Epilogo sexual (No apto para menores)
Al llegar a la habitación se desataba el infierno. Nos desnudábamos de inmediato y comenzaba una orgia donde no faltaban lenguas que penetraban por todo sitio y centímetro de piel. Ningún agujero quedaba por explorar y todo era gemidos y gritos acallados para no hacer escándalo.
Marga amaba besarnos
los pies y chupar con fruición los dedos. Aunque Keiko y yo tampoco nos quedábamos
atrás en ese fetichismo. Usábamos los dildos de todas las maneras posibles. Los
teníamos sujetos con arneses y las variantes eran dos penetrando a la tercera
una por delante y otra por detrás, o una por delante o detrás y la otra por la
boca. Keiko era la que mas gozaba de esa sensación de entrega y sumisión.
O sea que no nos
privábamos de nada. Y como el bondage entra también en nuestras prácticas
sexuales yo había cargado en la camioneta unas cuerdas que usamos a tal fin. Lo
normal es que dos de nosotras atáramos al tercera de pies y manos y la amordazáramos.
Una vez inmóvil comenzábamos un juego de besarla, acariciarla, morderla,
apretarle los pezones y jugar con nuestras lenguas en sus cavidades hasta
hacerla explotar en interminables orgasmos. Era algo que las tres gozábamos de
la misma manera.
Pero en esta ocasión
se me ocurrió una variante, se diría opuesta. Porque igualmente dos atábamos a
la tercera de pies y manos a la cama de una plaza, la amordazábamos y la
dejábamos ahí mientras las dos libres hacíamos el amor de manera que la
inmovilizada viera todo y se muera de ganas de participar. Lo mas gracioso era que
después que las dos que habían tenido relaciones se iban a dormir, no desataban
a la tercera hasta el otro día a la mañana. Esa nueva experiencia la hicimos
dos veces cada una y debo confesar que estar atada y amordazada, totalmente
inmóvil me producía un placer tan intenso que tenia orgasmos de solo disfrutar
ese momento.
A todo eso le
agregábamos en ocasiones unas buenas nalgadas y la pequeña tortura de
colocarnos broches de ropa en los pezones hasta no aguantar mas el dolor. Así
pasamos las noches de nuestras vacaciones.
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