27.
EN UN PROGRAMA DE TELEVISIÓN
Al regresar a mi trabajo me esperaban novedades. Benjamín
me había llamado varias veces para hacer otra película. Siendo que estaba estudiando
ofertas de otros productores con los cuales había concertado citas para conversar
me producía placer su desesperación. La película que había hecho para él
continuaba siendo un éxito y hasta había llegado una oferta de un estudio de
Hollywood para comprarle los derechos. No voy a negar que me pagó puntualmente
lo que habíamos pactado, cifra que me permitió engrosar mi alicaída billetera,
y trató de interesarme en hacer otra película sin reparar en presupuesto, pero
no deseaba hacerlo. Y no era por su homofobia, situación que no me importaba,
sino porque quería libertad para hacer lo que quisiera y elegir el argumento,
tal vez alguno de los que yo tenía escritos.
Sin saberlo, ya que Willy no me pasó ninguna llamada por
orden mía a mi casa mientras duró el montaje de la película sobre crossdressing,
mi constante e involuntaria negativa había sacado fuera de sí a Benjamín al
punto que acordándose de todos mis ancestros y los de Willy, amenazó con que
iba a hacer saber a todos las revistas de chismes de mi afición a la ropa
femenina.
-¿Es cierto eso de la ropa de mujer?- Preguntó Willy
después de contarme con lujos de detalles la última llamada de Benjamín.
Como estimo que nunca hay que estar a la defensiva sino,
por el contrario, redoblar la apuesta, le contesté que sí y que si me guardaba
el secreto por un tiempo nos íbamos a divertir a costa del productor. Willy
aceptó el trato aunque imagino que se moriría de ganas de andar contando por
ahí lo que sabía.
La secretaría de Benjamín, mi aliada incondicional, me
avisó que le harían un reportaje sobre la película en un canal de televisión y
que aprovecharía para dar una noticia importante acerca de mí. Ella no sabía de
qué se trataba, aun así temía que fuera algún tipo de venganza. Le agradecí el
dato. Inmediatamente me puse en contacto con la producción del programa que, a
través de un amigo que trabajaba allí, consintieron en ayudarme pues les
prometí que conseguirían buen rating.
La tarde del reportaje me acerqué al canal con el bolso
donde llevaba todo mi equipo para transformarme. Me hicieron pasar a un camarín
donde pudiera estar sola y comencé a montarme. Me puse una blusa negra de
mangas largas, una mini negra tableada, muy corta, botas bucaneras negras, la
peluca negra, aros y un collar brillantes, me maquillé inclusive colocándome
pestañas postizas y esperé hasta que mi amigo de la producción me avisara el
momento justo en que debía aparecer. En un monitor que tenía en el camarín
podía seguir lo que sucedía en el estudio.
El conductor presentó a Benjamín, hizo una semblanza de su
trayectoria y comenzó con las preguntas que se sucedieron desde los comienzos
hasta su última película. En ese momento comenzó lo bueno. Él habló de la
película, de su frustrada participación en el festival de Berlín y del éxito de
público que estaba teniendo.
-Pero quiero decir algo de su director…- Comenzó.
-Dígame- Acotó el conductor.
-Se trata de una persona que tiene una extraña afición…-
-¿Si? ¿Cuál?- Preguntó el conductor.
En ese momento aparecí yo, detrás de Benjamín, radiante en
mi vestuario femenino. Los operadores de cámaras y el resto del personal no
podían contener la risa mientras Benjamín continuaba aún sin verme.
-Es una perversión…-
Y no pudo terminar la frase pues en ese instante me senté
en la otra silla que habían dejado a su lado con ese propósito y le dije toda
suelta de cuerpo.
-Hola Benji, ¿Cómo estás?-
Era terror lo que se dibujó en su cara. Sin saber cómo
continuar quedó petrificado.
-Nos ibas a decir algo- Dijo el conductor.
-Iba a decir que a mí me gusta vestirme de mujer, y sí, es
cierto, ¿Cuál es el problema?- Pregunté dirigiéndome a todos los que estaban
detrás de cámara lo que generó un espontáneo aplauso.
-¿Eso era?- Le preguntó el conductor.
Reaccionó.
-¡Si, eso era! ¿No ven que es un pervertido?-
-Bueno, cada uno puede hacer lo que quiera si no molesta a
los demás- Comentó el conductor mientras desde detrás de cámaras le ponían un
cartel con el minuto a minuto del rating que había comenzado a crecer
desmesuradamente. Luego se dirigió a mí y preguntó.
-¿Esto que vos hacés tiene un nombre?-
-Sí, crossdressing-
-¡Ah! ¿Y me podes explicar de qué se trata?-
A partir de ese momento Benjamín no pudo decir ni media
palabra. El conductor se concentró en mi persona mientras yo me explayaba en la
contestación a su requerimiento, el personal del piso se mantenía en un
expectante silencio y el rating se iba a las nubes. Al terminar hice el anuncio
de la película sobre el tema prometiendo que la exhibiríamos en cuanto tuviera
la confirmación de la sala. El conductor me pidió que le avise en cuanto lo
supiera. Al apagarse las luces para pasar a la tanda me levanté del asiento y
saludé todos. Benjamín, sin reponerse todavía continuaba sentado hasta que le
dijeron que debía dejar el lugar para los próximos invitados.
-Esta me la vas a pagar- Dijo mientras pasaba a mi lado.
-Vos te lo buscaste- Contesté segura de mí.
Estaba aún cambiándome en el camarín cuando comenzó a sonar
mi celular. En ese orden me llamaron Julia, Jenny, Gabriela, Sweet y Sissy.
-¡Sos una idola!- Gritaba Julia sin poder dejar de
repetirlo a cada rato.
-Te salió redondo y encima promocionaste la película- Decía
Jenny.
-¡Genia, loca!- Afirmaba Sissy.
Y yo les respondía como podía dándoles las gracias por su
apoyo.
En la calle todo seguía igual. El mundo no se había
detenido pero yo estaba exultante. Al llegar a casa no noté nada diferente, si
mis vecinos habían visto el programa era poco probable que me identificaran
pues había aparecido en cámaras totalmente travestida y no había quien supiera
que era yo el director de las película producida por Benjamín pues no
acostumbraba a conversar con nadie de mi actividad laboral.
El teléfono desbordaba de mensajes. Compañeros de la
agencia de publicidad y productores que había contactado en esos últimos días.
Estos me felicitaban por mi valentía pero más aún por haber enfrentado a
Benjamín dejándolo en ridículo.
-No dejen de exhibir esa película sobre crossdressing, va a
ser un suceso- Decía uno de ellos.
Otro mensaje era de una revista de la comunidad glttb solicitándome
un reportaje pero los que más me interesaban eran los de mis hijos. Ambos
llamaron casi inmediatamente.
-Sabes que no comparto tu afición y creo que fue
innecesaria tu exposición. Si no te hubieras mostrado hubiera quedado solo como
una infamia de parte del señor ese que habría tenido que probarla, solo espero
que nadie de mis conocidos haya visto el programa- Opinó el mayor.
-Te preocupa no pasar vergüenza pero te recuerdo que en
esta vida siempre hay algo que moleste a los demás por lo que uno hace y espero
que nunca tengas que estar obligado a dar explicaciones- Le contesté
Distinto fue con mi hijo menor.
-¡Tenías que haberle visto la cara a la vieja!- Exclamó en
cuanto nos comunicamos.
Me aclaró la situación de inmediato.
-Estábamos viendo la tele y dijeron que iban a hablar de tu
película, por eso nos quedamos atentos y cuando apareciste no lo podíamos
creer. Yo me cagaba de risa y la vieja abrió los ojos como platos y se quedó
muda todo el tiempo, pero lo más gracioso fue cuando dijo que clase de ejemplo
nos dabas y yo le conté que ya lo sabíamos y que me parecía genial, casi se cae
de la silla. Estuvo murmurando toda la tarde no sé qué cosas pero evidentemente
no le causó gracia. Ya sabes cómo es la vieja con el tema de la moral…-
Si, lo sabía y hasta sentí satisfacción en que lo supiera.
Lo cierto es que ya no podría extorsionarme si lo quisiera. Total, ya lo sabía
todo el mundo.
La secretaría de Benjamín me llamó al otro día comentándome
que había vuelto del canal hecho una furia, luego, para calmarse, llamó al
jovencito que siempre lo acompañaba y se fueron al departamento que le
mantiene. Al regreso se sentía otro, lo único que comentó en la oficina fue que
“ese puto” había logrado que hablen de ellos y que por ello su película se iba
a ver más por el morbo de la gente.
28, DE ESTRENO
Una semana después Carmen me llamó para avisarme que
teníamos sala para exhibir la película. Es decir teníamos esa sala y diez más,
todas del mismo dueño que no tuvo ni el más mínimo reparo en hacer una
presentación en toda su cadena de cines en cuanto Carmen se lo solicitó y
además le pidió la exclusividad por las dos primeras semanas pues ya sabía que
otros exhibidores estaban con intención de comunicarse con ella para alquilarle
varias copias.
Jamás hubiera imaginado que ese fuera el resultado de mi
audacia. Lo único que pretendía era dejar en ridículo a Benjamín y, de pronto, me veía solicitado por lo que
en definitiva era mi primer trabajo personal.
Para el día del estreno propuse que fuéramos montadas.
Algunas aceptaron el reto, otras prefirieron ir como hombres, pero de todas
maneras no querían perderse la fiesta, salvo Mónica, Antonia y Rebeca que,
desde su reconciliación matrimonial había desaparecido por completo, aunque
Sissy sabía, por intermedio de amigos comunes que el matrimonio era un caos,
que todos los días se la pasaban discutiendo y que algunos vecinos habrían
creído oír acusaciones de parte de ella tratándolo de marica. Al parecer, según
Sissy, la habría descubierto nuevamente con ropas de ella.
Julia, Jenny, Gabriela, Sweet, Sissy y yo fuimos montadas,
luciendo nuestras mejores prendas de noche. Yo utilizaba el vestido largo de
seda color turquesa, la peluca negra y sandalias de suela y taco de acrílico.
El dueño de la sala había hecho colocar una alfombra roja y por allí pasé en
medio de los aplausos del público sintiéndome una diva de Hollywood. Las cinco
chicas hicieron el mismo recorrido, el resto, las que habían ido de hombre,
miraban desde un costado. Toda la pasarela fue inundada de crossdressers,
travestis, drag queens y toda clase de mariquitas que daban color y bullicio al
evento. Los móviles de algunos programas de chimentos también se hicieron
presentes. Todo era brillo, strass, maquillajes exagerados, alegría y música.
Carmen organizaba a los invitados especiales. Algunos
periodistas me interrumpían a cada paso para preguntarme alguna banalidad.
Desde el público me extendían la mano y algún vivo también aprovechó para posar
su palma en mis glúteos. Mi mayor temor en ese momento era que se hubiera
generado demasiada expectativa y luego no les gustara la película lo que podía
resultar en una catástrofe.
Finalmente comenzó la exhibición. Debieron pasar algunos
minutos para que cesara el murmullo y el público se concentrara en disfrutar de
la película pero una vez que fue captada su atención el silencio que continuó
fue demostración suficiente de su aprobación. Yo, atenta hasta a los más
mínimos detalles, pude constatar que ni siquiera se oía el rechinar de los
asientos como cuando las personas se mueven demostrando su impaciencia. En el
final el aplauso fue apabullante y lo disfruté con más entusiasmo que el del
Festival de Berlín.
Siendo que el aplauso no cesaba subí como pude, debido a los tacos, al escenario e invité a las
chicas a acompañarme. Carmen y todas las que estaban montadas subieron también,
las otras desde la primera fila nos hacían gestos cómplices. Comencé a hacer
señas para silenciar al público y en cuanto pude me dispuse a hablar cuando alguien
me alcanzó un micrófono.
-Tal vez yo sea la cara visible de este proyecto, más que
nada por mi intempestiva aparición en la tele…- En este momento se hicieron oír
más aplausos y continué -…pero debo decir que la idea provino de estas dos
personas…- Señalé a Carmen y Julia-…que lograron integrar a un grupo humano
excepcional para llevarlo adelante, algunas están aquí en el escenario, otras
en la platea, no, no diré dónde y otras que no pudieron venir seguramente lo
verán en la tele y sabrán que compartimos este momento con ellas también-
Y no pude continuar. Me abracé con Julia, con Carmen y
todas las otras. Era la culminación de algo que por momentos creí que no haría
nunca. Lo habíamos logrado, después las críticas podían ser buenas o malas pero
no nos importaba. El objetivo estaba cumplido.
Y así fue. Algunos comentarios en las secciones
espectáculos de los diarios nos destrozaron. Rosa, como participante, aunque
desconocida, declinó hacer la crítica en el diario desde donde había vapuleado
mi otra película, porque sabía que no le iban a aceptar lo que iba a escribir
pero a través de un amigo logró que una revista de espectáculos le aceptara una
nota en donde ponderaba todo el esfuerzo que nos había llevado poder completar
el proyecto. Otros fueron más benevolentes, sobre todo con nuestro valor para
tratar un tema tan delicado y polémico y algunos, pocos, elogiaron toda la
realización.
Pero es bien sabido que el público no responde a esos
estímulos ya que hubo lleno total en todas las salas durante más de un mes,
luego, a la llegada de nuevas súper promocionadas películas de Hollywood
pasamos al olvido, pero no me desanimé, habíamos logrado más éxito que la gran
mayoría de las películas nacionales.
La noche del estreno fuimos todas a festejar con pizza y
cerveza a Las Cuartetas, el mismo sitio de donde nos habían echado tiempo
atrás. Esta vez éramos un grupo más numeroso y nadie se atrevió a quejarse. El
mismo mozo que nos atendió aquella vez se esmeró en complacer rápidamente
nuestros pedidos, inclusive se mostró particularmente amable conmigo, lo que me
llamó la atención hasta que se develó el misterio cuando me solicitó un
autógrafo diciéndome que me había visto en la tele. En las mesas de alrededor
supieron de inmediato, gracias a la lengua del mozo, quién era yo y varias
mujeres se acercaron para felicitarme-
-Estuviste muy bien, a hombres como ese que pretendía
denunciarte hay que tratarlos así- Me dijo una de tantas.
-Lo que es la fama- Comentó Jenny.
-Sí, la fama y la hipocresía, antes nos miraban como a
enfermas pervertidas y mirá ahora, apareces en la tele y sos Dios, te juro que
los prefiero cuando eran sinceros, por lo menos los podía mandar al carajo,
ahora, en cambio, tenés que sonreírles y fingir que está todo bien- Argumenté.
-Tal vez tengas razón, pero no te preocupes, disfrutalo,
ahora los tenés a tus pies- Opinó Sissy.
Debo reconocer que me complacía su admiración, pues de
todas maneras seguía siendo quién quería ser y ellos solo eran ovejas que van
para donde calienta el sol, carentes por completo de pensamientos propios. E
hice lo que aconsejaba Sissy. Disfruté de una de las mejores noches de mi vida.
Llegue a mi casa cuando ya era de mañana. Bajé del remise y
después de pagar advertí que la quiosquera me estaba observando. Me acerqué a
comprar unos bizcochos para el mate.
-Hola Eduardo- Dijo ella con toda naturalidad y mientras me
daba el paquete guiñando un ojo agregó -Se te ve bien como mujer-
-Es la ventaja de ser dos personas a la vez, los elogios
siempre son dobles-
Y ambas reímos.
29. OTRO ASADO EN LO DE JULIA
Me tomé una semana en una playa solitaria que no voy a
nombrar para que no comience a llenarse de turistas. Suficiente tiempo para llenar el contestador
del teléfono y la casilla de mensajes del celular que había dejado en casa. Mi
mail también desbordaba. Todo el mundo preguntándome dónde diablos estaba.
De inmediato contesté mails, mensajes y llamadas. Arreglé
asuntos de trabajo y me comuniqué con Julia pues uno de los mail era una
invitación al tradicional asado que se iba a realizar en su casa, el primero
luego del exitoso estreno de la película. Estaba ansiosa de ver nuevamente a
las chicas, en un ambiente más distendido, luego de todas las discusiones y
polémicas que había generado su realización.
El domingo siguiente me vestí con ropa cómoda, cargué un
bolso azul donde llevaba mi maquillaje y el celular y en otra bolsa puse tres
botellas de vino tinto como para no ir con las manos vacías.
Carmen me abrió la puerta, tomó las botellas y mientras
intercambiamos los primeros chismes fuimos hasta la cocina. Allí estaban Jenny
y Gabriela con las clásicas ensaladas.
Por la ventana se la podía ver a Julia luchando con la parrilla y
conversando con Sissy y Amanda. Sweet y Rosa estaban retocándose el maquillaje
en el baño principal de la planta alta.
-¿Las otras chicas?- Pregunté
-No vienen y lo que es peor creo que no van a venir más-
Contestó Carmen.
-Por Rebeca me imaginaba, pero ¿y las otras?-
-Mirá, lo único que me dieron fueron excusas. Mónica dice
que con el asunto de la película todo esto del crossdressing se hizo muy
notorio y ahora anda con miedo que la descubran, Antonia argumentó que es muy
joven, que cree que esto es una locura que ya se le va a pasar y Agustina
volvió con eso de que se cree fea, que salió espantosa en la película…-
-Acá no se trata de ser lindas o feas, todas somos bellas porque
es algo que se siente dentro- Acoté
-…sí, pero andá a decírselo a ella, en el fondo ya me
estaba hartando- Se sinceró Carmen.
-¿Y de Rebeca sabés algo?-
-Sí, Sissy trajo las últimas noticias, se la encontró en la
calle, está separada de nuevo, se fue a vivir al departamento de un primo o
algo así y parece que la muy estúpida le echa la culpa de todo al crossdressing
y tampoco la trató muy bien a Sissy como si tuviera miedo de que la vieran
hablando con ella-
Me quedé callada unos instantes y cuando estaba por salir
al patio a saludar al resto de las chicas Carmen me tomó del brazo y me dijo.
-¿Sabes que es lo que más lamento? Que todo empezó por la
película y me siento culpable por eso-
-No te lamentes, lo que sucedió, sucedió y no por la
película, tarde o temprano algunas iban a abandonar el grupo porque cada una es
como es y cualquier cosa podía provocar que pasara lo que pasó-
-Vos lo decís para consolarme-
-No, es así. En todos los grupos de personas pasa lo mismo
y este no podía ser la excepción, algunas se adaptan, otras no y no podemos
pensar que nosotras podíamos estar al margen de la regla solo porque el crossdressing
es algo tan especial que nos debe unir más. Ves, ahora quedaron las que se
sienten más identificadas, somos menos, la cantidad no importa, el hecho es que
seamos más fuertes-
Carmen me abrazó, luego las abrazó a Jenny y a Gabriela que
habían escuchado toda la conversación sin decir una palabra. Aproveché ese
momento para salir al patio. Amanda, en cuanto me vio corrió a mi lado, me
abrazó y mirándome a los ojos dijo.
-Hola mi reina, mi madre, mi protectora-
-Amiga, me siento muy bien con todo lo que decís, y no sé qué
hice para merecerme estos conceptos pero es hora de que te sientas bien contigo
misma, has dado un gran paso tratando de superar la timidez y ahora eres toda
una crossdresser lista para salir al mundo a conquistar hombres porque eres
hermosa-
Julia sirvió el asado. Como de costumbre ataqué las
morcillas y los chorizos. Carmen elogió el vino que había llevado, Jenny sirvió
las ensaladas, Gabriela se la pasó imitando a Moria Casán, Sweet y Amanda levantaron
la mesa, Sissy trajo el café y las masas de postre. Rosa y yo lavamos los platos.
Hicimos planes para ir a ver “Casa Valentína” por la curiosidad de ver como se trataba
el tema del crossdressing en el teatro, aunque no nos hacíamos muchas
ilusiones.
De a poco nos fuimos yendo. Algunas en sus autos, otras a
pie. Amanda decidió regresar montada, la acompañé hasta la parada y estuvimos
conversando mientras esperaba el colectivo. En cuanto arrancó el vehículo ella
me saludó desde la ventanilla hasta que se alejó impidiendo vernos. Yo regresé
caminando despacio. Por la mitad de camino una persona se colocó a mi lado,
estuve tensa hasta que descubrí que se trataba de Alberto, aquel viejo
compañero de trabajo que conocía mi secreto.
-Hola, Sabrina, ¿Queres que vayamos a tomar algo?-
-Bueno, dale- Contesté aferrándome a su brazo.
Y seguimos charlando por esa calle solitaria mientras
buscábamos un barcito.
FIN
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