En el numero 116 de la Revista Soy (mi revista de cabecera) un lector llamado Gastón vertió conceptos a mi entender equivocados respecto del matrimonio homosexual al que llamo, para no extenderme en detalles y utilizando mi propias palabras, una especie de dadiva divina que nos otorga la comunida heterosexual con tal de conformarnos y domarnos dentro de su redil.
No ignoro que independientemente de las caracteristicas de los grupos que conformanos la gran comunidad no heterosexual, hay por encima de ellas dos posiciones diferentes. Una es la de la trasgresión permanente, del riesgo en las relaciones ocasionales, de las marchas del orgullo y otra de los que pensamos que se puede vivir nuestra sexualidad dentro de la sociedad sin necesariamente hacer alarde de ello ( y esto lo digo aclarando que tambien he tenido sexo con desconocidos en sitios riesgosos y que hoy dia salgo a la calle travestida de noche y de día). Aquella carta me impulsó a contestarla y la Revista Soy tuvo la amabilidad de publicarla en el siguiente número 117 del 3 de junio.
Esta es la carta:
Cuesta pasar por la carta de Gastón publicada en el número pasado y evitar una opinión. Creo que comete el error de volverse, digamos, un tanto fundamentalista. En primer lugar, sancionada la nueva ley de matrimonio(recordemos que aún falta un trámite importante) no implica que pasemos a llamar a nuestras parejas "mi marido" o "mi esposa". Ese comentario y otros similares no hacen mas que demostrar que Gastón adolece de falta de información. Según parece, ignora que el matrimonio para personas del mismo sexo no es un invento de las clases heteronormativas o del Estado para ponernos un anillo en el dedo. En esta ocasión, como en tantas otras, la ley no hará mas que legitimar algo que ya existe. Cientos de parejas que corren el riesgo de que al fallecer uno, el otro quede desamparado, hasta sin vivienda, que los hijos de esas parejas queden desprotegidos y, bueno, todo el resto de las cosas que ustedes conocen.
Por supuesto que hay que seguir luchando por la atención a los portadores de HIV, por la documentación, trabajo y estudio para las personas trans y muchas otras cosas, de eso se trata la militancia. Cada una de las personas que no estamos comprendidas dentro de la sociedad heterosexual tenemos nuestras necesidades específicas además de las generales. Yo, como crossdresser, no puedo circular por las calles de algunas provincias sin correr el riesgo de ser vícima de un edicto policial, algo que hasta no hace mucho sucedia tambien en Buenos Aires.
Por eso te digo, Gastón, lo que se logró se logró, muchas parejas lo estarán celebrando y no creo que eso cambie sus intenciones de voto en las elecciones o hará que "nos reunamos en los palieres de los edificios a contarnos las heladeras que compramos a medias".
Hay mucho por que luchar, no perdamos el tiempo destilando bronca.
Despues de escrita esta carta adverti que podía haber agregado algunas aclaraciones. Por ejemplo, en la necesidad que la relación de matrimonio permita que si alguno de los miembros esta enfermo e internado, su pareja pueda verlo y tomar decisiones como lo que es y que no sean parientes sanguineos que problablemente hasta hayan echado a ese homosexual de su casa, los que pretendan tomar las determinaciones en cuanto a tratamientos médicos.
Ademas, debo aclarar que estoy en pareja con un hombre, Hace catorce años tenemos una relacion de cada uno en su casa por lo que no sufriremos el problema de la vivienda si uno de los dos fallece y ademas hemos arregaldo nuestras cuentas personales para que cada uno herede al otro, pero no pensamos casarnos ni mucho menos adoptar hijos, lo que no excluye que estemos totalmente de acuerdo con la existencia de la ley que proteja a todos por igual.
Alexia Montes
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