Tuesday, March 17, 2020

EL SUICIDA


El hombre camino lentamente atravesando la Piazza de San Marco. La imponente catedral y el Campanile le daban un aire solemne al gran espacio vacío de gente. Ese gran espacio visitado todo el año por millones de turistas a los que no amedrentaban ni las inundaciones.
Estaba deprimido. No por ese momento, lo estaba desde hacia varios meses. Su matrimonio era un fracaso y los negocios lo llevaron a la ruina. Por ello habia tomado la decision de suicidarse. Tenia pensadas varias maneras pero en el fondo todas le aterraban, unas por que podian fracasar y dejarlo tullido, otras por ser demasiado sangrientas.
Cuando se entero de la pandemia sintio que habia llegado como un regalo del cielo para sus expectativas. Esa era la solucion. Pero no era cuestion de quedarse en su casa, entre esas paredes que odiaba, a esperar la muerte. ¿Por que no morir como un personaje de Lord Byron? Aun le quedaba un halito de romanticismo y tomo la decision, viajar a Italia, al Veneto, a Venecia.
Logro hacerlo antes de que los controles sobre los viajes se hicieran rigurosos. Pocos dias despues de haber resuelto el viaje, estaba en la ciudad de los canales buscando la manera de contagiarse. Concurrio a hospitales, se acerco a un mendigo que tosía en la escalera sur del Ponte Rialto, comio la fruta del mercado sin haberla lavado, nunca se higienizo las manos, y concurrio varias veces a los barcitos de los Giardini de la Biennale antes que los cerraran.
Pasaron varios dias. Y el hombre continuaba igual. Concurrio por quinta o sexta vez al medico para escucharle la misma cantinela.: Amici, usted esta sano como un roble. Y por eso ahora deambulaba como perdido. Parecia que algo en su cuerpo rechazaba el virus..
¿Que hago ahora? Se preguntaba. Habia gastado sus ultimos ahorros en ese viaje, No tenia pasaje de regreso, obviamente. Estaba solo en la vieja Europa. Ya no podia cumplir el deseo de sentarse en un banco frente al Hotel Gabrielli y mirar el sol poniendose tras las cupulas de Santa Maria de la Salute.
¿Que hago ahora?.
Vio al gondolero que cruzaba pasajeros a San Giorgio Maggiore y tuvo una idea. Me lleva a la chiesa. Le dijo. El gondolero aceptó. El Gran Canal estaba tranquilo como una pileta. Pero el hombre no sabía nadar. Ahi fue que hizo lo que pensaba. Cuando estaban en medio se arrojo al agua ante la sopresa del gondolero que no pudo hacer nada por ayudarlo cuando el cuerpo del hombre se hundio en el agua.
El gondolero juro y perjuro ante los carabinieri que lo ultimo que le escucho al suicida fue: ¡Virus de mierda, no me quisiste matar pero te gane!

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