Saturday, July 29, 2017

"Volviendo a Paris" Capitulos 11, 12, 13, 14 y 15

Documentos


Antes de que lo imagináramos llegó la Ley de Identidad de género. Todos los avatares que había sufrido la promulgación del Matrimonio igualitario nos hacían creer que esta nueva ley sería resistida por los retrógrados de siempre con los imbeciles argumentos de siempre. Pero casi no hubo tal cosa. De pronto supimos que podíamos acceder al Documento con nuestra identidad autopercibida sin necesidad de pasar por operaciones traumáticas y peligrosas ni tratamientos sicológicos
De todas maneras, ya sea por la sorpresa o por que considerábamos que el gobierno hacia esto solo para pasar por progresista en medio de una situación que ya comenzaba a volverse intolerante, con controles impositivos asfixiantes, corrupción, inflación ocultada bajo la alfombra, rasgos de autoritarismo y manipulación de los medios de comunicación y de los jóvenes, fue que ni siquiera nos asociamos a los festejos.
Llegó la hora de aprovechar lo poco bueno que tiene este gobierno, nos dijimos y fuimos en tropel a solicitar nuestros nuevos documentos.
El tramite fue bastante sencillo, pues supongo que ciertas actitudes retrogradas de algunos jueces con respecto al matrimonio igualitario que provocaron varias protestas, hicieron que los empleados del Registro Civil nos atendieran con la debida prontitud y eficiencia.
Cuando tuve el documento en mis manos aún me parecía mentira. Rocío, Sabrina, Alexia, nuestras empleadas Fernanda y Silvana los recibimos casi en el mismo día por lo que propuse una reunión en casa para festejar y tratar de olvidar los malos momentos pasados.
Estuvo presente toda la tribu y a pesar del intento no se pudo deslindar aquello que sucediera. La conversación viró por varios temas pero siempre se volvía a lo mismo. Tío Roberto fue el que encendió la mecha de la idea de emigrar.
-Pero tío, ya sabes que en todas partes te podes encontrar algún loco que nos detesta-
-Tal vez, pero no se trata solamente del homofobia, es la inseguridad general, claro que en todas partes hay locos pero en algunos lugares civilizados al menos saben que tienen castigo, aquí todos son impunes y están concientes de ello por eso hacen lo que quieren-
No tuve argumentos para rebatir los suyos y comprendí que tenía razón. Esta era la consecuencia de la dictadura, la peor consecuencia, la de los muertos por la inseguridad que no tienen derechos humanos que los cobijen mientras los delincuentes gozan de todos los privilegios por que el gobierno y la justicia no quieren caer en la represión. Me quede en silencio el resto del tiempo y cuando todos se marcharon Alexia me pregunto que me pasaba.
-Supongo que estoy empezando a creer que hay que irse el país- Le conteste y se me quedó mirándome sin saber que agregar.




Y dimos el sí


Apenas obtuvimos los nuevos documentos comenzamos los trámites de casamiento. En medio de lo que parecía una incipiente ola de matrimonios igualitarios nosotras éramos como unas moscas blancas ya que era la primera vez que dos travestís se casaban entre sí, y más llamativo aun que fueran dos parejas dispuestas a hacerlo.
Aunque hubiéramos deseado casarnos el mismo día nos dieron turnos en fechas diferentes, siendo Sabrina y Rocío las que lo harían primero. Como era de esperar volvimos a invadir el Registro Civil con nuestras galas, elegantes vestidos, polleras tubo, tacos aguja y las infaltables capelinas. En la vereda éramos un imán para los curiosos que pasaban esbozando una sonrisa, que no supe apreciar si era de simpatía o de burla. De todas maneras no les dimos mayor importancia.
Esta vez era una mujer la encargada de casar a las chicas y demostró mayor amplitud mental. Explicó con todo detalle los pormenores de la ceremonia a las contrayentes y se mostró afable con todas nosotras, parecía evidente que, a pesar de su inexperiencia en este tipo de situaciones trataba de hacernos sentir cómodas a todas y todos. Frente a ella Sabrina y Rocío hicieron sus votos de amor y en el final de la ceremonia no tuvo mejor idea que decir
-Y ahora pueden besarse las novias-
Lo que provocó una risa generalizada.
Las chicas se besaron largamente mientras sostenían al pequeño Jonatan una de cada mano. Al advertirlo la jueza opino que debían lo antes posible regularizar la situación del pequeño que por ahora figuraba solo como hijo de Sabrina para que en más fuera legalmente hijo de las dos. Agradecieron esa preocupación por parte de la funcionaria y de inmediato le preguntaron como debían iniciar los tramites lo cual les explicó debidamente.
A pesar de que estaba programada una gran fiesta para cuando, una semana después, nos casáramos Alexia y yo, nuestras amigas nos invitaron a todos a una reunión en su salón de peluquería y allí partimos, siempre dispuestas cuando hay festejo.
En medio de la reunión Sabrina recibió un llamado, era de la directora de un Jardín de Infantes con el que habían hablado para confirmarles que recibiría a Jonatan. Cuando lo supo Rocío ambas se abrazaron y lagrimearon de felicidad. Después supe que la mujer había abierto ese lugar como un refugio para niños en situación de ser discriminados por la causa que fuera.
-¿Y no será como un getto?- Les pregunté.
-No, por que según sabemos es un sitio donde los preparan en sus primeros años para enfrentar el mundo de allá afuera, de todas maneras no estamos seguras de lo que haremos mas adelante, ya ves lo que le sucedió a Adrián-
¿Qué haremos mas adelante? La pregunta resonó en mis oídos pero no quise preguntarles, me imaginaba la respuesta.
Una semana después Alexia y yo nos enfrentábamos a la experiencia del matrimonio. Resultaba extraño pues si bien lo hacíamos para dejar en orden toda nuestra situación legal en cuanto a herencias y la asuncion de todos los derechos que nos interesaban como, por ejemplo, poder estar al lado una de la otra en caso de internacion, la realidad es que habíamos decidido seguir cada una viviendo en su casa. No figuraba en nuestros planes tener hijos y nos sentíamos cómodas en esa situación.
Otra jueza, pero de modales mas hoscos. Se mantuvo seria mientras duró todo el trámite, aunque, como lo comprobé después, tenia miedo de exteriorizar sus verdaderos sentimientos. Una vez que dimos el sí, no dijo palabra pero con un gesto de sus brazos abierto nos invito a besarnos. Luego, cuando todas estábamos mas relajadas y dispuesta a partir se acerco sigilosamente nos abrazó a ambas y musito.
-Que sean muy felices-
La fiesta fue en mi casa haciéndonos recordar cuantas reuniones habíamos tenido antes por matrimonios reales o virtuales o para festejar tantas cosas que habían pasado. Mientras estábamos acomodándonos prendí la computadora y conecte el Skipe. Del otro lado, en la pantalla apareció la dulce cara de Susan y por fondo las repisas de su biblioteca y a un costado las luces de Paris asomando por la puerta balcón totalmente abierta.
-¡Las felicito a todas!- Grito exultante luego llamó a Pierre que se asomo por un costado de la pantalla y nos hizo el gesto del pulgar hacia arriba, luego se acercó al micrófono y dijo.
-¡Era hora que se casaran! Y les voy a contar una novedad, Nosotros también nos vamos a casar, en España, como tengo una propiedad en Madrid no nos han hecho problemas, vamos aprovechar antes que Rajoy nos quite ese derecho-
El gesto de felicidad de Susan era perceptible. Creo que hasta derramó una lágrima, luego abrió su boca en una hermosa sonrisa y nos tiró un beso por la pantalla.
-¿Cuándo vienen por acá?- Preguntó.
Y yo pensé que probablemente antes de lo imaginado.
La fiesta continuó, comimos y bailamos hasta el amanecer y, como otras veces, el grupo más allegado se quedó en el patio, tomando mate con medialunas. Tío Roberto, tía Catalina, Beatriz, Paulina, Sabrina, Rocío, Alexia y yo, sentadas donde nos había ganado el cansancio, mientras que Jonatan y Adrián estaban profundamente dormidos en los sillones del living.
Alexia se colgó de mi cuello y mientras yo acariciaba su mano recordaba las increíbles vueltas de la vida en los últimos años, desde aquella vez en que a Rocío se le ocurrió tratar de ser más culta. Lo que un gesto al parecer pequeño se había convertido en una imparable bola de nieve.
La exposición en París.


Alexia entró en la oficina como si la persiguiera el demonio, llego hasta mi escritorio y mostrándome la pantalla del celular me dijo casi a los gritos
-¡Confirmado! Se hace la exposición en París, quieren veinte obras de cada una, va a ser en el Jeu de Pauné, frente a la Place de la Concorde-
En ese momento fui conciente de que se estaba abriendo una nueva puerta en nuestras vidas, algo con lo que siempre había soñado y me pregunte si esta oportunidad era algo enviado por el caprichoso destino.
Nos pusimos de inmediato en comunicación con el señor Reverte y comenzamos a coordinar los detalles. Para nuestra tranquilidad solo debíamos preocuparnos por enviarle las obras y él se haría cargo de todo el traslado, teniendo en cuenta que algunas de las vendidas iban a ser solicitadas en préstamos a sus dueños, y por nuestro viaje a la Ciudad Luz.
Esa misma noche nos abocamos a la tarea de elegir las obras, para que el señor Reverte estuviera al tanto de lo que íbamos a mandar les sacamos fotos y las enviamos por mail para ver si él o su curadora estaban de acuerdo. La resolución fue rápida, a vuelta de mail nos contestó que aceptaban todas. Con respecto al viaje pudimos sortear las dificultades que impone el gobierno acerca de la compra de dólares pues contábamos con bastante cantidad y un amigo nos hizo el favor de proveernos algunos euros.
Era mediodía cuando el avión partió de Buenos Aires, la despedida nos la habían hecho la noche anterior en casa de tío Roberto, de manera que andábamos las dos solitas por Ezeiza cargando nuestras maletas llenas de ropa. Pasamos el check in sin inconvenientes pero la cola para migraciones era bastante extensa. Los nuevos controles la hacían más lenta  ya que ahora nos sacaban fotos y huellas dactilares lo que me hizo sentir como una delincuente a punto de fugar.
Presentamos los nuevos documentos y pasaportes al empleado que nos miró detenidamente. Ahora no había motivo de dudas en cuanto a la identidad, pero descubrimos que el hombre era un viejo conocido
-¿Así que cambiando de aire?- y después de mostrar todos sus dientes en una amplia sonrisa agregó - A vos hacia tiempo que no te veía por acá, a tu amiga es la primera vez-
-¿Cómo me reconociste?- Pregunté
-Quien puede olvidarte una vez que te vió- Y largó una carcajada.
-¿Volves?- Me pregunto cuando ya habíamos traspuesto el control.
-Tal vez- le conteste echándole un beso.
El viaje fue tranquilo, vimos algunas películas y cada tanto nos levantamos a estirar las piernas, en otro momento estuvimos entretenidas cuando un par de galanes nos quisieron echar sus redes a lo que contestábamos con sonrisas y palabras evasivas.
Llegamos al aeropuerto de Orly y debimos manejarnos por nuestra cuenta pues Susan y Pierre no estaban en se momento en la ciudad sino en su casa de la Provence atendiendo sus viñedos, de manera que tómanos el subte de Orly a Anthony donde hicimos combinación con la línea B hasta Denfert Rochereau y pasamos a la línea 4 hasta Saint Germain des Pres, luego al salir a la superficie tuve que esperar a Alexia que se había quedado estática, como hipnotizada, viendo la calle y preguntándose como era posible que estuviera allí, algo en lo que la entendí perfectamente.
Caminamos por la Rue Bonaparte hasta la Rue Jacob donde estaba el hotel que habíamos reservado, el d´Angleterre, en el 44 de la Rue Jacob, nada importante salvo que Hemingway estuvo alojado allí. Nos atendieron como si fuéramos dos celebridades y luego supimos que se debía a que Monsieur Michael Pornoy, el agregado cultural, al saber donde estaríamos alojadas, había dejado instrucciones precisas en cuanto a la manera en que debíamos ser tratadas.
Impacientes por ver el sitio de la exposición dejamos las valijas en la habitación y salimos. Tomamos el subte en Mabillon, y, haciendo combinación en Sevres Babylóne viajamos hasta la estación Concorde. En cuanto llegamos nos recibió Charles, el curador local que nos llevo a la sala que compartiríamos, en otras dos salas anexas estarían expuestas obras de un pintor colombiano, en una y de una escultora brasileña en la otra. Conocimos a los demás artistas que estaban ayudando a acomodar sus obras y nos dirigimos a la sala donde  se exhibirían las nuestras, recién llegadas y aun sin desembalar por lo que nos pusimos, nosotras también, a proceder a su distribución siguiendo el consejo del curador.
Fue una hermosa tarde matizada por uno vasos de vino y algunos bocadillos que compartimos entre todos y cuando ya caía la noche estaba todo preparado para la muestra aunque no se abriría hasta dos días después.
Esos dos días los aprovechamos visitando algunos lugares de interés, así que como ya conocía algo de la ciudad llevé a Alexia por cuanto lugar pude, mientras ella lloraba de emoción a cada rato y frente a cada edificio importante de la ciudad. Además tocaba con sus dedos todo lo que tenia cerca como tratando de asegurarse que era verdad lo que estaba viviendo.
Estábamos sentadas a una de las mesas del café George V en la vereda de los Campos Eliseos cuando ella comenzó a observar con atención un cartel en la vereda opuesta. Al principio no le di importancia pero comenzó a interesarme cuando, habiendo terminado el café, se paró y me dijo que quería verlo de cerca. Cruzamos y se detuvo frente a un local vacío con cartel de alquiler. Sin siquiera aclararme cual era su intención tomó nota de numero telefónico y allí fue que le pregunté que le pasaba.
-Mira que local hermoso ideal para poner un negocio de venta de artículos varios de decoración- Me dijo, dejando ver su intención.
-¿Estas loca? Debe valer una fortuna- Contesté.
-Si no preguntamos, no sabemos- Exclamo y sacó su celular para llamar a la inmobiliaria.
La cifra era un disparate, pero le dije que no dijera ni que si, ni que no, algo había en su resolución que me estaba abriendo la mente y decidí tener algunas charlas con otras personas para definir lo que me estaba pasando por la cabeza.
El día de apertura de la muestra llegaron Susan y Pierre de su refugio en la Provence, entre cuadro y bocadillo del vernisage me llevé a un sitio apartado a Pierre, luego de pedirle permiso s Susan y decidí interrogarlo acerca de lo que pensaba. Le pedí que me diera una idea sobre el monto del alquiler y además que posibilidades había de comprar un buen piso para Alexia y para mi. Pierre se sorprendió gratamente y prometió hacer algunas averiguaciones.
La exposición duraba diez días, e íbamos todos ellos a ver como continuaba. Parecía tener bastante público e incluso muchas ofertas por los trabajos de ambas y de nuestros colegas. El resto del día paseábamos por Paris y fuimos un par de veces a la casa de nuestros amigos a cenar. En una de esas reuniones Pierre, me informo lo que sabía, que el precio del alquiler estaba bastante por debajo de la normalidad por lo que era una buena oportunidad y otra cosa que hizo fue investigar como andaba el tema de la venta de artículos de decoración.
-Siempre hay buen mercado para eso- Me dijo y luego me entregó tres tarjetas, dos de fabricantes de muebles y una de accesorios varios para que nos contactáramos con ellos y ver como se podía armar el negocio.
Sin decirle nada por anticipado a Alexia le pedí a Pierre que diera una seña por el alquiler y tratar de mantener la reserva, que le pagaría aunque no se realizara la operación, pero que necesitaba tiempo para conversar con otras personas. Además de eso arrastre a mi pareja a ver a los fabricantes de muebles y las conversaciones con ellos fueron fructíferas, resulto que deseaban hacer pie en el centro de la ciudad pero no tenían local por lo que también era una buena oportunidad para ellos.
Cuando Alexia tomó conciencia de hacia donde me estaba disparando no lo podía creer, lo único que manifestó fue que si nos instalábamos en Paris no podría ver a Adrián tan seguido.
-Esa es la parte que vamos a resolver a nuestro regreso- Le aseguré y la deje mirándome sin poder comprender todavía.
Regresamos a Buenos Aires con una importante ganancia que para no tener que declarar dejamos al cuidado de Susan y Pierre en una cuenta bancaria. Al otro día de nuestra llegada convoque a una reunión de toda la tribu.




Haciendo grandes planes

Durante el largo viaje de regreso estuve definiendo los argumentos que esgrimiría para lo que estaba pensando. Era una jugada importante, la más grande de la vida de todos los miembros del grupo. Las opiniones que les había escuchado a varios de ellos me animaban a hacerlo aunque no estaba segura si solo eran declaraciones de la boca para afuera. De algo estaba segura, la situación en el país se estaba volviendo insostenible, ya estaba harta de vivir en una republica bananera y podía suponer, en base a mi profundo conocimiento de la historia política de nuestro país que nada iba a cambiar o que todo sería peor. El gobierno supuestamente progresista se estaba convirtiendo en una versión remixada del viejo totalitarismo neo fascista de lo que fuera el gobierno del viejo líder, Perón, y los políticos de la oposición navegaban mares neblinosos sin acertar ni por casualidad con la dirección del timón. Si había algo que dominaba mi conciencia era que no iba a quedarme a vivir en una nueva Venezuela.
Las leyes de matrimonio igualitario y de identidad de genero eran logros impensables con otros gobiernos pero a mi no me alcanzaban, me servían, pero al mismo tiempo sabía que habían sido dictadas solo por una cuestión de imagen.
Todo esto maduraba en mi mente mientras por la ventanilla de avión solo se veía la oscuridad absoluta y alguna que otra estrella fugaz. Alexia, a mi lado, estaba sumida en sus propios pensamientos y juraría que eran los mismos que los míos.
Al llegar, lo primero que hice fue convocar a una reunión de todo el grupo.
Ese día, Sabrina, Rocío, Jonatan, Adrián, Beatriz, Paulina, tío Roberto, tía Catalina, Alexia y yo estábamos sentados alrededor de la extensa mesa del comedor de mi casa. Servimos los acostumbrados mates con bizcochitos y comenzamos a hablar de cualquier tema, sobe todo Alexia y yo debimos contar como nos había ido en la exposición y toda nuestra experiencia en Francia.
-No voy a esperar más para hacerles saber el motivo de esta reunión- dije parándome de mi silla y comenzando a caminar alrededor de la mesa.
Todos los ojos se posaron en mí y se hizo un silencio expectante.
-El motivo es hacerles una pregunta, una sola pregunta, que esta basada en muchas cosas que les he venido escuchando en los últimos tiempos-
Abrieron los ojos tratando de adivinar que les iba a decir.
-La pregunta es…¿están dispuestos realmente a irse del país?-
El silencio se hizo más notorio. Hasta los niños parecieron entender la importancia del tema.
-¿Y bien?- Insistí ante a falta de respuesta.
-Yo si- dijo Tío Roberto- Y Catalina también- Agregó.
-Por supuesto que yo también- Dijo Alexia- Pero  ya sabes cual es mi problema-
-Eso solo lo puede resolver Beatriz- Contesté mirando a la madre de Adrián a los ojos.
-Yo si, dijo Paulina-
Beatriz le tomó la mano y contestó.
-Supongo que iríamos todos al mismo sitio- Manifestó.
-Obviamente- Contesté
Rocío y Sabrina permanecían en silencio.
-¿Ustedes?- Les pregunté.
-Y, cuesta… - Dijo Sabrina.
-¿Qué? Estamos en condiciones perfectas de irnos, ya no hay nada de importancia que dejemos atrás- Insistí.
-El trabajo, por ejemplo- Dijo Rocío.
-Querida, Alexia y yo vamos a comenzar de nuevo, en el pasado salimos de la nada y aquí estamos ¿Qué nos impide rehacernos en otro sitio?-
-Nosotras también comenzaremos de nuevo, seguro que nos ira mejor que aquí, donde las compras y ventas de inmuebles esta cada día peor- Manifestó Paulina.
-¿Y donde sería ese sitio maravilloso?- Preguntó Sabrina.
-¡Paris, mujer, Paris! ¿Qué otro lugar imaginaste?-
-Bien, entonces, de acuerdo, vayamos a Paris- Afirmó Sabrina tomando bajo su brazo a la dulce Rocío.
-¡Aplaudo la decisión!- Exclamo Tío Roberto- Yo abriré un restó-
-¿Nosotras podremos abrir una peluquería?- Preguntó Rocío.
-¿Y nosotras una inmobiliaria?- Agregó Beatriz.
-Queridas amigas, esto que voy a decirles ahora lo había dejado para último momento pues deseaba que tomaran su decisión en base a sus genuinos sentimientos. Estando en Paris tuve largas conversaciones con Pierre, el marido de Susan, le pedí un informe de la situación en que estaríamos si quisiéramos vivir de nuestros trabajos, abrir nuestros negocios y conseguir vivienda. Ayer me contesto en un extenso mail a todas mis preguntas. Por de pronto tenemos alojamiento asegurado en un edificio de su propiedad hasta que decidamos por la vivienda definitiva, luego nos acompañará a todos a ver locales y organizarnos, solo bastaba este si convencido que me han dado. El próximo paso es escribirle a Pierre  y comenzar los contactos. Los que no tienen pasaporte vayan haciendo el tramite, tenemos una reserva suficiente de dinero para el viaje de todos, el gobierno no podrá decirnos que hacer y que se metan sus controles en el culo. Tomen todo lo que quieran llevar, tendremos alquilado un avión de Federal Express para enviarlo a Paris. Queridos amigos, ¡el futuro es nuestro!
Alexia abrió una botella de champagne y brindamos por la nueva vida. Esa noche comencé a organizar todo con Susan y Pierre.





Una conversación


Alexia revolvía con insistencia la cuchara en su pocillo de café y siendo que la conozco bien supe que estaba pensando algo.
-¿Preocupada?- Le pregunté.
-No exactamente. Lo que pasa es que me puse a divagar y pasaron algunas cosas por mi cabeza-
-¿Cuáles?-
-Pienso en las chicas, las que no tiene las oportunidades que tenemos nosotras, las que no tienen mas remedio que andar por la calle prostituyéndose, poniendo en riesgo su vida, por los hijos de puta que andan por ahí, por la policía, por los implantes de mala calidad o las inyecciones de aceite de maquina, por el SIDA,  por el abandono de parte de sus familiares y por que no tienen adonde refugiarse. Claro que nosotras hemos pasado por situaciones horribles, pero siempre hemos tenido suerte, no dependemos de nuestras, bah! de las familias si es que podemos llamar familias a las personas con quienes hemos debido tratar a la fuerza y acordarme de todo eso me produce mucha pena, por que al fin y al cabo son como nuestras hermanas-
¿Qué podía decir antes esos argumentos?, yo misma muchas veces me había sentido igual de impotente, solo pude ayudar a alguna que otra, muy pocas, un grano de arena en el desierto, pero también debí aceptar que la situación no va a cambiar por una ley o dos, el cambio de mentalidad debe ser muy grande y a estas alturas solo creo que un milagro podría lograrlo.
-Somos afortunadas- Continuo diciendo Alexia- Y si bien eso me produce una gran alegría también me genera sentimientos contrapuestos. Nosotras podemos huir, escapar de esta realidad, a otra que todavía no conocemos bien pero que nos genera esperanzas. Pero ¿te das cuenta lo que es despertarte cada mañana y saber que estas obligada a una rutina que quizás acabe solo con la muerte?-
-No podemos hacer otra cosa, tal vez parezca egoísta pero la situación es así, lamentablemente- Dije sin pensar un mejor argumento.
-La vida promedio de una travesti es de treinta y cinco años. ¿Te das cuenta, lo que debe ser saber que no llegaras a la plenitud de la edad?- Insistía Alexia, al borde de las lagrimas.
-No puedo imaginarlo, ni siquiera me lo planteaba cuando con Susan andábamos las dos iniciándonos en esta vida y no por que fuéramos superiores, tal vez por que, como se dieron las cosas ni siquiera tuvimos tiempo para pensar en ello. Reconozco que soy afortunada pero no me siento capaz de poder hacer por las chicas más de lo que hice-
-Lo que yo siento es que nosotras tal vez debemos mucho de nuestra situación a la lucha de una gran cantidad de travestis que se jugaron el pellejo, cuando tenían todo por perder-
-En eso tenes razón, pero no voy a aceptar la idea de que estoy huyendo por que huir es mas fácil, solo estoy yendo por un camino que años atrás era impensable incluso para mi. Todas esas travestis están para siempre en mi corazón pero también se que no me quiero quedar en el país y no es solo por la homofobia, es por que necesito otro aire, por que aquí me estoy ahogando-
Alexia me miró, una lágrima de cada ojo le corría por las mejillas. Tomó un pañuelo y se las secó. Tomó de un sorbo el café y abrazándome dijo
-Y yo voy contigo aunque sea al fin del mundo-


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