Un diálogo insólito
Llevé
a Alexia en mi auto por que su estado nervioso le impedía manejar. Nos
detuvimos frente a la vivienda de su ex esposa y bajó.
-Ahora
o nunca- Susurró.
Le
dije que la esperaría en la confitería de la esquina y me quede observándola
mientras transitaba por el jardín del frente, llegaba a la puerta y esta se
abría dejando ver parte de la agria cara de la mujer.
Alexia
había tenido la sensatez de vestir con pantalones, camisa y botas para que no
fuera tan impactante su imagen femenina ante la criatura. Una vez que traspuso
la puerta todo lo que sucedió entonces lo supe después por ella.
Fue
recibida por su ex esposa que a pesar de haber sentido el golpe certero que la
dejó en descubierto no había aflojado un ápice en su resentimiento con Alexia
o, mejor dicho, con Edgardo. Ni siquiera le ofreció tomar asiento y mientras
caminaba hacia las habitaciones le dijo:
-Ahora voy a traer a tu hijo para que
vea que clase de padre tiene-
Cinco minutos después el niño, solo,
trasponía la puerta del pasillo al living.
-Hola- Saludó Alexia.
-Hola- Contestó su hijo deteniéndose
a unos pasos.
-¿Sabes quién soy?-
-Mamá dice que mi papá-
-Exacto. ¿Y sabes por que estoy así
vestido?-
-No, ¿Me lo vas a decir?-
El primer paso estaba resuelto. Al
menos no había salido huyendo.
-Sucede que papá supo que necesitaba
vivir otra vida. Yo se que no soy como los otros padres, no puedo evitar esto,
es algo mas fuerte que yo, me siento mujer y pretendo vivir como mujer pero eso
no influye en el amor que tengo-
-Ya lo sé-
El aplomo del chico era notable y
Alexia tuvo ganas de gritar un ¡Si! De satisfacción.
-¿Y tenés novio?- Disparó el
muchachito.
Vaya pregunta, pensó Alexia
desconcertada.
-Tengo una novia- Le contestó
temblando por temor a su reacción.
-Como mamá, que tiene muchas novias-
Aclaró el niño.
-¿Ah si?-
En ese momento hubiera deseado que la
mujer escuchara la revelación, aunque era probable que lo estuviera haciendo
escondida tras la puerta.
-Si, como Manuel que tiene dos mamás-
-¿Quien es Manuel?-
-Un compañero del cole-
-¡Ah!-
-Si, y el papá de Agustina tiene un
novio y la pasan a buscar juntos a la salida-
-¿Y, vos que pensás de eso?-
El niño se acercó a su padre, le
acarició la mano y contestó
-Está todo bien. La maestra nos habló
y dijo que lo más importante es que se quieran-
-¿Entonces no te importa que yo desee
ser una mujer?-
-¿Como Florencia de la V?-
-Si, como ella, pero sin fama-
-No, no me importa. ¿Pero me vas a
seguir llevando al Autódromo a ver las
carreras de autos?-
-Si, seguro-
-¿Y a pasear en bici?-
-Si, a pasear en bici también. ¿Te
gustaría que saliéramos juntos con mi novia?-
-Si, ¿Ella es tan linda como vos?-
-Mucho más-
-Entonces ¿Cuando vamos en bici?-
-El domingo te pasamos a buscar,
revisala para que esté en orden como te enseñé-
-¡Si, papi! Digo mami o ¿Como te
tengo que llamar?-
-Alexia si querés-
-Lindo nombre, ¿Le puedo decir a los
chicos que tengo otra mamá?-
-Si, si eres capaz de tolerar que
alguno se burle de ti, por que nunca faltan los que no comprenden-
-Bueno-
En ese momento reapareció la ex
esposa en escena.
-Espero que esto no le cree un
trauma-
-No más que tus novias, lo importante
es que sepa que a pesar de todo lo seguimos queriendo y vamos a estar a su lado
cuando lo necesite-
Por un momento la cara de la mujer se
dulcificó apenas.
-Bueno, es hora de una tregua, que
seas feliz-
Y como si hubiera dicho demasiado
volvió a desaparecer.
-Te espero el domingo- Agregó su hijo
y en un movimiento rápido le dio a Alexia un beso en la mejilla.
Al terminar de contarme lo sucedido
Alexia dejaba caer unas lágrimas que amenazaron correrle el maquillaje. Sentada
en la confitería, mientras la esperaba, traté de imaginarme todas las
reacciones posibles de parte del niño pero jamás se me hubiera ocurrido lo que
de veras aconteció. Eso me hizo esperar el domingo con las mismas ansias de
Alexia, tan solo para conocer al muchachito.
Conociendo a mi sobrino
Además
de las latas de cerveza cargué una de gaseosa y un sándwich de más. Nos
vestimos con pantalones elastizados y remeras amplias. Me sentía ansiosa por
estrenar mi papel de tía. Siempre me causó gracia esta denominación que sirve
para nombrar cualquier parentesco o relación difícil de explicar.
El
niño nos esperaba en la puerta de su casa. Al llegar gritó hacia adentro con
toda naturalidad.
-¡Ya
llegó Alexia con su novia! ¡Nos vamos!-
-Cuidate-
Fue lo único que se escucho como respuesta.
Yo
me sentía asombrada aún por el porte seguro del hijo de Alexia cuando nos
presentó.
-Mi
hijo, Adrián-
El
me dio la mano con el aplomo de todo un caballero.
-Tu
nueva tía, mi novia Gabriela-
Lo
besé en la frente. El muchachito era alto para su edad, delgado, de tez morocha
y cabello negro. Imaginé que tendría pronto la apostura del padre y no le
faltarían admiradoras intentando seducirlo.
Paseamos
toda la tarde. Nadie a nuestro alrededor debió haber sospechado lo insólito de
nuestro trío, teniendo en cuenta que las calles y la Costa estaban colmadas de
gente que había salido a disfrutar del sol. Corrimos carreras con las
bicicletas y el niño nos mostró sus habilidades saltando cordones o andando
solamente sobre la rueda trasera. Nos contó chistes que desconocíamos, habló de
sus estudios y de los compañeros de grado. En el Puerto de Olivos nos detuvimos
a comer sentados sobre la base de la grúa para sacar los veleros a tierra
mientras mirábamos los barcos amarrados.
-Cuando
sea grande voy a ser marino y viajar por todo el mundo- Aseveró el niño.
-Cuando
seas grande lo más importante de tu vida va a ser poder cumplir tus sueños por
más imposibles que parezcan y por más trabas que te pongan para realizarlos- Le
dije.
-Si,
tía- Contestó y nos echó a ambas una mirada pícara que hubiera querido
conservar en una fotografía.
Otro mail
La
catarata de mail con propaganda me inundaban la casilla de correo y solía
borrarlos casi sin mirar. Por eso estuve a punto de eliminar uno de Susan.
“Querida
amiga, Sabrina me ha contado una gran cantidad de novedades. Parece que están
pasando muchas cosas por ahí. Yo, aquí, no me quejo pero extraño las salidas a
Angel´s. No es que no haya sitios así en Paris, pero llevo la vida de una mujer
casada en medio de reuniones en casa que debo organizar, cócteles y funciones
de beneficencia. ¿Así que andás enamorada? No sabes lo que me alegro.
Pero
paso a la novedad. El próximo mes salimos de vacaciones y Pierre quiere conocer
Buenos Aires, viste, el tango le atrae. Así que andaremos por ahí. ¿Nos
veremos, no? ¡Porfa!. Un besote de tu “hermana”.
Susan.”
El
tiempo que borra todo hacía rato que me había inoculado la vacuna del olvido de
lo desagradable. Susan, era, a esa altura un recuerdo melancólico de las buenas
épocas de la juventud. Sentí que tenía ganas de verla nuevamente para
recomponer aquella amistad de los primeros pasos en el travestismo. Aquella
época en que ni imaginábamos el futuro que nos depararía nuestra elección. Y
escribí:
“Hermana,
te juro que espero con ansias verte otra vez. Todo esta perdonado. Nuestra
amistad es mas importante que cualquier desencuentro. Vamos a llevar a Pierre a
Angel´s aunque sea a la fuerza. Te mando un gran beso. Tu amiga del alma”
Noticia inesperada
Sabrina había invitado a Alexia para
realizarle un nuevo peinado acorde con el largo de su cabello que ya le danzaba
sobre los hombros. Como no tenía nada urgente que hacer fui con ella. Mientras
la atendían y aprovechábamos para intercambiar chismes llegó Rocío de la calle.
Estaba agitada y evidentemente ansiosa por contarnos algo.
-¿Saben?
Acabo de cruzarme con Madame y me dijo ¿Adivinen que? ¡Que va a vivir con
Roberto!-
Eso
era lo último que hubiera pensado que iba a escuchar. Es cierto que estaban
juntos a toda hora. Habíamos sabido que mi tío aprovechaba su tiempo libre para
pasar a visitar a Madame por su departamento pues ya no les alcanzaba con ir
todos los sábados a Casa Brandon, verse cuanto estreno cinematográfico u obra
de teatro había, aparte de los paseos al Tigre o hacer aerobismo por Palermo en
las mañanas.
Largué
la carcajada. Todas me miraron como si estuviera loca.
-Nada,
nada- Dije en cuanto pude respirar. –Me río de felicidad, ¿Saben?. Cuando tío
Roberto confesó su homosexualidad yo tenía quince años y ya sabía lo que me
gustaba, pero cuando vi como la familia lo empujó al ostracismo tuve miedo de
que me pasara lo mismo. Él, entonces tenía cuarenta y seis. Se había pasado
años saliendo con novias ficticias para disimular el pobre, y luego se pasó el
resto de la vida intentando tener una relación estable con otro hombre pero
solo consiguió desengaños. Lo supe cuando lo fui a visitar a su departamento a
confesarle mi inclinación. Y, desmoralizado como estaba, sin embargo tuvo
palabras de aliento para mi. Fue mi sostén espiritual y me acompañó mientras yo
trataba de lograr mi lugar en el mundo. Y ahora que él consiguió, de la manera
más insólita su mayor deseo no puedo menos que reír ...o llorar de felicidad-
Un
profundo silencio se hizo a mi alrededor. Cada una se quedo inmersa en sus
pensamientos y en sus recuerdos. En sus alegrías y sus broncas pasadas. En sus
temores y sus certezas. Sabrina con su madre viuda que la había apoyado a pesar
de las opiniones de la gente que las conocía, Rocío y la tremenda experiencia
de soportar a su padre violándola y luego tener que ejercer la prostitución en
Buenos Aires hasta que la rescató Sabrina, Alexia con su matrimonio, el engaño
de su ex esposa y la aceptación de su hijo. Yo, con el desencuentro con mis
padres, el intento de seducción por parte de mi jefe cuando tenía dieciocho
años y el posterior despido. Resultó un inesperado instante de introspección
colectiva
-¡Bueno!-
Exclamé para traerlas al mundo -Tenemos que hacerles una fiesta de casamiento-
Rieron
alborozadas. Organizar fiestas era nuestra especialidad.
-Pero
que sea de sorpresa- Opinó Alexia.
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