los retrógrados de siempre con los imbeciles argumentos de siempre. Pero casi no hubo tal cosa. De pronto supimos que podíamos acceder al Documento con nuestra identidad autopercibida sin necesidad de pasar por operaciones traumáticas y peligrosas ni tratamientos sicológicos
De todas maneras, ya sea por la sorpresa o por que considerábamos que el gobierno hacia esto solo para pasar por progresista en medio de una situación que ya comenzaba a volverse intolerante, con controles impositivos asfixiantes, corrupción, inflación ocultada bajo la alfombra, rasgos de autoritarismo y manipulación de los medios de comunicación y de los jóvenes, fue que ni siquiera nos asociamos a los festejos.
Llegó la hora de aprovechar lo poco bueno que tiene este gobierno, nos dijimos y fuimos en tropel a solicitar nuestros nuevos documentos.
El tramite fue bastante sencillo, pues supongo que ciertas actitudes retrogradas de algunos jueces con respecto al matrimonio igualitario que provocaron varias protestas, hicieron que los empleados del Registro Civil nos atendieran con la debida prontitud y eficiencia.
Cuando tuve el documento en mis manos aún me parecía mentira. Rocío, Sabrina, Alexia, nuestras empleadas Fernanda y Silvana los recibimos casi en el mismo día por lo que propuse una reunión en casa para festejar y tratar de olvidar los malos momentos pasados.
Estuvo presente toda la tribu y a pesar del intento no se pudo deslindar aquello que sucediera. La conversación viró por varios temas pero siempre se volvía a lo mismo. Tío Roberto fue el que encendió la mecha de la idea de emigrar.
-Pero tío, ya sabes que en todas partes te podes encontrar algún loco que nos detesta-
-Tal vez, pero no se trata solamente del homofobia, es la inseguridad general, claro que en todas partes hay locos pero en algunos lugares civilizados al menos saben que tienen castigo, aquí todos son impunes y están concientes de ello por eso hacen lo que quieren-
No tuve argumentos para rebatir los suyos y comprendí que tenía razón. Esta era la consecuencia de la dictadura, la peor consecuencia, la de los muertos por la inseguridad que no tienen derechos humanos que los cobijen mientras los delincuentes gozan de todos los privilegios por que el gobierno y la justicia no quieren caer en la represión. Me quede en silencio el resto del tiempo y cuando todos se marcharon Alexia me pregunto que me pasaba.
-Supongo que estoy empezando a creer que hay que irse el país- Le conteste y se me quedó mirándome sin saber que agregar.




Y dimos el sí


Apenas obtuvimos los nuevos documentos comenzamos los trámites de casamiento. En medio de lo que parecía una incipiente ola de matrimonios igualitarios nosotras éramos como unas moscas blancas ya que era la primera vez que dos travestís se casaban entre sí, y más llamativo aun que fueran dos parejas dispuestas a hacerlo.
Aunque hubiéramos deseado casarnos el mismo día nos dieron turnos en fechas diferentes, siendo Sabrina y Rocío las que lo harían primero. Como era de esperar volvimos a invadir el Registro Civil con nuestras galas, elegantes vestidos, polleras tubo, tacos aguja y las infaltables capelinas. En la vereda éramos un imán para los curiosos que pasaban esbozando una sonrisa, que no supe apreciar si era de simpatía o de burla. De todas maneras no les dimos mayor importancia.
Esta vez era una mujer la encargada de casar a las chicas y demostró mayor amplitud mental. Explicó con todo detalle los pormenores de la ceremonia a las contrayentes y se mostró afable con todas nosotras, parecía evidente que, a pesar de su inexperiencia en este tipo de situaciones trataba de hacernos sentir cómodas a todas y todos. Frente a ella Sabrina y Rocío hicieron sus votos de amor y en el final de la ceremonia no tuvo mejor idea que decir
-Y ahora pueden besarse las novias-
Lo que provocó una risa generalizada.
Las chicas se besaron largamente mientras sostenían al pequeño Jonatan una de cada mano. Al advertirlo la jueza opino que debían lo antes posible regularizar la situación del pequeño que por ahora figuraba solo como hijo de Sabrina para que en más fuera legalmente hijo de las dos. Agradecieron esa preocupación por parte de la funcionaria y de inmediato le preguntaron como debían iniciar los tramites lo cual les explicó debidamente.
A pesar de que estaba programada una gran fiesta para cuando, una semana después, nos casáramos Alexia y yo, nuestras amigas nos invitaron a todos a una reunión en su salón de peluquería y allí partimos, siempre dispuestas cuando hay festejo.
En medio de la reunión Sabrina recibió un llamado, era de la directora de un Jardín de Infantes con el que habían hablado para confirmarles que recibiría a Jonatan. Cuando lo supo Rocío ambas se abrazaron y lagrimearon de felicidad. Después supe que la mujer había abierto ese lugar como un refugio para niños en situación de ser discriminados por la causa que fuera.
-¿Y no será como un getto?- Les pregunté.
-No, por que según sabemos es un sitio donde los preparan en sus primeros años para enfrentar el mundo de allá afuera, de todas maneras no estamos seguras de lo que haremos mas adelante, ya ves lo que le sucedió a Adrián-
¿Qué haremos mas adelante? La pregunta resonó en mis oídos pero no quise preguntarles, me imaginaba la respuesta.
Una semana después Alexia y yo nos enfrentábamos a la experiencia del matrimonio. Resultaba extraño pues si bien lo hacíamos para dejar en orden toda nuestra situación legal en cuanto a herencias y la asuncion de todos los derechos que nos interesaban como, por ejemplo, poder estar al lado una de la otra en caso de internacion, la realidad es que habíamos decidido seguir cada una viviendo en su casa. No figuraba en nuestros planes tener hijos y nos sentíamos cómodas en esa situación.
Otra jueza, pero de modales mas hoscos. Se mantuvo seria mientras duró todo el trámite, aunque, como lo comprobé después, tenia miedo de exteriorizar sus verdaderos sentimientos. Una vez que dimos el sí, no dijo palabra pero con un gesto de sus brazos abierto nos invito a besarnos. Luego, cuando todas estábamos mas relajadas y dispuesta a partir se acerco sigilosamente nos abrazó a ambas y musito.
-Que sean muy felices-
La fiesta fue en mi casa haciéndonos recordar cuantas reuniones habíamos tenido antes por matrimonios reales o virtuales o para festejar tantas cosas que habían pasado. Mientras estábamos acomodándonos prendí la computadora y conecte el Skipe. Del otro lado, en la pantalla apareció la dulce cara de Susan y por fondo las repisas de su biblioteca y a un costado las luces de Paris asomando por la puerta balcón totalmente abierta.
-¡Las felicito a todas!- Grito exultante luego llamó a Pierre que se asomo por un costado de la pantalla y nos hizo el gesto del pulgar hacia arriba, luego se acercó al micrófono y dijo.
-¡Era hora que se casaran! Y les voy a contar una novedad, Nosotros también nos vamos a casar, en España, como tengo una propiedad en Madrid no nos han hecho problemas, vamos aprovechar antes que Rajoy nos quite ese derecho-
El gesto de felicidad de Susan era perceptible. Creo que hasta derramó una lágrima, luego abrió su boca en una hermosa sonrisa y nos tiró un beso por la pantalla.
-¿Cuándo vienen por acá?- Preguntó.
Y yo pensé que probablemente antes de lo imaginado.
La fiesta continuó, comimos y bailamos hasta el amanecer y, como otras veces, el grupo más allegado se quedó en el patio, tomando mate con medialunas. Tío Roberto, tía Catalina, Beatriz, Paulina, Sabrina, Rocío, Alexia y yo, sentadas donde nos había ganado el cansancio, mientras que Jonatan y Adrián estaban profundamente dormidos en los sillones del living.
Alexia se colgó de mi cuello y mientras yo acariciaba su mano recordaba las increíbles vueltas de la vida en los últimos años, desde aquella vez en que a Rocío se le ocurrió tratar de ser más culta. Lo que un gesto al parecer pequeño se había convertido en una imparable bola de nieve.
La exposición en París.


Alexia entró en la oficina como si la persiguiera el demonio, llego hasta mi escritorio y mostrándome la pantalla del celular me dijo casi a los gritos
-¡Confirmado! Se hace la exposición en París, quieren veinte obras de cada una, va a ser en el Jeu de Pauné, frente a la Place de la Concorde-
En ese momento fui conciente de que se estaba abriendo una nueva puerta en nuestras vidas, algo con lo que siempre había soñado y me pregunte si esta oportunidad era algo enviado por el caprichoso destino.
Nos pusimos de inmediato en comunicación con el señor Reverte y comenzamos a coordinar los detalles. Para nuestra tranquilidad solo debíamos preocuparnos por enviarle las obras y él se haría cargo de todo el traslado, teniendo en cuenta que algunas de las vendidas iban a ser solicitadas en préstamos a sus dueños, y por nuestro viaje a la Ciudad Luz.
Esa misma noche nos abocamos a la tarea de elegir las obras, para que el señor Reverte estuviera al tanto de lo que íbamos a mandar les sacamos fotos y las enviamos por mail para ver si él o su curadora estaban de acuerdo. La resolución fue rápida, a vuelta de mail nos contestó que aceptaban todas. Con respecto al viaje pudimos sortear las dificultades que impone el gobierno acerca de la compra de dólares pues contábamos con bastante cantidad y un amigo nos hizo el favor de proveernos algunos euros.
Era mediodía cuando el avión partió de Buenos Aires, la despedida nos la habían hecho la noche anterior en casa de tío Roberto, de manera que andábamos las dos solitas por Ezeiza cargando nuestras maletas llenas de ropa. Pasamos el check in sin inconvenientes pero la cola para migraciones era bastante extensa. Los nuevos controles la hacían más lenta  ya que ahora nos sacaban fotos y huellas dactilares lo que me hizo sentir como una delincuente a punto de fugar.
Presentamos los nuevos documentos y pasaportes al empleado que nos miró detenidamente. Ahora no había motivo de dudas en cuanto a la identidad, pero descubrimos que el hombre era un viejo conocido
-¿Así que cambiando de aire?- y después de mostrar todos sus dientes en una amplia sonrisa agregó - A vos hacia tiempo que no te veía por acá, a tu amiga es la primera vez-
-¿Cómo me reconociste?- Pregunté
-Quien puede olvidarte una vez que te vió- Y largó una carcajada.
-¿Volves?- Me pregunto cuando ya habíamos traspuesto el control.
-Tal vez- le conteste echándole un beso.
El viaje fue tranquilo, vimos algunas películas y cada tanto nos levantamos a estirar las piernas, en otro momento estuvimos entretenidas cuando un par de galanes nos quisieron echar sus redes a lo que contestábamos con sonrisas y palabras evasivas.
Llegamos al aeropuerto de Orly y debimos manejarnos por nuestra cuenta pues Susan y Pierre no estaban en se momento en la ciudad sino en su casa de la Provence atendiendo sus viñedos, de manera que tómanos el subte de Orly a Anthony donde hicimos combinación con la línea B hasta Denfert Rochereau y pasamos a la línea 4 hasta Saint Germain des Pres, luego al salir a la superficie tuve que esperar a Alexia que se había quedado estática, como hipnotizada, viendo la calle y preguntándose como era posible que estuviera allí, algo en lo que la entendí perfectamente.
Caminamos por la Rue Bonaparte hasta la Rue Jacob donde estaba el hotel que habíamos reservado, el d´Angleterre, en el 44 de la Rue Jacob, nada importante salvo que Hemingway estuvo alojado allí. Nos atendieron como si fuéramos dos celebridades y luego supimos que se debía a que Monsieur Michael Pornoy, el agregado cultural, al saber donde estaríamos alojadas, había dejado instrucciones precisas en cuanto a la manera en que debíamos ser tratadas.
Impacientes por ver el sitio de la exposición dejamos las valijas en la habitación y salimos. Tomamos el subte en Mabillon, y, haciendo combinación en Sevres Babylóne viajamos hasta la estación Concorde. En cuanto llegamos nos recibió Charles, el curador local que nos llevo a la sala que compartiríamos, en otras dos salas anexas estarían expuestas obras de un pintor colombiano, en una y de una escultora brasileña en la otra. Conocimos a los demás artistas que estaban ayudando a acomodar sus obras y nos dirigimos a la sala donde  se exhibirían las nuestras, recién llegadas y aun sin desembalar por lo que nos pusimos, nosotras también, a proceder a su distribución siguiendo el consejo del curador.
Fue una hermosa tarde matizada por uno vasos de vino y algunos bocadillos que compartimos entre todos y cuando ya caía la noche estaba todo preparado para la muestra aunque no se abriría hasta dos días después.
Esos dos días los aprovechamos visitando algunos lugares de interés, así que como ya conocía algo de la ciudad llevé a Alexia por cuanto lugar pude, mientras ella lloraba de emoción a cada rato y frente a cada edificio importante de la ciudad. Además tocaba con sus dedos todo lo que tenia cerca como tratando de asegurarse que era verdad lo que estaba viviendo.
Estábamos sentadas a una de las mesas del café George V en la vereda de los Campos Eliseos cuando ella comenzó a observar con atención un cartel en la vereda opuesta. Al principio no le di importancia pero comenzó a interesarme cuando, habiendo terminado el café, se paró y me dijo que quería verlo de cerca. Cruzamos y se detuvo frente a un local vacío con cartel de alquiler. Sin siquiera aclararme cual era su intención tomó nota de numero telefónico y allí fue que le pregunté que le pasaba.
-Mira que local hermoso ideal para poner un negocio de venta de artículos varios de decoración- Me dijo, dejando ver su intención.
-¿Estas loca? Debe valer una fortuna- Contesté.
-Si no preguntamos, no sabemos- Exclamo y sacó su celular para llamar a la inmobiliaria.
La cifra era un disparate, pero le dije que no dijera ni que si, ni que no, algo había en su resolución que me estaba abriendo la mente y decidí tener algunas charlas con otras personas para definir lo que me estaba pasando por la cabeza.
El día de apertura de la muestra llegaron Susan y Pierre de su refugio en la Provence, entre cuadro y bocadillo del vernisage me llevé a un sitio apartado a Pierre, luego de pedirle permiso s Susan y decidí interrogarlo acerca de lo que pensaba. Le pedí que me diera una idea sobre el monto del alquiler y además que posibilidades había de comprar un buen piso para Alexia y para mi. Pierre se sorprendió gratamente y prometió hacer algunas averiguaciones.
La exposición duraba diez días, e íbamos todos ellos a ver como continuaba. Parecía tener bastante público e incluso muchas ofertas por los trabajos de ambas y de nuestros colegas. El resto del día paseábamos por Paris y fuimos un par de veces a la casa de nuestros amigos a cenar. En una de esas reuniones Pierre, me informo lo que sabía, que el precio del alquiler estaba bastante por debajo de la normalidad por lo que era una buena oportunidad y otra cosa que hizo fue investigar como andaba el tema de la venta de artículos de decoración.
-Siempre hay buen mercado para eso- Me dijo y luego me entregó tres tarjetas, dos de fabricantes de muebles y una de accesorios varios para que nos contactáramos con ellos y ver como se podía armar el negocio.
Sin decirle nada por anticipado a Alexia le pedí a Pierre que diera una seña por el alquiler y tratar de mantener la reserva, que le pagaría aunque no se realizara la operación, pero que necesitaba tiempo para conversar con otras personas. Además de eso arrastre a mi pareja a ver a los fabricantes de muebles y las conversaciones con ellos fueron fructíferas, resulto que deseaban hacer pie en el centro de la ciudad pero no tenían local por lo que también era una buena oportunidad para ellos.
Cuando Alexia tomó conciencia de hacia donde me estaba disparando no lo podía creer, lo único que manifestó fue que si nos instalábamos en Paris no podría ver a Adrián tan seguido.
-Esa es la parte que vamos a resolver a nuestro regreso- Le aseguré y la deje mirándome sin poder comprender todavía.
Regresamos a Buenos Aires con una importante ganancia que para no tener que declarar dejamos al cuidado de Susan y Pierre en una cuenta bancaria. Al otro día de nuestra llegada convoque a una reunión de toda la tribu.




Haciendo grandes planes

Durante el largo viaje de regreso estuve definiendo los argumentos que esgrimiría para lo que estaba pensando. Era una jugada importante, la más grande de la vida de todos los miembros del grupo. Las opiniones que les había escuchado a varios de ellos me animaban a hacerlo aunque no estaba segura si solo eran declaraciones de la boca para afuera. De algo estaba segura, la situación en el país se estaba volviendo insostenible, ya estaba harta de vivir en una republica bananera y podía suponer, en base a mi profundo conocimiento de la historia política de nuestro país que nada iba a cambiar o que todo sería peor. El gobierno supuestamente progresista se estaba convirtiendo en una versión remixada del viejo totalitarismo neo fascista de lo que fuera el gobierno del viejo líder, Perón, y los políticos de la oposición navegaban mares neblinosos sin acertar ni por casualidad con la dirección del timón. Si había algo que dominaba mi conciencia era que no iba a quedarme a vivir en una nueva Venezuela.
Las leyes de matrimonio igualitario y de identidad de genero eran logros impensables con otros gobiernos pero a mi no me alcanzaban, me servían, pero al mismo tiempo sabía que habían sido dictadas solo por una cuestión de imagen.
Todo esto maduraba en mi mente mientras por la ventanilla de avión solo se veía la oscuridad absoluta y alguna que otra estrella fugaz. Alexia, a mi lado, estaba sumida en sus propios pensamientos y juraría que eran los mismos que los míos.
Al llegar, lo primero que hice fue convocar a una reunión de todo el grupo.
Ese día, Sabrina, Rocío, Jonatan, Adrián, Beatriz, Paulina, tío Roberto, tía Catalina, Alexia y yo estábamos sentados alrededor de la extensa mesa del comedor de mi casa. Servimos los acostumbrados mates con bizcochitos y comenzamos a hablar de cualquier tema, sobe todo Alexia y yo debimos contar como nos había ido en la exposición y toda nuestra experiencia en Francia.
-No voy a esperar más para hacerles saber el motivo de esta reunión- dije parándome de mi silla y comenzando a caminar alrededor de la mesa.
Todos los ojos se posaron en mí y se hizo un silencio expectante.
-El motivo es hacerles una pregunta, una sola pregunta, que esta basada en muchas cosas que les he venido escuchando en los últimos tiempos-
Abrieron los ojos tratando de adivinar que les iba a decir.
-La pregunta es…¿están dispuestos realmente a irse del país?-
El silencio se hizo más notorio. Hasta los niños parecieron entender la importancia del tema.
-¿Y bien?- Insistí ante a falta de respuesta.
-Yo si- dijo Tío Roberto- Y Catalina también- Agregó.
-Por supuesto que yo también- Dijo Alexia- Pero  ya sabes cual es mi problema-
-Eso solo lo puede resolver Beatriz- Contesté mirando a la madre de Adrián a los ojos.
-Yo si, dijo Paulina-
Beatriz le tomó la mano y contestó.
-Supongo que iríamos todos al mismo sitio- Manifestó.
-Obviamente- Contesté
Rocío y Sabrina permanecían en silencio.
-¿Ustedes?- Les pregunté.
-Y, cuesta… - Dijo Sabrina.
-¿Qué? Estamos en condiciones perfectas de irnos, ya no hay nada de importancia que dejemos atrás- Insistí.
-El trabajo, por ejemplo- Dijo Rocío.
-Querida, Alexia y yo vamos a comenzar de nuevo, en el pasado salimos de la nada y aquí estamos ¿Qué nos impide rehacernos en otro sitio?-
-Nosotras también comenzaremos de nuevo, seguro que nos ira mejor que aquí, donde las compras y ventas de inmuebles esta cada día peor- Manifestó Paulina.
-¿Y donde sería ese sitio maravilloso?- Preguntó Sabrina.
-¡Paris, mujer, Paris! ¿Qué otro lugar imaginaste?-
-Bien, entonces, de acuerdo, vayamos a Paris- Afirmó Sabrina tomando bajo su brazo a la dulce Rocío.
-¡Aplaudo la decisión!- Exclamo Tío Roberto- Yo abriré un restó-
-¿Nosotras podremos abrir una peluquería?- Preguntó Rocío.
-¿Y nosotras una inmobiliaria?- Agregó Beatriz.
-Queridas amigas, esto que voy a decirles ahora lo había dejado para último momento pues deseaba que tomaran su decisión en base a sus genuinos sentimientos. Estando en Paris tuve largas conversaciones con Pierre, el marido de Susan, le pedí un informe de la situación en que estaríamos si quisiéramos vivir de nuestros trabajos, abrir nuestros negocios y conseguir vivienda. Ayer me contesto en un extenso mail a todas mis preguntas. Por de pronto tenemos alojamiento asegurado en un edificio de su propiedad hasta que decidamos por la vivienda definitiva, luego nos acompañará a todos a ver locales y organizarnos, solo bastaba este si convencido que me han dado. El próximo paso es escribirle a Pierre  y comenzar los contactos. Los que no tienen pasaporte vayan haciendo el tramite, tenemos una reserva suficiente de dinero para el viaje de todos, el gobierno no podrá decirnos que hacer y que se metan sus controles en el culo. Tomen todo lo que quieran llevar, tendremos alquilado un avión de Federal Express para enviarlo a Paris. Queridos amigos, ¡el futuro es nuestro!
Alexia abrió una botella de champagne y brindamos por la nueva vida. Esa noche comencé a organizar todo con Susan y Pierre.





Una conversación


Alexia revolvía con insistencia la cuchara en su pocillo de café y siendo que la conozco bien supe que estaba pensando algo.
-¿Preocupada?- Le pregunté.
-No exactamente. Lo que pasa es que me puse a divagar y pasaron algunas cosas por mi cabeza-
-¿Cuáles?-
-Pienso en las chicas, las que no tiene las oportunidades que tenemos nosotras, las que no tienen mas remedio que andar por la calle prostituyéndose, poniendo en riesgo su vida, por los hijos de puta que andan por ahí, por la policía, por los implantes de mala calidad o las inyecciones de aceite de maquina, por el SIDA,  por el abandono de parte de sus familiares y por que no tienen adonde refugiarse. Claro que nosotras hemos pasado por situaciones horribles, pero siempre hemos tenido suerte, no dependemos de nuestras, bah! de las familias si es que podemos llamar familias a las personas con quienes hemos debido tratar a la fuerza y acordarme de todo eso me produce mucha pena, por que al fin y al cabo son como nuestras hermanas-
¿Qué podía decir antes esos argumentos?, yo misma muchas veces me había sentido igual de impotente, solo pude ayudar a alguna que otra, muy pocas, un grano de arena en el desierto, pero también debí aceptar que la situación no va a cambiar por una ley o dos, el cambio de mentalidad debe ser muy grande y a estas alturas solo creo que un milagro podría lograrlo.
-Somos afortunadas- Continuo diciendo Alexia- Y si bien eso me produce una gran alegría también me genera sentimientos contrapuestos. Nosotras podemos huir, escapar de esta realidad, a otra que todavía no conocemos bien pero que nos genera esperanzas. Pero ¿te das cuenta lo que es despertarte cada mañana y saber que estas obligada a una rutina que quizás acabe solo con la muerte?-
-No podemos hacer otra cosa, tal vez parezca egoísta pero la situación es así, lamentablemente- Dije sin pensar un mejor argumento.
-La vida promedio de una travesti es de treinta y cinco años. ¿Te das cuenta, lo que debe ser saber que no llegaras a la plenitud de la edad?- Insistía Alexia, al borde de las lagrimas.
-No puedo imaginarlo, ni siquiera me lo planteaba cuando con Susan andábamos las dos iniciándonos en esta vida y no por que fuéramos superiores, tal vez por que, como se dieron las cosas ni siquiera tuvimos tiempo para pensar en ello. Reconozco que soy afortunada pero no me siento capaz de poder hacer por las chicas más de lo que hice-
-Lo que yo siento es que nosotras tal vez debemos mucho de nuestra situación a la lucha de una gran cantidad de travestis que se jugaron el pellejo, cuando tenían todo por perder-
-En eso tenes razón, pero no voy a aceptar la idea de que estoy huyendo por que huir es mas fácil, solo estoy yendo por un camino que años atrás era impensable incluso para mi. Todas esas travestis están para siempre en mi corazón pero también se que no me quiero quedar en el país y no es solo por la homofobia, es por que necesito otro aire, por que aquí me estoy ahogando-
Alexia me miró, una lágrima de cada ojo le corría por las mejillas. Tomó un pañuelo y se las secó. Tomó de un sorbo el café y abrazándome dijo
-Y yo voy contigo aunque sea al fin del mundo-


Friday, July 28, 2017

"Volver a Paris" Capitulos 6, 7, 8, 9 y 10

Una llamada


Fernanda entró a mi oficina para avisarme que tenia una llamada de un señor que no se había identificado. Tomé el teléfono temiendo que se tratara de alguna mala noticia e inmediatamente reconocí la voz del padre de Susan.
Por un momento me tranquilicé pensando que era por algún nuevo trabajo de decoración pero no me duro mucho ese estado de ánimo al escucharlo.
-He realizado algunas investigaciones y se que mi hijo y usted han estudiado en la misma escuela y para la misma época, por lo que deduzco que realmente se conocieron y no me lo ha querido decir-
-Así es, usted lo deduce pero es una conclusión suya. Yo no tengo ni idea de quien es su hijo- Contesté con la voz mas tranquila y firme que pude.
-De todas maneras no la llamo para reprochárselo, lo que quiero decirle es que ya lo he ubicado, esta en Francia viviendo como una mujer-
Tuve que hacer un esfuerzo para no parecer interesada y solo dije:
-Me alegro por usted, espero que si lo va a buscar tenga la mente abierta para aceptarlo tal como es y recuerde que si, como usted dice tiene mi edad ya es una persona adulta para saber que es lo que quiere-
-Por eso la llamo, por que quiero entenderlo. Esta haciendo su vida, es cierto, pero no me resisto a perderlo-
-Es muy sencillo- Dije- Tiene que aceptar que no es un anormal, ni un pervertido, ni un enfermo. Que es una persona que ha comprendido cual es la vida que quiere como tantos otros, como yo, como mi socia Alexia. Si usted nos ha aceptado para que fuéramos sus decoradoras debe hacer lo mismo con él-
-Intentare hablarle y después la tendré al corriente, es probable que deba seguir pidiéndole consejo- Dijo y cortó.
Mi cara debió reflejar el estado de ánimo en que quedé pues cuando entró Alexia inmediatamente me preguntó que me sucedía. Le conté la conversación y juntas decidimos que debíamos avisarle a Susan de inmediato la novedad.
Conecte el Skipe y la llamé. Estaba en su casa de París atendiendo algunos clientes de Pierre por lo que le aclare que tenía un motivo urgente para molestarla. Se trasladó al dormitorio con su notebook y la puse al corriente de todo.
-¿Sabes?- Me dijo- Antes pensaba que no los quería ver nunca más pero creo que finalmente debo enfrentarlos de una vez por todas, como vos hiciste con tus padres, así que teneme al tanto y te agradezco inmensamente tu ayuda-
Corté pero a pesar de todo no me quedé tranquila. Sinceramente temía por ella y eso me dio motivo para pensar en tío Roberto y lo que le había sucedido.
-¿Será que no podemos vivir tranquilas?- Le dije a Alexia.





La vida tiene esas cosas


Ocurre que a veces se piensa que las cosas ya no pueden estar peor y sin embargo empeoran aun más. Claro que hay situaciones en la vida que son inevitables pero la muerte es algo que nunca llegamos a aceptar. Una mañana nos enteramos que había fallecido la mamá de Sabrina, la pobre vieja murió en paz mientras dormía pero el impacto entre nosotras fue terrible. No había habido ningún síntoma que supusiera una enfermedad, la vieja se mantenía muy activa para su edad y era todo un ejemplo para las más jóvenes por su permanente buen humor y su disposición para ayudar a su hija natural y  su hija postiza.
Fue el cortejo mas triste que había visto en mi vida. El silencio reinante era el índice mas adecuado para expresar lo que todas y todos sentíamos. El velatorio ni siquiera fue el marco para intercambiar chismes y comer sándwiches de miga. Todas llorábamos, nos calmábamos y volvíamos a llorar. Abrazos persistentes con Sabrina y Rocío y el pequeño Jonatan que tal vez no alcanzara a entender la magnitud de la tragedia pero que era evidente que asumía que algo grave estaba pasando y se mantuvo callado y quieto toda la noche.
Creí que no iba a poder soportar el momento en que el cajón fuera cerrado o cuando fuera colocado en la fosa, instantes claves en los que se adquiere conciencia de que no se va a ver mas a la persona amada. Me mantuve junto a las chicas solo por que consideraba un deber ineludible darles animo pero mis piernas se aflojaban y no se aun como me mantuve parada sobre ellas.
No faltó nadie, ocioso sería enumerar a quienes estuvieron. Éramos una marea de abrazos y dientes apretados. Sabrina y Rocio eran las principales afectadas pero todas las demás sentíamos esa muerte como algo propio. El regreso a la casa de las chicas fue igualmente silencioso. Como un pacto ya previsto solo nos quedamos acompañándolas Alexia y yo. El resto se fue después de dar las últimas condolencias, pensando, con razón, que era el círculo mas intimo el que debía estar con ellas.
Una vez en la casa estuvimos tomando mate y tratando de apaciguar la pena. Después de un rato Sabrina, que estaba totalmente encerrada en si misma se levantó de golpe y dijo:
-Es hora de que sigamos trabajando-
Rocío la miró y levantándose también salio tras ella.
-Nos vamos al salón- Dijo y nos dejo solas con el mate y la sorpresa de tamaña decisión. Aunque creo que fue lo mejor que podían hacer.





La maldad viene en frasco chico


Alexia llegó con cara de preocupación una mañana al estudio e inmediatamente me di cuenta de que pasaba algo malo. Me lo contó en pocas palabras, unos compañeros habían agredido a Adrián en el colegio debido a que se habían enterado de que ahora tenia dos madres y por añadidura se mostró orgulloso de tal situación. Afortunadamente no había sido nada grave pues al ser de contextura robusta se había defendido con eficacia pero lo peor era que fue amonestado a pesar de ser la victima en lo que supuse un rasgo de homofobia por parte de la maestra o el director del colegio.
Mientras estaba tratando de calmar a Alexia recibí una llamada de Beatriz que estaba desencajada, totalmente fuera de si y puteando. El motivo era que necesitaba consejo y pensaba que alguna de nosotras podía ayudar. Le dije que concurriera al INADI, pero esgrimió un argumento de peso. Que sucedería mientras tanto con Adrián, pues no podría seguir yendo al colegio en esas condiciones. Alexia pensaba, con razón, que una intervención suya complicaría aun mas las cosas por lo que lo único que se me ocurrió fue que lo sacara del colegio, que lo prepararíamos nostras mismas hasta que consiguiera otro o eventualmente pudiera dar exámenes libres y después resolver el año próximo.
Beatriz estuvo de acuerdo. Pero una frase suya me quedó resonando en los oídos.
-Muchas leyes, muchas leyes, pero todo sigue igual, deberíamos irnos del país-
Primero tío Roberto, ahora Beatriz, era como una llamada insistente. No le dije nada a Alexia pero algo comenzó a hacerme ruido en el cerebro.
Lo más importante fue que Adrián emergió ileso mentalmente hablando. El hecho no lo había atemorizado ni había cambiado su aceptación de las realidades de sus padres, es más, diría que hasta se habían fortalecido. Tuve una larga charla con él esa tarde con la intención oculta de averiguar como seguía pensado y pude confirmar que estaba muy maduro para su edad, algo que ya sabíamos pero que nunca había sido puesto a prueba de esa manera.
El director del colegio se escandalizó cuando Beatriz le notifico que sacaba al niño de su colegio y quiso hablar con ella pero le aconsejé que lo hiciera en un terreno neutral por lo que le contestó que si deseaba decirle algo lo hiciera en nuestro estudio. Esperaba que no aceptara la invitación pero lo hizo. Cuando llegó lo estábamos esperando Beatriz, Paulina y yo que me presenté como tía del niño. El hombre estaba molesto por la situación, era evidente que no quería que trascendiera que en su escuela hubieran sucedido actos de discriminación y homofobia pero no pudo garantizar que no volvieran a suceder.
-El problema es que estos chicos ya traen esas ideas de sus casas- Argumentó, lo cual es cierto pero no pudo decir más que eso y debió aceptar lo inevitable.
Además lamentaba la partida de Adrián pues era uno de los alumnos más brillantes y estaba entrenando para las Olimpiadas de Matemáticas representando al colegio. Se fue con las manos vacías. El siguiente paso fue decirle a Adrián que Alexia y yo nos encargaríamos de su educación el resto del año y le gustó la idea a tal punto que no hubo que obligarlo a que cumpliera el horario que le habíamos indicado y se esforzó por estudiar.





La exposición


Antes de que lo imagináramos recibimos un llamado de la curadora asistente del señor Reverte, el dueño de la galería de arte. El motivo era que deseaba ver lo realizado para organizar una muestra. La citamos de inmediato en casa de Alexia, nuestro común atelier y llego puntualmente. En cierta manera nos hacia acordar a la secretaria de tía Catalina, aunque era mucho mas bella, vestía de igual manera, traje sastre, pero de color negro y camisa blanca con volados en el cuello y zapatos stiletto negros, el cabello rubio caía sobre sus hombros con delicadeza y su maquillaje era el adecuado, ni mucho, ni poco.
Sus modales eran acordes a su aspecto, solemne, no decía mas palabras que las necesarias y observaba cuanto le mostráramos con la afectación de quienes creen que poseen un secreto que los hace mas importantes. Traté de no caer en su juego de pretender agradarle siendo condescendiente con ella, me limite a dispersar mis dibujos por la mesa de trabajo, así como Alexia había colocado sus cuadros uno al lado del otro contra las paredes. Miró todo una y otra vez, luego de casi media hora en que lo único que hizo además de su trabajo fue tomar una taza de café, escogió sin siquiera preguntarnos nuestra opinión diez cuadros de Alexia y quince dibujos míos.
-Este, este y este- Decía y agregó- Los cuadros deben estar enmarcados y los dibujos también o con un vidrio por delante. Pónganles nombres, si no lo tienen y luego deben enviármelos en un plazo de diez días para que los registre y los ponga en catalogo-
Asentimos casi contagiadas de su silencio y ni bien traspuso la puerta explotamos de alegría saltando y bailando como enloquecidas.
El día de apertura de la exposición estaba todo el mundo, por un momento había quedado de lado, aunque no olvidadas, las penurias pasadas. El señor Reverte nos había prometido una duración de diez días en las principales salas de su galería, todo dependiendo de la rapidez con que se vendieran las obras, algo que nosotras no esperábamos con tanto optimismo como él, pero el hombre tiene sus contactos y logró que varios compradores habituales de su obras, dueños de colecciones privadas se acercaran al vernisagge y regresaran luego con ofertas tal vez no importantes pero halagüeñas. Como además hicimos correr la noticia entre nuestros clientes, antiguos y actuales, los salones estuvieron llenos hasta altas horas de la noche y por ese lado hubo también promesas de compras y la intención de ver otras obras aparte de las expuestas.
Después del vino y los bocaditos de la inauguración nos fuimos a casa. Estábamos exhaustas y emocionadas, cuando comenzamos con esta diversión de pintar y dibujar jamás nos imaginábamos que podía tener tanta repercusión.
Cuando terminó el tiempo asignado estaba todo vendido, de manera que el señor Reverte nos sugirió que hiciéramos una reunión en el atelier ya que él tenia las salas comprometidas. Inmediatamente nos pusimos a organizar el evento, para lo que arreglamos el desorden habitual en la sala que nos servia de sitio de trabajo y dos semanas después unas cincuenta personas se dieron cita en la casa de Alexia. No todos compraron, ni se llevaron todo lo que teníamos, pero en medio de la reunión apareció un individuo que trataba de hacerse entender en un español con acento francés.
-Señoritas- Dijo- Soy el agregado cultural de la Embajada francesa en Buenos Aires y siempre ando a la búsqueda de nuevos talentos para exponer en París, les puedo prometer una galería para dentro de seis u ocho meses, veo que han agotado cuanto hicieron pero tendrán tiempo suficiente, con todo su talento de poder hacer mas  creaciones-
Tras lo cual nos entregó una tarjeta y haciendo una solemne reverencia se marchó.
Alexia y yo no lo podíamos creer. Yo me sentía exultante, no se si por exhibir en Paris o por la idea de volver al sitio que, olvidando aquel hecho que cambio mi vida y la de Susan, era el que mas amo en este mundo. Alexia compartía mi amor por la ciudad luz y si era posible ese viaje podría, por fin, no solo conocerla sino que nuestras mentes febriles ya imaginaban un viaje por Europa, teniendo una buena excusa, y alejarnos un poco de la amarga realidad. Además de que podría ser nuestra segunda luna de miel.





Le toca a Jonatan


Cuando atendí el teléfono esa tarde me encontré con la voz de Rocío sumida en un llanto incontenible. El motivo era bastante desagradable. La directora del Jardín de Infantes las había conminado a sacar a Jonatan debido a que no quería tener problemas con el resto de los padres ya que además de la identidad de las madres el niño era portador de HIV. Lo que no estaba claro era la manera en que se habían enterado ya que no lo habían manifestado al inscribirlo pues estaba debidamente controlado por retrovirales.
El hecho era que sufríamos de nuevo por la homofobia latente en la sociedad y nos sentíamos absolutamente desprotegidas a pesar de que parecía haber un cambio de mentalidad en la sociedad lo que era evidente solo de la boca para afuera y para no quedar mal con los tiempos que corren.
Trate como pude, calmar a Rocío y le dije que lo mejor era sacarlo y buscar otro sitio. Que era inútil combatir contra los molinos de viento, que seguramente encontrarían donde ubicarlo. Mis palabras no surtieron demasiado efecto por que el dolor acumulado era muy grande pero al menos se calmó un poco y me pidió si podía pasar por casa pues necesitaba desahogarse. Por supuesto que le dije que si y al cabo de una hora estaban las dos tocando el timbre y con el pequeño.
Adrián, apenas se entró del asunto, pues estaba estudiando en casa, se puso a jugar con Jonatan.
-Pobre- Dijo- Todavía no entiende lo que pasa pero va a sufrir mucho cuando sea más grande- Y se lo llevo de la mano al cuarto donde tenía algunos de sus juguetes.
Tuve a las chicas toda la tarde en casa, llorando un poco, puteando otro tanto y con breves ratos de calma y aceptación. Finalmente se fueron un poco mas tranquilas con el consuelo de la decisión de buscar otro Jardín.
-¿Pasará esto en otro país?- Se preguntaban.
Yo les dije que si, que muy probablemente, pero me quedé pensando.