Tuesday, May 22, 2018

EL REGALO DE CUMPLEAÑOS (RELATO EROTICO)


Era un hermoso joven de apena veinte años recién cumplidos. Alto, delgado, de cabello largo que le caía sobre los hombros. Ya estaba habituado a que los hombres se fijaran en él y muchas fueron las ocasiones en que jugó su rol enteramente pasivo para deleite de quienes lo deseaban. Nunca en su corta vida había tocado una mujer ni seducido por ellas.
Por eso le extrañó que en aquella noche en un boliche bailable en donde esperaba encontrar un chongo que lo deleitara fuera una mujer la que no le quitaba los ojos de encima. La dama tendría unos cuarenta o un poco más de años y estaba vestida muy elegantemente. Sabía por algunos amigos que este tipo de mujeres pagaba por muchachos jóvenes para que las satisficieran sexualmente pero él no era precisamente el más indicado. Por lo que intentó salir del radio visual de la hembra y bajando la vista caminó a otro sector del local.
Pero ella se adelantó a su propósito y lo interceptó cerca de la barra. Sin decirle nada, abriendo los labios en una seductora sonrisa le ofreció una lata de cerveza. Él no sabía que hacer pero aceptó el convite y esperó por pura cortesía lo que le iban a decir para luego excusarse.
-Sos muy bonito- Dijo ella.
Él se ruborizó.
-¡Ah…y además sos tímido!- Agrego riéndose.
Sin saber que decir el joven se mantuvo en silencio.
-Tengo que hacerte una proposición- Dijo ella.
-Lo lamento pero no creo que pueda complacer lo que desea- Manifestó él cuando al fin le brotaron las palabras.
-No, querido, no es lo que te imaginas. Sos muy lindo y veo que te cuidas-
Él estaba impaciente por oír el resto del discurso y ella no se hizo esperar.
-Veras, mañana es el cumpleaños de mi marido. Siempre ha soñado con tener relaciones con un chico como vos pero nunca se atrevió a levantarlo en la calle, por lo que decidí que si aceptas, con una paga de por medio por supuesto, entregarte a él como regalo de cumpleaños. ¿Te gustaría?-
El joven no cabía en sí de su asombro. Muchas veces había tenido relaciones con hombres casados pero que fuera la mujer quien hiciera el trato era lo que nunca se le hubiera ocurrido. No lo pensó demasiado y aceptó.
-Dame tu celular y te mando un whatsapp con la dirección. Quiero que vengas mañana a las cinco de la tarde así tengo tiempo para prepararte. No te preocupes, te voy a pagar muy bien-
Mientras pensaba que había querido decir con eso de “tiempo para prepararte” le dio su número de celular pero no se atrevió a preguntarle.
-Y ahora me voy porque mi marido anda por ahí y no quiero que me vea contigo para no arruinar la sorpresa. No me falles-
-Ni loco- Dijo él.
A la tarde siguiente estaba frente a la puerta de una enorme mansión. Le parecía hermosa y pensó que siempre había sido su sueño vivir en un lugar así.
Tocó el timbre y salió la mujer en persona a abrirle. Le hizo pasar y atravesaron el jardín, luego entraron en la casa. El joven contemplaba todo maravillado. Pasaron por el amplio living y subieron a la planta alta, luego tomaron un pasillo donde se abrían varias puertas, siempre siguiendo a la mujer entró en una de las habitaciones. Era el dormitorio principal, todo alfombrado y con una cama matrimonial con dosel, cortinas transparentes y sabanas de seda negras. Tanto lujo asombró al joven que se quedó mirando extasiado y mudo.
La mujer lo volvió a la realidad.
-Ven, le dijo y lo llevó a una habitación contigua más pequeña. Era un vestidor con placares de piso a techo y al final una mesita contra la pared con un espejo y dos silloncitos. Sobre la mesa estaba prolijamente ordenados elementos de maquillaje. La mujer lo hizo sentar en un de los silloncitos y sin decirle más comenzó a maquillarlo con destreza. Tanta que cuando terminó el joven quedó asombrado al verse al espejo, lo había convertido en una hermosa mujer.
Luego le ordenó que se desnudara. Y mientras lo hacia ella buscaba algo entre los placares. Llego hasta el joven portando un paquete con prendas y le ordeno ponérselas. Eran un par de medias negras caladas con portaligas, un tanguita, un corpiño y un pequeño camisón también negro transparente. Cuando se vio nuevamente al espejo, el joven no podía creer en que estaba convertido.
Una vez que quedó satisfecha con su obra la mujer llevó al joven al joven hasta el dormitorio principal y le hizo a costarse en la cama, sobre un enorme trozo de papel transparente para envoltorio de regalo. El joven se acostó boca arriba y ella le tomo las manos y se las ató, luego hizo lo mismo con las piernas de manera que quedó totalmente inmovilizado. Para culminar su trabajo le puso una mordaza para que no pueda hablar y lo envolvió en el papel de celofán completando el detalle con un enorme moño color rosa.
-Ahí te quedas quietito que ya debe estar por llegar mi marido- le dijo la señora y lo dejó solo.
Un rato después oyó que llegaba el hombre. Sentía un dialogo entre dos personas que se iba acercando hasta que se abrió la puerta y entro primero ella y después el marido.
-Feliz cumpleaños- Dijo la mujer y apartándose de la puerta le señaló la cama.
El hombre se quedó unos segundos mirando asombrado. Como no se reponía de la sorpresa la mujer dijo.
-Bueno, te dejo con tu regalo y que lo disfrutes- y yéndose cerró la puerta tras de sí.
El hombre se acercó a la cama y miró al joven convertido en una apetecible hembra, deshizo el envoltorio y comenzó a acariciarlo lentamente como queriendo disfrutar ese momento con todos sus sentidos. Luego lo fue desatando y cuando su regalo estuvo totalmente libre lo abrazo y lo besó con pasión. Después de un rato se desnudó y volvió a la cama. Esta vez obligó al joven a que le besara el pene y tras lo cual se lo introdujo en la boca. Tomándole la cabeza comenzó una danza frenética que culminó cuando llenó la garganta del joven con su semen. Después de hacerle limpiar el pene con la lengua lo besó sin pausa. No necesitó mucho para volver a tener una erección. Tomó al joven de las piernas y se las levantó, y así, con solo pasarle los dedos con saliva en el ano lo penetró de una vez. Y eyaculó nuevamente.
Fueron varias horas en que, en silencio, sin pronunciar palabra el hombre sometió al joven a intensas penetraciones alternadas con mamadas. Después de tanto ejercicio quedó agotado y se durmió. Unos minutos después, el joven también estaba en estado se somnolencia pero no pudo dormirse pues entró silenciosamente la mujer y haciéndole el gesto de que no hiciera ruido, tomó la joven de la mano y lo hizo levantarse de la cama. Tras eso le volvió a colocar la mordaza que le sacara el marido y además le vendó los ojos con un pañuelo de seda negro.
El joven se dejó llevar. Sintió que lo trasladaba por el pasillo y entraban a otra habitación. Allí, la mujer le ordenó que se acostara boca abajo en una cama que por su tamaño adivinó que también era tamaño matrimonial. Sin saber cuáles eran las intenciones de la mujer no tuvo más remedio que obedecer. Una vez que estuvo acostado sintió que le colocaba unas correas de cuero en las muñecas y otras en los tobillos. Después la mujer le estiró los brazos y tirando de unas cadenas sujetas por un extremo a la correa lo ató a cada esquina del cabezal de la cama y abriéndole las piernas hizo lo mismo lo que lo dejó totalmente sujeto. Luego ella lo tapó con un acolchado suave pero confortable y lo dejo así sin decirle nada. Tras eso él sintió la puerta que se cerraba.
Tuvo que permanecer toda la noche en esa situación. Después de un unos pocos minutos había comenzado a sentir la desesperación de la inmovilidad. Sin poder pedir auxilio ni ver se sintió angustiado. ¿Qué le esperaba en esa casa? ¿Qué iban a hacer de él? Pasadas las horas comenzó a sentirse mejor. Comprendió que estaba disfrutando de lo que le sucedía. La inmovilidad, la sensación de ser solo un juguete en manos de otras personas, la imposibilidad de resistirse, el estado de sumisión, lo estaban excitando. De modo que se relajó y finalmente se durmió.
Lo despertaron los ruidos de la casa. Era evidente que el hombre y la mujer estaban tomando el desayuno. Luego sintió que el hombre se iba. Paso un rato hasta oír que se abría la puerta de la habitación pero estaba imposibilitado de ver quien era.
Le corrieron el acolchado y quedó con su cuerpo expuesto. En medio del silencio sintió de pronto un ardor en un glúteo, y luego otro y luego otro y así varios. El dolor era placentero y no tardó mucho en darse cuenta que estaban dejando caer gotas de cera caliente sobre sus nalgas. Quiso gritar pero no podía. Después de esa tortura sintió el golpe de una mano abierta nuevamente en sus glúteos y esos golpes se repitieron, estaba siendo objeto de nalgadas dadas con mucha fuerza. A cada golpe le angustiaba esperar el próximo. Pero también a desearlo. Sus nalgas se calentaron por el castigo y empezó a sentir que no quería que aquello acabase.
Un cuerpo se posó sobre él y fue la voz de la mujer que le dijo al oído.
-Querido, ahora me toca a mí disfrutarte-
Él no podía verla por eso no sabía que estaba vestida con un catsuit negro de cuero y portaba un arnés con un enorme dildo mucho más grande que el pene de su marido. De pronto sintió que un dedo enguantado y encremado jugaba en su ano y lo penetraba y luego otro dedo y luego un tercero. El dolor iba en aumento pero la mujer se lo estaba dilatando con habilidad. Tras ese juego lo penetró despacio hasta llegar al fondo. El joven quería gritar, de placer y de dolor pero no podía, amordazado como estaba.  Sintió que el placer de ser sometido de esa manera, como si fuera una violación era lo que siempre había deseado.
La acción duró varias horas. La mujer parecía incansable y sus orgasmos no terminaban jamás, se repetían uno tras otro mientras abusaba del joven totalmente indefenso. Por momentos no se movía y por momentos lo sacudía violentamente. Solo paró para comer, lo que no significó un descanso para el abusado pues le dejó puesto un dildo con vibrador funcionado hasta que volvió del almuerzo.
Continuó con esa rutina hasta que se hizo la hora en que volvía el marido. Entonces desató la joven y le quitó la venda pero no la mordaza. Le colocó un collar al cuello como a los perros y así en cuatro patas lo obligó a recorrer toda la casa. Finalmente lo dejó en el dormitorio principal con la soga atada a la cama con un candado de manera que no pudiera huir.
Minutos después el marido ingresó en la habitación y encontrándolo inerme nuevamente se desnudó prestamente y le quitó la mordaza para que le mamara el pene. De inmediato llegó la mujer vestida aun con su catsuit y su arnés. Ella tomó al joven de la cadera y lo levantó hasta tenerlo como un perrito mientras seguía con el pene del marido en la boca. Sin decir nada lo penetró brutalmente y entre ambos lo comenzaron a sacudir mientras ella seguía con sus orgasmos y el hombre le volvía llenar la boca de semen.
Después de varias horas de acción quedaron los tres rendidos en la cama. El joven no podía recordar haber gozado tanto y mucho mas se alegró cuando ella le dijo a su marido.
-Adoptemos al muchacho, que viva con nosotros y sea nuestro esclavo sexual por siempre-




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