Saturday, September 23, 2017

COMO SOBRELLEVAR UNA DOBLE VIDA Capitulos 11, 12, 13 y 14

11. PREPRODUCCIÓN Y CASTING
 Mi segunda reunión con Benjamín fue más placentera que la anterior. Seguramente debido al hecho de haber superado las primeras impresiones y aclarado los términos de nuestra relación laboral. A su pedido concurrí a las mismas oficinas que habían sido testigo de aquel encuentro.
-Aquí está el guión, es una historia muy interesante acerca de un hombre que decide renunciar a toda su vida anterior y huye a un lugar tranquilo en donde reiniciarla-
-Esto ya lo he visto. El cine argentino últimamente está lleno de estas historias-
-Pero este tiene una diferencia, el hombre se ve envuelto en un crimen en el que todas las evidencias lo culpan y él debe luchar contra los prejuicios de los pobladores ante los extraños-
-¡Ah! Esto suena interesante, aquello de pueblo chico, infierno grande-
-Así es,  y la prioridad es el suspenso pues el espectador también llegará a dudar del protagonista y no sabrá la verdad hasta último momento-
Me resultaba interesante. Yo había escrito varios guiones pensando que alguna vez iba a tener oportunidad de filmar alguno y los finales inesperados eran mi predilección. No me agradan esas historias en donde se sabe de antemano quién es el héroe y que nunca le va a pasar algo grave mientras los villanos sucumben irremediablemente.
Llevé el guión a mi casa. Encendí la pipa, puse al lado de mi sillón favorito una bandeja con un budín cortado en rebanadas y una taza de café caliente disponiéndome a leerlo detenidamente. En cuanto lo terminé sentí que conformaba mis expectativas por lo que me dispuse a leerlo nuevamente al tiempo que le hacía anotaciones en los bordes de  las hojas marcando las locaciones necesarias, algunas ideas de cómo colocar las cámaras y sobre todo pensé en los actores. Al finalizar ya tenía casi todo el casting en mente incluidas varias opciones en caso de que los artistas en los que había pensado estuvieran comprometidos o no quisieran correr el riesgo de trabajar con un desconocido aunque la mención de que Benjamín fuera el productor era mi carta de presentación.
De inmediato llamé a Willy y le di la lista de actores y actrices que quería convocar pidiéndole  que se reuniera conmigo al otro día para salir a dar una vuelta y ver algunos sitios donde filmar en Buenos Aires. El problema se me presentaba en cuanto al pueblo donde se desarrollaba la mayor parte de la historia, pero Willy, eficiente como siempre, por eso le perdono algunas cosas, me habló de un caserío llamado Tood, a la vera de la Ruta 8 y a no muchos kilómetros de la ciudad que era muy pequeño y donde podríamos hacer tomas de planos largos mostrando su aislamiento de otros pueblos lo que convenía al desarrollo del argumento. Determiné con mi asistente que iríamos a ese lugar al día siguiente de recorrer la ciudad y por lo tanto debía tratar de ubicar a los actores para un día después. Estaba decidido a no perder tiempo.
Una vez que puse la maquina a funcionar me sentí aliviado. Los tres días siguientes me dedique al plan que había convenido con Willy. Recorrimos Villa Devoto observando algunas viviendas en busca de la que debía ser la del protagonista mientras estaba casado y en un empleo alienante. Lo que nos costó fue tratar de convencer a los propietarios de las que nos parecieron apropiadas que nos la cedan por unos pocos días, a lo que todos se negaron. Finalmente y cuando comenzaba a desesperarme Willy recordó a un tío que vivía solo a pocas cuadras de donde estábamos, pariente al que no visitaba desde muchos años atrás.
El hombre nos recibió con frialdad, casi ni reconoció a su sobrino y pienso que hubiera sido mejor que no lo hiciera pues en cuanto lo recordó le soltó una andanada de reproches que creí que no iban a terminar jamás.
-Tío- Se defendía Willy- Finalmente me acuerdo de usted y me recibe de esta manera-
Pero el viejo no terminó ahí, en cuanto se enteró del motivo de nuestra visita casi estalla de cólera.
-¡Ah ladino! ¡Venís solo por interés!-
Y luego que acabó todas sus energías con su sobrino se dirigió a mí.
-¿Usted es el director?-
-Si señor-
-¿Y qué le parece, podría aparecer yo en la película? Soy buen actor-
-Sí, hombre, si, por supuesto-
Lo hubiera puesto de protagonista si fuera necesario para obtener la casa.
Al día siguiente, transportados en una camioneta de la agencia fuimos a Tood. La mañana estaba espléndida, el sol parecía dorar aún más los campos de trigo y yo disfrutaba del paseo.
-¿No tendrás otro tío abandonado acá también?- Pregunté a Willy.
-No, acá tengo un primo que es el delegado municipal. Con tal de mostrar su pueblo te va a ayudar, estoy seguro-
La camioneta se detuvo frente a la oficina de la Delegación, previamente habíamos hecho una breve recorrida del pueblo, muy breve, no tenía más de diez cuadras de frente y otro tanto de fondo hacia el campo, extendido a un solo lado de la ruta, del otro estaba la estación abandonada al igual que la playa de maniobras y un par de vagones de carga con el pasto crecido a su alrededor, más allá solo horizonte. Los negocios, concentrados sobre la vereda de la ruta y un par de almacenes ubicados dentro del pueblo, en viejas casonas de revoques caídos y puertas chirriantes.
El primo de Willy era uno de esos típicos hombres de campo, bonachón, obeso, con una sonrisa permanente, cabello corto y bigotes a lo Pancho Villa, vestía bombacha campesina, camisa, campera y una boina negra se ladeaba en su cabeza. Vistos uno al lado del otro no solo no parecían parientes con Willy sino que hasta se podría decir que eran de mundos diferentes. El hombre me abrazó como si fuera su hijo pródigo de regreso, escuchó atentamente todas las explicaciones y finalmente dijo lo que tanto temía.
-¿Y no habrá un papelito para mí?-
Mi respuesta fue obvia.
En el tercer día comenzaron los verdaderos problemas. Ninguno de los artistas convocados se presentó. Adujeron enfermedades, compromisos previos, años sabáticos y otros argumentos que no recuerdo. Después de estar todo un día perdiendo el tiempo oyendo explicaciones de parte de sus representantes pues ninguno se dignó llamar personalmente tomé la decisión, llamé a Benjamín y le dije que haría la película con actores desconocidos le gustara o no.
Encargué a Patricia, otra de mis asistentes que se ocupara del casting. Ella ya había hecho esa tarea para otros directores en largometrajes y tenía más experiencia en cuanto a cómo conseguir lo mejor de los entrevistados. De todas maneras yo estuve a un costado viendo las pruebas pues tenía en mente como debía ser el aspecto físico de los intérpretes para cada papel aunque no me iba a mostrar ante ellos, solo observaría en silencio.
Durante toda la mañana Patricia entrevistó a casi medio centenar de postulantes casi todos ellos con experiencia teatral y unos pocos con antecedentes cinematográficos. Tomé nota de varios  que me resultaron aceptables y cuando llegaba el mediodía le dije a mi asistente que paráramos para almorzar. El último que se presentó antes del receso pasó la prueba ante la cámara y antes de retirarse le entregó una tarjeta a Patricia mientras le decía.
-También soy transformista- Y junto con la tarjeta adjuntó una foto donde se lo veía travestido.
Ya se había marchado cuando se me ocurrió curiosear la foto e inmediatamente supe quién era. Nada menos que Sissy.
Después del almuerzo la  llamé al celular que había dejado en sus datos.
-Hola Sissy- Dije en cuanto atendió.
-¿Quién es?- Preguntó azorada.
-Soy yo, Sabrina-
-¡Ah! Guacha que susto me diste porque este no es el celular que di en el grupo, ¿Y vos como lo tenés?-
Le explique todo. Quien era yo detrás de Sabrina y que sinceramente me había gustado su prueba.
-Ahora, decime, tengo un papel para vos como hombre, pero en atención a nuestra amistad si queres hacer un papel travestida, aunque no tengo un personaje así lo puedo inventar. ¿Qué te parece?-
-Dejame pensarlo, te contesto en un par de días, ¿vale?-
Y colgó. Me sentí satisfecho de haber podido sumarla a mi proyecto.

 12. FILMANDO
Seguí concurriendo a las reuniones en lo Claudia regularmente. Allí me encontraba con las otras chicas del grupo. En algunas ocasiones estábamos todas y en otras solo algunas. Tras los bocaditos, la charla y la cerveza íbamos a Angel´s o a Casa Brandon. Bailábamos, cantábamos y regresábamos a nuestras casas agotadas y felices. Cuando se supo que el proyecto de Julia y Carmen debía ser pospuesto unas semanas hasta que yo terminara con el rodaje de mi película se calmó la tensión subyacente.
Me volqué de lleno a la filmación. Con los actores elegidos, las locaciones comprometidas y todo el equipo técnico alquilado debía rodar en el menor tiempo posible para que Benjamín no comenzara a molestarme con exigencias presupuestarias y mucho menos de las artísticas, pues no confiaba que, a pesar del contrato firmado, no se pusiera impertinente.
Comenzamos en la casa del tío de Willy, quien nos recibió con amabilidad y comida. El pobre hombre, ignorante de que llevábamos nuestro propio catering había preparado toda clase de postres y bebidas, lo que resultó un problema difícil de solucionar para no ofenderlo. Finalmente envié de vuelta el catering y disfrutamos de su oferta. Además de hacerlo aparecer en la historia como un vecino que aconsejaba al protagonista a cambiar de vida radicalmente, lo invité a viajar con nosotros a Tood y así poder disfrutar de unos días de la tranquilidad del campo. Al proponérselo me abrazó fuerte mientras decía.
-¡Gracias hijo mío!-
Y hasta se le soltaron unas lágrimas de emoción.
Estuvimos solamente una semana rodando en la casa de Villa Devoto y en algunas de las calles aledañas lo que motivó la presencia de muchos vecinos curiosos que debíamos correr de la escena a cada rato para que no molestaran. La curiosidad aumentó cuando corrió la noticia de que el tío de Willy actuaba. Debimos repetir varias veces una toma en la que intervenía pues, al concluir, todos los curiosos aplaudían y corrían a felicitarlo antes de yo diera la orden de cortar.
En esa semana también aproveché a llamar a Sissy y preguntarle que había decidido con respecto a como deseaba aparecer y me confirmó que travestida. Para incluirla le inventé un personaje que era la primera amistad que encontraba el protagonista al llegar al pueblo. La imagen era perfecta. Un recién llegado a un pueblo chico mirado con desconfianza por los pobladores solo podía tener un primer contacto sincero con alguien que, aun siendo del lugar, también era despreciada por su vecinos. Su personaje fue creciendo a medida que rodábamos hasta que se convirtió en la única que creía en el protagonista acusado de un crimen que no había cometido.
Algún inevitable chupamedias, obsecuente de Benjamín, de los tantos que pululaban alrededor del equipo de rodaje, le llevó el cuento de la aparición de Sissy. Una tarde recibí una llamado del productor a mi celular.
-¿Qué es eso de hacer modificaciones en el guión?- Preguntó con furia.
-Yo soy el director y puedo hacer lo que crea mejor, en eso quedamos- Afirmé.
-Sí, ¿Pero, un travesti? Hubieras creado otro personaje- Insistió.
-Así que el tema es que sea una travesti. ¿Cuál es tu problema, la transfobia?-
-No, soy una persona de mente abierta, pero la gente que va a ver la película no va a tolerar que un pervertido tenga tanto protagonismo-
-Sos un hipócrita, y los espectadores también lo son si piensan eso. Como los que no darían jamás trabajo digno a una travesti y después se pasean por Palermo para tener sexo con ellas o para mirarlas que al final es lo mismo-
Mi propia audacia me sorprendió. Pero me di cuenta que ya no lo hacía por la película, ni por Sissy. Era por todas, las travestis, las crossdressers y las transexuales.
-¿Sabes que puedo buscar otro director y echarte de patitas a la calle?- Dijo Benjamín.
-No, no podés, porque tenemos un contrato firmado y además no te va a resultar fácil pues ya nadie quiere trabajar contigo- Contesté seguro de mí mismo.
-Está bien, está bien. Hacé lo que quieras, pero vos vas a ser responsable si esta película es un fracaso. Seguro que te acostás con ese travesti, por eso lo favoreces-
-No me acuesto con ella, a mí me gustan los hombres- Y sin darle tiempo a una respuesta colgué.
Al igual que en la capital, en Tood nos vimos rodeados de vecinos en cada toma, pero la diferencia radicaba en que se mantenían en un religioso silencio. Si bien veían películas regularmente en la televisión, las que se pasaban en la Sociedad de Fomento o en la Iglesia Evangelista pues no había un cine verdadero, ni siquiera uno que hubiera sido cerrado por la crisis, y los que podían iban a las ciudades vecinas más grandes, aunque eran solo una minoría, descubrir cómo se creaba esa magia era, para ellos, casi como una experiencia sublime. En ningún momento fueron una molestia.
El asombro en sus caras solo trocaba en una sonrisa silenciosa cuando aparecía Sissy en escena. No se trataba una sonrisa de simpatía, era de burla, pero jamás la molestaron. Yo me moría de ganas de montarme y un día de descanso la convencí a Sissy de ir juntas a Arrecifes, la ciudad más cercana, debidamente travestidas.
Por si se presentaba la oportunidad había llevado un bolso con algunas prendas. Reunidas en la habitación de la pensión que nos alojaba nos producimos totalmente. Yo llevaba una pollera larga hasta las rodillas, botas tipo paje y una blusa. Sissy, pantalones de jean, botas media caña  y una musculosa. Era la tarde, al no haber rodaje todos los vecinos estaban en sus casas durmiendo la siesta. Caminamos como pudimos por las desparejas veredas de ladrillos hasta la camioneta. Subimos y partimos.
En pocos minutos estuvimos en nuestro destino. Recorrimos el centro sin bajar del vehículo. Por la mayor actividad de una ciudad más importante aquí había personas transitando por todos lados, llegamos hasta la plaza central, enorme, arbolada y limpia como todas las plazas de pueblo. Detuvimos la camioneta y caminamos media cuadra hasta un bar frente a la plaza con mesas en la vereda, el sol estaba radiante y era un verdadero placer ubicarse bajo sus rayos.
Nos sentamos. Llegó un mozo de pantalón negro y camisa blanca.
-Señoritas, ¿Qué desean?-
Pedimos una cerveza con picada. No sabemos si era nuestro aspecto tan citadino o nos delataron nuestras voces pero el hombre, mientras armaba nuestro pedido, hablaba con el que estaba tras la barra y nos señalaba.
-Tranquila- Le dije a Sissy, mientras yo también trataba de mantener la calma.
El mozo llegó con el pedido, lo sirvió con la misma amabilidad del principio y yo insistí en pagárselo de inmediato. Asintió, tomó el dinero y regresó al local. Pero continuaba los conciliábulos con su compañero a los que se sumaron dos parroquianos que estaban dentro y a los que no había visto anteriormente. Los cuatro nos miraban y se reían y esa risa no me gustaba. Apuré la cerveza y la picada. Sissy hizo lo mismo.
-Vámonos antes que esto se ponga feo- Le dije y nos paramos súbitamente. Comenzamos a caminar hacia la camioneta. Me di vuelta para ver que sucedía y los cuatro hombres estaban ya en la vereda. Apuramos el paso. Tres de ellos lo hicieron también, y el cuarto se quedó en la puerta.
-¡Corramos!- Le grité a Sissy mientras acomodaba en mis manos las llaves que había tomado previsoramente.
Los individuos comenzaron a correr también. Nuestros tacos nos impedían ir más rápido pero la distancia que llevábamos de ventaja nos ayudó. Llegamos hasta el vehículo, abrimos, lo puse en marcha y arranqué a toda velocidad. En ese momento llegaron ellos que por no alcanzarnos quedaron impotentes gritando en la vereda.
-¡Y no vuelvan más por acá, putos!-
Al ver que no nos perseguían aminoré la marcha, no era cuestión de tener también un problema con la policía. Pocas cuadras más adelante ya habíamos salido a la ruta. Estaba totalmente vacía. Miramos hacia atrás para comprobar que nadie nos siguiera. A mitad de camino paramos a un costado en la banquina. Bajamos para relajarnos. Estuvimos una hora contemplando el paisaje.
-Para ciertas cosas prefiero la ciudad aunque no sea lo ideal- Dijo Sissy.
-Amén- Contesté.
Dos semanas después terminamos el rodaje. Debido a que era mi primera experiencia en largometrajes no sabía si había logrado lo que deseaba. En mi mente ya tenía algunas ideas sobre armar el rompecabezas que sería la edición y no veía la hora de comenzar. Después de un viaje de regreso que parecía no terminar más, el chofer de la camioneta nos dejó a Sissy en su casa y a mí en la mía.
Estaba agotada. Dormí dos días seguidos a pesar de la impaciencia para recomenzar el trabajo. Después me di un largo baño, levanté todos los mensajes del contestador, hice algunos llamados y salí a trabajar.

 13. DISCUSIONES ESTERILES
 Recompuesto de la filmación fui a las oficinas donde realizaría la edición de la película. No tenía intención de ver a nadie mientras hacía el trabajo. Puse a Willy a cargo de realizar algunos cortos publicitarios que teníamos pendientes y le aclaré que no me molestara salvo que hubiera un diluvio universal. Llevaba varias horas de compaginar imágenes en la computadora cuando sonaron mis dos celulares, el de Eduardo y el de Sabrina. Ignoré la llamada a Eduardo y contesté la de Sabrina.
-¡Hola reina! ¿Ya terminaste con la filmación? ¡Sissy me contó todo! ¡Está recontenta!-
Era la inconfundible voz de Carmen.
-Sí, todo bien, todavía tengo mucho trabajo por delante, estoy editando- Contesté.
-No te preocupes, solo te llamaba para decirte que no te olvides de lo nuestro. ¿Nos vemos en lo de Claudia el sábado?-
-Por supuesto, tengo unas ganas locas de montarme y salir. ¿Te contó Sissy la aventura que tuvimos?-
-Sí, tuvieron suerte. Es una locura que todavía pasen estas cosas-
-Y seguirán pasando, te lo dice una optimista-
El otro celular continuó sonando. A pesar de que sospechaba de quién se trataba atendí. Y acerté, era Benjamín.
-¿Y muchacho, como va eso?-
-Eso va a ir muy lento si pierdo tiempo atendiendo el teléfono- Manifesté de mala manera pues aún tenía cierto resentimiento por su intento de intervención en el rodaje.
-Bueno, bueno- Te dejo trabajar y no te olvides que el plan es estrenar en un mes.
El muy maldito me estaba imponiendo una fecha casi imposible de cumplir. Me quería atosigar en venganza por mi negativa a retirar a Sissy del film, pero no le iba a dar el gusto y lo más calmado que pude contesté redoblando la apuesta.
-Listo, nos vemos en tres semanas entonces, el fotógrafo ya tiene las imágenes para el afiche publicitario así que vaya dándole marcha-
No debió haber ningún diluvio universal en esos días pues Willy solo me llamaba por las noches para decirme que estaba todo bajo control y yo agradecido.
Dos sábados me reuní con las chicas en lo de Claudia. En el primero nadie habló del tema del proyecto de Julia, en el segundo Rosa mencionó un artículo de una revista de la comunidad homosexual acerca de que si se debía hacer de la condición sexual una militancia o simplemente se debía vivir cada uno en lo suyo y en intimidad.
El tema provocó una dura conversación. Sissy y Jenny opinaban que debía ser militancia. Amanda, Antonia y Rosa decían que se debía vivir entre cuatro paredes y que a nadie debía interesarle lo que se hiciera en la cama de otros. Rebeca, Agustina, Sweet, Gabriela, Julia y Mónica expresaron que los heterosexuales no andaban por ahí diciendo lo que eran.
-Vos sí- Dijo Jenny mirando a Mónica y temí por un momento que la interpelada iba a reaccionar mal pero mantuvo la calma.
Carmen opinó.
-Lo ideal sería que la homosexualidad y la heterosexualidad fueran absolutamente normales y nadie tuviera que andar con explicaciones-
-Correcto- Dije- Pero no es así y los homosexuales deben hacerse visibles para ser, primero conocidos y luego aceptados y de paso lograr sus derechos sociales-
Sentí que la conversación iba por los mismos carriles de aquella que habíamos tenido tiempo atrás, la noche que me encontré con algunas de las chicas, pero ahora estaban todas y eso podía derivar en una discusión sin retorno. Julia, con poco sentido del tacto intercaló el tema del proyecto cuando el clima era lo menos apropiado.
-Sigo sin estar de acuerdo- Dijo Rosa.
-Yo también- Acotó Mónica
-Y yo también- Agregó Amanda.
Tras esas declaraciones, Antonia, Agustina y Rebeca manifestaron que ya no estaban tan seguras. Mientras las miraba fui haciendo la cuenta de las posiciones de cada una. Salvo Carmen a la que no conté por ser mujer, estábamos empatadas. Pero ni siquiera quise mencionarlo. Julia habló rompiendo el silencio.
-Si lo que priorizamos es seguir siendo amigas no hablaremos más del tema. Lo olvidaremos y olvidaremos lo que hemos dicho, dejemos pasar el tiempo pues hay heridas que deben cicatrizar-.
Esa noche solo Julia, Carmen, Jenny, Sissy y yo fuimos a Angel´s. el resto, pretextando una u otra excusa se marcharon apenas dieron las dos de la mañana.

 14. UNA COMPRA CON DESCUENTO
 Caminaba un día hasta el supermercado por un helado cuando pasé frente a la vidriera de un negocio de venta de lencería. Me detuve pensando que tal vez sería agradable adquirir alguna prenda y lo que llamó mi atención era un body rojo bastante insinuante. Miré disimuladamente hacia adentro y vi que el local estaba vacío de clientes lo que facilitaba poder comprar sin  miradas indiscretas.
Me sorprendió encontrar a un hombre atendiendo ya que suelen ser mujeres las que se ocupan en este tipo de negocios pero no me importó. Entré y fui directo a lo que deseaba.
-Disculpame, ese body que tenés en vidriera, ¿Cuánto cuesta?-
-Doscientos cincuenta pesos-
Era más barato de lo que había pensado por lo que decidí que no podía perder la oportunidad.
-¿Te lo muestro?-
-Si- Contesté con seguridad.
Retiró una caja de un estante y sacó varios que extendió sobre el mostrador.
-Tengo en rojo, blanco y negro-
-El rojo me gusta-
Me lo acercó y lo tomé en mis manos mientras trataba de imaginar si me entraría.
-¿Es el único talle que tenés?-
-Sí, es talle único- Contestó y viendo que dudaba aseveró - Pero es elástico, se adapta al cuerpo-
-Claro- Dije sin estar todavía convencida.
-¿Es para alguien de talle grande?-
-Y… si, más o menos como yo-
Sonrió, o al menos eso creo.
-Bueno, podes hacer una cosa, si querés te lo podes probar, así te lo llevas con la seguridad de que va a estar bien-
-No es mala idea- Manifesté agregando - Pero no tenés probador-
-No hay problema, atrás del negocio es mi casa, ni bien salís por esa puerta entrás a una habitación, hay un espejo, probate tranquilo-
Tomé el body, salí por la puerta indicada a un angosto pasillo en penumbras y a un costado encontré otra puerta abierta, entré, la habitación recibía luz de una ventana que daba a un patio posterior, el piso era de parquet, había pocos muebles, una cama de una plaza, una mesita de luz, una mesa, dos sillas y un viejo ropero con un gran espejo en su puerta central.
Me saqué toda la ropa y me puse el body. El vendedor tenía razón, era de mi talle y se ajustaba a mi cuerpo como un guante. Me quedé unos segundos observándome al espejo tras los cuales sentí su voz desde el pasillo.
-¿Y, que tal como te queda?-
-Pasa y mirá vos mismo- Contesté.
Entro y me vio. El resto fue pura fogosidad de su parte y un dejar hacer de la mía como si hubiera sido programado de antemano.
Compré el body, me lo dejó a mitad de precio. El descuento pagaba la sesión de sexo. Ya en la calle y mientras iba, ahora si, por el helado sentía que había hecho negocio. Hasta podía volver por otras prendas.


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