Wednesday, May 13, 2020

PAPITO





Mi infancia no era diferente de la de cualquiera de los niños del vecindario. Jugaba con ellos todo el tiempo, al fútbol, a policías y ladrones o a cualquier cosa que se nos ocurriera en el momento.
Eso sucedía hasta que de pronto todo cambió. Y el minúsculo hecho que logro ese cambio fue que mi madre, modista, no tenia un maniquí para preparar y marcar la ropa que cosía para sus vecinas. Por lo tanto yo hice el papel de maniquí y comenzaron a pasar sobre mi piel vestidos, polleras, blusas y cuanta prenda femenina confeccionara mi madre.
Ella no tenia problema en verme así vestido y yo lo sabía por que una vez le escuché decir a una amiga que le hubiera gustado tener una nena. Y yo comencé a acostumbrarme a sentir la delicadeza de las telas tan diferentes a los toscos tejidos de las prendas masculinas.
Tanto fue así que un día le dije que yo quería vestirme con su ropa y ella accedió sin reparo. Y desde ese entonces yo andaba por la casa con sus polleras y sus vestidos. Y cada vez me gustaba mas, y cada vez sentía que me quería convertir en una mujercita y rogaba por que hubiera un milagro que lo lograra.
Aparte de eso no tenia otro deseo. No se me había cruzado jamas que podría interactuar con varones. Mi visión de una relación con un chico era solo una novela romántica, inocente.
Hasta que un día, mi madre debía hacer un tramite en la Capital y me dejó en casa pues estaba mi padre, como de costumbre haciendo algún trabajo en su tallercito.
A los pocos minutos de que ella se fuera, él llegó desde el fondo y se me acercó mientras yo miraba la televisión.
Te quiero preguntar algo”, me dijo
Yo lo mire sin siquiera imaginar lo que quería y espere que continuara
¿Es cierto que te gusta andar por la casa vestido con la ropa de tu madre?”
Si, papito”
Y en ese momento, ¿que sentís’”
Que me gusta”
¿Pero que te gusta? ¿Sentirte una mujercita?”
Si, papito, me gusta sentirme una mujercita”
¿Y vos pensaste las cosas que tienen que hacer las mujercitas?”
Me volví a quedar en silencio. Yo no sabia que cosas tienen que hacer las mujercitas y solo atiné a decir que no.
Si sos buenita conmigo yo te voy a enseñar” Dijo mi padre.
¿A vos no te molesta que yo quiera ser una mujercita?” Le pregunté.
No, me gusta y conmigo vas a aprender para ser una buena mujercita cuando tengas novio”
¿Cuando tenga novio?”
Si, por que cuando estés con muchacho o un hombre si querés ser mujercita tenes que ser totalmente obediente y hacer lo que te pida”
¿Y que tengo que hacer?”
Yo te voy a decir, pero primero quiero ver como te vestís de mujercita”
Me levanté de la silla, fui hasta el ropero y tomé un vestido de mi madre. Me saqué toda la ropa excepto el slip y me lo puse, luego volví adonde estaba mi padre. El me miró pero no parecía satisfecho y dijo.
Estas muy bonita así, pero para estar con un chico tenes que ponerte algo mas lindo”
¿Que?” Pregunte.
Veni” dijo y me tomó de un brazo llevándome de nuevo al dormitorio.
Abrió un cajones y sacó un corpiño y una bombachita, luego de otro cajón saco un camisón transparente y dándomelos ordenó
Ponete esto. ¿Alguna vez te pusiste esta ropa?”
Me moría de vergüenza. Esto no era lo mismo que los vestidos, pero tenia que obedecer y me puse las prendas. De pronto me di cuenta, al verme en el espejo, que estaba bonita, una extraña sensación se apodero de mi, un calor intenso subió por mi cuerpo.
Así esta mucho mejor” Dijo mi padre y agregó “Vení, acá a mi lado que vamos a comenzar con las lecciones”
Y dicho esto, me rodeó la cintura con sus brazos y me acercó a su cuerpo que se sentía caliente, quiso darme un beso en la boca pero la diferencia de altura lo incomodaba. Por lo que se sentó en un sillón y sin soltarme volvió a acercarme. Yo temblaba, no se si de miedo o emoción.
¿Que te dije que tiene que hacer una mujercita cuando esta con un hombre?”
Obedecer, papito”
Muy bien, ahora tenes que hacer de cuenta que soy tu novio y entonces te voy a ordenar que me beses el pito”
Y abrió su bragueta sacando un pene erecto y duro. Yo lo miré. No tuve miedo ni asco. Me arrodillé frente a él. Lentamente acerque mis labios a su órgano y comencé a darle besitos en la punta.
Ahora abrí la boca”
Y yo la abrí tan obediente como debía. Entonces fue introduciendo su pene en mi garganta y yo sentía que iba a explotar. De verdad me estaba gustando ser tan absolutamente sumiso. El me tenia la cabeza con las manos y al mismo tiempo movía el pene dentro de mi boca.
Ahora te voy a convertir en mi novia, cuando yo acabe te vas a tragar todo, no te preocupes, es rico y te va a gustar tragarte la de todos los chicos que te lo pidan”
Y me tragué todo su semen, Y me gustó. Luego me dio un gran beso introduciendo su lengua donde antes había estado su pene. Y yo que tal vez para los sicólogos no tenia edad para el goce sexual, en realidad me sentía en las nubes. Quería hacer eso con mi padre todas las veces que el quisiera. Y así fue.
Cada vez que nos quedábamos solos en la casa me sometía de esa manera y yo vestidito con un corpiño y una bombachita aceptaba todos sus deseos.
Hasta que llego el día en que mi madre debió hacer un viaje a otra ciudad por el fallecimiento de un hermano. Dijo que se quedaría dos o tres días con sus parientes y entonces mi padre sonrió de placer y yo sabia, o creía saber lo que iba a suceder en ese tiempo.
Al poco tiempo de irse mi madre él se acercó y me ordenó ponerme linda vistiendo la lencería que tanto le gustaba. Fui al dormitorio me puse las prendas y volví a la sala. Mi padre me esperaba sentado en el sillón, pero a diferencia de otras veces estaba completamente desnudo. Era la primera vez que lo veía así. Solo bastó un gesto para que me arrodillara frente a él y comenzara a besar su pene. Lo introdujo en mi boca y después de un rato cuando creí que iba a tener ese espasmo con el que vertía su semen en mi boca, se detuvo. Se paró y tomándome del brazo me llevó al dormitorio.
Subite a la cama y ponete como un perrito” Ordenó.
Me subí e hice lo que me dijo. Él se puso detrás de mi, untó sus dedos en crema de manos y me los fue introduciendo en el ano. Fue un proceso lento. Jugaba con sus dedos dentro de mi y a medida que los iba llevando mas adentro yo cada vez mas deseaba que no terminara. Instintivamente moví mi culito hacia atrás y exclamó
¡Mirate, ya te estas comportando como una verdadera putita!”
Y yo sentí orgullo de que que me dijera putita. Por que había escuchado a los chicos mayores lo que les gustaban las putas y si yo era como ellas seguro que iba a poder estar con ellos y obedecerlas como me dijo mi papito.
Al rato sentí que algo mas grueso que los dedos estaba entrando por mi ano dilatado. Mi padre se había acomodado y su pene estaba haciéndome perder la virginidad. El dolor era intenso, pero el placer tambien Yo deseaba mas. Mi padre se movió unas pocas veces y de pronto sentí un liquido caliente invadiendo mi recto. Y supe de que se trataba.
Esa tarde me penetró dos veces mas. En una totalmente acostado boca abajo y en la otra hacia arriba pero con las piernas levantadas. Fue el primer momento en que vi la cara de placer de mi padre mientras me cogía, por que yo conocía la palabra, se la había escuchado a los muchachos de la esquina.
Tres días. Cada día me lo pasé solo en corpiño y bombachita a pedido de mi padre que cada vez que lo deseaba me tomaba de la cintura, me sacaba la bombacha y me volvia a penetrar y a penetrar y a penetrar.
Ahora sos mi esposa” Me dijo un día
¿Y mama?” pregunté inocente.
Tu madre no quiere saber nada. Es mas fría que el hielo. Desde ahora vas a dormir conmigo y ella en tu cama”
Yo creí que mi padre bromeaba pero cuando mi madre regresó de su viaje se lo dijo bien claro. Que él y yo eramos amantes, que me había convertido en su esposa y que, de ahora en mas, yo iba a ser quien durmiera con él. Mi madre aceptó todo sin chistar. Creo que hasta estaba aliviada. Ahora debía ser yo quien obedeciera los desos de mi padre.
Allí no terminó la cosa. Convertida en esposa de mi padre creí que solo iba a ser suya, pero él tenia otras ideas. Después de unos días comenzó a preguntarme que haría si me encontrara a solas con un muchacho y ese muchacho quisiera someterme.
Yo te soy fiel, papito” Contesté.
Pero no era esa la respuesta que quería. Lo que deseaba era que yo tuviera relaciones con otros hombres y que luego le contara todo lo que me hacían por que eso lo excitaba. Y no pasó mucho tiempo para que sucediera. Mi madre continuaba probando sus confecciones sobre mi y lo hacia adelante de cualquiera como si me estuviera ofreciendo, sobre todo cuando estaba Pedro, un vecino del barrio de dieciochos años. Después de dos o tres veces que Pedro presenció el hecho de verme con unas sugestivas minifaldas un día, delante mismo de mi madre comenzó a acariciarme las piernas. Mi madre no dijo nada y tampoco dijo dijo nada cuando un día después nos descubrió en el taller de mi papá mientras escondidos, Pedro me manoseaba a su antojo y me besaba en la boca. Por lo tanto mi vecino supo que tenia el campo libre, yo le obedecía y mi madre no decía nada.
Una tarde me invito a su casa, estaba solo. Allí, me vistió con corpiño y bombachitas, me obligo a besar su pene, a introducirmelo en la boca y luego me penetró salvajemente. A partir de entonces se convirtió en mi amante, mientras mi padre, mi esposo, según él, me ordenaba que le contara todas las cosas que me hacia Pedro y luego me cogía también.
Y la rueda continuó girando. Otros vecinos me tuvieron en sus camas. Me venían a buscar a casa directamente y mi madre me dejaba salir con ellos. Creo que no solo aceptaba lo que pasaba sino que parecía gustarle. Tenia una hija putita y estaba satisfecha. De pronto comenzó a confeccionarme ropa para mi de modo que ya andaba por la calle con minifaldas inquietantes. Ya no me cortó el pelo y me enseño a maquillarme.
Mi padre continuó siendo mi principal pareja. Dormía con el todas las noches y todas las noches me penetraba una y otra vez. Durante el día, en especial por las tardecitas visitaba a mi vecinos. En ocasiones se reunían un par de ellos y disfrutaba de su penes al mismo tiempo.
Ya habituado a esta vida ni siquiera me importo cuando mi padre dijo que para ser una mujer completa debia experimentar una violación de varios hombres. Por lo tanto me llevó vestido de mujer al taller donde trabajaba y me entregó a cinco de sus compañeros que me hicieron todo lo que quisieron durante horas. Y yo lo disfrutaba. Soy una puta, me decía a mi mismo y me encantaba serlo, gracias a mi padre y a mi madre.






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