Saturday, October 15, 2022

MI AMIGA MITSUKO 7ma parte de Mi aventura en Tokio


 

    

Capítulo I

 Después de los diez días que pasamos en Las grutas regresamos renovadas. Y resultó muy bueno pues todas teníamos bastante trabajo por hacer. Keiko retomó el mando de la empresa familiar que el señor Yamura había estado dirigiendo mientras tanto y tras lo cual iba a tomarse sus propias vacaciones. A Marga la esperaba ansiosamente el arquitecto Castaño ya que tenía unos cuantos presupuestos que realizar y estaba entusiasmado con algunos trabajos en Uruguay donde la economía anda mucho mejor que en la Argentina.

Y yo, por mi lado retomé la novela donde la había dejado, justo a tiempo, pues al día siguiente de llegar, recibí un mail de mi editor preguntándome si había pensado en algo nuevo. Lo que no sabía era que ya tenía casi terminado el manuscrito y se sorprendió cuando se lo envié pocas horas después tras la última revisación. Mi novela era casi como un 1984, pero del sexo y sobre todo de las reglas matrimoniales en un futuro donde todo estaba regido por el estado omnipresente. (Si, no es necesario que comenten nada. A esta altura ya no hay nada nuevo que inventar y encima la realidad es mas imaginativa que los escritores).

Mientras revisaba mis mails atrasados después del descanso veraniego me encontré con el de una desconocida galería de arte de la ciudad de Buenos Aires. En él se me invitaba a enviar por correo electrónico muestras de mis obras que considerara mejores para participar de una muestra grupal. En verdad me sorprendió, porque nadie, fuera de mis amigos más cercanos tiene idea que pinto, además de escribir. Por lo tanto, les contesté que no era mi intención presentar cuadro alguno y creí que el tema iba a quedar terminado allí, pero volvieron a insistir. Entonces decidí hacer lo más lógico. Averigüé la dirección de la Galería y en lugar de mandar imágenes de mis cuadros por mail les llevé mi book de fotos en papel y de paso saber si no me estaban tomando el pelo.

La recepcionista me reconoció de inmediato porque mi cara aparece en las contratapas de mis libros y ante ella expuse la razón de mi visita. Sin más dilación dijo que debía ver a Madame Signoret, la directora. Y luego de un llamado me invitó a sentarme en una sala contigua pues me iba a atender sin demora.

Se abrió una puerta en el lateral opuesto por donde había entrado y se asomó otra joven que me preguntó si yo era Alexia Montes y ante mi afirmación me hizo pasar a la oficina siguiente, que era la suya, y luego me introdujo a otro despacho, mucho más amplio, en donde, ¡al fin! , me esperaba la dueña del lugar.

La mujer se levantó de su asiento y se dirigió a mi estrechándome la mano. Su manera de moverse, la presión de sus dedos sobre los míos y todo en ella revelaba que, a pesar de ser una bellísima mujer, sus gestos parecían varoniles. A cualquier mujer inexperta la hubiera intimidado, pero no a mí, que tengo muchas batallas en mi haber. No demostré la más mínima impresión y me senté aún antes de que me invitara a hacerlo. Quedamos frente a frente, y esperando sus palabras.

-Bien, veo que decidió venir a conocernos en persona y me alegro por ello. Los mails son muy fríos, hasta para entablar una relación comercial-

-También son factibles de ser falsos- Respondí.

-Muy cierto. Pero bueno, aquí está y por lo que veo trajo imágenes de su obra- Manifestó mirando el álbum de fotografías que tenía sobre mis piernas.

-Si, pero antes de abrirlo quisiera saber cómo llegó a ustedes información de que me dedico a la pintura ya que solo lo hago por entretenimiento-

-Es lógico. Tal vez debí hacer que mis empleadas le explicaran eso también por mail. Es muy sencillo. Soy amiga del arquitecto Castaño y él me hizo el comentario-

-Es sorprendente, pero a pesar de que he tenido una relación de profesional y cliente ya que hizo reformas en mi casa y luego otros trabajos y tenemos una amistad no recuerdo que haya visto alguna vez mis cuadros-

-Él no, pero su hija sí. Y quedo muy impresionada-

-¡Ah! Ya caigo. Es cierto, alguna vez le mostré a ella y sus amigas algunas de las cosas que pinto, pero en verdad son absolutamente intrascendentes-

-¿Eso piensa de su obra? Usted es una escritora talentosa y no creo para nada que sea modesta en su propia apreciación de su literatura. Usted es una mujer alfa-

-No voy a rebatir la opinión que usted quiera tener de mí, pero hasta donde sé le interesan mis cuadros y para eso vine- Dije tomando mi álbum y poniéndolo sobre el escritorio.

-Bien. Veamos- Dijo ella. Y mientras observaba las fotos yo la observaba a ella.

“Sos una lesbiana inconfundible y te gusta hacer sentir tu autoridad. Ni me imagino como te debe gustar someter a las mujeres con las que te acostas y hasta estoy sintiendo que lo de invitarme a presentar mis cuadros es solo una excusa para conocerme” Pensaba yo mientras ella seguía mirando mis cuadros.

En realidad, era una mujer que podía volver locos a ambos sexos. Alta, de largo y abundante cabello castaño, ojos verdes, con un cuerpo que daban ganas de morder por todos sus montes y valles y vestida como una ejecutiva de pollera tubo negra hasta la rodilla con un tajo insinuante a un costado, camisa blanca, abierta hasta donde la decencia lo permite. Ella sabía que yo la miraba. Sabía que era una dominante, pero no contaba con mi determinación de no dejarla ir más allá.

-¿Podría contar con el número 24, el 33, el 55 y el 68 para la exposición?- Me preguntó devolviéndome el álbum.

Miré cuales eran y asentí.

-Si, pero le aclaro que no tienen marco-

-No importa, yo se los haré poner-

-¿Y para cuando los quiere?-

-Para la semana próxima, digamos…el martes ¿está bien?-

-Si, los traeré personalmente-

-Y quisiera hacerle una pregunta. ¿Está dispuesta a venderlos?-

-No- Respondí.

-¿Por qué? Cualquier artista se moriría de ganas de exponer aquí y de comenzar su forma de vivir de la pintura-

-En primer lugar, son mis hijos, son únicos y ya vivo con suficiencia de la literatura. Ahora…que, si eso no es rentable para usted porque pensaba hacer negocio con mis pinturas, lo lamento. Dejamos todo como está y quedamos amigas-

Le contesté de esa manera porque quería desafiarla. Le quería hacer sentir que no era como las jovencitas que trabajaban para ella. La muy astuta se dio cuenta que no soy hueso fácil de roer y tras un primer gesto de sorpresa esbozó una leve sonrisa.

-Le voy a ser sincera- Dijo, mientras yo pensaba que era hora de que lo fuera. Y continuó.

-Muchas de mis clientas son lesbianas. Muchas la admiran a usted. Por eso me entusiasmé cuando el arquitecto Castaño me habló de sus cuadros. Tenga la seguridad que se los comprarían sin chistar el precio. Pero bueno, respeto su posición. Expongámoslo y luego usted decide-

-Bien. De acuerdo. El martes estoy por aquí- Respondí y le tendí la mano. Esta vez no me tomó de sorpresa y se la apreté con decisión. Ella sonrió.

-Creo que vamos a tener una sociedad fructífera. Elegí esos cuadros, pero hay muchos otros que también están buenos. Usted tiene mucho talento-

Me despedí y salí de la galería. Una vez que estuve en la calle no pude menos que reírme para mis adentros mientras caminaba hacia mi auto. La muy maldita me quiso levantar, pensé. Pero no estaba dispuesta a darle el gusto.

Esa tarde tuve una conversación telefónica con el arquitecto Castaño.

-Fui a llevar muestras de mis cuadros a la galería de la señora Signoret- Le conté.

-¿Llegaron a un acuerdo?-

-Se podría decir que si, por ahora. Pero debió avisarme para ir mas prevenida-

-Tiene usted razón. Olvidé hacerlo-

Y nuestra conversación quedó así. No quería ponerme dura con Castaño, al fin y al cabo, había obrado con inocencia.

A la noche relaté todo lo sucedido a mis novias. Ambas se rieron de mis expresiones porque les conté la situación como si me hubiera encontrado con Cruella Devil en persona.

Como si no bastara con las novedades al otro día encontré dos mails mas con noticias. Uno era de la señora del centro cultural que me preguntaba si había tomado una decisión acerca de hacer un recital con mi órgano y el otro era, nada más y nada menos que del Estudio Wit anunciándome que ya estaban organizando la presentación del animé basado en mi novela sobre Mei y Yuzu.

Lo del recital no me preocupaba demasiado porque había estado practicando y me sentía mas segura. De todas maneras, no le respondí de inmediato. En cuanto a lo del Estudio era evidente que ya tenía que ir pensando en un viaje a Japón. Lo que más me molestaba era que muy probablemente tendría que hacerlo sola ya que tanto Marga como Keiko estaban muy ocupadas y no podía distraerlas de sus trabajos al poco tiempo de haber vuelto de vacaciones. Tendría que tomar decisiones importantes.

Pero, claro, no debía hacerlo sola y por ello fue tema de conversación en la cena del día. Ambas se mostraron comprensivas con mi preocupación y tampoco se ahorraron de hacer chistes.

-No te preocupes ya nos arreglaremos solas- Dijeron riéndose.

-Eso es lo que me temo- Les respondí.

Y quedó todo arreglado, aunque todavía no tenia fecha del viaje. Tal vez era buen momento para hacer el recital de órgano, de modo que le escribí a la señora del centro cultural y le dije que podríamos fijar una fecha. Era bueno hacer algo diferente.

 Capítulo II

 En tanto esperaba la respuesta del Centro Cultural llevé los cuadros a la galería. Mirando atentamente los que había elegido la señora Signoret pensé que si hubiera hecho yo la elección no hubiera optado por esos. No eran los que más me gustaban, pero ya sabemos que eso sucede con todas las obras artísticas de cualquier especialidad, una vez que están expuestas a la mirada del otro dejan de ser de tu exclusiva pertenencia.

Llegué a la galería y busqué un estacionamiento en los alrededores. Luego tomé mis cuadros que había embalado en un solo paquete y que, afortunadamente no eran piezas grandes y caminé hacia el local. Me recibió la misma recepcionista de la vez anterior que, con una enorme sonrisa, me indicó que debía esperar en la sala. Luego apareció otra bella mujer que de inmediato me hizo pasar, tras un breve recorrido por un pasillo al taller donde los cuadros eran acondicionados para su exposición y, sobre todo, en el caso de los míos, para colocarle un marco. En el taller estaban trabajando otras dos mujeres. Vaya, pensé, aquí parece que el cupo femenino se llevó al extremo.

Entregué los cuadros a la mujer que me había conducido al recinto y ella, luego de observarlos, me hizo un recibo por ellos además de sacarles una foto a cada uno y enviármelas por Whats App para constatar el estado en que se los dejaba.

-No se preocupe. Están en buenas manos- Me dijo.

Yo no podía dejar de observa a las tres mujeres. Si tengo que atenerme al aspecto y los modales de la señora Signoret podría pensar que esta galería era un antro de lesbianas comandadas por un ama dominante. Me causó gracia llegar a esa conclusión.

Dejé mis obras de arte y salí por donde había llegado, pero cuando estaba por trasponer la recepción me detuve y le pregunté a la recepcionista si podía ver las obras que tenía a la vista la galería. Ella, muy amable, me invitó a pasar a las salas de exposición. Eran tres, de bastante amplitud, con cuadros colgados en todas las paredes, de manera ordenada, a la misma altura para poder ser mejor observadas. No noté ninguna tendencia ni estilo que predominara. Todo el conjunto era bastante ecléctico y si bien había un par de autores conocidos del resto no tenia idea de quienes eran, lo que parecía indicar que se trataba de una galería abierta a los nuevos pintores, eso me satisfizo ya que, por lo general los galeristas van detrás de los nombres que venden y no de los principiantes porque no son redituables.

Al salir de la galería dos señoras que pasaban me reconocieron y se detuvieron para pedirme un autógrafo. Una de ellas tenía uno de mis libros y la otra me dio su agenda para que le firme. Esta situación había comenzado a repetirse cada vez mas a menudo. Durante mucho tiempo tuve que presentarme, yo misma como escritora en cada sitio que iba pues nadie imaginaba que era la autora de tal o cual novela. Pero, sobre todo desde mi incursión en los temas de las historias lésbicas, del lenguaje inclusivo y el feminismo mi popularidad iba en aumento y, lo que era más llamativo, entre el sexo femenino lo que me daba la pauta de que las feministas radicales son como los miembros del Partido Comunista, muy pocos, pero haciendo ruido. Nada mas que ruido.

De regreso a casa encontré en mi correo un mail de la secretaria del Centro Cultural ofreciéndome tres fechas para que yo elija la que me quedaba mejor para el recital. Revisé mi agenda y decidí una. De inmediato le contesté. Y luego me dirigí a mi estudio a seguir practicando pues no tenia la más mínima intención de hacer el ridículo. En realidad, estaba haciendo esto para mi propia satisfacción pues pensaba que solo tendría unos pocos oyentes ya que lamentablemente estos centros culturales, a pesar de su mejor intención, no convocan multitudes ni mucho menos.

El día del recital me levanté temprano para hacer una última repasada de los temas que iba a tocar. Mi repertorio es bastante disímil porque elijo lo que me gusta y luego decanto por lo que puedo tocar ya que lo hago solo de oído. Además, tengo en mi haber varias improvisaciones que, con el tiempo, fui anotando para crear alguna melodía aceptable.

Afortunadamente el sitio del recital era bastante cerca y la hora temprana. No tenía ganas de andar de noche cargando mi instrumento. Fuimos Marga, Keiko y yo en la misma camioneta que usamos para ir a Las Grutas. Tener un auto pequeño me ahorraba de usarlo cuando debía llevar algo mas que un pasajero.

En un rato estuvimos en el Centro Cultural. Estacionamos en la puerta y bajamos del vehículo, yo con mi órgano en su estuche. El Centro estaba ubicado en una casa antigua de esas con una sala detrás de la otra y puertas a una galería común, altos techos y carpintería de madera. Entramos por una puerta de rejas al jardín del frente donde nos recibió una mujer muy elegantemente vestida que se presentó como Dora, la presidenta del Centro.

Primero me invitó a llevar mi instrumento al fonde de la construcción donde habían erigido un teatro, pequeño pero suficiente como para unas cien personas, lo que deduje de contar las sillas que estaban dispuestas. Luego nos guio por todo el sitio. Nos mostró el taller de artes plásticas, las oficinas, un aula para cursos varios, un modesto, pero bien equipado consultorio y un saloncito de exposiciones de obras artísticas. El lugar, pintado con vivos colores era muy agradable a la vista. El último lugar donde nos llevó fue una barra de bebidas donde nos sentamos a tomar algo refrescante mientras esperábamos la hora.

Luego me di una vuelta por donde estaba mi órgano y lo probé. Yo suelo usar pilas para alimentarlo pues ya había tenido la mala experiencia de haber estropeado otro similar con una sobrecarga eléctrica. Toqué varias teclas y todo anduvo bien. Acomodé la silla donde me sentaría, mire el salón vacío y me pregunté cuánta gente podía venir a pesar de haber visto en la entrada un cartel anunciando mi presencia.

Al acercarse la hora comenzó a llegar el público. Lo clásico en estos casos, los conocidos que fueron corriendo de boca en boca la noticia. En las primeras filas estaban el arquitecto Castaño, su esposa y su hija Adela, también Paula y Emilia con sus padres, algunas otras chicas del grupo de Adela, el señor Yamura y su esposa, mi editor y por supuesto mis novias. Marga había llevado su cámara con la intención de filmar todo el evento ya que además de guardarlo para nuestro recuerdo, tenía intención de subirlo a You Tube junto con el resto de mis videos e informarles a nuestras amigas de Japón para que lo vean.

Pero luego, para mi sorpresa, el teatro se fue llenando con gente desconocida, al punto que las sillas no alcanzaron y varias personas tuvieron que quedarse de pie.

Subí al escenario por un lateral y el aplauso que recibí me conmovió. Saludé con una gran reverencia, les agradecí que estuvieran ahí y comencé a tocar. Todo fue perfecto. El silencio respetuoso se mantuvo todo el tiempo. Toque temas como El cóndor pasa, Somewhere over the rainbow, Lambada, Un mundo maravilloso, Jerusalema, Levan Polka, parte de la Quinta sinfonía, La Pantera Rosa, Para Elisa, Según pasan los años y otras. Cada fin de un tema era aplaudido con énfasis. Luego, después de advertir al público que lo que seguía era de mi autoría empecé a desgranas algunas melodías. El silencio pareció hacerse mas intenso aún. Y el aplauso final me dejo asombrada. Tuve que hacer un par de bises y finalmente saludé con otra reverencia y bajé del escenario.

Se me acercaron una gran cantidad de personas. Todas me felicitaban. Algunas señoras lagrimeaban todavía, según me confesaron, por mis propios temas. Yo no podía creer que podía haber generado tal cosa. Marga se me acercó y me dijo

-Todo perfecto. La filmación también. Esta noche lo subo a You Tube-

Keiko me tomó del brazo y me lo apretó en señal de felicidad. Después de sacarme selfis con tanta gente que perdí la cuenta, la presidenta nos invitó a un lunch en el sitio donde estaba la barra de bebidas. La gente se fue marchando, parecía contenta y yo lo estaba también.

-Como usted sabe hemos cobrado una modesta entrada para el evento y debo reconocer que hemos recaudado mucho mas de lo que pensábamos, por lo tanto, quisiera ofrecerle algo por su trabajo- Me dijo la presidenta.

-Ni lo sueñe. Lo hice por puro placer y no fue nunca mi intención cobrar por ello y le digo desde ya que sea otro recital, una muestra de mis pinturas o alguna charla de literatura o una reunión de micrófono abierto a quienes quieran leer algo en lo que yo pueda ayudarles estaré a su disposición-

-Cuento con ello- Respondió antes de ponerse un sándwich de miga en la boca.

A la noche Marga subió el video a You Tube en mi canal de música. Luego fue enviando mensajes de Whats App a todas las chicas del otro lado del mundo para avisarles. Las respuestas llegaron rápidamente. Todas iban a verlo. Y también las felicitaciones fueron llegando.

Yo recién lo miré cuando ya estaba subido. La filmación de Marga me pareció excelente. El sonido estaba bueno y la imagen fue siempre clara. En ocasiones hacia un paneo por el público para que se viera la trascendencia del hecho y luego se concentraba en mí con planos generales medios planos y acercamientos. Un trabajo profesional. La felicité repetidamente por ello. En cuanto a mi propia actuación detecté algunas teclas tocadas fuera de tiempo y alguna equivocada, pero podía decir, siendo mi primera experiencia en público que todo estaba casi perfecto.

Como ninguna de las tres teníamos ganas de hacer la cena nos fuimos a Cherie a comer algo y al regreso festejamos el suceso de mi recital de la manera que acostumbramos a festejar. En la cama.

Al otro día me llamó mi editor. Pocas veces se mostró tan efusivo como en ésta. No paraba de hablar elogiando mi última obra. Casi no pude poner una frase completa entre toda su chachara, pero al fin logre decirle que me alegraba mucho y que si era tan bueno el libro que se ponga a trabajar en editarlo lo más pronto posible.

-¡Esto va a volver locos a los japoneses!- Dijo en un momento.

Y ahí me di cuenta que ya me estaba adelantando que iba a pasárselo a mi editor en la tierra del Sol naciente, lo que implicaría otro viaje a las antípodas. Lo único que deseaba era que coincidiera con el viaje que tuviera que hacer para la presentación del animé del Estudio Wit.

Y mi vida volvió a convertirse en una calesita desbocada. Todo eran nuevos planes. A la presentación del anime se agregó que mis amigas de Japón querían que cuando fuera podría dar un concierto en Tokio, todavía estaba pendiente la apertura de la galería donde estarían expuestos mis cuadros, y ahora la posible presentación de mi último libro. Ya me estaba cansando de solo pensarlo.


Capítulo III

Finalmente llegó el día de inauguración de la exposición de cuadros. Y hacia allí fuimos las tres. Porque, tal vez, nos pareció gracioso fuimos vestidas igual, aunque de diferente color. Nuestros vestidos eran largos y sumamente ajustados con ruedo desparejo y un tajo al costado que dejaba ver parte de la pierna, breteles muy finos y el escote mostrando algo, pero no todo. El de Keiko era rojo, el mío azul y el de Marga negro. Los acompañamos con zapatos stilettos de taco aguja del mismo color del vestido y unos estuches mínimos, solo para el celular y los documentos, también haciendo juego. Estábamos hechas unas diosas y, si como había dicho la señora Signoret, el sitio iba a estar poblado de lesbianas, nuestra intención era no pasar desapercibidas, solo por hacernos ver nada mas. No para participar de una orgia.

Fuimos en mi auto que dejé en un estacionamiento. Y de allí caminamos media cuadra hasta la Galería. En cuanto entramos sucedió lo que imagináramos. Varios, unos cuantos, pares de ojos se posaron en nosotras. Eran tanto masculinos como femeninos y nosotras haciendo como que no nos dábamos cuenta de la atención que recibíamos saludamos con sonrisas a todo el mundo.

Tras ese primer momento se acercó, rauda, a nosotras la dueña de la Galería. La mujer estaba vestida con un conjunto de pantalón y una campera liviana de látex negro, botas del mismo color y tal como dejaba ver debajo de la camperita solo había un corpiño también negro. Era toda una escultura. Marga y Keiko se quedaron mudas al verla.

-¡Bienvenida, señora Alexia!- Dijo en voz alta, como para que todo el mundo supiera que estaba contenta de tenerme allí.

Extendí mi mano saludando, pero ella se acercó y me dio un beso en cada mejilla, pero, por suerte para que mis novias no se pusieran celosas, las saludó de igual manera. Ellas se miraban entre sí y me miraban a mí todavía asombradas.

Luego del efusivo saludo la señora nos condujo a donde estaba expuestos mis cuadros. La sala era la mas grande del local y tenia todas las paredes cubiertas de pinturas. Conté treinta. Las mías tenían marcos de color azul que no opacaban la obra, sino que lo resaltaban. Me agradó el resultado.

Signoret se acercó a la pared y señalando los cuadros dijo.

-Ya tuvieron varias ofertas de compras sus pinturas. Respetaré su decisión, pero yo que usted lo pensaría un poco. Ya es famosa como escritora, también puede serlo como pintora-

-Lo pensaré- Dije, más con el ánimo de sacármela de encima que con la verdadera intención de rever mi idea.

Ella se alejó a saludar a otras personas que llegaban. En ese momento comencé a observar a mi alrededor tratando de estudiar el ambiente. Marga y Keiko de pie a mi lado trataban de hacer lo mismo.

-¡Wow! Esa fulana es una come mujeres- Dijo Marga.

-Y esta lleno de aspirantes a presas de esa cazadora- Agregó Keiko.

Y era cierto. Cuando se me aclararon las ideas y pude mirar tranquila me di cuenta que si bien había un público variado las mujeres eran mayoría y a muchas se les notaba la etiqueta de lesbianas. Conversaban en corrillos y hasta me pareció que nos observaban disimuladamente. Era evidente, estarían tratando de imaginar que clase de relación teníamos las tres. Para que no les quedaran dudas tomé a cada una de mis novias de la mano y las invité a ir al lugar donde se servía un lunch.

-Vamos a comer algo, por lo menos que rinda el haber venido hasta acá-

-Siempre y cuando no sean tortas- Dijo Marga y nos reímos con ganas.

(“Torta” es la manera despectiva o familiar con que se llama las lesbianas en Argentina)

Pero, al pie de la mesa donde podíamos surtirnos de sándwiches de miga y otros bocados además de un buen vaso de vino Malbec, tampoco estuvimos tranquilas. Una bellísima mujer, vestida con suma elegancia se me acercó y me manifestó con estudiada sensualidad.

-Hola…mi nombre es Edith, soy editora de libros y conozco muy bien tu obra. Ya me llegó un rumor de que esta en preparación una nueva novela, yo podría hacerla distribuir por toda Latinoamérica y Estados Unidos-

Edith, editora, parece el nombre apropiado, Pensé mientras la miraba. Era evidente que se estaba tirando un lance mas grande que un transatlántico. Yo, haciéndome la idiota, respondí.

-El mercado latino y Norteamérica no me quitan el sueño. Mi editor ya sabe cómo obrar en estos casos-

-Lastima, podríamos haber hecho una buena sociedad- Y se marchó a juntarse con otro grupo de gente.

Segundos después se me acercó otra. En cuanto la vi venir le tomé la mano a Keiko que era la que estaba mas cerca. Pero el gesto, a pesar de haber sido notado, no amedrentó a la candidata que manifestó.

-Amo tus cuadros, sobre todo el del paisaje de montaña me hace acordar al pueblito de mis abuelos en España. ¿Sabes cuanto pide Signoret por él?-

-Ni idea. Ahora lo que yo pido es que siga colgado ahí hasta el día del a finalización de la muestra y después vuelva conmigo a mi casa-

En el tiempo que estuvimos en la galería no menos de siete lesbianas se me acercaron para iniciar un dialogo. Educadamente me las saqué de encima, pero la que estuvo insistente no fue una mujer sino una travesti. Debo confesar que era una belleza casi perfecta, producto de quien sabe cuántas operaciones y quizá en otras circunstancias hubiera probado que me pasaba con una mujer con pene, porque, en medio de la conversación me confesó que la única operación que no se había hecho era quitárselo. Lo deseaba así porque le iba mejor con los hombres que tras penetrarla le solicitaban “darse vuelta”.

-Sos mi fantasía- Me dijo sin tapujos y agregó- Muchas veces he tenido fantasías contigo. He leído todos tus libros-

La escuche atentamente. Era una persona que sufría. Como todas las travestis y trans que no son aceptadas por la sociedad a pesar de su documento con el nombre elegido para ser reconocidas. No consiguen trabajo, aunque estén preparadas y hayan estudiado y por lo general fueron echadas de su casa por quienes debían protegerlas primero. Y no les queda otra salida que la prostitución. Francamente me dio pena. Se la veía esplendida de aspecto, pero vi en sus ojos la tristeza. Estuve a punto de pedirle su nombre y número de teléfono. Y de prometerle que mi próxima obra trataría sobre ella y sus congéneres, pero no sé por qué razón, en ese momento decidí no hacerlo. Igualmente, después del breve intercambio de palabras se fue, a mi parecer, bastante satisfecha.

-Hiciste tu buena acción de hoy escuchándola- Me dijo Marga que estaba cerca.

-Sería un buen tema para una novela- Manifestó Keiko que estaba un paso más allá.

-Si, supongo…- Contesté.

Y luego, mirando a mis novias dije.

-Señoras, es hora de que nos vayamos a cenar algo rico en un buen restaurante-

Nos despedimos de Signoret y nos fuimos. Días después supe que nadie había formalizado las ofertas que habían hecho por mis cuadros y podía pasar a retirarlos.


Capítulo IV

 Tres eventos me esperaban en Japón. Uno era acomodable a la fecha en que debería hacer el viaje, pero lo que me preocupaba era la coincidencia de los otros dos. Por ello, para adelantarme a los hechos decidí tomar la iniciativa.

Ya había recibido un WhatsApp de Yuzu avisándome sobre la edición de mi último libro por lo que me comuniqué con ella para avisarle que lo que me interesaba era no tener que hacer dos viajes. La dulce rubia entendió de inmediato mi necesidad y, tan amable y voluntariosa como siempre, se ofreció a llamar al Estudio Wit. De todas maneras, le dije que primero les hablaría yo para no tomarlos por sorpresa y luego podrían, entre el estudio y la Editorial, ponerse de acuerdo en las fechas.

Así fue que me comuniqué con el estudio y les manifesté mi problema. Estuvieron tan amables y comprensivos como siempre. De todas maneras, todavía tenían que corroborar con el canal de televisión la fecha de inicio de la emisión, aunque la presentación oficial podía ser otro día en una ceremonia aparte. Igualmente manifestaron su disposición a combinar con la editorial ya que me consideraban una personalidad en la tierra del Sol naciente y no tenía mas que solicitar lo que necesitaba para que me sea otorgado.

“¡Vaya, nunca me había imaginado que llegaran hasta tan alto nivel de elogios!” Pensé. Pero es bien sabido que los japoneses son muy respetuosos y accesibles. Y además tienen palabra.

Y como Yuzu, en medio de la charla, me había recordado que querían que les hiciera un concierto de órgano aproveché para decirle que no iba a llevar mi instrumento para evitar que se me estropeara por el camino y le solicité que me consiguiera uno. Me respondió que por eso no me hiciera problema ya que en salón de actos de la editorial tenían varios modelos y hasta un piano de cola para elegir. Le agradecí la oferta y quedamos en comunicarnos en cuanto hubiera novedades.

Mientras tanto siempre tengo que hacer algo. Reconozco que si no estoy trabajando en mis obras termino pensando que perdí el día. Lo primero que hice fue avisarles a las madres de Paula y Emilia que había completado el libro y en cuanto tuviera la prueba de galera se los iba a adelantar vía mail para que tomaran conocimiento sobre algo en lo que, de alguna manera habían colaborado. Lo mismo hice enviándole un WhatsApp a Mitsuko que me respondió haciéndome acordar que le había prometido su inclusión en los créditos.

-Por supuesto y para que veas que tengo memoria también te prometí parte de las regalías- Le contesté.

Pero, un segundo después me envió otro mensaje diciéndome que había sido una broma y que su felicidad era haber aportado algunos datos.

Le contesté que una promesa era una promesa y que iba a cumplir en memoria de aquellos hermosos días que habíamos pasado al conocernos.

Y su reacción me pareció inquietante.

-¿Es cierto que vas a venir solita?-

-¿Cómo lo sabes?-

-Algo me contó Yuzu que anda por ahí ansiosa preparando tu viaje-

-Si, voy sola. Es que Keiko y Marga tienen trabajo y no pueden dejarlo-

-Ah, bien-

Y no quise preguntarle que estaba maquinando.

Otro tema me llegó a la mente. Fue cuando recordé a la travesti que me había abordado en la presentación de la galería.

No soy afecta a meterme en los sitios donde se reúnen los colectivos gay en cualquiera de sus variantes. Ni siquiera me llama la atención la Marcha del Orgullo. Mis aventuras sexuales siempre fueron la consecuencia de haber conocido a alguien de casualidad, en algún evento o por haberme sido presentada por una conocida. En realidad, le escapo bastante al ambiente homosexual.

Con las travestis tengo sentimiento encontrados. Por un lado, me producen mucha pena por la vida miserable a la que son arrastradas por su condición, pero por otro lado siento que detrás de todo el maquillaje y las operaciones hay todavía un hombre. Y los hombres son maravillosos como amigos, pero para hacer el amor no me agradan. Estuve un par de días pensando si debía buscarla, quizá a través de la galería de arte, pero lo que me no me gustaba era esa declaración de que yo era “su fantasía” No quería lidiar con una obsesiva que no se sabe cómo reaccionaría si la rechazara y finamente decidí olvidar el asunto.

En tanto continué con mis practicas de órgano. Me había ido bien en mi primera presentación en el centro cultural, pero era algo que no pasaba de intranscendente y local. Lo de Japón se estaba volviendo algo mas importante porque según pude deducirlo de las palabras de Yuzu ya no era tocar para un grupo de amigos, sino que había interés en la editorial de hacer un concierto mas importante y con afluencia numerosa de público. De todas maneras, estaba mejorando notablemente y los temas que había creado estaban tomando forma satisfactoriamente.

En cuanto tuve la prueba de galera se las envié a las madres de Paula y Emilia tal como se lo había prometido. Mientras lo revisaba y corregía el texto, lo que me llevó dos días, ellas se tomaron ese tiempo para leerlo y enviarme sendos elogios ya que consideraban que había estado muy hábil en la manera en que encaré el argumento sin comprometer a nadie e incluso que su descripción podía pasar desapercibida paras las mentes masculinas. Agradecí los comentarios y luego de terminar las correcciones le regresé el texto a mi editor instándolo a que lo edite lo más rápido posible.

-Si, mi reina- me respondió con sorna.

Y llego el día de la presentación del libro. Fue en la Biblioteca Nacional. No hubo mucho público, pero todos los que fueron compraron su ejemplar. No pasó nada de destacar. Para quienes no tienen mucha imaginación era solo una novela de ciencia ficción y eso fue lo que me trasmitieron, pero un par de mujeres de mediana edad cuando les estaba firmando el libro dijeron.

-Donde se lee “control del estado” debería decir “control del marido, ¿no?”-

Me sonreí. Y les respondí que sí.

-Muy astutas- Les comenté.

-Son los años- Contestaron.

Volví a sonreírme.

-¿Los años o las experiencias vividas?- Dije.

Una de ellas se sonrojó. La otra me miró con una mirada picara que la hacía parecer mucho mas joven. Les di el libro (Uno solo para las dos) y tras despedirse se fueron tomadas de la mano.

En la primera semana, la que parecía una pobre recepción de la obra se convirtió en un récord de ventas. Al parecer en un programa de radio, una comentarista de libros también había dado en la tecla con el tema oculto y eso generó una avalancha de compradoras.

 

Capítulo V

 No quería dejar mis cuadros mas tiempo en la galería y por lo tanto pasé a buscarlos. En el momento de entregármelos me los mostraron por delante y por detrás para que viera que estaban en perfecto estado. Una vez que los revisé me los envolvieron en plástico para embalar y estaba por salir del local cuando me dijeron que la señora Signoret deseaba saludarme antes de irme.

Me hicieron pasar a su despacho y allí estaba ella fumando una larga boquilla, cómodamente sentada en un sillón. Me invitó a sentarme y cuando lo hice comenzó a hablar.

-Sus cuadros tuvieron varias ofertas de compra y si bien nadie insistió en los primeros días de haber concluido la muestra, luego me llegaron dos mensajes de WhatsApp ofreciéndome una interesante suma de dinero por al menos dos de las obras. Dígame, ¿todavía sigue decidida a no venderlos?-

-Así es-

-Lastima, se está perdiendo una pequeña fortuna-

Ante mi silencio continuó.

-Bien, es su decisión- Y cuando creí que me iba a saludar para despedirme continuó hablando.

-¿Usted sabe que es muy reconocida en el mundo lésbico? ¿Qué es casi como una gurú?-

-No, no lo sabía-

-Bueno, está bien. Pero ¿Sabe usted que yo soy lesbiana y todas las chicas que trabajan aquí también lo son?-

Me sonreí.

-Algo le causa gracia- Dijo la señora.

-Si, que usted me pregunte si sabía que son todas tortas. Señora, a todas se les nota, es como si tuvieran un cartel en la frente que diga Soy Lesbiana, pero no se adónde va con eso-

-Quería ofrecerle que trabaje con nosotras. Algo así como una especie de agente publicitario. Con su imaginación estoy segura que nos haremos conocer rápidamente-

-Lamento declinar su oferta, pero trabajo sola. El día que pude independizarme de cualquier tipo de jefe por sobre mí fue el mas feliz de mi vida y, además, según creo entender, también tengo otra máxima de comportamiento: El trabajo no se mezcla con el placer-

-Bien, usted se lo pierde. El trabajo y el placer- Dijo con cierta sorna.

Y cuando estaba por irme, volvió a interrumpirme.

-Soledad estuvo preguntando por usted-

-¿Quién?-

-Soledad, la chica travesti-

Uy sonamos, pensé.

-¿Y usted que le dijo?-

-Nada. En realidad, solo quería saludarla porque se iba a trabajar a Suecia-

-¿Ah sí? ¿De qué?-

-¿No adivina?-

-No me diga que de prostituta-

-Exacto. Va a ganar mucho dinero y si tiene suerte se casará con algún anciano enamorado. En los países nórdicos mueren por las travestis morochas-

-Espero que le vaya bien- Dije maquinalmente y luego tomé mis cuadros dispuesta a salir.

La señora me acompañó hasta la puerta y cuando ya estaba por salir a la vereda me manifestó.

-Es usted una mujer muy bonita. Me hubiera gustado haber hecho otros tratos menos comerciales. Usted sabe-

-En otra dimensión temporal tal vez hubiera sido posible, pero en esta tengo dos novias que aparte de amarlas ya colman todos mis sentimientos-

-La felicito, y tenga la seguridad de que volveré a llamarla para exponer algo. Aunque no venda, pues debo confesarle que mucha gente vino por ver sus cuadros-

-Me alegra haberle ayudado- Respondí y salí caminando hacia el estacionamiento.

Esa noche ante mis novias les conté.

-No puedo creerlo, la muy turra se me tiró descaradamente-

-Es que sos linda, famosa y aguerrida. La tipa se habrá entusiasmado por ver como respondía una con su mismo carácter dominante en lugar de las esclavas que tiene trabajando en su local- Contestó Marga

-Si, pero yo no soy dominante-

-Eso crees vos, pero a mí me manejas como quieres y lo disfruto- Agregó Keiko.

-¡Vaya! ¡Mira lo que acabo de descubrir!- Exclamé.

Y nos reímos largamente por la ocurrencia.

Mas tarde, cuando estaba tocando el órgano después de la sobremesa de la cena recibí un llamado de Yuzu y pasamos al Zoom. Me encanta ver la carita de mi amiga rubia siempre sonriente. Estaba en su departamento y mientras hablamos se asomó el dulce rostro de Mei. Esta morocha esta cada día más bonita, pensé. Antes era solo linda, ahora se la ve sexy y eso, según creo, es causado por el amor. Mei le había traído un té a Yuzu y se quedó junto a ella.

Mis novias no se quedaron atrás por que de pronto aparecieron a mi lado. Y la conversación con la rubia tuvo varios testigos. En resumen, Yuzu me había llamado para confirmarme las fechas de los tres eventos en donde sería protagonista. Ella se había ocupado de organizar todo y coordinarlo.

Así fue que me enteré que primero se produciría la presentación del anime en un importante teatro de Tokio, un par de días después sería la presentación del libro en el centro cultural donde trabaja Yuzu y finalmente otros dos días después el concierto en el mismo centro. Pero, para esas fechas todavía tenía un mes de tiempo para prepararme sobre todo con el órgano.

-Ya conseguí que Mitsuko se ocupe de buscarte al aeropuerto y te lleve a todos lados. Para esa época va a estar de vacaciones y Maruta va a viajar con sus padres a Europa así que estará libre y se ofreció contenta de poder ayudar y además va a ocuparse de filmar el concierto-

Cuando terminó el tema de mi viaje seguimos conversando, entre todas, un rato largo. Y fue una linda experiencia. Siempre me encantan estas reuniones, aunque sean virtuales, pero lo lindo era saber que las iba a ver personalmente en poco tiempo.

Cuando cortamos y mientras Marga y Keiko se habían ido a la cama, me quedé sentada frente a mi escritorio pensando en lo que había contado Yuzu acerca de Mitsuko. Lo asocié con esa pregunta que la hermana mayor de Harumi me había hecho días atrás.

¿Esta mujer no se habrá ofrecido a ayudar por que anda con intenciones de rememorar aquellas épocas en donde nos habíamos conocido? Por alguna razón, bien comprensible, el rechazo que me había producido el lance de la señora Signoret en este caso, con Mitsuko, se había convertido en una fantasía agradable. ¿Qué estoy pensando? Me dije.

Deseché esos pensamientos, ordenes los papeles de mi escritorio y me fui a la cama con mis novias que, las muy malditas, estaban esperándome solo con sus tanguitas puestas y los pechos al aire.


Capítulo VI

 Al otro día, tomándome un café luego que mis novias se fueron a sus trabajos respectivos todavía seguía con la idea fija.

¿Es que yo sola me estoy haciendo la película acerca de Mitsuko? Ni Marga, ni Keiko parecían haber hecho alguna asociación de pensamientos respecto al hecho de que se ofreciera a llevarme de aquí para allá en lugar de haberse ido de vacaciones justo cuando yo iba sola a Japón.

Decidí no pensar mas en ello. Tenia mil cosas de que ocuparme. El tiempo pasó entre preparativos de viaje y practicas con el órgano. Además, hube de atender un par de reportajes televisivos a los que accedí porque estaban realizados por periodistas profesionales y respetuosos y no por esos improvisados que por hacerse los populares hablan mal y piensan peor. Esta vez no me atacaron las feministas retrogradas de siempre. Era evidente que mi novela era demasiado intelectual para ellas y tal vez no hayan entendido nada.

Las críticas sobre el libro se dividieron entre buenas y mejores. Algunos críticos me compararon con Ray Bradbury lo que me pareció un poco exagerado y otros dijeron que lo que planteaba era un futuro posible. Lo cual es obvio, 1984 y Un mundo feliz parecen grandes genialidades proféticas a la vista de lo que sucede en el mundo mucho tiempo después de haber sido escritas, pero está claro que si escribes sobre que cualquier futuro será apocalíptico es seguro que vas a acertar.

Cuando llegó la fecha del viaje Keiko y Marga me acompañaron hasta el Aeropuerto. Las noté tristes. Era la primera vez desde que formamos nuestra pequeña comunidad que al menos una de nosotras iba a estar lejos de las otras. Cuando tomé mi valija y me dispuse a hacer el chek in se les escaparon unas lágrimas.

-No finjan que estoy segura que esta noche se van a estar revolcando en la cama- Les dije sonriendo. Pero creo que no les gustó el comentario. De todas maneras, nos abrazamos las tres fuertemente y finalmente tuve que ir a hacer mi tramite.

-Si te asaltan las ganas y la nostalgia te damos permiso para voltearte una japonesita-

Dijo Marga aun con una lagrima en su mejilla. Debo haberlas mirado como si estuvieran dementes porque Keiko agregó.

-Si, en serio. Pero cuídate-

-¿Saben que ustedes están locas?- Pregunté.

-Si, porque te amamos- Dijeron casi a dúo.

Les di un beso a cada una y me encaminé por el pasillo hacia el embarque todavía sin comprender que les pasaba a mis novias.

El hecho de viajar sola me dio la posibilidad de dormir casi todo el trayecto. Me acomodé lo mejor que pude sobre todo porque tenía la ventaja de que el asiento al lado del mío estaba vacío, y aunque me despertaba cada tanto debo decir que cuando llegué a Tokio estaba bastante descansada. En una de esas ocasiones en que me desperté coincidiendo la cena una señora que pasaba por el pasillo se detuvo y me preguntó, casi obviamente, si yo era Alexia Montes.

Ante mi respuesta positiva me preguntó si podía sentarse a mi lado mientras durara la cena. Le dije que sí, solo para entretenerme un rato. La mujer se sentó. Se presento como Alicia y me contó que era argentina y que viajaba a Japón a visitar a su hijo que ya llevaba unos años trabajando en la tierra del sol naciente, justo antes de la pandemia.

-¿Se fue con trabajo?-

-Si, se vio venir el desastre en cuanto subieron estos delincuentes que ahora nos están gobernando y no quiso perder el tiempo. Por suerte le fue muy bien. Este viaje me lo está pagando él, si no yo no podría hacerlo-

-Es lamentable lo que pasa, pero cuando un país cae en la desgracia sin retorno, como ha caído la Argentina no que mas que exiliarse- Le dije.

-Y los padres debemos aceptar eso. Por mas que nos asalte la nostalgia nuestros hijos no deben sufrir las penurias que estamos pasando nosotros-

-Eso me hace pensar en mis bisabuelos cuando debieron ayudar a sus hijos a viajar a Argentina a principios del siglo XX. Para ello también debió ser un gran sufrimiento- Manifesté y luego agregué – Y en esa época no había celulares ni Zoom-

Después de esta introducción sobre las penurias de nuestro país me contó que había leído algunos de mis libros, que todavía no había comprado el ultimo pero que iba a hacerlo. Me preguntó si era cierto que era lesbiana o si era una versión que se difundía por publicidad. Eso me hizo reír.

-Le juro que es la primera persona que me pregunta eso y ahora me hace razonar que tal vez habrá muchas que piensen así-

-Disculpe si la ofendí-

-No, la comprendo, se miente mucho en las redes sociales, en la televisión y en las revistas y ya no se sabe en que creer, pero la verdad es que soy lesbiana hasta la medula, jamás me tocó un hombre y no pienso averiguar cómo es y también es cierto que tengo dos novias y formamos una comunidad-

-¿Eso también es cierto? ¿Lo del trio?-

Volví a reírme.

-Si es cierto-

-La envidio. Es mejor tener al lado a dos mujeres bonitas que a un marido barrigón que se la pasa viendo ESPN todo el día-

-¿Y está viajando con él?- Le pregunté.

-No, les tiene terror a los aviones y además es claustrofóbico- Respondió y luego me preguntó.

-¿Y usted, con dos novias y viaja sola?-

-A veces es bueno descansar un poco-

Largó una risotada.

-Si, claro- Dijo sonriendo.

El resto de la cena hablamos de nuestras profesiones, ella era médica, y sobre banalidades. Me pidió que le firmara un autógrafo en una servilleta y tras el postre se volvió a su asiento.

-Usted es una gran persona, ha sido un honor que me haya brindado una parte de su tiempo-

-Yo también lo disfruté- Le contesté.

Finalmente, el avión se posó en Haneda, el aeropuerto justo dentro de una isla artificial en la Bahía de Tokio. Bajé del avión, en la manga volvía encontrarme con la señora que trataba de apurar el paso sabiendo que su hijo la estaba esperando. Nos saludamos con un abrazo, le deseé suerte y ella me respondió de la misma manera.

Después de retirar mi equipaje salí a la sala central. Allí, parada en medio del gran local estaba Mitsuko, tan delgada como la conocí, con una blusa blanca, sus calzas negras y botitas del mismo color. Nos abrazamos largamente.

-Llegaste reina. Prepárate para disfrutar de Tokio- Me dijo mientras me tomaba la mano y caminábamos hacia la salida.


Capítulo VII

 Yo misma me asombraba de la docilidad con que me dejaba llevar por Mitsuko hasta el estacionamiento. En mi mano derecha llevaba mi valija arrastrándola sobre sus rueditas y mi amiga me llevaba firmemente tomada de la mano izquierda.

Cuando llegamos a su auto me ayudó a poner la valija en el maletero y mientras me abría la puerta me dijo sonriendo.

-Te tomé de la mano para no perderte en medio de la multitud-

Sonreí de la manera más sexy que pude y le contesté.

-Si, ya me imaginaba-

En cuanto se sentó al volante manifestó.

-Tego que llevarte al APA Akihabaraeki Hotel, esta en el distrito de Akihabara cerca del teatro donde se va hacer la presentación del anime y también está cerca de la editorial donde trabaja Yuzu y además desde ya te digo que tienes una reunión programada en lo de Yuzu y Mei además de tus eventos oficiales. Yo te voy a llevar a todos lados-

-Querida Mitsuko, en verdad no sé cómo agradecerte todo lo que haces cuando podrías irte de vacaciones con tu Maruta…¿o están peleadas?-

-Ja, ja ¡no! Estamos bárbaras, pero ella quería acompañar a sus padres en este viaje por que la madre está con algunos problemas de salud y probablemente no pueda viajar mas y yo iba a ser un estorbo en la relación con ellos-

Después de unos segundos, cuando ya estábamos circulando por la calle me miró y dijo.

-De todas maneras, acompañarte estos días va a ser para mí como unas vacaciones. Y lo tomé de tal manera que hasta voy pasar estos días fuera de casa-

-¿Y dónde vas a estar?-

-En un precioso hotel de la calle Akiahabara Junk-

No la estaba mirando en ese instante porque iba atenta observando la calle, pero sentí su mirada y di vuelta mi cara. Tenía una sonrisa de oreja a oreja.

-¿No me preguntas que hotel?-

-Me imagino la respuesta-

-Tengo una habitación que casualmente está al lado de la tuya-

-Debí suponerlo. ¿Alguien sabe de esta travesura?-

-Nadie-

-¿Y tu hermana Harumi?-

-Ni lo imagina. Para ella estoy tomándome unos días con una mujer en un hotel de Tokio, pero no tiene idea de que eres tú. De todas maneras, sé fue unos días con Matsuri a la posada de Udagawa y volverán para el concierto y la reunión en lo de Yuzu y Mei-

-¿Solas, Harumi y Matsuri?-

-Si, espero que la pelirrosa la avive un poco-

No pude menos que reírme.

Durante el resto del viaje nos pusimos al día con los chismes. Mitsuko manejaba con mucho cuidado y yo aun siendo acompañante no podía acostumbrarme a que circulara por la izquierda y cada tanto me sobresaltaba pensando que íbamos a chocar. Una vez en el estacionamiento del hotel me ayudó a bajar mi valija y entramos en la recepción. El conserje me atendió con toda amabilidad, mi estadía estaba pagada, mitad por el estudio Wit y mitad por la editorial por lo que supuso que yo era alguna personalidad. De inmediato ordenó a un botones que llevara mi valija y subimos a la habitación. Mitsuko, que ya estaba alojada desde el día anterior me acompañó y entró conmigo para ayudarme a desempacar.

Pero antes de eso y cuando el botones se fue, contento con su propina, se acercó a mí, me tomó, primero la mano, me atrajo hacia ella y rodeó mi cintura con un brazo. Estábamos cara a cara a dos centímetros de distancia, entonces posó sus labios sobre los míos y nos fundimos en un largo beso mientras, abiertas nuestras bocas las lenguas se confundían jugando.

-Añoraba esto- Me dijo.

-Yo también- Contesté.

En ese momento estaba en éxtasis. Ambas sabíamos que iba a ser el juego de unos pocos días, pero estábamos decididas a pasarla lo mejor posible. Me sentía extraña. Sobre todo, recordando las palabras de Marga en el aeropuerto.

Me dejé llevar por Mitsuko, me encantaba que fuera ella la tachi que tomara la iniciativa. Me sentía como una jovencita inexperta en sus manos. Al rato de estar besándonos ya estábamos solo con nuestras prendas íntimas y en la cama. Nuestras lenguas jugaron por todo sitio posible. Yo sentía un orgasmo tras otro y mi amante no se quedaba atrás. Gemíamos de placer todo el tiempo. Por momentos creí que mi cabeza iba a estallar. Era tal el goce que me brindaba Mitsuko.

Después de un rato, agotadas por el esfuerzo, compartimos una botellita de licor dulce de la heladera y se fue a su habitación a cambiarse.

-Vamos a cenar- Me invitó.

Nos vestimos lo mas elegante posible. Ella decidió que iríamos a un restaurante llamado Eikei. Fue una linda salida. Caminamos por las calles del barrio de los videojuegos, los anime y los mangas, donde están la mayoría de los estudios y las editoriales. Me sentía absolutamente tranquila. Íbamos tomadas de la mano y nadie nos miraba ni por curiosidad.

La cena estuvo muy buena. Estábamos en eso cuando me llamó Yuzu para saber si había llegado bien. Conversamos un poco y me avisó que me enviaría por Whats App el programa detallado y completo, con todos los horarios de mis actividades y me dijo si quería pasar al otro día a ver el órgano que tenían para mi concierto. Le confirmé que sí.

Comenzaba mi actividad en Japón. Esa noche llamé a mis novias por Zoom. Por supuesto que Mitsuko ni asomó su cara por la pantalla. Era increíble, estaba engañando a mis novias y ni siquiera sentía que estaba haciendo algo malo.

Terminamos el día acostadas en mi cama, vestidas solo con camisones transparentes negros y nada debajo.

Al otro día, después del desayuno Mitsuko me llevó al edificio de la editorial. Nos recibió una recepcionista que rápidamente nos contactó con Yuzu. en ese momento advertí que la simpática rubia había hecho un pequeño pero efectivo ascenso. Y me alegré tanto por ello.

Apareció Yuzu y nos abrazó a las dos. Yo la tomé de la cintura y no podía soltarla. Yuzu me trasmite una dulzura enorme. Jamás pensaría de manera sexual con ella, pero me parece tan simpática y tan amable que me gustaría tenerla de compañera de trabajo, aunque sea.

Nos guió por una serie de pasillos que desembocaron en la parte de atrás del salón que se usa para las presentaciones, allí había dos órganos y un piano. Revisé los dos órganos eléctricos y elegí uno de ellos, toqué un pedacito de “Según pasan los años” y sonaba muy bien.

-Me quedo con este- Le dije a Yuzu.

-Perfecto- Respondió ella luego fuimos a la cafetería a conversar las tres.

El próximo paso era visitar el Estudio Wit para ver los detalles de la presentación del animé.

 

Capítulo VIII

Como habíamos acordado, Mitsuko me llevó al Estudio Wit. Era la primera vez que ella pisaba las instalaciones del estudio y como no iba acompañada de alguna de mis parejas, el señor Nakatake, en cuanto nos vio entrar en su oficina no pudo evitar, a pesar de su buena educación, un gesto de sorpresa. Cuando se repuso nos invitó amablemente a sentarnos y como veía que aún parecía intrigado por la presencia de Mitsuko tomé la palabra.

-Es mi guardaespaldas- Dije riéndome.

Pero como temí que no hubiera entendido que era un chiste le aclaré.

-Es una gran amiga que está llevándome a todos lados para que no me pierda en Tokio-

Mas tranquilo, el director del estudio ocupó su lugar tras el escritorio y luego de darme una calurosa bienvenida se apresuró a decirme algo que me impactó.

-Tenemos todo organizado para el evento de presentación. Se realizará mañana a las 19 horas en el Convention Room AP Akihabara que está a pocas cuadras de su hotel sobre la avenida Showadori. Iba a ser en un teatro, pero finalmente optamos por este lugar por su mayor tamaño. Le puedo asegurar que va a estar lleno porque debimos limitar la cantidad de entradas ya que rebasaba la capacidad del lugar.  Y como sabemos que usted gusta mucho del K-Pop va a actuar el grupo AKB48, supongo que lo conoce…-

-¡Si! Nómbreme cualquiera que seguro los conozco- Le interrumpí y luego el hombre continuó hablando.

-No sé si usted está consciente del hecho, pero la verdad es que se está convirtiendo en una celebridad aquí en Japón por sus libros y por ello hay mucha gente ansiosa de ver el animé. Le puedo asegurar porque he hablado con el director de la editorial donde usted va a presentar su nuevo libro que hay una demanda impresionante aun antes de la presentación y hasta hay expectativa por el concierto de piano-

-Le juro que me apabulla con todo lo que me dice. Esperaba que Japón fuera un buen mercado para mis obras, pero no tenia tantas expectativas. Francamente estoy asombrada-

En ese momento, de la emoción, casi se le tomo la mano a Mitsuko, sentada a mi lado, pero me contuve. Iba a ser demasiado para el señor Nakatake.

-Si usted desea podemos mostrarle el opening y el ending ¿o prefiere la sorpresa para el día de la presentación?-

-Prefiero verlo ahora si es posible, así me emociono hoy y el día de la presentación lo disfrutaré- Respondí.

-Bien, vayamos a verlo- Contestó el señor Nakatake.

Caminamos por varios pasillos hasta una sala de exhibición. Una vez que nos acomodamos en nuestros asientos el dueño del estudio dio la orden y la pantalla se llenó de colorido y música. Realmente el juego de imágenes era una maravilla y la música muy pegadiza. La memoricé casi instantáneamente. El ending no se quedó atrás en creatividad y, a pesar de ser, como de costumbre, una melodía mas lenta igualmente no pasaba inadvertida e incitaba a mover los pies y hasta cantarlo si supiera el idioma.

Al prenderse la luz todavía resonaba la música en mis oídos y cuando el señor Nakatake se dirigió a mi yo seguía volando por el espacio.

-Señorita- Tuvo que insistir- Señorita, ¿Qué le pareció?-

-Lo miré un segundo y cuando pude articular palabra dije.

-Sencillamente maravilloso. Ustedes hacen magia-

-Es el producto del talento y del trabajo. Y del amor por lo que hacemos. Y debo decirle que su historia es también maravillosa. Los japonese amarán este animé-

Y después de un brevísimo instante en que estuvo en silencio agregó.

-También a usted, mas de lo que la aman ahora-

Esta vez me quedé yo en silencio. No sabía que responder. Si me hubieran dicho esto en mi país estaría segura que lo harían para quedar bien por compromiso, pero dado que aprendí a conocer bien a los japoneses, estaba segura de que sus palabras eran sinceras.

Esta vez fue Mitsuko que rozó mi mano con su mano, como al descuido. Me sonreí sin mirarla. El gesto estaba perfectamente entendido.

Después de un modesto refrigerio Mitsuko y yo salíamos del Estudio. El día estaba hermoso y cálido.

-¿Qué ropa trajiste para la presentación?- Me preguntó Mitsuko mientras íbamos circulando hacia el hotel.

-Algo elegante. Un vestido largo, zapatos con taco- Respondí.

-No querida, en estos eventos tecno no se usa eso. Una blusa suelta un jogging con algunas cadenitas a los costados o pequeñas hebillas. Tal vez un gorrito, zapatillas y si esta fresco una campera muy amplia con alguna inscripción y para completar una riñonera-

-¿Estas segura?-

-¿Leíste el folleto de la presentación?-

-No-

-Deberías- Y sacándolo de su cartera me lo pasó.

Al principio no entendía nada hasta que descubrí que había una traducción al inglés. Y era así tal cual me decía mi amiga. Se sugería vestimenta deportiva.

-No traje nada así-

-No te preocupes. Vamos al lugar favorito de mi hermana. El Shopping 109 de Shibuya-

Y nos dirigimos al negocio, cercano al famoso cruce de calles que todos conocemos como el mas atravesado en el mundo.

Estacionamos en el subsuelo y subimos directamente al piso de ropa deportiva. El lugar es tan grande que podría uno perderse y vagar durante horas. Afortunadamente Mitsuko ya sabía dónde ir y pronto estuvimos eligiendo y probándonos ropa. No podía creer la variedad de colores y marcas que existen. Finalmente me decidí por un pantalón color rosa, una remera negra con unos estampados de personajes del animé que parece que es suceso en los últimos tiempos Akebi-chan no sailor fuku. Agregué una campera tejida, muy amplia de color blanco con vivos rojos y azules en las mangas, una gorra también rosa y un par de zapatillas blancas y una riñonera también blanca. Era una especie de carnaval caminado. Mitsuko eligió algo bastante parecido, pero se mantuvo entre el blanco, el negro y el gris.

Salimos de la locura del shopping cargando nuestras bolsas en el auto y continuamos nuestro viaje al hotel. En cuanto llegamos nos pusimos cómodas de ropa y después de juguetear un rato en la cama, nos fuimos a duchar. Mi amiga me propuso ir a cenar a otro sitio que conocía y yo, como la estaba pasando de maravillas con todos los gastos pagos acepté de inmediato. Me fascinaba poder salir de noche a pasear por una ciudad con toda la tranquilidad de saber que estaba protegida por la policía y no como en Argentina donde se es candidato seguro a un robo violento.

De manera que terminamos en el Akihabara Niku Sushi, en la calle Sangho, justo frente a un pequeño parque y las vías elevadas del Shinkansen, o tren bala. Cenamos muy tranquilas. No había mucha gente y hasta se podía oír una hermosa y relajante música japonesa. Por diversión hicimos varias veces el juego de los besos indirectos, o sea dar de comer en la boca un pequeño bocado a la otra persona, algo que las adolescentes suelen hacer a menudo entre ellas sean lesbianas o no. Y luego regresamos al hotel a descansar pues al otro día tendríamos bastante actividad.


Capítulo IX

 Aprovechamos la mañana para seguir descansando. Pedimos el desayuno a la habitación y cuando lo trajeron creo que el empleado se extrañó de ver a Mitsuko ya que evidentemente debería estar en la habitación contigua, pero no pareció inmutarse por ello.

Luego de tener sexo, para no perder la costumbre, bajamos a almorzar y con la idea de salir a caminar un poco. Estábamos esplendidas con nuestra ropa deportiva. Nunca había hecho una combinación así de prendas. Yo soy fanática de las minifaldas y los pantalones o calzas bien ajustados. De todo lo que había comprado me fascinaba la remera con la imagen de Akebi, que ya pasaba a formar parte de la colección que había iniciado con Sailor Moon y las protagonistas de Strawberry Panic.

Caminamos por la zona de Akihabara donde aproveché a seguir aumentando mi colección de muñequitos con personajes de animé. Mitsuko no entendía como yo era tan fanática siendo que no era japonesa y le conté que la animación y sobre todo la historieta japonesa estaban siendo muy populares en el mundo, quizá más que las tradicionales belga y yanqui.

-A mí me gustan Las aventuras de Tintín- Me confesó.

-A mí también. Y las de Asterix, pero detesto el comic norteamericano. No sé por qué razón me parece muy aburrido. Y jamás iría a ver una de esas películas de superhéroes que están tan de moda- Le comenté.

Pasamos por el hotel donde dejé las bolsas con mis compras y dado que estábamos cerca nos fuimos caminando hasta el Centro de convenciones donde se haría la presentación del animé. A medida que nos aproximábamos pudimos notar que había una fila enorme de gente esperando en la vereda y tratamos de acercarnos a la puerta. Algunos lo tomaron a mal porque pensaron que nos queríamos adelantar ilegítimamente, pero bajamos a la calle y continuamos por ahí hasta llegar a la puerta del centro. Allí pudimos ver que había dispuesta una alfombra roja.

Una fila de autos se había formado en la calle y de los que bajaban algunas personas que entraban circulando por la alfombra.

-¿Quiénes serán esos?- Le pregunté a mi amiga.

-Ni idea- Me respondió y agregó -Pero deben ser importantes-

En eso se detuvo otro auto y bajaron Yuzu, Mei, Ume y Shou. Cuando nos vio Yuzu se acercó corriendo y me abrazó. De pronto, una de las secretarias del señor Nakatake me reconoció. Se acercó rápidamente y me dijo.

-No sabía que ya estaban aquí, discúlpeme. Ocurre que no las vi bajar de su auto-

-Es que vinimos caminando, estamos cerca-

-Si, pero hacemos el descenso de los autos para que el público sepa que son personas importantes-

-Bueno, pero ya estamos aquí. A propósito, todas esas personas “importantes” que están llegando, ¿Quiénes son?-

-Ejecutivos de canales de televisión, editores de revistas, las seiyu que hicieron las voces, artistas plásticos, actores, gente del medio. Aunque no hayan hecho nada en el anime hay mucha gente que pugna por hacerse ver en estos eventos-

-Y nosotras nos vinimos caminando- Agregó Mitsuko.

Pero, a pesar de haber llegado casi de incognito, sin querer, siempre hay alguien que te reconoce y así fue. De pronto, un chico en la fila me señalo y grito

-¡Miren, la señora Montes-san!- Y allí casi tiran la valla en su entusiasmo por pedirme autógrafos.

Firmé varios y luego la secretaria del director me hizo pasar junto a los Aihara y Mitsuko. entramos al gran salón y pude ver que estaba ocupado hasta la mitad por las “personalidades” llegadas.

-No parece haber mucha gente- Le comenté a la secretaria.

-Ahora se va a llenar en cuanto se abra al público-

-Ah- Solo atiné a decir.

Nos ubicaron en los primeros asientos. Y luego de unos minutos pude comprobar que el salón estaba hasta los topes. El evento comenzó con un breve discurso del señor Nakatake que nos hizo subir al escenario a Yuzu, Mei y a mí. Nos presentó como la autora y los dos personajes principales en los que estaba basada la historia. Los aplausos eran atronadores. En el fondo, entre el público se encendieron unos bastones luminosos de colores como los que usan los otakus de los grupos de K-Pop y fueron agitados mientras gritaban nuestros nombres.

Después del discurso y habiendo bajado a nuestros asientos pudimos ver el opening. Y volví a emocionarme. A continuación, el locutor anunció al grupo AKB48 y el público rugió nuevamente. En cuanto las siete chicas comenzaron a hacer sus magníficas coreografías y a cantar, todo el mundo se paró y bailó. Yo también. Saltaba, cantaba, gritaba de placer, alguien me alcanzo uno de esos bastones luminosos y lo agité hasta dolerme el brazo.

-¿Viste para que había que venir de ropa deportiva?- Me gritó casi al oído Mitsuko.

Después de lo que había sido la primer parte del concierto, la gente de animación del Estudio Wit subió a contar la historia, sin spoilers, tal como lo prometieron y mientras hablaban pasaban algunas escenas claves. Me parecía muy loco verme allí, representada por un dibujo animado. Yuzu y Mei sentían la misma emoción y en momento nos tomamos las tres de las manos mientras mirábamos la pantalla.

Luego subieron al escenario las seiyus que animaron la historia con sus voces. Eran un grupito hermoso de japonesitas, una mas hermosa que otra. Contaron quienes eran y que personaje había hecho y sabiendo que estábamos quienes estábamos ahí nos preguntaron si estábamos conformes con el trabajo a lo que respondimos afirmativamente.

Siguió una nueva aparición de las chicas de AKB48. Y volvimos bailar frenéticamente. Yo esta totalmente salida de mí. Quería que esa tarde no terminara nunca. Quería morir allí.

Al terminar el concierto hablaron un par de ejecutivos de canales anunciando que el animé se vería en todo Japón por sus emisoras en cadena y el director Nakatake anunció que ya se estaban negociando los derechos para varios países de Oriente y Occidente. Como final apoteósico proyectaron el ending. Y todo terminó. Aunque no todo. Cuando ya pensaba que nos volveríamos al hotel nos anunciaron que en un salón contiguo habría un baile y lunch hasta lo que aguanten los corazones y los huesos.

Y así fue que seguí dando rienda suelta a mi alegría, baile con Mitsuko, con Yuzu y con Mei y hasta hice unos pasos con Ume y lo desafié a Shou a bailar conmigo. Me pidieron autógrafos miles de veces del público en general, de los ejecutivos, las seiyu, las chicas del K-Pop y tanta gente más.

En un momento se me acercó el señor Nakatake y me avisó que mis regalías irían en estratosférico aumento con los convenios que se estaban firmando para pasar el animé en Corea, China, Tailandia, Singapur y toda Europa.

Cuando terminó la fiesta los Aihara se fueron a sus casas. Nos despedimos en la puerta del centro. Ya estaba amaneciendo. Mitsuko y yo regresamos caminando.

 

Capítulo X

 A la mañana siguiente y mientras Mitsuko aún dormía me tome litros de café de la máquina expendedora de la habitación para despabilarme. Los japoneses parecen fanáticos de las máquinas expendedoras. Están en la calle en todo sitio y se pueden conseguir los productos más insólitos, también las he visto en los trenes y en los autobuses.

Me dirigí al dormitorio y pude ver que mi amiga se estaba desperezando.

-¿Pido el desayuno?- Le pregunté

-Si, y con mucho café-

-Ahí tienes en la expendedora, creo que dejé algo-

Pedimos el desayuno en la habitación y lo disfrutamos en cuanto llegó. Todavía estábamos vestidas solo con unos finos camisones casi transparentes y mientras decidíamos tomarnos una ducha la llamé a Yuzu. la rubia estaba en el Instituto Aihara. La conseguí justo entre dos clases y le pedí si podía conseguirme unas horas de practica en la editorial para practicar con el órgano.

-¡Si, ya te aviso!- Exclamó.

Y pocos minutos después me mandó un mensaje de WhatsApp avisándome que viera a una señora llamada Chihiro y esta mujer me abriría el salón para que practique todo el tiempo que quiera. Entonces le dije a Mitsuko.

-Querida, me temo que en el día de hoy te vas a aburrir conmigo ya que debo estar varias horas practicando con el órgano-

-No te preocupes, te llevo hasta la editorial y luego voy a hacer algunas compras para mi abuela, se las dejo y vuelvo a escucharte tocar-

-Bien, como tú quieras…y apropósito, Harumi y tu viven con su abuela, pero no con sus padres-

Y luego me arrepentí de hacerle una pregunta de carácter íntimo y se lo dije, pero me replicó.

-No te apenes. Es que nunca hablamos de ello. Mis padres, y los de Harumi por supuesto, trabajan en Europa, en Suecia para ser exactos. Tienen muy buenos trabajos porque se fueron contratados. Nos plantearon el problema, yo ya tenía edad de ocuparme de Harumi y de la abuela y así vivimos-

-¿Y cómo te llevas con Harumi?-

-Bien. A veces me gusta presionarla un poco para que se despabile, pero es una gran chica. Ha superado muy bien las exigencias del colegio, es buena, tiene un carácter firme, aunque ella misma no se da cuenta y todavía no sé cuándo se va a decidir por su orientación sexual. Eso sí, nunca la vi con un muchacho-

-Además es taurina. Cabeza dura, con un gran empuje y una enorme determinación-

-Ja, sí , ¿cómo lo sabes?-

-Cumplimos años el mismo día-

-¡Ah, eso no lo sabía!-

-Si, una vez me lo dijo y juro que lo había olvidado hasta que me vino de pronto a la memoria en esta conversación. Voy a tener que recordarlo el próximo 12 de mayo-

Tal como lo programamos, mi amiga me llevó hasta la puerta del edificio de la editorial. Antes que se fuera pedí hablar con la señora Chihiro y en cuanto la mujer nos atendió con toda la clásica amabilidad japonesa le presenté a Mitsuko para que la dejaran pasar en cuanto regresara.

Y me quedé practicando en el gran salón vacío. Fui repasando una a una las canciones que había preparado para el concierto. Y, un poco para aflojar los dedos fui interpretando algunas de mis intranscendentes creaciones. Me sentía muy cómoda. Me imaginaba el salón lleno y, al menos en ese momento, no sentía ninguna aprensión por equivocarme.

Llevaba un tiempo abstraída en mi música que no vi la llegada de Yuzu. La descubrí cuando al final de un tema aplaudió con entusiasmo desde la entrada. Luego se acercó lentamente y cuando estuvo a mi lado dijo.

-Es maravilloso, Alexia-san-

-Gracias amiga. ¿Quieres quedarte a escuchar?-

-Me temo que no puedo. Tengo que ir a trabajar. El director me ha dejado prácticamente con la responsabilidad de los dos eventos, la presentación del libro y el concierto y no quiero que nada falle-

Se acercó a saludar y le di un beso en la frente. Se sonrió y después del adiós se marchó a sus tareas. Quien te ha visto y quien te ve, pensé. Como ha madurado esta jovencita.  La sentía como una hija a la que veía crecer responsablemente.

Llevaba casi tres horas de ensayo cuando apareció Mitsuko. Se acercó lentamente al borde del escenario y en completo silencio se sentó en la primera fila escuchándome. Cuando terminé me aplaudió igual que Yuzu. Me incorporé e hice una reverencia a modo de saludo.

-¿No vas a tocar mas? Mira que yo vine a escucharte- dijo mi amiga.

-Bueno, sí tenes paciencia hago otra ronda de temas-

Y así estuve mas o menos una hora más tocando. Cuando ya estaba por irme reapareció Yuzu. Se saludó con entusiasmo con Mitsuko y luego me dijo que al otro día a las 18 horas comenzaríamos la presentación del libro.

En unos minutos estuvimos en la calle. La tarde estaba hermosa y nos fuimos a caminar sin demasiado rumbo hasta que Mitsuko recordó que yo tengo una katana y una wakizash y me sugirió que fuéramos a conocer el Museo de la espada japonesa a orillas del Rio Sumida.

-Te va a encantar. Además, tienes unos jardines hermosos para sentarse y disfrutar del sol- Me dijo

Y yo no necesité mas para aceptar la invitación. El museo es un moderno edificio, de hormigón armado y tiene una gran muestra de espadas de todos los tiempos, algunas de varios siglos de antigüedad. Y el paseo por el parque llamado Antiguo Jardín Yasuda fue una hermosa experiencia de paz que parecía imposible en medio de la gran ciudad. Un estrecho sendero que bordea un lago nos hace parecer estar en medio de un bosque alejado del bullicio. Le agradecí a mi amiga la idea y retornamos el hotel, siempre caminando, aunque fueron como treinta cuadras ni las sentí. Allí íbamos las dos tomadas de la mano como colegialas, felices de la vida, aprovechando una oportunidad que nunca pensamos que volveríamos a tener.

Por supuesto que no es amor. Mis amores están en Buenos Aires. Esto es solo una aventura para que el día de mañana la recordemos con alegría y nada más. Lo importante era que en ese momento yo era feliz.

Esa noche tuve un zoom con Marga y Keiko. Mitsuko se quedó, muda, del otro lado de la notebook. Les conté acerca de lo que había pasado y de lo que estaba por venir. Nos intercambiamos besos y abrazos a la distancia.

-Supongo que ustedes la están pasando bien- Dije en tono de broma.

La respuesta por parte de Marga fue inesperada.

-Esperamos que vos también, así no sufrís la lejanía-

Y nos reímos las tres. No le contesté nada, temía descubrirme. Mitsuko también hizo una mueca para evitar reírse, pero no se contuvo cuando apagué la computadora.

 

Capítulo XI

 Me levanté como si hubiera dormido varios días seguidos. Estaba descansada y relajada. El sexo de la noche con Mitsuko había sido como un bálsamo tranquilizador. Se dio sin que nos lo propusiéramos. Las caricias fueron suaves, los abrazos contenedores, los besos largos, después de la serie de orgasmos que tuvimos las dos nos quedamos dormidas abrazadas y desnudas.

Al abrir los ojos estaba dada vuelta dando la espalda a mi amiga y ella me tenía rodeada por la cintura con sus largos y fuertes brazos. Traté de no despertarla al moverme, pero fue en vano. Ella me atrajo hacia sí y me dio un beso en los labios. Luego pude erguirme y ya en pie caminar hacia el baño. Me lavé la cara y me preparé un café, le ofrecí uno a Mitsuko, pero me contestó que ya estaba levantándose y se lo iba a preparar ella. Al rato estábamos las dos sentadas en el balcón de nuestra habitación, disfrutando del fresco de la mañana, por supuesto que cubiertas con las robe de chambre provistas por el hotel.

Esa tarde era la presentación del libro y para ponerme en tema temprano me llamó Yuzu preguntando cómo estábamos y para avisarme que la ceremonia tendría lleno total. Que el libro estaba despertando mucho interés. Le agradecí el aviso y le dije que estaríamos en la editorial a tiempo.

-Lo único que no tenemos es alfombra roja- Me dijo riendo.

-No te preocupes, no me hace falta, yo brillo por mí misma- Respondí y ella rio con ganas.

Después del café pedimos el verdadero desayuno. Lo trajo el mismo botones del día anterior y puso la misma cara de sorpresa cuando vio a Mitsuko en la habitación. Cuando se fue mi amiga dijo.

-Me gustaría saber que le pasa por la cabeza a muchacho cuando me ve aquí-

-¿Y que va a pensar? Que somos dos lesbianas-

-Si, obvio. A veces me olvido que vivimos otras épocas en que todo es más explícito y mas libre-

-Y eso a pesar de que somos jóvenes. Imagínate nuestra generación anterior-

La conversación se hizo larga. Ninguna de las dos teníamos ganas de levantarnos de los sillones. Así pasó la mañana hasta que nos decidimos y fuimos a bañarnos juntas. Me vestí sencilla, una blusa de seda blanca y una pollera larga, color verde agua, hasta los tobillos y fruncida de manera que se sentía holgada y muy cómoda, zapatos con taco chino y una mini cartera color negro.

Aunque todavía era temprano salimos a la calle a ver negocios. No pensaba comprar nada mas así que solo se trataba de un recorrido exploratorio. Volvimos al hotel y recogimos el auto. En pocos minutos después estábamos frente al edificio de la Editorial.

En cuanto llegamos nos recibió Yuzu. tenia un par de ejemplares del libro en la mano, editados en japones. Me los dio.

-Estos los voy a tener de recuerdo, porque no entiendo nada- le dije

Luego me alcanzó un tercer libro.

-Me puede firmar éste por favor Alexia-san-

Tomé el libro y lo firmé. “A mi gran amiga del alma Yuzu Ahiara. Con todo el cariño que se merece” Lo leyó y creo que casi se le escapa una lagrima. Luego de recomponerse me preguntó

-¿Vio el anime completo?-

-Si, porque me habían regalado un pen-drive-

-¿Le gustó?-

-Si, ¿por?¿a vos no?-

-¡Si! ¡Me encantó! Y a Mei también y a mamá y a Shou-

-Bueno, me alegro. Y…¿ya leíste algo del libro?-

-Me lo leí todo-

-¿Y que te pareció?-

-Genial. Estoy segura que va a superar ampliamente las ventas de sus otros libros-

-Mejor, tengo muchos gastos-

Y ambas nos reímos.

Luego de esta conversación pasamos al salón. Ya había bastante público ubicado en los asientos. En la primera fila vi a Mei, a Ume, Shou, Shirapon, Momokino y las hermanitas Tachibara. También estaban el abuelo de Mei y Uguwanda. Me acerqué a saludarlos antes de subir al escenario. Intercambiamos algunas palabras y quedamos en juntarnos a comer algo al final del evento.

-Vamos a venir pasado mañana al concierto- Me confirmó el abuelo de Mei.

-Bien, los espero- Respondí. Y como ya era la hora de comenzar subí y me senté al lado del señor Akiyama, director de la editorial y jefe de Yuzu.

El señor Akiyama hizo el discurso acostumbrado de presentación y luego hice mi exposición. El publico estaba atento y en silencio. Era evidente que estaban interesados en lo que yo decía, traductoras mediante. Aproveché para realizar un critica al Estado que se mete en la vida íntima de los ciudadanos.

-El Estado solo debe ocuparse de cuatro puntos. Educación, seguridad, salud y obras de infraestructura y transporte. El resto es privativo de los ciudadanos- Manifesté.

Fue evidente que mi opinión era compartida por todos los presentes pues al finalizar pude escuchar un fuerte aplauso, incluso con gran parte del publico de pie. Agradecí semejante muestra de cariño y mientras me tomaba un respiro el señor Akiyama invitó a los presentes a acercarse a los puestos de venta y les indicó donde estaría yo firmando ejemplares.

De manera que se me cansó la mano de firmar. Todo eran elogios y felicitaciones.

-Ha vuelto a meterse el publico en el bolsillo- Me dijo el director de la editorial. Y luego agregó

-Es evidente que se está convirtiendo en una celebridad y lo que mas me llama la atención es como la sigue la gente joven-

Al terminar la sesión de firmas, pasamos a tomar un lunch. Allí también se me acercaron muchas personas a saludarme y también a avisarme que estarían para el concierto. Luego reuní a todas mis amistades que estuvieron en la presentación y les dije que iríamos a comer algo. Yuzu hizo averiguar si había lugar disponible en el mismo restaurante donde había tenido la cena con los jóvenes estudiantes en ocasión de la presentación de mi libro anterior y la respuesta fue positiva.

Y allá fuimos. Fue una velada maravillosa. Reunida con toda la gente que amo en Japón. Gente que vive tan lejos, no solo en distancia física sino también en distancia en lo social, en lo educativo y en lo formal. La conversación fue muy enriquecedora.

-A veces me pregunto que hubiera pasado si usted no intervenía aquella vez para abrirme los ojos- Me dijo el abuelo de Mei.

-No lo sabremos…por suerte- Le respondí.

 

 

 

Capítulo XII

 A la mañana siguiente recibí inesperadamente una llamada de Yuzu avisándome que un canal de televisión quería hacerme una nota en el salón de actos de la editorial.

-Si, mejor. Porque mi intención era ensayar un poco hoy- Afirmé

-Bien. Los cito para el mediodía ¿está bien?-

-De acuerdo. Yo voy en un rato-

Mitsuko había escuchado la conversación y me dijo

-Entonces tenemos que apurarnos. Ya pedí el desayuno y luego nos vamos-

En un par de horas estuvimos en la editorial. Faltaban otras dos horas para que vinieran de la televisión así fue que me puse a practicar. Mitsuko se acomodó en los primeros asientos y mientras se tomaba un café y escuchaba mi ensayo se dedicó a editar y subir al YouTube los videos de la presentación del anime y la del libro.

A la hora señalada llegó el equipo del canal de televisión. Antes que me preguntara a mi misma como me las iba a arreglar con el idioma ya que por lo general hablo en ingles cuando tengo que comunicarme debido a que los japoneses lo dominan bastante, me encontré con la sorpresa de que el periodista hablaba español.

Yuzu hizo colocar un par de cómodos sillones y una mesita ratona sobre el escenario y allí nos acomodamos. Mientras tanto el periodista y yo nos saludábamos con sendas reverencias y una interminable catarata de elogios de su parte que yo agradecía con una nueva reverencia. Luego nos sentamos, el camarógrafo y el sonidista se ubicaron a un costado y comenzamos la conversación.

-¿Tiene usted Señora Montes-san algún tema que no quisiera tocar o tengo libertad para preguntar?-

-Pregunte lo que quiera-

-Bien, en estos días usted ha sido protagonista de dos exitosas presentaciones, la del anime basado en su novela “Mi aventura en Tokio” y luego su último libro que está siendo agotado en las librerías a un solo día de ponerse a la venta. ¿Por qué cree usted que tiene tanto éxito proviniendo de una cultura diferente a la japonesa?-

-Por una razón que puede parecer vanidad de mi parte, pero lo que creo que ocurre es que el pueblo Japones es muy culto y abierto y por eso saben apreciar aquello que los respeta como publico y no cae ni en groserías ni en mala calidad-

-Lo sorprendente es que, en otros países de buen nivel cultural, si bien ha tenido éxito no es lo arrollador de aquí. ¿A que cree que se debe?-

-No sabría decirlo. Tal vez será que me he preocupado, por curiosidad o por admiración en estudiar su cultura, lo que no me sucedió en la misma medida en otros países a los cuales también respeto, como los de Europa Occidental-

-¿Aparte de Japón y tengo entendido que también en Corea del Sur y por supuesto de la misma Europa, como le ha ido en otros sitios?-

-Salvo Uruguay, donde hay un elevado nivel de educación, en el resto de Latinoamérica he pasado casi inadvertida. Estados Unidos fue un campo que nunca quise explorar y por supuesto que en Medio Oriente y África nadie sabe que existo, salvo alguna noticia de buenas ventas que he tenido en Australia y Nueva Zelanda-

-¿Por qué no le interesa Estados unidos?-

-Porque es un país que vuelve vulgar todo lo que produce. Es un país de plástico barato que copia lo que se hace en otros sitios. Mi problema con ellos no es ideológico. Creo que el capitalismo es lo que ha hecho, hace y hará mover al mundo, pero, simplemente su estética no me seduce-

-¿Podemos hablar de su país?-

-Si, como no-

-¿Es tan desastrosa la situación económica, social y política tal como trasciende a través de las noticias?-

-Es peor. Imagine lo que quiera y le aseguro que será peor de lo que piensa. Podríamos estar aquí conversando todo el día mientras yo trataría de explicarle como estamos y seguramente me quedarían temas en el tintero y usted no hubiera podido entender ni la mitad. Argentina es un país inviable. Por eso apoyo a los jóvenes que buscan oportunidades en otros países, así como mis abuelos viajaron de España a Argentina en busca de trabajo. Tenemos el mismo futuro que Venezuela y Nicaragua y otros similares. El abismo-

El periodista se quedó mudo un segundo. Y como queriendo salir del atolladero en que se había metido cambió de tema, lo que, en secreto, le agradecí.

-¿Y sus relaciones personales? ¿Es cierto que ha hecho del lesbianismo una bandera?-

-No. No creo que las relaciones intimas de una persona deban convertirse en bandera. Cada uno es dueño de hacer lo que quiera entre las cuatro paredes de su casa y, ni el estado, ni otros ciudadanos tienen el más mínimo derecho de opinar u objetar lo que haga-

-Pero usted tiene una predica contra los feminismos bastante conocida-

-Eso es otra cosa. Las feministas les han lavado el cerebro a muchas jóvenes y creen que hablar de determina manera las va a hacer libres. En la Argentina como en México y países del Medio Oriente las mujeres son asesinadas por nada y en ocasiones el Estado es ineficiente para protegerlas y en otras es cómplice-

-Pasando a otra cosa. ¿Cómo llegó a amar la cultura japonesa?-

-No le voy a negar que a través del anime y luego mi curiosidad personal, soy una persona ávida de conocimiento y una cosa me llevó a la otra y así me fui metiendo en sus costumbres cotidianas, en su organización social, en su cultura artística, en su historia…y aquí estoy-

-Mañana brindara un concierto de órgano. Sabemos que, además de sus excelentes videos de You Tube, no tiene mucha experiencia en tocar ante una gran cantidad de público. ¿Cómo cree que le irá?-

-Espero que bien. Lamentaría mucho que me deporten por ello-

El periodista y sus asistentes rieron con ganas de mi ocurrencia.

-¿Qué le llamó primero la atención de nuestra cultura?-

-Las cosas que veía en la calle o en eventos, los maid café, el cosplay, las gyarus, el J-Pop, los trenes, la música de los animes en las estaciones, Shibuya, Akihabara, el transito por la izquierda, la limpieza, las maquinas expendedoras, el respeto mutuo, el saludo con la reverencia…¡tantas cosas!-

-Por ultimo. Usted tuvo algunos episodios en los que su vida corrió peligro. ¿Eso no le hizo pensar en no volver?-

-No querido…usted no sabe de donde vengo. De la selva. Un yakuza en el Gran Buenos Aires sería un bebe de pecho-

Y terminó la entrevista.

-Esta noche a las 22 horas la pasaremos y después tendrá repeticiones por si no la pudo ver. Pero igualmente le hare llegar un pen drive con la grabación a su hotel-

-Le agradezco mucho- Respondí y nos saludamos todos con largas reverencias.

 

 

Capítulo XIII

Esa noche vi la entrevista dos veces, una cuando un joven me entregó el pen drive con la grabación y otras cuando lo pasaron en la televisión. En realidad, fue más larga de lo que he contado, pero no vale la pena explayarme mas. Lo que me satisfizo fue que no cortaron nada. No hicieron ningún tipo de censura y la exhibieron tal cual se grabó.

Mitsuko se encargó de subirla a You Tube lo que le agradecí, no por que no pueda hacerlo yo sino por que estaba agotada. A las dos horas me llamaron mis novias desde Buenos Aires. Habían abierto la aplicación y visto todos los nuevos videos. Estaban encantadas, me felicitaron montones de veces. Me preguntaron como estaba y si las extrañaba.

-Por supuesto que las extraño, pero todavía tengo para un par de días por acá. Mañana a la noche todavía tengo el gran examen del concierto, y pasado mañana tengo una reunión en lo de Yuzu y Mei. ¿Y ustedes? ¿Disfrutando de mi ausencia?-

-Montones. Esperamos que no se te ocurra quedarte a vivir por allá-

-Escuchando las noticias que vienen de Argentina les juro que les diría que dejen todo y se vengan aquí-

 Y así seguimos conversando un rato. Mis novias estaban espléndidas. Las amo locamente. Nos despedimos centenares de veces. Finalmente apagué la notebook y Mitsuko me dijo.

-Me parece que te agarró la nostalgia. Tal vez no quieras tener sexo hoy-

-¡Estas loca! Yo quiero sexo siempre, así esté por estallar el mundo-

Y nos fuimos a la cama.

En la mañana siguiente decidí que debía relajarme lo mas posible. Pedimos el desayuno y lo tomamos en el balcón. La temperatura estaba ideal y el disfrute del café y las masas continuó en una charla interesante.

Mitsuko fue la que habló primero

-A decirte verdad me tiene intrigada como te la arreglas con dos novias. Debe ser bastante complicado-

-No, es sencillo en cuanto te adaptas al pensamiento de que no se trata de un trio sexual sino de una comunidad. Todas somos iguales, podemos tener sexo entre las tres juntas o una con otra según la ocasión y nadie muere de celos. Todo es libre, sin reglas-

-Pero, en lo sexual a una le pueden gustar algunas cosas y a otra no-

-En realidad compartimos gustos y no por que coincidió que cada una los traía de afuera. Nos fuimos enseñando, unas a otras, a hacer cosas y de pronto las tres congeniábamos como el mecanismo de un reloj-

-¿Cosas?-

-Si, ja, ja. Practicamos bondage, nalgadas, broches en los pezones y otras pequeñas torturas, así como también dejar a una atada de pies y manos solo para que mire y se muera de ganas y también practicas de humillación. Somos bastante abiertas-

-Ya veo.  ¿Y hay dominantes y sumisas o juegan todos los roles?-

-Nos turnamos. Es más divertido-

-¿Tiene alguna ventaja aparte de lo sexual?-

-Exacto. Al ser tres es más fácil ayudar a una si tiene un problema. Siempre habrá alguna cerca. Dos es muy poco. A la larga una relación entre dos personas lleva a que una quede sola y es terrible-

-Si, pero entre tres puede pasar lo mismo, pueden quedar solo dos-

-La idea es renovarse con otras personas. Crear una comunidad de autoayuda-

-Genial. Muy original. ¿Fue idea tuya?-

-Si. Pero puramente casual, el origen fue solo porque estaba caliente por las dos-

Mitsuko rio con ganas.

Y entonces le pregunté lo que hacía rato que me intrigaba.

-¿Sabes?, tengo una vieja duda-

-¿Cuál?-

-Maruta, ¿Cómo es en la cama?-

-Ja, ja. Aunque no lo creas son varias las que se hacen la misma pregunta-

-Yo me la imagino convirtiéndose en una fiera salvaje. Como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde-

-Tampoco sos la única que piensa lo mismo, pero te voy a contar. La realidad es que es absolutamente sumisa, así como se la ve. Se deja hacer todo lo que yo quiera, se entrega sin reparos. Goza enormemente de ser sometida-

-Y eso te gusta a vos-

-Si, vos sabes bien que me gusta ser tachi, pero lo mas glorioso viene después-

-¿Por?-

-Porque ese disfrute de ser sometida la va poniendo cada vez mas excitada y ahí si se pone como una fiera. Pero no es que quiera pasar a ser ella la dominante. Es que se exacerba cada vez mas y pide a los gritos mas penetración con dildo o castigos o lo que sea que le esté haciendo. Se convierte en insaciable y así hasta que comienza tener múltiples orgasmos-

-Vaya, y una la ve así tan calladita-

-Es su placer. Pero, ojo, en la vida, es muy diferente. Sabe bien lo que quiere y como lograrlo-

Después de la charla me dedique a descansar. Mitsuko se puso a preparar un par de cámaras, una con trípode y otra para llevar en la mano pues estaba decidida a grabar todo el concierto. También consiguió con un amigo dos micrófonos de alta resolución. Se pasó la tarde organizando todo el equipo y no quiso que la ayudara.

-Vos tenes que estar tranquila y descansada- Me dijo.

Con tiempo salimos del hotel hacia la editorial. Mi amiga cargó en el auto todo lo que deseaba llevar. Ella se había vestido con calzas ajustadas, zapatillas y una blusa muy amplia pues deseaba estar cómoda de movimientos. Como, de alguna manera, yo también quería estar cómoda me puse unas calzas negras con una amplísima botamanga tipo Oxford, una blusa, no tan amplia como la de Mitsuko, de color rosa y unas botitas tipo paje, también rosadas, con un discreto largo de tacos.

Llegamos temprano. todavía no había publico esperando en el vestíbulo. Yuzu me hizo pasar y llegamos al escenario. Volví a verificar el estado del órgano mientras Mitsuko preparaba su equipo. Toqué algunos temas hasta que me avisaron que ya estaba entrando el público.

-¿Mucha gente?- Le pregunté a Yuzu.

-Por la fila que había en la calle creo que va a quedar gente parada-

Y se fue corriendo a seguir con los preparativos. Me fui tras bambalinas a observar el público desde un pequeño agujero en el telón. Allí estaban en primera fila los incondicionales de siempre. Ume y Shou, Mei y su abuelo, Harumi, Matsuri, Sara y Nina, Shirapon, Nene, Momokino, Ugudawa, algunas compañeras de Yuzu y Mei, del colegio de las que no recuerdo el nombre. La única que faltaba era Maruta que llegaría de Paris con sus padres un par de días después que yo regresara al Tercer Mundo. Me sentí emocionada. En eso Mitsuko paso a mi lado y me dio un beso.

-Son todos tuyos nena. En minutos los vas a tener de esclavos-

 

Capítulo XIV

Salí al escenario en el momento en que me presentaba el señor Akiyama. El aplauso no presagiaba nada espectacular, mas bien parecía de compromiso. Me senté en la banqueta y comencé a desgranar algunas notas en una pura improvisación. Los sonidos fueron convirtiéndose en una dulce melodía. De pronto noté que tenía toda la atención de la gente. Algunas mujeres se pasaban la mano por los ojos pues evidentemente estaban lagrimeando de emoción.

Comenzar de esa manera fue una buena idea. Cuando ya los tenia atentos comencé con los temas que tenia programados y el aplauso fue creciendo tras cada canción. Me sentía feliz. Estaba disfrutando de algo que no tenía con los libros. En una comunión con el publico en tiempo real, con sus emociones.

A medida que pasaba el tiempo el ambiente se iba cargando de electricidad. Los aplausos eran mas fuertes y yo elevaba el sonido del órgano para inundar el espacio con mis sonidos. Me sentía volar. Sentía al publico levitando de sus asientos. Cuando toqué Para Elisa se emocionaba, cuando jugué a tocar la 5ta Sinfonía seguida del tema de La Pantera Rosa, tal como sucede en el dibujo animado, se desplomaron de risa.

Yo estaba feliz y tan atenta a mi entorno que hasta veía a Mitsuko girando alrededor de mí con su cámara móvil mientras la fija me tomaba de frente puesta en su trípode. En algún momento mientras tocaba de puse de pie de la emoción y no sacudía mas las teclas porque el órgano no era mío. Pero la que me sacudía era yo, intentaba algunos pasos de baile siguiendo el ritmo de cada canción.

Tuve que hacer varios bises. Me aplaudían de pie. No podía creer el efecto que había logrado. Finalmente me detuve, me paré al lado del órgano e hice una larga reverencia que el público acompañó con mas aplausos. Y salí del escenario. Entre bambalinas me esperaba el señor Akiyama que me abrazó con una emoción que nunca le había visto.

-Los ha despertado- Me dijo casi entre lágrimas.

Salí a saludar varias veces. Yuzu me entregó un ramo de flores. Me sentía una diva de la Opera. Y finalmente me retiré. Bajé a saludar a mis amigos. Mitsuko seguía filmando. Dejó su cámara y se acercó a mí para que saliéramos juntas tomadas por la cámara fija. Y como me acercó un micrófono para que dijera algunas palabras aproveché para agradecerle su trabajo en la realización del video. Y de a poco todos se fueron yendo. Mei y Yuzu me recordaron que teníamos un encuentro al otro día en su casa y que iban a estar todos los que habían presenciado el concierto. Terminé de saludar y cuando todo se calmó quedamos solo Mitsuko recogiendo su equipo y yo sentada en un sillón al costado del escenario tratando de entender todo lo que había pasado.

De regreso al hotel Mitsuko se puso rápidamente a editar y subir el video del concierto a You Tube. Esta vez era un poco mas complejo por que combinaba las tomas de dos cámaras, pero ella es muy hábil para eso y en poco tiempo lo tuvo preparado para que lo viera. Me encantó y estaba diciéndoselo cuando me preguntó.

-Tengo dos variantes de final para subir. Una en la que parezco yo alcanzándote el micrófono y otra que corté antes de esa escena. ¿Cuál quieres que suba?-

-Donde apareces vos-

-¿Y eso no te traerá problemas con tus waifus?-

-Ja, ja. Para nada. Ellas ya sabían que vos ibas a estar asistiéndome en todo. Y, además, no estábamos haciendo nada malo, simplemente yo te agradecía por el video-

-Bien, muñeca. Lo subo-

Y se dedicó a la tarea mientras yo tomaba un par de petacas de coñac de la heladerita y alcanzándole una a ella le dije.

-Tendríamos que ir a festejar ¿Por qué no vamos a cenar a algún restaurante? Después de todo nos quedan solo tres noches para disfrutar esta aventura-

-Termino y vamos- Me respondió.

Y así fue. Después de subir el video y mirarlo un rato, estábamos saliendo a cenar.

Fuimos al Chicken Place en la avenida Kuramaebashi Dori. No había mucha gente y el local era bastante intimo con poca luz. Hasta nos animamos a estar tomadas de la mano.

Mitsuko inició la conversación mientras degustábamos un vino que nos había obsequiado la gerencia.

-Esta aventura ha salido redonda y casi sin proponérnoslo- Dijo ella

-Te confieso que no tenía idea de cual era tu intención. Pensé que estaba volando demasiado mi imaginación al oírte preguntarme si iba a viajar sola-

-Si, en realidad ese día no tenia mucha idea de si esto iba a funcionar, pero todo se fue dando solo y cuando supe del viaje de Maruta fui a preguntarle a Yuzu que sabía de tu venida y si lo hacías sola. Lo demás salió sin contratiempos . Yuzu estaba encantada de que yo me ocupara de llevarte y traerte y hacerte compañía por que le resolvía un montón de problemas de organización-

-¿En que momento te despertó el deseo de tener esta aventura?- Le pregunté.

-En realidad siempre tuve el sueño de que nos viéramos de nuevo y sobre todo en la cama. Solo era cuestión de que se diera la oportunidad-

-¿Me extrañabas?-

-No te voy a dar una respuesta cursi. Me encantó estar con vos y volvería a aprovechar cualquier motivo para compartir un momento-

Y me lanzó la gran pregunta.

-¿Y vos?-

-Igual que tú. Con ganas de una experiencia. Creo que lo bueno de nuestra relación es que no hay compromiso. Alguna vez estaremos de nuevo en la cama…o no-

-Gracias por tu franqueza-

-Igual vos-

Y cuando estábamos en el postre le pregunté.

-¿Vos crees que alguna de las chicas de aquí se habrá dado cuenta de lo que estamos haciendo?-

-Creo que no. Son bastante ingenuas en ciertas cosas. Y si lo intuyen o lo saben ten la seguridad que quedara para ellas. Los japoneses sabemos ser bien discretos. ¿Y tus novias?-

-A decir verdad, me tienen intrigada. Me han dicho un par de veces que no me reprima si tengo ganas de sexo, pero sospecho que lo hicieron para ver si yo “pisaba el palito” por lo tanto me mantendré muda pues creo que si no hablo no van a sospechar-

Y, como es de imaginar esa noche de regreso de la cena tuvimos sexo fogoso, ardiente e interminable. Éramos dos leonas en celo empeñadas en gastar todas nuestras fuerzas provocándonos orgasmos interminables. Temí que nuestros gritos de placer se escucharan en las habitaciones vecinas, pero, deduzco que no fue así pues nadie se quejó, aunque continuamos desenfrenadamente hasta altas horas de la noche.

A la mañana siguiente cuando me desperté me sentía totalmente agotada y dolorida en todos los músculos, pero lo vivido es lo vivido y eso nadie te lo quita.

 

 

Capítulo XV

 Estaba tratando de abrir los ojos en tanto el sol entraba por la ventana de la habitación Mitsuko aún dormía plácidamente y no quise despertarla. Como pude me levanté y después de tomarme un café de la maquina expendedora me senté en un sillón. En ese momento sonó mi celular. Era Yuzu.

-Alexia-san, tenemos un pequeño cambio de planes para la reunión de esta noche. En lugar de hacerse en nuestra casa vamos a aprovechar que el abuelo de Mei nos ofreció la suya, porque quiso participar de alguna manera en hacerle un homenaje a usted-

-Vaya. Me siento halagada- Le respondí.

Luego de la llamada de mi amiga rubia me llamaron Keiko y Marga para contarme que habían visto el video del concierto. Me felicitaron largamente, me dijeron que me amaban y yo les respondí que también y les dije que estaría de regreso en tres días contando el largo viaje. Ni una palabra sobre la aparición de Mitsuko al final del video

La desperté a mi amiga y le conté la novedad. Luego tomamos el desayuno y de pronto recordé algo y le pregunté.

-¿Conservas el uniforme de la escuela?-

-Si, lo tengo en la otra habitación y si no me lo mencionas casi olvido que lo traje. ¿Por qué?-

-Por que yo me traje el que compré en el viaje anterior y como no se me presentó momento de usarlo también ya lo tenía olvidado-

-Supongo que no querrás salir a pasear así vestida-

-Si, esa era la idea. Vayamos a caminar un poco por Akihabara de colegialas-

-¿Alguna vez lo hiciste?-

-Si, el viaje pasado cuando vine con Marga y Keiko salimos las tres de colegiales-

-¡Genial! ¡Voy a buscar mi ropa y vamos!-

Y rápida como un rayo volvió y nos cambiamos. Estábamos esplendidas. Yo disfrutaba esa ropa como una adolescente. Salimos a caminar por los alrededores del hotel y luego nos fuimos a tomar un café a Tullys Cofee en los jardines de un enorme centro comercial y mas tarde nos cruzamos a Animate donde seguí comprando muñecos de personajes de anime. Volvimos al hotel caminado despacio y tomando un helado. Luego decidimos dormir una siesta antes de ir a la reunión.

-¿Vamos de colegialas?-Me preguntó Mitsuko que ya estaba entusiasmada.

-¡Dale!- Respondí.

Y esa tardecita con Mitsuko manejando, como siempre, nos dirigimos a la casa del abuelo de Mei.

La mansión del señor Ahiara es una de las mas grandes de su barrio. Varias veces había estado en esa casa, pero no dejaba de asombrarme. Mi amiga iba a dejar el auto en un sitio de estacionamiento en la calle, pero cuando nos vieron la gente de seguridad nos abrió inmediatamente el portón y nos hizo pasar para que lo dejáramos en el patio de entrada.

Me causó mucha gracia las caras que pusieron cuando nos vieron bajar del vehículo vestidas de uniforme. En ese momento salió el ama de llaves que me reconoció y me saludó haciendo las usuales reverencias y luego hizo lo mismo con Mitsuko.

-Están preciosas- Dijo al observarnos mejor. Y nos hizo pasar

-Ya hay gente que llegó hace un rato- Nos informó.

Y entramos en el gran salón donde aquella vez había la gran escena del padre de Udagawa tratando de amenazarnos con una pistola. Ya estaban allí Yuzu, Mei, Ume y Shou, Shirapon que había traído, porque estaban alojadas en su casa, a las hermanitas Tachiabara que son de Kioto y por fin pude ver a la hermosa Harumi y la picara Matsuri que habían regresado de su viaje. Estaba también el mismo Udagawa, Nene, Momokino, y las nuevas Sayaka y su novia Miyabi. O sea que estaban casi todos. Faltaban unos miembros asociados al abuelo de Mei a los que también había invitado pues deseaban conocerme y que llegaron después que nosotras. Eran unos señores de aspecto grave, como el señor Ahiara, pero enseguida demostraron que tenían un gran sentido del humor y que se encontraban muy cómodos en medio de tanta gente joven.

Como la tardecita estaba de clima templado nos repartimos por todos lados, algunos en el salón y otros en el jardín. Formábamos grupos que conversaban y luego algunos invitados se trasladaban a otro grupo y mientras tanto pasaban los mozos ofreciendo bebidas y bocadillos, y no faltaron los chistes sobre la manera en que Mitsuko y yo habíamos ido vestidas.

Yo era el tema central de las conversaciones, pero los mas interesados en conocerme eran los socios del señor Aihara que me preguntaban por aquella participación mía en los eventos que llevaron a la declaración de amor de Yuzu, y luego quisieron saber de mis libros, de mis opiniones políticas y finalmente del concierto que les pareció maravilloso ya que ellos habían estado entre el público.

Todo su interrogatorio duró hasta que Mitsuko vino a rescatarme al mismo tiempo que el abuelo de Mei anunciaba que la cena estaba lista. Yo creía que ese lunch iba a ser todo el ágape, pero nos invitaron a pasar a otro gran salón, que no conocía, mucho mas grande que era el comedor donde estaba dispuesta una mesa para todos. El señor Aihara se sentó en una de las cabeceras y me indicó que las otra era para mí. Pocas veces en mi vida vi una recepción tan esplendida. Acostumbrada a reuniones mas informales me parecía estar en Versalles cenando frente al mismo Luis XV.

La conversación siguió durante la cena y luego de los postres se puso de pie el abuelo de Mei y levantando su copa dijo.

-Quiero brindar por la señora Montes-san que en una ocasión me abrió los ojos para que no cometiera un error y luego llegó a este país varias veces a traer su talento y su gracia. En realidad, nos gustaría que venga mas seguido, pero es un problema vivir del otro lado del planeta. Señora Montes-san, a su salud-

Yo también me puse de pie y manifesté a mi vez.

-Señor Ahiara-san. Usted me honra mucho mas de lo que merezco. Vine por primera vez a este país ya cautivada por lo poco que conocía de su cultura y aquí no solo aprendí mucho mas, sino que me he hecho de un gran grupo de amigos y eso es lo mas valioso. Yo le agradezco su hospitalidad y aprovecho a decirles a todas y todos que los llevo en mi corazón-

Hubo aplausos y luego el abuelo de Mei nos invitó a tomar un café en el jardín diciendo, además.

-En esta reunión hay mucha gente joven y sé que con deseos de divertirse. Dispongan de la música y bailen y ¡sean felices!-

Y así fue que nos pusimos a bailar entre todas y también invitamos a los socios de Aihara que se reía de ver moverse al ritmo del K-Pop a quienes trataba habitualmente como hombres serios y circunspectos.

En un momento agotada de bailar con casi todas las chicas me senté en un sillón del patio. Se me acercó el abuelo de Mei.

-¿Cómo se siente?-

-Feliz. Muy feliz-

-¿Le puedo hacer una pregunta?-

-Si, como no-

-Yo conozco su opinión sobre su país. Y créame que concuerdo con ella. ¿Nunca pensó en mudarse de país, por ejemplo, aquí?-

-Ja, ja, no me tiente. Le juro que lo he pensado muchas veces. Mi país ya no tiene arreglo. Esta condenado para siempre y realmente creo que lo mejor es irse como lo están haciendo muchos jóvenes. Y si lo pienso realmente lo único que me ata a ese lugar es una casa por que los muebles me los puedo traer si quiero. Tengo conocidos, pero no son relaciones de mucho afecto y mi carrera la puedo hacer en cualquier país pues ya tengo la suficiente fama y si no pudiera conservar esa fama me conformaría con una casita minka en un pueblito, eso si , no muy lejos de Tokio y vivir allí junto con mis novias, teniendo una huerta y seguir viendo a todos ustedes, mis amigos-

-¿No la ata su nacionalidad?-

-No, de ninguna manera. Respeto a la gente que ama incondicionalmente su país, pero yo no. He aprendido que la palabra nacionalismo suele deformarse y comenzar a escribirse con “z” casi sin pensarlo y eso ya sabemos que consecuencias trae. No tengo bandera, no tengo himno, no tengo patria, solo un terrenito de 10x 30 donde está mi casa, nada mas-

-La comprendo. Quiero que sepa que este afecto que sentimos por usted no es solo declarativo. Si alguna vez quiere dar el gran paso la ayudaré con todo gusto y sé que también cuento con gente que estaría dispuesta a colaborar conmigo-

-Le agradezco enormemente. Debo pensarlo.  Y convencer a mis novias…-

-Está todo dicho. Piénselo-

Y se levantó de su sillón para ordenar que se sirviera mas helado de postre.

Caminé sola por entre las plantas del jardín. Mi mente funcionaba a mil por hora. Debo tranquilizarme, debo tranquilizarme, me repetía. Cuantas veces había fantaseado irme de esta basura de país del tercer mundo, corrupto e insalvable donde es probable que me maten antes de llegar a los sesenta para robarme el celular . Aunque sea irme al Uruguay.

Estaba sumida en esos pensamientos cuando llegó Mitsuko a mi lado.

-¿Cómo estás?-

-Hoy muy bien, pasado mañana no sé-

-¿Es por volver a tu país?-

-Si, y encima el abuelo de Mei me estuvo haciendo pensar-

-Aquí todos te queremos mucho y no se trata del sexo…solamente-

Y aprovechando que estábamos en una zona oscura del jardín me dio un beso

Estaba saliendo el sol cuando comenzamos a retirarnos cada una a nuestras casas o alojamientos. El abuelo de Mei nos despidió a todas en la puerta. Cuando salimos en el auto de Mitsuko me dio un fuerte abrazo y manifestó.

-Se lo digo como un padre a su hija. Piense lo que hablamos-

Lo abracé fuerte.

-Se lo prometo-

De regreso al hotel me mantuve callada. Mitsuko respetó mi silencio y no dijo palabra hasta que estacionamos en el garaje. Subimos a la habitación. Tomé un café de la expendedora y le hice otro a mi amiga.

-Nos queda un día y una noche para disfrutar. Vayamos a descansar unas horas y después salgamos a nuestro ultimo paseo- Le dije.

No creo estar equivocada, pero a la recia Mitsuko se le escapó una lagrima. Yo también tenía ganas de llorar.

 

Capítulo XVI

 Ese día y esa noche fueron casi mágicas. No volví a tocar el tema de mudarme de país ni ninguno otro que nos amargara las horas que nos quedaban para estar juntas Mitsuko y yo.

Por la tarde, después de una ducha que nos recompusiera nos fuimos a caminar por Tokio tomadas de la mano y, como repitiendo un rito, nuevamente vestidas de colegialas.

A sugerencia de mi amiga regresamos al hotel a buscar el auto y nos fuimos a la Tokio Skytree a ver la ciudad desde lo alto. Cruzamos el Río Sumida y en pocos minutos estuvimos al pie de la gran torre de mas de 600 metros de alto. No sufro vértigo, pero reconozco que me sentía un tanto aprensiva allá arriba. Mirtsuko propuso que almorzáramos en el restaurante y yo acepté para no demostrar que estaba muerta de miedo. Luego recorrimos el contorno viendo la imagen de esta ciudad tan majestuosa mientras yo sacaba fotos en todas las direcciones.

Bajamos, recorrimos los alrededores de la torre y ya en el auto Mitsuko comenzó a manejar sin un rumbo determinado, solo para pasar el rato. Cada tanto apoyaba una mano sobre mi rodilla, me miraba y se sonreía. Regresamos al hotel y mas tarde volvimos a salir a cenar. Esta vez fuimos al Japanese Fish, otro lugar pequeño pero acogedor. De regreso al hotel mi amiga me ayudó a hacer la valija. Nos tómanos unas petacas de coñac de la heladera y nos arrojamos a la cama a hacer el amor por ultima vez…o hasta la próxima oportunidad.

Fue una noche gloriosa. Ninguna de las dos tocó el tema de la despedida. Solo nos limitamos a darnos placer una y otra vez, como si fuéramos insaciables e inagotables. Cuando amaneció todavía estábamos desnudas y en la posición en que nos había ganado el sueño.

Después del desayuno, ya mas despiertas cargamos nuestras maletas. Mitsuko me llevaría al Aeropuerto y luego regresaría a su casa donde, seguramente, su hermana Harumi le preguntaría con quien estuvo esos días, o no, porque según mi amiga, su hermana es muy bonita y muy despierta para los estudios, pero todavía medio ingenua en la vida.

Nos despedimos cuando me dirigí a hacer el check in. Caminé por el pasillo y cada tanto me daba vuelta para ver a Mitsuko que, no pudiendo ir más allá, seguía mi caminar con su vista. En el momento del adiós me había aflojado. Lloré un poco y ella también.

-Somos juguetes del destino- Dijo ella.

-No lo se. A veces el destino lo hacemos nosotros- Respondí

Y luego de suspirar profundamente agregué.

-Volveremos a nuestras vidas con el mejor de los recuerdos de estos días. Te agradezco tanto que te hayas ocupado de mi-

-Es lo que quise hacer, mi reina latina- Me dijo tratando de reír.

Y me fui por el largo pasillo después de un beso en los labios.

 

Epilogo

 Subí al avión. Busqué mi asiento y luego de acomodar el equipaje de mano me acomodé casi desplomándome en el asiento. Estaba agotada. Pero agotada de antemano. No por lo que había vivido todos estos días en Japón, todo lo contrario, sino por lo que iba a encontrar cuando regresara al maldito agujero tercermundista donde vivo…por ahora. ¿Por ahora?

Amo lo que hago y la recepción a mi arte en la tierra del Sol Naciente me producía un placer inabarcable. Pensé en las palabras del señor Aihara. Si me iba a vivir a Japón tenia garantizada una hermosa recepción. Y si no, como le dije, me conformaría con vivir el resto de mis días en una casita minka con Marga y Keiko y formando una comunidad mas amplia con otras chicas. Lejos de la maldita corrupción, de la inseguridad, de la ignorancia y de la mansedumbre del pueblo argentino que protesta mucho con la lengua, pero no hace nada por mejorar. Lejos de los violentos, de los políticos autoritarios y populistas. Un sueño.

¿Y después que? ¿Me iría a Japón con terremotos y tsunamis? ¿Con Corea de Norte tirando misiles a sus aguas territoriales o con la amenaza de China que quiere invadir Taiwán?

En una época el sueño era Finlandia o Noruega o Suecia. Y ahora andan ahí comprando pastillas de yodo con miedo al avance imperialista de Putin que los haga volar como fuegos artificiales. E igual pasa con todo el resto de la Europa democrática.

¿Ir a otro país de Latinoamérica? Es como saltar de la sartén al fuego, salvo, ya lo he dicho, Uruguay. Ni siquiera me tienta Estados Unidos que cambió un presidente populista por un viejo senil.

El mundo esta por estallar. Nadie parece advertirlo. O, mejor dicho, lo advierten, pero creen que nada les va a pasar. Que podrán seguir haciendo sus negocios, de los honestos y de los sucios. Dos grados mas de temperatura media y ni las paradisiacas islas del Pacifico quedaran como ese refugio fantasioso de alejarse del mundo por que quedaran cubiertas al elevarse el agua de los océanos.

No va a quedar lugar donde esconderse. La humanidad esta destrozando el mundo. Mas vale nos hubiéramos quedado en los árboles, chillando y comiendo bananas y hojas secas.

¿Y yo? ¿Qué hago? ¿Me quedo en esta infamia sudaca mal llamada país esperando a cuando me pongan un revolver en la cabeza o acepto la invitación del señor Aihara y mando todo a la mierda?

Como le dije, no tengo patria, ni bandera, ni himno. Nada me ata a un lugar que odio y en el que no elegí nacer.