Parto
sin dolor
Era
un día normal en la base. Habituados a que no teníamos conflictos con ningún país,
nuestra rutina solo era realizar, de vez en cuando, algún ejercicio para
mantenernos activos. Por eso, cuando sonó la alarma se produjo de inmediato cierta
confusión hasta que los oficiales al mando pusieron orden.
El
hecho era que un artefacto desconocido había irrumpido en nuestro espacio aéreo
sin identificarse. De inmediato se me comisionó para que saliera a su encuentro
y efectuar un contacto visual y, si era posible, obligarlo a aterrizar. Con la rapidez
del caso me puse mi uniforme de vuelo, tomé el casco y monté mi avión, partiendo
a los pocos minutos al encuentro del desconocido.
Dado
que no lo podía observar en mi radar me costó bastante encontrarlo hasta que
después de un rato lo pude ver. Ni mis ojos, ni mi mente, podían entender lo
que era aquello, un gigantesco disco brillando a la luz del sol de tal manera
que era casi imposible ver su contorno real. Di una vuelta alrededor del objeto
para comprobar que tenían varios centenares de metros de diámetro y que se mantenía
inmóvil en el cielo, algo imposible de acuerdo las leyes de la física.
Traté
de trasmitir a la base la novedad pero la radio producía tan fuerte estática
que no podía saber si me habían oído, probé con varias frecuencias, incluso
tratando de obtener una respuesta de la nave desconocida pero tampoco lo logré.
Después de pasar lo mas cerca posible tratando de ver alguna presencia de
ventanillas o lo que me pudiera dar idea de su procedencia lo único que sentí
fue un rayo enceguecedor que me impidió ver mas allá del interior de la cabina
de mi avión.
Y
no recuerdo mas nada, salvo que desperté en una cama, en una sala como la de un
hospital. Estaba acostado boca arriba, solo cubierto con una bata blanca. Tardé
bastante en recobrar la conciencia total como si despertara de la anestesia de una
operación, pero no tenía dolor. Una vez que estuve mejor intenté moverme, pero
me sentía extraño. La sensación era que algo le había pasado a mi cuerpo pues
notaba que la distribución del peso era otra y allí hice lo primero que uno
hace en estos casos, traté de palparme con el miedo de no encontrar algo, una
pierna o un brazo, pero en realidad lo que encontré fue un enorme par de senos
en mi pecho.
Asustado,
me puse de pie, levanté mi bata y aun viéndolos no podía creer que estuvieran
ahí, pero lo peor vino después, cuando al mirar hacia abajo descubrí que ya no
tenia mas mi pene y en su lugar asomaban los labios de una vagina. Seguí con mi
exploración táctil pues ni siquiera tenia un espejo donde mirarme y comprobé
que tenia cuerpo de mujer, total, completo y debo decir a pesar del terror que sentía,
bastante atractivo cuerpo de mujer.
Mi
primera reacción fue salir de allí pero cuando estaba llegando a la puerta
aparecieron tres personas, varones según parecían, altos, rubios, de cuerpo atlético,
vestidos con unos ajustados trajes brillantes que les cubrían de los pies hasta
el cuello.
-¿Quiénes
son ustedes?- Pregunté.
-Somos
veganos- Dijo uno de ellos y no pregunten por que les entendí lo que decían.
Al
menos no me van a comer, pensé, pero su aclaración no me dejó tranquilo.
-Somos
veganos, del planeta Vega-
-¿Qué
me han hecho?- Pregunté esta vez.
-Lo
hemos operado para convertirlo en una hembra procreadora-
-¿Por
qué?-
-Por
que una epidemia desconocida acabó con nuestras hembras y necesitamos procrear más
individuos-
-¿Y
entonces, por que no secuestraron una hembra humana?-
-Por
dos razones, por que después de observar a su civilización descubrimos que los
machos de su especie son mas sumisos y obedientes que las hembras que a todo se
niegan y siempre arman escándalos mayúsculos y que luego, al no ser hembra y no
tener sentimientos maternales no se le va a ocurrir reclamar nuestros hijos una
vez que haya parido-
-¿Pero
cuantos hijos tendré, uno o dos?-
-No,
tendrá uno por cada miembro de la tripulación que la insemine, por que las
hemos operado para que sea como eran nuestras hembras así tendrá unos ochenta
hijos, pero no se asuste, son muy pequeñitos y no sentirá dolor-
O
sea que no tenia elección y no se si será por que ellos tenían razón y somos
sumisos pero durante un tiempo que no puedo calcular tuve relaciones con los
ochenta miembros, palabra de doble significado, de la tripulación. Debo confesar
que a partir del noveno o del décimo ya me estaba gustando el asunto y que
realmente lo lamenté cuando terminaron. Por suerte no eran moluscos, enanos
verdes con antenitas ni seres con dos cabezas, todos ellos eran robustos machos
de vello en el pecho y fuertes brazos.
No
tardé mucho tiempo en parir, al parecer el desarrollo de los embriones era
bastante rápido y después de lo que creo fue una semana ya había expelido a
todos.
-Bien,
ya estoy preparada, para otra tanda- Me ofrecí.
Pero
el que parecía ser el jefe, trayendo mi uniforme de piloto en la mano me lo
arrojó y dijo.
-No
funciona así, según nuestra experiencia no puede tener más que una partida de
hijos, después ya no es fértil y no pretenda que lo volvamos a como era pues el
proceso es irreversible-
De
manera que me puse mi ropa y me acompañaron a una puerta de la nave, la
abrieron y me empujaron afuera. Por
suerte habían aterrizado y así fue que me encontré a la orilla de una ruta, en
medio del campo, vestida con el uniforme de piloto, cuyo cierre se me abría por
el tamaño de mis senos esperando que pase un auto para hacerle dedo.
Alexia
montes
Octubre,
12 de 2015.
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