Wednesday, September 27, 2023

VIAJES CON HISTORIAS (PARTE 11 DE "MI AVENTURA EN TOKIO)

 

Marga                                   Keiko                    Alexia 

 

 Viajes con historias…

 

        Decimo primera parte de “Mi aventura en Tokio”

 

          Por Alexia Montes

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Repasando

 Mi nombre es Alexia Montes, nací en Argentina, un país rico en recursos naturales, climas variados y paisajes hermosos, pero con un pequeño problema, está lleno de argentinos.

Dos clases de argentinos, los idiotas que no tienen pensamiento propio, ignorantes, pobres por elección, vagos, orillando la delincuencia, seguidores de los jirones de un movimiento seudo popular llamado Peronismo y los otros, los que han tenido la posibilidad de una buena educación, gente de trabajo y de respeto por las leyes pero que no son capaces de reaccionar ante la injusticia ni mucho menos hacer una verdadera revolución.

Me situaría entre los segundos, pero no del todo. Yo me siento capaz de hacer una verdadera revolución. Lo he intentado desde mis libros y mis conferencias. He declarado insistentemente mi incorrección política, pero como decía alguien en la Biblia: “Soy una voz que clama en el desierto”.

No me ata ningún “ismo” o ninguna ideología de cualquier naturaleza. Por comenzar soy antiperonista, anticomunista, anti populista, antinacionalista…y para seguir soy antifeminista, anti lenguaje inclusivo, anti abortista, anti cultura woke, anti veganismo y sobre todo estoy en contra de esa nueva cultura del cambio climático con todas su Gretas incluidas y el “No tendrás nada y serás feliz” que los poderosos planean para el 2030. Y concluyendo también soy atea.

Soy lesbiana, tengo dos novias, pero los movimientos LGTB y las marchas del orgullo me parecen una fantochada para diversión de los homofóbicos y las políticas de genero me resultan interferencias ideológicas en las vidas de las personas. Me parece idiota que las feministas se afeen rapándose el cabello y tiñéndolo de colores varios y andando con un pañuelo verde en la muñeca. ¿O será que es porque no ligan nada por viejas, feas y maleducadas y no consiguen un hombre que las mantenga?

Y me olvidaba…soy escritora, artista plástica y música aficionada. Estudié en una Escuela Industrial para recibirme de Maestra Mayor de Obras en una época en que solo asistían varones en el Industrial, y trabajé de dibujante y diseñadora.

Detesto a las mayorías que creen que tienen la razón solo por ser mayorías y también detesto a las minorías por creer que tienen la razón solo por ser minorías. Detesto a los que creen que una persona es buena porque es negra o mujer o de una minoría sexual y que otras son malas porque son blancas, hombres o heterosexuales.

Y debo confesar que siempre apoyaré movimientos como el MGTOW. Y que cada vez que pueda enseñaré a hombres y mujeres que los sexos no son bandos opuestos, sino complementarios, mal que les pese a las feministas y a la cultura patriarcal.

Los políticamente correctos me suenan hipócritas igual que los militantes. Son gente vana que va para donde los llevan o al menos para donde sopla el viento. No tienen pensamientos propios sino los que les inculcan en nombre de algún líder o de las modas y las ideologías.

Para mí, toda actitud en donde el poder esta sobre la libertad de las personas es fascismo. Cualquier fascismo, de derechas, de izquierdas, nacionalistas, veganos o de orientación sexual o disforia de genero llevado a alguna ideología. Todo lo que pretende ser impuesto por la fuerza contra la libertad individual es fascismo.

La individualidad es la base de la sociedad. El que lucha por sí mismo, el que crea, el que trabaja no se funde en una masa informe e ignorante. Él es un revolucionario cuando hace lo que quiere. Es un artista. Los demás, los que lo sigan son una masa moldeable, los que hacen las revoluciones son los individuos, no la masa y mucho menos ese mito llamado “pueblo”

Esta soy yo y pienso así. ¿Por qué repito todo esto si ya lo saben? Nunca está de más mostrar que uno es un individuo capaz de pararse frente a las masas y desafiarlas a ser inteligentes.

Aunque sabemos que nunca lo serán.

Y ante ello tomo mis propias decisiones. Por esa razón me mudé a Uruguay con mis novias y un pequeño grupo formado por los empleados del padre de Keiko. Mis ganancias provienen de todo el mundo y no están relacionadas con la crisis económica de Argentina pero tanto Marga como Keiko dependían en gran parte de lo que sucede en la caótica situación de ese país. Los negocios inmobiliarios de los que vive Marga están parados por completo. Nadie vende, nadie compra, nadie alquila y lo que se invierte en construcción parece casi inequívocamente solo un medio de lavar dinero sucio. En cuanto a la pequeña fabrica del señor Yamura que ahora administra mi novia japonesita tenía constantes problemas para importar insumos y para exportar su producto debido a las fluctuaciones cambiarias respecto al dólar, un peso nacional cada vez más devaluado y un tsunami de impuestos que ahogan al emprendedor, por ello, antes de tener que echar a uno solo de sus empleados el señor Yamura decidió que era mejor un cambio de aire y ahora todos ellos están absolutamente agradecidos de haber podido dar ese paso de cambiar de país siguiendo a su jefe.

Nos hemos convertido en una comunidad de gente con ansias de trabajo, educación y seguridad pero en otro país. En el país que elegimos para vivir y que nos recibió con los brazos abiertos por que el interés de sus dirigentes es progreso, trabajo y bienestar y no una fantochada populista que solo genera vagos, delincuentes y pobreza sin hablar de la falta de seguridad, asistencia médica y educacional.

Por suerte Uruguay está tan cerca como cruzar el Rio de la Plata, porque si hubiera tenido que asentarme en otro país tal vez pudiera haber sido alguno de Europa o Japón, civilizaciones que tanto admiro pero que están tan lejos y con las consiguientes dificultades de otro idioma. Y ni hablar de los grandes cambios geopolíticos que están sucediendo en el mundo con guerras y enfrentamientos entre democracias consolidadas y populismos imperialistas que pueden encender la mecha de una nueva guerra mundial.

Uruguay está en esta parte del mundo, la América Latina, que nunca se ha distinguido por ser una región democrática y respetuosa de las leyes, económicamente y políticamente estable. Pero este pequeño país es como una mosca blanca que también ha sufrido los embates de los golpes militares de los 70 y el accionar de guerrillas asesinas de izquierda, los Tupamaros, pero superó todo ello y sus presidentes han sabido ser protagonistas de la reconciliación al revés de otros países, sobre todo la Argentina, en donde aquellas diferencias han sido exacerbadas en un grieta en la ciudadanía que ya no se va a cerrar. Una grieta de la que participan, sobre todo, personas que no conocen nada de aquella época de plomo y muerte.

Pero es mejor pasar a temas más divertidos. A mucha gente le sorprende nuestro concepto de comunidad lésbica. Primero porque no somos esas clásica lesbianas con aire de macho frustrado, maleducadas y feas. Y segundo porque no entienden el concepto de que tres personas bien pueden tener una relación estable.  Y a veces se nos quedan mirando como si fuéramos extraterrestres aunque la popularidad que hemos alcanzado como trio ya nos exime de cualquier explicación. Y lo de trio suena más bien a aventura sexual pero no somos eso. No somos una pareja más una amante ni ninguna otra combinación. Solo somos tres amándonos y haciendo el amor. Que eso es lo que calienta los cerebros de más de uno.

Y no lo voy a negar porque ya lo he contado. Nuestras relaciones sexuales, más que eso son verdaderas orgias. Experiencias sensoriales llevadas al borde, donde todo se acepta por parte de las tres, donde todas y cada una somos por momentos las dominantes o las sumisas, a las tres nos gustan ambos roles. Experiencias en donde coexisten el bondage, los pequeños castigos, los juegos con dildos y hasta algunas prácticas de humillación que no puedo detallar. Hasta hemos adquirido elementos para la inmovilización de cuero con cierres y hebillas y así ahorramos tiempo evitando hacer nudos. Las inmovilización que practicamos son de dos clases por sumisión o por omisión. En las de sumisión dos de nosotras atamos a la tercera y la sometemos de todas maneras sin que pueda defenderse, en las de omisión, dos atan a la tercera y la dejan a un lado mientras ellas tienen relaciones y la inmovilizada solo puede ver desesperada por participar, dejándola, además, así toda la noche sujeta a una cama. Mordeduras en los pezones, nalgadas con la mano o con una pequeña fusta son otras variantes de la diversión lo que nos hace pasarla mucho mejor que las resentidas feministas que espantan hombres.

En un mundo diverso, nosotras somos morochas, las tres. Marga es alta, delgada y con el cuerpo trabajado. Tiene un gimnasio en su piso y lo usa a menudo, lleva el cabello corto lo que le da un aspecto andrógino pero no exento de sensualidad. Sus ojos son enormes, negros y sus rasgos son árabes. Keiko es una muñeca de porcelana, con su largo cabello castaño oscuro y sus ojos marrones, tiene una piel muy clara, es la más menuda de las tres y a pesar de su aspecto delicado su carácter es fuerte y contrariamente a lo que pueda imaginarse en la cama es una leona. Yo llevo el cabello largo, negro azabache, y mi piel tiene el tinte de una mezcla 75 % española y 25 % indígena. Soy alta como Marga, delgada y mis atributos más llamativos son mis largas y torneadas piernas por ello es que sigo siendo fanática de las minifaldas.

Cuando no ando corriendo alguna aventura me dedico a escribir unas horas en la mañana, luego un poco de práctica con el órgano o las guitarra y por la tarde pinto. Si escucho música mi predilección es muy amplia. Me sería más fácil decir lo que no escucho: Tango, folclore, reguetón, salsa, rap, cumbia y todo eso que se le parece lo detesto. Aunque debo aclarar, por el lado positivo, que mis preferidos son el k-pop, Serrat, sabina, algunas operas y zarzuelas y la música clásica y de los 80. Soy muy lectora y también me gusta quedarme sentada en algún sillón mirando el mar y disfrutando del silencio.

No veo televisión, pero soy fanática del You Tube. No solo como público sino que además abrí dos canales, en uno tocando el órgano y en otro bailando y haciendo play back de temas famosos. Y para terminar debo decir que soy otaku. Amo el anime y el manga, como amo toda la cultura japonesa.

Y por ello divido mi vida entre América y el Lejano Oriente donde parece que, digo “parece” para no parecer presuntuosa, soy bastante popular, sobre todo ahora que el Estudio WIT estrenó un anime y un manga con mi historia que dio inicio a esta saga.

Y allá en Japón están todas mis amistades sagradas. Con las que compartiría la vida si no fuera porque viven en las antípodas. Por empezar los Aihara, Yuzu, Mei, Ume, Shou y el abuelo. Siguiendo con las Taniguchi, las diosas Harumi y Mitsuko. Y el resto, Momokino, Shirapon, Matsuri, Sara y Nina, Nene, Maruta, el inefable Udagawa que zafó del matrimonio por un pelito así, como diría Maxwell Smart. Y todos aquellos que han tenido que ver con mi actividad artística como el dueño de la editorial y centro cultural que publica mis libros en Tokio y los miembros del Estudio Wit que siempre me hicieron sentir bienvenida.

En cuanto a Shou y su afán de abrir escuelas en los países “en vías de desarrollo” fue una gran satisfacción para mi poder ayudarlo en lo referente a ser atendido por las autoridades que aprobaron su plan en Uruguay y pudimos, él y yo, desquitarnos del intento que fracasara en Argentina por la miopía y el deseo de sus gobernantes de tener a la gente inculta para manejarla mejor.

Y mientras tanto, en Argentina políticos asociados al poder feudal de un provincia, el Chaco, mataron a una mujer. La esposa de uno de ellos. El gobierno cree que es un ataque político y las supuestas defensoras de los derechos de la mujer no dicen nada. Mudas totales por que el asesino o los asesinos son parte de sus socios políticos. Traigo este tema a colación porque no hace más que recordarme porque nos fuimos, porque no queremos volver más, porque sabemos que el populismo puede volver a ser gobierno de nuevo y aunque no lo sea, jamás van a dejar gobernar a los que vengan. Salvo que los que vengan tengan los huevos bien puestos y demuestren lo que valen.

Una verdadera lástima por el país. Por la gente que quiere trabajar en paz.

Por vos, por mí. Por la gente que nació derecha.

 

 Novedades de Japón y otros sitios

              Me desperté y quise incorporarme pero estaba hecha un nudo entre los brazos y las piernas de mis novias. Estaba echada de costado y enfrentada con Marga quien había pasado sus brazos a la altura de mi cuello. Por detrás de mí Keiko me estaba abrazando por la cintura y totalmente pegada a mi cuerpo.

Normalmente, como soy la que se levanta primero para preparar el desayuno, suelo quedarme de alguno de los dos lados de la cama, pero tal vez porque nos quedamos dormidas rápidamente, estaba en el medio y mis novias dormían profundamente.

Como pude me fui desembarazando del enredo y finalmente pude pararme e ir a la cocina a mi tarea habitual. En esta ocasión estábamos en mi piso, de manera que me puse manos a la obra. Luego llevé la bandeja con las tazas rebosantes de café, las paneras, las galletas, la mermelada y la manteca a la mesa del comedor, pero cuando fui a despertar a mis novias ya se habían ido cada una a su piso a ducharse.

Las esperé unos pocos minutos y cuando se hicieron presentes nos dispusimos a desayunar. Conversamos de temas banales como el clima y más tarde regresaron vestidas para trabajar. Debo decirlo, estaban las dos bellísimas. Luego de irse ellas, yo fui hasta el estudio y me dedique a enterarme las noticias en You Tube. Mientras tanto revisé el Whats App y encontré dos mensajes. Uno del solcito Yuzu y otro de mi editor.

Primero revisé el de mi editor. Como era de esperar me pedía que definiera que iba a hacer con respecto a la presentación del libro.

“Es necesario para lanzar toda la promoción” Me decía, pero al mismo tiempo me confesaba que se estaba vendiendo como pan caliente.

Le contesté que organizara una reunión por Zoom y notas periodísticas de televisión o radio, pero que si querían verme que vinieran a Uruguay.

“No pienso volver a Sudacalandia ni muerta”  Escribí y le envié el mensaje.

El contenido de la comunicación de Yuzu era el que me esperaba. Su patrón, el editor de mis libros en Japón ya estaba ansioso por saber si podría presentar el libro allá. Todavía no lo habían lanzado masivamente pero dado que repartieron algunos ejemplares entre amigos ya sabían que se encaminaba a ser un éxito. Pero además, mi gran amiga me informaba que se había encontrado, solo dos horas antes, por pura casualidad en el tren con un gerente del Estudio WIT, al que conocía y sabiendo de mi relación con ella le adelantó que me llamarían del estudio pues tenían un ejemplar del libro y estaban con intenciones de lanzar un manga y si funcionaba ya pensaban en un animé.

Estaba por contestar por medio de un texto escrito pero justo en ese momento me llegó otro mensaje de Yuzu preguntándome si podíamos tener una videollamada ya que tenía muchas ganas de verme. Y como a mí me encanta verla a ella también le respondí de inmediato que sí.

De manera que nos comunicamos a través del Whats App y rápidamente vi la hermosa carita de sol rubio de mi gran amiga.

-¡Hola! ¿Cómo está, Alexia san?-

-Muy bien y contenta de verte. ¿Vos?-

-Genial, con mucho trabajo entre el colegio y la editorial. ¿Vio mi mensaje?-

-Si, pero antes contame, ¿Cómo andan Mei y tus padres?-

-¡Huy!¡Que distraída! Todos andamos muy bien. Mei también con mucho trabajo en la Academia, mamá se la pasa todo el día en la oficina y Shou volvió a partir a la India hace dos días-

-Es bueno saber que andan bien. Realmente se los extraña-

-También tengo noticias al respecto. Hace unos días llamaron a Shou, de casualidad estaba en Tokio, de parte del gobierno de Uruguay y le dijeron que lo iban a llamar varias veces para coordinar algunos detalles de su propuesta. Lo van a hacer por videoconferencia para que no ande viajando pero ya le adelantaron que está invitado para cuando se inauguren las escuelas que están haciendo con sus consejos-

-Así que las vamos a tener por aquí-

-¡Si, espero que pronto! Uruguay es un sitio muy lindo. Bueno, le paso el resto de las noticias. Le estoy mandando por mail varias imágenes para la tapa del libro para que elija la que más le guste. Luego de eso trataremos de combinar si usted puede venir a hacer una presentación. El señor Akiyama tiene muchas ganas de verla-

-Si, mientras no me pida que le haga otra demostración de “iaido”- Dije riendo.

-¿Eso cuando fue?-

-Cuando fui a comer a su casa-

-¡Pero esta bueno! ¡Podríamos hacerlo con público!-

-No sé para que hablé-

-Dele, Alexia san, sería un gran golpe publicitario-

-Vos podes pedirme el cielo que te lo traigo Yuzu. Lo vemos-

-¿Si? ¡Genial!-

-Creo que además me contaste algo del Estudio Wit-

-Si, ocurre que el señor Akiyama le obsequió un libro al señor Nakatake sabiendo que le iba a interesar. El señor Nakatake iba a llamarnos pero casualmente, hoy por la mañana, me encontré con su secretario en el tren y me dijo que estaban estudiando el tema de hacer primero un manga, así que presumo que tendré noticias pronto-

-Bien. Espero tus noticias-

-¿Y cómo se portó la banda de adolescentes por allí?-

-Bien, las tuvimos a todas alojadas en nuestra nueva fortaleza. Hubo mucho movimiento todos esos días pero la pasaron muy bien y me mantuvieron entretenida paseándolas por todos lados. Trajeron un soplo de juventud divertida-

-Pero, Marga, Keiko y usted son divertidas…-

-Si, lo somos pero tuvimos mucho bullicio por aquí y era contagioso. Fue una linda experiencia. Por suerte Mitsuko las tenía a raya-

-Ja, Ja, si… Mitsuko es la que ordena-

Y así hablamos unos pocos minutos más. Me costaba despedirme de ella porque la admiro, por su valentía al luchar por su amor.

Después de cortar me acomodé en el sillón viendo hacia el mar. Ya debía pensar en otro viaje a las antípodas. ¿Podría esta vez llevarme a mis novias o debería viajar sola? Cambiar de aire me agrada pero no puedo estar lejos de Keiko y Marga mucho tiempo. Estoy descubriendo que las necesito cada vez más. Que necesito estar más tiempo abrazada a sus cuerpos compartiendo momentos de palabras y momentos de silencios.

La comunidad se está haciendo más fuerte. Porque nos amamos, porque nos complementamos y nos unimos cada vez más, cada una a las otras dos. La gran aventura que nos llevara al país vecino templó los lazos que nos unen y también, aunque no hubiera ningún tipo de interés amoroso, con el resto de la gente que decidió emigrar siguiendo nuestros pasos: El señor Yamura y su esposa, la señora Azumi y los cincuenta empleados que, junto a esposas e hijos, no vacilaron en dejar atrás su tierra. Y que ahora están felices de haber encontrado…que se yo…la tierra prometida.

Tal vez parezca una historia exagerada, al fin y al cabo no vagamos cuarenta años por el desierto. Lo único que hicimos fue cruzar un rio, un poco ancho quizá, pero solo un rio y unas pocas horas de navegación.

Cuando Marga, Keiko y yo, estamos reunidas en algún lugar de nuestro edificio y repasamos lo que hemos logrado en poco tiempo, solemos pensar que allá en Sudacalandia, mucha gente la está pasando muy mal y va a estar peor.

 

Atendiendo al periodismo sudaca

En ocasiones almorzamos juntas mis novias y yo, en las oficinas de Marga. Soy la encargada de comprar la comida y elegimos ese sitio porque está a medio camino entre la fábrica de Keiko y nuestro edificio.

La temperatura estaba agradable a pesar del inicio del invierno y el sol pegaba de lleno en el balcón de la oficina que da a la plaza Méjico, de modo que llevamos las viandas afuera y nos acomodamos en los sillones existentes.

-¿Alguna novedad?- Me preguntó Marga como si se imaginara lo que iba a contarles.

-Si, varias. Primero mi editor me tiene los ovarios llenos con la presentación del libro en Sudacalandia cuando ni la necesita porque lo está vendiendo como pan caliente. Luego me llamó Yuzu…-

-Uy ¡Que bueno! ¿Cómo está?- preguntó Keiko-

-Ella bien como siempre. A decir verdad cada día más linda, lo sé por qué hicimos videollamada. El tema es que su patrón, o sea mi editor allá, ya anda enloquecido con el libro y quería que le elija el motivo de tapa, pero además…le regaló un libro al director del Estudio Wit y ahora andan con ganas de largar un manga, en principio…-

-Hum, eso quiere decir que hay viaje al otro lado del mundo-

-Exacto, y ahí es donde tengo un problema. En los dos últimos viajes fui sola y a decir verdad las extrañé mucho, pero ahora no sé cómo están disponibles para un viaje, por sus trabajos, digo…-

-Y, podríamos hacer un esfuerzo, más que nada para evitar que andes revolcándote con Mitsuko para no extrañarnos- Acotó Marga.

-Lo de Mitsuko ya fue. Ahora debería buscar a otra-

-¿A la hermana?- Insistió Marga

-Es una buena opción- Contesté

-Esta buena Harumi- Manifestó Keiko

-La verdad que si- Agregó Marga.

-Bueno, terminemos esta charla de manera seria. ¿Vienen o no?-

-Yo puedo arreglarme- Dijo Keiko

-Yo también- Confirmó Marga.

-Entonces, en cuanto tenga los modelos para la tapa del libro se lo confirmo a Yuzu y después esperamos, pero conociendo a los japoneses no creo que pasen muchos días para esa presentación y además tengo que esperar el llamado del Estudio pero calculo que no va a pasar mucho tiempo-

Estábamos en los postres cuando me acordé de otra novedad.

-Otra cosa que me contó Yuzu es que tal vez vengan por aquí nuevamente por que Shou va a ser invitado a la inauguración de las escuelas que ayudó a fundar-

-¡Que bueno! Visitas de nuevo- Dijo Marga.

-A propósito de viajes. ¿No pensaron tus padres volver a visitar Japón algún día?- le pregunté a Keiko.

-Creo que sí. Papá era bastante reacio porque tenía malos recuerdos de todo lo sucedido allá pero ahora lo he notado más entusiasmado por la idea-

-Eso estaría bueno. Tendríamos que combinar todo para que hagan el viaje cuando nosotras estemos de regreso, por la fábrica digo…-

-Lo voy a conversar con ellos, así les doy el empuje final-

-Me parece genial- Opiné.

-Esto va a parecer un corredor de idas y vueltas de japoneses- Dijo Marga riéndose.

Y luego del almuerzo volvimos cada una a sus tareas.

De regreso a casa revisé los mail y me encontré con el de Yuzu enviándome tres modelos de portadas para el libro. Después de pensarlo pocos minutos me decidí por una donde se veía una especie de sombra siniestra acercándose a un niño. De manera que le envié la contestación a Yuzu y para asegurarme también le escribí un mensaje de WhatsApp avisándole de mi decisión. De inmediato me respondió que ya lo había visto y que se la estaba reenviando a la imprenta, pero luego me llamó por videollamada y quedó en avisarme cuando habría una cantidad suficiente del libros impresos así realizábamos la presentación.

-Además no se olvide de la demostración de “iaido”- Me recordó.

-Yuzu, voy a hacer esa demostración pero solo por vos. No te puedo negar nada, pero tampoco te abuses- Y me reí para que supiera que la última frase era un chiste.

Ella redobló la apuesta.

-No se preocupe, pero para la próxima presentación le voy a pedir que haga una demostración de artes marciales-

-Ni en tus mejores sueños- Le respondí y reímos las dos.

Después de esta conversación me dediqué a hacer un boceto para un cuadro en un bastidor con tela. Al menos esa era mi intención pues a los pocos minutos me llamó mi editor en Argentina.

-Listo, ya te arreglé todo. Tenes una nota en el pase de Feimann y Lanata por Radio Mitre. Es a las 10, no tenes que madrugar. Luego conseguí que Novaresio te haga una nota en La Nación Mas-

-Pero él hace solo notas en estudio-

-Si, pero sabe que tengo más ofertas de notas y todos quieren tenerte como noticia-

-Voy a tener que pensar que irme del país me mejoró la imagen-

-Es que el libro impactó y mucho…-

-¿Alguien preguntó qué relación tiene con la historia del político S.?-

-Si, nadie se chupa el dedo. Lo tienen claro-

-Y otra pregunta. ¿Novaresio se va a venir aquí a hacer la nota?-

-Si, ya tienen visto un estudio en Maldonado-

-Bien avísame a cuantos tengo que atender-

-Ok, por de pronto en una semana con el pase en Radio Mitre. Para que no te molesten en tu celular te estoy enviando uno por correo-

-Bien pensado. No se me hubiera ocurrido-

Y corté.

En los siguientes días di varias notas por teléfono a diferentes medios. Cuando me preguntaban si la historia tenía que ver con el político pedófilo me limitaba a decir que se me había ocurrido en base a las noticias que había leído pero que, salvo los juicios y el final del delincuente y sus secuaces en la cárcel, el resto era pura fantasía. Ya no quedaba nadie para desmentirme ni sospechar lo que realmente había ocurrido.

La entrevista con Novaresio fue amena y relajada. La grabamos de un solo intento sin cortes. Fue en un estudio del canal 7 de Maldonado en la Avenida Joaquín de Viana. Fue un gran placer conocer al periodista pues sigo sus programas desde hace tiempo. Él se mostró muy respetuoso y amable. No solo conversamos sobre el libro sino que también tocamos temas sobre mi vida, mis otras actividades artísticas y mi opinión sobre la política y el porque me había mudado a Uruguay.

También se habló de sexualidad pues Novaresio es abiertamente declarado gay y me preguntó si me atrevía a hablar del tema y por supuesto como yo también soy lesbiana asumida le contesté afirmativamente. Creo que fue la entrevista en donde mejor pude expresar mis ideas al respecto, como también sobre feminismo y la cultura woke.

Después de esta maratón de notas termine agotada pero feliz. Ahora quedaba saber cómo organizar el viaje a Japón y justo cuando pensaba en eso recibí llamado de Yuzu.

 

Organizando los viajes

Atendí al solcito de Japón por videollamada. Tras intercambiar los saludos formales fuimos al tema que nos interesaba. Me confirmó que la presentación del libro podía estar organizada para el principio del mes siguiente lo que implicaba que faltaban quince días.

Le dije que en principio estaba de acuerdo. Lo que tenía que confirmarle era la obtención de los pasajes aunque pensaba que no iba a ser problema pues los aviones de Qantas van solo con la mitad del pasaje saliendo de Montevideo.

Pero la cosa no terminó allí pues tras darme esa noticia me informó que diez días después de la presentación, los Ahiara debían viajar a Uruguay para la inauguración de las escuelas invitados por el gobierno.

-¡Ah!- Exclamé para luego preguntar -¿Y cuánto tiempo se piensan quedar?-

-Estábamos pensado en unos diez días para hacer un poco de turismo-

-O sea que cuando nosotras nos estaríamos volviendo de Japón ustedes estarían viniendo para acá-

-Algo así-

-Entonces podríamos combinar de viajar todos juntos-

-¡Wow! ¡Esa sería una genial idea!-

-Mira, déjame ver cómo puedo combinar esto. Voy a ver el tema de los pasajes en la aerolínea y te llamo-

-¡Excelente!-

Pero antes de llamar a la aerolínea lo hice a Keiko. En cuanto me atendió le pregunté.

-Decime. ¿Tus viejos tienen pensada alguna fecha para viajar a Japón?-

-No todavía pero desde que hable con ellos del tema me parece que andan cada vez más entusiasmados-

Entonces le conté mi idea.

-Mirá, es una pavada pero se me ocurrió algo que quizá les venga bien- Dije y continué -Los Aihara van a venir más o menos en veinticinco días y luego van a pasar diez días aquí y se regresan. ¿Qué tal si conseguimos que viajen con tus padres todos juntos a Japón?-

-¡Extraordinario!- Exclamó Keiko y quedó en hablar con sus padres.

Pocos minutos después me confirmaba que el señor Yamura y su esposa estaban entusiasmados con la idea.

-Déjame seguir organizando esto y te llamo- Le respondí.

Y llamé de nuevo a Yuzu por video llamada. Le explique cómo estaba armando la situación y ella se manifestó encantada. Mi loca idea estaba tomando cuerpo.

Y de pronto vi aparecer detrás de la cabellera trigal de Yuzu a Ume sonriendo tan simpática como siempre y con una lata de cerveza en la mano-

-Desde ya cuando vengan ustedes se van a hospedar en mi departamento. Tengo libre, con una cama matrimonial, la habitación que era de Yuzu y Mei cuando estaban solteras y si viene los padres de Keiko también los podemos alojar aquí-

-¡Buenísimo! Y desde ya ustedes se alojaran en nuestro edificio, tenemos lugar de sobra-

-Excelente. Así conocemos su nueva mansión-

En cuanto corté con Yuzu y su madre decidí llamar a la aerolínea. Como ya soy una viajera popular me atendieron con toda amabilidad y pronto combiné todos los pasajes con fecha abierta. Tres de ida a Japón para Marga, Keiko y yo, siete de regreso para los Aihara mis novias y por supuesto yo y finalmente seis de ida a Japón para los Aihara y los Yamura y para completar dos de regreso nuevamente para los padres de Keiko.

Fue casi como correr una maratón. Quedé agotada. Al otro día debía completar los datos de los viajeros para lo cual envié mensajes de Whats App a todos explicando además lo que se me había ocurrido y pidiéndoles que confirmen fechas de viaje. Así fue que quedó organizada la gran movida Uruguay- Japón. Pero me faltaba un tema, el Estudio Wit.

Esa noche conversé con mis novias hasta altas horas acerca del viaje y de lo que haríamos. Les conté de la invitación de Ume para alojarnos en su casa y mis novias estuvieron de acuerdo.

-Pero, al mismo tiempo tengo otra idea- Dije

-¿Cuál?-

-Pasar aunque sea un par de noches en una posada en algún pueblito de los alrededores de Tokio. Solo para relajarnos-

-La idea me parece genial. ¿Sería en una de esas casas de madera antiguas?- Preguntó Marga.

-Si, esa es la idea-

-El ex prometido de Mei no tenía una posada en un pueblito idílico?- Preguntó Keiko

-Si, el pueblito se llamaba Chichibu, pero la posada de Udagawa era una casa de material, muy linda por cierto, pero a mi más me flipa una casa antigua. De todas maneras no se si el chico todavía la conserva-

-Averiguaremos- Acotó Keiko y agregó -Vos hiciste demasiado, déjame llamar a Yuzu-

Tomó el teléfono y en un segundo consiguió con la rubiecita. Hablo unos pocos segundos con ella y cuando cortó nos dio la noticia.

-No la tiene más. Ahora está en el rubro de las empresas tecnológicas pero puede recomendarnos en una posada antigua también en Chichibu. Me llamará para confirmar-

Estábamos en eso cuando me llegó el llamado que faltaba. Era del Estudio Wit.

-Buenos días ¿la molesto?- Era el director, el señor Nakatake en persona.

-No para nada- Respondí.

-Sabemos que va a venir en pocos días para la presentación de su nuevo libro y resulta que el señor Akiyama me obsequió un ejemplar. La historia me pareció excepcional y sin pensarlo dos veces junto con mi equipo de mangakas decidimos que era muy bueno para hacer primero un manga y después ver…¿Qué le parece? Usted nos vendería los derechos y además cobraría regalías por el manga como siempre-

-Es una buena oferta, sobre todo viniendo de alguien a quien conozco muy bien y con los antecedentes de negocios anteriores. Estoy de acuerdo, pero cuando vaya por allá terminaremos de conversarlo-

-¡Excelente! Pondré a un grupo de gente a realizar algunos bocetos para que usted los vea cuando venga-

-De acuerdo. Le llamaré cuando llegue a Tokio-

Me dirigí a mis novias.

-Bien, esto se está poniendo muy interesante-

Cuando ya nos disponíamos a dormir llegó el mensaje de Yuzu. Udagawa le había recomendado una posada en una antigua casa de madera llamada Miyamoto, a orillas del río Akahira. Nos dio también el número de teléfono y dirección de Internet. Les escribí para pedirle costos y condiciones. Como a esa hora ellos están trabajando, debido a la diferencia horaria, me contestaron rápido diciendo que tendrían una habitación reservada para tres personas y que el costo sería el mínimo por ser amigas de Udagawa. Se lo agradecí enormemente.

En ese día y el siguiente, por medio de sucesivos llamados telefónicos dejé todo organizado. Fechas, lugares y transportes. A mis novias y a mi nos esperaba una temporada movida. De eso se trata nuestra vida. De hacer lo que nos gusta, de estar con quienes nos gusta y en los sitios que nos gustan. Así sea en nuestro lugar en el mundo o en las antípodas.

La noche posterior a esos días de la organización del viaje la pasé muy relajada. Después de la cena nos fuimos las tres a la cama. Tuvimos sexo suave y amoroso, sin el desenfreno habitual. Fue una verdadera comunión.

 

Almuerzo informal (parte 1)

En la mañana del sábado me levanté un poco más tarde. No mucho. En realidad no me aguanto estar en la cama cuando advierto que el sol está asomando. Estábamos en el piso de Keiko, mis dos novias dormían a pata tendida. Ellas trabajan mucho de Lunes a Viernes pero el sábado y el domingo son sagrados. Y no solo para ellas sino también para sus empleados. Salvo que alguna urgencia se les presente las jornadas laborales no pasan de 40 horas semanales.

Me dediqué a preparar el desayuno. Estaba colocando las tostadas en un plato cuando sentí detrás de mí un par de largos brazos que me rodeaban en la cintura y luego me sostenían firmemente. Una boca, a mi lado se abrió y la lengua comenzó a lamerme el lóbulo de una de las orejas. Enseguida reconocí los brazos fuertes de Marga y me dejé llevar. Sentía su cuerpo pegado al mío haciendo movimientos sensuales. Y yo me estaba calentando.

-¿Se puede saber que tomaste para estar así tan temprano?- Le dije rompiendo el encanto.

Me dio vuelta y yo sumisa. Apoyó sus palmas en mis glúteos y apretándome contra su cuerpo nuevamente me dio un largo, largo, beso introduciendo su lengua hasta mi garganta. Yo ya había perdido noción de la realidad.

Estábamos en eso cuando asomó Keiko por la puerta de la cocina.

-Míralas a las dos tontitas- Dijo riéndose.

Y se metió entre ambas besando y manoseando a una y otra.

Así estuvimos un rato hasta que el silbido de la pava eléctrica nos volvió a la realidad. Dejamos el juego y nos dispusimos a desayunar. Estábamos en eso cuando me sonó el celular.

-¿Quién jode un sábado por la mañana?- Me pregunté.

Miré el aparato y era Mei.

-Uy, que raro, es Mei- Dije y mis novias me miraron pues es difícil que llame ella porque siempre le deja las comunicaciones a Yuzu.

-¡Hola Mei!- Saludé.

-Hola, disculpen la molestia. Ya me contó Yuzu todas las novedades acerca de los viajes y como están organizados. Me parece genial. Pero, también lo supo mi abuelo y como está enterado que los padres de Keiko van a venir a Tokio quiere ofrecerles una recepción con cena un día que deseen. Tiene muchas ganas de volver a ver al señor Yamura por quien tiene un gran respeto-

-Me parece una excelente idea. Les voy a avisar. Estoy segura de que les gustara-

-Buenísimo. Yuzu te manda grandes saludos y Ume también. Ahí están trabajando preparando algunos exámenes que Yuzu debe dar en la Universidad-

-Perfecto. Te voy a mandar un mensaje en cuanto los Yamura me confirmen su presencia aunque dalo por descontado-

Nos despedimos y corté.

-¿Su presencia adonde?- pregunto Keiko que no había escuchado la voz de Mei.

-El abuelo de Mei los invita a su casa un día cuando estén allá-

-¡Ah! ¡Qué bien! Voy a llamarlos para avisarles-

-Y de paso vas a hacer otra cosa. Les vas a decir que vengan a almorzar con nosotras. Así, informal, Y pasamos la tarde con ellos. Una buena tarde familiar, descansada, reposada, relajada…-

-Me parece genial- Opinó Marga.

-Bien, mientras Keiko habla con sus padres vos y yo vamos a comprar comida- Le manifesté.

-Listo, los voy a buscar en un rato- Dijo Keiko

-Entonces todo organizado. Pizza, empanadas, una buena torta de postre, cerveza y vino. Terminemos el desayuno, nos vestimos y cada una a lo suyo- Ordené.

Hicieron la venia, haciéndose las graciosas y Marga fue a su piso, Keiko a su vestidor y mientras tanto yo ordené la cocina lavando lo que usáramos en el desayuno. Luego fui a mi piso.

Un buen rato después estábamos saliendo en diferentes rumbos, Keiko hacia la casa de sus padres y Marga y yo hasta la rotisería Mandela y a la panadería y confitería La Loma, todas en un radio no mayor a ocho cuadras. De manera que nos hicimos de varias pizzas, un par de tartas de pescado y pollo y dos docenas de empanadas regresamos bastante rápido.

Como Keiko quería agasajar a sus padres en su propia vivienda nos pusimos de inmediato a ordenar todo y dejarlo o más prolijo posible. Después de terminar con esa tarea nos tiramos en los sillones a prodigarnos algunas caricias, hasta que sentimos el auto de Keiko y nos pusimos más serias para recibir a los Yamura.

No es habitual ver a los Yamura vestidos de manera relajada. Por su educación y su forma de ser siempre suelen muy formales para vestir. El señor Yamura siempre está de traje y corbata o el traje tradicional japonés que usa para su práctica de “iaido”. La señora Yamura es la elegancia caminando, siempre con faldas largas y ajustadas, zapatos de taco o vestidos de seda y el cabello peinado y recogido. Visten de otras maneras cuando hacen algún deporte o salen a caminar por el centro de Punta del Este. Para las reuniones es casi imposible no verlos luciendo su hermoso vestuario.

Pero esta vez o Keiko los convenció o ellos decidieron que un conjunto de jogging era una agradable manera de sentirse más cómodos. El del señor Yamura era gris oscuro, pantalón holgado y campera y por debajo tenía una remera blanca, la del cocodrilo. El de la señora Yamura era negro y la remera también, con el pantalón muy ajustado al cuerpo, lo que lograba que se la viera sexi. Era evidente que Keiko tenía a quien deberle su belleza.

Mi novia japonesa estacionó el auto en la cochera y subieron por la escalera. Marga, con un conjunto de jogging color rosa y yo con una remera larga con el logotipo del manga Citrus y calzas negras brillantes, los esperamos en la puerta del piso de Keiko. Nos saludamos efusivamente y pasamos todos al espacioso living con vista al mar.

Los padres de Keiko estuvieron un rato mirando hacia la playa mientras nosotras armábamos la mesa del comedor con todo lo que habíamos comprado.

El señor Yamura se dio vuelta y dijo.

-Nos hubieran avisado así les ayudábamos-

-De ninguna manera, los invitamos para que disfruten del momento, no para hacerlos trabajar- Respondí.

-La vista aquí también es magnífica- Opinó la señora Yamura.

-Estamos en un sitio privilegiado- Comentó Marga.

-Y somos privilegiados de tenernos-Agregó el señor Yamura.

-Bien, la idea es que cada uno se acomode donde quiera. No hacer un almuerzo formal todos sentaditos a la mesa, por eso elegimos comida que se puede comer con las manos- Manifestó Marga

-Cada uno va a la mesa y se sirve lo que quiera, la bebida se la alcanzamos nosotras- Agregué dirigiéndome a los Yamura.

-Nos están tratando como a reyes- Dijo el señor Yamura riéndose.

-Es lo que merecen- Dijo Marga.

Una vez que nos distribuimos por los sillones formado una rueda y cada uno con lo que deseaba comer comenzó la charla.

El señor Yamura hizo el primer comentario dirigiéndose a mí.

-Hace mucho tiempo yo le pedí que cuidara a mi hija. Yo sabía que usted es una buena persona. Hoy, con mi hija al frente de la empresa puedo decir que debo agradecer el haber sido tan buena con ella-

Me hizo emocionar…

 

Almuerzo informal (parte 2)

 

Hubo un segundo de silencio. Mire al señor Yamura que miraba a su hija con todo el amor que puede tener un padre orgulloso.

-Usted exagera- Dije y continué -Que Keiko sea una empresaria exitosa, que sea una buena persona es obra de ella y de ustedes, padre y madre-

-Pero en un momento difícil en que a veces los padres no sabemos cómo obrar, encontrarse con una persona como usted, que fue capaz de correr riesgos por amor es casi una bendición-

-Usted lo dijo. Es por amor…-

-También usted es una buena persona- Dijo el señor Yamura dirigiéndose a Marga y agregó -Parecía muy loco lo que estaban por intentar cuando supimos que iban a ser una comunidad de tres y les confieso que en un primer momento temí que hubiera algún conflicto pero me duró poco la incertidumbre. Pronto supe que son una unidad difícil de quebrarse y su inclusión no hizo más que reforzar mi fe en todas ustedes-

-Le agradezco muchísimo lo que usted opina de mí, y lo tomo con el sentimiento de que usted es como un padre para nosotras…bueno además de para Keiko, obvio…un padre como el que no tuve-

-Lo mismo digo- Agregué

-La vida compensa las buenas acciones- Dijo la madre de Keiko.

Y era cierto. En ese momento recorrí con la mirada al grupo. La señora Yamura siempre discreta estaba sentada con toda elegancia en uno de los sillones individuales. El señor Yamura, en el sillón cuádruple con Keiko a su lado, Marga ya había tomado la alfombra sentada sobre ella y recostada contra uno de los sillones y yo, que había hecho lo mismo, pero apoyada contra una pared. Todos con su plato con porciones de pizza y empanadas y el vaso con bebida a su lado. No era fantasía mía, parecíamos una verdadera familia y en cierta manera lo éramos.

-¿Ya están pensando en su viaje a Japón?- Pregunté.

-Si, por supuesto. Estamos muy emocionados- Respondió la señora Yamura.

-¿Y cuánto tiempo piensan quedarse?- Esta vez preguntó Marga.

-Un mes si todo anda bien. Queremos recorrer lo más posible-

-¿Saben que van a viajar junto con los Aihara cuando ellos regresen del Uruguay a su país?-

-Si, lo sabemos, y sabemos que fue idea suya. Realmente tengo una gran admiración por el señor Shou, y su esposa e hijas son tres personas adorables que le tienen gran paciencia. Un hombre no podría hacer las cosas que hace el señor Shou si no tuviera el apoyo de una familia- Respondió el señor Yamura.

-Y no podemos dejar de agradecerle su idea- dijo la señora Yamura dirigiéndose a mí.

-¿Y en cuanto a la invitación del abuelo Aihara?- Quiso saber Marga.

-¡Ah! Una gran distinción. El señor Aihara es una persona muy respetable y comprensiva que se portó muy bien cuando tuvimos toda aquella incómoda situación con el señor Fudo. Para mí, que me reciba en su casa es un gran honor-

-Yo estoy muy feliz de que vuelvan a Japón aunque sea de paseo. Debió haber sido muy duro venirse a América- Dijo Keiko, pasando su brazo por sobre el hombro de su padre.

-Pero, ves querida, en cualquier lugar se conoce la felicidad- Manifestó el señor Yamura extendiendo su brazo hacia nosotras como queriendo abarcarnos.

Y luego se levantó de su asiento y caminó lentamente hacia la ventana. Tenía el vaso con vino en la mano. Hubo unos segundos en que se quedó mirando el mar como lo había hecho al llegar. Luego giró sobre sí y mirándonos dijo.

-¿Saben cuántas personas en el mundo darían algo importante de sus vidas solo por disfrutar de esta paz?-

-Millones- Respondí.

-Exacto, millones y en momentos tan sublimes como este, donde tenemos a nuestro lado a personas que amamos y que nos aman, que tenemos comidas y bebidas, y un techo y una vista como esa -Señaló hacia la ventana- y proyectos y el hecho de saber que esta noche dormiremos en una cama mullida con sabanas limpias y edredones y la habitación calefaccionada, en estos momentos siento que somos más que afortunados y también me pregunto ¿Qué hicimos para merecer esto? Y luego me respondo, trabajamos, estudiamos, nos sacrificamos, supimos esperar y tratamos de pasar por la vida sin molestar la vida de otros. No somos perfectos, no somos ángeles, no estamos tocados por una varita mágica. Somos el resultado de lo que hicimos aunque en nuestra juventud no lo hayamos valorado en su justa medida. A veces pienso que pasaría si por algún acto mágico una persona pudiera vislumbrar, no digo todo su futuro, solo tres segundos, tres segundos que le muestren como será su vida si elije el amor, el trabajo y la educación o todo lo opuesto-

-Pero hay personas que pueden tener ese sueño y sin embargo no tienen las posibilidades de estudiar o trabajar o se ven envueltos en guerras o bajo tiranías opresivas y sanguinarias- Argumentó Marga.

-Exacto. Y eso hace que en el total de la cantidad de gente que vive en este mundo los que tenemos posibilidades de vivir como estamos ahora y de tener un trabajo y una familia y un futuro viviendo en un país normal somos muy pocos en proporción…y eso debe enseñarnos que además de agradecerlo tengamos que cuidarlo con más devoción- Terminó de decir el señor Yamura.

Y volviendo al sillón se sentó ágil, a pesar de sus años, bebió un sorbo de su vino y se quedó mirándonos. En verdad creo que además de su hija Keiko, nos considera realmente a Marga y a mí como si fuéramos sus hijas adoptivas. Hay que tener la mente abierta para comprender que su hija tiene una relación de pareja con dos mujeres al mismo tiempo.

Luego de las pizzas y las empanadas llegó el postre y tras ello el café. Siendo muy grandes los livings de nuestro pisos tuvimos la idea de armar en todos ellos varios sectores con diferentes juegos de sillones, lámparas y mesas ratonas de manera que podía haber gente en uno de esos sectores y otro grupo en otro sector sin molestarse. Para el café elegimos el más pequeño que está ubicado justo contra el ángulo de la habitación que tiene la vista hacia el mar y hacia la Isla Gorriti y la punta más extrema dela ciudad.

Marga, Keiko y yo volvimos a terminar sentadas en la alfombra, apoyadas contra el vidrio del ventanal. Y esta vez la señora Yamura nos acompañó. Finalmente el señor Yamura también ocupo la alfombra pero con la espaldas apoyada en el sillón. Cuando pensé en una reunión informal no me había imaginado esto. Nos reíamos de cualquier pavada, cantamos a coro y luego fui a mi piso a buscar el órgano y toqué varios temas.

El ambiente de fiesta continuó pues de pronto nos pusimos a bailar temas de k-pop que puse en el YouTube. De ahí pasamos a Jerusalema. Los Yamura no tardaron casi nada en aprender la coreografía y pronto estábamos haciéndola casi a la perfección. La alegría era contagiosa y no podíamos dejar de bailar hasta que, obviamente cansadas, terminamos desparramadas por los sillones. El que estaba más encantado era el señor Yamura, al que, por primera vez vi despojado de su seriedad habitual.

La llegada de la hora de la merienda nos relajó. Marga y yo, porque queríamos que Keiko compartiera más tiempo con sus padres, nos ocupamos de preparar el café y lo servimos con masas finas y masas secas en varias bandejas que colocamos sobre una mesa ratona cerca de los sillones. Mientras tomábamos el café hubo un momento de silencio. Creo que en ese momento estábamos sumidos en nuestros propios pensamientos. Pero duró poco. Casi de inmediato la conversación continuó…

 

Almuerzo informal (parte 3)

 

 La señora Yamura rompió el silencio haciéndome una pregunta.

-Alexia, ¿Cuántos viajes ha hecho a Japón?-

-Unos siete…creo-

-¿Y, qué opinión le merece, digamos…como sociedad?-

-Digamos que no he podido ahondar todo lo que hubiera querido. En cada viaje siempre fui como una turista, bueno, con algunas aventuras adicionales, claro está. Pero en mi trato personal lo que más me ha llamado la atención es la cordialidad y el respeto con que me han atendido. Y no solo me refiero a las personas que deben hacerlo por su trabajos sino a todo el resto de la gente que me he cruzado por diferentes motivos-

-¿Lo atribuye a una característica del japonés o al hecho de ser una persona conocida?-

Preguntó el señor Yamura

-No creo que sea porque me consideren conocida, si, tal vez lo soy, pero no al nivel de una estrella de Hollywood. Podría jurar que mucha gente que fue amable conmigo ni siquiera ha leído alguno de mis libros-

-Pero hay algo en Japón que a usted le atrae- Insistió la señora Yamura.

-Si, no voy a negar que desde joven me pareció un lugar exótico con costumbres muy diferentes y que mi primera aproximación fue a través del animé y del manga, pero luego quise saber más, y más y más. Es cierto que soy una persona curiosa por aprender de todo y eso me hizo tratar de profundizar mis conocimientos. En verdad nunca había pensado seriamente viajar a Japón, pero luego surgió lo del libro sobre la homosexualidad y ahí se desató todo. Conocí a las chicas del clan Aihara y a las Taniguchi y así se fueron formando verdaderos lazos con todos ellos y todas ellas-

-Tuvimos muy mala prensa durante cierto tiempo- Opinó el señor Yamura.

-Si, en las películas de Hollywood, sobre todo durante y después de la guerra, igual que con los alemanes, pero el cine yanqui es así, banal y vacío, corriendo siempre detrás de las tendencias, tratando de ser políticamente correcto y sobre todo muy mercantilista-

-Nos han acusado de sanguinarios en la guerra con China-

-No voy a ser parcial en esto. Todas las naciones, en especial las colonialistas, han cometido genocidios sobre todo en las guerras- Manifesté.

-Es cierto, y eso no es disculpa para nadie en particular. Las guerras son así, despiertan lo peor de cada ser humano- Dijo el señor Yamura.

-Pero están en los genes de la humanidad. Desde que un hombre supo que podía eliminar al otro, por la razón que fuera- Opinó Marga

-Tierras, refugios, alimento, mujeres y luego nacionalismos, religión, dinero, poder…- Manifestó la señora Yamura.

-Pero las sociedades mejoran, o lo tratan, se procuran reglas de convivencia y urbanidad, claro que hay de todo pero una gran parte del mundo vive en paz- Dijo Keiko.

-Si, en realidad trata de vivir en paz, pero ocurre que hay otra parte que amenaza constantemente romper el equilibrio como lo hace como Putin en Ucrania- Agregué

-Bien, pero nos fuimos lejos. Creo imaginar que el Japón de hoy le gusta- Dijo la señora Yamura dirigiéndose a mí.

-Si, obvio- Respondí.

-¿Le sorprendió su éxito en Japón?- Me preguntó el señor Yamura.

-Debo confesar que sí. Ni aun en mis mejores sueños podía aspirar a algo de éxito en Europa, y era inimaginable en Oriente-

-¿Es éxito en otros mercados de oriente?- Interrogó la señora Yamura

-Si, mi editor en Japón me ha dicho en mi último viaje que los libros han llegado traducidos, a Corea del Sur, Singapur, Tailandia e incluso Filipinas y que están tratando de desembarcar en China-

-Wow, ¡Eso se llama éxito!- Exclamó el señor Yamura.

-¿Y no tiene miedo de ser ”cancelada”, como se dice ahora, por sus dichos anti woke y todo lo demás?- Volvió a preguntar la señora Yamura

-No, porque tengo mi público, mis seguidores, gente que me conoce justamente por mi posición ideológica y como evidentemente son muchos, los editores me siguen apoyando. Claro que también ellos han descubierto un negocio en ser confrontativos, eso no se discute-

-Y sobre todo porque todas las producciones “artísticas” de la cultura woke son en realidad un fracaso- Agregó Keiko.

Me levanté del piso donde había estado sentada y comencé a recoger la vajilla y lo sobrante de la merienda. Keiko me ayudó mientras Marga continuaba conversando con los Yamura. Cuando llegamos a la cocina mi novia japonesita me preguntó.

-¿Qué te parece que, ya estando aquí, los invitemos a que se queden a cenar y dormir estrenando la habitación que les preparé?-

-Me parece genial. Alguna vez tendrán que usarla-

Keiko me tomó del brazo y me acercó a su cuerpo. Nos dimos un largo beso en la boca. En ese instante la señora Yamura que había decidido colaborar en juntar lo que habíamos usado entró en la cocina, y mientras dejaba, impertérrita, las cosas que traía en la mesada dijo.

-Sigan, sigan, no se preocupen-

Y las tres echamos a reír.

Al regresar al living Keiko les dijo a sus padres que quedaban invitados a cenar y pasar la noche. Que a la mañana siguiente, después del desayuno, los llevaría a su casa.

Ambos se mostraron encantados. El señor Yamura preguntó.

-¿Tienen lugar para que nos quedemos?-

-Hay tres pisos con dormitorios pero yo les tengo reservada una habitación especial, aquí en este mismo piso, que preparé con la idea de que la usen ustedes en exclusividad- Manifestó Keiko y agregó -Síganme-

Y ahí fueron el señor y la señora Yamura tras de mi japonesita a la habitación que está en el otro extremo del piso, en la esquina que da hacia Punta Ballena. Este dormitorio es de generosas proporciones, tiene una gran cama matrimonial en el medio con suaves sabanas de seda y un edredón bordado con motivos japoneses. Estos dibujos se repiten en las puertas de un gran placard ubicado contra una de las paredes. Hay una mesa ratona y un par de sillones de ébano tallado, un biombo laqueado también ilustrado con imágenes clásicas japonesas y un tocador con espejo, además de un par se sillas haciendo juego con los sillones. Las cortinas son rojas de seda y todo el piso está cubierto por una alfombra de largos pelos color blanca.  A un costado, sobre una mesa especial hay un soporte con una katana. Todos los accesorios son japoneses, desde las lámparas hasta los elementos de maquillaje para la madre de Keiko.

Marga y yo seguimos a los Yamura para ser testigos de su reacción al entrar en la habitación en la que Keiko gasto un dineral. Padre y madre quedaron con la boca abierta. No sabían que decir. Se miraban y reían. Una lagrima corrió por la mejilla de la señora Yamura. El señor Yamura entró lentamente y comenzó a observar todo con detalle.

-La katana es falsa- Aclaró mi novia japonesa.

-No importa, está y eso es lo importante- Respondió el señor Yamura.

Le hice un gesto a Marga y me la llevé conmigo. Quería dejar solos a los Yamura para que disfrutaran el momento. Una vez en el living le conté lo del beso y la aparición de la madre de Keiko. Nos reímos de la anécdota y Marga manifestó

-Bueno, no se iba a sorprender. Supongo que se da cuenta que su hija no es virgen-

Y seguimos riéndonos.

 

Almuerzo informal (parte 4)

 

 Cuando todos estuvimos sentados en los sillones del living fui hasta mi piso y busqué una botella de licor de banana. Al regresar tomé pequeñas copas de la vajilla de Keiko y repartí la bebida entre todos. Mientras aun escuchaba sus elogios al contenido de la botella y a mí por la idea junté a Marga y Keiko y les propuse encargar comida típica japonesa.

-De acuerdo- Dijeron las dos, pero Marga preguntó

-¿Alguna vez compramos comida japonesa aquí en Punta?-

-Creo que no. Vamos a tener que buscar y arriesgarnos- Respondí.

-¿Y si le preguntamos a tus viejos?- Sugirió Marga a Keiko.

-Preguntemos- Dijo mi japonesita.

 Los Yamura nos recomendaron Dashi al que elogiaron mucho y además estaba cerca por el delivery. Llamamos y encargamos diferentes clases de pescados y salsas. Pedí, de paso, una recomendación de bebidas, no por que fuéramos a comprar sino porque quería ver si en las cavas que poseemos había algo adecuado. Una vez obtenida la información fui a buscar varias botellas de mi bodega y de la de Marga.

Mientras esperábamos volví a hacer otra ronda de licor acompañado de unas galletas que encontré en mi alacena, sobre todo para no consumir sólo alcohol y que se nos suba a la cabeza.

El sol ya se estaba ocultando en el agua, en el horizonte digamos, y casi sin darme cuenta me quedé mirando por el ventanal el cielo rojizo del atardecer.

“Otro día que se acaba” Me dije para mis adentros y estaba tan abstraída que no noté a mi lado a la señora Yamura, hasta que me habló.

-Hermoso, en estos momentos es cuando una piensa que detrás de todo esto hay un creador-

La miré. “¿Qué le pasa a esta mujer? De pronto se ha vuelto católica”. Pensé. Ella, sin verme, aun así imaginó mi sorpresa y girando la vista dijo.

-Ja, ja, es broma-

Mi sorpresa había sido como consecuencia de que sabía que el matrimonio Yamura, como la gran mayoría de los japoneses es sintoísta y no creen en un dios creador.

Ella continuó.

-De todas maneras el universo el perfecto-

-Coincido, siempre y cuando no se me caiga un asteroide en la cabeza-

Después de reír de mi ocurrencia ella cambió de tema rápidamente

-Se podría decir lo mismo de la relación de ustedes tres-

-Si, es otro milagro de la naturaleza- Dije tratando de parecer graciosa.

-Realmente, como dijo mi marido hoy yo tampoco creía que la cosa iba a funcionar. Claro, será porque somos personas de otra época, aunque, debo reconocerlo, ustedes rompieron todos los moldes. Pero debo agregar algo, lo que más me enorgullece de ustedes es que no hacen de su relación un militancia ideológica como tanto idiota suelto que anda por ahí-

-Es que solo se trata de sentimientos y privacidad aunque yo no pude evitar que algo trascendiera pero las pocas veces que me preguntaron sobre ello solo dije eso…es solo amor. Mis peleas publicas pasan por otro lado, no por mi vida privada-

-Y créame que las comparto- Manifestó la señora Yamura.

Ella se dio vuelta y se encaminó al centro de la habitación. Me quedé mirando el atardecer y de pronto sentí un ligero escozor en el corazón. La relación es perfecta, claro que yo sé que hay algo que mis novias no saben y deberían saberlo: Mi relación con la travesti japonesa, de la que ya ni recuerdo el nombre, en mi último viaje. En ese momento decidí que debía contarles lo que había pasado.

Mi ensimismamiento terminó de pronto cuando sonó el timbre del portero eléctrico. Era el delivery con la comida japonesa. Bajamos Keiko y yo a recibirlo. Le pagué. Le di una buena propina, por si acaso, y subimos al piso.

Servimos toda la comida en diferentes platos alrededor de la mesa y cada uno se iba sirviendo. Abrí otra botella de mi cava y tuvimos un frugal pero deliciosa cena. Pusimos un poco de música japonesa que encontré en You Tube y seguimos disfrutando de la jornada.

-La próxima vez que hagamos una reunión serian interesante verlas vestidas con kimonos- Dijo la señora Yamura.

Estuvimos de acuerdo entusiasmadas y ella prometió que aportaría los tres vestidos pues tenía un colección de ellos. Realmente me encantó la idea y a Marga también. Keiko había usado esas prendas tradicionales pero hacía muchos años atrás y ya ni se recordaba cómo le lucían.

Después de la cena y el postre hubo una ronda de café. Los Yamura manifestaron que deseaban descansar. Repitieron varias veces que habían pasado uno de los mejores días de su vida y que se sentían muy felices de ver cómo nos llevábamos. Así que se retiraron a la habitación que su hija les había preparado y de la que también gozaban de la privacidad de tener su propio baño en suite.

Marga, Keiko y yo nos quedamos en el living de la japonesita. También estábamos agotadas y felices. Yo sentí que no podía dejar pasar ese momento para contar de mi infidelidad. Podría estropear todo pero debía sacarme el peso de encima.

Después de repartir un poco del sobrante de licor de banana me senté en el piso con mi copita. Marga esta acostada en el sillón grande y Keiko en uno individual.

-Debo decirles algo…- Comencé.

-¿Algo que confesar?- Preguntó Marga.

-Si. Se trata de mi último viaje sola a Japón-

Me miraron. Juro que en se momento me pareció que estaban tratando de ocultar una sonrisa.

-Te escuchamos- Dijo Keiko.

-Bien, el hecho es que les fui infiel-

-¿Eso es todo?- Interrogó de nuevo Marga.

-No con Mitsuko, me imagino- Agregó Keiko.

-No…fue con una travesti- Musite casi como queriendo que no me escucharan.

-¡No me digas! ¿Así que te comiste una de verdad?- Dijo Marga.

-Se puede decir que si-

-¿Y cómo es? Preguntó esta vez Keiko.

-Como chupar una salchicha pero más gorda-

Las dos echaron a reír de tal manera que pensé que podían despertar a los padres de Keiko. Yo estaba sorprendida. O no les había caído la ficha o no les importaba en lo más mínimo.

-¿Fue un ida y vuelta?- Seguía inquiriendo Marga.

-Si-

-¿Por dónde te la puso?-

-Por atrás-

-Debí imaginármelo. ¿Y vos también le diste?-

-Con un dildo-

-O sea que, técnicamente, te volteaste un tipo- Marga seguía inquisidora mientras Keiko me miraba con los ojos abiertos como personaje de animé.

-Se podía decir que sí, porque, técnicamente, como vos decís, el tipo no era una travesti total, era una crossdresser-

-Ah, sí. Mejor aún …supongo. ¿Y qué tal?-

-Estuvo bueno y lo mejor fue que quedó todo ahí. A pesar de que tiene mi mail, que lo consiguió en el Estudio Wit, nunca más me escribió-

-Genial- Dijo al fin Keiko

-¿Entonces, que debo esperar de mi confesión?-

Keiko se levantó del sillón. Se arrodilló frente a mí que, como dije, estaba sentada en el piso, tomó la copita de mi mano, la puso a un costado, me sujetó fuertemente por las muñecas y me llevó a la posición de estar totalmente acostada en el piso. La niña me sostenía con toda su fuerza y acercando su cara a muy pocos centímetros de su mi cara dijo con voz suave y melosa.

-Sos una hija de puta. Te comiste a un tipo y ¿sabes qué? Eso me excita mucho más imaginándote como lo penetrabas-

Dicho esto me dio un largo beso en la boca jugando con nuestras lenguas. Finalmente me soltó las manos, se sentó a mi lado en el piso mientras Marga que estaba en el sillón a mis espaldas me revolvía el cabello diciendo.

-Te vas superando-

Y se echaron a reír.

-Ustedes se imaginaban algo- Exclamé

-No tanto así, pero te conocemos y sabemos lo ardiente que sos. No te ibas a quedar sola, varios días solamente masturbándote- Dijo Marga.

Y tomando lo poco que había sobrado de vino lo sirvió en cada copita y propuso.

-Un brindis por la hija de puta que se volteó a un tipo-

Y tras eso tuve que contarles como había sido toda la historia. Cuando terminé Marga dijo.

-¿Y no podemos conocerlo cuando vayamos?-

-¿Qué? ¿Se lo quieren violar?-

-¡Y cómo no!- Manifestó Keiko.

-Te lo imaginas atado boca abajo en la cama, amordazado y las tres dándole y dándole todo el tiempo- Dijo Marga.

-Ustedes son unas pervertidas- Exclamé.

-En algún lado aprendimos- Dijo Keiko señalándome.

Cuando nos terminamos el vino dijo Marga.

-Estoy agotada. ¿Qué les parece si nos vamos a dormir. Mañana después del desayuno Keiko lleva los viejos a su casa. Y cuando regrese…-

-¿Qué?- Pregunté

-El día va a estar frio, es domingo. Ponemos la calefacción. Nos quedamos en lencería y nos hacemos una orgia completa hasta la noche-

-Y el lunes nos levantan con una grúa- Opinó Keiko

-Bueno, si quieres descansas. La orgia la hacemos Alexia y yo- Respondió Marga.

-Ni loca me la voy a perder. Listo, estoy de acuerdo-

Y nos fuimos a dormir las tres a la cama de Keiko. Caímos rendidas en pocos minutos.

A la mañana siguiente, en cuanto el sol se coló por entre las cortinas me levanté como de costumbre. Tuve la delicadeza de ponerme una robe y me puse a preparar el desayuno. Mis novias aparecieron al rato y ayudaron. No hubo que ir a despertar a los Yamura pues llegaron ambos, con sendas robe de seda que les había puesto Keiko en el guardarropa.

-Me siento de gran humor- Dijo el señor Yamura.

-Ustedes nos han hecho sentir así. El día de ayer fue hermoso- Agregó la señora Yamura.

-Nosotras nos sentimos honradas. Deberíamos repetirlo más a menudo- Dije.

Conversando de temas banales pasó la hora del desayuno. Los Yamura fueron a vestirse. Keiko, que también estaba con su robe de seda, hizo lo mismo. En un rato nos estábamos despidiendo. Los padres de Keiko subieron al auto y ella se puso en marcha. Marga y yo nos quedamos saludando desde la puerta del edificio. Cuando se alejaron por la Avenida Costanera, me tomó de la cintura, me dio un beso en la boca y mientras estábamos en el palier me dijo.

-¿Así que te gusta por atrás? No te imaginas todo lo que te voy a hacer ahora que vuelva Keiko-

 

Sexo y viaje.

 No voy a contar en detalle lo que sucedió aquel domingo. Hacerlo sería casi como orillar la pornografía. Lo que puedo decir es que en cuanto Keiko se marchó, Marga y yo subimos a mi piso y arrojando nuestras prendas por cualquier lado nos quedamos con lo más mínimo y acostadas en el sillón más grande de mi living comenzamos a besarnos desenfrenadamente.

Al rato de estar en eso sentimos a Keiko entrando el auto y luego gritando desde la escalera para saber dónde estábamos. En cuanto le respondimos apareció en mi living y sacándose la ropa para estar igual que nosotras se arrojó al sillón y terminamos rodando por la alfombra.

Solo nos detuvimos un rato para comer unas empanadas que habían sobrado del día anterior, luego a media tarde un café con masas finas, también sobrantes. El resto del tiempo fue una interminable, frenética y gloriosa sesión de sexo.

Para la cena hicimos un olla de ravioles con abundante salsa. Trabajamos las tres en mi cocina, así vestidas con lo más elemental. El conjunto de corpiño y tanga de Marga era blanco, el de Keiko rojo y el mío violeta. No tuvimos puesta ninguna otra ropa durante el día.

Después de la cena nos fuimos a dormir. Estábamos agotadas y al día siguiente mis novias debían ir a sus trabajos y yo a comenzar a ocuparme de organizar el viaje. Tras una noche reparadora me levanté temprano, preparé el desayuno y las fui a despertar tirándoles con las almohadas. Me respondieron arrojándomelas de nuevo. Mas tranquilas, desayunamos y luego de vestirse cada una se fue a su destino. Yo me senté en mi estudio y me disponía a trabajar cuando sonó el teléfono. Era mi editor. Me comentó que las notas periodísticas habían dado su fruto y que el libro se estaba vendiendo como pan caliente.

-Espero que no vuelvas a molestarme con más entrevistas- Le dije.

-No será necesario, además ya sé que te vas a Japón y que allá te esperan con los brazos abiertos-

-Obvio. Allá me aman-

-Acá también, bueno, quizá solo la mitad-

-Si tuviera que hacer la cuenta de las personas que leen, luego las que me leen a mí, y a eso le tengo que restar la mitad no veo que haya mucha gente que me ame-

-Demasiada lógica para mí- Argumentó mi editor.

Después de la conversación me dediqué a la preparación de todos los papeles reglamentarios para el viaje, los pasajes y los documentos. Habíamos decidido cargar con poco equipaje. Una sola maleta cada una y nada más. El resto es una carga inútil.

Luego llamé a Yuzu que, como siempre, atendió con una gran sonrisa. La llamo por videollamada solo porque me encanta verla siempre tan radiante y optimista.

-Querida amiga, tengo que pedirte algo. Si tiene realmente intención de hacerme hacer una demostración de “iaido” me vas a tener que conseguir una katana ¿Hay alguna por ahí?-

Mi solcito se rio con ganas.

-Si, creo que debe alguna por ahí tirada. Ja, Ja, descuide, le voy a conseguir la mejor-

-Tampoco es necesario, no te esfuerces y que no te lleve mucho tiempo-

-Considérelo hecho-

Los días pasaron volando. Como nosotras íbamos a volar al otro lado del planeta. En la fecha fijada estamos en el Aeropuerto General Berisso, después de pasar por todas las formalidades del check in, trámite que me altera los nervios porque siempre creo que me he olvidado de algo, embarcamos en el vuelo de Qantas. Tal como lo imaginaba bastante vacío. Nos acomodamos en una fila de asientos de a tres y nos programamos para esta un día entero dentro de ese cigarro volante.

Yo me había llevado un par de libros pero no abrí ninguno. A la media hora de vuelo ya, me habían reconocido dos mujeres que viajaban en plan de turistas juntos a otras especímenes del mismo género. Nos la pasamos haciendo una reunión unos pocos asientos más delante de los nuestros y solo nos detuvimos para las comidas y algún que otro sacudón que nos obligó a colocarnos los cinturones. Conforme avanzaba el viaje, el entusiasmo se fue apagando y mis novias y yo terminamos durmiendo a pierna tendida, cada una en su asiento.

Llegamos a Tokio sin novedad. En el hall nos esperaba un chofer con un cartel con nuestros nombres. Yo tenía la dirección del edificio donde viven los Aihara pero este señor había sido enviado por Yuzu con permiso de su patrón para que nos llevara. De modos que tras un viaje de una hora en medio del enloquecedor tráfico llegamos al barrio de Kasumigaseki. Muy amablemente nos bajó las maletas y tocó el timbre en el departamento de Yuzu y Mei. Ellas nos estaban esperando. El encuentro fue muy emotivo. Nos abrazamos entre todas. Habían preparado, (presumo que fue más trabajo de Yuzu), un almuerzo suculento. Después de comer subimos al departamento de Ume que estaba en el trabajo, pero nuestras anfitrionas nos sirvieron de guía y nos llevaron hasta la habitación que la feliz pareja compartiera cuando eran solo novias.

Yuzu tenía todo controlado y organizado. En eso me recordaba a mí misma.

-Tienen dos días libres, luego está la presentación y también coordiné al otro día una cena en el Estudio Wit, es informal y para conversar del manga, después ya estarán esperándolas en la posada en Chichibu donde tiene tres días y de acuerdo a lo que convinimos tienen tres días para pasear por Tokio y hacer compras. El ultimo día tenemos una cena en lo del abuelo y como mientras tanto Shou va a llegar de la India, el día once estaremos saliendo todas para Uruguay. ¿Les parece bien?-

Marga la tomó de las manos y mirándola a los ojos dijo.

-No podía estar mejor-

Yuzu dirigiéndose a mí me manifestó.

-Ahí, en el placar tengo guardada la katana. No tiene filo pero es una réplica exacta de las que hace Miyairi Norihiro, me la consiguió Akiyama-san-

-¿Para qué es la katana?- Preguntó Keiko.

-¿Cómo? ¿No les comenté? Voy a hacer una demostración de “iaido” el día de la presentación del libro-

-¡Ah!- Exclamaron a dúo mis novias.

Y no dijeron más.

Yuzu nos entregó una tarjetas magnéticas que se usan en lugar de llaves y nos informó que teníamos comida en la heladera, que Ume ya lo sabía y que, ese primer día, ella deseaba que cenáramos juntos. Le contesté que no se hiciera problema. Entonces se despidieron por que debían ir a sus trabajos, al menos por la tarde.

Nos quedamos ordenando la ropa en el placar y vestidas con lo más cómodo que teníamos, o sea nuestro jogging y zapatillas, salimos a caminar un poco.

Subimos a la Torre de Tokio, que nos quedaba a pocas cuadras y luego fuimos al Museo Nacional de Arte Moderno y tras cruzar todo el Parque Chidorigafuchi regresamos al departamento de Ume y Shou. En realidad estábamos agotadas por el viaje y el paseo. Nos dimos una ducha y nos sentamos en el espacioso living a mirar la ciudad desde arriba, una vista que no tenia nada que envidiar a la Torre.

Ya casi de noche llegaron Mei y Yuzu y pocos minutos después hizo lo mismo Ume. El rencuentro con la mamá de Yuzu también fue muy emotivo. Yuzu se ocupó de calentar la comida y Mei de servir la mesa. En tanto, Ume y nosotras nos poníamos al día con las novedades. Ella estaba muy contenta de hacer el viaje a Uruguay.

-Nos han tratado muy bien allí. En realidad me sentí como en casa. Es un país difícil de imaginar en Latinoamérica- Dijo y luego pensó que nos había ofendido y trato de escusarse.

-Disculpen, no quise ser grosera-

-No te preocupes, pensamos lo mismo. Por eso estamos viviendo allí- La tranquilizamos.

 

Paseos por Tokio

 Tras la partida a sus trabajos de las anfitrionas nos quedamos solas en el departamento pero no teníamos ni la más mínima intención de perder el tiempo encerradas. De manera que nos vestimos con nuestros uniformes escolares y salimos a la calle.

Keiko no llamaba mucho la atención por ser japonesa y por ser la más menuda pero Marga y yo con nuestros metros ochenta y nuestro aspecto de árabe, ella y de latinoamericana, yo por momentos nos convertíamos en blanco de las miradas tanto masculinas como femeninas. Aunque creo que no era por la vestimenta sino por ser extranjeras.

Nos dirigimos a la estación del tren con la intención de ir hasta el Santuario Meiji y Shibuya. Como hay dos estaciones con el mismo nombre a pocas cuadras anduvimos perdidas hasta que supimos cuál era la correcta. Allí tomamos la línea Chiyoda hasta la estación Meiji Jingumae. Un viaje de nueve minutos y por el que tuvimos que esperar solo cinco minutos la llegada del tren.

Al llegar a nuestro destino ferroviario, tuvimos que caminar unas pocas cuadras y llegamos al Museo del Templo. Luego nos internamos en los hermosos jardines que invitaban a la paz y al silencio. Como siempre me sucede cuando estoy en Tokio, caminar por esos parques que abundan en toda la ciudad, a pesar del abigarramiento de edificios monumentales, me hace olvidar que estamos en la ciudad más grande del mundo con catorce millones de habitantes en su centro y treinta y seis millones en el Gran Tokio.

El sendero entre cuidados arboles llega al Templo en sí, una serie de construcciones en madera, de cedro o ciprés, con techo a dos aguas de suaves líneas curvas, alrededor de un enorme patio de piso de piedra. Es imposible no impresionarse por la sencillez y a la vez la majestuosidad de las construcciones que, a pesar de todo, están a escala humana y no como las rimbombantes iglesias europeas de alturas descomunales. Claro que la religión tiene conceptos muy diferentes de las occidentales y así son sus templos.

Después de descansar nuestras mentes paseando por los jardines del Templo nos sumergimos en el bullicio más grande del planeta, el cruce de Shibuya. Ya habíamos estado en otras ocasiones pero así como la tranquilidad que habíamos disfrutado también nos atraía enormemente la locura del tránsito en ese sitio tan emblemático de Tokio. Antes que nada pasamos frente al monumento que recuerda a Hachiko, el perro que esperó diez años a que vuelva su amo en la estación del ferrocarril y dejamos, como hacen habitualmente algunas personas, unas flores en el pedestal de la estatua. Luego, para observar mejor el bullicio del cruce nos instalamos en el Starbucks, en el cual se puede ver, desde el primer piso, el ir y venir de miles de personas y autos. Finalmente terminamos en el Shopping 109. No compramos nada pero el paseo es gratificante solo para conocer las novedades de ropa y accesorios.

Esa noche cenamos con nuestras anfitrionas Yuzu y Mei, porque Ume se retrasó a causa de su trabajo. De todas maneras llegó para la sobremesa y tuvimos tiempo de conversar un poco. El segundo día nuestro paseo por la ciudad incluyó los jardines de Hamarikyu y después de caminar casi sin rumbo recalamos en el Parque Hibiya donde pudimos ver un concierto de música clásica en el anfiteatro.

Nueva cena. Esta vez Ume llegó temprano. La que se atrasó fue Mei, ocupada con su responsabilidad del Consejo Estudiantil, pero llegó a tiempo para saludarnos antes de irnos a dormir. Al día siguiente yo tenía la presentación de mi libro y la exhibición de “iaido”. Generalmente el día del evento trato de descansar por lo que les propuse a Marga y Keiko que fueran a pasear si lo deseaban pues yo aprovecharía de practicar un poco con la katana y luego me tiraría a dormir una siesta.

Aceptaron mi idea y se pusieron ropa para andar cómodas. Después del desayuno, con nuestras anfitrionas salieron todas y yo me quedé solita. Me sentía un poco perezosa para practicar por lo que estuve unos minutos viendo el panorama de la ciudad desde el balcón. Finalmente decidí hacer el esfuerzo y comencé la práctica. Fui realizando todas las variantes que aprendí con el señor Yamura. Inclusive me filmé con el celular para observar errores y tratar de saber cómo me vería el público.

“Estoy loca” Pensé. Pero ya era tarde

Tras un par de horas de ensayos me fui a la cama a descansar. Quería sentirme bien para la noche. Obviamente no era la primera vez que hacia una presentación de libro pero igualmente no podía evitar sentirme nerviosa. La temática de la obra era muy fuerte, habría preguntas y encima luego el “iaido”. De modo que me arrojé en la cama, estiré brazos y piernas, me tapé con un suave acolchado de polar y me dormir como una niña.

A media tarde llegaron mis novias. Hicieron tanto ruido al entrar que me despertaron. Llegaron hasta la habitación e insistieron en que había que ponerse bonitas para la noche. Las regañé por despertarme y luego me levanté. Nos duchamos juntas y después elegimos las prendas que llevaríamos.

Marga y Keiko lucirían cortos vestidos, bastante ajustados y de finos breteles. El de Marga era rojo y el de Keiko, negro. Contrariamente a ello, yo me puse un blusa blanca muy holgada y pantalones, de esos ajustados de la cintura a la cadera y luego muy amplios más abajo, de color beige. La idea era estar cómoda para cuando realizara el “iaido”. De todas maneras me puse zapatos con taco aguja. Si me incomodaban en el acto con la katana me los sacaría y listo.

Nos pasó a buscar un chofer con una elegante limusina. El hombre vestía uniforme con gorra.

-Somos como estrellas de Hollywood- Comentó Marga.

Llegamos al edificio donde está el Centro Cultural y editorial del señor Akiyama. Por supuesto que no había alfombra roja ni nada de eso. Bajamos del vehículo como tres señoras absolutamente desconocidas. Ingresamos al hall y allí nos estaba esperando Yuzu, como siempre simpática y encantadora.

-¡Hola, Alexia sempai!- Exclamó y de inmediato nos guió hasta el salón de actos que todavía estaba vacío.

Allí nos recibió el señor Akiyama que sin demora vio que llevaba la katana, en su vaina, en la mano.

-Es un gran placer que usted, siendo extranjera, ejecute una tradición tan importante en la historia de Japón y no temo por ello recordando de cuando la he visto en mi casa tiempo atrás-

-Sinceramente, creo que Yuzu y usted son dos personas muy audaces para dejarme hacer un papelón ante el público-

-No lo hará, no lo hará, se lo aseguro- Insistió.

Mientras conversábamos con el señor Akiyama y Yuzu, acompañada de mis novias y de parte del personal del Centro que ya me conocían y se habían acercado para que les firme sus ejemplares, comenzó a entrar el público en la sala. Los podíamos observar entre bambalinas y me asombró la cantidad que llegaba al punto de que quedó gente de pie.

-No voy a decir que me sorprende la cantidad de gente que vino, pero, sí, me sorprende- Le dije al jefe de Yuzu.

-Usted se ha convertido en la escritora no japonesa más famosa- Me respondió.

-¡Quién lo diría!- Exclamé.

El señor Akiyama volvió a mirar hacia la sala y luego volviéndose a mi dijo.

-Pero, le voy a decir algo…no es solo por sus libros o los mangas y animes del Estudio Wit, es por su don de gentes. Su respeto por nuestra cultura y su predisposición para atender a todo el mundo-

-Le agradezco su comentario- Musité

-Y…otra cosa. El público no sabe lo de la demostración de “iaido”, porque preferimos sorprenderlos. En cuanto usted lo haga los tendrá en el bolsillo para siempre-

-Quisiera ser tan optimista-

Presentación, juego de katanas y travesti

En cuanto estuvo todo listo y el público atento a lo que iba a suceder, el señor Akiyama y yo nos sentamos en el escenario, en un par de enormes sillones ubicados mirando hacia la gente y con una mesita ratona entre ambos donde estaban ubicadas dos botellitas de agua y dos vasos. Me sorprendió gratamente esta nueva disposición. Me parecía mucho más íntima e informal que estar sentados tras de una enorme mesa como solía ser anteriormente.

Mientras nos ubicábamos el aplauso en la sala no se hizo esperar. Antes de sentarme hice una reverencia como saludo y luego me puse cómoda. El señor Akiyama hizo el discurso de presentación que fue, obviamente harto elogioso. Sobre todo porque tiene que vender libros.

Tras su disertación me cedió la palabra. Yo hice un pequeño resumen de la historia aunque sin spoliarla y leí varios párrafos del primer capítulo. No me extendí demasiado. Sé, por experiencia, que el público no tolera discursos demasiado largos ni tampoco aquellos que pretenden volverse demasiado “intelectuales”. Tras ese momento llegaron las preguntas.

-¿La historia está basada en hechos reales?- Interrogó un muchacho

-Si, aunque modifiqué los personajes un poco como para no tener problemas legales y proteger algunas identidades-

-¿Se refiere a las personas que ayudaron anónimamente a descubrir al pedófilo?-

La joven que me preguntó eso estaba dando en el clavo. Pero estaba segura que ni le pasaría por la cabeza que esos personajes éramos yo y mis novias.

-Si, sobre todo a esas personas- Respondí.

-¿Se trataba del caso del político S.?- Esta vez preguntó un señor mayor.

-Si-

-¿Tuvo acceso al expediente?- Preguntó una señora.

-No directamente, pero me brindó la información el periodista que se ocupó de investigar el caso-

-¿Los sucesos en la cárcel fueron ciertos?-

-Tal cual-

-¿No es una manera cruel de justicia?-

-Mira, te voy a decir algo. Sería cruel si el preso es…por ejemplo un ladrón de poca monta que arrebata por sorpresa un celular, pero en el caso de los pedófilos creo que se merecerían eso y mucho más. ¿Y sabes por qué? Porque en Argentina la interpretación de la ley es benévola, demasiado benévola, no solo para los ladrones, también para los femicidas, los asesinos, los violadores y los pedófilos. Por eso se los libera antes de tiempo con cualquier excusa. Ese político iba a reincidir seguramente, pero una ley no escrita es que los violadores y los pedófilos deben sufrir la misma suerte de sus víctimas y de eso se encargan los demás reclusos-

-Ojo por ojo- Acotó el señor Akiyama

-Exacto, como lo decía Hammurabi- Manifesté.

Hubo más preguntas y más respuestas. Luego de casi media hora respondiendo, el señor Akiyama informó que la presentación estaba concluida y que yo iba a hacer, como demostración de mi interés en la cultura japonesa una demostración de “iaido”. Un murmullo recorrió la sala. La sorpresa era total. El jefe de Yuzu y yo nos levantamos de los asientos e hicimos una reverencia. Luego me corrí tras bambalinas donde esperaba Yuzu con la katana, me la entregó y volví al escenario. Se había hecho un solemne silencio.

Me saqué los zapatos con tacos, me acomodé la katana sobre mi lado derecho pues soy zurda y comencé con la demostración. Marga se había acomodado para filmarme.

Hice primero el “Nukitsuke”, que es el desenvainado rápido, luego el “kiritsuke”, corte al oponente, por supuesto que es imaginario en la práctica, después el “chiburi” que es el escurrimiento de la sangre y por último el “noto” que es el envainado. Realizé las doce técnicas de estos pasos durante unos quince minutos. El silencio seguía siendo sepulcral. Cuando terminé me paré frente al público e hice una reverencia. Nadie decía o hacía nada, hasta que, de improviso estalló el aplauso que se fue haciendo cada vez más intenso.

-Queridos amigos- dije y continué- Espero no haberlos ofendido por hacer, yo, una extranjera, algo que es tan caro a sus costumbres ancestrales. Pero mi intención es solo eso, rendir honores a una porción de su cultura-

El aplauso no terminaba.

Tomé los zapatos del piso y levanté la katana con mi brazo derecho hacia lo alto, el aplauso fue más fuerte. El señor Akiyama salió a agradecer e informó que se podía pasar al salón adjunto en dónde yo firmaría ejemplares y se serviría un vino de honor y algunos bocaditos. Siempre me pareció graciosa la idea de que mucha gente va a las presentación de libros o inauguraciones de exposiciones de arte solo para comer.

En el intervalo antes de comenzar la firma me detuve a conversar con mis novias y Mitsuko, su hermana Harumi, Maruta y Matsuri que habían llegado tarde pero acomodadas como podían al fondo de la sala no se habían perdido ninguna palabra. Hubo saludos emotivos y fuertes abrazos. Chistes acerca de la visita de ese grupo a nuestro edificio en Punta del Este y otros temas. Luego me senté frente a un escritorio y de inmediato la fila de gente que había comprado el libro y esperaba que se lo autografíe se hizo bastante larga.

Yo firmaba libro tras libro. Atendía con placer a todos mis lectores. Hacía alguna pregunta circunstancial y le entregaba el ejemplar autografiado. Y no dejaba de recibir felicitaciones por la demostración de “iaido”.

Unos metros delante de mí estaba Marga mirándome y sacando fotos. De pronto cuando una mano delgada me acercó un libro y levanté la vista comprobé que la dueña de esa mano era Hanaku, (de pronto recordé su nombre) la travesti que había conocido en mi viaje anterior. Le sonreí y firmé el libro.

-Magnifica. Has estado magnifica. Es un placer volver a verte- Dijo.

Iba a tomar el libro pero no la dejé.

-Antes de irte al menos contame como has estado-

-Muy bien- Respondió y tomó el ejemplar.

Caminó unos pasos y se quedó hojeándolo. En ese momento miré a Marga y le hice un gesto con la cabeza indicándole donde estaba la travesti. Ella comprendió de inmediato y se le acercó. No pude saber que hablaron hasta que me lo contó.

Este fue el dialogo:

-Hola, me parece que te conozco- Dijo Marga audazmente.

-No creo-

-Hubiera jurado que sí. ¿No tienes un maid café?-

-Ah, puede ser que de ahí me conozcas pero no te recuerdo-

-Bien, es probable que te confunda con otra persona, soy tan torpe que las personas orientales me parecen todas iguales-

-Si, eso dicen los occidentales- Respondió Hanaku más relajada y como la curiosidad pudo más preguntó -¿Vives aquí en Tokio?-

Y ahí se produjo la sorpresa pues Marga toda suelta de cuerpo contestó.

-No, vengo acompañando a Alexia, soy su novia, o mejor dicho una de sus novias.

-Porque yo soy la otra- dijo Keiko que se había acercado subrepticiamente.

Cuando supe de esta conversación me di cuenta el porqué de la cara de estupefacción que puso Hanaku. Pero ni Marga ni Keiko manifestaron que supieran algo de mi aventura.

Hanaku las saludó con una reverencia. Les dijo que se tenía que ir pero antes de alejarse manifestó

-Tienen una gran novia, no la pierdan-

Y se marchó en medio de la multitud. Marga y Keiko me miraron. Yo seguía firmando ejemplares. Estaba en eso cuando Yuzu nos avisó que el señor Akiyama nos invitaba a cenar.

 

 

Tokio Skytree

 Mientras nos dirigíamos al restaurante hablé con el señor Akiyama para pedirle incluir en la mesa a Mitsuko, Harumi, Matsuri y Maruta. Le dije, para que no le pareciera una imposición, que yo pagaría su consumición, a lo cual, tal como lo pensé, se negó muy amablemente. Logré incorporar a mis amigas y de paso quedé bien.

No quiero pensar que hubiera sucedido si el señor Akiyama aceptaba mi propuesta. Obviamente hubiera pagado con gusto sin hacerme más pobre, pero las mujeres somos jodidas, muy jodidas y, lesbianas o no, sabemos que podemos aprovecharnos de los varones. De todas maneras, el jefe de Yuzu, gana mucho dinero gracias a mí con la venta de mis libros y no hubiera tenido ninguna oposición a que yo incluyera a la banda de las Taniguchi y compañía.

La otra conversación antes de la cena fue al reunirme con mis novias. Les pregunté que habían conversado con Hanaku y me contaron todo. Así fue que supe porque la travesti había puesto la cara de sorpresa que le vi.

-Es hermosa. Toda una mujer. Eso no se ve en Latinoamérica- Comentó Marga.

-Estimo que no, y muy dulce también. Ni remotamente podes darte cuenta que es travesti- Manifesté

-Eso es un detalle que no conocemos. ¿Sabías que era travesti antes de ir a la cama?- Preguntó Keiko.

-Si, lo sabía- Respondí.

-¿No te gusta la idea de que lo violemos entre las tres?- Interrogó Marga.

-Veo que seguís con la misma obsesión- Comenté.

-Es que un travesti así vale la pena, no como las latinas que parecen camioneros-

Se acercaron a nosotras las hermanas Taniguchi para agradecerme la invitación. Mitsuko estaba tan esplendida como siempre pero Harumi creo que nos dejó trastornadas. Mis novias y yo nos quedamos mirándola. Esos hermosos senos que tiene asomaban bastante audaces del corpiño que lucía bajo una blusa semitransparente.

-Nena, ¿qué comes para tener esas tetas?- Le pregunté.

Y la diosa no podía responderme porque no paraba de reír.

Llegó Yuzu para avisarnos que podíamos pasar a un salón privado donde cenaríamos. Entramos y nos fuimos acomodando a lo largo de la mesa. Terminamos siendo Yuzu y Mei, Las Taniguchi y sus parejas, mis novias y yo el señor Akiyama y su esposa. Éramos once.

-Tenemos el plantel completo para formar un equipo de futbol- Dijo el señor Akiyama.

La cena fue muy entretenida, además de comer muy bien. Había una mezcla de comida japonesa con parrillada y empanadas que me llenó todos los sentidos. Se conversó animadamente, todos con todos y lo que fue tema de chistes y a la vez elogios fue mi demostración de “iaido”.

En un momento pensé en Ume, que debía estar cenando sola y le se lo dije a Mei que estaba a mi lado.

-No, no va a estar sola. Hoy llegaba Shou y pensaban ir a un restaurante- Me respondió y me dejó más tranquila.

Al terminar la cena nos despedimos y me enteré que el abuelo de Mei había incluido al clan Taniguchi y sus parejas para la reunión en su casa lo que me alegró muchísimo pues temía no volver a verlas antes de nuestro regreso.

Cuando llegamos al edificio donde viven todos los Aihara coincidimos justo con la llegada de Ume y Shou del restaurante. Ellos bajaban de un taxi cuando nosotras, mis novias, Yuzu, Mei y yo lo hacíamos de la limosina. Subimos todos juntos en el enorme ascensor y se decidió hacer una pequeña reunión en el piso de Ume para festejar el reencuentro con el papá de Mei.

Se abrió una botella de vino y una lata con bocaditos salados, como si no hubiéramos estado comiendo hasta hartarnos, pero la ocasión valía la pena. Shou contó algunas anécdotas de la India y luego también hablamos sobre el viaje a Uruguay que tenía al clan Aihara impaciente. Finalmente nos fuimos todos a dormir.

A la mañana siguiente me ocupé del desayuno tal como en casa. Sorprendí a Ume que fue la siguiente en levantarse y le maravilló la disposición de la mesa, me ayudó con algunos detalles y fuimos a despertar a Shou y a mis novias. Al rato estábamos todos sentados desayunando. Luego pasaron Yuzu y Mei que se iban corriendo a sus trabajos.

Antes de irse Yuzu dijo.

-No se olviden de la reunión esta tarde en el Wit y de la cena posterior.-

-¿Vas a estar ahí?- Pregunté.

-Si y Mei también. No pienso perderme el espectáculo-

-¿Qué espectáculo?- Volví a preguntar.

-¡Ah! ¡Sorpresa! A las 18 horas pasa la limusina. La vestimenta es informal-

Y desapareció tras la puerta sin dar más datos.

Esta vez no iba a ser el centro de atención y por lo tanto no quise quedarme a descansar durante el día, de manera que invité a mis novias a dar un paseo. Ume se fue a su trabajo y Shou decidió visitar la Academia Aihara y reunirse con su padre.

Salimos sin tener mucha idea de adónde ir. Nos quedamos en el hall del edificio consultando el mapa de la ciudad. Y finalmente decidimos ir a la Tokio Skytree, el edificio más alto de Japón y la segunda torre más alta del mundo y bastante más alta que la tradicional Torre de Tokio, una imitación de la Torre Eiffel donde habíamos estado días antes.

He estado en la torre Eiffel y en la Torre de Tokio, también en la Skytree aquella vez con Mitsuko. Digamos que las alturas no me fascinan pero las amplias bases de esa construcciones me dan cierta seguridad. En cambio la Skytree es como un palito clavado en el piso, muy alta y muy fina para mis miedos.

Pero me aguanté la aprensión y allá fuimos. Tomamos un taxi porque el Google Maps con las indicaciones de trenes a tomar era casi un caos y además tardaba más que ir en auto. El vehículo, diecinueve minutos después nos dejaba frente al coloso.

Y debo comentar algo. A pesar de mis repetitivos viajes a la tierra de sol Naciente, todavía no me puedo acostumbrar a que los japones circulan por la izquierda y muchas veces me confundo donde mirar cuando cruzo una calle. Algo así nos pasó cuando estábamos cruzando la avenida, casi nos atropella un auto. El conductor dijo algo y supongo que hemos escuchado por primera vez insultos en japones. Entramos en el impactante edificio y después de pagar el equivalente a 3500 pesos sudacas nos dirigimos a los ascensores. El mirador se encuentra a los 450 metros aproximadamente y es circular alrededor de la estructura y debo insistir en que es demasiado impresionante si temes a las alturas, pero la vista es extraordinaria. Desde allí se toma conciencia de que Tokio es mucho más que una gran ciudad. Es un mundo aparte. No puedo imaginar cómo serán Shanghái y Beijín. Eso me hizo decirles a mis novias.

-Algún día tenemos que ir a China de paseo-

-Sería una buena idea- Opinó Marga.

Después de dar la vuelta a toda la torre y ver la ciudad desde todos los ángulos fuimos a almorzar a Mushashi, el restaurante de la torre. Y finalmente bajamos, lo que me tranquilizó aunque disimulé mi temor en todo momento. No hay nada más seguro que pisar tierra firme a al nivel del suelo.

Después nos fuimos caminado al Templo Senso Ji e hicimos una breve pasada por el Zoológico del Ueno. El regreso lo hicimos desde la estación del Ueno hasta Kasumigaseki por la línea de tren Hibiya Line.

Llegamos al departamento a tiempo para darnos un baño y vestirnos para la reunión en el estudio Wit. Estaba entusiasmada por ver a mis viejos amigos y saber cuál era ese espectáculo que mencionó Yuzu.

 

 

Invitación a una orgia

 Tal como lo anunciara Yuzu la limosina llegó a las 18 horas en punto. Nosotras ya estábamos en el hall del edificio para no hacer esperar al chofer. El viaje fue bastante placentero viendo la populosa ciudad desde las ventanillas ya que debimos atravesar varios barrios como Shibuya, Setagaya y Suginami lo que nos demandó cuarenta y siete minutos de travesía.

Bajamos del vehículo justo frente a la gran entrada del Estudio. Allí nos recibieron un par de empleadas que nos guiarían hasta la oficina del señor Nakatake, el director.

A medida que pasábamos por los pasillos nos saludaba todo el personal que en ese momento transitaba por ellos. Todos nos recordaban y eran muy afectuosos en sus demostraciones. En pocos minutos llegamos al piso de las oficinas y allí, en la puerta de su oficina nos esperaba Nakatake quien, de inmediato, nos hizo pasar a las sala de reuniones contigua donde ya había preparado un servicio de té con masas. Se nos unieron Hana y Akiro, los dibujantes que siempre estuvieron a cargo de los trabajos que el Estudio hizo sobre mis obras.

Después de los saludos protocolares me hicieron el obsequio de una muñeca que me representaba tal como se me veía en el anime de mi primera historia, aquella donde influí en la relación de las hermanas Aihara.

No había pasado un minuto cuando llegaron Yuzu y Mei y la reunión comenzó oficialmente. Los artistas del Estudio me mostraron varios bocetos de escenas sobre mi libro del caso del pedófilo y realmente me parecieron increíbles. Habían captado la esencia de los personajes. No pude menos que dar mi aprobación.

-Señores, ustedes han vuelto a hacer magia- Dije

-Usted nos ha dado esa inspiración- Respondió el señor Nakatake.

-Entonces. ¿Podemos comenzar?- Preguntó Azumi Hana.

-¿Está de acuerdo?- Interrogó el director.

-Totalmente- Afirmé.

Y nos dimos las manos.

Por supuesto que, como lo hicieran con mangas y animes anteriores, me irían pasando imágenes de storyboard por mail para que les diera el visto bueno.

Después de esa reunión formal, si se la puede llamar así, el señor Nakatake dijo.

-Bien, atención. En la sala de la planta baja comenzara en breve un festejo, de manera que los invito a pasar. Hay cena y si gustan mover los pies también habrá baile-

Marga, Keiko y yo nos miramos sorprendidas. ¿A eso del baile sería a lo que se refería Yuzu? La miré al solcito pero ella puso cara como de no saber nada.

Antes de llegar al salón de la reunión pasamos por varios sectores en donde el director invitaba a los empleados a concurrir y mientras tanto nos mostraba rápidamente lo que se hacía en cada lugar. En realidad yo ya lo había visto varias veces y mis novias al menos una vez pero no dejaba de parecerme mágico ese santuario de creación artística.

En cuanto llegamos a salón el señor Nakatake se excusó teniendo que atender otros asuntos y nos dejó a las cinco, o sea las Aihara y nosotras en un costado donde había una larga fila de mesas con comida y bebida de todo tipo. De modo que nos dedicamos a comer y bebernos unas cervezas. Se acercó mucha gente a pedirme autógrafos y a felicitarme por tener otro proyecto en conjunto con el Estudio. Yo trataba de responderles a todos pero por momentos era una avalancha humana.

Tras unas cuantas porciones de pizza y sándwiches de miga salió el señor Nakatake por una puerta lateral de un escenario ubicado en un extremo del salón. Se paró frente a un micrófono que le colocaron en ese instante y dijo.

-¡Señoras y señores! ¡Atención! ¡Para nuestro deleite y el de nuestra invitada estrella, la señora Alexia Montes, que sabemos que ama el Kpop! ¡Con ustedes AKB48!-

En ese momento entraron varias chicas con traje de colegiala, camisa blanca y pollerita tableada escocesa. La música comenzó y ellas a cantar y hacer sus complicadas coreografías, por las que admiro a todos los grupos de Kpop, que puedan cantar y bailar sin errar un paso y con total coordinación.

Comencé a aplaudir y bailar en medio del salón. En realidad todos comenzamos. Algunos cantaban. Yo reconocía la música pero soy totalmente ignorante en cuanto a las letras y me limitaba a dar rienda suelta mi entusiasmo. Marga y Keiko se me acercaron y comenzamos a bailar entre nosotras. Todo era algarabía y lo estaba disfrutando como pocas veces.

Debo contar que AKB48 es uno de los grupos que corresponde a una franquicia en China y Japón que forma grupos de 48 chicas para bailar y cantar. Los grupos tienen en su nombre diferentes letras antes del número 48 que se corresponden con el sitio de donde son. En este caso el grupo que actuaba en la fiesta del Estudio eran de Akihabara, el barrio de Tokio, hogar de los estudios de anime o mangakas y negocios de venta de merchandising. Los grupos de 48 chicas tienen la particularidad de que poseen su teatro propio y suelen actuar en vivo por You Tube. Y como dato final, el teatro y las chicas aparecen en el video clip de “World order” titulado “You have a nice day”

Estaba desenfrenada, por momentos bailaba con mis novias, por momentos con Yuzu, también le tomé la mano a Mei, pero ella no se animaba a salir a la pista. En medio de ese descontrol se me acercó Marga, paso sus brazos por mi cuello y acercando sus labios a mi oído me dijo.

-Ahí, atrás tuyo, está la travesti. Me encantaría verte bailar con ella-

Y luego dirigió su mirada hacia Keiko que dos pasos más allá estaba pendiente de la escena. O sea que ambas estaban confabuladas. Me sonreí. Iba a hacer lo que me decía Marga pero se me ocurrió algo mejor. Giré sobre mí. Mire a Hanaku que nos estaba viendo fijamente y la llamé para que se acercara. Lo hizo de inmediato, como si estuviera esperándolo. Y nos pusimos a bailar las cuatro juntas mientras Yuzu bailaba con Mei, a un costado, abrazadas.

En medio del baile comenzamos a charlar y después de un rato, para descansar nos corrimos del centro para seguir conversando. Marga le tiraba los galgos a Hanaku de manera notable.

“Esta sigue empeñada en violársela” Pensaba yo mientras miraba a Keiko que se reía.

El baile continuaba. Tomé a Keiko de la mano y fuimos a la pista. El tema que cantaban las chicas de AKB48 era romántico y mientras danzábamos aprovechábamos para besarnos apasionadamente. Junto a las mesas Marga seguía la conversación con la travesti. Al rato se nos unieron. Fuimos intercambiando parejas unos cuantos temas más. Hasta que volvimos a descansar. Estábamos en eso cuando pasó el señor Nakatake.

-¿Disfrutando?- Preguntó

-Como nunca- Respondí.

-Esto está bueno- Volvió a comentar y sacó a una de sus secretarias a bailar.

Mientras tanto se generó una conversación entre las cuatro. Marga, Keiko, Hanaku y yo. Marga atacó directamente.

-No te vas a escandalizar, pero sabemos que tuviste relaciones con Alexia. Entre nosotras no hay secretos- Dijo para sorpresa de Hanaku

-Espero que no me guarden rencor-

-Para nada. Lo que quisiéramos saber es si estas dispuesta, esta vez con las tres-

-¿Eh? ¿Al mismo tiempo?- Preguntó poniendo los ojos como platos.

-Te estamos dando la oportunidad de tu vida. No la rechaces- Agregó Keiko

-No…no puedo creerlo- Musitó la travesti.

-Vos decidís. Ahora nos vamos tres días a un pueblito y regresamos. Tenemos otros tres días antes de volver a casa. ¿Te llamamos?- Insistí yo.

-¡Por supuesto!- Exclamó Hanaku. Y seguimos bailando.

 

Chichibu

La fiesta siguió en su apogeo varias horas. Mis novias y yo bailamos como nunca. Cada tanto me detenía a conversar con el señor Nakatake o alguno de sus asistentes. O nos sentábamos en unos largos bancos que había contra las paredes y bebiendo una cerveza descansábamos un poco.

De pronto tomamos conciencia de que al otro día teníamos que partir hacia Chichibu y no habíamos dormido ni un poquito. De todas maneras la reunión estaba terminando y la señal fue que las jovencitas de AKB48 comenzaron a despedirse. En realidad, si bien los miembros de los grupos de estas franquicias son 48 están divididos en “Teams” de una doce chicas. En este caso era el Team A y cuando termina una función en su teatro tienen una costumbre que es ir saludando uno por uno a su seguidores. Y así lo hicieron. Además varias quisieron sacarse fotos conmigo y otras me contaron que habían leído mis libros. O sea que nos teníamos una admiración mutua.

Nos despedimos de todos con un breve discurso mío desde el escenario.

-Gente, cada vez que vengo a verlos no solo tengo el privilegio de admirar su trabajo sino que además me hacen sentir como una reina. ¡Los amo! ¡Y volveremos pronto!-

Un estruendoso aplauso contestó mis palabras.

Nos pasó a buscar la limosina acostumbrada. Como íbamos todas al mismo edificio nos llevó a las cinco juntas. Igualmente nos pudimos acomodar muy bien.

Cuando llegamos e íbamos a subir le dije a Yuzu.

-Espero que no interrumpamos en nada a Ume y Shou-

El solcito tardó en darse cuenta de la humorada y luego se ruborizó.

Le pasé el brazo por el hombro y agregué.

-Vamos, no te preocupes. Solo era un chiste-

Y se sonrió con esa sonrisa tan hermosa que tiene.

Subimos y entramos gracias a nuestras tarjetas electrónicas- Ume y Shou estaban viendo la televisión en el living.

-¿Molestamos?- Pregunté.

-De ninguna manera. ¿Una cerveza?- Ofreció Ume que estaba con su lata en la mano.

-No gracias. creo que voy a explotar de todo lo que tome- Le respondí.

Y saludando nos fuimos a tomar una ducha reparadora y dormir un poco.

A la mañana siguiente desayunamos Ume, Shou, Yuzu, Mei, mis novias y yo. Yuzu nos entregó todos los pasajes que necesitábamos y en cuanto a la posada yo ya tenía las reservaciones.

Solo cargamos una valija con rueditas cada una. Dejamos la mayoría de la ropa en el departamento de Ume y Shou. Tuvimos una emotiva despedida. Ume se abrazaba a nosotras.

-Tranquila, que no nos vamos a la guerra- Tuve que decirle.

Mei y Yuzu se fueron a sus empleos y nosotras tres caminamos hasta la estación Kasumigaseki que solo está a un par de cuadras. Allí debíamos tomar la línea local Marunouchi que tiene unos vagones comunes parecidos a los de sudacalandia pero nuevos, limpios y funcionado a horario. Es verdad que cuesta acostumbrarse a usar medios de transporte que sean puntuales quienes traemos encima el ADN del sufrimiento de viajar en los países barbaros de Sudamérica. El trayecto era corto ya que debíamos trasbordar en la Estación Ikebukuro donde tomaríamos el Expreso Seibu Ikebukuro Line.

Todo este recorrido se hizo por vías elevadas en medio de la gran ciudad y sus alrededores por lo que parecía que el Gran Tokio no acababa jamás. En Ikebuko quedamos asombradas por el tren que debíamos tomar. Realmente parecía que entrabamos en una película de ciencia ficción. Todos los vagones eran de un intenso y brillante color plateado. La cabina del conductor de frente redondeado, casi aerodinámico, tenía un parabrisas curvo que le permitía ver en un gran angular. En cuanto entramos nos asombró (aunque creo que ya nada nos puede asombrar en Japón) la impecable limpieza. Todo el interior es amarillo incluidos los confortables asientos, casi más cómodos que los de un avión, con mesita incluida. El piso es alfombrado, de color gris y tan limpio que se podría acostarse allí tranquilamente. Y los que más llama la atención es el exagerado tamaño de las ventanas que comienzan a muy pocos centímetros del piso y llegan casi hasta el techo. Es como ir en una pecera.

Después de acomodarnos en nuestros asientos salimos a recorrer el tren. Realmente no iba mucha gente viajando y uno podrá quedarse donde quisiera pero estamos en Japón y no en Sudacalandia por lo tanto todo el mundo respeta los lugares asignados. En nuestra exploración llegamos hasta la cabina del conductor que puede observarse completa a través de una puerta vidriada. Otra observación: es impecable el uniforme del conductor y de todo el personal.

Una vez sentadas nos dispusimos a viajar. Teníamos dos horas por delante y esperábamos, en algún momento, salir de la ciudad y poder ver el paisaje agreste, lo que sucedió recién cuando salimos de la estación Koma y nos adentramos en una zona montañosa. Igualmente se podían ver, a lo largo de las vías algunos pueblitos pintorescos, de casas tradicionales de madera, con hermosos jardines y mucho colorido de flores. También disfrutamos de un almuerzo ofrecido por la empresa de ferrocarriles y finalmente llegamos a Chichibu. Pero aun teníamos por delante el viaje hasta la posada.

Tomamos un taxi en la estación y nos llevó solo quince minutos, circulando por calles angostas y pulcras, arribar a nuestro destino. La posada era una de esas construcciones de madera, perfectamente mantenida. En cuanto entramos en el lobby salió a nuestro encuentro una simpática japonesita que nos atendió con mucha cortesía. Nos guió hasta el mostrador de recepción donde dejamos nuestros datos y nos dieron las llaves de la habitación. Nuestro hospedaje estaba ubicado en el primer piso. Era de generosas dimensiones, tenía una cama matrimonial y otra de una plaza, amplios roperos y una decoración espartana, solo con algunas pinturas tradicionales sobre las paredes y las puertas corredizas de los placares. Además tenía un gran ventanal que daba a un balcón desde donde se podía observar el valle y el centro de Chichibu a lo lejos. Estábamos felices de haber decidido tomarnos estos días de descanso.

La idea era no andar corriendo de un sitio a otro sino disfrutar poco y bueno. Por lo tanto elegimos para ese primer día ir a Hitsujyama Park. El sitio está ubicado entre las suaves laderas de una colina y está sembrado totalmente de una flores llamadas flox musgosa que brinda un espectáculo único de tonos de color rosa. También hay ciruelos, cerezos y tulipanes y todo el conjunto es casi una orgia de colores. El segundo día fuimos a Hashidate Cave, una caverna a la que se accede por una puerta que parece la de un templo. Luego, adentro hay que andar agachado en algunos tramos pero el espectáculo de paredes y techos es fascinante. Todo el entorno de bosques y montañas también valió la pena visitar.

El tercer día vimos las cascadas de Misotsuchi Icicles. Cascadas que se hielan en invierno pero nosotras vimos solo caer agua, lo que no deja de ser un espectáculo emocionante.

Entre las idas y las vueltas a los sitios que escogimos pasamos por el Chichibu Shrine y el Mitsumine Shrine, ambos templos sintoístas enmarcados por una hermosa vegetación.

En los tiempos libres solíamos sentarnos en el balcón de nuestra habitación o bajar al bar y conversar con los turistas, algunos locales y otros extranjeros. Una señora de España me reconoció y no podía creer que me encontraría en ese sitio. Me pidió autógrafos y se sacó innumerable cantidad de fotos conmigo y mis novias y hasta grabó un video donde me pidió que mandara un saludo a su pueblo.

Fueron tres días maravillosos. Alejadas de todo el ajetreo mundano. De los celulares. De las noticias del mundo y del apuro. Realmente lo lamenté cuando debimos empacar y embarcarnos para el regreso tomando un taxi hasta la estación de Chichibu. Y luego el resto del viaje para llegar a Tokio y volver a sumergirnos en el bullicio ciudadano.

 

 

La orgia con Hanaku

 Los tres días que habíamos pasado en Chichibu nos habían recargado las pilas. No lo suficiente pero al menos tuvimos la oportunidad de dejar fluir el tiempo. Caminar por esa callecitas tan limpias y ordenadas, entre jardines con una gran profusión de flores de diferentes colores y las casas, algunas de madera y otras de material pero con imitación del estilo, era un verdadero remanso. Íbamos de aquí para allá, sin rumbo fijo. Y en las visitas a los sitios turísticos tuvimos la suerte de no encontrarnos con demasiada cantidad de visitantes.

Pero debíamos volver. Y si bien, el hecho de regresar a casa me alegraba también era inevitable sentir un poco de nostalgia por esos sitios tan agradables.

Y bueno. De todas maneras volveríamos a nuestro lugar en el mundo, el bello Uruguay. Peor sería tener que regresar a Sudacalandia.

Antes de eso teníamos tres días en Tokio y la invitación a la mansión del abuelo de Mei. aunque habíamos dejado otro plan sin resolver y de eso conversamos en el tren.

-¿Vamos a llamar a la travesti o la dejamos con las ganas?- Me preguntó Marga.

Me reí. La miré fijamente y le respondí.

-¿A ella o a vos vamos a dejar con las ganas?-

-Ambas. ¿Vos que piensas? Estoy segura que desde el día que le dijimos que la íbamos a llamar debe estar contando las horas para vernos-

-Estoy de acuerdo- Dije.

-Entonces, resuelto, la llamamos en cuanto lleguemos a Tokio.

Hicimos el trasbordo en Ikebukuro y en pocos minutos estábamos caminando hasta el edificio donde estábamos hospedadas. Era tarde y como no queríamos ser una carga para Ume compramos algunas viandas preparadas para hacer al horno. Y acertamos pues en cuanto entramos la mamá de Yuzu estaba por ponerse a preparar la cena. Pero lo sorpresivo fue que estaba tomando mate con el juego que le regalara el presidente Lacalle Pou.

Shou estaba en la habitación que sirve de escritorio arreglando papeles y preparando algunas palabras por si le pedían que hablara en los actos de inauguración de los colegios. Al rato llegaron Yuzu y Mei y colocamos las viandas en el horno. Entre todas pusimos la mesa. Durante la cena tuvimos que contar toda nuestra experiencia en Chichibu y nos quedamos charlando hasta tarde. Luego nos fuimos a dormir.

Al otro día, tras el desayuno llamamos a Hanaku. Hubiera pagado por ver la cara de la travesti pues se quedó muda cuando se dio cuenta que habíamos cumplido la promesa de contactarnos. Le aclaramos que nosotras estábamos hospedándonos en una casa familiar y no podíamos tener un sitio donde encontrarnos. Ella ofreció su casa y quedamos en vernos de inmediato. Nos hizo la salvedad de que tocáramos el timbre en la entrada independiente y no la del Maid Café.

A media mañana, tal como lo convinimos, estábamos en la puerta de Hanaku. Nosotras estábamos vestidas con lo que prácticamente se había convertido en un uniforme, calzas negras, buzos livianos y amplios, botas con taco chino y una muy pequeña carterita solo para el celular y los documentos, aunque Marga llevaba también un pequeño bolsito de cuero, pero la travesti estaba como para ir a una fiesta, un vestido super ajustado y cortísimo que realzaba sus piernas y zapatos de acrílico con taco aguja, estaba realmente hecha una reina.

Nos hizo pasar y no fueron necesarios demasiados prolegómenos por que de inmediato Marga la tomó de la cintura y la besó apasionadamente, luego la tomamos entre Keiko y yo y los besos y caricias se multiplicaron. La travesti estaba exultante. Se dejaba llevar por la marea y correspondía a cada acto nuestro. De mas esta decir que en pocos minutos ya estábamos las cuatro solo con nuestras prendas mínimas. El conjunto de Hanaku era bellísimo, de color rojo con voladitos y puntillas.

La acción continuó en la cama. Era una especie de todos contra todos porque nadie se privaba de acariciar, versar y lamer lo que encontraba, fuera entre nosotras o con la travesti. De pronto me dedique yo a hacerle sexo oral y después movidas por el deseo Marga y Keiko hicieron lo mismo. Hanaku estaba por explotar. Creo que jamás hubiera imaginado lo que le estaba pasando. Pero la llevamos a ser reciproca y nos hizo sexo oral a todas. Y la orgia subió en intensidad cuando la dejé que me penetrara y tras su orgasmo la penetró Marga que ya se había colocado su dildo, y luego Hanaku la tomó a Keiko, y Keiko la tomó a ella y así sucesivamente fue una sucesión de orgasmos casi interminables. Todas gemíamos de placer, era casi un descontrol. Alguna se mantenía un rato a un costado para descansar y luego volvía a la acción.

Y por supuesto que hubo nalgadas y mordidas de pezones en medio de todo ello. Pero lo que más excitaba a Hanaku era ser penetrada una y otra vez y le dimos el gusto. Se sorprendió cuando Marga sacó de su bolsito las muñequeras de cuero con las soguitas y le ordenó que se acostara boca abajo pero no se mostró temerosa y se dejó hacer. Rápidamente la atamos a la cama y la amordazamos. Y eso fue la gloria para todas. Para Marga y Keiko que habían fantaseado con esa posibilidad y para Hanaku que nunca había sido poseída de esa manera, tal como nos lo contó luego.

Gozó de nuestras penetraciones, así, inmóvil e indefensa. Era evidente que quería gritar de placer pero la mordaza no la dejaba, una hermosa sensación que nosotras conocemos muy bien. Como somos multiorgásmicas creo que cada una tuvo al menos quince orgasmos en cada penetración. Y Hanaku tuvo eyaculaciones sin siquiera masturbarse.

Así estuvimos cuatro horas. Cuatro horas de placer continuo. Finalmente terminamos agotadas, tiradas en la cama, tratando de calmar la intensidad de los latidos de nuestros corazones. Desatamos a Hanaku que se levantó, se puso la ropa interior y fue hasta el comedor. Volvió con una botella de coñac y cuatro copitas.

-Esto hay que celebrarlo- Dijo y nos sirvió la bebida

-Espero que la hayas pasado bien- Manifestó Marga.

-Como nunca en mi vida-

Y después de un brindis agregó.

-Vengan, las invito al café, consumición a cargo de la casa-

Aceptamos y nos vestimos. Marga guardo todo el equipo de bondage y bajamos. Una vez que estuvimos en el salón nos acomodamos en una mesa. Hanaku llamó a una de las mozas y les dijo que éramos sus invitadas y podíamos pedir lo que quisiéramos. La moza contestó con lo que evidentemente era una voz masculina y eso sorprendió a mis novias.

-¿Las mozas son travestis también?- Preguntó Keiko.

-¡Ah, sí! ¿No se los había dicho?- Respondí

-Están todas para darles- Observó Marga.

-¿No tuviste bastante?- Dije y luego agregué- Pero tengo la sospecha de que para estas mozas es solo un trabajo. No se travisten por ser gay-

-Umm, muñeca, si se visten de sirvientitas y se mueven como mujercitas, son gays- Manifestó Marga sonriéndome.

En ese momento la moza trajo la carta y mientras Marga la miraba atentamente dijo

-No te preocupes, que no pienso averiguarlo-

Y reímos las tres.

Y así pasamos un buen rato en el Maid Café. Hanaku llegó al rato después de dar instrucciones a sus empleadas y revisar las cuentas. Se sentó a la mesa y mirándonos dijo

-Ustedes me han hecho muy feliz. Jamás imagine que mi aventura con Alexia sempai derivara en esto. Lo voy a recordar por siempre. Ustedes son muy afortunadas si pueden hacerlo siempre. De alguna manera las amo-

Todas la tomamos de las manos y le dimos un beso.

-Es una lástima que estemos lejos pero no te vamos a olvidar. Cuando vengamos por aquí nos tendrás de visita- Manifestó Marga.

 

 

Reflexiones y paseos

Salimos del Maid Café. caminamos por unas callecitas angostas esquivando autos y salimos a una gran avenida. Subimos a la estación Akhiabara y tomamos la línea local JR hasta Shimbhasi, la estación que nos dejaba más cerca del edificio donde nos hospedábamos. Pero de camino decidimos hacer un alto en el Parque Hibiya. Compramos unas botellitas de té frio de limón en las maquinas expendedores. (en Japón no existen los quioscos) y entramos al parque. Caminamos por los anchos senderos rodeados de una profusa arboleda y llegamos a un sitio con canteros de flores de varios colores. A un costado estaban ubicados bancos de madera con estructura de hierro. Nos sentamos allí. Las tres permanecíamos en silencio hasta que Marga habló.

-Somos unas salvajes- Dijo.

-Bueno, ¿no era eso lo que querías?- Le pregunté.

-Si, claro. Pero eso no quita que somos unas salvajes-

-Hanaku lo disfrutó- Acotó Keiko.

-Eso tampoco quita que somos unas salvajes- Reiteró Marga.

-¿Te está remordiendo la conciencia?- Repregunté

-Para nada. Te juro que lo disfruté, no voy a decir como nunca ya que entre nosotras hemos hecho gloriosas orgias, pero fue algo…diferente-

-¿El hecho de que ”técnicamente” era un varón?-

-¡Exacto! Y mi desenfreno no era por hacerle daño por ser varón. Coincido con vos que los hombres tienen que estar a la par y no hay que hacerles daño, al revés de cómo piensan esas estúpidas feministas, pero la diferencia era lo que me excitaba y no podía contenerme-

-Todas fuimos un poco…- Comenzó a decir Keiko

-Un poco salvajes- Completó Marga.

-Me parece que después de esta experiencia ustedes dos se van a convertir en carne de diván- Comenté riéndome.

-¡Vade retro!- Exclamaron a dúo.

-¿Y vos? ¿No decís nada?- Me interrogó Marga.

-Yo lo disfruté, la pase genial. Cuando me penetró y cuando la penetré. Era un cuerpo, lindo, suave, olía bien y su cabellera lacia y negra era hermosa. Un cuerpo con el que pasarla bien, nada más-

-Siempre tan pragmática- Dijo Keiko.

-Así soy-

Se hizo silencio. Cada una se quedó metida en sus propios pensamientos. Hasta que Marga comenzó a reírse sola.

-¿Qué tiene gracia?- Le pregunté.

-Ja. Ja, Ja… ¡Ahora sí que no podemos decir que no sabemos cómo es un verdadero pene!- Manifestó cuando pudo decir algo en medio de la risa.

-Ahora sí que no podemos decir que somos vírgenes- Agregó Keiko también risueña.

-De todas maneras, basta para mí. Estos seres humanos llamados hombres tiene tanto apuro por eyacular que te dejan a media agua con los orgasmos. No hay como nuestro juegos con dildos que son interminables- Opinó Marga.

-Amen- Dijo Keiko.

-El tema de tener relaciones con travestis tiene un morbo especial. ¿Por qué creen que les atrae a los varones? Por, como dice Marga, por la diferencia. Por saber que ahí adelante no hay una vagina sino un pito. Y por supuesto, por la posibilidad de cambiar de roles. Y a nosotras nos pasó lo mismo. Es la bendita diferencia. Hanaku parecía toda una mujer, pero no lo es y nosotras la sometimos y nos dejamos someter también porque el morbo estaba en que ahí adelante hay un pito-

-Estuvo bien como experiencia. El hecho era que Hanaku no es mujer pero tampoco es hombre. No se comportó como creo que se comportaría un hombre cuando esta con una mujer. El hombre, cuando esta con una mujer quiere ser como Tarzán, el macho, el poderoso. No somos mujeres de tolerar hombres así, pero, reitero, Hanaku no lo es y por eso nos gustó que nos penetrara…- Dijo Keiko.

-Y penetrarlo a él , o ella, también- Completé.

-Somos unas turras, ja, ja- Dijo Marga y siguió riéndose.

Y luego, dirigiéndose a Keiko manifestó.

-Pero, en verdad, todavía podemos decir que somos vírgenes. Porque el único pene verdadero que conocemos nos penetró por atrás, “técnicamente” nuestras vaginas permanecen intactas al miembro del hombre- Y estaba tan tentada que siguió riéndose.

-Terminemos con esto- Dije poniéndome de pie. -Vamos a comer algo y a seguir paseando-

Y caminado despacio volvimos a los amplios senderos y salimos al bullicio de la ciudad. Nos sacamos fotos en algunos sitios, nos hicimos selfis y miramos vidrieras. No volvimos a hablar del tema Hanaku, pero lo cierto es que fue una notable experiencia para las tres y el poder compartirla nos unió más.

Anduvimos sin rumbo fijo. En dos ocasiones me reconocieron niñas de la escuela que me pidieron autógrafos. En otra, un señor mayor nos detuvo para preguntarme si en verdad era yo quien él creía que era. Fue una conversación muy graciosa pues el hombre estaba seguro de que yo era alguna persona famosa pero no recordaba quien. Hasta que al fin lo recordó. Estaba feliz. Me pidió un autógrafo y mencionó varios párrafos de mis libros lo que evidenciaba que sí me había leído pero su memoria le estaba traicionado en cuanto a mi aspecto.

A la noche regresamos a cenar con todos los Ahiara. Esta vez cocinamos Yuzu y yo y debo reconocer que el solcito es una excelente cocinera. En la sobremesa comenzamos a conversar sobre los preparativos de su viaje a nuestro lugar en el mundo. Y terminamos tomando café con una exquisitas masas dulces.

Al otro día nos dedicamos a hacer compras. Fuimos hasta nuestro conocido barrio de Shibuya y el no menos conocido Shopping 109, el paraíso de las Gyarus. La idea era pasear y ser selectivas con las compras para no llenarnos de paquetes y tener que comprar una valija más, pero una cosa es disponer y otra hacer. Porque las tres compramos varias cosas, al punto que ya andábamos cargando enormes bolsas cuando decidimos hacer un descanso en una hamburguesería de la cual no recuerdo el nombre. Antes de sentarnos a la mesa tuvimos que acomodar todas las bolsas a las cuales, además, debimos ponerles nombre para acordarnos que había comprado cada una. Ahí fue que vimos que se hacía indispensable una valija más para colocarlas de manera ordenada.

Una vez terminado el improvisado almuerzo fuimos directamente al local que vendía valijas y adquirimos una con rueditas. Acomodamos nuestra carga y pudimos seguir caminando sin tener que andar con las manos ocupadas.

Esa noche invitamos nosotras a los Aihara a cenar al restaurante Den, en Shibuya. poseedor de una estrella Michelin. Nuestros amigos estaban asombrados de la calidad del establecimiento y juzgaron que era muy caro pero les dejamos en claro que era invitación nuestra y que no debían ni pensar en los costos.

Y llegó el ultimo día que pasaríamos completo en Japón. Esa noche sería la cena en casa del abuelo de Mei. Al otro día los Aihara y nosotras debíamos emprender el viaje, de ida para ellos y de regreso para nosotras, por lo que nos tomamos tiempo para descansar, aunque no mucho porque al mediodía llegaron las Taniguchi, Matsuri y Maruta al departamento de Ume y realizamos un reunión improvisada. El plan era que Yuzu pasaría a buscar a Mei en la limosina y luego a todas las demás. Ume y Shou irían por su cuenta pues tenían bastantes ocupaciones.

 

 

Cena con el Patriarca

Y llegó Yuzu en la limosina junto con Mei. Nos subimos acomodándonos como podíamos, teniendo en cuenta que éramos nueve personas. De todas maneras hubo lugar para todas.

El viaje hasta lo del señor Aihara no era muy largo pero se hizo más corto pues no dejamos de bromear y conversar todo el trayecto. En cuanto llegamos a la puerta de la mansión salió a recibirnos la vieja ama de llaves que ya me conoce bastante bien. Se sorprendió al ver a las otras chicas pero se mostró muy amable con ellas como es su costumbre.

Las ultimas en bajar de la limosina fueron Mei y Yuzu y la mujer exclamó.

-¡Ah, me resultaba raro que no vinieran ustedes!-

Nos hizo pasar a la recepción y luego, atravesando la enorme biblioteca testigo de hechos importantes en mi historia y la de las niñas Aihara, nos indicó que nos ubicáramos en el jardín terraza donde ya estaba preparada una picada con toda clase de fiambres y bebidas.

-El señor vendrá enseguida- Informó la noble señora. Y se marchó en silencio.

No pasó mucho tiempo hasta que llegara el señor Aihara, el patriarca. Dos minutos después entraron en el jardín Ume y Shou. En las miradas entre padre e hijo noté que la relación entre ambos estaba en buenos términos. El abuelo Aihara se mostró muy solicito con Ume también.

-Bien, señoras…y señor… es para mí un gran honor tenerlos a todos aquí reunidos. Mi intención no es una reunión formal sino todo lo contrario. Se trata de que sea algo ameno y divertido. El contacto con ustedes me ha hecho meditar mucho sobre los lineamientos de mi conducta. Se que he sido siempre muy estricto, pero aquí, mi nieta Mei comenzó a enseñarme que se puede ser más flexible y aun mantener el interés de las alumnas en sus estudios. Y después llegó Yuzu- chan, como un vendaval de optimismo y la señora Alexia-san quien me abrió los ojos a muchas cosas y a quien admiro. Pude entender la conducta de mi hijo, conocí a su esposa que me parece una persona admirable por llevar adelante sola la educación de su hija. Y a todas ustedes, Harumi- chan, Mitsuko-san, Matsuri-chan y Maruta-chan que se convirtieron en aliadas de mi nieta y su esposa. Y por extensión también aprendí a conocer a Marga-san y poder ver que Keiko-san encaminó sus sentimientos después de los sucesos que tuvo que vivir y hoy es una empresaria exitosa en el emprendimiento de su padre Yamura-san a quien tendré el honor de recibir aquí a la brevedad…-

Hizo un breve silencio que aproveché para intercalar alguna palabra.

-Yo estimo, y creo que coinciden conmigo que es un gran honor para todas nosotras y su hijo estar aquí en su casa y además, es evidente que echaron frutos nuestros punto de vista porque usted es una persona inteligente y amplia de carácter…aunque se muestre rudo-

Las últimas palabras provocaron una risa en el señor Aihara.

-Usted suele ser incisiva ¿lo sabía?- Dijo en medio de la carcajada-

-Cuando me sale- Respondí.

-Bien, no debemos hacer esperar a los fiambres, el pan y las bebidas. Comamos y disfrutemos, que tenemos mucho de que conversar- Dijo el señor Aihara y todas extendimos las manos como si estuviéramos hambrientas.

Después de algunos comentarios intrascendentes me miró y me dijo.

-Lamento no haber podido asistir a la presentación de su libro, tenía a la misma hora una reunión que no había programado yo y que me resultaba impostergable. De todas maneras ya tengo el ejemplar que me trajo Yuzu y que, dicho sea de paso, no me dejó pagarle por que dijo que esa sería seguramente su voluntad-

-Yuzu me conoce muy bien. En las artes suelen haber muchos que intentan aprovecharse del conocimiento o la amistad con el artista para lograr algo gratis, pero hay personas que se merecen realmente ser beneficiarios de ello porque son verdaderos amigos, a los que hay que homenajear de alguna manera, y a veces se tiene esto, el arte- Manifesté.

-También me llegó un video de una persona allegada a mí que estuvo en el acto. He visto que hizo una demostración de “iaido”. Sorprendente-

-No me imagino que quiso decir con lo de sorprendente pero espero no haber hecho el ridículo. Aunque al menos eso no pareció entre el público, tampoco que me quisieran linchar por profanar una tradición importante-

-Lo hizo muy bien. Y no la estoy elogiando por compromiso. Usted sabe que soy una persona sincera. Pero quería preguntarle ¿Con quién aprendió esa técnica?-

-Con el señor Yamura. Un día lo vi practicando, y como yo colecciono katanas me tenté-

-Claro, debió imaginármelo. Entonces el señor Yamura es un buen maestro. Voy a tener que pedirle algún consejo cuando venga-

-Seguramente se lo dará gustoso. Mi padre le tiene en gran estima y está muy entusiasmado por tener una reunión con usted después de tantos años- Dijo Keiko.

-Espero con ansias el momento. Un gran hombre…un gran hombre- Repitió.

La reunió siguió. Se habló del Instituto, de las nuevas reglas que querían imponer Mei, el señor Aihara se mostró muy interesado en los estudios de Yuzu y su ingreso en la universidad. Mientras los miraba conversar pensé en las primeras impresiones que le había causado nuestro solcito al abuelo de Mei desde el momento en que la quiso echar de la Academia y que luego le debiera la vida cuando tuvo el ataque al corazón.

Mire a todas con atención. Cada una tenía una historia, hasta cambios en la manera de pensar y actuar y de pronto me di cuenta que todo giraba alrededor de Yuzu. Ella había sido el catalizador para la unidad de personas tan diferentes en algunos aspectos. Yuzu es nuestro solcito, no solo por ser rubia y brillante. Es el calor y la luz para todos los planetas que giramos a su alrededor.

Estaba en esos pensamientos, completamente abstraída, entonces Marga me debió avisar que el señor Aihara me estaba hablando. Cuando le preste atención escuché estas palabras

-…conversar sobre su país-

-Perdón pero no le había escuchado bien- Manifesté

-Le decía que parece que se ha hecho costumbre que nuestras reuniones se realizan cuando esta por volver a América y solemos conversar sobre su país-

-¡Ah, sí! En realidad es que si se refiere a Argentina ya no lo reconozco como “mi país”. Antes bien me resulta como una pesadilla que resulta difícil olvidar-

-Por lo que sé ustedes se han integrado muy bien en Uruguay, es evidente que no quieran volver, pero…suponga que siendo usted una personalidad notable que ha expresado con claridad sus opiniones políticas alguien, digamos el próximo gobierno, siempre y cuando sea otro que no es el actual, le solicita apoyo, hasta le ofrece un cargo en el gabinete, por ejemplo. ¿Qué haría usted?-

-Me quedaría en mi casa de Punta del Este mirando el mar desde la ventana de mi living, me sentaría frente a la computadora y escribiría un libro, o tomaría mis pinceles y pintaría un cuadro, o tocaría el órgano y haría el amor con mis novias todo el tiempo posible…y también practicaría el “iaido” para perfeccionarme-

-Ja, ja, no esperaba otra respuesta. Pero ¿nunca pensó en esa posibilidad de hacer algo por su país?-

-Créame que lo hice, pero me cansé de ser una voz que clama en el desierto. Argentina es como la imagen de los tres monos sabios, el gobierno no quiere oír ni ver y la oposición no sabe hablar. Pero aunque esa oposición asuma el gobierno todo será igual, o peor. ¿Sabe por qué? Porque el cáncer que asola el país ya hizo metástasis en todos los órganos vitales. No hay cura. A nadie le interesa que haya cura si, en tanto, puede seguir llenándose los bolsillos, legal o ilegalmente. Y yo no pienso enfermarme como están todos ellos, de codicia unos, de idiotez otros y de cobardía los terceros-

El señor Aihara me miró. Es evidente que, aunque se trata de una persona muy bien informada y sabe lo que sucede en Sudacalandia, por ser, como casi todo japones, un ferviente amante de su país, no parece entender mi posición. Pero es una persona pragmática y finalmente apoya lo que yo digo, simplemente porque a través de los otros hechos que unieron nuestros destinos sabe que soy una persona honesta en lo que digo y en lo que hago.

-Es una lástima que haya tenido que tomar la decisión de irse de Argentina- Dijo.

-No lo lamento. Tal vez lo hubiera lamentado cuando tenía el sueño de que ese país algún día saldría del marasmo, pero perdí la fe. Creo que el gran defecto de la evolución humana es no tener la posibilidad de elegir la familia y el país en que uno quisiera nacer-

El señor Aihara se rio con esa risa gruesa que posee y poniendo una mano en mi hombro terminó la conversación con estas palabras.

-La estoy torturando tratando con usted la situación de Argentina cada vez que nos visita y no se lo merece. Pasemos a temas mejores…-

Y levantándose de su silla invitó.

-Señoras…e hijo. Pasemos al comedor que todavía tenemos mucho que hablar…y comer-

Nos levantamos y fuimos caminado hacia el gran salón comedor. En medio del trayecto la tomé del brazo a Yuzu y le pregunté.

-¿No se te habrá ocurrido comprar el libro que le regalaste a tu abuelo?-

Ella sonrió.

-No, no se preocupe. El señor Akiyama me lo dio especialmente para él. Le tiene gran admiración por sus aportes a la cultura-

-Bien, solo quería cerciorarme, vamos a comer-

A la mesa nos sentamos doce personas. Tuve que contarnos un par de veces. No es que sea supersticiosa pero mejor evitar malas señales del destino. El señor Aihara se sentó en la cabecera, en el extremo opuesto estaba yo, los diez restantes, cinco a cada lado.

-Debió poner un teléfono si quiere conversar conmigo- Le dije al dueño de casa.

-No se preocupe, tenemos los celulares- Respondió.

Luego el patriarca Aihara se interesó por los estudios de Harumi, Matsuri y Maruta. Aprovechó para darles algunos consejos y, de paso, felicitó a Matsuri por su idea de llevar adelante representaciones teatrales en el Instituto.

-Han dado nueva vida a la Academia- Concluyó.

A quien trataba con un respeto especial era a Mitsuko, un poco por ser mayor que el resto y otro tanto por que durante el tiempo que fuera presidenta del Consejo Estudiantil también había logrado avances en la educación. Mitsuko agradeció el comentario y respondió.

-De todas maneras Mei y las chicas han dado un soplo positivo de nuevos aires. En mi época estábamos quizá demasiado centradas en la disciplina-

-Si, pero no se culpe por ello. Esa disciplina fue la base de estos nuevos tiempos- Comentó el señor Aiahra.

En ese momento llegó uno de los guardaespaldas del señor Aihara y le dijo algo al oído. Le mostró un papel y vi, con temor, que el Patriarca me señalaba a mí. El guardaespaldas se dirigió a donde yo estaba sentada y me entregó el papel haciendo una reverencia.

Leí la nota muy lentamente. En realidad eran unos nombres con números. Todas me miraban con curiosidad, inclusive mis novias. Debí haber puesto cara de espanto y eso las tenía intrigadas. Finalmente, recomponiéndome dije:

-El payasito del que nos reíamos cuando iba a la televisión a pronunciar frases disruptivas e incoherentes acaba de obtener el primer puesto en las PASO-

-¡No me digas!- Exclamó Marga.

-¿Es un problema?- Preguntó Shou.

-Lo es. Te voy a hacer una comparación. Cuando Hitler todavía no había ascendido al poder, nadie daba cinco centavos por él, lo llamaban “El pequeño cabo” y se reían de su estatura su bigote. Pues bien, en Sudacalanadia teníamos a un individuo incoherente y autoritario que andaba por todos los canales de televisión dando notas y diciendo gran cantidad de incongruencias, como penar el aborto, suprimir la educación sexual en las escuelas, legalizar la venta de órganos, libertad de portar armas, dolarizar la moneda y eliminar el Banco Central, privatizar y rebajarlas jubilaciones y ya ni me acuerdo cuantos disparates más. Es un fascista de derechas que comulga con la extrema derecha italiana y española. Ahora bien, mientras este imbécil hiciera el papel de payasito estaba todo bien. Pero resulta que armó un partido político y acaba de lograr la mayor cantidad de votos en las elecciones primarias. Zafamos del peronismo populista y vamos a una derecha ultra liberal que de liberal no tiene nada-

-Realmente la veo preocupada- Dijo Aihara

-Nosotras ya estamos fuera, pero lo lamento por los argentinos. Son tan imbéciles que acaban de saltar de la olla a la hornalla-

-No hay cura en la Argentina- Manifestó Keiko

-Parece que no, como dijo usted Alexia-san- Manifestó el señor Aihara

-Saltamos del populismo a la extrema derecha- repetí. Todavía asombrada.

-En lo del aborto parecería que coincide con su pensamiento- Dijo Ume.

-Tal vez sí, pero según entiendo él quiere llevarlo al extremo de convertirlo en un delito nuevamente sin tener en cuenta las varias posibilidades que tiene una chica de quedar embarazada sin quererlo y no solo por pasar un día “divertido”. Lo que yo combato es el comercio del aborto, las miles de clínicas abortivas manejadas por Planet Parenthood en todo el mundo, entre otras organizaciones similares, que además financian grupos de feministas que se creen que están luchando por una causa justa pero en realidad están enriqueciendo a los dueños de estas clínicas, cuya cabeza, la organización Planet Parenthood recibe “donaciones” de personalidades tales como Bill Gates, la Fundación Ford y la Fundación Turner y también ha financiado campañas políticas como la de Obama-

-De todas maneras este individuo parece peligroso- Dijo Aihara.

-Lo es. En otro país no hubiera pasado de ser el panelista disruptivo de un programa televisivo. Bueno, en realidad no estoy tan segura, sino miren a Trump o como llegó Hitler al poder. De hecho puede pasar en cualquier país, pero lo que ocurre en Sudacalandia es que los mecanismos de defensa naturales no funcionan. No hay justicia, no hay división de poderes y por lo tanto la puerta está abierta a cualquier aventurero, como éste, que según el estándar del argentino promedio es un “ídolo”-

-Sería un lástima que se vuelvan a equivocar- Manifestó Aihara.

-Los argentinos viven equivocándose…lamentablemente- Respondí.

Luego tomé el papel y lo deje a un costado. Miré a todas las chicas y a Shou y dije.

-Pero, ahora estamos acá, juntos y lejos, muy lejos de toda la basura corrupta y autoritaria. Aquí solo somos nosotros y nuestros afectos. Olvidemos esto y disfrutemos de la cena-

-Brindo por eso- Dijo Shou levantando su copa y agregó- Pero mañana nos pondremos en viaje al lugar maravilloso que Alexia-san, Marga-san y Keiko-san han elegido para vivir. Tendremos una nueva jornada en nuestras vidas que nos harán sentirnos orgullosos de lo que hacemos-

-Salud- Respondí levantando mi copa.

Y todas se unieron al brindis.

Fue una reunión hermosa. No daban ganas de que acabara pero debíamos partir. Nos esperaba un largo viaje y sería bueno dormir antes un poco.

El patriarca Aihara salió hasta la puerta para saludarnos. Dos limosinas nos vinieron a buscar, una nos llevó a Mei, Yuzu, Ume, Shou y nosotras tres a su edificio. Otra llevó a las Taniguchi, Matsuri y Maruta. La despedida fue muy emociónate.

-No se pierdan- Dijo Mitsuko con lágrimas en los ojos

-No te preocupes- solo atiné a decirle.

 

 

Viajando de regreso…y con compañía.

           Nos fuimos a descansar de inmediato. En pocas horas debíamos estar saliendo para el Aeropuerto de Haneda en la Bahía de Tokio. Mis novias y yo conversamos un rato y nos quedamos dormidas mientras hablábamos por lo que ni recuerdo de que se trataba la conversación.

En la mañana siguiente golpearon a nuestra puerta. Era Ume que nos quería avisar que teníamos el baño libre pues Shou y ella ya se habían bañado. Le agradecí el aviso, desperté a Marga y Keiko y nos fuimos a bañar juntas para ahorrar tiempo. A la salida del baño fuimos a la habitación que nos cobijara todos estos días y que además había sido testigo de los primeros encuentros amorosos entre las niñas Aihara y nos vestimos. Como es nuestra costumbre, para viajar, con ropa cómoda, jogging, elegantes por supuesto, y zapatillas.

Una vez preparadas fuimos hasta el living. Ume estaba preparando el desayuno para todos y me ofrecí a ayudarla. Al rato ya estaba la mesa ocupada con las masas, las galletas, la mermelada y las tazas para servir el café. En ese momento llegaron Yuzu y Mei. Nos sentamos a desayunar. Ume comentó que la reunión en casa del patriarca le había resultado muy agradable y que había sido un gran detalle que las compartiéramos con las otras muchachas. Dijo que le llamó la atención la manera amorosa en como trataba a todas, mostrando una mente abierta y una gran capacidad para escuchar a la gente joven.

Shou coincidió con eso.

-El mismo lo reconoció en sus pequeño discurso al principio de la reunión y es cierto, creo que tanto Mei, como Yuzu y ustedes, sobre todo usted Alexia-san lo han “ablandado”-

-Bueno. No olvidemos que pertenece a otra época- Argumenté.

-Si, al Periodo Edo- Dijo Shou riendo.

-Ja, ja, no pensaba en tanto- Exclamé.

-De todas maneras ha abierto mucho su mente y hasta tú has sido beneficiado con ello pues apoya tus actividades docentes que antes criticaba- Dijo Ume dirigiéndose a Shou.

-Si, eso lo admito- Respondió el padre de Mei.

Una vez terminado el desayuno ayudamos a Ume a limpiar todo y dejarlo reluciente. Ordenamos todas las valijas en la entrada y esperamos la llegada de una camioneta enviada por el jefe de Yuzu que nos pasaría a buscar. Y como era de esperar, llegó puntualmente.

Cargamos las valijas y nos acomodamos en el vehículo. Allí estábamos las siete (O mejor las seis más un varón) y partimos al Aeropuerto, lo que nos llevó una breve viaje de diecinueve minutos. En Haneda todo parece confusión pero rápidamente encontramos nuestra puerta de acceso e hicimos el check in correspondiente. Debo decir que estaba muy feliz de haber tenido la idea del viaje en conjunto. Seguramente la íbamos a pasar entretenidas y se nos iba a hacer menos largo. Despachamos el equipaje y fuimos caminado por la manga hasta el avión. El sitio donde nos tocaban los asientos era casi como privado. Estaba en las dos últimas filas antes de llegar al sector de descanso de la tripulación y muy pocos pasajeros transitan por ese pasillo, además del hecho de tener un baño casi en exclusividad por que quedaba medio oculto tras una mampara. Estábamos en las filas 50, 51 y 52. La 50 era de tres asientos, la 51 de dos y la 52 de dos, por lo tanto mis novias y yo ocupamos la primera, Ume y Shou la segunda y Mei y Yuzu la tercera. Parecía que todo encajaba a propósito.

En pocos minutos estuvimos en vuelo. Yo aproveché para relajarme un rato pero Marga y Keiko estaban entusiasmadas con ganas de conversar con los Aihara, por lo que terminamos acomodados de cualquier manera. Shou en un momento se sentó a mi lado.

-Realmente estoy emocionado por este viaje- Me dijo y agregó - Abrí muchas escuelas en varios paisas de África y Oriente pero este es el país donde recibí más atención de las autoridades. En otros sitios tuve que batallar bastante para que un funcionario de segundo nivel me prestara su atención unos minutos y después salirme con toda clase de burocracia. En cambio aquí me recibe el presidente, me escucha y ordena a todos los funcionarios que atiendan mis deseos. Y toda la gente es muy amable y si se presentaba algún problema burocrático enseguida lo allanaban. Estoy feliz-

-Me alegra que así sea- Le respondí.

-Y, por supuesto, esto también ha sido, en gran medida por intervención suya-

-No creo que haya influido demasiado. Lo que ocurre es que los uruguayos tienen otra mentalidad- Opiné.

Tal como lo pensé el viaje se hizo más corto y placentero. Lógicamente cuando viajo con mis novias también lo es, pero en medio del bullicio que armábamos en ese rincón del avión el tiempo pasó rápido. Merendamos y cenamos y al otro día, mientras el sol se colaba por las ventanillas, tomamos el desayuno. No estuvimos todo el tiempo despiertas. En un momento, cuando, después de la cena, se apagaron las luces de la cabina, aprovechamos a dormir un rato.

Finalmente comenzamos a ver la silueta de la costa sudamericana. La tierra se fue acercando y los detalles de cuanto estaba sobre ella se hicieron más notorios. Pocos minutos después el avión estaba tomando pista en el Aeropuerto de Montevideo. Para ir hasta Punta del Este, yo había tenido la precaución de contratar dos taxis aéreos para cargar personas y equipaje.

Luego de retirar el equipaje salimos directamente a la pista donde estaban nuestros aviones. Los pilotos nos ayudaron con el equipaje y en poco tiempo ya estábamos en el aire nuevamente. El vuelo hasta el Aeropuerto de El Carmen es tan corto que casi ni se nota. Fuimos mis novias y yo en un avión y los Aihara en el otro. Cuando descendimos y bajamos las maletas nos dirigimos al hangar de la empresa adonde nos esperaba la camioneta de la empresa del padre de Keiko. Y pronto estuvimos frente a nuestro edificio. Descargamos el vehículo y nos dirigimos a la puerta de entrada. El chofer se fue a la sede de la fábrica y mientras yo abría la puerta principal Yuzu preguntó.

-¡Que hermoso lugar! ¿En qué piso están?-

-Todo es nuestro- Respondió Keiko.

-¡Wow! ¡Increíble!- Exclamó nuestro solcito.

-¿Todo el edificio?- Preguntó Shou tan asombrado como su hijastra.

-Así es. Por lo tanto, primero vamos a hacer una reunión informativa en el tercer piso, que es el de Marga y allí vamos a distribuirnos y luego cada pareja ira al sitio elegido. Yo vivo en el piso del medio y Keiko en el primer piso, pero no se preocupen, hay lugar de sobra-

-Si estuvieron las chicas Taniguchi con sus parejas y Sara y Nina y dijeron que la pasaron bien, nosotras también- Dijo Mei.

En el living de Marga estaban las cortinas corridas y se podía ver el mar (rio) y la Isla Gorriti. Nuestras invitadas se quedaron pegadas al vidrio

-¡Que hermoso!- No dejaban de exclamar.

Mientras Marga preparaba café y unas masas invité a las Aihara y a Shou, a sentarse.

-El tema es así. Cada una de nosotras tiene un piso totalmente equipado donde puede estar sola, si lo desea, pero siempre nos la “arreglamos” para dormir juntas turnándonos el departamento. O sea que hay tres camas matrimoniales. Las chicas y yo vamos a dormir aquí arriba. Yuzu y Mei en la otra y Shou y Ume en la tercera. Cada piso tiene todas las comodidades autónomas, cocina, baños, lavaderos. Es decir cada piso es como una casa independiente y cada pareja puede usarla como quiera. Además hay comidas y bebidas en todas las heladeras pero como hicieron las otras chicas siempre desayunábamos y cenábamos juntas. Al mediodía solemos almorzar en la oficina de Marga porque esta intermedia entre el edificio y la fábrica de Keiko. Eso lo iremos viendo. Lo que deben hacer es elegir el piso donde quieren dormir y se acomodan. Hay espacios vacíos en los roperos, exclusivos para ustedes-

Después del café acompañamos a nuestras visitas a elegir piso. Finalmente Ume y Shou eligieron el primero y Yuzu y Mei el mío. Ahora quedaba darse una buena ducha y relajarse del viaje. Lo primero que hice fue enviar un Whats App a la secretaria de Lacalle Pou para anunciar que Shou ya estaba en Uruguay.

 

 

En casa

Después de la ducha y el cambio de vestuario, mis novias y yo nos reunimos en el living de Marga. Keiko comenzó a hacer mate y en tanto la dueña del departamento y yo comenzamos a charlar.

-Te noto bastante preocupada desde que supimos que la extrema derecha ganó en las PASO- Me comentó Marga.

-Totalmente. Parece mentira, ese esquizofrénico de Milei estaba gracioso como panelista disfuncional en programas de televisión pero ahora la situación es como haberle dado la navaja al mono. Ese tipo es un peligro-

-Pero combatirá al peronismo y todo su populismo retrogrado que tanto odiamos-

-Mira, primero no lo creo. Lo veo capaz de cualquier contubernio con Massa. Además según he sabido, está rodeado de miembros de una familia que está relacionada directamente con todas las dictaduras militares desde el 55 para acá y su candidata a vice presidenta es un defensora de milicos y negadora de la desaparición de personas. Vos sabes que odio todo lo que fue el accionar de la guerrilla en los 70, sabes que odio a Montoneros, ERP y similares pero tampoco es lógico que vuelvan los genocidas. Los argentinos siempre están haciendo idioteces y esta es la máxima, quieren combatir a una cucaracha con una bomba atómica cuando bastaba con un simple insecticida-

-Cada vez me alegro más de habernos ido de allá- Dijo Keiko sumándose a la conversación.

Tomé el mate que me alcanzó mi novia japonesita y continué.

-Si, realmente. Aquello se va a poner pesado porque el esquizofrénico se piensa que con cuatro gritos van a obedecerle pero los Grabois y los Moyano y toda esa caterva de delincuentes son hueso duro de roer y le van a hacer la vida imposible-

-Hasta se puede pensar que el imbécil de Aníbal va a tener razón- Agregó Marga

-Por desgracia, si-

Estábamos en esas lamentaciones cuando aparecieron Yuzu y Mei. Les convidamos con mate y se unieron al círculo. Ambas demostraron estar muy informadas por la situación política global y la conversación se hizo más generalizada, hablando de la situación en Ucrania, el calentamiento global y el futuro de Estados Unidos. A los pocos minutos se hicieron ver Ume y Shou. Ume manifestó su alegría por la mateada. Al cabo de un rato estábamos todas sentadas en los sillones o en el suelo. El mate iba de mano en mano y la conversación siguió su rumbo.

-¿Usted cree, Alexia-san que las cosas pueden cambiar en Argentina si hay un cambio de gobierno?- Me preguntó Shou.

-Si gana “Juntos por el cambio” es muy probable que las cosas mejoren, a los que están ahora ya los conocemos, todo ira peor, pero donde creo que el país se convertirá en un caos en el que la educación retrocederá mucho más hasta casi desaparecer será con este energúmeno de “La libertad avanza”. A la ultra derecha, al igual que a la izquierda, le conviene tener esclavos en lugar de ciudadanos-

-Una verdadera lástima. La Argentina era un gran país…o al menos eso es lo que dicen las enciclopedias- Argumentó Shou.

-Un mito. La Argentina nunca fue un gran país. Solo fue bueno para los pocos dueños de las tierras que criaban ganado y cosechaban trigo y lo vendían a Inglaterra. El pueblo siempre se murió de hambre. Solo la clase media, hija de la inmigración europea, hizo algo bueno por este país. Trabajo sin descanso, se ocupó de que sus hijos tuvieran una buena educación e incluso un título universitario pero luego vino el peronismo y echó tierra sobre eso, arruinándolo todo. La clase media, trabajadora y honesta subsistió un par de décadas más pero luego fue perdiendo fuerzas hasta casi desaparecer sumida en la ignorancia y la pobreza gracias a los malos gobiernos peronistas en su mayoría y las dictaduras militares. Estamos condenados Shou-san, condenados al fracaso-

Pero la tarde estaba cayendo y yo ya no tenia más ganas de seguir amargándome la vida, de manera que propuse.

-Gente, estamos bastante cansados del largo viaje y la temperatura para andar por la calle no es la ideal. Así que les propongo cenar en casa. Voy a preparar una suculenta raviolada con abundante salsa y condimentos y una buen par de botellas de vino para festejar que los Aihara nos honran nuevamente con su visita…-

-Gracias al gobierno uruguayo- Manifestó Ume riéndose.

-Bien, como sea. Están aquí y eso es lo importante- Opiné.

-Te ayudo- Dijo Keiko levantándose del sillón.

Y nos dirigimos ambas a la cocina. Al minuto se unió Marga y comenzamos a cocinar. Se me había ocurrido lo de los ravioles porque era fácil de preparar. Mientras Keiko y yo nos ocupábamos de la cocina Marga puso la mesa. Yuzu, Ume y Mei quisieron colaborar pero se lo prohibimos.

-Ustedes son nuestras invitadas- Afirmé.

En poco tiempo ya tenía un enorme olla con los ravioles mezclados en su salsa que acompañé con trocitos de chorizo colorado. Nos sentamos a la mesa. Mei y Yuzu declinaron el vino y tomaron gaseosa. Se generó una charla interesante, mientras comíamos, sin caer, por suerte, en la situación de Sudacalandia. En medio de la comida propuse que a la noche siguiente debíamos invitar a los Yamura y Keiko dijo que los iba a llamar. Aprovechamos a contarles a los Aihara que los padres de Keiko tenían un habitación especial para ellos en el primer piso del edificio por si se quedaban a dormir.

-¿En el piso donde estamos nosotros?- Preguntó Ume.

-Si, pero no se preocupen, sobra espacio para todos y además es como un departamento aparte con su baño y kitchenette propias-

-¿Se quedaran a dormir?- Interrogó Shou.

-Supongo que si- Respondió Keiko

-Genial, va a ser una hermosa experiencia conversar con ellos- Agregó el padre de Mei.

Después de los ravioles comimos fruta como postre. Y para la sobremesa un café. en ese momento comenzamos a hablar de la actividad que debía tener Shou por la inauguración de las escuelas.

-Según me han informado van a inaugurar tres escuelas. Una en Montevideo, otra en Tacuarembó y la tercera en un sitio llamado Treinta y Tres-

-Bastante repartidas- Opinó Marga que ya estaba mirando el Google Maps en su celular.

-¿Y saben cómo van a viajar?-Pregunté

-En taxi aéreo. De todas maneras las noches las pasaremos aquí y será una escuela cada día, una pasado mañana, luego un día de descanso, la otra al otro día, otro descanso y luego la tercera y al final varios días de descanso-

-Y el regreso a Japón con los padres de Keiko- Manifestó Ume.

-Un enorme honor- Agregó Shou.

Tras la sobremesa cada pareja se fue al piso elegido. Mis novias y yo nos quedamos sentadas en el sillón grande mirando hacia el exterior. Ya era de noche. Las luces de la ciudad titilaban a lo lejos, más notorias por contrastar con lo oscuro del mar distante. Había un rumor de oleaje que llegaba apagado y rítmico.

-De nuevo en casa- Dijo Marga que se había acostado a lo largo del sillón con su cabeza sobre mis piernas y las suyas sobre las de Keiko.

-En nuestra verdadera casa- Manifesté.

Bajé la luz ambiente. El exterior se veía mejor aún. Del otro lado del Rio de la Plata un país agoniza. Temo una guerra civil.

 

 

Comienzan los paseos

 En algún momento, en el medio de la noche, más dormidas que despiertas nos trasladamos del sillón a la cama. En la mañana me desperté al sentir los sonidos del amanecer y fui a la cocina a preparar el desayuno. Mis novias debían volver a sus trabajos y yo quería comenzar a ordenar mis papeles.

Se levantaron ambas, vestidas con sus robes y nos sentamos a desayunar.

-¿Las visitas duermen?- Preguntó Marga.

-Ni siquiera fui a verlas. Dejémoslas que se levanten cuando quieran. Total hoy no tienen que ir a ningún lado.

Una vez que se ducharon y se vistieron para ir a sus tareas bajé a despedirlas a la puerta del edificio. Estuve mirando hasta que se alejaron en sus autos. Estaba por entrar cuando vi a Yuzu y Mei asomadas al balcón por eso subí hasta mi piso y las encontré en la misma posición observando el paisaje.

-Buen día. Creí que iban a seguir durmiendo- Les dije cuando me paré a su lado.

-Buen día Alexia-san- Saludaron a dúo.

-¿Tienen ganas de desayunar?-

-¡Si, claro!- Respondieron con entusiasmo.

-Bueno, vayan a despertar a su padres y vengan a este piso porque les voy a preparar el desayuno aquí-

-¿Marga-san y Keiko-san se fueron a trabajar?-

-Si, claro. Y yo debería hacer lo mismo pero tengo la ventaja de hacerlo sin horario y en casa-

Mientras las niñas fueron a despertar a Ume y Shou comencé a preparar el desayuno. Estaba en eso cuando me sonó el celular. Era mi editor en Buenos Aires.

-¡Hola reina! ¿Cómo anduvo todo por el Imperio del Sol Naciente?-

-Todo genial, como siempre- Respondí.

-Me llamaron del Estudio Wit. En realidad respondieron a un llamado mío. Se me ocurrió que podíamos editar tus mangas en español. ¿Qué te parece?-

-Bien. Buena idea. Hasta que hiciste funcionar el cerebro-

-Soy un genio-

-¿Y qué te dijeron? Porque a mí no me comentaron nada-

-Es que todo esto surgió mientras estabas en vuelo desde allá. Seguramente te van a llamar para conocer tu opinión pero en principio les gustó la idea-

-Bueno, cuando me llamen te aviso. Y decime…¿Cómo anda todo por ahí?-

-Para la mierda. Hay saqueos, nadie hace nada en el gobierno, el presidente y la vice están dibujados. Los funcionarios como el “otro” Fernández y Berni no tienen idea de que hacer. Esto es el caos-

-¿Y qué sabes del esquizofrénico?-

-¿De quién?-

-Del payasito, del bufón-

-¡Ah! ¡De ese! Un imbécil. Ya se está ablandando, pero le falta un poco, déjalo. Si no gana va a seguir siendo el payasito en los programas políticos y si gana en pocos días se va a estrellar contra la realidad y ahí se le acaban todos los discursos-

-Se le va a cumplir el “Teorema de Baglini”-

-¿Cual?-

-Ese que dice que cuando un político se acerca al poder se va volviendo más de centro-

-¿Si? No lo conocía pero debe ser cierto. Y si no mira a los zurdos, se la pasan proponiendo idioteces porque saben que nunca van a llegar al poder y, de paso, mantienen contentos a sus cinco votantes-

-Muchacho, te tengo que cortar. Estoy con visitas de Japón y estoy preparándoles el desayuno. Llámame cuando tengas noticias, o no, mejor te llamo yo cuando me contacten del Estudio Wit-

Y cortamos. En ese momento llegaron todos los Aihara a la cocina vestidos con robe. Después de saludarlos terminé de poner todos los elementos del desayuno en la isla y comenzaron a comer y beber. Yo me serví solo un gran tazón de café.

-Hoy no tienen nada programado para hacer, por lo tanto los voy a llevar a pasear por la mañana. Tengo que llevar unos cuadros a la galería que se encarga de venderlos y a eso de las trece horas pasaremos por la oficina de Marga a almorzar. Por la tarde tengo varias cosas que hacer aquí en casa pero si se animan pueden ir a pasear a su gusto. Mañana vamos a ir en taxi aéreo a Montevideo para la primera inauguración y los voy a acompañar por qué no pienso perdérmela, de paso haremos turismo por la capital-

-Totalmente de acuerdo- Respondió Ume

Luego la conversación continuó acerca de las características del edificio en que vivimos.

-No me lo imaginaba tan lindo- Dijo Mei

-¿Por qué cambiaron aquellas casitas que tenían por este edificio?- Preguntó Shou.

-Por una cuestión práctica. Aquí estamos todas bajo un mismo techo. No tenemos que salir al exterior para ir de una propiedad a la otra siendo que en invierno hace bastante frio, y además tenemos casi 200 metros cuadrados de superficie en cada piso lo que se suma a que pudimos hacer las habitaciones con paneles cada una a su gusto y tenemos dos baños, dos toilettes, dos cocinas, dos lavaderos cada una y un lugar común para guardar herramientas abajo, junto con los autos. Y como es la única edificación en la manzana ya que toda es un mismo terreno, tenemos vistas a los cuatro lados- Expliqué.

-Fabuloso- Acotó Ume

-Sencillamente hermosa- Dijo Yuzu.

-Me pasaría horas enteras aquí mirando el mar mientras trabajo- Opinó Mei.

-Si, es un poco lo que yo hago- Manifesté.

Terminamos el desayuno y se fueron a vestir. Concluí de lavar los elementos y me fui a mi estudio a ordenar papeles. Pasé por los otros pisos y les dije que cuando estuvieran listas me avisaran.

Un rato después aparecieron Yuzu y Mei por mi estudio. Yo estaba acomodando los cuadros que iba a llevar a la galería. Ellas se ofrecieron a ayudarme a cargarlos. Los bajamos hasta el estacionamiento y los puse en una pequeña camioneta que me había prestado Keiko. A los pocos minutos aparecieron Ume y Shou y les avisé que si estaban dispuestos podríamos salir de acuerdo a lo programado. Y lo hicimos rápidamente.

Los llevé primero hasta el centro de la ciudad donde paré para dejar los cuadros en la galería La Isla. Bajaron conmigo pues quise que conocieran el lugar y a las propietarias. Mientras una de las empleadas me ayudaba a tratar de ubicar mis cuadros las Aihara y Shou estuvieron conversando con las dueñas animadamente. Las galeristas se manifestaron muy contentas al conocer el motivo del viaje del grupo. Luego nos invitaron con café para todas y dado que finalmente encontré un lugar adecuado para mis obras nos retiramos, no sin que antes me hicieran pasar por la oficina para liquidarme la ventas de mis anteriores pinturas.

-Esto está marchando muy bien. Si seguimos así todas las casas de Punta del Este van a tener alguna obra tuya- Me dijeron

-Ojalá- Respondí.

Del centro de la ciudad fuimos hasta el sitio donde tiene sus oficinas Marga. por el camino compre algunas empanadas y pizza. Cuando llegamos Keiko ya estaba conversando con Marga en el balcón y nos unimos a la reunión.

 

 

Una cena cordial

Mientras almorzábamos en las oficinas de Marga recordé preguntarle a Keiko si había invitado sus padres para esa noche.

-Si, los voy a llevar cuando cerremos el taller. Están muy contentos-

Cuando terminamos el almuerzo Marga regresó a su oficina y Keiko a la fábrica. Yo llevé a los Aihara hasta el centro de la ciudad. Decidieron quedarse a pasear y dejar que yo me ocupe de temas que tenía pendientes. Le dejé números de teléfonos de remises y además les indiqué donde conseguir taxis. Les completé la información con la dirección del edificio para que no se pierdan aunque de todas maneras tenían nuestros números telefónicos.

En cuanto llegué a mi departamento recibí una llamada del Estudio Wit. El motivo era el esperado. Me comunicaron lo que ya sabía y se manifestaron de acuerdo si yo también lo estaba. Les dije que sí, pero que insistiría con mi editor en Buenos Aires de que mantuviera la calidad de la edición como el original. Me contestaron que ellos se ocuparían del tema.

Después de cortar me puse a anotar en una lista todas las cuestiones pendientes. Acomodé libros y revistas. Guardé las fotos del viaje a la computadora y cuando ya estaba terminando de pasarlas a pen drive tuve otro llamado. Esta vez era mi editor.

-¡Hola reina! ¿Cómo estás?-

-Como si te importara. ¿Qué me vas a pedir?-

-Nada. ¿Te llamaron del Estudio Wit?-

-Si, y les recomendé que te tuvieran bien controlado en cuanto a la calidad de la edición, bajo pena de muerte-

-Graciosa. Ya estuve hablando con la gente de Ivrea para la edición-

-Pero Ivrea tiene una enorme cantidad de títulos propios y no te va a dar bolilla-

-Vos dejá…que tengo amigos ahí y voy a lograr que me hagan un buen trabajo. Por de pronto del Estudio Wit ya me enviaran todo el material original-

-Bien. Espero que hagas un buen trabajo-

-Como siempre y…a propósito…-

-Ya sabía que me ibas a pedir algo-

-Si, pero te va a gustar la idea. ¿No te escribirías algo respecto de la situación actual del país? Me refiero a las elecciones-

-Ahora no. No valer la pena adelantarse. Las elecciones de Octubre son un salto al vacío y no sabemos cuan profundo vamos a caer-

-Y ahí está el tema. Hacer un buen análisis del posible resultado-

-En primer lugar no tengo ganas de andar haciendo predicciones y conjeturas como andan todos los periodistas tarados que inflaron al esquizofrénico ese y ahora se asombran del resultado de las PASO y encima analizan todo como si Sudacalandia fuera un país previsible. Además, ¿sabes que…? Un libro con conjeturas duraría dos meses. Una vez que se sepa el resultado de las Elecciones Generales, para lo único que serviría es para papel higiénico. Te creía más astuto-

-Tenes razón. Pero …¿Para después te animarías?-

-Por supuesto, si quieres te destrozo a cualquiera que sea ganador, total, igual se van a ir a la mierda-

-Entonces quedamos así-

-Así quedamos-

Luego de la charla telefónica seguí con mis tareas. Me reuní con la señora Azumi que estuvo ocupándose de la limpieza durante nuestra ausencia y conversamos acerca del mantenimiento del edificio. Luego, cuando ella ya se iba, llegaron los Aihara en un taxi blanco marca BMW.

Bajaron del vehículo y llegaron hasta la puerta de entrada del edificio. Los miré atentamente.

-¿Tomaron un taxi cinco estrellas?-

-Si, ¿Por qué?- Preguntó Ume

-¡Les debe haber salido una fortuna!-

-No creas, era…- Iba a responderme pero la interrumpí

-¡No me lo digas! No quiero tener remordimiento de conciencia por no haberlos ido a buscar-

-Ja, ja. no fue tanto- Manifestó Shou

Y no hablé más. Entraron y fueron a darse una ducha. Yo me fui al departamento de Marga para cocinar. Tenía intención de hacer varias tartas y ensalada de frutas de postre. Al cabo de un rato sentí los motores de los autos de Marga y Keiko. Miré por el ventanal y los ví entrando al garaje. Pronto estuvieron conmigo.

Saludé al señor Yamura y a su dulce esposa. Los invité a que se pongan cómodos en el living, les ofrecí una copa de coñac como aperitivo y les dije que pronto estaría la comida. Mis novias comenzaron a ayudarme y en poco tiempo pusimos las tartas en el horno y el postre estuvo listo. Keiko distribuyó la vajilla en la gran mesa del comedor y en tanto Marga fue a la bodega de mi departamento a buscar los vinos. Con ella llegaron los otros invitados que rápidamente se saludaron con los Yamura. Hubo un momento de abrazos efusivos, reverencias y besos y todos hablando en japones.

-Son muy demostrativos tus padres y los Aihara, contrariamente a los japoneses en general que casi ni hacen contacto físico al saludar- Le dije a Keiko.

-Mis padres ya se han acostumbrado a la manera de ser latina. No sé qué pensarán los otros- Respondió mi novia.

En cuanto estuvo lista la comida procedí a servirla. Marga y Keiko continuaron ayudándome y aunque Mei y Yuzu también quisieron hacerlo no las dejamos. Nos sentamos todos y comenzó la cena.

Fue una velada agradable. LosYamura y los Aihara pudieron despacharse a gusto conversando en japones para lo que nos pidieron permiso a Marga y a mí de tan educados que son. Luego de unos breves minutos toda conversación continuó en inglés o español. La comida fue elogiada lo que me halagó y tras el postre pasamos al living a tomar un café y licor de banana.

Los temas de conversación giraron acerca de la situación mundial, sobre todo en cuanto a lo que contaba Shou con su experiencia en países pobres del África. Se habló de la Agenda 2030, de las secuelas de la pandemia, de la guerra en Ucrania y, como no podía faltar, de la situación política en Sudacalandia. Shou hizo un breve relato de lo que le había sucedido en aquel país, si se lo puede llamar país, al otro lado del río y luego del logro de sus sueños en Uruguay.

Tras eso Ume le preguntó al señor Yamura si se sentía inquieto por volver a visitar el Imperio del Sol Naciente (No lo dijo así, es una licencia literaria mía). Y el papa de Keiko respondió que más que inquieto se sentía muy curioso por ver cómo estaba todo por allí. Además se manifestó muy contento de poder compartir el viaje con ellos.

Luego la conversación se fue apagando. Se notaba el cansancio de todas nosotras y los dos hombres. Así fue que propuse que era hora del descanso pues a la mañana siguiente teníamos que estar Ume, Shou, Mei y Yuzu en el Aeropuerto de La Laguna para ir a Montevideo por la inauguración de la primera escuela y yo también. No pensaba perdérmelo, por supuesto. Cada pareja se fue a lugar que ocupaban. Los padres de Keiko a su recientemente estrenada suite japonesa y mientras iba ganando el silencio en el edificio me puse a lavar toda la vajilla utilizada.

Marga se puso a hacer para nosotras otra vuelta de café. Keiko, luego de acompañar a sus padres, regresó y me ayudó con la limpieza. Al terminar nos sentamos en el living y acabamos los cafés. Afuera la noche estaba hermosa. Ni siquiera hablábamos. Estábamos relajadas y felices.

-La vida es hermosa- Dijo Keiko.

Nos levantamos de los sillones y marchamos a la cama.

 

 

 Montevideo y primera inauguración

 En la mañana siguiente hubo que levantarse temprano. Al menos lo hice yo y los Aihara. El resto siguió durmiendo. Sobre todo quisimos dejar dormir a los Yamura el tiempo que necesitaran. Por lo tanto Keiko y Marga se ocuparían de ellos.

Al terminar con el café y las tostadas con manteca y jalea, ya estábamos por salir cuando el resto apareció por el comedor de Marga para su desayuno. Nos despedimos e invité a subir a los Aihara en mi auto. En pocos minutos estábamos en la pista del Aeropuerto del Carmen listos a salir a la ciudad capital.

En el Aeropuerto de Montevideo nos estaba esperando una camioneta tipo combi que nos llevó directamente al Palacio Presidencial. Allí nos recibió la secretaria del presidente Lacalle Pou. Nos indicó que nos pusiéramos cómodos en una hermosa sala de muebles de estilo inglés. Mientras esperábamos al presidente nos acercaron café y masas secas.

No fue larga la espera, de hecho no pude terminar mi taza de café. Entramos al despacho presidencial y saludamos al primer mandatario.

-Es un enorme placer verlos por aquí nuevamente- Dijo mientras estrechaba mi mano.

Junto a él estaba un encargado de protocolo que nos explicó lo que iba a suceder.

-En una hora saldremos hacia la escuela a inaugurar. Es cerca, de manera que nos llevará pocos minutos llegar. La ceremonia será breve. Miembros del Ministerio de Cultura entregaran la bandera nacional y de una organización de inmigrantes japoneses harán entrega de una bandera japonesa. Luego el señor ministro dará un discurso, el señor presidente también dirá algunas palabras y finalmente lo invitaremos a usted (dijo dirigiéndose a Shou) a que manifieste lo que desea y siente. Habrá una representación de bailes folclóricos tanto uruguayos como japoneses y luego, el señor presidente dirá unas palabras finales pues debe irse a otros compromisos pero ustedes podrán quedarse pues habrá una feria de platos y artesanías de ambas nacionalidades y podrán departir con maestras y profesores e incluso con alumnos pues en cuanto se supo de la implementación de estos colegios se han completados los cupos de manera muy rápida-

Después de las explicaciones salimos a un patio interno donde subimos a la misma combi mientras el presidente lo hacía en un auto oficial y tal cual lo dijo el funcionario, en pocos minutos estábamos frente a un nuevo,  hermoso y moderno edificio escolar.

La ceremonia fue tal cual lo había explicado el funcionario. Escuché atentamente los discursos y no pude evitar comparar con las idioteces que dicen los políticos sudacas. Se hablaba de educación, de esperanza, de trabajo, de progreso, pero con certezas y no con promesas vagas ni con acusaciones retoricas a otros gobiernos. ¿Por qué no podemos ser así en Sudacalandia? Me preguntaba. ¿Por qué tenemos que ir del fango a la mierda y regresar, todo el tiempo?

Estaba preguntándome que diría Shou en su improvisado español cuando le tocó hablar.

-Señor Presidente, señor Ministro, autoridades del Colegio, docentes, niños y niñas. No podría expresar con toda justeza el enorme placer que me siento porque se hiciera realidad la construcción e inauguración de esta escuela. Los alumnos serán privilegiados de poder aprender bajo sistemas que valoran su capacidad creativa y la estimulan. Serán los contemporáneos del futuro, los que lleven adelante este hermosos país que nos ha dado, gracias a su presidente, la oportunidad de brindarles esta realidad. Y además me siento honrado porque he logrado abrir puertas de muchas escuelas en varias partes del mundo pero siempre fue con unos pocos niños sentados frente a su maestra como toda ceremonia de inauguración. Hoy, poder decirles estas palabras me llena de orgullo y no quiero dejar pasar este momento para agradecer a la señora Alexia Montes que logró la conexión entre mi persona y las autoridades de este país, en especial su mandatario el señor Lacalle Pou…-

En ese momento giró hacia mí y me invitó a dar un paso adelante, lo hice tímidamente, lo confieso, y recibí un fervoroso aplauso que logró emocionarme. Di las gracias y dije, con una modestia no habitual en mí, que no era ningún mérito. Luego di un paso atrás y dejé el escenario para quienes realmente lo merecían

Aplaudieron a Shou como si fuera un rock star y luego hubo dos temas musicales folclóricos uruguayos y japoneses bailados por niños y el presidente cerró el acto con una saludo y un deseo de buenos estudios y se marchó. Los Aihara y yo nos quedamos. Era una buena oportunidad para probar alguna comida y también comprar para la casa.

Estaba recorriendo los puestos y se me acercaron algunas madres y maestras. Algunas solamente me pidieron autógrafos pero otras se quedaban charlando como si fuéramos viejas amigas. Los comentarios eran bastante coincidentes. Todas me manifestaban que estaban de acuerdo conmigo en cuanto a lo mal que les había hecho las mujeres el feminismo revulsivo y fanático. Las más jóvenes me decían que no se les acercaba un varón ni de casualidad, lo que no me sorprendía pues los hombres se han puesto a la defensiva tratando de evitar denuncias falsas. Las compadecí, al final las víctimas siguen siendo las mujeres, todo porque un grupo de neofascistas resentidas odian a los hombres aunque estoy segura que si se les apareciera alguien que les ponga un departamento y un auto son capaces de arrodillarse adelante de él para admirarle el…bueno, eso.

Y esta reflexión me lleva al estúpido beso que le dio el presidente de la Federación de Futbol Español a la lesbiana Jenny Hermoso. Y le digo lesbiana, así directamente por que yo lo soy y eso me da derecho y sobre todo me da derecho para decirle que es una imbécil.

Lo es porque se dejó presionar por las resentidas. Y las demás jugadoras también son imbéciles y lo único que les deseo es que jamás las vuelvan a llamar para jugar en la Selección. Pudieron tener un festejo que hiciera ganar más adeptos a los pocos que siguen el futbol femenino, pero no… prefieren inmolarse las idiotas.

Ahora que dije esto puedo contar que mi paso por las modernas instalaciones del colegio fue un deleite para mis ojos, me parecía estar en Japón, el orden y la limpieza eran admirables. Todos las chicas y los muchachos lucían su nuevo uniforme. Se notaba el entusiasmo y el afán de aprender. De todas maneras no es solo mérito de Shou y los funcionarios que lo siguieron, ellos, los uruguayos son diferentes a los sudacas.

Mei y Yuzu me acompañaron en la recorrida. Ume y Shou acompañados de varios funcionarios se interiorizaban de los detalles del funcionamiento del colegio. Pero las chicas Aihara estaban más interesadas en lo que yo hablaba con las mujeres y algunos profesores hombres. Las notaba pendientes de mis palabras todo el tiempo.

-Usted es grande. Alexia sempai- Me dijo Yuzu y me hizo reír.

Las tenia fascinadas el hecho de que las personas se me acercaran admirándome. Yo no lo sentía así, solo que me gustaba conversar con todos.

Cuando terminó el paseo aproveché a comprar algunas artesanías y unas tartas japonesas que se me antojaron ricas. Salimos a la calle. Nos esperaba la combi para llevarnos a un paseo por la ciudad

El paseo estuvo muy lindo. Montevideo es tranquila y hermosa. Pasada la hora del almuerzo pedí al chofer que paráramos en Don Bigote, una pizzería en una callecita arbolada y tranquila, en un edificio tan antiguo que a pesar de estar en una esquina no tiene ochava. El chofer iba a quedarse en el vehículo comiendo, quizás, algunas galletitas pero lo invité a que almorzara con nosotros. Primero se mostró reticente pero finalmente aceptó. Cuando entrabamos al local lo tomé del brazo y le dije

-No se preocupe, no se lo vamos a decir a nadie-

Comimos pizzas y empanadas. El hombre fue tomando confianza y al final del almuerzo hablaba con Shou como si fueran viejos amigos. Luego nos llevó hasta el Aeropuerto donde nos esperaba el taxi aéreo. Una ratito de vuelo y después el auto. Estaba cayendo el sol cuando llegamos al edificio. Marga y Keiko ya estaban trabajando en la cena pero antes de la comida nos sentamos para una ronda de mate.

 

  

Colonia del Sacramento, Tacuarembó y segunda inauguración

Tras la cena compartimos con Marga y Keiko videos y anécdotas de lo sucedido en la inauguración de la escuela. Nos quedamos haciendo sobremesa durante bastante tiempo. Parecía que nadie se quería ir a dormir y por el contrario prolongar más ese hermoso tiempo de conversación y compañía.

Pero, con el correr de las horas el cansancio nos fue ganando y todos fuimos a la cama. Quedamos en que al otro día llevaría a los Aihara a la ciudad de Colonia del Sacramento ya que tenían el día libre. Para ello ya había contratado un taxi aéreo pues no tenía ni la más mínima intención de ir manejando poco más de trescientos kilómetros durante cuatro horas. El taxi aéreo nos dejaría a solo nueve kilómetros de la ciudad en el aeropuerto Laguna de los Patos y de allí podríamos alquilar un auto.

En la mañana siguiente mis novias se iban a trabajar y las japonesitas y Shou partiríamos a nuestro viaje de turismo pero igualmente nos reunimos todos para desayunar. Luego, auto hasta Laguna del Carmen, taxi aéreo y descenso en Colonia.

La ciudad tiene todavía el sabor del o antiguo, con un Fuerte, el Bastión de San Miguel y la Plaza de Toros de Real San Carlos que, por supuesto, no funciona como tal, sino que lo único que queda es la estructura edilicia. Calles empedradas, antiguas casonas sin ochavas en las esquinas. La Basílica del Santísimo Sacramento, pequeñas plazas, locales con venta de antigüedades y bares y restaurantes pintorescos. Un puerto para yates y el hermoso edificio del Yacht Club donde hicimos una parada para almorzar.

También recorrimos el bosquecito del Parque Ferrando y por supuesto la costanera y visitamos el Faro. Fue un hermoso paseo que también me debía ya que nunca había estado en la antigua ciudad que fue terreno disputado entre españoles y portugueses. Hice muchos videos para que los vieran mis novias. Los Aihara no se cansaron de sacarse selfis y videos. Caminamos mucho durante todo el día y cuando llegó la hora de volver estábamos agotados. De manera que fuimos a buscar el auto que había dejado en el estacionamiento de la Terminal Portuaria de Buquebus y de allí a Laguna de los Patos. Nuevamente el taxi aéreo y en pocos minutos estábamos en Punta del Este.

Llegamos casi al mismo tiempo que Keiko y Marga. esta vez me puse yo a hacer la comida. Cocine tres tartas, una de berenjenas, otra de carne y la tercera de pescado. No dejé que nadie se metiera en la cocina, aunque Mei, Yuzu y mis novias ayudaron poniendo la mesa. Fue otra cena amena y divertida. Con otra sobremesa interminable.

El día siguiente era de viaje e inauguración. Tal vez fuera un poco más relajada ya que no concurriría el presidente, ocupado en otros temas y sería en una ciudad del interior. De modo que después de un suculento desayuno nos fuimos dispersando según adonde íbamos. Por supuesto que los Aihara y yo nos iríamos en taxi aéreo a Tacuarembó.

Estábamos por partir cuando Marga me preguntó si estaba de acuerdo en ir a cenar esa noche a Kitty´s pues hacia bastante tiempo que no íbamos y nos estarían extrañando. Le dije que sí, que estaba totalmente de acuerdo y convinimos en que a nuestro regreso del campo iríamos a cenar en nuestro lugar favorito en el Puerto.

Tacuarembó es una pequeña ciudad atravesada por un canal a cielo abierto que desemboca en el arroyo del mismo nombre. Grandes plazas muy bien cuidadas, casas de no más de una planta alta. Una sensación de tranquilidad que contagia. No tendrá grandes hitos turísticos pero invita a caminarla despacio y sentarse en la vereda de algunos de los barcitos del centro. Pocos autos y muchas bicicletas y ciclomotores.

Luego de una hora de viaje descendimos en el Aeropuerto Departamental de Tacuarembó. Nos esperaban en una combi y nos llevaron directamente al sitio del acto. Allí ya estaban llegando también el Ministro de Educación y otras autoridades. En cuanto nos dejaron en la puerta del moderno edificio, similar al de Montevideo, también construido bajo indicaciones de Shou nos recibieron las “fuerzas vivas”. (Siempre me encantó esa definición).

Estaban el intendente, autoridades escolares locales, padres y alumnos, pues allí también se había completado las vacantes debido al enorme interés que generó el nuevo colegio. Shou, Ume, las chicas y yo fuimos saludados efusivamente por una cantidad incontable de personas.

Luego ingresamos al edificio y nos ubicaron en unas gradas con asientos. En cuanto llegó el Ministro de educación comenzó el acto formal. Sus discurso, luego la trasmisión de unas palabras de parte del presidente y para terminar una nueva improvisación de Shou que volvió a agradecer al gobierno, y a mí, por el contacto.

Al igual que en Montevideo hubo una celebración con bailes de ambos países, la entrega de banderas y, como adicional, una representación teatral escrita por una maestra y algunos chicos del taller de escritura y teatro. Y debo confesar que me gustó pues no era una de esas banalidades de mensajes moralistas sino una animada versión acerca de los conflictos familiares, tomada, incluso con humor.

No faltaron tampoco en esta ocasión las mesas con comidas y recuerdos, tanto de Tacuarembó como de pueblos vecinos. De manera que también anduve recorriéndolas comprando algunas cosas y degustando otras pues todo el mundo nos homenajeaba como si fuéramos proceres. También allí, en un pueblo en medio del país, me conocían y tuve oportunidad de autografiar varios ejemplares de mis libros, sobre todo a mujeres que parecen ser, a pesar de mi antifeminismo, mi público mayoritario.

El día estaba hermoso, la temperatura agradable y decidimos ir a caminar un poco por el pueblo. Nos recomendaron montones de lugares para ir a almorzar y finalmente terminamos en El Gamo, en una esquina frente a la plaza 19 de Abril y sobre la calle (¡cómo no!) 18 de Julio a pocos metros de la Municipalidad y la catedral de San Fructuoso.

Después del almuerzo, un poco prolongado porque dado que nos habíamos sentado en las mesas de la vereda, todo el mundo que pasaba nos saludaba y se quedaba a decir un par de palabras. Pocas veces me sentí tan a gusto porque era un entusiasmo genuino el de la gente. Y los Aihara no podían entenderlo. Les parecía increíble tanta prodigalidad, por parte de desconocidos, como si fueran amigos de toda la vida.

Después de recorrer un poco la plaza y entrar en la iglesia llamé al chofer de la combi que nos llevaría al Aeropuerto. Los esperamos en la esquina de 18 de julio y Joaquín Suarez. Llegó enseguida y pocos minutos después, ya que la pista está a solo ocho kilómetros del centro, estábamos abordando el taxi aéreo para recorrer, de regreso los 359 kilómetros que nos separaban de nuestro lugar en el mundo.

Descendimos en Laguna del Carmen. Allí busqué mi auto que había dejado en el hangar y en pocos minutos ya estábamos en casa. Keiko y Marga estaban preparando una mateada que tanto gusta a Ume y a Shou. Habían comprado pastelitos, medialunas y otras facturas.

-Si comemos todo esto no vamos a poder cenar- Opiné.

-No te preocupes. Con paciencia todo entra. Ya está la mesa reservada en Kitty´s, están ansiosos de vernos, sobre todo sabiendo que van los Aihara-

Tomamos mate, les pasé videos y fotos de lo sucedido en el día.

-Esta bueno para ir unos días- Dijo Keiko.

Y la idea quedó flotando.

La cena en Kitty´s debía ser un evento importante. Por lo tanto nos vestimos con nuestras mejores galas. Vestidos elegantes. Hasta incluso Ume dejó sus clásicas calzas. Shou de camisa y saco. Las chicas Aihara con unos hermosos vestidos cortos adecuados a su juventud y yo. aunque muero por las minifaldas, quería dar un aire de gran señora de mundo, por lo tanto fui de largo. Marga y Keiko prefirieron pantalones negros con botamanga tipo Oxford pero con blusas de diferentes colores, para no parecer gemelas.

Así fue que nos recibieron con bombos y platillos en Kitty´s.

 

 

Kitty´s y Casapueblo

Nuestra entrada en Kitty´s no pudo ser más espectacular. Algunos de los habitués que ya nos conocen nos saludaron efusivamente. Nadie quería perderse de darnos la mano o saludarnos desde lejos con un gesto que fuera visible para los demás ya que todos parecían competir para demostrar que nos conocían.

De modo que llegar hasta nuestra mesa nos llevó unos minutos ya que no queríamos desairar a nadie. Ni los Aihara se salvaron del entusiasmo. También eran bastantes los que los recordaban. Mei era más parca en las respuestas pero Yuzu estaba evidentemente encantada y se detenía a saludar todo el mundo. Ume y Shou respondían sacudiendo la mano. Y tampoco faltó quien se quisiera sacar una selfi con ellos.

En cuanto pudimos ocupar nuestros sitios alrededor de la mesa que teníamos reservada, creímos que ya no nos prestarían atención pero no faltaba alguien que nos estuviera observando. Debo decir que semejante atención no nos molestaba ni a mí, ni a mis novias ni a nuestros amigos japoneses de todas maneras nos concentramos en lo que íbamos a pedir.

El dueño y el chef se acercaron a saludar, conversaron un poco con cada uno y luego se marcharon a sus ocupaciones. Tras ellos llegó la sommelier a ofrecernos las bebidas y mientras tanto decidíamos que pedir.

-Jamás pensé que ocurriría esto- Dijo Marga

-El precio de la fama- Acoté.

Igualmente fue una cena muy agradable. El dueño se acercaba a cada rato para ver s todo estaba bien y nosotros satisfechos. Pensé que eso ocasionaría celos en el resto de los comensales pero era evidente que no les importaba. Nos habíamos convertido en la celebridades de Punta del Este. Conversamos animadamente mientras cenábamos. En verdad yo estaba disfrutando de esa pequeña popularidad, porque no me voy a sentirme una estrella, sino, apenas, alguien con sus quince minutos de fama.

Una vez que terminamos con el postre el dueño llegó con una botella de champagne y nos la obsequió. El público presente aplaudió. Yo la abrí, haciendo volar el corcho a algún punto de la estratosfera y brindamos por nuestra suerte. Por la del negocio de Marga, por la fábrica de Keiko, por mis libros y cuadros, por las escuelas de Shou, por el amor de Ume a su marido, por el amor de Yuzu y Mei, por las suerte de estar lejos de la degradación social y económica de Sudacalandia.

Nos llevamos lo que sobraba del champagne. Esperaba no encontrar ningún control de alcoholemia por el camino. Saludamos a todo el mundo y salimos al fresco de la noche que me despertó un poco. Buscamos los autos que estaban estacionados en el puerto y regresamos a casa. Ya en nuestro edificio nos bebimos unos cafés y mientras Ume y Shou se iban a dormir, Mei, Yuzu y nosotras tres nos quedamos conversando en el living de Marga y mirando el mar (rio).

Eso fue hasta que comenzamos a darnos cuenta que nos vencía el sueño. Las chicas Aihara se fueron a su cama y nosotras a la nuestra. Al día siguiente no teníamos que ir a ningún sitio temprano y se podía descansar. Marga y Keiko decidieron que llegar un par de horas más tarde a sus negocios no haría mal a nadie.

En la mañana me levanté despacio y me puse a hacer el desayuno. Marga y Keiko se levantaron y se fueron directamente a las duchas. Bajé a mi piso a buscar un jogging para ponerme y cuando pasaba por la puerta de mi estudio pude ver que Mei y Yuzu estaban allí, en silencio, contemplando la biblioteca como si estuvieran adorando a un Dios. Me quedé espiándolas, no para ver si tocaban algo, sino para comprender la situación. Y era evidente que se habían atrevido a ver la habitación donde trabajo porque lo consideraban algo así como un sitio sagrado.

No tocaban nada pero miraban todo con atención. El órgano, el escritorio, los otros instrumentos musicales, los libros, la computadora y el sector del atelier con un cuadro puesto en el atril, a medio terminar y los demás dispuestos en las cunas que yo misma había construido para guardarlos. Todo lo hacían en el más absoluto silencio. Las deje estar y fui a mi habitación, me puse un pantalón holgado negro y una musculosa del mismo color. Cuando estaba por salir del vestidor sentí las vocecitas de las niñas (no puedo dejar de pensar en ellas como niñas aun) conversando en el pasillo.

-No debimos entrar sin permiso- Decía Mei.

-Si, lo sé. Pero la puerta estaba abierta y no resistí la tentación. Es un lugar tan bonito, tan lleno de cultura y de arte. Después le voy a decir que estuvimos- Musitaba el solcito

En pocos minutos estábamos todos en el comedor de Marga tomando el desayuno. Yo esperaba el momento en que Mei y Yuzu me confesaran su incursión en mi estudio. Y no tuve que esperar mucho. En cuanto se fueron mis novias a sus tareas me quedé lavando los utensilios y se me acercaron ambas.

-Alexia sempai, tenemos que contarle algo-

-Díganme-

-Hoy temprano pasamos por la puerta de su estudio y nos tentamos de entrar. Es que es un lugar tan bonito que no resistimos la tentación- Reiteró Yuzu.

-No tocamos nada- Agregó Mei.

Las miré a ambas y me sonreí. En un principio no sabían por qué. Hasta que hablé.

-Yo también les tengo que decir algo. En principio no hay lugar en esta casa que esté vedado para ustedes y no solo lo digo por mi sino también por Marga y Keiko. Pueden andar por donde quieran, pero lo que más valoro es que son honestas y por eso las amo-

Creo que se sonrojaron ambas. Yo seguía sonriendo.

-Y hay algo más, ya sabía que estuvieron en mi estudio-

-¡No!- Exclamaron a dúo.

-Si, las vi cuando pase a buscar la ropa a mi vestidor, pero como estaba segura de que me lo contarían ni siquiera me molesté en decirles nada. Eso es confianza. Y no son muchas las personas a las que se le puede tener confianza, más bien diría que son muy pocas-

-Discúlpenos- Rogó Yuzu.

-No tengo que disculpar nada. Pueden hacer de cuenta que todo el edificio es de ustedes-

Me acerque a ellas y tomé a cada una de una mano.

-Bien. Ahora pónganse lindas que saldremos a pasear un poco y avísenles a sus viejos-

-¿Dónde?- Preguntaron a dúo.

-Donde quieran-

-¿A Casapueblo? ¿Podemos?- Pidió Yuzu.

-Listo, a Casapueblo a pasar el día y recorrerla toda, sala por sala-

-¡Genial!- Gritó Yuzu.

Y tomando de un brazo a Mei se fueron a buscar a sus padres.

Así fue que una par de horas después estábamos en la puerta de la magnífica realización de Páez Vilaró, dispuestas a disfrutarla por completo. Recorrimos las cuatro salas y las terrazas. Debido a mi colaboración con algunos trabajos de arte que había hecho tiempo atrás tuve ingreso irrestricto en lo que fuera el estudio del pintor. Ume, Shou y las chicas Aihara no dejaban de asombrarse. Miraban todo con devoción, como las había visto hacerlo en mi estudio.

Luego nos detuvimos al mediodía en la confitería donde estuvimos largo rato, no solo degustando las delicatessen que nos ofrecían sino también conversando de diversos temas de la vida. Mientras estábamos ahí Mei y Yuzu fueron as comprar obsequios. Resultaron una preciosas estatuillas de diversos colores y muy simpáticas. No solo compraron para ellas sino también para sus padres y para mis novias.

-Deben haber gastado un dineral- Le dije.

-No importa, todo es poco para ustedes y nuestros “viejos”. Los amamos tanto- Dijo Yuzu.

Fue un momento mágico.

 

 

Ultima inauguración, verdaderas vacaciones y visita presidencial

 Al regreso de Casapueblo decidí hacer algo que sabrán que me encanta, una rueda de mate. Minutos después de nuestra llegada y mientras nos reuníamos en el living del piso de Marga, también hicieron su aparición mis novias que, de inmediato, se sumaron a la mateada.

Yuzu y Mei les entregaron sus regalos a Marga y Keiko y comenzó la amena charla que suele acompañar al mate y los bizcochitos. Se combino que tendríamos una cena en casa. Platos sencillos que cocinaríamos nosotras. Como yo mando en la cocina fui a ver que teníamos en la despensa y la heladera. No tardó en aparecer Yuzu ofreciéndose a ayudarme, lo que acepté sabiendo que es una excelente cocinera. Un segundo después se sumó Keiko y decidí que solo trabajaríamos las tres para no generar caos en las tareas.

Hicimos tres tartas de variados gustos, una con carne y las otras dos de diferentes verduras. Marga, Mei y Ume pusieron la mesa y hasta Shou las ayudó. Tuvimos una espléndida cena regada con un poco de vino, cerveza para Ume y gaseosas para las más chicas. Luego se gestó una sobremesa con café y nos fuimos a dormir. Al otro día debíamos estar en un pueblo llamado Treinta y Tres donde se haría la tercera inauguración. Antes de irme a la cama mandé un mensaje al dueño del Taxi Aéreo, quien ya se ha convertido en casi un amigo, para confirmarle el vuelo.

En la mañana, luego del desayuno, y cuando Marga y Keiko se fueron a sus trabajos los Aihara y yo salimos con rumbo al Aeropuerto y de allí en un confortable avión al Aeroclub de Treinta y Tres. Cuando pudimos verlo desde el cielo pudimos saber que era una cuidad más pequeña que Tacuarembó, a la vera del Rio Olimari. Una vez que descendimos nos esperaba un auto que nos llevó a la sede del Colegio, situado justo enfrente de la Plaza 19 de Abril, en una vieja pero muy bien mantenida casona al lado del Palacio Municipal.

En cuanto llegamos, y dado que las autoridades locales y representantes del Ministerio de Educación y del Presidente ya se encontraban en el lugar, dio comienzo al acto. Volvieron a repetirse los clásicos discursos y también la invitación a Shou para que dijera algunas palabras. Nuestro amigo dijo casi lo mismo que en las jornadas anteriores y volvió a agradecerme a mí que hubiera hecho el contacto con las autoridades lo que agradecí con modestia.

También se repitieron los bailes autóctonos y discursos por parte de un par de alumnos que agradecieron a Shou y a las autoridades presentes la posibilidad que se les abría. Los de estos niños fueron mensajes muy emotivos y, nuevamente, no pude menos que comparar con la pobreza de expectativas que tienen los estudiantes en Sudacalandia. Luego fuimos invitados a un lunch en uno de los aulas donde, casi como un rito, varias maestras se me acercaron para que firmara ejemplares de mis libros.

-Usted ha hecho pensar a mucha gente con sus historias- Me dijo una de ellas.

-Me alegra. Pensar es un buen ejercicio, solo espero que les sirva- Respondí

Salimos del edificio y decidimos tomarnos un tiempo para recorrer la ciudad. Como todo pueblo de zona de campo tiene muy pocas edificaciones de más de un piso y caminar por el centro mismo es como hacerlo por los suburbios. Lo más notable que vimos era un gran obelisco situado en una rotonda de la Avenida Juan Ortiz. Hubiéramos querido ir hasta el rio pero estaba a muchas cuadras como para ir caminando. También nos llamó la atención la espectacular fachada de la Parroquia San José Obrero de ladrillo a la vista con enormes arcos. Visitamos el pulcro Teatro Municipal y terminamos tomando un café en un pequeño local llamado Las Cañitas. Regresamos al colegio para encontrarnos con nuestro chofer que todavía estaba degustando un té con masas que le habían ofrecido las maestras. De allí al Aero club y nuevamente volamos hacia Punta del Este los escasos 215 kilómetros que nos separaban de mi nuevo lugar en el mundo. En pocos minutos ya estábamos en el edificio cambiándonos de ropa por algo más cómodo. Las chicas Aihara muy contentas por el viaje realizado. Ume orgullosa de su marido y Shou satisfecho por el deber cumplido. Al llegar a casa recibí una llamada de presidencia. Me notificaban que el presidente estaría en Maldonado por un acto de gobierno y dado que tenía la intención de saludar a Shou antes de que regrese a Japón se ofrecía a pasar por el lugar que indicáramos para hacer efectivo el encuentro así nos evitaba un viaje de más a Montevideo.

Yo no cabía en mí de la sorpresa. ¡El presidente estaba dispuesto a visitarnos! Contesté que no había ningún problema, que teníamos un edificio sobre La Mansa, a la altura de la Parada 27. Le dejé todos los datos y pedí que me avisaran con tiempo para arreglar el lugar. Me confirmaron la visita para el día siguiente. Cuando se los dije a todos quedaron asombrados. Llamé a mis novias que casualmente estaban de camino a casa. Al rato me telefonearon de Protocolo para avisarme que el presidente llegaría a las 13 horas y preguntarme como era el lugar por su seguridad. Quedaron conformes con mis descripción.

Esa noche cenamos empanadas y pizzas que trajo Marga por lo que nadie tuvo que ponerse a cocinar. Luego del sobremesa les contamos lo sucedido en el día y acerca de cómo nos prepararíamos para el encuentro con Lacalle Pou. Lo primero que hice fue llamar a la señora Azumi y le pedí que fuera al edificio con dos personas de su equipo y así trataríamos de que se viera todo ordenado. Luego le dije a Keiko si quería invitar a su padres, idea que le encantó y rápidamente los llamó para que se prepararan pues los pasaría a buscar. El señor Yamura y su esposa se mostraron contentos con la idea.

En la mañana siguiente nos levantamos temprano. Todas y Shou estábamos ansiosas. Desayunamos frugalmente y en cuanto llegó la señora Azumi nos pusimos a ordenar los tres pisos para que se viera todo impecable. Para compensar el rápido desayuno Marga se puso a hacer mate y fue llevándolo por todo el edificio. A las once de la mañana logramos terminar. Le pregunté a nuestra mayordoma si podía quedarse junto con sus dos empleadas por si necesitábamos algo y aceptó gustosa.

-No me voy a perder la oportunidad de ver al presidente- Me respondió.

Y nos fuimos a vestir. Todas estábamos elegantes. Vestidos y zapatos con tacos bajos para estar cómodas. Shou de saco y corbata. Las niñas Aihara estaban hermosas con sus vestiditos cortos. Keiko, que había ido a buscar a su padres, llegó y también se cambió de ropa. Los Yamura estaban como para una recepción en un palacio, ambos con su natural elegancia y porte.

A las trece horas en punto llegaron dos camionetas negras con vidrios polarizados al frente del edificio. Los vimos llegar desde el balcón y bajé rápidamente a abrir el portón del garaje. Entraron ambos vehículos. De uno de ellos bajaron cuatro individuos que se apostaron en la entrada y en la puerta hacia el palier del ascensor. De la otra bajaron otros dos agentes y el señor Presidente que caminó hacia mí y me estrechó la mano.

-Es un gran honor que nos visite- Le dije mientras aún me la sostenía.

-Al contrario, es un gran honor para mí que nos reciban. Les debía esta visita desde que llegó a nuestro país- Respondió.

A mi señal nos encaminamos al ascensor. Mientras caminábamos le manifesté.

-Además de la familia Aihara y las dueñas de casa, o sea mis parejas y yo, me tomé el atrevimiento de invitar al padre de una ellas, un buen empresario que deseaba conocerlo personalmente-

-Si, el señor Yamura, supongo- Dijo mientras yo lo miraba sorprendida.

-No me imaginaba que estuviera al tanto-

Sonrió y aclaró

-Es mi deber estar informado y además me gustaría conversar con él-

Para ese entonces se abrió la puerta del ascensor y tras pasar el palier del tercer piso, el de Marga, entramos en el living conde todos estaban esperando impacientes.

El presidente saludo a todos. Comenzó con Ume y luego con la señora Yamura y las niñas Aihara, siguió con mis novias y terminó con los hombres. Todos los saludos acompañados de una notoria reverencia.

 

 

El presidente.

Invitamos al señor presidente a sentarse en uno de los sillones del espacioso living. Y todos nos fuimos acomodando. Le pregunté si deseaba té o café y aceptó lo segundo. La señora Azumi trajo las tazas, sirvió el café y sus ayudantes acercaron varios platos con masas dulces y secas.

-Tienen una hermosa vista desde aquí- Manifestó el presidente.

-Si, se podría decir que somos afortunadas- Dijo Marga.

-No me imaginaba que tuvieran todo un edificio como vivienda-

-Es practica y segura- Dije y luego le expliqué como teníamos distribuidos los pisos y le adelanté que luego le mostraría el resto de la propiedad.

El presidente conversó con todos. Primero elogió el trabajo de Shou y el comentó.

-Cuando conversamos por primera vez le dije que inauguraremos seis colegios. Por ahora hemos realizado estos tres y los equipos del ministerio de educación están estudiando en que otras tres localidades levantaremos los restantes. Desde ya contamos con usted cuando tengamos todo listo y pueda ver lo que haremos. Espero que esté satisfecho con los que vio hasta ahora-

-Totalmente satisfecho. Hable con maestras y alumnos y todo me parece perfecto- Respondió Shou.

Luego de otros comentarios acerca del trabajo de nuestro amigo se dirigió al señor Yamura.

-Estoy enterado de que usted tenia su emprendimiento en Argentina y se vino aquí porque allá le estaban haciendo la vida imposible-

-Exacto. No me dejaron otra opción. Levanté mi fabrica con mucho sacrificio y no podía dejarlas sujetos a los avatares económicos y políticos de aquel país-

-Entiendo. ¿Y cómo lo tratamos por aquí?-

-Excelente. Tengo las oportunidades de trabajo que se pueden esperar de un país normal que piensa en su futuro-

-¿Y cómo se arregló con el personal?-

-Toda la gente vino conmigo, son cincuenta personas-

-¿Todos se vinieron aquí?-

-Si. No podía dejarlos a la deriva en aquel país, sin trabajo y sin futuro. Ellos son parte del emprendimiento. Son leales y trabajadores. En Argentina solo tenía dos opciones, o cerraba o me iba a otro lugar. Si hacia cualquiera de las dos cosas mi gente perdía su futuro, les ofrecí venirse conmigo y nadie dudó. De todas maneras hemos tomado unas pocas personas uruguayas para completar, sobre todo, lo referente al mantenimiento de las instalaciones-

-No estaba reprochándole nada. Me parece fabuloso que un empresario tenga la lealtad de su empleados en tal medida. No es algo que se ve a menudo. ¿Y dónde se ubicaron?-

-Cuando adquirí el edificio de la planta también compramos un edificio de departamentos a solo unos cien metros del sitio de trabajo. Allí viven, cada uno en un departamento, y allí vivo yo también…-

Y luego de una pausa agregó señalando a Keiko.

-Mi hija es quien se ocupa ahora de la empresa lo hace muy bien-

El presidente asintió y manifestó

-¿Se anotó como proveedor del estado?-

-No, me temo que estamos muy ocupados-

-No importa, hágalo. Por supuesto será uno más. No puede contar con mi ayuda en caso de participar de licitaciones. Aquí todo es transparente-

-No me imaginaba otra cosa-

Luego conversó un rato con las Aihara y mis novias. Elogió a Keiko por ocuparse de la empresa de su padre e intercambió opiniones con Marga acerca de la situación inmobiliaria.

Mas tarde lo llevamos a recorrer el edificio, siempre seguidos por los dos guardias de seguridad. Se manifestó asombrado por como habíamos distribuido todo y prometió visitarnos en algún momento sin ningún tipo de protocolo, algo más informal.

-Esta ha sido una visita muy amena- Repliqué.

-Lo ha sido para mí también- Contestó.

También hicimos una incursión por la terraza donde nos quedamos contemplando el mar (rio) un tiempo. El presidente parecía enfrascado en sus pensamientos pues se mantuvo un instante en silencio y me pregunté cuantas oportunidades tiene un hombre con su responsabilidad de relajarse aunque sea solo un rato y poder disfrutar del paisaje o de la compañía de personas que no se le acerquen más que con problemas.

-Ustedes son privilegiados- Dijo y agregó -Es evidente que conforman un grupo humano muy unido y contenedor. Incluso sus amigos de Japón-

-Si, eso mismo dijo hace un tiempo atrás el señor Yamura. Somos personas privilegiadas- Manifesté yo.

-Conserven ese don. Es un poder invalorable en los tiempos que corren-

Luego se apartó unos metros y me hizo seña de que me acercara.

-Una vez, una persona de mi staff comentando temas varios me hizo saber que usted se venía a vivir a Uruguay. Sinceramente no había oído hablar de sus numerosas cualidades ni de sus opiniones política por lo que le pregunté quién era y me explicó todo en detalle. Por eso la invité aquella vez a la Casa de Gobierno y debo decir que me causó una gran impresión…-

-No creo merecer tantos elogios, solo soy una persona que piensa libremente- Lo interrumpí.

-…Lo que no es poco. Se necesita gente como usted en muchos lugares. Es una lastima que no haya podido hacer nada en su país pero tampoco lo lamento, eso hizo que, por su decisión, ahora la contamos entre nosotros-

-Y espero que para siempre-

-Ha sido bienvenida y lo vuelvo a reiterar. Pero lo mas asombroso es que usted no llegó sola como si fuera una aventura personal. Ha traído con usted a gente maravillosa lo cual es lógico. La inteligencia atrae a la inteligencia-

-No creo ser responsable de ello. El grupo se fue formando espontáneamente, casi sin proponérmelo. Surgieron personas de dos partes del mundo, en las antípodas unos de otros y sin embargo estamos muy unidos-

-Eso se puede palpar. Pero, además usted podía haberse conformado con estar aquí y cumplir su sueño de vivir en un lugar donde tuviera paz. Sin embargo convenció al señor Yamura, de quien tengo muy altas opiniones, a radicarse aquí-

-Bueno, usted lo escuchó, no tenia más remedio-

-Si, tal vez, pero también se podía haber vuelto a Japón-

-Probablemente- Respondí sin entrar en detalle sobre el motivo del padre de Keiko a venirse a Sudamérica.

-Y su hija es una persona muy lúcida, y su otra ¿novia? Marga parece conocer muy bien la actividad inmobiliaria y tiene muy interesantes planes de urbanización-

-Somos privilegiados- Manifesté sin saber que decir.

-Lo son-

Y luego de esta conversación dijo que debía irse pues lo esperaban otros compromisos. Aseguró que nos visitaría mas adelante y acompañado por sus guardaespaldas se marchó en su camioneta. Lo despedí en la puerta del garaje.

-Y gracias por traernos a Shou Aihara- Dijo mientras me estrechaba la mano al irse.

Me sentí feliz por sus palabras. Luego tuve que contarles a todos como había sido esa conversación

 

 

Partida

Cuando regresé al piso de Marga todos estaban en silencio. Era evidente que sumidos cada uno en sus pensamientos. Ahí fue que tomé la palabra y conté mi conversación con el presidente. No se me escapaba la idea de que todavía estaban anonadados por haber estado en una reunión franca y amena con un primer mandatario. Y un mandatario realmente estadista y no un vendedor de humo.

Quedaban cuatro días para la partida de los Aihara y los Yamura a Japón y la idea de la despedida era un manto de tristeza que sobrevolaba el ambiente.

-No se queden así. Tenemos que hacer que estos días sean inolvidables- Afirmé.

Y el mensaje pareció surtir efecto. De inmediato comenzamos a hacer planes. Mis novias prometieron que se ocuparían menos tiempo de sus trabajos para acompañar al grupo. La primera invitación fue de los Yamura. Hasta creo que se les ocurrió en el momento. La idea era hacer un asado en las instalaciones de la fabrica incluyendo a todo su personal como invitados. Además, prometió el señor Yamura, que garantizaba la calidad de la preparación pues dijo que entre su gente había un asador de gran nivel. De mas está decir que todo el mundo aplaudió la idea. Así quedamos para el segundo día pues necesitaba preparar todo lo necesario. Esa primer noche decidimos ir todos, incluidos los padres de Keiko, a Kitty´s. Otra noche iríamos a Casapueblo y para la ultima noche se decidió hacer la fiesta postergada con todos y todas vestidas a la usanza japonesa.

-Pero ninguna de nosotras trajo yukatas- Manifestó Yuzu.

-No importa, tengo una colección de yukatas en casa. Las podemos traer. Hay para todas- Dijo la señora Yamura.

Sorprendidas, las niñas Aihara abrazaron a la señora que estaba feliz de compartir su tiempo con gente joven, aunque ella no había perdido en absoluto su belleza ni su energía.

De manera que todo se arregló y organizó esa tarde después de la partida del presidente. Aprovechamos a descansar un poco y cuando ya bajaba el sol nos fuimos al Puerto, a nuestro restaurante favorito. Siempre fuimos centro de atención en Kittýs pero nunca nos habían recibido con un aplauso del personal y los comensales. Francamente no entendíamos que pasaba hasta que se acercó el dueño y dijo

-Trascendió que ustedes se reúnen con las altas esferas del país-

-¿Quién lo dice?- Pregunté.

-El periodismo lo dice. Hoy, un periodista vio entrar las camionetas de ceremonial en su edificio y se quedó haciendo guardia. Luego vio como usted se despedía del señor Lacalle Pou en la misma puerta. Pidió una nota con la secretaria que le confirmó que les había hecho una visita de cortesía debido al tema de las nuevas escuelas. Eso no le pasa a cualquiera en este país-

Agradecí los aplausos y me senté dispuesta a cenar. Por supuesto que comimos sin que nadie nos moleste, pero sentía sus miradas todo el tiempo. Los padres de Keiko, que nos acompañaban por primera vez a ese restaurante estaban asombrados.

La segunda noche cenamos en Casapueblo. Allí pasamos mas desapercibidas pero no tanto. A mí me reconocieron por haber colaborado con la galería de arte y el gerente del restaurante nos obsequió al final con una botella de champagne. Por supuesto que la cena fue después de haber disfrutado del gran espectáculo de la caída del Sol sobre el mar que emociona todas las veces que uno lo ve.

El tercer día fue el asado en la fábrica del señor Yamura, y de su hija, mi novia Keiko. Fue un evento diferente por el hecho de lo compartimos con sus cincuenta empleados y sus familias. El asado en sí, estaba tal cual como lo había anunciado el señor Yamura. Realmente exquisito. Las mujeres colaboraron con las ensaladas y otros agregados. Los Aihara fueron homenajeados como se lo merecían y en los gestos y las demostraciones de cariño era evidente que el personal amaba al padre de Keiko y respetaban a mi novia a pesar de su juventud.

Después de la comida el festejo continuó, se bailó y hubo quienes cantaron y tocaron algunos instrumentos. Ya caía el sol cuando se fue apagando la fiesta. Los empleados levantaron todo lo que se usó desde mesas y sillas hasta vajilla. Felices por su patrón, su esposa y por el viaje ansiado que iban a emprender.

-Este hombre es un ángel. Merecería un gran reconocimiento- Me dijo uno de los empleados

-Ya se lo están dando ustedes siendo leales- Respondí

Y pude ver como al hombre le resbalaba una lagrima por la mejilla.

Mientras no estábamos de comilonas el resto del tiempo lo pasábamos descansando. Mateada en la terraza del edificio con un clima que de a poco se iba haciendo mas templado, largas caminatas por la playa. Paseos de compras para llevarse recuerdos y sesiones de música en casa tocando el órgano y cantando.

Para la última noche los Yamura llegaron temprano con las yukatas así teníamos tiempo de ponérnoslas y prepararnos adecuadamente. Por la comida no nos debíamos hacer problema, todo había sido encargado por delivery a Dashi y por supuesto era japonesa. No podía ser de otra manera.

La señora Yamura nos entregó las yukatas que eran fascinantes, de seda, con vivos colores y estampados. Nos las repartimos y luego Yuzu y Ume nos peinaron adecuadamente a las que no sabíamos como hacerlo. El señor Yamura estaba vestido con un montsuki tradicional y se lo veía muy elegante. También trajeron uno para Shou que tuvo que pedir ayuda para ponérselo pues nunca había usado uno.

El empleado del delivery quedó asombrado cuando Marga y yo, justo las que no tenemos trazas de japonesas, bajamos a recibir el pedido.

-Habrá pensado que estábamos en una fiesta de disfraces- Me dijo Marga riéndose.

A pesar de que se acercaba el tiempo de la partida, al otro día por la noche salía el avión rumbo a Tokio, todo era alegría y festejo. Comimos, brindamos por el futuro, cantamos, bailamos, como pudimos con los trajes tan ajustados.

Era tarde cuando todo el mundo se fue a dormir. Los viajeros tenían preparado su equipaje y habíamos combinado con la empresa de taxi aéreo que nos llevara a Montevideo en dos aviones.

Apenas amaneció ya estaban prestos a desayunar en el piso de Marga. Yo me había levantado muy temprano y tenia preparado las colaciones. Se conversó bastante en ese momento. Era como que nadie quería dejar nada por decir. En las primeras horas de la tarde, apenas pasado el mediodía los viajeros comenzaron los últimos preparativos. Luego, en dos camionetas de la empresa fuimos hasta el Aeropuerto de El Sauce. Abordamos los aviones y en pocos minutos estuvimos en la capital.

Acompañamos a los Aihara y los Yamura hasta donde pudimos en la sala de embarque. Éramos un grupo lloroso. He viajado mucho y muchas veces recibimos visitas en nuestras viviendas pero era la primera vez que sentía tanto la partida de nuestros amigos. Y con el agregado de la partida de los padres de Keiko. Creo que se le iba a hacer largo ese mes de ausencia aunque estaría bastante entretenida manejando la empresa.

Abracé a los Aihara uno por uno con todas mis fuerzas. Amo a esa familia. A Shou con sus sueños de un mundo mejor, a Ume tan amiga de sus hijas y tan comprensiva con su marido y a la dulzura de Mei, tan educada y bella y por supuesto al solcito de Yuzu que todo lo que toca lo convierte en algo positivo.

Los vimos alejarse por la manga. Mis novias y yo nos manteníamos unidas por las manos que apretábamos fuerte. Se cerraba otra etapa. El viaje de los Yamura a Japón los volvería a unir con sus tradiciones y sus sitios conocidos después de tantos años.

Volvimos en silencio a nuestro lugar en el mundo