Thursday, March 14, 2019

APOCALIPSIS


De pronto sobrevino el apagón. Oscuridad y silencio. Una a una se fueron apagando todas las pantallas de celulares y computadoras. Nada funcionaba y los seres humanos se encontraron frente a una encrucijada que jamás habían previsto.
Al principio fue desconcierto. Se quedaron mirando la pantalla oscura sin entender lo que pasaba. Luego llego el desenfreno. Intentaban como fuera hacerlas funcionar pero era en vano. De nada valía apagar y volver a encender, o apretar botones de forma lógica o alocada.
Imposibilitados de comunicarse los seres humanos desconocían la vastedad del apagón cibernético. Algunas televisoras que no dependían de computadoras para realizar sus trasmisiones anunciaron la verdad apocalíptica. Pero no por mucho tiempo, las proveedoras de energía colapsaron y ya nada funcionó.
Todo lo que dependía de una computadora entro en crisis, los trenes descarrilaban en los desvíos. Los aviones caían como moscas en medio de una nube de insecticida. Los semáforos apagados generaban miles de choques en las bocacalles, la provisión de agua y gas se detuvo.
Quienes vivían en los altos edificios de las ciudades armaron sus valijas y buscaron refugio en casas de los suburbios, pero al tratar de tomarlas sus habitantes las defendieron a balazos. Los saqueos comenzaron. Al principio eran los delincuentes de siempre que además de la comida se llevaban artefactos que jamás volverían a funcionar. Luego, los seres honrados, los que jamás tomarían algo ajeno, se lanzaron al robo y familias enteras rapiñaban lo que podían hasta que se acababa. Nada se salvó, ni las cadenas internacionales de supermercados ni los almacenes de barrio.
Las grandes potencias sospechaban que sus enemigos les habían atacado pero no podían confirmarlo. Imposibilitados de despegar las ojivas nucleares de los misiles estallaban en sus silos.
Los mas decididos se alejaron de las grandes ciudades y buscaron en el campo la tranquilidad que deseaban, de a poco se fueron acomodando en casa abandonadas o en cavernas. Sin otro elemento con el que generar energía prendieron fuego. El fuego primigenio que dio origen a la humanidad. El que servía para reunir a un grupo a su calor y cocinar la carne o el que servía para destruir las viviendas de otros.
En una generación ya no había quién supiera como se manejaba una computadora. Los programadores y reparadores de estos artefactos se suicidaban por doquier.  La tierra se convirtió en un campo de batalla. Y cuando quedaron solo aquellos más fuertes y aptos la violencia se detuvo y la humanidad comprendió que el fuego, solo el fuego, era lo que podían atesorar.
Y el mundo se iluminó de miles de fuegos dispersos, alrededor de los cuales se concentraban los sobrevivientes, aquellos que durante la Era Cibernética no habían perdido contacto con la realidad.


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