Guerra contra lo Woke
Y
La fascinación de estar con Silvia
Alexia Montes
Decimoséptima parte de
“Mi aventura en Tokio”
Capítulo 1
Antes de comenzar a
relatar mis nuevas aventuras debo contarles algo. En estos días en que la
”comunidad ampliada” estaba descubriendo su verdadera dimensión estaban por
comenzar los Juegos Olímpicos de Paris. Yo había recibido una invitación de una
importante editorial de aquella ciudad para presenciar la ceremonia de la
inauguración pero no la acepté.
Y no fue por que
estuviera cansada de viajar o porque justo en esa época venían de visita mis
amigas de Japón sino porque ya perdí aquel entusiasmo casi fanático que tenía
por la cultura europea en general y la Ciudad Luz en particular
Cuando estuve allí,
en un lejano 2012 quede fascinada, lloraba casi en cada esquina diciéndome
“estas aquí”. Me emocioné con la arquitectura, los sitios emblemáticos y hasta
con las iglesias a pesar de ser atea. Pero hubo algo que me llamaba la atención
y eso fue la gran cantidad de parejas multirraciales que veía en las calles.
Para mí era claro, Paris estaba siendo invadida lentamente por su África
colonial, ese África al que le importa un bledo la cultura europea tradicional
y si puede destruirla, mejor. Y sobre todo si ese África y ese Medio Oriente
también, es musulmán
Y no me equivoqué.
Hoy día, toda Europa esta invadida por varias situaciones que la están reduciendo
de ser el faro de cultura de occidente a un montón de escombros de esa cultura.
La agenda 2030, la
cultura woke, la inmigración que no solo trae otras religiones sino también
violencia gratuita, los gobiernos de supuesta izquierda, corruptos e incapaces
y los populismos baratos están hundiendo todo vestigio de civilización.
Por eso no fui a la
ceremonia. Y por qué algo olía en el aire que se confirmó cuando la vi, por televisión. Un soberano asco. Un pebetero
que no está en el Estadio Olímpico, un desfile de delegaciones sin posibilidad
de confraternizar, una caricatura de María Antonieta decapitada cuando parece
que olvidaron a la gran cantidad de inocentes que murieron en la guillotina por
la igualdad y todo eso…
Y el bochornoso
espectáculo de un hombre pintado de azul cantando una canción en donde se alaba
la desnudez y cerca suyo una nena que bailo sensualmente con un hombre mayor está
al lado de un hombre al que se le veían los testículos salir de debajo de su
mini pantalón. Y ni hablar de la imagen de la última cena representada por un
montón de personajes que parecían extraídos del circo de los horrores. Escuche después
que no era La última cena sino otro cuadro con Baco y otros dioses. Igualmente
era un espanto. Un canto a la decadencia moral y estética.
Y me pregunto, aunque
sé la respuesta. ¿Si es, como muchos creen la representación de Cristo y sus
apóstoles, por qué no les toman el pelo a los musulmanes también? Respuesta. Porque
son una manga de cagones que tienen miedo a otro Charlie Hebdo. Los franceses
acaban de tirar la primera palada de tierra para sepultar los juegos olímpicos,
será por eso que el barquero Caronte, ese que te lleva al otro mundo previo
pago de una moneda de oro, ¿o de una medalla tal vez? era quien guiaba el
desfile de las delegaciones de deportistas por el Estigia, perdón, digo, por el
Sena... y finalmente un jinete del Apocalipsis era quien entregaba la bandera
olímpica que, sugestivamente fue colocada al revés. Espero que los yanquis
vuelvan las cosas a la normalidad en 2028, aunque lo dudo.
Un pueblo que
esclaviza niños en las minas de oro en África mal puede hablar de respeto por
la diversidad y la inclusión. Un país que mató a miles de inocentes en la
guillotina para erradicar la monarquía y tiene por héroe máximo a un fulano que
se coronó emperador mal puede hablar de libertad.
Y mis respetos a una
escritora que admiro: Oriana Falacci, que supo ver hace más de cuarenta años la
decadencia de Europa en manos de la invasión musulmana.
Y dicho esto comencé
a pergeñar una idea para mi próximo libro. Un ataque directo, frontal y sin
concesiones a la cultura woke y la agenda 2030. Ya tuve mi pelea con el
feminismo retrogrado y con los amantes del lenguaje inclusivo. Es hora de
combatir contra los creadores de esperpentos tales como La sirenita negra o
cosas así. Es hora de volver a la lucha.
Keiko y Marga se
alegraron de que retomara la actividad. ¡Como si hubiera estado inactiva todo
este tiempo! Aunque comprendo que estaba preocupadas por que hubiera perdido mi
toque combativo. Unos días después, mientras conversaba en las oficinas de las arquitectas
definiendo detalles de lo que será su lugar en el mundo les comenté mi idea y
se manifestaron entusiasmadas y también dispuestas a colaborar en lo que
necesitara. Ellas también tenían en claro su odio hacia el feminismo radical.
-El mundo se está
yendo a la mierda- Dijo Esther y luego pasó a comentarnos todas las
aberraciones que observara en Europa en el viaje que había hecho antes de que
la conociéramos.
-¿Habrá algún lugar
en donde refugiarse entre medio de tanta estupidez y violencia?- Se preguntó
Silvia.
-Lo dudo- Respondí y
luego agregué -Por ahora mantengámonos aquí, al menos es lo más tranquilo que
conocemos-
-Cierto- Aseveró
Esther
En eso entró Marga a
la oficina.
-Chicas, ¿Cómo
andamos con las gráficas para publicidad? Tengo varios interesados y no hay nada
para mostrarles-
-¿Ya, varios
interesados?- Preguntó Esther.
-Si, en un mes te
vendo todo- Afirmó Marga
-Genial, así
terminamos antes de los plazos y podemos dedicarle el tiempo a nuestro nidito- Dijo
Silvia.
-Bien chicas. Las
dejo con trabajo. Háganle caso a Marga porque si no se pone nerviosa- Manifesté
mientras tomaba mi cartera.
-¿Te vas a casa?- Me
preguntó mi novia.
-Primero voy por lo
de Adriana a llevarle unos cuadros. Parece que se los sacan de las manos y me
pide más-
Besé a todas en los
labios y partí a lo de mi marchand favorita.
En un balcón de la
casa de Adriana tomamos café con masas secas mientras nos llegaba el aire
fresco del mar. Conversamos de todo, incluida la ceremonia de los Juegos Olímpicos.
-Me pareció
repugnante. Tener mente abierta no es lo mismo que aceptar cualquier idiotez-
Me dijo.
Regresé a nuestro
edificio. Llamé a Esther y Silvia y las invité a cenar. Me sentía un tanto melancólica.
Quería estar rodeada de gente. Cuando llegaron mis novias les comenté lo que me
pasaba y que las arquitectas iban a venir. Se alegraron, ellas también estaban
sintiendo esa sensación indefinida.
Tomamos mate hasta
que llegaron nuestras amigas de la “comunidad ampliada”. Luego calenté otra
pava y seguimos. Esther y Silvia estaban agotadas. Se dividían las tareas entre
los dos edificios en construcción. Pero estaban contentas pues debido a la
diferencia de tamaños, la construcción del que albergaría sus vivienda estaba
marchando más veloz.
El hecho de estar
junto a nuestras amigas hizo que el ánimo de mis novias y yo mejorara bastante.
Íbamos a tener un cena agradable.
Capítulo 2
-¿Alguna vez
imaginaste a un negro del África invadiendo un país europeo?- Pregunté
-No, pero sí he visto
reyes negros africanos vendiendo a su propio pueblo como esclavos a cambio de
ciertos lujos europeos-
-Correcto. Esa es la
mentalidad negra que solo sirve para ganar medallas en los Juegos Olímpicos-
-Bueno, pero hay
negros científicos, médicos, y otras cosas-
-Si, pero porque
tienen la suerte de vivir en algún país occidental donde le han dado la
posibilidad de estudiar- Repliqué
-¿Entonces, si
estudian y se reciben son personas útiles para la sociedad?-
-Claro, pero el
problemas es que la cultura woke, el neofeminismo, la agenda 2030, los
gobiernos populistas, los que se tildan de izquierdas sin tener idea de que se
trata, lo que quieren es supra valorar a los que son negros en África, sin
educación y sin un propósito en la vida. Los otros negros, los que estudiaron,
los que trabajan, los que se sacrificaron, esos no cuentan. Porque el mérito no
importa. Solo les importa si es negro. Es una metáfora- Afirmé
-¿Sucede eso con
otros grupos sociales?-
-Claro, sucede con
los nativos, las persona trans, los gay, las mujeres, los judíos, los
musulmanes, los católicos, los de derechas, es decir, con todos. En algún lugar
del mundo hay alguien que es ayudado a “sentirse mejor” solo por su condición
natural y no por las habilidades adquiridas- Respondí
-Que son más
importantes que haber nacido negro o gay, por ejemplo-
-Obviamente, nacer de
determinada manera es un accidente. Acusa a los genes, si quieres, pero lo
importante es lo que hace esa persona con la ventaja o desventaja que le ha
dado la vida. Algunos eligen sacrificarse tras una meta, otros esperan que
alguien los mantenga y les otorgue la tan ansiada igualdad, pero no para
trabajar, solo para pasarla mejor sin esfuerzo-
-El mundo ha entrado
en un estado tal de decadencia que ni siquiera las ideologías retrogradas subsisten.
Solo hay un amalgama de gente, mezclada y convertida en un puré macabro. Se
acabaron los valores, el respeto, el orden, la tradición- Dijo uno de los
periodistas.
-Es que la estupidez
humana está siendo alimentada por organismos como las Naciones Unidas con su
agenda 2030. Mientras el mundo sigue siendo un lugar peligroso para vivir ellos
sueñan con utopías imposibles, pero lo que hay detrás de eso es la toma de
poder por parte de empresas multinacionales que le dicen a los ingenuos en que
tienen que creer, y enarbolando la bandera de la igualdad se convierten en intolerantes,
discriminatorios y racistas al revés-
-Y ni hablar de la
“cultura de la cancelación”- Opinó otro periodista.
-Exacto, terrorismo
de la palabra. Censura. Lo peor de aquello que dicen combatir. Y mal gusto.
Bodrios inclasificables en cine y literatura. Todo lo que toca lo woke, lo
destruye o lo estropea. Jamás crean nada. Su único interés parece ser destruir
el arte, la belleza, la paz y la convivencia- Manifesté
-Otro aspecto
negativo son los cupos. Si tienes una empresa o una oficina estatal tienes que
darle una cantidad de empleos a gente que no tiene otra cosa que su género, o
su género auto percibido y no tiene nada de talento ni capacidad ni es capaz de
hacer esfuerzo para trabajar- Dijo un tercer periodista
-El mundo es lo que
es. Las razas son lo que son. Cada una con sus capacidades e incapacidades. Si
la diversidad existe es porque la diversidad existe. Si no fuera así todos
seriamos iguales, mismo color de piel , mismo color de ojos, mismo color de pelo
y entonces no habría discriminación. Pero la naturaleza nos hizo así, diferentes
y con capacidades diferentes. El tema es ver cuánta gente cae en este discurso
idiota de odio al prójimo que no es como uno. Del racismo yanqui o sudafricano pasamos
a la pretensión de imposición de un pensamiento único mal llamado progresista.
En realidad no hay nada que los diferencie. Ambos son intolerantes. Toda esta
situación me hace pensar en la religión católica, el cristianismo. Un día
apareció un fulano que dijo llamarse Jesús, que era el hijo de Dios y trajo un
mensaje de paz y amor. Era claro, hasta un idiota podía entenderlo. Los
poderosos de entonces, los romanos, comenzaron a perseguirlos y los cristianos
fueron víctimas. Durante ese periodo conservaron, de alguna manera, el mensaje
inicial, pero, después llegó un Emperador que adoptó la religión, ésta pasó a
tener poder y de allí a la inquisición y la persecución de las demás religiones
siendo tratadas como herejes implicó toda clase de crímenes en nombre de un
profeta que pregonaba el amor-
-Lo mismo sucede con
los grupos gays, feministas y otros…-
-Exacto. Aunque en
algunos lugares del mundo ser gay es un pasaporte a la muerte, en los países
occidentales se dan la mano con el poder político por que para el poder político
es una buena ocasión de parecer buenos y tolerantes, por lo tanto
populares. Por ello es que del mismo
poder político se bajan ideologías sin saber que a muchísima gente no le
interesan ni le competen- Insistí.
-Y eso trae aparejado
la idea del “orgullo gay”-
-Si, la idea del
orgullo es una falacia impuesta por la corrección política. ¿Por qué debo sentir
orgullo de decir con quien me acuesto? Es mi acto privado. Es mi derecho no
decirlo si no tengo ganas. Además las Marchas del Orgullo Gay son una fantochada
propia del Circo de los Horrores, como los personajes de la reciente inauguración
de los Juegos Olímpicos. ¿Qué sentido tiene andar disfrazados e incluso
semidesnudos? Lo único que logran es la burla del que no es gay ni travesti-
Confirmé
-¿Por qué una
persona, mujer, con su homosexualidad asumida no coincide con los parámetros
del feminismo, el orgullo gay o la Agenda 2030?- Me preguntaron.
-¿Será porque tengo
cerebro? Y otra cosa…el feminismo, los gays, las trans y todos ellos son
visibles. Solo basta con no cruzarse con ellos si se ponen intolerantes. Por el
contrario si son personas pacíficas y dialoguistas vale la pena conversar con
ellos. Pero el verdadero peligro está en la Agenda 2030. Aparecen por allí
varios temas que ninguna persona se atrevería a discutir, como el cambio
climático, por ejemplo, pero…la sospecha de que hay gato encerrado es mucha. Yo
no viviría muy tranquila si la Agenda prospera-
Todo este dialogo se
desarrolló vía Zoom con varios periodistas de diferentes partes del mundo
cuando, gracias a mi editor, se supo que yo estaba preparando toda mi
artillería pesada en un nuevo libro, contra temas tales como la participación
de personas trans en los deportes, la agenda 2030, la supuesta igualdad de género,
el feminismo y otros temas similares.
El comienzo fue
auspicioso. Muchos portales de internet replicaron la nota. A primera vista se
podría decir que en esa noche me hice de muchos enemigos. Pero las encuestas y
los comentarios decían lo contrario. Hay mucha gente allí afuera que piensa
como uno. Y no tiene nada que ver con izquierdas y derechas. Solo se trata de sentido
común.
Solo se trata de
saber que el respeto debe ser mutuo y que no va en una sola dirección.
Mis novias, nuestras
amigas, el grupo de la hija del Arquitecto Castaño y muchas otras personas,
conocidas o no, me hicieron llegar su adhesión, agradecimiento y el pedido de
que apure el libro. De Japón también llegaron muestras de coincidencia. No
estamos solas…
Capítulo 3
-¿Así que ahora los
organizadores de la inauguración de los Juegos Olímpicos dicen que lo que representaron
ese grupo de freaks no era La Ultima Cena?- Dijo Silvia mientras estábamos
cenando con la “comunidad ampliada” en Kitty´s
-Así es, según parece
es un cuadro llamado El Banquete de los Dioses de un tal Jan van Bijlert
pintado alrededor de 1635 y que está en el Museo Magnin de Dijon al sur de
Paris- Manifesté.
-Si, donde lo vieron
cuatro turistas- Agregó Marga.
-Yo sigo creyendo que
esa representación no fue inocente. Ahora tienen una excusa, ese otro cuadro,
pero si pasaba , pasaba y todo el mundo creería que era el cuadro de Leonardo,
lo que ocurrió es que se le puso áspero el tema y comenzaron a retroceder-
Afirmé.
-¿Por qué crees que
fue a propósito?- Me preguntó Keiko.
-Por una sencilla
razón, ese cuadro de los dioses del Olimpo es casi absolutamente desconocido,
en cambio La Ultima Cena lo conoce todo el mundo. Si el espectáculo era tan
masivo era de esperar que la gran mayoría de la gente lo asociara con el cuadro
de Jesús- Teoricé.
-Entonces si surgía
una reacción negativa tenían al Banquete de los dioses a mano. Dijo Keiko.
-O utilizaron el cuadro
de Bijlert con un segundo sentido- Afirmé.
-¿Cuál? - Preguntaron
a dúo Esther y Silvia.
-Tratar al mundo de
ignorante. Estos franceses que se creen lo “más” en cultura podrían decir ante la
reacción general: El cuadro que usamos es El banquete de los Dioses y no la
Ultima Cena. Al primero lo conocemos porque somos muy cultos e inteligentes, en
cambio ustedes, pueblo ignorante lo único que ven es una representación
religiosa- Dije.
-Suena lógico- Afirmo
Marga.
Silvia hizo una pausa
mientras terminaba su milanesa y después dijo.
-¿No estas levantando
mucha polvareda con la idea del libro anti woke?-
-Si, pero es la
polvareda lo que vende un libro y además, en este caso, va a ser casi como una
cruzada contra toda esa asociación de intolerantes que se creen dueños de la
verdad-
-Estamos con vos-
Dijo Esther.
-No sé si vas a
lograr algo. La lucha contra la estupidez es la más dura, pero va a ser
divertido- Manifestó Keiko.
-Soy consciente,
también soy consciente que va a pretender cancelarme pero soy un hueso duro de
roer y creo que a esta altura tengo más capacidad de cancelación que todos
ellos-
-¿Por qué?- Preguntó
Silvia.
-Porque se está
produciendo el verdadero despertar, el de la gente que se está hartando de toda
esta basura. Solo hay que azuzarlos un poco y estoy viendo en la redes sociales
que me estoy convirtiendo en una de las referentes a pesar de que solo opino en
Facebook y You Tube-
-Sitios que se están
poniendo difíciles también. El otro día me cuestionaron un posteo pues creían
que era hiriente a algunas personas solo porque use la palabra Negro- Dijo
Esther.
-Si, es el colmo que
uno tenga que andar cuidándose de lo que escribe en un medio que debería ser
absolutamente libre- Manifesté.
-Si, esa es la libertad
que quieren esos impresentables- Opinó Keiko.
-Eso me recuerda esa
película…Idiocracia- Manifestó Silvia
-Si, la vimos- Agregó
Marga.
-Un sátira bien
construida. Ya nadie duda que si esto y otras actitudes sociales no se detienen
vamos hacia un mundo regido por idiotas- Dije.
La aparición de tres
chicos y dos chicas jóvenes que se acercaron a la mesa interrumpió el diálogo.
Me pidieron autógrafos y estaban tan entusiasmados con mis firmas que besaban
el papel en que fueron escritas. Luego, antes de irse manifestaron su apoyo a
mi lucha.
-Estamos con usted
señora Alexia. Hay que acabar de una vez por todas con la intolerancia woke-
Dijo una de las niñas.
Regresaron a su mesa
que compartían con varios adultos. Una vez ubicadas saludaron con sus brazos y
los que estimo serian su padres también saludaron con entusiasmo.
-Esto marcha- Dijo
Marga.
Después de la cena el
grupo caminó un poco por el muelle tomando fresco y luego, mientras las arquitectas
se iban a su casa, nosotras regresamos a nuestro lugar en el mundo.
Era un buen momento
para descansar aunque, obviamente no lo hicimos, terminamos teniendo sexo
desenfrenado hasta bastante tarde.
En la mañana
siguiente la primera que se levantó fue Keiko para preparar el desayuno. Luego
nos vino a despertar. Después del café y las medialunas mis novias se fueron a trabajar.
Yo comencé la tarea que me había impuesto. Lo primero que hice fue comenzar a
juntar información acerca de lo woke y toda su fantochada.
-Lo woke arruina todo
lo que toca- Me dijo Adriana, mi marchand.
Y tiene razón. Desde
la idea de que debería haber un cuento llamado La princesita, en lugar de El
Principito, o pretender cambiar el final de la ópera Carmen, para que sea ella
la que asesina a su amante y no que sea ella la asesinada como en la versión
original (Como si no lo mereciera por ser una yegua que arruina la vida de los
hombres), la versión de Cleopatra negra o la totalmente falseada versión de La
mujer rey, sobre el rey loco de Dahomey. Ni que hablar de La sirenita negra y
peor aún, un proyecto que por suerte murió, el de Blancanieves y los siete
enanos, protagonizado por una latina morocha y siete energúmenos que no eran
enanos. (Disney también es una fábrica de arruinar lo que toca y no me refiero
solo a lo woke)
Cuanto más
investigaba, más asco me producía esta intolerancia woke. ¿Y por qué yo, una mujer
y además lesbiana tomaba esta bandera contra el feminismo, lo woke, la Agenda
2030 y el lenguaje inclusivo. Simple, porque
veo que el mundo se encamina, aparte de los individuales comentarios graciosos,
al pasar, a un estado de idiotez general que no tiene idea de lo que es nivel
cultural.
¿Qué nos pasó como
sociedad para llegar a un punto en que todo es tan confuso que ni siquiera las
malditas ideologías son capaces de explicarlo?
El comunismo de
Lenin, Trotsky, Stalin o Mao hacía pure a todo lo diferente, ya sea gay, lesbianas
o lo que fuera. Hoy día son las tendencias de izquierda las que dicen defenderlos.
En este mundo distopico cualquier cosa sirve para convertirse en un dogma
indiscutible, y no por que tenga razón sino porque sus defensores son fanáticos
a ultranza. El feminismo, el veganismo, el populismo, ya no tienen nada que
envidiarle al fascismo ideológico que imperó en la Italia y la Alemania de
principios y mediados del Siglo Veinte. Y por eso defienden a los tiranos de
izquierda, Venezuela, Nicaragua, Cuba son los ejemplos más claros. Lo único que
les falta es un brazo armado, aunque algunos lo tienen.
Mis novias y yo
conversamos de esto todo el tiempo. Nuestras amigas de la “comunidad ampliada”
también participan de los pequeños debates que se arman. Para continuar con el libro
recurrí a todas aquellas persona, sobre todo jóvenes que conocí en mis tratos
personales y aquellos que podamos llamar “educativos”.
Fue una experiencia
muy enriquecedora que me alentó a tener fe en las generaciones futuras. A saber
que todo esta cultura woke es solo obras de unos pocos imbéciles.
Afortunadamente parece que hay mucha más gente de lo imaginado que está en
verdad despierta
Capítulo 4
Entre todas las investigaciones
que hice, este artículo de Fisher Szlajen en Infobae, me parecía sumamente
esclarecedor y que, para información de todos mis lectores, transcribo a
continuación:
“El término “woke”
(despierto), utilizado en los ´40 para describir la conciencia social sobre la
opresión racial, devino en etiqueta para quienes están conscientes de las
injusticias sociales y buscan abordarlas activamente desde la cultura y la
política. Posteriormente, la teoría de la interseccionalidad originada en el
feminismo de los ´80 y ‘90, surgió para ampliar el abordaje exclusivo de las
experiencias de mujeres blancas de clase media desatendiendo a las mujeres
negras que experimentaban formas de opresión que no pueden entenderse bajo el
prisma del feminismo blanco.
Ambos movimientos,
woke e interseccionalidad, se han entrelazado y fueron adoptados por las
narrativas de diversos movimientos sociales contemporáneos y en el discurso
político, presentando un activo frente público y en las burocracias académicas,
para la lucha por la justicia social, la igualdad y contra la opresión en
diversas comunidades y contextos. Sin embargo, también han suscitado
preocupaciones significativas dadas las consecuencias de su frecuente
radicalización inhibiendo el diálogo abierto, adulterando información y
realidades, promoviendo la polarización y socavando la búsqueda de soluciones
efectivas a los problemas sociales.
En lugar de buscar
construir puentes, estas corrientes impulsan un enfoque antagónico “nosotros
vs. ellos”, constituyéndose según Jonathan Haidt, en una moderna mentalidad
tribal de las democracias occidentales, debido a la priorización de la
categoría identitaria sobre la individualidad, percibiendo al otro como enemigo
y alimentando un ciclo vicioso de prejuicios, conflictos y resentimientos,
obstaculizando el conocimiento y los valores de las democracias funcionales.
El abordaje de la
interseccionalidad woke a diferentes formas de opresión omite las experiencias
únicas y multifacéticas de las personas, perpetuando así estereotipos y
reduciendo la complejidad de las identidades individuales a una serie de
categorías identitarias predefinidas tales como negro/blanco, mujer/hombre o
LGBTQ+/heterosexual. Simplemente suman opresiones y dan por sentado de forma
hiper-reduccionista y sin evidencia, una misma forma de afección para todas las
personas pertenecientes a aquellas categorías, donde se es oprimido u opresor
por lo que se es y no por lo que se hace. Todo lo cual conduce a una realidad
simplista y distorsionada promoviendo la intolerancia hacia la diversidad de
opiniones, especialmente aquellas que desafían sus propias narrativas
dominantes. Tal como demuestra Greg Lukianoff, este fenómeno conocido como
“cancelación” resulta en la supresión y desacreditación de toda forma de
disidencia u opiniones divergentes, pensamiento crítico y libertad de
expresión, alienando a quienes no comparten sus perspectivas, bajo la excusa de
considerarlo “ofensivo” o “contrario a la justicia social”, consolidando un
control autoritario.
Y como señala John
McWhorter, paralizando las libertades civiles y el intercambio abierto de
ideas, no sólo limitando la capacidad social para abordar y resolver problemas
complejos de justicia social, sino agravándolos. En términos pragmáticos, si
bien estas corrientes pudieron proporcionar un marco para analizar las
estructuras de poder y las desigualdades sociales, devinieron en sus
obstaculizadores debido a su dogmática dicotomía social y reducción de la
complejidad humana más la intolerancia hacia la diversidad de opiniones minando
los propios ideales que pretendieron promover.
Este activismo se
ha reflejado también en el moldeamiento del discurso y las políticas públicas,
transformando cuestiones sociales en temas de confrontación ideológica. El
moldeamiento interseccionista woke, como estrategia psicológica para aumentar
la frecuencia de una conducta o establecer otras aún inexistentes, ha promovido
una visión binaria y antagónica del mundo clasificando a los individuos como
opresores u oprimidos en función de su categoría identitaria, convirtiendo
características como etnia, género y sexualidad en armas políticas dificultando
la cooperación entre diferentes sectores de la sociedad y perpetuando
estereotipos negativos sobre grupos específicos, intensificando las tensiones
sociales.
La incongruencia
de estos movimientos, producto de una selectiva aplicación de sus principios a
ciertas causas políticas o ideológicas por sobre otras y fundamentalmente por
sobre los derechos humanos, socava su integridad moral y minan su credibilidad.
Más, dicha selectividad instrumental ha llevado a sus activistas a justificar y
legitimar organizaciones terroristas, regímenes totalitarios, represivos y
teocráticos que cercenan derechos civiles y políticos, perpetran crímenes de
lesa humanidad y violan los DDHH de aquellos mismos que dichas corrientes
deberían defender.
Esta narrativa de
opresión y resistencia de la interseccionalidad woke, distorsionando y
manipulando conceptos e información bajo una retórica de la victimización que
justifica agendas políticas extremistas, pero retratándolas como luchadores por
la liberación de grupos oprimidos y defensores de la justicia social, también
es aplicada al conflicto palestino-israelí. El primero caracterizado como
víctima, un pueblo oprimido y desposeído, romantizando su gobierno en manos de
organizaciones terroristas como Hamás, mientras que Israel es caracterizado
como victimario, Estado opresor y colonialista, demonizándolo, incluyendo su
plena democracia, única en la región. Luego, toda crítica al terrorismo y sus
crímenes de lesa humanidad contra Israel, judíos o cualquier víctima
relacionada, es censurada o etiquetada como islamofobia o anti-palestina,
cumpliendo así con la supresión de la disidencia incluso dentro de sus propios
espacios considerados “seguros” para las minorías oprimidas.
Dicho criterio fue
aplicado por algunas organizaciones internacionales y personalidades,
paradójicamente defensoras de los DDHH, al haber invisibilizado, negado o bien
justificado los asesinatos, las mujeres violadas, los bebes cremados en hornos
de microondas o decapitados con palas más los rehenes civiles secuestrados por
la invasión de Hamás al territorio israelí, el 7 de octubre de 2023. Todo ello
considerándolo consecuencia natural de una supuesta opresión del pueblo
palestino por otro supuesto y más cruel imperialismo sionista opresor.
Este silenciamiento y eliminación de
toda disidencia también es aplicada internamente tal como el caso de Kathleen
Stock, cancelada debido a sus opiniones sobre la identidad de género,
contrarias a la predominante, a pesar de ser una defensora de los derechos
LGBTQ+; y Bret Weinstein, defendiendo la libertad de expresión, fue objeto de
amenazas, acoso y ostracismo después de expresar objeciones a un evento
universitario llamado “Día sin Blancos”.
Esta lógica
interseccionista woke promueve la solidaridad global entre supuestos grupos
oprimidos en todo el mundo, y por ello en el conflicto palestino-israelí, se
llama a la solidaridad con Palestina como parte de una lucha más amplia contra
un igualmente supuesto colonialismo, racismo y la ocupación. Tal como demuestra
David Hirsh, ciertos sectores de la izquierda política han adoptado estos
movimientos compartiendo la exacerbación de viejos tropos antisemitas para
criticar a Israel. Desde ya, incluyendo campañas de boicot, desinversión y
sanciones dirigidas contra Israel como forma de presión política, y las
recientes tomas de las más elitistas universidades estadounidenses a manos de
violentas turbas estudiantiles interseccionsitas woke, perpetrando graves
episodios antisemitas contra alumnos y profesores judíos.
Dichos
estudiantes-activistas por la diversidad, igualdad e inclusión, pertenecientes
a algunas de las más exclusivas universidades del mundo, no habiendo promovido
ningún sistema para el acceso de quienes no pueden pagarlas, llamaron
públicamente a matar sionistas o judíos coreando frases en favor del terrorismo
islámico, bajo la justificación que matar a alguien en ciertos escenarios es
necesario y mejor para el mundo en general, ejemplificándolo con Hitler.
Todo ello apoyado por acción u
omisión desde algunas autoridades universitarias, convencidas que Israel y los
judíos son opresores “blancos” a los que hay que resistir, permitiéndose el
antisemitismo. Tal como las presidentes de las Universidades de Harvard,
Pensilvania y el MIT, Claudine Gay, Liz Magill y Sally Kornbluth, quienes
testificaron que el llamamiento a cometer genocidio contra los judíos más su
glorificación, proliferado por estos estudiantes-activistas en los campus, no
viola el código de conducta y no es acoso antisemita, sino únicamente en la
medida que sea implementado. Magill renunció y Gay fue forzada a dimitir, no
porque permitió el antisemitismo sino por plagio en sus investigaciones”.
Lo leo y lo releo y
cada vez me parece más acertado.
Mientras tanto
continuaba nuestra vida “normal”.
De lunes a viernes
mis novias se iban temprano a trabajar después del desayuno que preparábamos
las tres por turnos semanales. Ellas regresaban a la tarde y yo las esperaba
con mate y bizcochos. Al mismo tiempo me había abocado a escribir por lo que me
llevaba tiempo investigar todo lo relacionado con la ¿cultura? Woke. A veces terminaba
algún cuadrito y lo llevaba a lo de mi marchand o pasaba por las oficinas de las
arquitectas para ver como marchaba su proyecto de nuevo hogar.
Las relaciones
sexuales cruzadas continuaron, intercambiándonos parejas, aunque las noches
eran para mis novias y yo. Pero debo reconocer que la pasaba muy bien con
Esther o Silvia cuando caían de “visita” por casa.
Los fines de semana
se dividían en sábados donde era costumbre la reunión de la “comunidad
ampliada” en nuestro edificio. Reunión que culminaba en cena ya fuera preparada
por nosotras, de delivery o en Kitty´s. La sobremesa era solo de conversación.
No había intención de repetir orgias grupales y muchas veces las arquitectas se
quedaban a dormir.
Y los domingos eran
de asado y futbol. Nuestro “equipo” solía tener algún desafío de otras chicas
de equipos improvisados o de las jugadoras del club vecino. Con las primeras
solíamos salir victoriosas, con las segundas perdíamos estrepitosamente. Pero
la cuestión era divertirnos y pasarla bien.
El señor Yamura y sus
esposa eran espectadores infaltables de estos partidos que también eran muy
divertidos para ellos.
-Jamás hubiera creído
que iba a ver a mi hija jugar futbol- Me dijo en una ocasión.
La siguiente costumbre
que se agregó al calendario de actividades fue que Marga, la propia Keiko,
Esther y Silvia comenzaron a tomar clases de iaido con el padre de Keiko. Yo
aprovechaba también ese momento para practicar. De modo que nos reuníamos las
cinco y el anfitrión y maestro en el jardín para revolear katanas por el aire.
Y resultó que todas aprendieron realmente rápido. O eran buenas alumnas o el
señor Yamura es muy buen sensei. Creo que es esto último.
Tanto fue el
entusiasmo por el uso de las espadas japonesas que Silvia y Esther se compraron
las suyas por Internet. A mis novias se las prestaba yo de mi colección.
Mientras tanto mi
editor me llamaba a cada rato para saber cómo avanzaba el libro.
Capítulo 5
Tampoco me faltaron
detractores. Imbéciles sin cerebro como todos los que son cooptados por ideologías
fascistas.
En realidad resulta
fácil contestarle a idiotas útiles que no tienen ni la más idea propia ni son
capaces de razonar más allá de sus consignas. Pero así como resulta fácil
encontrar argumentos lógicos y valederos también es cierto que jamás van a
admitir nada de lo que escuchen por la sencilla razón de que tienen el cerebro
quemado. Por lo tanto es inútil tener algún tipo de trato o intercambio de
palabras con ellos. Así que me dediqué a ignorarlos y eso, creo, fue lo que más
los desconcertó.
La frase que aclaró
todo este tipo de razonamiento la pronuncié en una radio de Sudacalandia cuando
me preguntaron sobre las expresiones de una femini-facistoide que anduvo
hablando pavadas de mi por ahí.
-No pierdo el tiempo
respondiendo a idiotas-
Y asunto zanjado.
Claro que otras
descerebradas como esa siguieron atacándome pero, pronto, sus gritos quedaron
en el olvido del público que tiene otros temas más importantes de que ocuparse,
como comer todos los días. Y así, como paso la noticia de la desaparición del
chico Loan, del mamarracho de la inauguración de los juegos olímpicos, del
fraude de Maduro en Venezuela y así como pasaran las novedades de la conducta
del impresentable que gobernó Sudacalandia por cuatro años y otros temas, esta
polémica también se agotará, aunque yo venderé muchos libros y me llenare los
bolsillos con el plus de haberle pateado el hígado a unos “cuantes” ja, ja.
Mientras tanto, Marga
y Keiko me insistieron en que viera la ceremonia de cierre de los Juegos
Olímpicos. No tenía intenciones de hacerlo después del lamentable espectáculo
de la inauguración, pero me ganó la curiosidad. Podría decir que perdí el
tiempo pero, como de todas maneras, soy una persona que alimenta su curiosidad
hasta con las cosas que detesta, la vi completa.
Otro desastre. Esa
escenificación del Ángel Caído, o sea Lucifer, dominando a un grupo de personas
sin rostro, ni sexo , ni identidad, parecía presagiar el futuro del mundo y la
agenda 2030. Realmente espantoso. Una ceremonia oscura, densa, casi satánica.
No agregó nada, o si, a mi visión de un mundo que marcha hacia la estupidez
colectiva. Odio todo esto.
Cuando hube juntado
todo el material que deseaba me puse realmente a escribir. Los dedos fluían
rápidamente por el teclado no solo movidos por que lo que quería expresar
estaba claro en mi mente sino porque había algo de bronca en mi cabeza que me
aceleraba las manos.
No solo mi editor
estaba ansioso, en Japón esperaban el texto desesperadamente, en Europa lo
pedían a gritos. Bueno…no toda Europa, algunos rojitos hubieran dado la vida
por tener el libro en una pira y quemarlo como hicieron los nazis. Pero la
mayor sorpresa la recibí de un editor al que nunca antes había tratado y que tenía
su negocio en Shanghái, China, por si no lo saben.
Era la primera vez
que me conectaba alguien del gigante asiático. El hombre, en un mail escrito
muy correctamente me contaba que conocía todos mis libros. Que quería hacer
tratos comerciales conmigo y que estaba enterado el revuelo que estaba
provocando con mi nuevo libro, aun en el útero, diría yo. No quise tener un contacto
directo y le pedí que se conectara con mi editor. Al otro día me llamó mi
editor. Estaba exultante. Ya había calculado la enorme cantidad de libros que
podía vender, pues incluso estaban interesados en editar mis obras anteriores.
“Bussines are
bussines” Pensé, pero le pedí que fuera cuidadoso y que antes se conectara con
nuestro editor en Japón. Sé que todavía hay resquemores entre ambos países y no
tenía ganas de provocar un nuevo conflicto internacional.
La reacción de los
chinos no me sorprendió, ya sabía que ellos se burlan de la cultura woke pues
no necesitan de ella para poner al hombre y a la mujer en un pie de igualdad,
respetando sus condiciones y diferencias biológicas, claro está.
“De manera que ahora
tengo el apoyo de mil cuatrocientos millones de personas de este mundo” Pensé.
“Que vengan ahora a quererme cancelar los idiota woke”
Además de mi
actividad intelectual tuve, un día, que acompañar a Silvia a elegir muebles
para la nueva casa que tendría con Esther.
-¿Tan temprano
quieren elegir muebles si recién están en los cimientos?- Le pregunté.
-Si, Esty y yo nos
pusimos de acuerdo en elegir por separado para ver si coincidíamos en gusto y
además, tenerlos señados para que no aumente el precio-
-Te recuerdo,
querida, que estamos en Uruguay y no en Sudacalandia-
Pero no era ese el
tema, lo que quería Silvia era salir a pasear conmigo, tomar algo y charlar.
Algo así como una cita. Al parecer esa era su fantasía. Y yo, que tantas veces,
en nuestros dieciocho añitos, había tenido un deseo similar estuve de acuerdo.
Aunque, movida por la
curiosidad le pregunté.
-Ahora viven en un
departamento prestado por el señor Nogueira pero antes, en Montevideo no vivían
en una casa propia?-
-No, era un
departamento, grande y hermoso, pero es de Esty y todo lo que hay allí también.
Yo solo lleve unas pocas cosas mías, de manera que decidimos que en nuestra
vivienda definitiva tendríamos todo elegido a medias-
-Comprendo-
Y caminamos por el
centro de Punta del Este eligiendo muebles. Silvia les pedía a los vendedores
precio y poder sacar fotos. De esa manera compararían gustos con Esther.
Ambas íbamos del
brazo sin preocuparnos por nada ni por nadie. En la esquina de Las Gaviotas y
Gorlero nos encontramos de pronto con Marga y Esther. Debo confesar que la
situación me causó mucha gracia en un primer momento y mientras todavía nos estábamos
saludando dije.
-¡Che! ¡Dejaron
afuera a Keiko!-
-La fuimos a buscar
pero estaba en una reunión con proveedores y no podía venir- Respondió Esther.
-¿Con proveedores? ¿Algún
problema?- Preguntó Silvia.
-No. Según nos contó
tiene que encarar una gran producción y les estaba exigiendo cumplimiento-
Terminamos las cuatro
tomando un café en el Burger King de Gorlero y Los Muergos. Luego las arquitectas
y Marga se fueron a su oficina y yo regresé en taxi a nuestro edificio.
-¿Me perdí de mucho?-
Me preguntó Keiko cuando llegó de su empresa y mientras se ponía cómoda para
tomar mate.
-Solo de una salida a
elegir muebles porque las dulces tortolitas ya quieren amueblar su casita antes
de tiempo- Le respondí.
-¡Ah, eso! Yo creí
que íbamos a tener sexo-
Nos reímos. Nos
abrazamos y nos besamos apasionadamente. Nunca había dejado de tener muestras
de cariño hacia mi dulce japonesita pero en esta ocasión sentí que necesitaba
apretarla más a mí.
-Te amo, loca- Le
dije.
-Yo también, mami-
Respondió.
Capitulo Seis
Yo permanecía sentada
en el gran sillón de mi living. Keiko se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en
mi pecho. Comencé a juguetear con mis dedos en su cabello como solía hacerlo
cuando éramos las dos solas. Permanecimos en silencio. Solo se oía el murmullo
de las olas en la playa cercana.
De pronto Keiko se
bajó del sillón y se arrodilló delante de mí hundiendo su cara entre mis
piernas, besándomelas apasionadamente, favorecida por el hecho de que yo estaba
con un pantalón cortísimo.
-Te amo, mamá- Dijo
casi en un susurro.
Me sorprendí, nunca
me había dicho mamá o cosa similar desde que nos conocimos y ahora lo decía dos
veces en cinco minutos.
-Yo también, hija-
Respondí.
Ella sonrió con esa
sonrisa tan dulce y angelical que tiene. Volví a verla como era cuando la
conocí, tímida, casi se diría, sumisa. Ella seguía besándome las piernas y no
podía detenerla, hasta que la levanté de los brazos y quedó arrodillada, con
las piernas abiertas, pero sobre el sillón y sentada sobre mi regazo. La abracé
fuertemente y comenzamos un largo, largo, beso entrelazando nuestras lenguas.
Me parecía volver a viejos tiempos. Me sentía feliz.
En eso se escuchó la
puerta que daba al garaje y los pasos inconfundibles de Marga subiendo por la
escalera
-¿Dónde están?- Gritó
justo cuando pasaba por mi piso.
-Acá, ruidosa-
Contesté
Ella entró a mi
living y nos encontró a Keiko y a mí en la misma posición en la que habíamos
quedado. Dejó su bolso sobre otro sillón y se sentó al lado nuestro a mirarnos.
-Vaya, hacía tiempo
que no veía tanto amor- Exclamó.
Se levantó y manifestó
-Me voy a duchar, ya
vengo, no se enfríen-
Keiko y yo seguimos con
los besos. Cuando regresó Marga estaba vestida con una de las combinaciones de
mi abuela. Y como si se hubieran puesto de acuerdo mis dos novias se acostaron
a lo largo del sillón, una para cada lado y con sus cabezas juntas apoyadas en
mi regazo. Se besaron en la boca y luego, agachándome como podía las besé a ambas.
-Creo que encontré la
felicidad- Dijo Marga.
-Yo también- Aseguró
Keiko.
Las miré. Estaban
bellísimas. En ese momento sentí que realmente la vida vale la pena. No
estábamos jugando orgias bacanales o teniendo sexo como poseídas. Ahí estábamos
las tres, unidas en comunión, en silencio, con la luz tenue de las lámparas de
pie. Lejos del mundo y de la estupidez humana.
El tiempo pasó y la
hora del tradicional mate también. Nos habíamos quedado juntas, en silencio. Un
silencio mágico. Las tres permanecíamos abrazadas. De vez en cuando nos
besábamos o nos acariciábamos las caras como si nos estuviéramos descubriendo.
Afuera el sol se
escondió tras el horizonte y nos dimos cuenta de la hora. Nos levantamos elongando
como gatos felices. Fui a la cocina e hice cafés para reemplazar el mate pues,
de todas maneras, ya se acercaba el momento de cenar.
Volvimos a cocinar
las tres juntas, después de mucho tiempo de no hacerlo. Preparamos una tarta y
cada una se encargó de un ingrediente del relleno. Con un vaso de vino en la mano
nos quedamos esperando la cocción de los alimentos y cada tanto seguíamos besándonos.
Después de la cena hubo una larga sobremesa con música de fondo, conversación, algunos
pasos de baile, besos, caricias y mucha risa. Teníamos ganas de reír. Teníamos
ganas de las tres, de ser una sola con tres cabezas, seis brazos, seis piernas
y tres pares de hermosas tetas para lamer.
Fue como un reencuentro.
Los últimos tiempos nos llevaron por montones de aventuras que nos hicieron
perder horas de júbilo como estas que estábamos viviendo.
Era inevitable que
termináramos en la cama. Totalmente desnudas, recorriendo nuestros cuerpos con
las lenguas al unísono, una contra otra. Mas besos, más dedos juguetones, más
orgasmos, más de ese delicioso sabor del squirting femenino. Mas felicidad.
De a poco fuimos
sintiendo ese delicioso estado de somnolencia que te invade y te relaja. Nos
quedamos dormidas, desnudas, solo cubiertas por un edredón, liviano pero
calentito y abrazadas entrecruzando piernas y brazos.
De vez en cuando me despertaba
y sentía cerca de mi cara el suave respirar de Marga que estaba a mi frente.
Por detrás, haciéndome cucharita, Keiko se había aferrado a mi cuerpo con todas
sus fuerzas. Todo estaba oscuro. En ese momento rogaba que aquello no terminara
nunca.
“Quisiera morir así”
Pensaba. Y me acomodaba. Tomaba los brazos de Keiko que me rodeaban, me los
ajustaba a la cintura y volvía a dormirme.
Al fin me desperté
cuando la luz del sol se colaba por entre los pliegues de las cortinas. Marga
ya no estaba en la cama. Keiko seguía abrazándome como si en ello le fuera la
vida. Como pude me di vuelta y la bese en la boca con lo que logré despertarla.
-Me voy a levantar.
Supongo que Marga está preparando el desayuno y le voy a ayudar- Le dije a mi
japonesita.
-Ahí voy yo también-
Dijo ella aun medio dormida.
Me puse el corpiño y
la tanga. Los encontré tirados sobre uno de los sillones del dormitorio y como
vi también la ropa interior de Keiko se la deje a su lado.
Como me imaginaba
Marga estaba en la cocina trabajando. La abracé de atrás y le besé el cuello.
-¿Por qué no me
despertaste para colaborar?-
-Dejá de joder.
Siempre lo hiciste vos. Quedamos que una semana cada una lo hacía y creo que
todavía no nos organizamos. Sentate ahí y descansá- Me dijo.
Keiko llegó a la
cocina solo cubierta por su tanguita y un camisón transparente. Nos besó a las
dos y sin decir nada sacó las galletas del frasco y se puso a colocarles dulce
y manteca, luego las distribuyó ordenadamente en una bandeja y la llevó a la
isla (El mueble, aclaro). Marga llevó las tazas, la cafetera y una caja con alfajores
Havanna que alguien nos regaló. Yo me ocupé del edulcorante y el azúcar.
Nos sentamos a
desayunar. Continuábamos con las caricias y los besos. En verdad seguíamos
cachondas pero mis novias debían ir a trabajar. Y eso hicieron. Mientras yo me
dedicaba a lavar y ordenar, ellas se vistieron y se marcharon a su respectivos
trabajos.
-Nos vemos a la
tarde- Dijo Keiko, mientras se iba y ponía cara de lujuria.
Cuando me quedé sola
retomé mi trabajo. Ya casi tenía terminado el libro y solo me quedaban algunas
correcciones. Mi editor me llamó para confirmarme el gran negocio con China,
además de dejarme tranquila en cuanto a los japoneses, pues estos, ya habían
copado el mercado en Corea del Sur, Tailandia y Viet Nam y estaban satisfechos
con los resultados. Todos mis libros habían sido traducidos a las lenguas
locales y se estaban vendiendo como pan caliente.
En el Castillo del
Alquimista ya estaban preparando todo para la presentación a pesar de que no
sabíamos todavía la fecha. Nunca creí que un libro mío generaría tanta
expectativa.
Capitulo Siete
Estaba intrigada
acerca de cómo había comenzado el súbito interés en China por mis libros y se
lo pregunté a mi editor que finalmente me contestó que no lo sabía a ciencia
cierta.
Por lo tanto estimé
que era hora de conectarme con el editor en Shanghái, el señor Shi Ning, sobre
todo porque mi editor me confirmó que hablaba muy bien el español.
Le envié un mail, invitándolo
a comunicarnos por Zoom, por supuesto que sin apuro y cuando tuviera el tiempo suficiente.
Esto último lo manifesté porque si algo aprendí de los orientales es que suelen
ser de tomarse su tiempo para pensar.
Pero el señor Shi
Ning no se tomó demasiado tiempo. Me envió una respuesta solo una hora después
y se manifestó de acuerdo en que tuviéramos esa charla esa misma noche, hora
nuestra.
Nos conectamos a la
hora convenida. Como en casa ya era momento de la sobremesa, Marga y Keiko se
quedaron del otro lado de la computadora en perfecto silencio.
Después de todos los saludos
protocolares el señor Ning me informó que ya había estado haciendo tratos con mi
editor y me preguntó si yo estaba de acuerdo. ¡Y como no había de estarlo! Si
las predicciones de este buen señor eran correctas y se vendían varios millones
de libros, como lo afirmaba, mis regalías aumentarían vertiginosamente, pero tenía
mis dudas.
-¿Realizaron un
estudio de mercadeo para saber si pueden vender tantos libros como me dice
usted?- Le pregunté.
-Hemos hecho
encuestas y le puedo asegurar que entre las personas jóvenes, en las
universidades, usted es muy conocida y hasta se discuten sus ideas en los
claustros-
“A la mierda” Pensé y
casi me arrancan una sonrisa las caras de estupor que pusieron mis novias al oír
semejante declaración.
-Supongo que no harán
preguntas en el Gao Kao sobre mi obra- Dijo, por hacer un chiste.
-Si, algo hubo en el
de este año sobre una lista de libros- Me contestó sin saber mucho más.
-Me deja anonadada-
Respondí.
-Me imagino. Si ni
siquiera usted sabía acerca de cómo trascendió entre el estudiantado-
-Lo que quisiera
saber es como comenzó la ola- Le interrogué.
-Con la llegada de un
contingente de estudiantes que pasaron su viaje de fin de curso en Europa. Un
gran número de ellos trajo al menos dos o tres libros, en ingles algunos en
francés otros y comenzaron a prestárselos a otros estudiantes y de pronto, un día,
llegó uno de mis asistentes y me cuenta el fenómeno, trayéndome además uno de
ellos, el de su historia ayudando a dos jovencitas hermanastras a confesarse su
amor. Me pareció fascinante y organizamos inmediatamente una encuesta. Así
supimos cuan popular es-
-Me parece increíble-
-Son sorpresas que da
la vida. Y como en la encuesta preguntábamos si tenían interés en conocer toda
su obra en nuestro propio idioma, el 97% contestó que sí. Por eso la
contactamos, y ya tenemos con su editor un acuerdo sobre diez de sus libros
para ser editados aquí, me temo que va a tener que agregar otra escala cuando
venga a Oriente, y le cuento que hay mucha expectativa por el libro que está
escribiendo-
-Eso puedo
imaginarlo. Me están atosigando de varios sitios-
-Lo que me lleva a
otra pregunta. ¿Cuándo cree que podrá presentar oficialmente su obra?-
-Se lo va a tener que
preguntar a mi editor. Depende de él-
-Bien, haremos algo.
En cuanto tenga la fecha en que usted presente el libro, deduzco que en Montevideo
yo iré a visitarla, presenciar la ceremonia y hacerle un reportaje para la
televisión de Shanghái, siempre y cuando usted esté de acuerdo-
-Bien, usted es el que
tiene que viajar-
-Entonces estamos de
acuerdo. No será nada invasivo. Solo iré con mi esposa que es productora y
periodista, de manera que ella se encargara de la nota-
Después de los
saludos formales cortamos la comunicación.
-No puedo creerlo-
Dijo Marga.
-¿Así que también vas
a invadir China?- Manifestó Keiko.
-¡El lejano Oriente
ya es mío!- Respondí levantando un brazo en señal de triunfo.
Cuando mi editor se
enteró de la conversación decidió acelerar aún más la publicación. Y de paso,
les avisó a los dueños del Castillo del Alquimista que vayan dejando fechas
libres porque en cualquier momento íbamos por ahí.
Y, por supuesto, me
llegó el esperado llamado de Japón. El solcito Yuzu me envió un mensaje preguntándome
si tenía tiempo para una llamada. Tan educada ella. Le contesté afirmativamente
y nos conectamos.
Después de los saludos
y de informarnos de nuestras respectivas vidas pasamos al tema central.
-Akiyama-san ya está
por comenzar a editar el libro. Hizo un estudio de mercado y es increíble la recepción
que ha tenido. Le podría asegurar que mucho más allá de los libros anteriores-
-Me alegra oír eso,
significa más dólares en mi cuenta-
-Ja, ja, pero si la conozco
bien Alexia-san imagino que también está contenta por la difusión de la lucha
contra el mundo woke-
-Me conoces bien.
Pero ocurre que también debo combinar un viaje con un editor en Shanghái-
-Si, lo sabemos. El
hombre está realmente entusiasmado y cree que puede vender muchísimos libros
suyos en China-
-Me ha dicho que
quiere observar el fenómeno de cerca…ja, ja. O sea va a venir a visitarme y ver
la presentación en Montevideo-
-Entonces, de veras está
entusiasmado-
-Así, parece, pero tu
patrón al parecer dijo que mis libros se están vendiendo en otros países de la
zona-
-Exacto, y cada vez
más-
-Bien, te diré que
haremos. Supongo que en un par de días sabré cuando se presenta el libro aquí,
en casa, luego te aviso cuando voy por allá-
-De acuerdo. La vamos
a esperar impacientes-
Y así fue que la
maquinaria, lentamente, comenzó a moverse. Mi editor me confirmó el día de la
presentación en el Castillo, de inmediato avisé al señor Shi Ning que prometió
estar en Montevideo con su esposa. Le dije entonces que estaba invitado a nuestro
edificio y se mostró contento por ello. De paso, arreglamos cuando iría a
China.
Luego llamé a Yuzu y combinamos
fechas. Todo marchaba sobre rieles.
Silvia y Esther
avisaron que irían a la presentación. También el señor Nogueira y su esposa, mi
fan número uno. En Sudacalandia ya se había corrido la voz y también estaban
expectantes. Lo repito: Nunca antes había concitado tanto interés una presentación
de un libro mío.
Capitulo Ocho
Y llegó el día de la presentación. Como de
costumbre viajamos a Montevideo, mis novias y yo en Taxi Aéreo, pero con el
agregado de Silvia y Esther. Nos alojamos las cinco en el Punta Trouville donde
ya nos tenían reservada la suite “presidencial”. Antes de la hora salimos a dar
una vuelta por la ciudad solo para mirar vidrieras, por pura curiosidad.
Estaba en ese paseo
cuando recibí un Whats App del editor chino. Ya estaba en la capital de Uruguay
y alojado, no casualmente, en el mismo hotel que nosotras. Dato que consiguió
con nuestro editor que, dicho sea de paso, también estaba en viaje hacia el
sitio del evento.
Cuando regresamos al
hotel, pude ver en el lobby que nos estaban esperando. Era evidente, quien otro
que el señor Ning y su esposa, bellísima por cierto, podían ser los únicos
chinos sentados en sendos sillones de la recepción. Caminamos hacia ellos y me
detuve ante el editor, hice una pequeña reverencia. Él se puso de pie
rápidamente y su esposa también. Todos nos saludamos, hice las presentaciones
de mis novias y amigas y luego nos acomodamos en otros sillones en el amplio
bar.
-Supongo que estando
a pocas horas de la presentación pretende descansar, por eso no quiero
molestarla ahora para un reportaje. Dígame usted cuándo podremos hacerlo-
-Ya le dije que
estaba usted invitado al edificio que comparto con mis novias, en Punta del
Este. Es aquí, a solo quince minutos de avión. Yo vuelo mucho con una empresa
de aerotaxi y por lo tanto me brindan servicio especial. Podemos arreglar para
que mañana pasen un día en mi casa y podremos conversar tranquilos, si no están
apurados por irse-
-Apurados no, pero
siempre tenemos algo para hacer en Shanghái. Vamos a hacer lo siguiente, esta
noche haremos notas en la presentación, ver la reacción de la gente, conversar
con el público. Participar un poco de su mundo y mañana volaremos a…-
-Punta del Este. Yo
me voy a ocupar de sus traslados, tanto por tierra como por aire-
-Excelente- Dijo la
señora Ning. Nunca hice una nota donde el entrevistado se ocupe de tantos detalles-
-Una sola pregunta,
al margen, tal vez mi esposa se la haga en la nota pero…¿Qué repercusión cree
que tendrá su libro, siendo tan polémico como es?-
-Espero que mucha. Creo
que hay mucha gente que está comenzando a ser consciente de lo que significa el
movimiento Woke y sus aristas negativas-
-Es cierto, en China
no necesitamos el movimiento woke para respetar las diversidades y sobre todo a
las mujeres- Dijo el señor Ning.
-Hay algo más que
quisiera preguntarle ahora, después volveré a preguntarle en la entrevista,
pero ¿Ustedes escalaron el Monte Huachan?- Dijo la señora Ning señalándonos a
mis novias y a mí.
-Así es- Respondí.
-Tienen mi más
sincera admiración- Agregó la señora.
Debo decir que la
esposa del señor Ning era una de esas esbeltas y longilíneas mujeres chinas de
rostro hermosísimo y notoria elegancia.
Acercándose la hora
de la presentación nos despedimos del matrimonio Ning y subimos a nuestra
suite. Allí nos cambiamos de ropa, las cinco, y nos preparamos para bajar
nuevamente al lobby e ir hasta el Castillo. Mis novias y yo vestimos pantalones
super ajustados de jean de color celeste, yo tenía un pulóver de angora blanco,
Keiko un pulóver con cuello en V color negro y Marga una blusa de mangas largas
roja brillante. Silvia y Esther se pusieron pantalones tipo jean pero de cuero engomado,
también adheridos al cuerpo. Esther llevaba una polera blanca y Silvia, para
variar, una de color negro. Todas, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo,
calzamos botas cortas con algo de taco, todas negras.
Llegado el momento
bajamos a la recepción y salimos a la calle. En la vereda estaba el matrimonio
Ning filmando los alrededores con sus celulares. Fuimos juntos hasta la puerta
del Castillo que, como ya lo describí en una ocasión, esta solo a media cuadra
de distancia.
Cuando me acerqué a
la puerta del sitio Marga me señaló un grupo de mujeres con pancartas y
gritándome “fascista”.
-Son solo diez, estas
perdiendo popularidad- Dijo Marga riendo.
Me detuve en la
escalinata de entrada y las miré. Ellas seguían gritando otras cosas que no entendía
pero alrededor había bastante público que se mantuvo expectante y en silencio, más
aún cuando vieron que yo bajaba hacia donde estaban las feminazis. Mis novias y
amigas me acompañaron detrás de mí. El matrimonio Ning estaba grabando todo
según pude observar con el rabillo del ojo.
Me planté delante de
la que parecía la líder y dije.
-Bueno, chicas, ya
terminaron con sus grititos histéricos, es hora que se vayan a casa-
Sabía que eso las iba
a poner peor, pero la líder y solo una más siguieron insultándome. Las otras retrocedieron
un paso, lo que aproveché para acercarme más y siguieron retrocediendo. Excepto
la líder y su chupamedia.
-Querida, yo no te
puedo dar lo que necesitas. A vos te hace falta una buena pieza entre tus
piernas. Eso te va a calmar la histeria- Les dije.
-A vos también te
falta- Me respondió la chupamedia.
-Si, pero por
elección, no porque los hombres me huyen como a ustedes, por desarrapadas, feas
y locas-
El aplauso de todo el
público presente cerró el espectáculo. Al ver la reacción general se marcharon
sin decir nada. Entonces entré al Castillo, siempre seguida de mis incondicionales.
La señora que siempre nos recibe y nos guía hasta el Salón principal se
adelantó hacia mí y dijo.
-Vamos, que su público
la espera-
-Disculpe el
espectáculo de la puerta- Le manifesté.
-No importa, es
publicidad- Respondió con una sonrisa.
En ese momento se
acercó el señor Nogueira y su esposa que me regaló un ramo de flores.
-Tiene usted una
notable guardia de corps- Dijo Nogueira señalando a mis novias y amigas.
-Gracias, y en parte
usted también tiene que ver con esto- Agregué tomando del brazo a Esther.
Se podría decir que
se me está haciendo costumbre entrar en el salón lleno de gente, pero no es
así. Cada vez me siento como en la primera. Y el aplauso que me prodigaron fue
tan efusivo que, cada vez creo que es mayor que el anterior. Pero en esta
ocasión no solo sentí la presencia del público como un hecho puramente
literario sino que además parecía un mitin político. Y debo confesar que me
gustaba la sensación pues el libro que iba a presentar no era un novela, ni un
tratado, ni siquiera aquel escrito contra el feminismos radical. Era
decididamente un panfleto anti woke en una lucha en la que me había
comprometido.
Estuve varios minutos
saludando mientras el aplauso no cesaba. El director del Castillo y mi editor se
acercaron a mí y me levantaron las manos como a un boxeador ganador. Finalmente
se pidió silencio para comenzar el acto. El público, que me había recibido de
pie, se sentó y comenzó el espectáculo.
Como inicio me
entregaron otro ramo de flores, ya imaginaba de quien era.
Capitulo Nueve
El director del
Castillo y mi editor hicieron una formal presentación de mí y de mi libro. Nada
que movilizara al público. La gente estaba esperado que hablase yo y cuando me
paré tras el atril y acomodé los micrófonos como lo hacía la reina polenta (Léase
Cristina Kirchner) surgió un espontaneo aplauso.
-En Irán, país donde
se lapida a las mujeres por trasgresiones ridículas o se condena a muerte o
cadena perpetua a los homosexuales nunca hemos visto a ningún militante woke manifestando
contra las políticas religiosa musulmanas. Claro, nadie les va a pedir que se
suiciden. Y si no quieren arriesgar el pellejo por su “causa” es su problema de
conciencia. Si mientras tanto se dedicaran a vivir su vida sin joder a los
demás, también está bien. Pero el problema es que te ponen a un hombre casi
desnudo, pintado de azul, en un trasmisión en cadena por casi todo el mundo
donde lo ven personas de todas las edades y además del hecho de que lo quieren
convertir en una performance artística, de muy mal gusto por cierto, habla a
las claras de que los woke solo hacen “pata ancha” donde piensan que ciudadanos
de países occidentales pueden ser influidos como si tuvieran una ameba en el
cerebro. Están equivocados.
No puedes obligar a
nadie que piense lo que tú quieras. Salvo que tengas un poder policial o
militar suficiente como para matar, violar o encarcela y torturar personas.
Pero es en ese preciso momento en que entras en contradicción pues si defiendes
la libertad no puedes defender a los dictadores. ¿O estoy equivocada?
¿No son los
“progres”, esos que van de la mano de lo woke los que apoyan dictaduras feroces
como la de Maduro, la de Ortega, la de Diaz Canel, la de Putin, los grupos terroristas
musulmanes, y a los palestinos que creman niños en hornos microondas?
Parece una contradicción
pero es así. Y es así, no por cuestiones ideológicas, que, a primera vista
parecen opuestas, sino porque los une una sola idea: El pensamiento único. El
dominio de las mentes. Un líder populista domina a su pueblo hasta exprimirle
la sangre, un líder woke hasta exprimirle las ideas. ¡Es hora de la lucha!
Putin no se diferencia en nada con el gordo pintado de azul en la ceremonia de
apertura de los juegos olímpicos. Se complementan, uno ayuda al otro, uno
estupidiza a la gente, el otro te mata si te resistís.
La palabra libertad
ha sido bastante bastardeada en estos últimos tiempos y muchos se la han
apropiado. Recuerden, la libertad es nuestra, no nos la otorga generosamente un
dios o un político. Es nuestra. Nadie puede decirnos que hacer ni que pensar.
Somos dueños de nuestra sexualidad. Tenemos todo el derecho de hacer lo que queramos
con la persona acorde en nuestra cama y entre cuatro paredes.
¡Lo woke solo buscar
eliminar tu capacidad de reacción. No quiere despertarte. No quiere que pienses
diferente de lo que piensan ellos. Quieren adoctrinarte, quieren que seas ignorante
y maleable, y lo hacen desde que eres un niño. Así ya estas preparado para
seguir a un líder sin hacer objeciones!-
Mi voz iba en
aumento. Nunca antes había hecho una presentación de un libro mío con tanto
énfasis. Nunca antes había pronunciado un discurso casi de barricada, de
política. El público se enfervorizaba aún más y aplaudía en cada espacio que yo
les dejaba entre párrafo y párrafo.
-No quiero
convertirme en una profeta pero lo mío es un aviso. ¡Despierten! ¡Pero
despierten de verdad! ¡El futuro está en sus manos! ¡Necesitamos un mundo sin
terroristas religiosos o ideológicos, necesitamos un mundo sin dictadores,
necesitamos un mundo sin influencers, sin populistas, ni Agenda 2030!
¡Necesitamos un mundo en paz!
El aplauso final
parecía no terminar más.
Di un paso atrás y el
público se puso de pie mientras seguía aplaudiendo. Pedí silencio, cuando
cesaron de aplaudir dije:
-Ahora vayan a sus
casas, hayan comprado o no, el libro piensen lo que les dije. ¡Piensen!-
Di media vuelta y
bajé del escenario. Me acompañaban mi editor y el director del Castillo. Fuimos
a otra sala contigua donde firmaría ejemplares. “Tendría que haber hecho
ejercicios con el brazo” pensé viendo la cantidad de gente que compraba el
libro.
Estaba en esos menesteres
cuando se acercaron a mí el señor Ning y su esposa.
-Fascinante discurso.
¿Nunca se le ocurrió dedicarse a la política?- Me preguntó la mujer.
-No, sería traicionar
mi filosofía de vida- Respondí.
-Estamos asombrados.
El material que hemos filmado aquí es muy valioso sobre todos si se difunde en
los claustros escolares- Agregó el señor Ning.
Mientras ellos siguieron
filmando el acto de firma de ejemplares mis novias y mis amigas pasaron por la
mesa.
-Es impresionante.
Los tenes en un puño- Dijo Silvia.
Marga y Keiko se
sentaron a mi lado para ayudarme dándome los nombres para las dedicatorias pero
igualmente nos llevó bastante tiempo. Cuando ya quedaban unos cinco personas solamente,
mi editor se acercó a nosotras y nos avisó
-Cena en el Punta
Trouville, estarán los chinos, la familia Nogueira, el director del Castillo y
todas ustedes. Está todo arreglado-
Y como yo le había
encargado de que me organizara el viaje de los Ning también me confirmó hora de
vuelo para dos aparatos que nos esperarían en el Aeropuerto de Montevideo. A la
noche el nuestro y en la mañana el de los Ning. Le pedí que se lo confirmara al
matrimonio.
Terminada la
ceremonia de las firmas el salón quedó casi vacío. Y digo casi, porque me
estaban esperado varios reporteros venidos de Sudacalandia que se acercaron al
ver que ya estaba desocupada.
-¿Feliz con la
recepción de su libro?- Preguntó uno.
-Mucho. Creo que de
todos mis libros este es el que mejor me representa-
-¿Es algún tipo de
apoyo a la campaña anti woke del presidente Milei?-
-No sé de qué me
hablas. No creo que esté haciendo ninguna campaña y además me tiene totalmente
sin cuidado todo lo que hace- Respondí
-Es que planea que si
alguien quiere hacer películas woke o inclusivas se las tiene que autofinanciar
y no depender del INCAA-
-Bueno, eso está
bien. En Sudacalandia toda clase de empresarios y también artistas y creativos tomaron
como costumbre que el estado los mantenga y financie sus proyectos. Lo ideal sería
que si hay un ente que pueda hacer ese tipo de ayuda en cuanto al cine sea para
proyectos de calidad y no para los esperpentos que se han visto en los últimos
años. Películas que parecen haber sido filmadas con un celular, sin argumento,
sin ideas y lo que es peor, algunas sin realizarse a pesar de que sus productores
se embolsaron la ayuda estatal-
Después que terminé
la respuesta me di cuenta que había dicho Sudacalandia, pero era evidente que
ninguno lo registró. De todas maneras seria pasto para las fieras desdentadas
que me odian al otro lado del rio.
Dejé a los
periodistas y me junté con mi gente. Nos fuimos caminando hasta el hotel donde
nos recibió el dueño al que le regalé un ejemplar del libro. Pasamos al salón
comedor, listo para nosotros. Nos fuimos acomodando. Me senté y a cada uno de
mis lados se sentaron mis parejas y más allá, en ambos extremos, mis amigas.
Había comenzado otra
gran aventura.
Capitulo Diez
-Es muy probable que
a las autoridades de su país no le haga gracia parte de mi discurso- Dije al
señor Ning.
-¿Por qué?-
-Porque en mi lista
de dictadores mencioné algunos aliados estratégicos de su gobierno-
-Señora Montes, los
entes gubernamentales de revisión de textos no solo han permitido la difusión
de su libros en las aulas sino también que los han recomendado especialmente.
También conocen la tesitura de este libro y su temática. Créame que será bienvenida
a China. Nuestro gobierno separa muy bien los temas. La población es reacia la
cultura woke y el gobierno cree que es un mal ejemplo para la juventud. En
China cada uno es dueño de hacer lo que quiera con su sexualidad y en materia
de los derechos de las mujeres se ha avanzado mucho, lo que no quiere el
gobierno es una imposición occidental a nuestras costumbres ya sea que vengan
de gobiernos extranjeros o de la iglesia- Dijo el señor Ning y agregó – Además
usted va a ser recibida por el señor Luo Shugang en audiencia privada-
-¿Y quién es ese
señor?--
-El Ministro de
Cultura y Turismo. En realidad era una sorpresa, pero ante su duda no me queda más
que adelantarle la noticia-
-O sea , que cuando
vea a este señor tengo que poner cara de sorprendida-
-Ja, ja, me temo que
si-
-No se preocupe, no lo
voy a delatar- Respondí riendo.
De pronto una idea se
cruzó por mi mente y volví a dirigirme al señor Ning.
-Veamos, luchar
contra la cultura woke en su propio territorio le sirve a China, por eso apoyan
mi libro, el tema es que al mismo tiempo les convienes que los occidentales se
quemen el cerebro con toda esta basura y así, tenerlos “a punto” para cuando
quieran cocinarlos-
-Usted es mucho más
inteligente de lo que me imaginaba. Ha razonado algo que nadie ve y no le voy a
negar que es así-
-Pero supongamos que
me convierta en una líder de masas que convenza a Occidente de eliminar la
cultura woke. ¿No sería una actitud opuesta a su gobierno?-
-Sigue sorprendiéndome.
Es cierto, en parte. Lo único que quiere nuestro gobierno es que nuestros
propios jóvenes no se contaminen, el resto no les importa-
-Claro, porque después
de todo China gobernará el mundo. O sea, la opción es Agenda 2030 o
“comu-capitalismo” chino-
-Creo que esas serían
las opciones, Soros o Xi Jinping-
-Estoy viendo el
futuro y no sé si me gusta, le voy a ser sincera, ninguna de las opciones me agradan,
ni estas ni ningunas otras que sueñen con un poder mundial como en una película
de ciencia ficción distopica-
-Pero seguirá
luchando contra la cultura woke-
-Si eso le preocupa,
sí. Por qué contra lo que lucho realmente es contra la estupidez humana-
Después de esta
reveladora conversación me dediqué a comer y disfrutar de la velada. A su
término subimos a nuestra habitación. Luego dejamos el hotel y nos encaminamos
al aeropuerto. Allí estaba esperándonos nuestro avión.
Era bastante avanzada
la noche cuando llegamos a nuestro edificio. Silvia y Esther se quedaron con
nosotras para no tener que seguir manejando hasta su alojamiento. Nos gratificamos
tomando wiski hasta que no dimos más de sueño y nos fuimos a dormir. A las
arquitectas las deje que ocupen mi cama. Mis novias y yo nos acostamos en la de
Keiko.
A la mañana siguiente
la japonesita y yo nos levantamos a preparar el desayuno. Al rato se acoplaron
Silvia, Esther y Marga. Estábamos terminando cuando llegó el remise trayendo al
matrimonio Ning desde el aeropuerto del Carmen.
En cuanto entraron al
edificio quedaron fascinados. Hubo que explicarles como vivimos y se sorprendieron
de encontrar también allí a las arquitectas por que creyeron en un principio
que ellas también vivían con nosotras, detalle que también debió ser explicado.
Como estábamos en
sábado, todas se quedaron en casa para pasar el día. De modo que anduvieron
rondando por aquí y por allá mientras la señora Ning me hacía la nota
periodística. Para ello los invité a mi living, nos acomodamos en los grades
sillones que poseo y gracias a que mis amigas y novias les trajeron café y
masas finas, comimos algo al mismo tiempo que conversábamos.
El intercambio de
preguntas y respuestas fue claro y ameno. Era evidente que los Ning tenían muy
claro su negocio y estaban dispuestos a realizar una gran propaganda sobre mis
libros pues, en su optimismo, hablaban de millones de ejemplares. Me mostraron
varias páginas de periódicos culturales y de páginas de Internet donde se
hablaba de mí como un fenómeno editorial.
-Su fama se ha
extendido por toda la zona, el señor Akiyama de Tokio ha logrado imponer su
nombre en Corea del Sur, Tailandia, Viet Nam y obviamente el mismo Japón, pero
nosotros tenemos un mercado tan grande como todos esos países juntos. Su
regalías se duplicaran, se lo aseguro- Manifestó el señor Ning.
En el transcurso de
la nota tuve que contar la anécdota de la escalada al Monte Huachan, los
partidos de fútbol en los colegios japoneses y básicamente como había llegado a
conformar el insólito grupo que me rodeaba.
-No soy una líder.
Aquí no hay lideres. Todo se fue dado casi espontáneamente, y creo que eso fue
lo mejor- Aclaré.
La señora Ning
recibió, entonces, un llamado en su celular. Después de contestarlo en perfecto
inglés, me dijo:
-Un marchand de Shanghái,
el señor Wang, director del Long Museo de nuestra ciudad es un buen conocedor
de su obra pictórica. Tiene dos cuadros suyos que compró en Paris y quisiera
poseer varios más pues también considera que es un buen negocio-
-Bueno, voy de sorpresa
en sorpresa. Ese es un tema que yo no manejo. Se los dejo en consignación a mi marchand
aquí en Punta del Este y ella los negocia-
-¿Ella? ¿Una mujer
también?-
-Ja, ja, van a pensar
que solo me rodeo de mujeres. Solo es casualidad, les daré su mail-
Y luego que fueron
grabadas varias horas de nota, habiendo hecho, además un descanso para almorzar
en el piso de Marga en el que los chinos conocieron las pizzas y las empanadas
criollas, juzgaron que ya era hora de regresar a Montevideo pues en pocas horas
debían volar hacia su país. Los pasó a buscar el remise que los llevo al
Aeropuerto del Carmen. Cuando nos despedíamos la señora Ning me dijo.
-Nunca olvidaré su
hospitalidad, espero poder corresponderle en mi casa cuando usted viaje a
nuestra ciudad. Ha sido usted muy amable-
Y se marcharon luego
de largas reverencias.
Capitulo Once.
Sábado a la noche es
jornada ideal para una buena cena con amigas. Por eso Silvia y Esther se
siguieron quedando en el edificio. Me llevé a Silvia para que me ayude a
cocinar y ella estuvo encantada. También de posarme sus manos en mis glúteos
mientras estábamos trabajando en la cocina. Nos reíamos tanto que se acercó
Esther a curiosear y entre las dos me acorralaron contra la heladera y me
manosearon a gusto. Yo, feliz.
Después de la
diversión seguimos cocinando. Cenamos milanesas con pure de papas y cebolla.
Sentadas, alrededor de la mesa de comedor del piso de Marga, también degustamos
buenos vinos algunas y cerveza otras. Estábamos muy contentas. No sé por qué,
pero resultó algo bastante contagioso. Ante cualquier estupidez no podíamos
parar de reír.
Luego nos calmamos.
Con el helado de postre y la copita de licor de banana que trajo Keiko de su
piso nos quedamos conversando acerca de la presentación del libro y el matrimonio
chino.
-Estuvo buena la
presentación- Comenzó diciendo Marga.
-A mí me encanto la
cara de espanto que pusieron las feminazis cuando las encaraste- Agregó Silvia
dirigiéndose a mí.
-Me divierte tratarlas
como si fueran deficientes mentales- Dije yo.
-¿Crees que el libro
va a ser un éxito?- Me preguntó Keiko.
-Si, creo que ya lo es-
Respondí.
-Vas a tener que viajar-
Acotó Marga.
-Si, Tokio y Shanghái
seguro, no pienso ir más de ahí-
-Pero, en la cena en
el Trouville tu editor me dijo que en Europa te esperan con los brazos
abiertos-
-Esperaran-
-¿Y si te digo que me
contó que en Italia, Giorgia Meloni quiere darte una condecoración?-
-¿Seguro te dijo
eso?-
-Si, pero no estaba
tan seguro y después, el muy ingenuo me pidió que no te lo cuente hasta
confirmar-
-Bien, hagamos de
cuenta de no lo sé-
-¿Y de los chinos que
pensas?- Preguntó Esther.
-No se. Me cayeron
bien pero no como para sentir lo mismo que siento por los japoneses. Hay cosa
que no me cierran todavía. Es evidente que me necesitan para agregar otra
influencia en su lucha contra la cultura woke pero no quiero convertirme en
defensora de su régimen ni de nada. Es cierto que tiene muchas cosas para
admirar pero toda esa información nos llega por You Tube y no sé si creerla
toda-
-O sea que iras…-
-Daré la charla
presentación. Me abstendré de mencionar a sus socios estratégicos. Les diré
buenas noches, me tomaré el avión de regreso y hasta siempre-
-¿Y con respecto a
las pinturas?-
-Eso es otra cosa. Ni
siquiera tengo que ir para presentarlas. Hay pinturas mías en sitios que no he
pisado nunca y que probablemente no pisaré jamás, así que no iré a China por
ellas y que se arregle Adriana-
-¿Adriana?- Preguntó
Silvia
-Mi marchand-
Respondí.
Luego de tan opípara
cena nos fuimos a dormir. En un momento pareció que se iba a armar una orgia
pero luego ganó el cansancio. Como la noche anterior Silvia y Esther se
acostaron en mi cama y mis novias y yo en lo de Marga.
Al otro día, como
todos los domingos fuimos al asado en lo del señor Yamura. Jugamos unos pocos
minutos un partido contra las chicas del club vecino e increíblemente
empatamos, a diferencia de los bailes que nos dan siempre. Almorzamos como
fieras y luego nos acomodamos en la terraza del edificio de Yamura. El clima
estaba agradable sobre todo bajo los rayos del sol. Se está acercando la primavera,
al fin.
Pero, ni en domingo
me deja mi editor tranquila pues llamó para confirmarme lo que me había comentado
Marga, que la Primera Ministra Meloni quería darme una condecoración por mi
lucha contra la cultura woke y contra los populismos.
-Va a tener que
espera que vuelva de China y Japón- Le respondí.
-Ok. Les aviso. ¿Pero
eso cuando sería?-
-Todavía no lo sé.
Yuzu me va a avisar cuando sería la presentación en Tokio, luego llamo a los
chinos y les aviso, y cuando tenga todo enhebrado te aviso-
-¿Vas a ir primero a
Japón?-
-Por supuesto-
-Creí que por la
importancia del mercado ibas a ir a China primero-
-¿Vos conoce el
concepto de lealtad con los amigos?-
-Si…bueno…-
-Te cuento. Voy a ir primero
a Tokio porque allí están mis amigos. Si en China se enojan por ello, que se
vayan al demonio. Te juro que me resultó interesante tener un mercado como el
chino pero, primero están los amigos. Y además, después de un vuelo rápido de
ida y vuelta voy a regresar a Japón a hacer las visitas sociales. Recién después
de ahí iré a visitar a tu amiga Meloni-
-Ok, ok, tenes razón-
Y zanjamos las
diferencias con mi editor. Luego comencé a pensar en quien me acompañaría en el
viaje. ¿Podrían Marga y Keiko? ¿Y si me llevaba a una de las arquitectas?
Total, que la otra se divierta con mis novias. Debía llevarme a Silvia. A
diferencia de Esther, ella nunca había viajado más que a Brasil, y además yo tenía
ganas de disfrutarla el mayor tiempo posible.
Y audazmente hice la
propuesta. Claro que primero pregunté a mis novias como andaban para otro viaje
y ambas me contestaron que bastante complicadas por lo que les dije que
entonces invitaría a Silvia a venir conmigo. Ambas estuvieron de acuerdo y encantadas.
Así somos aunque nadie lo crea. El paso siguiente fue decirle a Esther que
tendría que trabajar sola unos días.
-¿Por qué?- Me
preguntó sin imaginarse lo que le iba a decir.
-Porque me voy a
llevar a Silvia a China y Japón de luna de miel-
-¿Y yo puedo convivir
con Marga y Keiko?-
-Supongo que sí,
tendrás que preguntárselo a ellas-
Y así fue como quedo organizado
el viaje. Silvia y yo viajaríamos a Japón, para no dar muchas vueltas haría la
presentación del libro y luego dos días para las consabidas reuniones en lo de
Mei y Yuzu y en lo del abuelo. Luego viaje a Shanghái, entrevista con el
Ministro de Educación, presentación del libro en la Universidad, y al día
siguiente regreso. Una semana movida en donde aprovecharíamos a pasear en las
horas libres. Para dejar contento a mi editor haría un segundo viaje a Roma,
esta vez con mis novias, en fecha a confirmar.
Esto se estaba
convirtiendo en una locura pero lo disfrutaba pensando en el próximo tiempo
sabático que me iba a tomar al regreso de tantos periplos.
Capitulo Doce
Entre todos los
preparativos me faltaba el tema principal. Yo había decidido invitar a Silvia a
viajar conmigo y consultado con mis novias y Esther, pero en realidad me
faltaba decírselo a ella. La cité en el Mc Donalds habitual de la calle Gorlero
y ella asistió ansiosa de saber el porqué de esta reunión. Esto se debía a que
yo les había pedido a todas que no le dijeran nada.
Nos sentamos, pedí un
capuchino con torta de chocolate y ella un café con torta de naranja. Cuando llegué
con la bandeja a la mesa, ella me miraba interrogante.
-¿A qué se debe esta
cita?- Preguntó.
-A hacerte una
pregunta…¿te casarías conmigo?-
-No seas boluda.
Decime que es lo que querés- Respondió dándose cuenta de la broma.
-Bueno, voy a ser
directa. En pocos días debo viajar a Japón y China para sendas presentaciones
de mi último libro y quería preguntarte…¿me vas a extrañar?-
-Seguís boludeando. Decime
que queres y soy tu esclava-
-Ahora en serio, quiero
que vengas conmigo. Yo te invito. Andaremos un poco a las apuradas pero vamos a
aprovechar el tiempo libre para pasear un poco por Tokio y Shanghái-
-¿En serio me estas proponiendo
eso?-
-Si, en serio. Me gustaría
que vengas conmigo-
-¿Lo saben las
chicas?-
-Todas y están de
acuerdo-
-¿Y por qué yo?-
-No te voy a negar
que anduve tanteado el clima. Marga y Keiko están muy atareadas y un poco
cansadas de viajar y tu novia, casi lo mismo, pero coincidió en que te merecías
un viaje por que sos la que menos kilometraje tiene-
-O sea que todas lo
sabían y nadie me dijo nada-
-Si, pero no las
culpes, fue por pedido mío-
-¿Va a ser como una
luna de miel?-
-Ja, ja, sí. Ese
mismo chiste le hice a tu novia-
-Que no dudó en
entregarme a tus perversiones-
-Si, pero no te
ilusiones, ella y mis novias van a aprovechar el tiempo también-
-Si, me lo imagino…de
modo que tú y yo vamos a estar varios días solas y juntitas. Espero el día con
impaciencia-
-Yo también, mira que
recuerdo que dijiste que serías mi esclava-
Con todo el viaje
organizado, solo restó coordinar fechas y sacar los pasajes. Hablé con Yuzu en
Japón y con el señor Ning en China. Todo estaba preparado para recibirme en ambos
sitios. En Tokio pernoctaríamos en lo de Ume y Shou, como ya se estaba haciendo
costumbre, y en Shanghái en el Hotel Shanghai Fish Inn.
Mientras tanto en
Sudacalandia sucedían cosas…cosas tan idiotas como el discurso del Ministro de
Justicia ante los miembros de las Cámaras. No puedo confirmarlo, pero el
ministro cometió la gafe de decir, sin saber que tenía el micrófono abierto,
que sus dichos ya estaban en el discurso del Presidente.
En resumen, atacó la
diversidad y todo aquello que no fuera producto de lo puramente “Biológico”. Yo
sé que luchar contra lo woke se convirtió en mi batalla personal pero aceptar
las ideologías retrogradas no es mi idea. Estoy en contra de todo lo que quiere
ser impuesto desde arriba. Ya sea de un lado y del otro. No tolero a los
fascistas del pensamiento, así sea un ministro de traje y corbata o de un gordo
desnudo pintado de azul. Odio ambas posturas.
Pero, claro. El
periodismo sudaca no se privó de interpelarme. Me llamaron de varias radios y
canales de televisión. El hecho era que asociaron inmediatamente los dichos del
Ministro con mi postura. Pero no adopté una posición defensiva. Antes de que
alguien tuviera una duda o pensara lo contrario defenestré al fulano tratándolo
de eso que dije párrafos atrás: Fascista del pensamiento.
Pero tampoco me ahorré
palabras para el populismo barato que usó las políticas de género, el aborto y
la supuesta defensa de las mujeres como arma política sin importarle nada de
sus consecuencias. En suma que le pegué a todo el mundo. Y así conseguí más
lectores para mi libro. Negocios son negocios…
La pregunta que me
hicieron con más asiduidad fue si yo influía sobre el pensamiento del
Presidente. Francamente me causan gracia. A todos respondí de la misma manera.
-No tengo el gusto de
conocer personalmente al señor presidente… Por suerte. No me interesa
participar de ninguna actividad política en Argentina. Es un país demasiado
corrupto en la raíz que todo lo contamina-
Y se acabaron las
preguntas.
Silvia y yo nos
preparamos para el viaje. Le sugerí que no se cargara de valijas pues íbamos a
estar pocos días y además tendríamos clima estival. Nos despedimos en una
divertida cena en casa con todo el grupo de la “comunidad ampliada”. No parecía
haber mucha tristeza en el adiós. Creo que todas estábamos disfrutando con anticipación
los días venideros.
Al otro día, Marga
nos llevó hasta el Aeropuerto del Carmen donde tomamos el taxi aéreo hasta
Montevideo. Luego, tras una, no muy larga espera, abordamos el vuelo a Haneda por
Lufthansa para pasar otro día metida en el tubo volador.
Nos sentamos y después
de unos pocos minutos, Silvia ya estaba abrazada a mí con su cabeza apoyada en
mi pecho. Las personas que pasaban por el pasillo nos miraban pero nadie osaba
decir algo. Así estuvimos, ella semidormida y yo escuchando música con los
auriculares hasta que llegó la hora de la comida.
Y luego nos quedamos
viendo una película en la pantallita apoyada en el asiento de adelante. Al fin
nos dormimos las dos y recién nos despertamos cuando estaban sirviendo el desayuno
y a poco tiempo de viaje de nuestro destino.
Mientras aterrizábamos
en el Aeropuerto de Haneda, Silvia, parecía una niña asombrada, no podía
despegar la mirada de la ventanilla. De pronto se dio vuelta y me dio un beso
en la boca.
-Gracias- Dijo
mientras pasaba su hermosa legua por entre sus labios entreabiertos. Gesto con
el que me cautivó cuando la conocí allá por nuestra adolescencia mientras
cursábamos la Facultad.
Por supuesto que nos
estaban esperando. El mismo chofer de la visita anterior nos llevaría en una
limosina hasta el edificio donde viven los Aihara. El hombre nos vio salir del
aeropuerto a Silvia y a mi tomadas de la mano. No quisiera saber cuántas cosas habrán
pasado por su cabeza. Mi compañera seguía con su asombro cuando subió al
vehículo. Me miraba y se reía. Estaba tan contenta que creo que hubiéramos
tenido sexo ahí mismo para festejar.
En pocos minutos
estuvimos en el hall del edificio. El chofer nos bajó las maletas y las llevó
hasta frente al enorme portero eléctrico. Toqué el timbre.
En pocos minutos
estuvimos en el piso de los Aihara mayores. Shou no estaba, para variar. Ume se
sonrió amistosamente cuando vio a Silvia.
-¿Una para cada
viaje?- Me preguntó acercando sus labios a mi oído.
Capitulo Trece
Ume salió a ver un
trabajo y Silvia y yo salimos a caminar un poco por Tokio. Al primer lugar que la
llevé fue al emblemático cruce de Shibuya y a dejar unas flores en la estatua
de Hachiko frente a la estación de tren donde esperó nueve años a su amo en
vano.
Luego pasamos por
Akhiabara donde, invariablemente, me detuve a comprar algunos muñecos de
protagonistas de animes para mi colección. Estuve buscando a la crossdresser o
travesti Hanaku en su tienda pero no estaba y no quise perder tiempo esperándola.
Por supuesto que le conté toda aquella historia a Silvia, que la escuchó asombrada.
Recorrimos tiendas de
ropa y también entramos en 109, el gran shopping donde Silvia terminó
comprándose un uniforme escolar para ella y otro para Esther. De pronto se me ocurrió
pasar por el Estudio Wit. Llamé para averiguar si estaba el señor Nakatake, el
director, y me contestaron afirmativamente. Así que nos tomamos un taxi y en
pocos minutos estábamos haciendo nuestra entrada en el edificio del Estudio,
donde, por supuesto , siempre soy muy bien recibida. El director nos atendió en
su oficina, recorrimos las instalaciones, más que nada para que las conozca
Silvia y luego tuvimos la clásica charla con los animadores mientras uno de
ellos hizo un exacto retrato de mi compañera
-Es una mujer muy
hermosa- Me comentaron varios y yo asentía, como si no lo supiera.
Por supuesto que la
visita continuó en el restaurante con el consabido almuerzo y luego en la
despedida mis felicitaciones al grupo por seguir haciendo mangas con mis obras
y la promesa de volver. Ya caía el sol cuando regresamos al departamento de
Ume. Encontramos a Yuzu y Mei, la madre estaba en camino a la casa. El encuentro
con las niñas Aihara fue muy emotivo y se alegraron mucho de que Silvia me
acompañara. En realidad no sé qué creen de mis cambios de acompañantes, pero ya
se están acostumbrando pues tiene conciencia de la forma en que se maneja
nuestra “comunidad ampliada”.
Ayudamos a Yuzu a
cocinar mientras Mei terminaba un trabajo del instituto. Cuando llegó Ume ya
estaba la comida servida en la mesa y tuvimos una deliciosa cena, matizada con
una amena charla. Shou se sumó, por vía Zoom desde Tailandia y se sorprendió de
que estuviéramos acompañando a Ume.
Al otro día se realizaba
la presentación del libro. Según me contó Yuzu la expectativa era enorme.
-Supimos que en
Uruguay hubo mucho público, aquí esperamos que sea igual-
-Espero que sí- Respondí.
-¿Y cómo cree que le
ira en China?- Preguntó Mei.
-Para mí sigue siendo
una incógnita, pero no me hago ilusiones-
Esa noche, Silvia y
yo mantuvimos relaciones, pero debimos tratar de ser lo más silenciosas posibles,
no fuera que nos escuchara Ume, que no se escandalizaría, por cierto, pero tenía
que dormir pues al otro día debía levantarse temprano.
Jugamos un poco con los
dedos y las lenguas, nos besamos largamente y tuvimos varios orgasmos en los
que nos conteníamos de gritar de placer. Cada vez que tengo a Silvia en mis
brazos no puedo más que volver con la memoria a nuestros dieciocho, cuando,
como ya lo he contado hasta el cansancio de ustedes mis lectores, la perseguía
en vano por toda la Facultad de Arquitectura.
En la mañana volvimos
a desayunar con todas las mujeres Ahiara. Luego, Yuzu y Mei se fueron a sus
trabajos y Ume se quedó preparando unos Excel en su computadora.
-A las 18 las va a
pasar a buscar un vehículo. A las tres- Aclaró Yuzu y se fue alegremente de la mano
de su esposa.
Dejamos a Ume trabajar
tranquila y seguimos recorriendo un poco más de Tokio. Fuimos hasta Kokyo y los
jardines del Palacio Imperial. Nos sentamos en una banca del parque a disfrutar
del silencio entre árboles y senderos floridos, los lagos y los templos.
Estuvimos todo el tiempo tomadas de la mano como en una perfecta comunión.
De pronto sentí la
necesidad de decirle algo.
-Creo que está claro
que esta es nuestra aventura dentro de lo que acordamos en la “comunidad
ampliada”-
Silvia me miró, con
esos enormes ojazos negros.
-Por supuesto, amo a
Esther y de alguna manera te quiero mucho, pero los sentimientos que tienes con
tus novias y yo con Esty son los más importantes. De todas maneras, te agradeceré
toda la vida que me hayas dado la posibilidad de este viaje-
Y nos besamos largamente.
-Esta tarde iremos a la
presentación del libro, luego, seguramente el señor Akiyama ofrecerá una cena y
luego tenemos la noche para nosotras…- Dije.
-¿Y?-
-Tengo una idea.
Nunca hice esto con mis novias, porque en realidad nunca se me ocurrió, pero
aquí en Toko hay unos hoteles alojamiento temáticos y tengo ganas de que
vayamos a uno cuando termine la cena-
-¡Eso sería genial!-
-Bien, déjame ver en
el celu donde hay alguno que nos quede cerca-
Después de buscar un
rato encontré uno muy interesante. Le mostré la foto de presentación a Silvia y
abrió los ojos como platos. El Hotel era el Alpha-in, con todas sus
habitaciones para practicar bondage y sadomasoquismo.
-¡Ese, ese!- Exclamó
mi compañera.
-¿Estas segura?-
-¡Absolutamente!
Tengamos un sesión completa-
Llamé al hotel y
reservé una habitación para esa noche hasta el amanecer. Era la cosa más loca
que se me había ocurrido.
Luego subimos a la
Torre de Tokio y después de sacarnos varias fotos y recorrer su piso más alto,
regresamos al departamento de Ume. Ella no estaba pero había dejado una nota
diciendo que volvería a tiempo para ir a la presentación. Silvia y yo nos duchamos
y solo cubiertas con una robe de tela de toalla nos sentamos a ver el paisaje
desde el balcón.
Cuando llegó Ume dijo
que también se ducharía. Nosotras fuimos a la habitación a vestirnos. Elegimos
pantalones engomados muy ajustados, yo lo combiné con una blusa
semitransparente azul y botas del mismo color. Mi compañera siempre de negro,
botas incluidas.
A la hora señalada
estábamos las tres listas esperando el vehículo que, como de costumbre llegó
puntual. Bajamos, abordamos lo que era una lujosa limosina y nos dirigimos a la
Editorial y Centro cultural que siempre cobijó mis presentaciones en Tokio.
Cuando llegamos pudimos
observar que la fila para entrar era bastante numerosa. Bajé y los fanáticos más
cercanos me atosigaron con pedido de autógrafos y selfis. Yo trataba de acceder
a todos pero por momentos la situación se volvía muy confusa. La llegada de dos
guardaespaldas puestos por la Editorial me rescataron de la marea y me
acompañaron hasta el interior donde todo estaban mucho más tranquilo.
Esperamos varios
minutos mientras terminaba de ingresar el público que matizamos con una
conversación con el señor Akiyama y Yuzu que estaba al pie de todos los
detalles.
Finalmente se me
invió a salir al escenario.
Capitulo Catorce
Ya me estoy
acostumbrado a los aplausos. Será porque he llegado al momento en que me los
creo bien merecidos. Tal como en Montevideo mi ingreso al escenario fue seguido
de una ovación de toda la gente de pie. Algunos no tenían más remedio. El lugar
estaba lleno y los asientos se habían acabado.
Hice un discurso
similar al de la presentación en Uruguay. Lo único que obvié fue mencionar a
los aliados estratégicos de China, no fuera que entre tantos ojos rasgados
hubiera algún ciudadano del Gigante Asiático. Anteriormente me había presentado
el señor Akiyama, pero tuvo que acortar su discurso pues la gente quería
escucharme a mí. Y les di le gusto. No me extendí demasiado, como es mi
costumbre, para no cansar al público y finalmente se invitó a quienes tenían
interés en mi firma pasaran a otro gran salón donde estuve autografiando
cientos de ejemplares y atendiendo selfis. Algunas mujeres me hablaban en su
idioma y Yuzu que estaba sentada mi lado me traducía como podía.
-Nunca habíamos
tenido un suceso así- Dijo el señor Akiyama y agregó -Inclusive usted se ha
superado-
Tal como lo imaginé, después
de la firma de libros fuimos a cenar. Las chicas Aihara, Ume, Mei y Yuzu,
Silvia, yo , el señor Akiyama y nadie más. Se repitió el restaurante de las
ocasiones anteriores donde fuimos atendidos en un salón privado. Silvia estaba
exultante. Disfrutaba de cada momento como un niño con juguete nuevo. Yo la
miraba y la amaba.
-Ahora le queda la
etapa china. ¿Se irán de Japón inmediatamente?- Preguntó el editor.
-Nos quedamos un día más,
creo que mañana tenemos otro evento más íntimo- Respondí.
-Exacto, mañana es la
cena con el abuelo y va a estar casi toda la pandilla- Dijo Yuzu.
-Finalmente vas a
conocer al grupo de locas- Agregó Mei.
-Eso me encantaría-
Respondió Silvia.
Tras la cena y la
sobremesa cada uno marcho por su lado. Yo tomé del brazo a Ume y le dije
-Silvia y yo vamos a
ir a “un lugar” y regresaremos recién por la mañana, trataremos de no
despertarte-
-No te preocupes,
también debo madrugar y trabajar en casa. Disfruten, sea lo que sea que vayan a
hacer- Dijo Ume, riéndose.
Nos tomamos un taxi y
salimos hacia el hotel que está ubicado en el barrio de Minato, a muy pocas
cuadras de la zona en que estábamos, sobre una angosta calle llamada
Higashiazabu, con un frente que parece una prisión y todas su ventanas con
rejas, lo que no es habitual en los edificios comunes pero es que se trata de
que no es para evitar que entren a robar sino para dar la sensación de encierro
a quienes están adentro. De todas maneras la cercanía de las Embajadas de
Afganistán y de Rusia ya son intimidantes de por sí.
Entramos y en la
ventanilla nos atendió un muchacho que nos dio el ticket de la habitación. Le
pagué en efectivo por que todavía hay sitios donde lo más importante es el
dinero contante y sonante y donde no hay que dejar huellas de tramites
bancarios que comprometan a una persona sobre todo si es casada.
Todo el lobby estaba
a media luz, solo iluminado por cenefas de color rojo, el ascensor tenía la
misma penumbra y los pasillos de los pisos superiores también. Llegamos a
tientas a nuestra habitación y cuando entramos, luego de pasar una tarjeta como
llave, quedamos fascinadas. El lugar era un verdadero salón de sadomasoquismo.
Había cadenas con muñequeras para colgar a una persona de los brazos, una camilla
con soportes para sujetar, toda clase de dildos, látigos, cuerdas, gag Ball
para amordazar y otras cosas que no tenía idea de cómo se usaban, además de una
cama redonda con sujetadores para inmovilizar a una persona de pies y manos.
Esto era lo más cercano al paraíso para nosotras dos. Si bien teníamos varias horas
de tiempo no estábamos dispuestas a perderlo. Nos desnudamos inmediatamente.
Hicimos piedra, papel y tijera para ver quien castigaba a quien en primer
lugar. Gano Silvia, por lo que la sujeté a la cama boca abajo y le puse un gag
Ball en la boca para evitar que grite y empecé acariciándole los glúteos con la
punta del látigo. Luego la comencé a azotar, primero despacito y luego más
intenso. Ella se retorcía de placer, elevaba, como podía su cola para que le pegue
más y más. Sus glúteos estaba rojos y decidí someterla de otra manera. Me coloque
un dildo, y después de morderle los glúteos comencé a frotarle crema en el ano
y la penetré por detrás. Creo que la tomé de sorpresa pero estaba gozando al
punto de tener varios orgasmos al mismo tiempo que yo que estaba disfrutando de
someterla.
Después de un rato la
desaté y cambiamos roles. Me sujetó de la misma manera en que yo lo había hecho
con ella. Amordazada e inmóvil soporté su castigo que no fue menor que el mío.
Las nalgas me ardían pero mi deseo era que siguiera azotándome. Hasta que se
detuvo. Me soltó de la posición en que estaba y me llevó a la camilla, me
sujetó las manos a los costados y las piernas levantadas muy abiertas como para
una revisión ginecológica. Se colocó el dildo más grande que encontró y después
del lubricarme el ano me penetró, cara a cara, ella de pie y yo completamente
inmóvil.
-Así me gusta verte
la cara de puta que pones mientras te cojo- Me dijo riéndose. Y yo la amaba
cada vez más.
Probamos todo aquello
a lo que le encontramos uso. Ya sea para castigar o penetrar. Jugamos con
dildos dobles con los que nos cogíamos al mismo tiempo, látigos de toda clase,
ataduras, y también las manos apretándonos los pezones hasta no aguantar el
dolor. Habíamos dejado para lo último una enorme X tomada a la pared en la cual
una persona puede ser sujeta casi como si estuviera crucificada. Silvia me ató
a mí y comenzó una danza de caricias y aprietes de pezones, lamidas en la
vagina, mordidas y cuanta cosa se le ocurrió. No me puso gag ball porque quería
oírme gritar de placer o de dolor.
Volvimos a cambiar roles
y sucedió lo inesperado. La amarré a la X, le hice el mismo juego que ella me
había hecho, y sin mordaza. De pronto comenzó a gritar que se orinaba encima.
Imposibilitada de juntar las piernas para aguantar y viendo que no llegaba a
desatarla me arrodillé delante de ella y comencé a beber su orina. Fue un acto
instintivo, mientras ella se seguía orinando yo no podía parar de sorber ese
liquido dulzón. Hasta que paró y fue recién entonces que levanté la vista y la
miré a la cara. Ella estaba asombrada por mi reacción. Nos quedamos un par de
segundos en silencio y como menos me lo esperaba, ella, la que estaba siendo la
sometida, atada e inmóvil, me ordenó.
-Ahora límpiame la
vagina con tu lengua, perra-
Y lo hice. La limpie
toda hasta que también le produje otro orgasmo.
La solté y cuando
estuvo libre me dio un beso de lengua.
-Hum, lastima, parece
que se te fue el sabor de la orina de la lengua- Dijo sorprendiéndome y después
preguntó -¿Hiciste esto alguna vez?-
-No, siempre tuve la fantasía
pero nunca lo hice-
-¿Y es rico?-
-Si-
-¿Me vas a dejar que tome
la tuya cuando tengas ganas?-
-Si queres-
-Dale. Quiero saber cómo
es-
Y pocos minutos después,
cuando sentí deseos de orinar le avisé y fuimos al baño. Nos metimos en la
ducha, ella se arrodilló frente a mí y se tomó mi líquido.
-¡Wow! ¡Esto es
maravilloso! Y bien pervertido-
-Parece que te gustó-
-Si, hagámoslo cada
vez que sea posible-
-De acuerdo. ¿Se lo
vas a decir a Esther?-
-¿Y vos a tus
novias?-
-No-
-Bien, va a ser
nuestro secreto-
Si algo me faltaba
para sentir a Silvia como mi amante perfecta era tener un secreto con ella. Y
sobre todo un secreto tan perverso.
-Tampoco contemos
donde vinimos. Por supuesto que se imaginan que estamos teniendo sexo y Esther
debe estar revolcándose con ellas. Pero esto es nuestro, solo para nosotras
dos- Le dije
-De acuerdo, mi ama-
Cuando salimos del
hotel ya estaba asomando el sol tras los edificios más lejanos. Llegamos al departamento
de Ume y la encontramos trabajando con sus Excel en la mesa del comedor.
-Hola niñas,
bienvenidas- Saludó.
-Hola- Respondimos
mientras nos servíamos una taza de café de la cafetera eléctrica.
-No sé dónde
estuvieron pero seguro que la pasaron muy bien-
-Si- Respondimos a dúo
y sonriendo mientras nos mirábamos.
Tomé una silla y me senté
frente a Ume del otro lado de la mesa.
-¿Te puedo preguntar
algo?-
-Si- Respondió dejando
de mirar la pantalla de la Tablet.
-¿Cuando te diste cuenta
que Mei y Yuzu eran más que hermanastras?-
-Bueno, eso es
intuición de madre-
-Si, pero hubo un
momento en que te dijiste, estas dos andan en algo-
-Casi desde el
principio-
-¿Desde cuándo les
compraste la cama?-
-Ja, ja, casi. Mira, se
bañaban juntas, dormían juntas, y observando a mi Yuzu y me daba cuenta como
miraba a Mei, era todo amor, una mujer lo sabe-
-¿Y no te asustó la
idea de una relación?-
-No, aquí las lesbianas
no tienen problemas, salvo que los hayan tenido en su casa con sus padres, pero
si las cuidas y aceptas todo anda bien. Además conozco varias lesbianas y nunca
escuche que la haya pasado mal con sus parejas, sobre todo en el sexo, en cambio
mis conocidas heterosexuales se la pasan quejándose de su hombre-
-Pero no te hiciste
lesbiana-
-Ja, no, tuve la suerte
de tener un gran marido, el padre de Yuzu y después de conocer a Shou. Soy una
mujer afortunada-
Me levanté, le di un
beso en la frente a Ume y dije.
-Sos una gran madre y
Shou es un gran padre. Yuzu y Mei han tenido mucha suerte-
-Gracias- Musitó Ume
y la dejamos seguir trabajando.
-¡Ah, esta noche nos
pasan a buscar de nuevo para ir a lo del abuelo!- Exclamó.
-Ok- Le respondimos a
dúo.
Y nos fuimos a dormir
una rato para compensar la noche pasada.
Capitulo Quince
Por la tarde salimos
a caminar un poco por los alrededores del edificio donde estábamos hospedadas.
Como yo había llevado mi conjuntito de colegiala, Silvia estrenó el suyo y nos
sacamos un montón de fotos que enviamos a nuestras novias vía Whats App.
Por supuesto que
Esther le pidió a Silvia que le comprara un conjunto a lo que le respondimos
que ya lo habíamos hecho. Y así fue como nos quedamos vestidas para la hora en
que nos pasó a buscar el auto para llevarnos a lo del abuelo Aihara.
-Che. ¿Qué tal es el
viejo? ¿Te hará historia por que te acompaño yo y no tus novias?-
-El viejo está
encantado conmigo y ya no lo asusta nada, sobre todo desde que aceptó el matrimonio
de Mei y Yuzu-
-Mejor así, no me
gustaría sentirme interpelada-
-Olvídate. Acá nos
superan en falta de prejuicios. Además, si va a estar toda la banda, esa
reunión va a parecer una convención de tortilleras-
Ume nos miraba y se reía
de nuestra conversación.
Cuando el auto entró
por el gran portón de la entrada y nos dejó en la puerta de la mansión, Silvia
se quedó con las boca abierta.
-¡Pavada de casita
tiene el abuelo!- Exclamó.
El ama de llaves y
los guardaespaldas que ya tienen años conociéndome nos hicieron pasar al hall y
luego a la biblioteca. Allí estaban todas. Cuando llegamos se acercaron a
saludar y sobre todo ver de cerca a Silvia. Algunas la habían conocido por Zoom
pero estaba fascinadas por su belleza. Allí estaban Yuzu, Mei, Mitsuko, Harumi,
Matsuri, Nina, Sara, Maruta, Shirapon y Momokino
-No te privas de
nada, guacha- Me dijo Mitsuko al oído.
Antes que alguien
sacara conclusiones apresuradas expliqué, en parte, la razón por la que estaba
con Silvia, o sea que me había acompañado por qué de todo el grupo de amigas
era la que nunca había hecho un viaje tan largo y además era la que estaba más
libre de trabajo. Si lo creyeron no lo sé. Estoy segura que algunas, como
Mitsuko ya tenían definidas sus “conclusiones apresuradas”. Pero, como le había
contado a mi amante, a nadie le importaba, incluso al viejo Aihara ante el cual
Silvia se ruborizó y no dejaba de hacerle reverencias.
-Está bien, no soy
Buda- Le dijo el abuelo riéndose.
Y esa frase medio
humorística calmó a mi compañera y la tensión se relajó.
Como de costumbre
hubo una picada de entrada. Estaba con un vaso de vino en la mano y mirando por
los grandes ventanales hacia aquel jardín donde vi a Mei y Yuzu besándose el día
que logramos unirlas para siempre cuando se acercó el abuelo.
-De manera que se ha
puesto muy belicosa con la cultura woke-
-Así es-
-La felicito, es hora
de que quienes estimamos que una cosa es que las personas vivan su vida y otra
que pretendan imponerla, nos unamos para luchar contra la estupidez humana-
-A veces pienso que
es más fácil luchar contra un dictador que contra la estupidez que se ha extendido
por el mundo peor que el COVID-
- Si, pero usted es
una persona aguerrida. La conozco bien. Tiene el alma de un samurái-
-Hace un tiempo una
persona me dijo casi estas mismas palabras- Recordé.
-¿Alguien a quien
conozco?-
-Si, el señor
Yamura-san, el padre de Keiko-
-Hombre sabio-
La conversación con
el abuelo continuó por los carriles de la política internacional. Luego se
agregaron otras chicas y cuando el mayordomo anunció la cena nos dirigimos al
comedor. En ese momento el abuelo se dirigió a Silvia.
-Veo que ha adoptado
el uniforme que usan Alexia-san y sus amigas. Le queda muy bien-
Silvia volvió a
ruborizarse y me miró, pero debió atender a la charla que le daba el viejo.
-¿Cuál es su trabajo
o profesión?-
-Arquitecta. Trabajo
con mi pareja, Esther Nogueira, para el padre de ella, estamos haciendo varios condominios
en Punta del Este-
-Interesante. ¿Se
conoce desde hace mucho tiempo con Alexia- san?-
Silvia seguía
mirándome como pidiendo auxilio pero me limité a sonreírle y hacerle un gesto
de que estaba todo bien.
-Nos conocimos con
Alexia a los dieciocho años cuando estudiábamos en la Facultad, pero luego ella
tomó otros rumbos, yo seguí hasta recibirme y nos volvimos a encontrar después
de muchos años-
-Excelente. Sea usted
bienvenida-
Y dirigiéndose a mi
dijo.
-Ahora solo le queda
traer a la pareja de esta señorita. ¿O hay muchas más?-
-Afortunadamente no,
ya tenemos bastante con ser cinco-
-Aquí, como ve y
conoce a todas, son una pandilla y me invaden la casa cada tanto…-
Y cuando yo creí que iba
a hacer alguna recriminación continuó.
-…y esto es lo que me
mantiene joven y feliz-
Todas las mujeres
estaban fascinadas con Silvia. Se había convertido en el centro de atracción.
Mientras tanto yo seguía conversando con el abuelo.
-Así que ahora va iniciar
una nueva etapa, la china-
-Si, y me tiene
ansiosa la recepción que pueda tener-
-Le voy a contar
algo. Hace unos días tuve una conversación con el señor Liang acerca de temas
educativos. Es rector de la Universidad de Shanghái y uno delos organizadores
del Gao Kao, una eminencia, y me aseguró que en su institución tienen todo
preparado para recibirla con todos los honores-
-Todavía me cuesta
creerlo-
-Créalo, los chinos
son muy formales y además va a tener un respaldo suficiente de lectores. Casi
se va a convertir en intocable para cualquiera que intente cancelarla-
-Si, eso espero-
Después de la
conversación con el abuelo me dediqué a interactuar con el resto. Mitsuko y
Harumi, que todos sabemos que son bellezas, no cesaban de elogiar a Silvia.
Shirapon trataba de ver “a través de ella” y las demás conversaban y
preguntaban y respondían y reían. El ambiente era ameno y todas estábamos
felices de ser recibidas por quien, al parecer, se había convertido en el
patriarca del grupo.
Eran altas horas de
la noche cuando cada uno marchó a su casa. Regresamos en la misma limosina en
que habíamos ido. Pero ahora éramos cinco. Ume, Yuzu, Mei, Silvia y yo.
Subimos al piso y nos
quedamos charlando un rato más. Parecía que nadie quería despedirse. Sobre todo
porque al otro día nos esperaba el vuelo a Shanghái.
Se acercaba el fin de
la incógnita.
Capitulo Dieciséis.
En la mañana
terminamos de despedirnos de las Aihara, Ume, Yuzu y Mei y partimos hacia el
aeropuerto en una limosina que nos envió el señor Akiyama. Silvia estaba
eufórica. Y yo me contagiaba de su alegría. Nunca, ni en mis mejores sueños
hubiera imaginado estar con esta diosa, juntas viajando por lugares tan
remotos.
Tomamos el vuelo de
Air China que nos dejaría en Shanghái en dos horas y media. El viaje fue tan
corto que solamente nos entretuvimos mirando por las ventanilla como dos
adolescentes el recorrido sobre el Mar de Japón, primero y luego por el Mar
Amarillo. Todo el pasaje estaba conformado por orientales, chinos o japoneses,
y nosotras éramos las únicas occidentales por lo que atraíamos las miradas
tanto de hombres como de mujeres.
Al descender en
Pudong, el aeropuerto de la magnífica ciudad china nos estaba esperando en una camioneta
la señora Ning.
-Bienvenidas- Dijo extendiéndonos
la mano.
Miró a Silvia y
manifestó.
-La recuerdo, usted
estaba en la casa de la señora Alexia. Déjeme decirle que es usted muy hermosa-
-Gracias- Respondió
Silvia si saber que más decir.
La miré de reojo.
Creo que hasta se ruborizó.
-Vamos a pasear por
la ciudad hasta el mediodía. Luego están invitadas a un almuerzo con el señor Ministro
en el City Hotel Shanghái, allí le acompañaremos mi esposo y yo. Tendrán un
tiempo de esparcimiento para hacer algún paseo y a las 19 horas comenzara la
ceremonia de presentación en el Aula Magna de la Universidad. Espero que no sea
demasiado trajinado el programa, pero antes pasaremos por su hotel para que se pongan
cómodas-
Así fue que pocos
minutos después estábamos duchándonos y cambiándonos de ropa. En el lobby nos
esperó la señora Ning y salimos a caminar un poco por el centro de la ciudad. Primero
hicimos una recorrida por la costanera del Rio Huangpu, justo enfrente del hotel
y luego nos fuimos adentrando por las calles interiores que incluyeron el
People´s Park y el Shanghái Museum, pleno de piezas de arte en diferentes
materiales como el jade y el bronce, además de pinturas y esculturas.
De allí nos pasó a
buscar un vehículo que nos dejó en el City Hotel. No podíamos elegir donde
mirar primero debido a lujo asiático de su lobby y el restaurante donde
estábamos invitadas. Cuando entramos, la señora Ning, Silvia y yo al salón,
sentados a la mesa estaban el señor Ning y el Ministro de Cultura y Turismo Luo
Shugang.
Los hombres se
pusieron de pie de inmediato, como movidos por un resorte. También había una
señorita, vestida con un ajustado traje de seda estampada y cuello Mao (siempre
me fascinaron esas predas) que se acercó a saludarnos, era Liazng, la
secretaria.
Luego de los saludos,
nos sentamos. Pude notar que no estábamos solos. Un par de señores estaban parados
en una de las esquinas del salón, presumiblemente guardaespaldas del Ministro.
-Déjeme decirle que
es un gran honor para nosotros tenerla aquí presentado su libro- Dijo el
ministro a modo de introducción.
-También es un honor
para mí y sobre todo porque no tenía idea de que en China se leyeran mis
libros. Digamos que no soy una persona políticamente aceptable y que suelo ser
muy crítica de todas las ideologías- Respondí tratado de ver hasta donde
llegaban con sus elogios.
-Por eso tiene tanta aceptación
entre la gente joven. Aquí, lo importante no pasa por las ideologías sino por
el progreso material y familiar que, a su vez, es progreso para la comunidad
primero y luego para el país todo-
-¿Sabe que suena a
capitalista?-
Contra lo que me
imaginé el ministro no se inmuto, más bien se sonrió.
-¿Qué imagen tiene
usted de nosotros? ¿Nos cree una dictadura?-
-Mi imagen, que tal
vez pueda estar distorsionada por los medios de prensa occidentales, es la un
país ecléctico, o sea un poco de comunismo por acá, un poco de capitalismo por
allá. Tienen muy buenas ideas, sobre todo acerca del programa del estado de
bienestar pero no pueden dejar de parecer el “enemigo comunista” para
occidente. Y sacarse ese estigma les va a costar. Tal vez deberían ser más
abiertos pero también comprendo que esa apertura debe ser gradual para no contaminarse
de mucha de la lacra occidental-
-Excelente
definición. Y supongo que se refiere a la cultura woke-
-Y las religiones. Si
quieren seguir siendo auténticos tienen que limitar a los musulmanes, los
judíos y los cristianos-
Y como mi última
respuesta los dejó pensando acomodé otro bocadillo.
-Ustedes tienen una
cultura tan antigua como el mundo. Crearon cosas mucho antes que en Europa que estaba
todavía en la barbarie cuando China ya tenía una organización social adelantada.
Sus funcionarios administrativos del gobierno eran gente preparada, había un poder
central que lo gobernaba todo, tenían gran respeto por las tradiciones
familiares. Después vino el comunismo. ¿Y qué? Al fin y al cabo es lo mismo,
ahora tienen el Gao Kao y también un poder central que todo lo controla y gobierna.
Le voy a decir algo, yo no tengo ideologías, algunos creen por ahí que soy una
derechista recalcitrante y otros creen que soy comunista. Ni uno ni lo otro. Usted
quiere que yo piense que su gobierno es bueno, pues entonces muéstreme el nivel
de educación de su pueblo, su sueldos, sus posibilidades de formar familia, de
tener trabajo, de retirarse con un buena jubilación, mientras ha gozado de un
vivienda digna y de servicios médicos y escolares de excelencia, que no haya
tenido miedo a la inseguridad del delito. Muéstreme eso y yo creeré que es un buen
gobernante. Las ideologías no sirven para nada-
-Usted tiene un
concepto claro de la humanidad, y eso se refleja en sus libros aun entre los
que son solo aventuras fantásticas, por eso es popular aquí-
-Celebro eso, pero
quiero decirle algo que tal vez no sea de su agrado. Ustedes muy bien podrían
abrirse camino solos entre las naciones pero insisten en tener aliados
impresentables. ¿Para qué? ¿No es más interesante convencer y aliar al que no
coincide con su forma de pensar? ¿Atraerlo con intercambios comerciales y
tecnológicos?-
-En eso estamos. Es
tal como usted lo dice. La nueva política exterior del Lobo Guerrero intenta
acercarse a todo el mundo-
-Es evidente que con
ese nombre no debe ser muy atractivo para occidente-
-Si, tal vez-
Respondió el ministro riendo.
La conversación siguió
todo el tiempo que duró el almuerzo y fue por demás interesante.
Después del café y
los postres el señor ministro me obsequió una flor de buen tamaño, realizada en
plata, colocada en un estuche de acrílico transparente.
-Para que nos
recuerde- Dijo y agregó -Hoy debo viajar a Beijín así que no podré estar en su
conferencia y antes que me olvide quiero que sepa que le envía un gran saludo
el señor Xi Jinping, nuestro líder-
-Retribúyaselos-
Respondí.
Salimos a la calle
con el matrimonio Ning que estaban encantados por el desarrollo de la reunión.
Capitulo Diecisiete
Teníamos tiempo hasta
que se hiciera la hora de la presentación del libro. Estuvimos paseando por los
distritos residenciales cercanos al hotel. En ese trayecto observé varias chicas
tomadas de la mano. Cada vez que detectaba alguna le tocaba el brazo a Silvia
para que las viera también. Como el número
de estas parejitas era bastante notorio decidí preguntarle a la señora Ning:
-Seré curiosa. En América
que dos niñas vayan de la mano significa una cosa…-
-Que son pareja-
Completó ella.
-Por lo visto no hay ningún
problema en cuanto a prejuicios sociales- Comenté
-No, no lo hay, si
bien es cierto que las parejas del mismo sexo no tienen por ahora reconocimiento
legal, no son perseguidas de ninguna manera. Y le voy a decir algo más…en
épocas pasadas los hombres solían ir de la mano, fueran pareja o no, pero, como
usted acertadamente lo observó respecto a las religiones, cuando llegaron
gentes de occidente con sus prejuicios convencieron a nuestra población que ese
gesto de andar de la mano era algo perverso y tanto insistieron que se dejó de
hacer. Las mujeres ahora están volviendo a ser demostrativas, los hombres
tienen más problemas en vencer el tabú-
-Por eso no quieren
que su juventud sea también contaminada por la cultura woke-
-Exacto, no
necesitamos la cultura woke para saber que se debe respeto a la mujer y a la
diversidad-
-¿Y con respecto a la
homosexualidad masculina como se manejan?-
-Las autoridades y la
sociedad en general respetan la orientación sexual de cada individuo pero lo
que intentan mantener es la imagen del hombre como persona fuerte y decidida,
eso va en contra de la cultura que ha penetrado en la sociedad de la mano del
k-Pop donde los chicos se ven afeminados. La política es, haz lo que quieras
con tu deseo sexual pero trabaja y lucha como un hombre. El gobierno cree que
una cosa no invalida la otra-
-Vaya, fascinante
definición- Manifesté
Luego de esta reveladora conversación tomamos
un taxi para terminar nuestro viaje a la sede de la Universidad donde llegamos en
poco menos de media hora.
Nos sentamos a una
mesa en el restaurante del edificio principal. Allí el matrimonio Ning me
mostró la grabación del programa que habían emitido sobre mí en un canal local
donde, según me tradujeron, vertía contenidos elogiosos a la vez que anunciaban
que estaría presentando mi libro en la Universidad. Luego merendamos y nos dirigimos
al Aula Magna.
La Universidad de Shanghái
es prácticamente una ciudad con muchos edificios y espacios abiertos de gran
tamaño incluyendo un lago artificial. Realmente es una escenografía imponente.
Atravesamos los jardines y llegamos a nuestro destino. Ya nos estaba esperando
el rector que me hizo una profunda reverencia y dijo.
-Sea usted bienvenida,
señora Montes-
Le agradecí haciendo otra
reverencia y luego le estreché la mano. Se corrió a un lado y me señaló la
puerta de entrada al Aula. Debo decir que cuando la atravesé me quedé
impactada. El sitio era enorme. Aquí, en lugar de estar en un escenario más
alto, los que ascendían eran los asientos del público, como en un anfiteatro. Y
estaba lleno de jóvenes tanto hombres como mujeres que observaron mi entrada en
silencio. Tan acostumbrada a las demostraciones ruidosas caminé lentamente
hasta detrás del atril y levanté una mano saludando. En ese momento estalló el
aplauso pero todavía dejaba bastante que desear con respecto a los latinos.
Silvia se quedó
apoyada contra el marco de la puerta. El rector se adelantó y tomando el micrófono
me presentó, o al menos eso creo, por que habló en chino. Pero eso debió haber
sido porque en el final exclamó mi nombre y me señaló. Ahí se produjo otro
aplauso, esta vez un poco más animado.
Luego se hizo un
profundo silencio. Todos los presentes se colocaron audífonos para escuchar la
traducción de lo que iba a decir. Esperé que se acomodaran y comencé.
“Ahí vamos” Pensé.
-Las mujeres son
seres humanos con iguales derecho y deberes que los hombres. Que trabajen a la
par no debería ser motivo de una política de estado, solo de que ganaron su
lugar con estudio, esfuerzo y trabajo. Una persona homosexual tiene el derecho
de tener relaciones con quien lo desee sin tener que exponerse a la crítica de
otros. Simplemente, debería ser lo más natural. Su sexualidad no debe ser convertida
en una ideología política. Una persona trans debería poder decidir cómo quiere
vivir sin por ello ser discriminada ni tampoco convertir su autopercepción en
una actitud agresiva. En resumen, todo el mundo tiene derecho a vivir como quiera
dentro de las leyes de la sociedad, sin agraviar ni molestar a nadie. Todo el
mundo tiene derecho a tener un trabajo y una educación, sea del género que sea
o de la orientación sexual que sea, ganándose su puesto laboral o social con su
propio mérito. Un mérito que no tiene nada que ver con la forma en que vistes,
con el género que tienes o con la persona con la que te acuestes.
En resumen, una vida
normal. Y eso es por lo que lucho. Por qué aquellos que con sus prejuicios
sociales arruinaron el concepto de la diversidad hasta convertirlo en un pecado
o, peor aún, en una enfermedad, no pueden ahora, en nombre de la cultura woke a
proponer todo lo contrario. Si la mayoría de la gente ve la homosexualidad como
una perversión es porque ellos mismos implantaron mesa idea. Por ello, no se
dejen engañar, no dejen que en nombre de las religiones o de una moral pacata
les digan como tienen que vivir…-
Y así continué un
rato más. A medida que largaba una frase más combativa, el público comenzó a aplaudir
más fuerte y cuando finalmente dije:
-…Y recuerden,
ustedes son dueños de sus vidas, pero eso no significa que sean dueños de las
demás- Parecía que la tribuna se venía abajo.
Miré a mi lado, el
señor y la señora Ning aplaudían también y el rector me hizo un gesto cómplice
con el pulgar levantado. Silvia no aplaudía, simplemente porque me estaba
contemplando arrobada. Saludé con la mano y mientras hacía esto el rector se
acercó al micrófono y anunció que en el salón de actos seria la firma de los
libros.
Sali del salón,
Silvia vino a mí y me abrazó muy fuerte. El rector nos guio hasta el salón de
las firmas y pude ver un escritorio con pilas de libros acomodados. Tomé uno de
los ejemplares y comencé a hojearlo. Pude notar con sorpresa que estaban
impresos en chino y en inglés.
-¿A qué se debe?-
Pregunté.
-A que hubo una gran
demanda del público que también habla inglés porque consideran que tal vez
muchos conceptos puedan ser mejor entendidos en ese idioma y no en chino- Respondió
el señor Ning.
-Entonces debería
cobrar el doble de regalías- Manifesté.
El señor Ning se
quedó paralizado. Lo palmee en un brazo y lo tranquilicé
-No se preocupe, es
broma-
-Debí imaginármelo-
Contestó.
La señora Ning se
acercó cuando ya estaba terminado con las firmas y me manifestó.
-Ahora, están
invitadas a cenar en mi casa, como agradecimiento a habernos recibido en la
suya-
-Agradecida-
Respondí.
Capítulo Dieciocho
A una orden del señor
Ning una limosina nos llevó hasta el hotel para que pudiéramos ducharnos y cambiarnos
de ropa. La misma limosina nos pasaría a buscar después. Nos pusimos vestidos
largos hasta más abajo de la rodilla, ajustados y con tajos a ambos lados que
llegaban a un punto bastante audaz. Como complemento zapatos con taco aguja. Mi
vestido era blanco, el de Silvia negro, mis zapatos plateados, los de Silvia
dorados. Ambas con sobres de cuero haciendo juego con el calzado.
Cuando atravesamos el
lobby del hotel todas las miradas se posaron en nosotras y aprovechamos sacarnos
unas selfis. De más está decir que Silvia se la pasó todo el tiempo sacando
fotos de cuanto lugar estuvimos. Llegó el vehículo y, en cuanto estuvimos
dentro, partimos al barrio de Zhouzhuang, una especie de Venecia con hermosos
canales a los que dan bellísimas mansiones y también antiguas viviendas.
El auto se detuvo
frente a una casa y cuando bajamos para ingresar por el gran portón Silvia
exclamó.
-¡Vaya! ¡Parece la
del abuelo!-
Un mayordomo nos hizo
pasar al salón de recepción y luego a la biblioteca donde esperaba el
matrimonio. Nos invitaron a sentarnos en grandes sillones y comenzamos a
intercambiar ideas.
-Creo que ha
provocado una revolución- Dijo el señor.
-Mientras no se enoje
Xi Jinping…- Manifesté.
-Tranquila que no se
ha enojado-
-Me fascina la
rapidez con que lo sabe-
-Las comunicaciones
son muy rápidas aquí-
-Sobre todo si hay
que informar a las jerarquías- Observé.
-Tengo la impresión
de que usted cree todavía que estamos en una dictadura –
-Le voy a decir algo,
debo suponer que ustedes, si tanto me han leído, saben que soy políticamente
incorrecta…muy incorrecta…-
-De eso no hay duda-
-Bien, entonces le
voy a hablar con toda sinceridad. Es muy cierto que en occidente no se sabe
mucho de China, salvo ahora con los videos de muchos youtubers pero de todas maneras
sigue siendo un gran enigma. Digamos que la Revolución Cultural y los hechos de
la Plaza Tianamen no son su mejor carta de presentación. Yo no voy a salir a
occidente a repetir como una lela que China es el mejor país del mundo, lo que
quiero que sepa es que los respeto mucho-
El señor Ning se levantó
de su asiento y temí que se hubiera ofendido, pero lo que hizo fue ir hasta una
cómoda y tomar un largo paquete. Se detuvo frete a mí y dijo.
-Señora, tengo entendido
que tiene una colección de katanas y que practica el iaido. Por ello, en nombre
de la Casa Cultural de Shanghái le hago entrega de esta espada Jian, la más emblemática
que se usaba en nuestro país desde 1050 Antes de Cristo.
Tomé la espada con
las dos manos como hacen los japoneses y debió ser lo correcto porque una vez
que estuvo en mis manos el señor Ning hizo una reverencia y luego nos invitó a
pasar al comedor.
La casa de Ning era
casi un museo lleno de piezas de jade, bronce y porcelana antigua. Todas tenían
un valor especial y jamás las vendería, según afirmó. La construcción mezclaba
lo tradicional con lo moderno y era espectacular por donde se las mire.
Luego de la opípara
comida y el postre pasamos a una sala cuyas ventanas daban a un canal
plenamente iluminado y por el que pasaban varias canoas con turistas. El
paisaje era relajante e incluso parecía transportaros a otras épocas como las
del China Imperial.
Me quedé observando
el tráfico del canal y mientras estaba ensimismada en esos pensamientos se
acercó la señora Ning y dijo.
-A que adivino lo que
está pensando-
-Si, supongo que lo
hará, debe ser lo mismo que piensa cada una de las personas que se paran aquí,
con un vaso de vino, o no, y se quedan mirando lo bucólico del entorno-
-Exacto, usted se
está sintiendo transportada al pasado. ¿No es así?-
-Si, aunque tal vez
sea a un pasado idealizado- Dije.
-Tal vez, pero menos
alienante-
Recién en ese momento
sentí que conectaba con China. La experiencia en la visita anterior me había
resultado excelente pero tal como lo sospechó el señor Ning todavía tenía
cierta aprensión al control policial del gobierno y todas las cosas que se
dicen en Occidente. Pero había algo en la atmosfera que me hizo darme cuenta
que estaba en una país que había sido el más adelantado del planeta cuando
Europa no salía todavía de la Edad Medieval. Un país con mucha historia, mucho
arte, mucha ciencia y mucha cultura. Que había pasado por etapas negras como el
comunismos atroz de Mao pero que estaba volviendo a aquellos valores que lo
hicieron grande.
Una vez que llegó la
hora de partir nos despedimos de los Ning prometiendo volver a vernos. El
vehículo nos llevó al hotel. Silvia y yo estábamos con ganas de tener un poco
de sexo. La jornada había sido agotadora y nos limitamos a lamernos hasta
estallar en orgasmos. Era nuestra última noche de “luna de miel” y lo más lindo
fue dormirnos abrazadas y desnudas.
Desayunamos en el balcón
del hotel con vista al rio Huangpu. Ambas con robe provistas por el hotel y
nada debajo. Yo me hubiera pasado todo el día teniendo relaciones con Silvia
pero no podíamos desaprovechar el día, ya habría tiempo de “escaparnos” cuando
estuviéramos de regreso en Punta del Este.
Nos vestimos de cómodos
conjuntos jogging y zapatillas y salimos a caminar. No necesito aclarar el
color del conjunto de Silvia. Recorrimos el Mercado y los jardines de Yuyuan y
pasamos por la famosa Casa de Te Huxinting. Luego ingresamos al Templo del Buda
de Jade, una hermosa construcción que contiene la imagen de Buda recostado con
una mano sosteniéndose la cabeza realizado toda en jade color beige. Y
finalmente culminó nuestro paseo en el Templo de la Flor del Dragon.
Ya era tiempo de
volver al hotel, tomar las valijas que habíamos dejado preparadas y tomar un
taxi hasta el Aeropuerto. Pocas horas después estábamos en la nave voladora de
regreso a América.
Silvia apoyó su
cabeza sobre mi hombro y cerró los ojos. Yo me sentía relajada. Le pasé el
brazo por sobre su hombro y la atraje hacia mí.
-¿En algún momento
tuviste miedo estando en China?- Me preguntó abriendo un ojo.
-Algo y lo que me
ponía peor era que te había traído conmigo-
-No te preocupes. Al
final comprobamos que te adoran-
-Si- Dije suspirando.
Me acomodé en el
asiento. La besé en la frente y le dije
-Amo a Marga y a
Keiko pero tampoco puedo estar sin vos-
-Y yo amo a Esther
pero me pasa lo mismo-
Después de unos
segundos agregó.
-Esta todo bien.
Sigamos con la comunidad ampliada que funciona como un reloj-
Asentí en silencio.
Capitulo Diecinueve
Llegamos a Montevideo
donde nos esperaba mi piloto favorito para llevarnos a Punta del Este. Pocos
minutos después el taxi aéreo aterrizaba en el Aeropuerto de El Carmen. En la punta
de la pista nos esperan mis novias y Esther.
Fue un aquelarre de
abrazos, besos y gritos de júbilo histérico. El piloto nos miraba asombrado,
aunque no tanto pues ya se esta acostumbrando a nuestras locuras. Bajamos las valijas
y las ordenamos en la camioneta Porsche del padre de Esther.
-Tenemos festejo de
bienvenida en casa- Dijo Marga mientras se aferraba a mí de un lado y Keiko del
otro. Esther apoyaba la mano en la pierna a Silvia mientras hacía los cambios. Habíamos
vuelto a la normalidad si a eso se lo podía llamar así.
Hablamos poco durante
el corto viaje. Esther entró la camioneta al garaje comunitario y subimos al
piso de Marga que ya parece oficializado para los eventos.
En el piso, la señora
Azumi estaba ordenando la comida preparada. Vino, empanadas y pizza.
-¡Bienvenidas!-
Exclamo Keiko.
Y nos acomodamos en
los sillones a comer y beber. Saludé a la señora Azumi de la que emanaba el hermoso
perfume que le había regalado la Gaby. Una vez que pudimos escucharnos se
inició la charla. Comenzamos a contarles con casi todo detalle, obviando las
partes de nuestro “pacto secreto”, lo
que había sucedido en ambos países.
-Nos tuvieron
preocupadas, creíamos que podías tener problemas con los chinos-
-Yo también estuve
preocupada y sobre todo por ella- Respondí señalando a Silvia.
-¿Escuchaste la
noticia del diputado abiertamente gay que fue elegido para el Congreso?-
-No, ¿Cuándo
sucedió?- Pregunté
-Supongo que estas últimas
horas, nos enteramos por un video de Jabierzo-
-Bueno, entonces es
cierto que hay una apertura-
-Si, claro, pero hay
que tomarla con pinzas. La homofobia persiste-
-Igual que en cualquier
país del mundo-
-¿Y como la pasaron?-
Preguntó Esther.
-Hermoso, Tokio y Shanghái
son dos ciudades fascinantes, las amigas de ustedes nos recibieron fabulosamente,
el abuelo todo un personaje, y la recepción del matrimonio Ning en su casa fue
algo de película. Y ni hablar de las presentaciones, un suceso- Contestó
Silvia.
-Si, genial, pero no
preguntaba eso- Insistió Esther riéndose.
-Tal vez igual que
ustedes- Respondí yo.
-Bueno, nosotras no
nos podemos quejar- Comentó Keiko.
-Nosotras tampoco- Volví
a responder
-O sea que todas la
pasamos genial- Manifestó Marga.
-Así parece- Concluí.
Esther, acercándose a
la mesa a tomar una porción de pizza dijo.
-Yo creo que deberíamos
dejar de llamarnos “comunidad ampliada”. Porque, por lo visto, aparte de los afectos
de cada una, sexualmente ya no tenemos nada que ocultar ni privarnos-
“Nada que ocultar”
Pensé en ese momento y la miré a Silvia que me devolvió la mirada. Creo que
nadie lo notó
-Totalmente de
acuerdo- Dijo Keiko
-Debemos buscarle un
nombre que nos identifique, porque según recuerdo cuando le pedimos a la Gaby
que fuera nuestra madrina no le dimos ninguno- Dijo Esther.
-Lesbos- Opinó Marga.
-Eso es demasiado obvio-
Objeté
-Las locas de Punta-
-Las tortas con
crema-
-Las descocadas-
No recuerdo quienes
fuero las que tiraron estos nombres por que hablaban todas al mismo tiempo.
-Esos parecen títulos
de murgas barriales berretas- Dije para calentar el ambiente.
-Podríamos hacer un
anagrama con nuestras iniciales- Opinó Esther.
-Ni loca, eso
parecería nombre de almacén o verdulería-
-Algo así como SEKAM
o SAKEM o MEKAS o MAKES…- Seguía insistiendo la hija de Nogueira.
-Basta, en serio,
pensemos algo coherente- Volví a decir.
-Pan con pan-
Manifestó Silvia.
-Eso no está mal-
Opiné.
-Torta con torta- La
estropeó Marga.
-Tiene que ser algo
impactante, aunque no sea tan obvio- Repliqué.
-¡Tijeras!- Gritó
Keiko.
-Eso me gusta- Dijo
Esther.
-Algo mejor, ¿Qué les
parece Scissors?- Manifesté
-¡Me gustó!- Exclamó
Marga y las demás adhirieron.
-Ahora debemos crear
un logo, imprimirlo y enviárselo a la Gaby enmarcado para que lo tenga de
recuerdo- Opinó Keiko.
-Fabulosa idea- Manifestó
Silvia.
Y seguimos tomado
vino y comiendo empanadas e interminables porciones de pizza.
Ante la insistencia
de mis novias y de Esther contamos algo mas de nuestras aventuras sexuales,
pero con límites. En ningún momento se nos escapó lo de la experiencia en el
Hotel de Sado masoquismo y mucho menos la casi escatológica acción que nos dejó
con los “cables cruzados”. Creo que yo, que nunca había tenido el más mínimo
secreto con mis novias estaba jugando algo riesgoso pero fascinante y esperaba
que a Silvia no se le fuera la lengua.
Las tres que quedaron
en Punta del Este disfrutaron todo. Al parecer Esther iba todas las noches al
edificio y realizaban hermosas orgias donde tampoco se privaron de los
latigazos, los broches en los pezones y las penetraciones dobles. En realidad, escucharlas
me excitaba y creo que a Silvia también. Y como podría afirmarlo, a mis novias
y a Esther les excitaban nuestro relatos. La comunidad “Scissors” estaba cada
vez más unida.
Esa noche tuvimos una
orgia grupal, las lenguas y los dildos se hicieron un gran festejo. Todas
tuvimos nuestra ración de azotes y aprietes de pezones. Como aquella primera
vez todo se convirtió en un desenfreno. La cama de Marga parecía pedir calma
pero nosotras no queríamos detenernos. La excitación era total.
Y tanta locura solo
poda llevar las cosas a mas locuras. Sobre todo ese momento en que Silvia y yo
nos quedamos mirando azoradas como Esther bebía la orina de Keiko.
Marga, que advirtió
nuestra sorpresa sonrió y dijo.
-¿Qué? ¿Ustedes nunca
lo hicieron? Pasar del squirting a esto es fácil. Denle, pruébenlo, es genial-
Capitulo Veinte.
Después de aquella
reveladora orgia en el piso de Marga las cosas fueron volviendo a la
normalidad. Mis novias continuaron trabajando. Keiko debía atender cada vez más
producción y Marga ya había vendido todos los departamentos del edificio donde también
vivirían Esther y Silvia. Además tenía casi todo vendido en las torres que construía
el señor Nogueira. Jacobo estaba convertido en su ayudante irreemplazable.
Silvia volvió a trabajar con Esther, no solo en la dirección de ambas obras
sino también en los bocetos de decoración para su lugar en el mundo. En esto último
solía darles una mano. Les ayudaba con el diseño y las acompañaba a comprar
muebles o elegir revestimientos y pisos.
-Es nuestra asesora- Les
decían a los vendedores. Y ellos trataban de convencerme primero a mí.
De Sudacalandia
llegaban noticias casi diariamente respecto de la venta de mi último libro. Mi editor
me pasaba también las cifras de Europa y no cesaba de pedirme que fuera a
Italia a ver a la primera ministra Meloni. Lo que me importaban eran las
regalías y estas iban en aumento. Además también subían las de Japón y países
aledaños. Pero donde el salto era casi exponencial era en China donde se habían
superado las ventas de los últimos best sellers y aumentaban.
También me llamó
Adriana, mi marchand.
-Querida, vas a tener
que agarrar los pinceles y ponerte a hacer cuatro cuadros a la vez- Me dijo.
-¿Por qué?-
Me llamaron tus
amigos chinos y les envié el catálogo. Tardaron dos días en contestarme. Ya
tienes veinte cuadros vendidos de los que me diste en consignación creo que hay
más interesados-
-Bueno, sospecho que
no tengo más remedio si quiero ser multimillonaria-
-Te paso imágenes de
los vendidos. No te digo de verlos personalmente por que ya están embalados. De
paso recordar que pintaste y ver la onda de lo que están eligiendo los chinos-
-Te agradezco-
En el programa de la
señora Ning en la televisión de Shanghái hicieron otra nota sobre mí y la
visita a la ciudad. Además el discurso que di en el Aula Magna. La señora me
pasó el link de You Tube y me solicitó permiso para hacerme un reportaje por
Zoom el día siguiente. A lo que accedí.
Estoy viviendo un momento
increíble. Jamás hubiera imaginado, aunque ese era mi sueño desde mi temprana
juventud.
En la noche
siguiente, por las diferencias horarias, la señora Ning me hizo el reportaje. Primero
realizó un anticipo acerca de quien era yo y del suceso que estaba teniendo mi
libro. Luego conversamos un poco, no mucho tiempo por suerte, y cerramos con
una afectuoso saludo y la promesa de volver por aquellas tierras, cuando
pudiera.
En cuanto a la sorpresa
que nos llevamos con Silvia el día de nuestro regreso recién lo pudimos conversar
a solas un par de días después. Yo andaba por la zona del edificio donde tienen
sus oficinas Marga y las arquitectas y decidí pasar a saludar. Marga estaba ocupada
con un cliente y Esther había ido a ver algunos proveedores. De manera que a la
única que encontré desocupada fue a mi compañera de viaje. Entré a su oficina,
estaba mirando unos planos sobre la gran mesa de trabajo un tanto inclinada
hacia adelante y sin decirle palabra la tomé de la cintura desde atrás.
-¿Alexia?- Preguntó
ella sin siquiera darse vuelta, lo que me sorprendió
-¿Cómo sabias que era
yo?-
-Por la forma de
tomarme la cintura-
-Bien. ¿Ocupada?-
-No mucho, boludeando
un poco-
-No pudimos hablar de
las revelaciones de nuestras parejitas- Comenté
-Cierto. ¿Vos sabes
que todavía estoy asombrada?-
-Bueno, nosotras no
nos quedamos atrás- Afirmé
-Si, pero …es que fue
sorpresivo verla ahí a Esty disfrutando de los fluidos de Keiko-
-Lo bueno es que
ahora no tenemos nada que ocultar- Opiné
-Si, eso me deja
tranquila. Mirá que hacemos locuras pero esto era tan fuerte que tenia miedo de
delatarme en una conversación-
-A mi me pasaba lo
mismo- Manifesté
-Sucede cuando estas
decidida a no ocultarle nada a tu pareja-
-Si, así que ahora
nos sentiremos mas libres de hacerlo no solo entre nosotras sino con nuestras
novias- Dije.
-Si, genial, pero a
mi me encanta hacerlo contigo. Quizá por la forma en que estaba atada e
indefensa, en medio de una situación de impotencia. Pero también me fascinó al revés.
Ahí la sensación es de humillación y es tan hermoso sentirte humillada y
sometida a la voluntad de otra. Y eso contigo es muy fuerte-
-Lo es- Manifesté
dándole un beso en la boca y agregué – La próxima vez que nos toque estar juntas
vamos a hacerlo-
-Si, seguro-
-Entonces voy a
seguir mi camino-
-¿Paseando?-
-No mucho, vine al
centro a comprar pintura acrílica y bastidores. Tengo mucho trabajo-
-Por lo visto no es
otro libro-
-No, por ahora no,
tengo muchos cuadros que pintar. Los chinos están enloquecidos con mis
trabajos-
-¡Que bueno! ¡Te
felicito!-
Y seguí mi viaje tras
pasar a saludar a Marga, desde la puerta porque todavía estaba con el cliente.
Sali a la calle, me
senté en mi auto. Antes de arrancar me quedé pensando en toda esta relación con
la Comunidad Scissors. ¿Éramos una pervertidas? ¿O es solamente una manera de
darnos amor?
Es cierto que mucha
gente catalogaría nuestras costumbres como hechos perversos y aberrantes pero estoy
segura de que en sus buhardillas mentales guardan un deseo incumplido de hacer
cosas así. Hay mucha hipocresía. Hay mucha falsedad. En cualquier estamento
social, ya sea un militar, un cura, un político, o un don nadie de los que trabajan
doce horas al día por un sueldo miserable.
Marga, Keiko, Esther,
Silvia y yo nos tenemos. Nos disfrutamos como nos gusta, sin obligar a nadie a
hacer algo que le desagrade. Y hasta creo que aunque no en lo formal pero si en
lo afectivo han sido superadas las barreras del amor. Es cierto, estoy
convencida de que todas nos amamos. Entre todas, con todas y para todas.
Epilogo cortito y
aclaratorio.
Llamé a mi editor
para que se comunique con el Gobierno Italiano y les diga que cuando yo pueda
viajar con toda mi comunidad de amigas le íbamos a avisar con la debida
antelación pero con la salvedad de que sería solo por un par de días ya que no
puedo distraerlas a ellas de su trabajo mucho tiempo pero me resulta importante
que me acompañen en este evento.
No pasó mucho tiempo
para recibir la respuesta. Estaban de acuerdo y esperaban nuestra notificación.
Les avisé a mis
novias y amigas y todas estuvieron de acuerdo. Prometieron organizarse para ver
cómo podrían dejar su trabajo en manos responsables.
Keiko tiene a su
padre, Marga le daría la responsabilidad a Jacobo y Esther y Silvia le pedirían
al señor Nogueira que se hiciera una recorrida por las obras. Al fin y al cabo
solo era por una par de días.
Hasta la próxima
historia…