Wednesday, September 11, 2024

Monday, September 09, 2024

Guerra a lo Woke y la fascinacion de estar con Silvia. (Decimo septima parte de Mi Aventura en Tokio)

 

 

 

Guerra contra lo Woke

Y

La fascinación de estar con Silvia

 

Alexia Montes

 

Decimoséptima parte de

“Mi aventura en Tokio”

 

 

 

 

 

 

Capítulo 1

 Antes de comenzar a relatar mis nuevas aventuras debo contarles algo. En estos días en que la ”comunidad ampliada” estaba descubriendo su verdadera dimensión estaban por comenzar los Juegos Olímpicos de Paris. Yo había recibido una invitación de una importante editorial de aquella ciudad para presenciar la ceremonia de la inauguración pero no la acepté.

Y no fue por que estuviera cansada de viajar o porque justo en esa época venían de visita mis amigas de Japón sino porque ya perdí aquel entusiasmo casi fanático que tenía por la cultura europea en general y la Ciudad Luz en particular

Cuando estuve allí, en un lejano 2012 quede fascinada, lloraba casi en cada esquina diciéndome “estas aquí”. Me emocioné con la arquitectura, los sitios emblemáticos y hasta con las iglesias a pesar de ser atea. Pero hubo algo que me llamaba la atención y eso fue la gran cantidad de parejas multirraciales que veía en las calles. Para mí era claro, Paris estaba siendo invadida lentamente por su África colonial, ese África al que le importa un bledo la cultura europea tradicional y si puede destruirla, mejor. Y sobre todo si ese África y ese Medio Oriente también, es musulmán

Y no me equivoqué. Hoy día, toda Europa esta invadida por varias situaciones que la están reduciendo de ser el faro de cultura de occidente a un montón de escombros de esa cultura.

La agenda 2030, la cultura woke, la inmigración que no solo trae otras religiones sino también violencia gratuita, los gobiernos de supuesta izquierda, corruptos e incapaces y los populismos baratos están hundiendo todo vestigio de civilización.

Por eso no fui a la ceremonia. Y por qué algo olía en el aire que se confirmó cuando la vi,  por televisión. Un soberano asco. Un pebetero que no está en el Estadio Olímpico, un desfile de delegaciones sin posibilidad de confraternizar, una caricatura de María Antonieta decapitada cuando parece que olvidaron a la gran cantidad de inocentes que murieron en la guillotina por la igualdad y todo eso…

Y el bochornoso espectáculo de un hombre pintado de azul cantando una canción en donde se alaba la desnudez y cerca suyo una nena que bailo sensualmente con un hombre mayor está al lado de un hombre al que se le veían los testículos salir de debajo de su mini pantalón. Y ni hablar de la imagen de la última cena representada por un montón de personajes que parecían extraídos del circo de los horrores. Escuche después que no era La última cena sino otro cuadro con Baco y otros dioses. Igualmente era un espanto. Un canto a la decadencia moral y estética.

Y me pregunto, aunque sé la respuesta. ¿Si es, como muchos creen la representación de Cristo y sus apóstoles, por qué no les toman el pelo a los musulmanes también? Respuesta. Porque son una manga de cagones que tienen miedo a otro Charlie Hebdo. Los franceses acaban de tirar la primera palada de tierra para sepultar los juegos olímpicos, será por eso que el barquero Caronte, ese que te lleva al otro mundo previo pago de una moneda de oro, ¿o de una medalla tal vez? era quien guiaba el desfile de las delegaciones de deportistas por el Estigia, perdón, digo, por el Sena... y finalmente un jinete del Apocalipsis era quien entregaba la bandera olímpica que, sugestivamente fue colocada al revés. Espero que los yanquis vuelvan las cosas a la normalidad en 2028, aunque lo dudo.

Un pueblo que esclaviza niños en las minas de oro en África mal puede hablar de respeto por la diversidad y la inclusión. Un país que mató a miles de inocentes en la guillotina para erradicar la monarquía y tiene por héroe máximo a un fulano que se coronó emperador mal puede hablar de libertad.

Y mis respetos a una escritora que admiro: Oriana Falacci, que supo ver hace más de cuarenta años la decadencia de Europa en manos de la invasión musulmana.

Y dicho esto comencé a pergeñar una idea para mi próximo libro. Un ataque directo, frontal y sin concesiones a la cultura woke y la agenda 2030. Ya tuve mi pelea con el feminismo retrogrado y con los amantes del lenguaje inclusivo. Es hora de combatir contra los creadores de esperpentos tales como La sirenita negra o cosas así. Es hora de volver a la lucha.

Keiko y Marga se alegraron de que retomara la actividad. ¡Como si hubiera estado inactiva todo este tiempo! Aunque comprendo que estaba preocupadas por que hubiera perdido mi toque combativo. Unos días después, mientras conversaba en las oficinas de las arquitectas definiendo detalles de lo que será su lugar en el mundo les comenté mi idea y se manifestaron entusiasmadas y también dispuestas a colaborar en lo que necesitara. Ellas también tenían en claro su odio hacia el feminismo radical.

-El mundo se está yendo a la mierda- Dijo Esther y luego pasó a comentarnos todas las aberraciones que observara en Europa en el viaje que había hecho antes de que la conociéramos.

-¿Habrá algún lugar en donde refugiarse entre medio de tanta estupidez y violencia?- Se preguntó Silvia.

-Lo dudo- Respondí y luego agregué -Por ahora mantengámonos aquí, al menos es lo más tranquilo que conocemos-

-Cierto- Aseveró Esther

En eso entró Marga a la oficina.

-Chicas, ¿Cómo andamos con las gráficas para publicidad? Tengo varios interesados y no hay nada para mostrarles-

-¿Ya, varios interesados?- Preguntó Esther.

-Si, en un mes te vendo todo- Afirmó Marga

-Genial, así terminamos antes de los plazos y podemos dedicarle el tiempo a nuestro nidito- Dijo Silvia.

-Bien chicas. Las dejo con trabajo. Háganle caso a Marga porque si no se pone nerviosa- Manifesté mientras tomaba mi cartera.

-¿Te vas a casa?- Me preguntó mi novia.

-Primero voy por lo de Adriana a llevarle unos cuadros. Parece que se los sacan de las manos y me pide más-

Besé a todas en los labios y partí a lo de mi marchand favorita.

En un balcón de la casa de Adriana tomamos café con masas secas mientras nos llegaba el aire fresco del mar. Conversamos de todo, incluida la ceremonia de los Juegos Olímpicos.

-Me pareció repugnante. Tener mente abierta no es lo mismo que aceptar cualquier idiotez- Me dijo.

Regresé a nuestro edificio. Llamé a Esther y Silvia y las invité a cenar. Me sentía un tanto melancólica. Quería estar rodeada de gente. Cuando llegaron mis novias les comenté lo que me pasaba y que las arquitectas iban a venir. Se alegraron, ellas también estaban sintiendo esa sensación indefinida.

Tomamos mate hasta que llegaron nuestras amigas de la “comunidad ampliada”. Luego calenté otra pava y seguimos. Esther y Silvia estaban agotadas. Se dividían las tareas entre los dos edificios en construcción. Pero estaban contentas pues debido a la diferencia de tamaños, la construcción del que albergaría sus vivienda estaba marchando más veloz.

El hecho de estar junto a nuestras amigas hizo que el ánimo de mis novias y yo mejorara bastante. Íbamos a tener un cena agradable.

 

 

Capítulo 2

 -¿Alguna vez imaginaste a un negro del África invadiendo un país europeo?- Pregunté

-No, pero sí he visto reyes negros africanos vendiendo a su propio pueblo como esclavos a cambio de ciertos lujos europeos-

-Correcto. Esa es la mentalidad negra que solo sirve para ganar medallas en los Juegos Olímpicos-

-Bueno, pero hay negros científicos, médicos, y otras cosas-

-Si, pero porque tienen la suerte de vivir en algún país occidental donde le han dado la posibilidad de estudiar- Repliqué

-¿Entonces, si estudian y se reciben son personas útiles para la sociedad?-

-Claro, pero el problemas es que la cultura woke, el neofeminismo, la agenda 2030, los gobiernos populistas, los que se tildan de izquierdas sin tener idea de que se trata, lo que quieren es supra valorar a los que son negros en África, sin educación y sin un propósito en la vida. Los otros negros, los que estudiaron, los que trabajan, los que se sacrificaron, esos no cuentan. Porque el mérito no importa. Solo les importa si es negro. Es una metáfora- Afirmé

-¿Sucede eso con otros grupos sociales?-

-Claro, sucede con los nativos, las persona trans, los gay, las mujeres, los judíos, los musulmanes, los católicos, los de derechas, es decir, con todos. En algún lugar del mundo hay alguien que es ayudado a “sentirse mejor” solo por su condición natural y no por las habilidades adquiridas- Respondí

-Que son más importantes que haber nacido negro o gay, por ejemplo-

-Obviamente, nacer de determinada manera es un accidente. Acusa a los genes, si quieres, pero lo importante es lo que hace esa persona con la ventaja o desventaja que le ha dado la vida. Algunos eligen sacrificarse tras una meta, otros esperan que alguien los mantenga y les otorgue la tan ansiada igualdad, pero no para trabajar, solo para pasarla mejor sin esfuerzo-

-El mundo ha entrado en un estado tal de decadencia que ni siquiera las ideologías retrogradas subsisten. Solo hay un amalgama de gente, mezclada y convertida en un puré macabro. Se acabaron los valores, el respeto, el orden, la tradición- Dijo uno de los periodistas.

-Es que la estupidez humana está siendo alimentada por organismos como las Naciones Unidas con su agenda 2030. Mientras el mundo sigue siendo un lugar peligroso para vivir ellos sueñan con utopías imposibles, pero lo que hay detrás de eso es la toma de poder por parte de empresas multinacionales que le dicen a los ingenuos en que tienen que creer, y enarbolando la bandera de la igualdad se convierten en intolerantes, discriminatorios y racistas al revés-

-Y ni hablar de la “cultura de la cancelación”- Opinó otro periodista.

-Exacto, terrorismo de la palabra. Censura. Lo peor de aquello que dicen combatir. Y mal gusto. Bodrios inclasificables en cine y literatura. Todo lo que toca lo woke, lo destruye o lo estropea. Jamás crean nada. Su único interés parece ser destruir el arte, la belleza, la paz y la convivencia- Manifesté

-Otro aspecto negativo son los cupos. Si tienes una empresa o una oficina estatal tienes que darle una cantidad de empleos a gente que no tiene otra cosa que su género, o su género auto percibido y no tiene nada de talento ni capacidad ni es capaz de hacer esfuerzo para trabajar- Dijo un tercer periodista

-El mundo es lo que es. Las razas son lo que son. Cada una con sus capacidades e incapacidades. Si la diversidad existe es porque la diversidad existe. Si no fuera así todos seriamos iguales, mismo color de piel , mismo color de ojos, mismo color de pelo y entonces no habría discriminación. Pero la naturaleza nos hizo así, diferentes y con capacidades diferentes. El tema es ver cuánta gente cae en este discurso idiota de odio al prójimo que no es como uno. Del racismo yanqui o sudafricano pasamos a la pretensión de imposición de un pensamiento único mal llamado progresista. En realidad no hay nada que los diferencie. Ambos son intolerantes. Toda esta situación me hace pensar en la religión católica, el cristianismo. Un día apareció un fulano que dijo llamarse Jesús, que era el hijo de Dios y trajo un mensaje de paz y amor. Era claro, hasta un idiota podía entenderlo. Los poderosos de entonces, los romanos, comenzaron a perseguirlos y los cristianos fueron víctimas. Durante ese periodo conservaron, de alguna manera, el mensaje inicial, pero, después llegó un Emperador que adoptó la religión, ésta pasó a tener poder y de allí a la inquisición y la persecución de las demás religiones siendo tratadas como herejes implicó toda clase de crímenes en nombre de un profeta que pregonaba el amor-

-Lo mismo sucede con los grupos gays, feministas y otros…-

-Exacto. Aunque en algunos lugares del mundo ser gay es un pasaporte a la muerte, en los países occidentales se dan la mano con el poder político por que para el poder político es una buena ocasión de parecer buenos y tolerantes, por lo tanto populares.  Por ello es que del mismo poder político se bajan ideologías sin saber que a muchísima gente no le interesan ni le competen- Insistí.

-Y eso trae aparejado la idea del “orgullo gay”-

-Si, la idea del orgullo es una falacia impuesta por la corrección política. ¿Por qué debo sentir orgullo de decir con quien me acuesto? Es mi acto privado. Es mi derecho no decirlo si no tengo ganas. Además las Marchas del Orgullo Gay son una fantochada propia del Circo de los Horrores, como los personajes de la reciente inauguración de los Juegos Olímpicos. ¿Qué sentido tiene andar disfrazados e incluso semidesnudos? Lo único que logran es la burla del que no es gay ni travesti- Confirmé

-¿Por qué una persona, mujer, con su homosexualidad asumida no coincide con los parámetros del feminismo, el orgullo gay o la Agenda 2030?- Me preguntaron.

-¿Será porque tengo cerebro? Y otra cosa…el feminismo, los gays, las trans y todos ellos son visibles. Solo basta con no cruzarse con ellos si se ponen intolerantes. Por el contrario si son personas pacíficas y dialoguistas vale la pena conversar con ellos. Pero el verdadero peligro está en la Agenda 2030. Aparecen por allí varios temas que ninguna persona se atrevería a discutir, como el cambio climático, por ejemplo, pero…la sospecha de que hay gato encerrado es mucha. Yo no viviría muy tranquila si la Agenda prospera-

Todo este dialogo se desarrolló vía Zoom con varios periodistas de diferentes partes del mundo cuando, gracias a mi editor, se supo que yo estaba preparando toda mi artillería pesada en un nuevo libro, contra temas tales como la participación de personas trans en los deportes, la agenda 2030, la supuesta igualdad de género, el feminismo y otros temas similares.

El comienzo fue auspicioso. Muchos portales de internet replicaron la nota. A primera vista se podría decir que en esa noche me hice de muchos enemigos. Pero las encuestas y los comentarios decían lo contrario. Hay mucha gente allí afuera que piensa como uno. Y no tiene nada que ver con izquierdas y derechas. Solo se trata de sentido común.

Solo se trata de saber que el respeto debe ser mutuo y que no va en una sola dirección.

Mis novias, nuestras amigas, el grupo de la hija del Arquitecto Castaño y muchas otras personas, conocidas o no, me hicieron llegar su adhesión, agradecimiento y el pedido de que apure el libro. De Japón también llegaron muestras de coincidencia. No estamos solas…

 

 

Capítulo 3

-¿Así que ahora los organizadores de la inauguración de los Juegos Olímpicos dicen que lo que representaron ese grupo de freaks no era La Ultima Cena?- Dijo Silvia mientras estábamos cenando con la “comunidad ampliada” en Kitty´s

-Así es, según parece es un cuadro llamado El Banquete de los Dioses de un tal Jan van Bijlert pintado alrededor de 1635 y que está en el Museo Magnin de Dijon al sur de Paris- Manifesté.

-Si, donde lo vieron cuatro turistas- Agregó Marga.

-Yo sigo creyendo que esa representación no fue inocente. Ahora tienen una excusa, ese otro cuadro, pero si pasaba , pasaba y todo el mundo creería que era el cuadro de Leonardo, lo que ocurrió es que se le puso áspero el tema y comenzaron a retroceder- Afirmé.

-¿Por qué crees que fue a propósito?- Me preguntó Keiko.

-Por una sencilla razón, ese cuadro de los dioses del Olimpo es casi absolutamente desconocido, en cambio La Ultima Cena lo conoce todo el mundo. Si el espectáculo era tan masivo era de esperar que la gran mayoría de la gente lo asociara con el cuadro de Jesús- Teoricé.

-Entonces si surgía una reacción negativa tenían al Banquete de los dioses a mano. Dijo Keiko.

-O utilizaron el cuadro de Bijlert con un segundo sentido- Afirmé.

-¿Cuál? - Preguntaron a dúo Esther y Silvia.

-Tratar al mundo de ignorante. Estos franceses que se creen lo “más” en cultura podrían decir ante la reacción general: El cuadro que usamos es El banquete de los Dioses y no la Ultima Cena. Al primero lo conocemos porque somos muy cultos e inteligentes, en cambio ustedes, pueblo ignorante lo único que ven es una representación religiosa- Dije.

-Suena lógico- Afirmo Marga.

Silvia hizo una pausa mientras terminaba su milanesa y después dijo.

-¿No estas levantando mucha polvareda con la idea del libro anti woke?-

-Si, pero es la polvareda lo que vende un libro y además, en este caso, va a ser casi como una cruzada contra toda esa asociación de intolerantes que se creen dueños de la verdad-

-Estamos con vos- Dijo Esther.

-No sé si vas a lograr algo. La lucha contra la estupidez es la más dura, pero va a ser divertido- Manifestó Keiko.

-Soy consciente, también soy consciente que va a pretender cancelarme pero soy un hueso duro de roer y creo que a esta altura tengo más capacidad de cancelación que todos ellos-

-¿Por qué?- Preguntó Silvia.

-Porque se está produciendo el verdadero despertar, el de la gente que se está hartando de toda esta basura. Solo hay que azuzarlos un poco y estoy viendo en la redes sociales que me estoy convirtiendo en una de las referentes a pesar de que solo opino en Facebook y You Tube-

-Sitios que se están poniendo difíciles también. El otro día me cuestionaron un posteo pues creían que era hiriente a algunas personas solo porque use la palabra Negro- Dijo Esther.

-Si, es el colmo que uno tenga que andar cuidándose de lo que escribe en un medio que debería ser absolutamente libre- Manifesté.

-Si, esa es la libertad que quieren esos impresentables- Opinó Keiko.

-Eso me recuerda esa película…Idiocracia- Manifestó Silvia

-Si, la vimos- Agregó Marga.

-Un sátira bien construida. Ya nadie duda que si esto y otras actitudes sociales no se detienen vamos hacia un mundo regido por idiotas- Dije.

La aparición de tres chicos y dos chicas jóvenes que se acercaron a la mesa interrumpió el diálogo. Me pidieron autógrafos y estaban tan entusiasmados con mis firmas que besaban el papel en que fueron escritas. Luego, antes de irse manifestaron su apoyo a mi lucha.

-Estamos con usted señora Alexia. Hay que acabar de una vez por todas con la intolerancia woke- Dijo una de las niñas.

Regresaron a su mesa que compartían con varios adultos. Una vez ubicadas saludaron con sus brazos y los que estimo serian su padres también saludaron con entusiasmo.

-Esto marcha- Dijo Marga.

Después de la cena el grupo caminó un poco por el muelle tomando fresco y luego, mientras las arquitectas se iban a su casa, nosotras regresamos a nuestro lugar en el mundo.

Era un buen momento para descansar aunque, obviamente no lo hicimos, terminamos teniendo sexo desenfrenado hasta bastante tarde.

En la mañana siguiente la primera que se levantó fue Keiko para preparar el desayuno. Luego nos vino a despertar. Después del café y las medialunas mis novias se fueron a trabajar. Yo comencé la tarea que me había impuesto. Lo primero que hice fue comenzar a juntar información acerca de lo woke y toda su fantochada.

-Lo woke arruina todo lo que toca- Me dijo Adriana, mi marchand.

Y tiene razón. Desde la idea de que debería haber un cuento llamado La princesita, en lugar de El Principito, o pretender cambiar el final de la ópera Carmen, para que sea ella la que asesina a su amante y no que sea ella la asesinada como en la versión original (Como si no lo mereciera por ser una yegua que arruina la vida de los hombres), la versión de Cleopatra negra o la totalmente falseada versión de La mujer rey, sobre el rey loco de Dahomey. Ni que hablar de La sirenita negra y peor aún, un proyecto que por suerte murió, el de Blancanieves y los siete enanos, protagonizado por una latina morocha y siete energúmenos que no eran enanos. (Disney también es una fábrica de arruinar lo que toca y no me refiero solo a lo woke)

Cuanto más investigaba, más asco me producía esta intolerancia woke. ¿Y por qué yo, una mujer y además lesbiana tomaba esta bandera contra el feminismo, lo woke, la Agenda 2030 y el lenguaje inclusivo. Simple,  porque veo que el mundo se encamina, aparte de los individuales comentarios graciosos, al pasar, a un estado de idiotez general que no tiene idea de lo que es nivel cultural.

¿Qué nos pasó como sociedad para llegar a un punto en que todo es tan confuso que ni siquiera las malditas ideologías son capaces de explicarlo?

El comunismo de Lenin, Trotsky, Stalin o Mao hacía pure a todo lo diferente, ya sea gay, lesbianas o lo que fuera. Hoy día son las tendencias de izquierda las que dicen defenderlos. En este mundo distopico cualquier cosa sirve para convertirse en un dogma indiscutible, y no por que tenga razón sino porque sus defensores son fanáticos a ultranza. El feminismo, el veganismo, el populismo, ya no tienen nada que envidiarle al fascismo ideológico que imperó en la Italia y la Alemania de principios y mediados del Siglo Veinte. Y por eso defienden a los tiranos de izquierda, Venezuela, Nicaragua, Cuba son los ejemplos más claros. Lo único que les falta es un brazo armado, aunque algunos lo tienen.

Mis novias y yo conversamos de esto todo el tiempo. Nuestras amigas de la “comunidad ampliada” también participan de los pequeños debates que se arman. Para continuar con el libro recurrí a todas aquellas persona, sobre todo jóvenes que conocí en mis tratos personales y aquellos que podamos llamar “educativos”.

Fue una experiencia muy enriquecedora que me alentó a tener fe en las generaciones futuras. A saber que todo esta cultura woke es solo obras de unos pocos imbéciles. Afortunadamente parece que hay mucha más gente de lo imaginado que está en verdad despierta

 

Capítulo 4

Entre todas las investigaciones que hice, este artículo de Fisher Szlajen en Infobae, me parecía sumamente esclarecedor y que, para información de todos mis lectores, transcribo a continuación:

“El término “woke” (despierto), utilizado en los ´40 para describir la conciencia social sobre la opresión racial, devino en etiqueta para quienes están conscientes de las injusticias sociales y buscan abordarlas activamente desde la cultura y la política. Posteriormente, la teoría de la interseccionalidad originada en el feminismo de los ´80 y ‘90, surgió para ampliar el abordaje exclusivo de las experiencias de mujeres blancas de clase media desatendiendo a las mujeres negras que experimentaban formas de opresión que no pueden entenderse bajo el prisma del feminismo blanco.

Ambos movimientos, woke e interseccionalidad, se han entrelazado y fueron adoptados por las narrativas de diversos movimientos sociales contemporáneos y en el discurso político, presentando un activo frente público y en las burocracias académicas, para la lucha por la justicia social, la igualdad y contra la opresión en diversas comunidades y contextos. Sin embargo, también han suscitado preocupaciones significativas dadas las consecuencias de su frecuente radicalización inhibiendo el diálogo abierto, adulterando información y realidades, promoviendo la polarización y socavando la búsqueda de soluciones efectivas a los problemas sociales.

En lugar de buscar construir puentes, estas corrientes impulsan un enfoque antagónico “nosotros vs. ellos”, constituyéndose según Jonathan Haidt, en una moderna mentalidad tribal de las democracias occidentales, debido a la priorización de la categoría identitaria sobre la individualidad, percibiendo al otro como enemigo y alimentando un ciclo vicioso de prejuicios, conflictos y resentimientos, obstaculizando el conocimiento y los valores de las democracias funcionales.

El abordaje de la interseccionalidad woke a diferentes formas de opresión omite las experiencias únicas y multifacéticas de las personas, perpetuando así estereotipos y reduciendo la complejidad de las identidades individuales a una serie de categorías identitarias predefinidas tales como negro/blanco, mujer/hombre o LGBTQ+/heterosexual. Simplemente suman opresiones y dan por sentado de forma hiper-reduccionista y sin evidencia, una misma forma de afección para todas las personas pertenecientes a aquellas categorías, donde se es oprimido u opresor por lo que se es y no por lo que se hace. Todo lo cual conduce a una realidad simplista y distorsionada promoviendo la intolerancia hacia la diversidad de opiniones, especialmente aquellas que desafían sus propias narrativas dominantes. Tal como demuestra Greg Lukianoff, este fenómeno conocido como “cancelación” resulta en la supresión y desacreditación de toda forma de disidencia u opiniones divergentes, pensamiento crítico y libertad de expresión, alienando a quienes no comparten sus perspectivas, bajo la excusa de considerarlo “ofensivo” o “contrario a la justicia social”, consolidando un control autoritario.

Y como señala John McWhorter, paralizando las libertades civiles y el intercambio abierto de ideas, no sólo limitando la capacidad social para abordar y resolver problemas complejos de justicia social, sino agravándolos. En términos pragmáticos, si bien estas corrientes pudieron proporcionar un marco para analizar las estructuras de poder y las desigualdades sociales, devinieron en sus obstaculizadores debido a su dogmática dicotomía social y reducción de la complejidad humana más la intolerancia hacia la diversidad de opiniones minando los propios ideales que pretendieron promover.

Este activismo se ha reflejado también en el moldeamiento del discurso y las políticas públicas, transformando cuestiones sociales en temas de confrontación ideológica. El moldeamiento interseccionista woke, como estrategia psicológica para aumentar la frecuencia de una conducta o establecer otras aún inexistentes, ha promovido una visión binaria y antagónica del mundo clasificando a los individuos como opresores u oprimidos en función de su categoría identitaria, convirtiendo características como etnia, género y sexualidad en armas políticas dificultando la cooperación entre diferentes sectores de la sociedad y perpetuando estereotipos negativos sobre grupos específicos, intensificando las tensiones sociales.

La incongruencia de estos movimientos, producto de una selectiva aplicación de sus principios a ciertas causas políticas o ideológicas por sobre otras y fundamentalmente por sobre los derechos humanos, socava su integridad moral y minan su credibilidad. Más, dicha selectividad instrumental ha llevado a sus activistas a justificar y legitimar organizaciones terroristas, regímenes totalitarios, represivos y teocráticos que cercenan derechos civiles y políticos, perpetran crímenes de lesa humanidad y violan los DDHH de aquellos mismos que dichas corrientes deberían defender.

Esta narrativa de opresión y resistencia de la interseccionalidad woke, distorsionando y manipulando conceptos e información bajo una retórica de la victimización que justifica agendas políticas extremistas, pero retratándolas como luchadores por la liberación de grupos oprimidos y defensores de la justicia social, también es aplicada al conflicto palestino-israelí. El primero caracterizado como víctima, un pueblo oprimido y desposeído, romantizando su gobierno en manos de organizaciones terroristas como Hamás, mientras que Israel es caracterizado como victimario, Estado opresor y colonialista, demonizándolo, incluyendo su plena democracia, única en la región. Luego, toda crítica al terrorismo y sus crímenes de lesa humanidad contra Israel, judíos o cualquier víctima relacionada, es censurada o etiquetada como islamofobia o anti-palestina, cumpliendo así con la supresión de la disidencia incluso dentro de sus propios espacios considerados “seguros” para las minorías oprimidas.

Dicho criterio fue aplicado por algunas organizaciones internacionales y personalidades, paradójicamente defensoras de los DDHH, al haber invisibilizado, negado o bien justificado los asesinatos, las mujeres violadas, los bebes cremados en hornos de microondas o decapitados con palas más los rehenes civiles secuestrados por la invasión de Hamás al territorio israelí, el 7 de octubre de 2023. Todo ello considerándolo consecuencia natural de una supuesta opresión del pueblo palestino por otro supuesto y más cruel imperialismo sionista opresor.

Este silenciamiento y eliminación de toda disidencia también es aplicada internamente tal como el caso de Kathleen Stock, cancelada debido a sus opiniones sobre la identidad de género, contrarias a la predominante, a pesar de ser una defensora de los derechos LGBTQ+; y Bret Weinstein, defendiendo la libertad de expresión, fue objeto de amenazas, acoso y ostracismo después de expresar objeciones a un evento universitario llamado “Día sin Blancos”.

Esta lógica interseccionista woke promueve la solidaridad global entre supuestos grupos oprimidos en todo el mundo, y por ello en el conflicto palestino-israelí, se llama a la solidaridad con Palestina como parte de una lucha más amplia contra un igualmente supuesto colonialismo, racismo y la ocupación. Tal como demuestra David Hirsh, ciertos sectores de la izquierda política han adoptado estos movimientos compartiendo la exacerbación de viejos tropos antisemitas para criticar a Israel. Desde ya, incluyendo campañas de boicot, desinversión y sanciones dirigidas contra Israel como forma de presión política, y las recientes tomas de las más elitistas universidades estadounidenses a manos de violentas turbas estudiantiles interseccionsitas woke, perpetrando graves episodios antisemitas contra alumnos y profesores judíos.

Dichos estudiantes-activistas por la diversidad, igualdad e inclusión, pertenecientes a algunas de las más exclusivas universidades del mundo, no habiendo promovido ningún sistema para el acceso de quienes no pueden pagarlas, llamaron públicamente a matar sionistas o judíos coreando frases en favor del terrorismo islámico, bajo la justificación que matar a alguien en ciertos escenarios es necesario y mejor para el mundo en general, ejemplificándolo con Hitler.

Todo ello apoyado por acción u omisión desde algunas autoridades universitarias, convencidas que Israel y los judíos son opresores “blancos” a los que hay que resistir, permitiéndose el antisemitismo. Tal como las presidentes de las Universidades de Harvard, Pensilvania y el MIT, Claudine Gay, Liz Magill y Sally Kornbluth, quienes testificaron que el llamamiento a cometer genocidio contra los judíos más su glorificación, proliferado por estos estudiantes-activistas en los campus, no viola el código de conducta y no es acoso antisemita, sino únicamente en la medida que sea implementado. Magill renunció y Gay fue forzada a dimitir, no porque permitió el antisemitismo sino por plagio en sus investigaciones”.

Lo leo y lo releo y cada vez me parece más acertado.

Mientras tanto continuaba nuestra vida “normal”.

De lunes a viernes mis novias se iban temprano a trabajar después del desayuno que preparábamos las tres por turnos semanales. Ellas regresaban a la tarde y yo las esperaba con mate y bizcochos. Al mismo tiempo me había abocado a escribir por lo que me llevaba tiempo investigar todo lo relacionado con la ¿cultura? Woke. A veces terminaba algún cuadrito y lo llevaba a lo de mi marchand o pasaba por las oficinas de las arquitectas para ver como marchaba su proyecto de nuevo hogar.

Las relaciones sexuales cruzadas continuaron, intercambiándonos parejas, aunque las noches eran para mis novias y yo. Pero debo reconocer que la pasaba muy bien con Esther o Silvia cuando caían de “visita” por casa.

Los fines de semana se dividían en sábados donde era costumbre la reunión de la “comunidad ampliada” en nuestro edificio. Reunión que culminaba en cena ya fuera preparada por nosotras, de delivery o en Kitty´s. La sobremesa era solo de conversación. No había intención de repetir orgias grupales y muchas veces las arquitectas se quedaban a dormir.

Y los domingos eran de asado y futbol. Nuestro “equipo” solía tener algún desafío de otras chicas de equipos improvisados o de las jugadoras del club vecino. Con las primeras solíamos salir victoriosas, con las segundas perdíamos estrepitosamente. Pero la cuestión era divertirnos y pasarla bien.

El señor Yamura y sus esposa eran espectadores infaltables de estos partidos que también eran muy divertidos para ellos.

-Jamás hubiera creído que iba a ver a mi hija jugar futbol- Me dijo en una ocasión.

La siguiente costumbre que se agregó al calendario de actividades fue que Marga, la propia Keiko, Esther y Silvia comenzaron a tomar clases de iaido con el padre de Keiko. Yo aprovechaba también ese momento para practicar. De modo que nos reuníamos las cinco y el anfitrión y maestro en el jardín para revolear katanas por el aire. Y resultó que todas aprendieron realmente rápido. O eran buenas alumnas o el señor Yamura es muy buen sensei. Creo que es esto último.

Tanto fue el entusiasmo por el uso de las espadas japonesas que Silvia y Esther se compraron las suyas por Internet. A mis novias se las prestaba yo de mi colección.

Mientras tanto mi editor me llamaba a cada rato para saber cómo avanzaba el libro.

 

Capítulo 5

Tampoco me faltaron detractores. Imbéciles sin cerebro como todos los que son cooptados por ideologías fascistas.

En realidad resulta fácil contestarle a idiotas útiles que no tienen ni la más idea propia ni son capaces de razonar más allá de sus consignas. Pero así como resulta fácil encontrar argumentos lógicos y valederos también es cierto que jamás van a admitir nada de lo que escuchen por la sencilla razón de que tienen el cerebro quemado. Por lo tanto es inútil tener algún tipo de trato o intercambio de palabras con ellos. Así que me dediqué a ignorarlos y eso, creo, fue lo que más los desconcertó.

La frase que aclaró todo este tipo de razonamiento la pronuncié en una radio de Sudacalandia cuando me preguntaron sobre las expresiones de una femini-facistoide que anduvo hablando pavadas de mi por ahí.

-No pierdo el tiempo respondiendo a idiotas-

Y asunto zanjado.

Claro que otras descerebradas como esa siguieron atacándome pero, pronto, sus gritos quedaron en el olvido del público que tiene otros temas más importantes de que ocuparse, como comer todos los días. Y así, como paso la noticia de la desaparición del chico Loan, del mamarracho de la inauguración de los juegos olímpicos, del fraude de Maduro en Venezuela y así como pasaran las novedades de la conducta del impresentable que gobernó Sudacalandia por cuatro años y otros temas, esta polémica también se agotará, aunque yo venderé muchos libros y me llenare los bolsillos con el plus de haberle pateado el hígado a unos “cuantes” ja, ja.

Mientras tanto, Marga y Keiko me insistieron en que viera la ceremonia de cierre de los Juegos Olímpicos. No tenía intenciones de hacerlo después del lamentable espectáculo de la inauguración, pero me ganó la curiosidad. Podría decir que perdí el tiempo pero, como de todas maneras, soy una persona que alimenta su curiosidad hasta con las cosas que detesta, la vi completa.

Otro desastre. Esa escenificación del Ángel Caído, o sea Lucifer, dominando a un grupo de personas sin rostro, ni sexo , ni identidad, parecía presagiar el futuro del mundo y la agenda 2030. Realmente espantoso. Una ceremonia oscura, densa, casi satánica. No agregó nada, o si, a mi visión de un mundo que marcha hacia la estupidez colectiva. Odio todo esto.

Cuando hube juntado todo el material que deseaba me puse realmente a escribir. Los dedos fluían rápidamente por el teclado no solo movidos por que lo que quería expresar estaba claro en mi mente sino porque había algo de bronca en mi cabeza que me aceleraba las manos.

No solo mi editor estaba ansioso, en Japón esperaban el texto desesperadamente, en Europa lo pedían a gritos. Bueno…no toda Europa, algunos rojitos hubieran dado la vida por tener el libro en una pira y quemarlo como hicieron los nazis. Pero la mayor sorpresa la recibí de un editor al que nunca antes había tratado y que tenía su negocio en Shanghái, China, por si no lo saben.

Era la primera vez que me conectaba alguien del gigante asiático. El hombre, en un mail escrito muy correctamente me contaba que conocía todos mis libros. Que quería hacer tratos comerciales conmigo y que estaba enterado el revuelo que estaba provocando con mi nuevo libro, aun en el útero, diría yo. No quise tener un contacto directo y le pedí que se conectara con mi editor. Al otro día me llamó mi editor. Estaba exultante. Ya había calculado la enorme cantidad de libros que podía vender, pues incluso estaban interesados en editar mis obras anteriores.

“Bussines are bussines” Pensé, pero le pedí que fuera cuidadoso y que antes se conectara con nuestro editor en Japón. Sé que todavía hay resquemores entre ambos países y no tenía ganas de provocar un nuevo conflicto internacional.

La reacción de los chinos no me sorprendió, ya sabía que ellos se burlan de la cultura woke pues no necesitan de ella para poner al hombre y a la mujer en un pie de igualdad, respetando sus condiciones y diferencias biológicas, claro está.

“De manera que ahora tengo el apoyo de mil cuatrocientos millones de personas de este mundo” Pensé. “Que vengan ahora a quererme cancelar los idiota woke”

Además de mi actividad intelectual tuve, un día, que acompañar a Silvia a elegir muebles para la nueva casa que tendría con Esther.

-¿Tan temprano quieren elegir muebles si recién están en los cimientos?- Le pregunté.

-Si, Esty y yo nos pusimos de acuerdo en elegir por separado para ver si coincidíamos en gusto y además, tenerlos señados para que no aumente el precio-

-Te recuerdo, querida, que estamos en Uruguay y no en Sudacalandia-

Pero no era ese el tema, lo que quería Silvia era salir a pasear conmigo, tomar algo y charlar. Algo así como una cita. Al parecer esa era su fantasía. Y yo, que tantas veces, en nuestros dieciocho añitos, había tenido un deseo similar estuve de acuerdo.

Aunque, movida por la curiosidad le pregunté.

-Ahora viven en un departamento prestado por el señor Nogueira pero antes, en Montevideo no vivían en una casa propia?-

-No, era un departamento, grande y hermoso, pero es de Esty y todo lo que hay allí también. Yo solo lleve unas pocas cosas mías, de manera que decidimos que en nuestra vivienda definitiva tendríamos todo elegido a medias-

-Comprendo-

Y caminamos por el centro de Punta del Este eligiendo muebles. Silvia les pedía a los vendedores precio y poder sacar fotos. De esa manera compararían gustos con Esther.

Ambas íbamos del brazo sin preocuparnos por nada ni por nadie. En la esquina de Las Gaviotas y Gorlero nos encontramos de pronto con Marga y Esther. Debo confesar que la situación me causó mucha gracia en un primer momento y mientras todavía nos estábamos saludando dije.

-¡Che! ¡Dejaron afuera a Keiko!-

-La fuimos a buscar pero estaba en una reunión con proveedores y no podía venir- Respondió Esther.

-¿Con proveedores? ¿Algún problema?- Preguntó Silvia.

-No. Según nos contó tiene que encarar una gran producción y les estaba exigiendo cumplimiento-

Terminamos las cuatro tomando un café en el Burger King de Gorlero y Los Muergos. Luego las arquitectas y Marga se fueron a su oficina y yo regresé en taxi a nuestro edificio.

-¿Me perdí de mucho?- Me preguntó Keiko cuando llegó de su empresa y mientras se ponía cómoda para tomar mate.

-Solo de una salida a elegir muebles porque las dulces tortolitas ya quieren amueblar su casita antes de tiempo- Le respondí.

-¡Ah, eso! Yo creí que íbamos a tener sexo-

Nos reímos. Nos abrazamos y nos besamos apasionadamente. Nunca había dejado de tener muestras de cariño hacia mi dulce japonesita pero en esta ocasión sentí que necesitaba apretarla más a mí.

-Te amo, loca- Le dije.

-Yo también, mami- Respondió.

 

Capitulo Seis

Yo permanecía sentada en el gran sillón de mi living. Keiko se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en mi pecho. Comencé a juguetear con mis dedos en su cabello como solía hacerlo cuando éramos las dos solas. Permanecimos en silencio. Solo se oía el murmullo de las olas en la playa cercana.

De pronto Keiko se bajó del sillón y se arrodilló delante de mí hundiendo su cara entre mis piernas, besándomelas apasionadamente, favorecida por el hecho de que yo estaba con un pantalón cortísimo.

-Te amo, mamá- Dijo casi en un susurro.

Me sorprendí, nunca me había dicho mamá o cosa similar desde que nos conocimos y ahora lo decía dos veces en cinco minutos.

-Yo también, hija- Respondí.

Ella sonrió con esa sonrisa tan dulce y angelical que tiene. Volví a verla como era cuando la conocí, tímida, casi se diría, sumisa. Ella seguía besándome las piernas y no podía detenerla, hasta que la levanté de los brazos y quedó arrodillada, con las piernas abiertas, pero sobre el sillón y sentada sobre mi regazo. La abracé fuertemente y comenzamos un largo, largo, beso entrelazando nuestras lenguas. Me parecía volver a viejos tiempos. Me sentía feliz.

En eso se escuchó la puerta que daba al garaje y los pasos inconfundibles de Marga subiendo por la escalera

-¿Dónde están?- Gritó justo cuando pasaba por mi piso.

-Acá, ruidosa- Contesté

Ella entró a mi living y nos encontró a Keiko y a mí en la misma posición en la que habíamos quedado. Dejó su bolso sobre otro sillón y se sentó al lado nuestro a mirarnos.

-Vaya, hacía tiempo que no veía tanto amor- Exclamó.

Se levantó y manifestó

-Me voy a duchar, ya vengo, no se enfríen-

Keiko y yo seguimos con los besos. Cuando regresó Marga estaba vestida con una de las combinaciones de mi abuela. Y como si se hubieran puesto de acuerdo mis dos novias se acostaron a lo largo del sillón, una para cada lado y con sus cabezas juntas apoyadas en mi regazo. Se besaron en la boca y luego, agachándome como podía las besé a ambas.

-Creo que encontré la felicidad- Dijo Marga.

-Yo también- Aseguró Keiko.

Las miré. Estaban bellísimas. En ese momento sentí que realmente la vida vale la pena. No estábamos jugando orgias bacanales o teniendo sexo como poseídas. Ahí estábamos las tres, unidas en comunión, en silencio, con la luz tenue de las lámparas de pie. Lejos del mundo y de la estupidez humana.

El tiempo pasó y la hora del tradicional mate también. Nos habíamos quedado juntas, en silencio. Un silencio mágico. Las tres permanecíamos abrazadas. De vez en cuando nos besábamos o nos acariciábamos las caras como si nos estuviéramos descubriendo.

Afuera el sol se escondió tras el horizonte y nos dimos cuenta de la hora. Nos levantamos elongando como gatos felices. Fui a la cocina e hice cafés para reemplazar el mate pues, de todas maneras, ya se acercaba el momento de cenar.

Volvimos a cocinar las tres juntas, después de mucho tiempo de no hacerlo. Preparamos una tarta y cada una se encargó de un ingrediente del relleno. Con un vaso de vino en la mano nos quedamos esperando la cocción de los alimentos y cada tanto seguíamos besándonos. Después de la cena hubo una larga sobremesa con música de fondo, conversación, algunos pasos de baile, besos, caricias y mucha risa. Teníamos ganas de reír. Teníamos ganas de las tres, de ser una sola con tres cabezas, seis brazos, seis piernas y tres pares de hermosas tetas para lamer.

Fue como un reencuentro. Los últimos tiempos nos llevaron por montones de aventuras que nos hicieron perder horas de júbilo como estas que estábamos viviendo.

Era inevitable que termináramos en la cama. Totalmente desnudas, recorriendo nuestros cuerpos con las lenguas al unísono, una contra otra. Mas besos, más dedos juguetones, más orgasmos, más de ese delicioso sabor del squirting femenino. Mas felicidad.

De a poco fuimos sintiendo ese delicioso estado de somnolencia que te invade y te relaja. Nos quedamos dormidas, desnudas, solo cubiertas por un edredón, liviano pero calentito y abrazadas entrecruzando piernas y brazos.

De vez en cuando me despertaba y sentía cerca de mi cara el suave respirar de Marga que estaba a mi frente. Por detrás, haciéndome cucharita, Keiko se había aferrado a mi cuerpo con todas sus fuerzas. Todo estaba oscuro. En ese momento rogaba que aquello no terminara nunca.

“Quisiera morir así” Pensaba. Y me acomodaba. Tomaba los brazos de Keiko que me rodeaban, me los ajustaba a la cintura y volvía a dormirme.

Al fin me desperté cuando la luz del sol se colaba por entre los pliegues de las cortinas. Marga ya no estaba en la cama. Keiko seguía abrazándome como si en ello le fuera la vida. Como pude me di vuelta y la bese en la boca con lo que logré despertarla.

-Me voy a levantar. Supongo que Marga está preparando el desayuno y le voy a ayudar- Le dije a mi japonesita.

-Ahí voy yo también- Dijo ella aun medio dormida.

Me puse el corpiño y la tanga. Los encontré tirados sobre uno de los sillones del dormitorio y como vi también la ropa interior de Keiko se la deje a su lado.

Como me imaginaba Marga estaba en la cocina trabajando. La abracé de atrás y le besé el cuello.

-¿Por qué no me despertaste para colaborar?-

-Dejá de joder. Siempre lo hiciste vos. Quedamos que una semana cada una lo hacía y creo que todavía no nos organizamos. Sentate ahí y descansá- Me dijo.

Keiko llegó a la cocina solo cubierta por su tanguita y un camisón transparente. Nos besó a las dos y sin decir nada sacó las galletas del frasco y se puso a colocarles dulce y manteca, luego las distribuyó ordenadamente en una bandeja y la llevó a la isla (El mueble, aclaro). Marga llevó las tazas, la cafetera y una caja con alfajores Havanna que alguien nos regaló. Yo me ocupé del edulcorante y el azúcar.

Nos sentamos a desayunar. Continuábamos con las caricias y los besos. En verdad seguíamos cachondas pero mis novias debían ir a trabajar. Y eso hicieron. Mientras yo me dedicaba a lavar y ordenar, ellas se vistieron y se marcharon a su respectivos trabajos.

-Nos vemos a la tarde- Dijo Keiko, mientras se iba y ponía cara de lujuria.

Cuando me quedé sola retomé mi trabajo. Ya casi tenía terminado el libro y solo me quedaban algunas correcciones. Mi editor me llamó para confirmarme el gran negocio con China, además de dejarme tranquila en cuanto a los japoneses, pues estos, ya habían copado el mercado en Corea del Sur, Tailandia y Viet Nam y estaban satisfechos con los resultados. Todos mis libros habían sido traducidos a las lenguas locales y se estaban vendiendo como pan caliente.

En el Castillo del Alquimista ya estaban preparando todo para la presentación a pesar de que no sabíamos todavía la fecha. Nunca creí que un libro mío generaría tanta expectativa.

 

 

Capitulo Siete

Estaba intrigada acerca de cómo había comenzado el súbito interés en China por mis libros y se lo pregunté a mi editor que finalmente me contestó que no lo sabía a ciencia cierta.

Por lo tanto estimé que era hora de conectarme con el editor en Shanghái, el señor Shi Ning, sobre todo porque mi editor me confirmó que hablaba muy bien el español.

Le envié un mail, invitándolo a comunicarnos por Zoom, por supuesto que sin apuro y cuando tuviera el tiempo suficiente. Esto último lo manifesté porque si algo aprendí de los orientales es que suelen ser de tomarse su tiempo para pensar.

Pero el señor Shi Ning no se tomó demasiado tiempo. Me envió una respuesta solo una hora después y se manifestó de acuerdo en que tuviéramos esa charla esa misma noche, hora nuestra.

Nos conectamos a la hora convenida. Como en casa ya era momento de la sobremesa, Marga y Keiko se quedaron del otro lado de la computadora en perfecto silencio.

Después de todos los saludos protocolares el señor Ning me informó que ya había estado haciendo tratos con mi editor y me preguntó si yo estaba de acuerdo. ¡Y como no había de estarlo! Si las predicciones de este buen señor eran correctas y se vendían varios millones de libros, como lo afirmaba, mis regalías aumentarían vertiginosamente, pero tenía mis dudas.

-¿Realizaron un estudio de mercadeo para saber si pueden vender tantos libros como me dice usted?- Le pregunté.

-Hemos hecho encuestas y le puedo asegurar que entre las personas jóvenes, en las universidades, usted es muy conocida y hasta se discuten sus ideas en los claustros-

“A la mierda” Pensé y casi me arrancan una sonrisa las caras de estupor que pusieron mis novias al oír semejante declaración.

-Supongo que no harán preguntas en el Gao Kao sobre mi obra- Dijo, por hacer un chiste.

-Si, algo hubo en el de este año sobre una lista de libros- Me contestó sin saber mucho más.

-Me deja anonadada- Respondí.

-Me imagino. Si ni siquiera usted sabía acerca de cómo trascendió entre el estudiantado-

-Lo que quisiera saber es como comenzó la ola- Le interrogué.

-Con la llegada de un contingente de estudiantes que pasaron su viaje de fin de curso en Europa. Un gran número de ellos trajo al menos dos o tres libros, en ingles algunos en francés otros y comenzaron a prestárselos a otros estudiantes y de pronto, un día, llegó uno de mis asistentes y me cuenta el fenómeno, trayéndome además uno de ellos, el de su historia ayudando a dos jovencitas hermanastras a confesarse su amor. Me pareció fascinante y organizamos inmediatamente una encuesta. Así supimos cuan popular es-

-Me parece increíble-

-Son sorpresas que da la vida. Y como en la encuesta preguntábamos si tenían interés en conocer toda su obra en nuestro propio idioma, el 97% contestó que sí. Por eso la contactamos, y ya tenemos con su editor un acuerdo sobre diez de sus libros para ser editados aquí, me temo que va a tener que agregar otra escala cuando venga a Oriente, y le cuento que hay mucha expectativa por el libro que está escribiendo-

-Eso puedo imaginarlo. Me están atosigando de varios sitios-

-Lo que me lleva a otra pregunta. ¿Cuándo cree que podrá presentar oficialmente su obra?-

-Se lo va a tener que preguntar a mi editor. Depende de él-

-Bien, haremos algo. En cuanto tenga la fecha en que usted presente el libro, deduzco que en Montevideo yo iré a visitarla, presenciar la ceremonia y hacerle un reportaje para la televisión de Shanghái, siempre y cuando usted esté de acuerdo-

-Bien, usted es el que tiene que viajar-

-Entonces estamos de acuerdo. No será nada invasivo. Solo iré con mi esposa que es productora y periodista, de manera que ella se encargara de la nota-

Después de los saludos formales cortamos la comunicación.

-No puedo creerlo- Dijo Marga.

-¿Así que también vas a invadir China?- Manifestó Keiko.

-¡El lejano Oriente ya es mío!- Respondí levantando un brazo en señal de triunfo.

Cuando mi editor se enteró de la conversación decidió acelerar aún más la publicación. Y de paso, les avisó a los dueños del Castillo del Alquimista que vayan dejando fechas libres porque en cualquier momento íbamos por ahí.

Y, por supuesto, me llegó el esperado llamado de Japón. El solcito Yuzu me envió un mensaje preguntándome si tenía tiempo para una llamada. Tan educada ella. Le contesté afirmativamente y nos conectamos.

Después de los saludos y de informarnos de nuestras respectivas vidas pasamos al tema central.

-Akiyama-san ya está por comenzar a editar el libro. Hizo un estudio de mercado y es increíble la recepción que ha tenido. Le podría asegurar que mucho más allá de los libros anteriores-

-Me alegra oír eso, significa más dólares en mi cuenta-

-Ja, ja, pero si la conozco bien Alexia-san imagino que también está contenta por la difusión de la lucha contra el mundo woke-

-Me conoces bien. Pero ocurre que también debo combinar un viaje con un editor en Shanghái-

-Si, lo sabemos. El hombre está realmente entusiasmado y cree que puede vender muchísimos libros suyos en China-

-Me ha dicho que quiere observar el fenómeno de cerca…ja, ja. O sea va a venir a visitarme y ver la presentación en Montevideo-

-Entonces, de veras está entusiasmado-

-Así, parece, pero tu patrón al parecer dijo que mis libros se están vendiendo en otros países de la zona-

-Exacto, y cada vez más-

-Bien, te diré que haremos. Supongo que en un par de días sabré cuando se presenta el libro aquí, en casa, luego te aviso cuando voy por allá-

-De acuerdo. La vamos a esperar impacientes-

Y así fue que la maquinaria, lentamente, comenzó a moverse. Mi editor me confirmó el día de la presentación en el Castillo, de inmediato avisé al señor Shi Ning que prometió estar en Montevideo con su esposa. Le dije entonces que estaba invitado a nuestro edificio y se mostró contento por ello. De paso, arreglamos cuando iría a China.

Luego llamé a Yuzu y combinamos fechas. Todo marchaba sobre rieles.

Silvia y Esther avisaron que irían a la presentación. También el señor Nogueira y su esposa, mi fan número uno. En Sudacalandia ya se había corrido la voz y también estaban expectantes. Lo repito: Nunca antes había concitado tanto interés una presentación de un libro mío.

 

Capitulo Ocho

 Y llegó el día de la presentación. Como de costumbre viajamos a Montevideo, mis novias y yo en Taxi Aéreo, pero con el agregado de Silvia y Esther. Nos alojamos las cinco en el Punta Trouville donde ya nos tenían reservada la suite “presidencial”. Antes de la hora salimos a dar una vuelta por la ciudad solo para mirar vidrieras, por pura curiosidad.

Estaba en ese paseo cuando recibí un Whats App del editor chino. Ya estaba en la capital de Uruguay y alojado, no casualmente, en el mismo hotel que nosotras. Dato que consiguió con nuestro editor que, dicho sea de paso, también estaba en viaje hacia el sitio del evento.

Cuando regresamos al hotel, pude ver en el lobby que nos estaban esperando. Era evidente, quien otro que el señor Ning y su esposa, bellísima por cierto, podían ser los únicos chinos sentados en sendos sillones de la recepción. Caminamos hacia ellos y me detuve ante el editor, hice una pequeña reverencia. Él se puso de pie rápidamente y su esposa también. Todos nos saludamos, hice las presentaciones de mis novias y amigas y luego nos acomodamos en otros sillones en el amplio bar.

-Supongo que estando a pocas horas de la presentación pretende descansar, por eso no quiero molestarla ahora para un reportaje. Dígame usted cuándo podremos hacerlo-

-Ya le dije que estaba usted invitado al edificio que comparto con mis novias, en Punta del Este. Es aquí, a solo quince minutos de avión. Yo vuelo mucho con una empresa de aerotaxi y por lo tanto me brindan servicio especial. Podemos arreglar para que mañana pasen un día en mi casa y podremos conversar tranquilos, si no están apurados por irse-

-Apurados no, pero siempre tenemos algo para hacer en Shanghái. Vamos a hacer lo siguiente, esta noche haremos notas en la presentación, ver la reacción de la gente, conversar con el público. Participar un poco de su mundo y mañana volaremos a…-

-Punta del Este. Yo me voy a ocupar de sus traslados, tanto por tierra como por aire-

-Excelente- Dijo la señora Ning. Nunca hice una nota donde el entrevistado se ocupe de tantos detalles-

-Una sola pregunta, al margen, tal vez mi esposa se la haga en la nota pero…¿Qué repercusión cree que tendrá su libro, siendo tan polémico como es?-

-Espero que mucha. Creo que hay mucha gente que está comenzando a ser consciente de lo que significa el movimiento Woke y sus aristas negativas-

-Es cierto, en China no necesitamos el movimiento woke para respetar las diversidades y sobre todo a las mujeres- Dijo el señor Ning.

-Hay algo más que quisiera preguntarle ahora, después volveré a preguntarle en la entrevista, pero ¿Ustedes escalaron el Monte Huachan?- Dijo la señora Ning señalándonos a mis novias y a mí.

-Así es- Respondí.

-Tienen mi más sincera admiración- Agregó la señora.

Debo decir que la esposa del señor Ning era una de esas esbeltas y longilíneas mujeres chinas de rostro hermosísimo y notoria elegancia.

Acercándose la hora de la presentación nos despedimos del matrimonio Ning y subimos a nuestra suite. Allí nos cambiamos de ropa, las cinco, y nos preparamos para bajar nuevamente al lobby e ir hasta el Castillo. Mis novias y yo vestimos pantalones super ajustados de jean de color celeste, yo tenía un pulóver de angora blanco, Keiko un pulóver con cuello en V color negro y Marga una blusa de mangas largas roja brillante. Silvia y Esther se pusieron pantalones tipo jean pero de cuero engomado, también adheridos al cuerpo. Esther llevaba una polera blanca y Silvia, para variar, una de color negro. Todas, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, calzamos botas cortas con algo de taco, todas negras.

Llegado el momento bajamos a la recepción y salimos a la calle. En la vereda estaba el matrimonio Ning filmando los alrededores con sus celulares. Fuimos juntos hasta la puerta del Castillo que, como ya lo describí en una ocasión, esta solo a media cuadra de distancia.

Cuando me acerqué a la puerta del sitio Marga me señaló un grupo de mujeres con pancartas y gritándome “fascista”.

-Son solo diez, estas perdiendo popularidad- Dijo Marga riendo.

Me detuve en la escalinata de entrada y las miré. Ellas seguían gritando otras cosas que no entendía pero alrededor había bastante público que se mantuvo expectante y en silencio, más aún cuando vieron que yo bajaba hacia donde estaban las feminazis. Mis novias y amigas me acompañaron detrás de mí. El matrimonio Ning estaba grabando todo según pude observar con el rabillo del ojo.

Me planté delante de la que parecía la líder y dije.

-Bueno, chicas, ya terminaron con sus grititos histéricos, es hora que se vayan a casa-

Sabía que eso las iba a poner peor, pero la líder y solo una más siguieron insultándome. Las otras retrocedieron un paso, lo que aproveché para acercarme más y siguieron retrocediendo. Excepto la líder y su chupamedia.

-Querida, yo no te puedo dar lo que necesitas. A vos te hace falta una buena pieza entre tus piernas. Eso te va a calmar la histeria- Les dije.

-A vos también te falta- Me respondió la chupamedia.

-Si, pero por elección, no porque los hombres me huyen como a ustedes, por desarrapadas, feas y locas-

El aplauso de todo el público presente cerró el espectáculo. Al ver la reacción general se marcharon sin decir nada. Entonces entré al Castillo, siempre seguida de mis incondicionales. La señora que siempre nos recibe y nos guía hasta el Salón principal se adelantó hacia mí y dijo.

-Vamos, que su público la espera-

-Disculpe el espectáculo de la puerta- Le manifesté.

-No importa, es publicidad- Respondió con una sonrisa.

En ese momento se acercó el señor Nogueira y su esposa que me regaló un ramo de flores.

-Tiene usted una notable guardia de corps- Dijo Nogueira señalando a mis novias y amigas.

-Gracias, y en parte usted también tiene que ver con esto- Agregué tomando del brazo a Esther.

Se podría decir que se me está haciendo costumbre entrar en el salón lleno de gente, pero no es así. Cada vez me siento como en la primera. Y el aplauso que me prodigaron fue tan efusivo que, cada vez creo que es mayor que el anterior. Pero en esta ocasión no solo sentí la presencia del público como un hecho puramente literario sino que además parecía un mitin político. Y debo confesar que me gustaba la sensación pues el libro que iba a presentar no era un novela, ni un tratado, ni siquiera aquel escrito contra el feminismos radical. Era decididamente un panfleto anti woke en una lucha en la que me había comprometido.

Estuve varios minutos saludando mientras el aplauso no cesaba. El director del Castillo y mi editor se acercaron a mí y me levantaron las manos como a un boxeador ganador. Finalmente se pidió silencio para comenzar el acto. El público, que me había recibido de pie, se sentó y comenzó el espectáculo.

Como inicio me entregaron otro ramo de flores, ya imaginaba de quien era.

 

Capitulo Nueve

El director del Castillo y mi editor hicieron una formal presentación de mí y de mi libro. Nada que movilizara al público. La gente estaba esperado que hablase yo y cuando me paré tras el atril y acomodé los micrófonos como lo hacía la reina polenta (Léase Cristina Kirchner) surgió un espontaneo aplauso.

-En Irán, país donde se lapida a las mujeres por trasgresiones ridículas o se condena a muerte o cadena perpetua a los homosexuales nunca hemos visto a ningún militante woke manifestando contra las políticas religiosa musulmanas. Claro, nadie les va a pedir que se suiciden. Y si no quieren arriesgar el pellejo por su “causa” es su problema de conciencia. Si mientras tanto se dedicaran a vivir su vida sin joder a los demás, también está bien. Pero el problema es que te ponen a un hombre casi desnudo, pintado de azul, en un trasmisión en cadena por casi todo el mundo donde lo ven personas de todas las edades y además del hecho de que lo quieren convertir en una performance artística, de muy mal gusto por cierto, habla a las claras de que los woke solo hacen “pata ancha” donde piensan que ciudadanos de países occidentales pueden ser influidos como si tuvieran una ameba en el cerebro. Están equivocados.

No puedes obligar a nadie que piense lo que tú quieras. Salvo que tengas un poder policial o militar suficiente como para matar, violar o encarcela y torturar personas. Pero es en ese preciso momento en que entras en contradicción pues si defiendes la libertad no puedes defender a los dictadores. ¿O estoy equivocada?

¿No son los “progres”, esos que van de la mano de lo woke los que apoyan dictaduras feroces como la de Maduro, la de Ortega, la de Diaz Canel, la de Putin, los grupos terroristas musulmanes, y a los palestinos que creman niños en hornos microondas?

Parece una contradicción pero es así. Y es así, no por cuestiones ideológicas, que, a primera vista parecen opuestas, sino porque los une una sola idea: El pensamiento único. El dominio de las mentes. Un líder populista domina a su pueblo hasta exprimirle la sangre, un líder woke hasta exprimirle las ideas. ¡Es hora de la lucha! Putin no se diferencia en nada con el gordo pintado de azul en la ceremonia de apertura de los juegos olímpicos. Se complementan, uno ayuda al otro, uno estupidiza a la gente, el otro te mata si te resistís.

La palabra libertad ha sido bastante bastardeada en estos últimos tiempos y muchos se la han apropiado. Recuerden, la libertad es nuestra, no nos la otorga generosamente un dios o un político. Es nuestra. Nadie puede decirnos que hacer ni que pensar. Somos dueños de nuestra sexualidad. Tenemos todo el derecho de hacer lo que queramos con la persona acorde en nuestra cama y entre cuatro paredes.

¡Lo woke solo buscar eliminar tu capacidad de reacción. No quiere despertarte. No quiere que pienses diferente de lo que piensan ellos. Quieren adoctrinarte, quieren que seas ignorante y maleable, y lo hacen desde que eres un niño. Así ya estas preparado para seguir a un líder sin hacer objeciones!-

Mi voz iba en aumento. Nunca antes había hecho una presentación de un libro mío con tanto énfasis. Nunca antes había pronunciado un discurso casi de barricada, de política. El público se enfervorizaba aún más y aplaudía en cada espacio que yo les dejaba entre párrafo y párrafo.

-No quiero convertirme en una profeta pero lo mío es un aviso. ¡Despierten! ¡Pero despierten de verdad! ¡El futuro está en sus manos! ¡Necesitamos un mundo sin terroristas religiosos o ideológicos, necesitamos un mundo sin dictadores, necesitamos un mundo sin influencers, sin populistas, ni Agenda 2030! ¡Necesitamos un mundo en paz!

El aplauso final parecía no terminar más.

Di un paso atrás y el público se puso de pie mientras seguía aplaudiendo. Pedí silencio, cuando cesaron de aplaudir dije:

-Ahora vayan a sus casas, hayan comprado o no, el libro piensen lo que les dije. ¡Piensen!-

Di media vuelta y bajé del escenario. Me acompañaban mi editor y el director del Castillo. Fuimos a otra sala contigua donde firmaría ejemplares. “Tendría que haber hecho ejercicios con el brazo” pensé viendo la cantidad de gente que compraba el libro.

Estaba en esos menesteres cuando se acercaron a mí el señor Ning y su esposa.

-Fascinante discurso. ¿Nunca se le ocurrió dedicarse a la política?- Me preguntó la mujer.

-No, sería traicionar mi filosofía de vida- Respondí.

-Estamos asombrados. El material que hemos filmado aquí es muy valioso sobre todos si se difunde en los claustros escolares- Agregó el señor Ning.

Mientras ellos siguieron filmando el acto de firma de ejemplares mis novias y mis amigas pasaron por la mesa.

-Es impresionante. Los tenes en un puño- Dijo Silvia.

Marga y Keiko se sentaron a mi lado para ayudarme dándome los nombres para las dedicatorias pero igualmente nos llevó bastante tiempo. Cuando ya quedaban unos cinco personas solamente, mi editor se acercó a nosotras y nos avisó

-Cena en el Punta Trouville, estarán los chinos, la familia Nogueira, el director del Castillo y todas ustedes. Está todo arreglado-

Y como yo le había encargado de que me organizara el viaje de los Ning también me confirmó hora de vuelo para dos aparatos que nos esperarían en el Aeropuerto de Montevideo. A la noche el nuestro y en la mañana el de los Ning. Le pedí que se lo confirmara al matrimonio.

Terminada la ceremonia de las firmas el salón quedó casi vacío. Y digo casi, porque me estaban esperado varios reporteros venidos de Sudacalandia que se acercaron al ver que ya estaba desocupada.

-¿Feliz con la recepción de su libro?- Preguntó uno.

-Mucho. Creo que de todos mis libros este es el que mejor me representa-

-¿Es algún tipo de apoyo a la campaña anti woke del presidente Milei?-

-No sé de qué me hablas. No creo que esté haciendo ninguna campaña y además me tiene totalmente sin cuidado todo lo que hace- Respondí

-Es que planea que si alguien quiere hacer películas woke o inclusivas se las tiene que autofinanciar y no depender del INCAA-

-Bueno, eso está bien. En Sudacalandia toda clase de empresarios y también artistas y creativos tomaron como costumbre que el estado los mantenga y financie sus proyectos. Lo ideal sería que si hay un ente que pueda hacer ese tipo de ayuda en cuanto al cine sea para proyectos de calidad y no para los esperpentos que se han visto en los últimos años. Películas que parecen haber sido filmadas con un celular, sin argumento, sin ideas y lo que es peor, algunas sin realizarse a pesar de que sus productores se embolsaron la ayuda estatal-

Después que terminé la respuesta me di cuenta que había dicho Sudacalandia, pero era evidente que ninguno lo registró. De todas maneras seria pasto para las fieras desdentadas que me odian al otro lado del rio.

Dejé a los periodistas y me junté con mi gente. Nos fuimos caminando hasta el hotel donde nos recibió el dueño al que le regalé un ejemplar del libro. Pasamos al salón comedor, listo para nosotros. Nos fuimos acomodando. Me senté y a cada uno de mis lados se sentaron mis parejas y más allá, en ambos extremos, mis amigas.

Había comenzado otra gran aventura.

 

Capitulo Diez

-Es muy probable que a las autoridades de su país no le haga gracia parte de mi discurso- Dije al señor Ning.

-¿Por qué?-

-Porque en mi lista de dictadores mencioné algunos aliados estratégicos de su gobierno-

-Señora Montes, los entes gubernamentales de revisión de textos no solo han permitido la difusión de su libros en las aulas sino también que los han recomendado especialmente. También conocen la tesitura de este libro y su temática. Créame que será bienvenida a China. Nuestro gobierno separa muy bien los temas. La población es reacia la cultura woke y el gobierno cree que es un mal ejemplo para la juventud. En China cada uno es dueño de hacer lo que quiera con su sexualidad y en materia de los derechos de las mujeres se ha avanzado mucho, lo que no quiere el gobierno es una imposición occidental a nuestras costumbres ya sea que vengan de gobiernos extranjeros o de la iglesia- Dijo el señor Ning y agregó – Además usted va a ser recibida por el señor Luo Shugang en audiencia privada-

-¿Y quién es ese señor?--

-El Ministro de Cultura y Turismo. En realidad era una sorpresa, pero ante su duda no me queda más que adelantarle la noticia-

-O sea , que cuando vea a este señor tengo que poner cara de sorprendida-

-Ja, ja, me temo que si-

-No se preocupe, no lo voy a delatar- Respondí riendo.

De pronto una idea se cruzó por mi mente y volví a dirigirme al señor Ning.

-Veamos, luchar contra la cultura woke en su propio territorio le sirve a China, por eso apoyan mi libro, el tema es que al mismo tiempo les convienes que los occidentales se quemen el cerebro con toda esta basura y así, tenerlos “a punto” para cuando quieran cocinarlos-

-Usted es mucho más inteligente de lo que me imaginaba. Ha razonado algo que nadie ve y no le voy a negar que es así-

-Pero supongamos que me convierta en una líder de masas que convenza a Occidente de eliminar la cultura woke. ¿No sería una actitud opuesta a su gobierno?-

-Sigue sorprendiéndome. Es cierto, en parte. Lo único que quiere nuestro gobierno es que nuestros propios jóvenes no se contaminen, el resto no les importa-

-Claro, porque después de todo China gobernará el mundo. O sea, la opción es Agenda 2030 o “comu-capitalismo” chino-

-Creo que esas serían las opciones, Soros o Xi Jinping-

-Estoy viendo el futuro y no sé si me gusta, le voy a ser sincera, ninguna de las opciones me agradan, ni estas ni ningunas otras que sueñen con un poder mundial como en una película de ciencia ficción distopica-

-Pero seguirá luchando contra la cultura woke-

-Si eso le preocupa, sí. Por qué contra lo que lucho realmente es contra la estupidez humana-

Después de esta reveladora conversación me dediqué a comer y disfrutar de la velada. A su término subimos a nuestra habitación. Luego dejamos el hotel y nos encaminamos al aeropuerto. Allí estaba esperándonos nuestro avión.

Era bastante avanzada la noche cuando llegamos a nuestro edificio. Silvia y Esther se quedaron con nosotras para no tener que seguir manejando hasta su alojamiento. Nos gratificamos tomando wiski hasta que no dimos más de sueño y nos fuimos a dormir. A las arquitectas las deje que ocupen mi cama. Mis novias y yo nos acostamos en la de Keiko.

A la mañana siguiente la japonesita y yo nos levantamos a preparar el desayuno. Al rato se acoplaron Silvia, Esther y Marga. Estábamos terminando cuando llegó el remise trayendo al matrimonio Ning desde el aeropuerto del Carmen.

En cuanto entraron al edificio quedaron fascinados. Hubo que explicarles como vivimos y se sorprendieron de encontrar también allí a las arquitectas por que creyeron en un principio que ellas también vivían con nosotras, detalle que también debió ser explicado.

Como estábamos en sábado, todas se quedaron en casa para pasar el día. De modo que anduvieron rondando por aquí y por allá mientras la señora Ning me hacía la nota periodística. Para ello los invité a mi living, nos acomodamos en los grades sillones que poseo y gracias a que mis amigas y novias les trajeron café y masas finas, comimos algo al mismo tiempo que conversábamos.

El intercambio de preguntas y respuestas fue claro y ameno. Era evidente que los Ning tenían muy claro su negocio y estaban dispuestos a realizar una gran propaganda sobre mis libros pues, en su optimismo, hablaban de millones de ejemplares. Me mostraron varias páginas de periódicos culturales y de páginas de Internet donde se hablaba de mí como un fenómeno editorial.

-Su fama se ha extendido por toda la zona, el señor Akiyama de Tokio ha logrado imponer su nombre en Corea del Sur, Tailandia, Viet Nam y obviamente el mismo Japón, pero nosotros tenemos un mercado tan grande como todos esos países juntos. Su regalías se duplicaran, se lo aseguro- Manifestó el señor Ning.

En el transcurso de la nota tuve que contar la anécdota de la escalada al Monte Huachan, los partidos de fútbol en los colegios japoneses y básicamente como había llegado a conformar el insólito grupo que me rodeaba.

-No soy una líder. Aquí no hay lideres. Todo se fue dado casi espontáneamente, y creo que eso fue lo mejor- Aclaré.

La señora Ning recibió, entonces, un llamado en su celular. Después de contestarlo en perfecto inglés, me dijo:

-Un marchand de Shanghái, el señor Wang, director del Long Museo de nuestra ciudad es un buen conocedor de su obra pictórica. Tiene dos cuadros suyos que compró en Paris y quisiera poseer varios más pues también considera que es un buen negocio-

-Bueno, voy de sorpresa en sorpresa. Ese es un tema que yo no manejo. Se los dejo en consignación a mi marchand aquí en Punta del Este y ella los negocia-

-¿Ella? ¿Una mujer también?-

-Ja, ja, van a pensar que solo me rodeo de mujeres. Solo es casualidad, les daré su mail-

Y luego que fueron grabadas varias horas de nota, habiendo hecho, además un descanso para almorzar en el piso de Marga en el que los chinos conocieron las pizzas y las empanadas criollas, juzgaron que ya era hora de regresar a Montevideo pues en pocas horas debían volar hacia su país. Los pasó a buscar el remise que los llevo al Aeropuerto del Carmen. Cuando nos despedíamos la señora Ning me dijo.

-Nunca olvidaré su hospitalidad, espero poder corresponderle en mi casa cuando usted viaje a nuestra ciudad. Ha sido usted muy amable-

Y se marcharon luego de largas reverencias.

 

Capitulo Once.

Sábado a la noche es jornada ideal para una buena cena con amigas. Por eso Silvia y Esther se siguieron quedando en el edificio. Me llevé a Silvia para que me ayude a cocinar y ella estuvo encantada. También de posarme sus manos en mis glúteos mientras estábamos trabajando en la cocina. Nos reíamos tanto que se acercó Esther a curiosear y entre las dos me acorralaron contra la heladera y me manosearon a gusto. Yo, feliz.

Después de la diversión seguimos cocinando. Cenamos milanesas con pure de papas y cebolla. Sentadas, alrededor de la mesa de comedor del piso de Marga, también degustamos buenos vinos algunas y cerveza otras. Estábamos muy contentas. No sé por qué, pero resultó algo bastante contagioso. Ante cualquier estupidez no podíamos parar de reír.

Luego nos calmamos. Con el helado de postre y la copita de licor de banana que trajo Keiko de su piso nos quedamos conversando acerca de la presentación del libro y el matrimonio chino.

-Estuvo buena la presentación- Comenzó diciendo Marga.

-A mí me encanto la cara de espanto que pusieron las feminazis cuando las encaraste- Agregó Silvia dirigiéndose a mí.

-Me divierte tratarlas como si fueran deficientes mentales- Dije yo.

-¿Crees que el libro va a ser un éxito?- Me preguntó Keiko.

-Si, creo que ya lo es- Respondí.

-Vas a tener que viajar- Acotó Marga.

-Si, Tokio y Shanghái seguro, no pienso ir más de ahí-

-Pero, en la cena en el Trouville tu editor me dijo que en Europa te esperan con los brazos abiertos-

-Esperaran-

-¿Y si te digo que me contó que en Italia, Giorgia Meloni quiere darte una condecoración?-

-¿Seguro te dijo eso?-

-Si, pero no estaba tan seguro y después, el muy ingenuo me pidió que no te lo cuente hasta confirmar-

-Bien, hagamos de cuenta de no lo sé-

-¿Y de los chinos que pensas?- Preguntó Esther.

-No se. Me cayeron bien pero no como para sentir lo mismo que siento por los japoneses. Hay cosa que no me cierran todavía. Es evidente que me necesitan para agregar otra influencia en su lucha contra la cultura woke pero no quiero convertirme en defensora de su régimen ni de nada. Es cierto que tiene muchas cosas para admirar pero toda esa información nos llega por You Tube y no sé si creerla toda-

-O sea que iras…-

-Daré la charla presentación. Me abstendré de mencionar a sus socios estratégicos. Les diré buenas noches, me tomaré el avión de regreso y hasta siempre-

-¿Y con respecto a las pinturas?-

-Eso es otra cosa. Ni siquiera tengo que ir para presentarlas. Hay pinturas mías en sitios que no he pisado nunca y que probablemente no pisaré jamás, así que no iré a China por ellas y que se arregle Adriana-

-¿Adriana?- Preguntó Silvia

-Mi marchand- Respondí.

Luego de tan opípara cena nos fuimos a dormir. En un momento pareció que se iba a armar una orgia pero luego ganó el cansancio. Como la noche anterior Silvia y Esther se acostaron en mi cama y mis novias y yo en lo de Marga.

Al otro día, como todos los domingos fuimos al asado en lo del señor Yamura. Jugamos unos pocos minutos un partido contra las chicas del club vecino e increíblemente empatamos, a diferencia de los bailes que nos dan siempre. Almorzamos como fieras y luego nos acomodamos en la terraza del edificio de Yamura. El clima estaba agradable sobre todo bajo los rayos del sol. Se está acercando la primavera, al fin.

Pero, ni en domingo me deja mi editor tranquila pues llamó para confirmarme lo que me había comentado Marga, que la Primera Ministra Meloni quería darme una condecoración por mi lucha contra la cultura woke y contra los populismos.

-Va a tener que espera que vuelva de China y Japón- Le respondí.

-Ok. Les aviso. ¿Pero eso cuando sería?-

-Todavía no lo sé. Yuzu me va a avisar cuando sería la presentación en Tokio, luego llamo a los chinos y les aviso, y cuando tenga todo enhebrado te aviso-

-¿Vas a ir primero a Japón?-

-Por supuesto-

-Creí que por la importancia del mercado ibas a ir a China primero-

-¿Vos conoce el concepto de lealtad con los amigos?-

-Si…bueno…-

-Te cuento. Voy a ir primero a Tokio porque allí están mis amigos. Si en China se enojan por ello, que se vayan al demonio. Te juro que me resultó interesante tener un mercado como el chino pero, primero están los amigos. Y además, después de un vuelo rápido de ida y vuelta voy a regresar a Japón a hacer las visitas sociales. Recién después de ahí iré a visitar a tu amiga Meloni-

-Ok, ok, tenes razón-

Y zanjamos las diferencias con mi editor. Luego comencé a pensar en quien me acompañaría en el viaje. ¿Podrían Marga y Keiko? ¿Y si me llevaba a una de las arquitectas? Total, que la otra se divierta con mis novias. Debía llevarme a Silvia. A diferencia de Esther, ella nunca había viajado más que a Brasil, y además yo tenía ganas de disfrutarla el mayor tiempo posible.

Y audazmente hice la propuesta. Claro que primero pregunté a mis novias como andaban para otro viaje y ambas me contestaron que bastante complicadas por lo que les dije que entonces invitaría a Silvia a venir conmigo. Ambas estuvieron de acuerdo y encantadas. Así somos aunque nadie lo crea. El paso siguiente fue decirle a Esther que tendría que trabajar sola unos días.

-¿Por qué?- Me preguntó sin imaginarse lo que le iba a decir.

-Porque me voy a llevar a Silvia a China y Japón de luna de miel-

-¿Y yo puedo convivir con Marga y Keiko?-

-Supongo que sí, tendrás que preguntárselo a ellas-

Y así fue como quedo organizado el viaje. Silvia y yo viajaríamos a Japón, para no dar muchas vueltas haría la presentación del libro y luego dos días para las consabidas reuniones en lo de Mei y Yuzu y en lo del abuelo. Luego viaje a Shanghái, entrevista con el Ministro de Educación, presentación del libro en la Universidad, y al día siguiente regreso. Una semana movida en donde aprovecharíamos a pasear en las horas libres. Para dejar contento a mi editor haría un segundo viaje a Roma, esta vez con mis novias, en fecha a confirmar.

Esto se estaba convirtiendo en una locura pero lo disfrutaba pensando en el próximo tiempo sabático que me iba a tomar al regreso de tantos periplos.

 

Capitulo Doce

Entre todos los preparativos me faltaba el tema principal. Yo había decidido invitar a Silvia a viajar conmigo y consultado con mis novias y Esther, pero en realidad me faltaba decírselo a ella. La cité en el Mc Donalds habitual de la calle Gorlero y ella asistió ansiosa de saber el porqué de esta reunión. Esto se debía a que yo les había pedido a todas que no le dijeran nada.

Nos sentamos, pedí un capuchino con torta de chocolate y ella un café con torta de naranja. Cuando llegué con la bandeja a la mesa, ella me miraba interrogante.

-¿A qué se debe esta cita?- Preguntó.

-A hacerte una pregunta…¿te casarías conmigo?-

-No seas boluda. Decime que es lo que querés- Respondió dándose cuenta de la broma.

-Bueno, voy a ser directa. En pocos días debo viajar a Japón y China para sendas presentaciones de mi último libro y quería preguntarte…¿me vas a extrañar?-

-Seguís boludeando. Decime que queres y soy tu esclava-

-Ahora en serio, quiero que vengas conmigo. Yo te invito. Andaremos un poco a las apuradas pero vamos a aprovechar el tiempo libre para pasear un poco por Tokio y Shanghái-

-¿En serio me estas proponiendo eso?-

-Si, en serio. Me gustaría que vengas conmigo-

-¿Lo saben las chicas?-

-Todas y están de acuerdo-

-¿Y por qué yo?-

-No te voy a negar que anduve tanteado el clima. Marga y Keiko están muy atareadas y un poco cansadas de viajar y tu novia, casi lo mismo, pero coincidió en que te merecías un viaje por que sos la que menos kilometraje tiene-

-O sea que todas lo sabían y nadie me dijo nada-

-Si, pero no las culpes, fue por pedido mío-

-¿Va a ser como una luna de miel?-

-Ja, ja, sí. Ese mismo chiste le hice a tu novia-

-Que no dudó en entregarme a tus perversiones-

-Si, pero no te ilusiones, ella y mis novias van a aprovechar el tiempo también-

-Si, me lo imagino…de modo que tú y yo vamos a estar varios días solas y juntitas. Espero el día con impaciencia-

-Yo también, mira que recuerdo que dijiste que serías mi esclava-

Con todo el viaje organizado, solo restó coordinar fechas y sacar los pasajes. Hablé con Yuzu en Japón y con el señor Ning en China. Todo estaba preparado para recibirme en ambos sitios. En Tokio pernoctaríamos en lo de Ume y Shou, como ya se estaba haciendo costumbre, y en Shanghái en el Hotel Shanghai Fish Inn.

Mientras tanto en Sudacalandia sucedían cosas…cosas tan idiotas como el discurso del Ministro de Justicia ante los miembros de las Cámaras. No puedo confirmarlo, pero el ministro cometió la gafe de decir, sin saber que tenía el micrófono abierto, que sus dichos ya estaban en el discurso del Presidente.

En resumen, atacó la diversidad y todo aquello que no fuera producto de lo puramente “Biológico”. Yo sé que luchar contra lo woke se convirtió en mi batalla personal pero aceptar las ideologías retrogradas no es mi idea. Estoy en contra de todo lo que quiere ser impuesto desde arriba. Ya sea de un lado y del otro. No tolero a los fascistas del pensamiento, así sea un ministro de traje y corbata o de un gordo desnudo pintado de azul. Odio ambas posturas.

Pero, claro. El periodismo sudaca no se privó de interpelarme. Me llamaron de varias radios y canales de televisión. El hecho era que asociaron inmediatamente los dichos del Ministro con mi postura. Pero no adopté una posición defensiva. Antes de que alguien tuviera una duda o pensara lo contrario defenestré al fulano tratándolo de eso que dije párrafos atrás: Fascista del pensamiento.

Pero tampoco me ahorré palabras para el populismo barato que usó las políticas de género, el aborto y la supuesta defensa de las mujeres como arma política sin importarle nada de sus consecuencias. En suma que le pegué a todo el mundo. Y así conseguí más lectores para mi libro. Negocios son negocios…

La pregunta que me hicieron con más asiduidad fue si yo influía sobre el pensamiento del Presidente. Francamente me causan gracia. A todos respondí de la misma manera.

-No tengo el gusto de conocer personalmente al señor presidente… Por suerte. No me interesa participar de ninguna actividad política en Argentina. Es un país demasiado corrupto en la raíz que todo lo contamina-

Y se acabaron las preguntas.

Silvia y yo nos preparamos para el viaje. Le sugerí que no se cargara de valijas pues íbamos a estar pocos días y además tendríamos clima estival. Nos despedimos en una divertida cena en casa con todo el grupo de la “comunidad ampliada”. No parecía haber mucha tristeza en el adiós. Creo que todas estábamos disfrutando con anticipación los días venideros.

Al otro día, Marga nos llevó hasta el Aeropuerto del Carmen donde tomamos el taxi aéreo hasta Montevideo. Luego, tras una, no muy larga espera, abordamos el vuelo a Haneda por Lufthansa para pasar otro día metida en el tubo volador.

Nos sentamos y después de unos pocos minutos, Silvia ya estaba abrazada a mí con su cabeza apoyada en mi pecho. Las personas que pasaban por el pasillo nos miraban pero nadie osaba decir algo. Así estuvimos, ella semidormida y yo escuchando música con los auriculares hasta que llegó la hora de la comida.

Y luego nos quedamos viendo una película en la pantallita apoyada en el asiento de adelante. Al fin nos dormimos las dos y recién nos despertamos cuando estaban sirviendo el desayuno y a poco tiempo de viaje de nuestro destino.

Mientras aterrizábamos en el Aeropuerto de Haneda, Silvia, parecía una niña asombrada, no podía despegar la mirada de la ventanilla. De pronto se dio vuelta y me dio un beso en la boca.

-Gracias- Dijo mientras pasaba su hermosa legua por entre sus labios entreabiertos. Gesto con el que me cautivó cuando la conocí allá por nuestra adolescencia mientras cursábamos la Facultad.

Por supuesto que nos estaban esperando. El mismo chofer de la visita anterior nos llevaría en una limosina hasta el edificio donde viven los Aihara. El hombre nos vio salir del aeropuerto a Silvia y a mi tomadas de la mano. No quisiera saber cuántas cosas habrán pasado por su cabeza. Mi compañera seguía con su asombro cuando subió al vehículo. Me miraba y se reía. Estaba tan contenta que creo que hubiéramos tenido sexo ahí mismo para festejar.

En pocos minutos estuvimos en el hall del edificio. El chofer nos bajó las maletas y las llevó hasta frente al enorme portero eléctrico. Toqué el timbre.

En pocos minutos estuvimos en el piso de los Aihara mayores. Shou no estaba, para variar. Ume se sonrió amistosamente cuando vio a Silvia.

-¿Una para cada viaje?- Me preguntó acercando sus labios a mi oído.

 

Capitulo Trece

Ume salió a ver un trabajo y Silvia y yo salimos a caminar un poco por Tokio. Al primer lugar que la llevé fue al emblemático cruce de Shibuya y a dejar unas flores en la estatua de Hachiko frente a la estación de tren donde esperó nueve años a su amo en vano.

Luego pasamos por Akhiabara donde, invariablemente, me detuve a comprar algunos muñecos de protagonistas de animes para mi colección. Estuve buscando a la crossdresser o travesti Hanaku en su tienda pero no estaba y no quise perder tiempo esperándola. Por supuesto que le conté toda aquella historia a Silvia, que la escuchó asombrada.

Recorrimos tiendas de ropa y también entramos en 109, el gran shopping donde Silvia terminó comprándose un uniforme escolar para ella y otro para Esther. De pronto se me ocurrió pasar por el Estudio Wit. Llamé para averiguar si estaba el señor Nakatake, el director, y me contestaron afirmativamente. Así que nos tomamos un taxi y en pocos minutos estábamos haciendo nuestra entrada en el edificio del Estudio, donde, por supuesto , siempre soy muy bien recibida. El director nos atendió en su oficina, recorrimos las instalaciones, más que nada para que las conozca Silvia y luego tuvimos la clásica charla con los animadores mientras uno de ellos hizo un exacto retrato de mi compañera

-Es una mujer muy hermosa- Me comentaron varios y yo asentía, como si no lo supiera.

Por supuesto que la visita continuó en el restaurante con el consabido almuerzo y luego en la despedida mis felicitaciones al grupo por seguir haciendo mangas con mis obras y la promesa de volver. Ya caía el sol cuando regresamos al departamento de Ume. Encontramos a Yuzu y Mei, la madre estaba en camino a la casa. El encuentro con las niñas Aihara fue muy emotivo y se alegraron mucho de que Silvia me acompañara. En realidad no sé qué creen de mis cambios de acompañantes, pero ya se están acostumbrando pues tiene conciencia de la forma en que se maneja nuestra “comunidad ampliada”.

Ayudamos a Yuzu a cocinar mientras Mei terminaba un trabajo del instituto. Cuando llegó Ume ya estaba la comida servida en la mesa y tuvimos una deliciosa cena, matizada con una amena charla. Shou se sumó, por vía Zoom desde Tailandia y se sorprendió de que estuviéramos acompañando a Ume.

Al otro día se realizaba la presentación del libro. Según me contó Yuzu la expectativa era enorme.

-Supimos que en Uruguay hubo mucho público, aquí esperamos que sea igual-

-Espero que sí- Respondí.

-¿Y cómo cree que le ira en China?- Preguntó Mei.

-Para mí sigue siendo una incógnita, pero no me hago ilusiones-

Esa noche, Silvia y yo mantuvimos relaciones, pero debimos tratar de ser lo más silenciosas posibles, no fuera que nos escuchara Ume, que no se escandalizaría, por cierto, pero tenía que dormir pues al otro día debía levantarse temprano.

Jugamos un poco con los dedos y las lenguas, nos besamos largamente y tuvimos varios orgasmos en los que nos conteníamos de gritar de placer. Cada vez que tengo a Silvia en mis brazos no puedo más que volver con la memoria a nuestros dieciocho, cuando, como ya lo he contado hasta el cansancio de ustedes mis lectores, la perseguía en vano por toda la Facultad de Arquitectura.

En la mañana volvimos a desayunar con todas las mujeres Ahiara. Luego, Yuzu y Mei se fueron a sus trabajos y Ume se quedó preparando unos Excel en su computadora.

-A las 18 las va a pasar a buscar un vehículo. A las tres- Aclaró Yuzu y se fue alegremente de la mano de su esposa.

Dejamos a Ume trabajar tranquila y seguimos recorriendo un poco más de Tokio. Fuimos hasta Kokyo y los jardines del Palacio Imperial. Nos sentamos en una banca del parque a disfrutar del silencio entre árboles y senderos floridos, los lagos y los templos. Estuvimos todo el tiempo tomadas de la mano como en una perfecta comunión.

De pronto sentí la necesidad de decirle algo.

-Creo que está claro que esta es nuestra aventura dentro de lo que acordamos en la “comunidad ampliada”-

Silvia me miró, con esos enormes ojazos negros.

-Por supuesto, amo a Esther y de alguna manera te quiero mucho, pero los sentimientos que tienes con tus novias y yo con Esty son los más importantes. De todas maneras, te agradeceré toda la vida que me hayas dado la posibilidad de este viaje-

Y nos besamos largamente.

-Esta tarde iremos a la presentación del libro, luego, seguramente el señor Akiyama ofrecerá una cena y luego tenemos la noche para nosotras…- Dije.

-¿Y?-

-Tengo una idea. Nunca hice esto con mis novias, porque en realidad nunca se me ocurrió, pero aquí en Toko hay unos hoteles alojamiento temáticos y tengo ganas de que vayamos a uno cuando termine la cena-

-¡Eso sería genial!-

-Bien, déjame ver en el celu donde hay alguno que nos quede cerca-

Después de buscar un rato encontré uno muy interesante. Le mostré la foto de presentación a Silvia y abrió los ojos como platos. El Hotel era el Alpha-in, con todas sus habitaciones para practicar bondage y sadomasoquismo.

-¡Ese, ese!- Exclamó mi compañera.

-¿Estas segura?-

-¡Absolutamente! Tengamos un sesión completa-

Llamé al hotel y reservé una habitación para esa noche hasta el amanecer. Era la cosa más loca que se me había ocurrido.

Luego subimos a la Torre de Tokio y después de sacarnos varias fotos y recorrer su piso más alto, regresamos al departamento de Ume. Ella no estaba pero había dejado una nota diciendo que volvería a tiempo para ir a la presentación. Silvia y yo nos duchamos y solo cubiertas con una robe de tela de toalla nos sentamos a ver el paisaje desde el balcón.

Cuando llegó Ume dijo que también se ducharía. Nosotras fuimos a la habitación a vestirnos. Elegimos pantalones engomados muy ajustados, yo lo combiné con una blusa semitransparente azul y botas del mismo color. Mi compañera siempre de negro, botas incluidas.

A la hora señalada estábamos las tres listas esperando el vehículo que, como de costumbre llegó puntual. Bajamos, abordamos lo que era una lujosa limosina y nos dirigimos a la Editorial y Centro cultural que siempre cobijó mis presentaciones en Tokio.

Cuando llegamos pudimos observar que la fila para entrar era bastante numerosa. Bajé y los fanáticos más cercanos me atosigaron con pedido de autógrafos y selfis. Yo trataba de acceder a todos pero por momentos la situación se volvía muy confusa. La llegada de dos guardaespaldas puestos por la Editorial me rescataron de la marea y me acompañaron hasta el interior donde todo estaban mucho más tranquilo.

Esperamos varios minutos mientras terminaba de ingresar el público que matizamos con una conversación con el señor Akiyama y Yuzu que estaba al pie de todos los detalles.

Finalmente se me invió a salir al escenario.

 

Capitulo Catorce

Ya me estoy acostumbrado a los aplausos. Será porque he llegado al momento en que me los creo bien merecidos. Tal como en Montevideo mi ingreso al escenario fue seguido de una ovación de toda la gente de pie. Algunos no tenían más remedio. El lugar estaba lleno y los asientos se habían acabado.

Hice un discurso similar al de la presentación en Uruguay. Lo único que obvié fue mencionar a los aliados estratégicos de China, no fuera que entre tantos ojos rasgados hubiera algún ciudadano del Gigante Asiático. Anteriormente me había presentado el señor Akiyama, pero tuvo que acortar su discurso pues la gente quería escucharme a mí. Y les di le gusto. No me extendí demasiado, como es mi costumbre, para no cansar al público y finalmente se invitó a quienes tenían interés en mi firma pasaran a otro gran salón donde estuve autografiando cientos de ejemplares y atendiendo selfis. Algunas mujeres me hablaban en su idioma y Yuzu que estaba sentada mi lado me traducía como podía.

-Nunca habíamos tenido un suceso así- Dijo el señor Akiyama y agregó -Inclusive usted se ha superado-

Tal como lo imaginé, después de la firma de libros fuimos a cenar. Las chicas Aihara, Ume, Mei y Yuzu, Silvia, yo , el señor Akiyama y nadie más. Se repitió el restaurante de las ocasiones anteriores donde fuimos atendidos en un salón privado. Silvia estaba exultante. Disfrutaba de cada momento como un niño con juguete nuevo. Yo la miraba y la amaba.

-Ahora le queda la etapa china. ¿Se irán de Japón inmediatamente?- Preguntó el editor.

-Nos quedamos un día más, creo que mañana tenemos otro evento más íntimo- Respondí.

-Exacto, mañana es la cena con el abuelo y va a estar casi toda la pandilla- Dijo Yuzu.

-Finalmente vas a conocer al grupo de locas- Agregó Mei.

-Eso me encantaría- Respondió Silvia.

Tras la cena y la sobremesa cada uno marcho por su lado. Yo tomé del brazo a Ume y le dije

-Silvia y yo vamos a ir a “un lugar” y regresaremos recién por la mañana, trataremos de no despertarte-

-No te preocupes, también debo madrugar y trabajar en casa. Disfruten, sea lo que sea que vayan a hacer- Dijo Ume, riéndose.

Nos tomamos un taxi y salimos hacia el hotel que está ubicado en el barrio de Minato, a muy pocas cuadras de la zona en que estábamos, sobre una angosta calle llamada Higashiazabu, con un frente que parece una prisión y todas su ventanas con rejas, lo que no es habitual en los edificios comunes pero es que se trata de que no es para evitar que entren a robar sino para dar la sensación de encierro a quienes están adentro. De todas maneras la cercanía de las Embajadas de Afganistán y de Rusia ya son intimidantes de por sí.

Entramos y en la ventanilla nos atendió un muchacho que nos dio el ticket de la habitación. Le pagué en efectivo por que todavía hay sitios donde lo más importante es el dinero contante y sonante y donde no hay que dejar huellas de tramites bancarios que comprometan a una persona sobre todo si es casada.

Todo el lobby estaba a media luz, solo iluminado por cenefas de color rojo, el ascensor tenía la misma penumbra y los pasillos de los pisos superiores también. Llegamos a tientas a nuestra habitación y cuando entramos, luego de pasar una tarjeta como llave, quedamos fascinadas. El lugar era un verdadero salón de sadomasoquismo. Había cadenas con muñequeras para colgar a una persona de los brazos, una camilla con soportes para sujetar, toda clase de dildos, látigos, cuerdas, gag Ball para amordazar y otras cosas que no tenía idea de cómo se usaban, además de una cama redonda con sujetadores para inmovilizar a una persona de pies y manos. Esto era lo más cercano al paraíso para nosotras dos. Si bien teníamos varias horas de tiempo no estábamos dispuestas a perderlo. Nos desnudamos inmediatamente. Hicimos piedra, papel y tijera para ver quien castigaba a quien en primer lugar. Gano Silvia, por lo que la sujeté a la cama boca abajo y le puse un gag Ball en la boca para evitar que grite y empecé acariciándole los glúteos con la punta del látigo. Luego la comencé a azotar, primero despacito y luego más intenso. Ella se retorcía de placer, elevaba, como podía su cola para que le pegue más y más. Sus glúteos estaba rojos y decidí someterla de otra manera. Me coloque un dildo, y después de morderle los glúteos comencé a frotarle crema en el ano y la penetré por detrás. Creo que la tomé de sorpresa pero estaba gozando al punto de tener varios orgasmos al mismo tiempo que yo que estaba disfrutando de someterla.

Después de un rato la desaté y cambiamos roles. Me sujetó de la misma manera en que yo lo había hecho con ella. Amordazada e inmóvil soporté su castigo que no fue menor que el mío. Las nalgas me ardían pero mi deseo era que siguiera azotándome. Hasta que se detuvo. Me soltó de la posición en que estaba y me llevó a la camilla, me sujetó las manos a los costados y las piernas levantadas muy abiertas como para una revisión ginecológica. Se colocó el dildo más grande que encontró y después del lubricarme el ano me penetró, cara a cara, ella de pie y yo completamente inmóvil.

-Así me gusta verte la cara de puta que pones mientras te cojo- Me dijo riéndose. Y yo la amaba cada vez más.

Probamos todo aquello a lo que le encontramos uso. Ya sea para castigar o penetrar. Jugamos con dildos dobles con los que nos cogíamos al mismo tiempo, látigos de toda clase, ataduras, y también las manos apretándonos los pezones hasta no aguantar el dolor. Habíamos dejado para lo último una enorme X tomada a la pared en la cual una persona puede ser sujeta casi como si estuviera crucificada. Silvia me ató a mí y comenzó una danza de caricias y aprietes de pezones, lamidas en la vagina, mordidas y cuanta cosa se le ocurrió. No me puso gag ball porque quería oírme gritar de placer o de dolor.

Volvimos a cambiar roles y sucedió lo inesperado. La amarré a la X, le hice el mismo juego que ella me había hecho, y sin mordaza. De pronto comenzó a gritar que se orinaba encima. Imposibilitada de juntar las piernas para aguantar y viendo que no llegaba a desatarla me arrodillé delante de ella y comencé a beber su orina. Fue un acto instintivo, mientras ella se seguía orinando yo no podía parar de sorber ese liquido dulzón. Hasta que paró y fue recién entonces que levanté la vista y la miré a la cara. Ella estaba asombrada por mi reacción. Nos quedamos un par de segundos en silencio y como menos me lo esperaba, ella, la que estaba siendo la sometida, atada e inmóvil, me ordenó.

-Ahora límpiame la vagina con tu lengua, perra-

Y lo hice. La limpie toda hasta que también le produje otro orgasmo.

La solté y cuando estuvo libre me dio un beso de lengua.

-Hum, lastima, parece que se te fue el sabor de la orina de la lengua- Dijo sorprendiéndome y después preguntó -¿Hiciste esto alguna vez?-

-No, siempre tuve la fantasía pero nunca lo hice-

-¿Y es rico?-

-Si-

-¿Me vas a dejar que tome la tuya cuando tengas ganas?-

-Si queres-

-Dale. Quiero saber cómo es-

Y pocos minutos después, cuando sentí deseos de orinar le avisé y fuimos al baño. Nos metimos en la ducha, ella se arrodilló frente a mí y se tomó mi líquido.

-¡Wow! ¡Esto es maravilloso! Y bien pervertido-

-Parece que te gustó-

-Si, hagámoslo cada vez que sea posible-

-De acuerdo. ¿Se lo vas a decir a Esther?-

-¿Y vos a tus novias?-

-No-

-Bien, va a ser nuestro secreto-

Si algo me faltaba para sentir a Silvia como mi amante perfecta era tener un secreto con ella. Y sobre todo un secreto tan perverso.

-Tampoco contemos donde vinimos. Por supuesto que se imaginan que estamos teniendo sexo y Esther debe estar revolcándose con ellas. Pero esto es nuestro, solo para nosotras dos- Le dije

-De acuerdo, mi ama-

Cuando salimos del hotel ya estaba asomando el sol tras los edificios más lejanos. Llegamos al departamento de Ume y la encontramos trabajando con sus Excel en la mesa del comedor.

-Hola niñas, bienvenidas- Saludó.

-Hola- Respondimos mientras nos servíamos una taza de café de la cafetera eléctrica.

-No sé dónde estuvieron pero seguro que la pasaron muy bien-

-Si- Respondimos a dúo y sonriendo mientras nos mirábamos.

Tomé una silla y me senté frente a Ume del otro lado de la mesa.

-¿Te puedo preguntar algo?-

-Si- Respondió dejando de mirar la pantalla de la Tablet.

-¿Cuando te diste cuenta que Mei y Yuzu eran más que hermanastras?-

-Bueno, eso es intuición de madre-

-Si, pero hubo un momento en que te dijiste, estas dos andan en algo-

-Casi desde el principio-

-¿Desde cuándo les compraste la cama?-

-Ja, ja, casi. Mira, se bañaban juntas, dormían juntas, y observando a mi Yuzu y me daba cuenta como miraba a Mei, era todo amor, una mujer lo sabe-

-¿Y no te asustó la idea de una relación?-

-No, aquí las lesbianas no tienen problemas, salvo que los hayan tenido en su casa con sus padres, pero si las cuidas y aceptas todo anda bien. Además conozco varias lesbianas y nunca escuche que la haya pasado mal con sus parejas, sobre todo en el sexo, en cambio mis conocidas heterosexuales se la pasan quejándose de su hombre-

-Pero no te hiciste lesbiana-

-Ja, no, tuve la suerte de tener un gran marido, el padre de Yuzu y después de conocer a Shou. Soy una mujer afortunada-

Me levanté, le di un beso en la frente a Ume y dije.

-Sos una gran madre y Shou es un gran padre. Yuzu y Mei han tenido mucha suerte-

-Gracias- Musitó Ume y la dejamos seguir trabajando.

-¡Ah, esta noche nos pasan a buscar de nuevo para ir a lo del abuelo!- Exclamó.

-Ok- Le respondimos a dúo.

Y nos fuimos a dormir una rato para compensar la noche pasada.

 

Capitulo Quince

Por la tarde salimos a caminar un poco por los alrededores del edificio donde estábamos hospedadas. Como yo había llevado mi conjuntito de colegiala, Silvia estrenó el suyo y nos sacamos un montón de fotos que enviamos a nuestras novias vía Whats App.

Por supuesto que Esther le pidió a Silvia que le comprara un conjunto a lo que le respondimos que ya lo habíamos hecho. Y así fue como nos quedamos vestidas para la hora en que nos pasó a buscar el auto para llevarnos a lo del abuelo Aihara.

-Che. ¿Qué tal es el viejo? ¿Te hará historia por que te acompaño yo y no tus novias?-

-El viejo está encantado conmigo y ya no lo asusta nada, sobre todo desde que aceptó el matrimonio de Mei y Yuzu-

-Mejor así, no me gustaría sentirme interpelada-

-Olvídate. Acá nos superan en falta de prejuicios. Además, si va a estar toda la banda, esa reunión va a parecer una convención de tortilleras-

Ume nos miraba y se reía de nuestra conversación.

Cuando el auto entró por el gran portón de la entrada y nos dejó en la puerta de la mansión, Silvia se quedó con las boca abierta.

-¡Pavada de casita tiene el abuelo!- Exclamó.

El ama de llaves y los guardaespaldas que ya tienen años conociéndome nos hicieron pasar al hall y luego a la biblioteca. Allí estaban todas. Cuando llegamos se acercaron a saludar y sobre todo ver de cerca a Silvia. Algunas la habían conocido por Zoom pero estaba fascinadas por su belleza. Allí estaban Yuzu, Mei, Mitsuko, Harumi, Matsuri, Nina, Sara, Maruta, Shirapon y Momokino

-No te privas de nada, guacha- Me dijo Mitsuko al oído.

Antes que alguien sacara conclusiones apresuradas expliqué, en parte, la razón por la que estaba con Silvia, o sea que me había acompañado por qué de todo el grupo de amigas era la que nunca había hecho un viaje tan largo y además era la que estaba más libre de trabajo. Si lo creyeron no lo sé. Estoy segura que algunas, como Mitsuko ya tenían definidas sus “conclusiones apresuradas”. Pero, como le había contado a mi amante, a nadie le importaba, incluso al viejo Aihara ante el cual Silvia se ruborizó y no dejaba de hacerle reverencias.

-Está bien, no soy Buda- Le dijo el abuelo riéndose.

Y esa frase medio humorística calmó a mi compañera y la tensión se relajó.

Como de costumbre hubo una picada de entrada. Estaba con un vaso de vino en la mano y mirando por los grandes ventanales hacia aquel jardín donde vi a Mei y Yuzu besándose el día que logramos unirlas para siempre cuando se acercó el abuelo.

-De manera que se ha puesto muy belicosa con la cultura woke-

-Así es-

-La felicito, es hora de que quienes estimamos que una cosa es que las personas vivan su vida y otra que pretendan imponerla, nos unamos para luchar contra la estupidez humana-

-A veces pienso que es más fácil luchar contra un dictador que contra la estupidez que se ha extendido por el mundo peor que el COVID-

- Si, pero usted es una persona aguerrida. La conozco bien. Tiene el alma de un samurái-

-Hace un tiempo una persona me dijo casi estas mismas palabras- Recordé.

-¿Alguien a quien conozco?-

-Si, el señor Yamura-san, el padre de Keiko-

-Hombre sabio-

La conversación con el abuelo continuó por los carriles de la política internacional. Luego se agregaron otras chicas y cuando el mayordomo anunció la cena nos dirigimos al comedor. En ese momento el abuelo se dirigió a Silvia.

-Veo que ha adoptado el uniforme que usan Alexia-san y sus amigas. Le queda muy bien-

Silvia volvió a ruborizarse y me miró, pero debió atender a la charla que le daba el viejo.

-¿Cuál es su trabajo o profesión?-

-Arquitecta. Trabajo con mi pareja, Esther Nogueira, para el padre de ella, estamos haciendo varios condominios en Punta del Este-

-Interesante. ¿Se conoce desde hace mucho tiempo con Alexia- san?-

Silvia seguía mirándome como pidiendo auxilio pero me limité a sonreírle y hacerle un gesto de que estaba todo bien.

-Nos conocimos con Alexia a los dieciocho años cuando estudiábamos en la Facultad, pero luego ella tomó otros rumbos, yo seguí hasta recibirme y nos volvimos a encontrar después de muchos años-

-Excelente. Sea usted bienvenida-

Y dirigiéndose a mi dijo.

-Ahora solo le queda traer a la pareja de esta señorita. ¿O hay muchas más?-

-Afortunadamente no, ya tenemos bastante con ser cinco-

-Aquí, como ve y conoce a todas, son una pandilla y me invaden la casa cada tanto…-

Y cuando yo creí que iba a hacer alguna recriminación continuó.

-…y esto es lo que me mantiene joven y feliz-

Todas las mujeres estaban fascinadas con Silvia. Se había convertido en el centro de atracción. Mientras tanto yo seguía conversando con el abuelo.

-Así que ahora va iniciar una nueva etapa, la china-

-Si, y me tiene ansiosa la recepción que pueda tener-

-Le voy a contar algo. Hace unos días tuve una conversación con el señor Liang acerca de temas educativos. Es rector de la Universidad de Shanghái y uno delos organizadores del Gao Kao, una eminencia, y me aseguró que en su institución tienen todo preparado para recibirla con todos los honores-

-Todavía me cuesta creerlo-

-Créalo, los chinos son muy formales y además va a tener un respaldo suficiente de lectores. Casi se va a convertir en intocable para cualquiera que intente cancelarla-

-Si, eso espero-

Después de la conversación con el abuelo me dediqué a interactuar con el resto. Mitsuko y Harumi, que todos sabemos que son bellezas, no cesaban de elogiar a Silvia. Shirapon trataba de ver “a través de ella” y las demás conversaban y preguntaban y respondían y reían. El ambiente era ameno y todas estábamos felices de ser recibidas por quien, al parecer, se había convertido en el patriarca del grupo.

Eran altas horas de la noche cuando cada uno marchó a su casa. Regresamos en la misma limosina en que habíamos ido. Pero ahora éramos cinco. Ume, Yuzu, Mei, Silvia y yo.

Subimos al piso y nos quedamos charlando un rato más. Parecía que nadie quería despedirse. Sobre todo porque al otro día nos esperaba el vuelo a Shanghái.

Se acercaba el fin de la incógnita.

 

 

Capitulo Dieciséis.

En la mañana terminamos de despedirnos de las Aihara, Ume, Yuzu y Mei y partimos hacia el aeropuerto en una limosina que nos envió el señor Akiyama. Silvia estaba eufórica. Y yo me contagiaba de su alegría. Nunca, ni en mis mejores sueños hubiera imaginado estar con esta diosa, juntas viajando por lugares tan remotos.

Tomamos el vuelo de Air China que nos dejaría en Shanghái en dos horas y media. El viaje fue tan corto que solamente nos entretuvimos mirando por las ventanilla como dos adolescentes el recorrido sobre el Mar de Japón, primero y luego por el Mar Amarillo. Todo el pasaje estaba conformado por orientales, chinos o japoneses, y nosotras éramos las únicas occidentales por lo que atraíamos las miradas tanto de hombres como de mujeres.

Al descender en Pudong, el aeropuerto de la magnífica ciudad china nos estaba esperando en una camioneta la señora Ning.

-Bienvenidas- Dijo extendiéndonos la mano.

Miró a Silvia y manifestó.

-La recuerdo, usted estaba en la casa de la señora Alexia. Déjeme decirle que es usted muy hermosa-

-Gracias- Respondió Silvia si saber que más decir.

La miré de reojo. Creo que hasta se ruborizó.

-Vamos a pasear por la ciudad hasta el mediodía. Luego están invitadas a un almuerzo con el señor Ministro en el City Hotel Shanghái, allí le acompañaremos mi esposo y yo. Tendrán un tiempo de esparcimiento para hacer algún paseo y a las 19 horas comenzara la ceremonia de presentación en el Aula Magna de la Universidad. Espero que no sea demasiado trajinado el programa, pero antes pasaremos por su hotel para que se pongan cómodas-

Así fue que pocos minutos después estábamos duchándonos y cambiándonos de ropa. En el lobby nos esperó la señora Ning y salimos a caminar un poco por el centro de la ciudad. Primero hicimos una recorrida por la costanera del Rio Huangpu, justo enfrente del hotel y luego nos fuimos adentrando por las calles interiores que incluyeron el People´s Park y el Shanghái Museum, pleno de piezas de arte en diferentes materiales como el jade y el bronce, además de pinturas y esculturas.

De allí nos pasó a buscar un vehículo que nos dejó en el City Hotel. No podíamos elegir donde mirar primero debido a lujo asiático de su lobby y el restaurante donde estábamos invitadas. Cuando entramos, la señora Ning, Silvia y yo al salón, sentados a la mesa estaban el señor Ning y el Ministro de Cultura y Turismo Luo Shugang.

Los hombres se pusieron de pie de inmediato, como movidos por un resorte. También había una señorita, vestida con un ajustado traje de seda estampada y cuello Mao (siempre me fascinaron esas predas) que se acercó a saludarnos, era Liazng, la secretaria.

Luego de los saludos, nos sentamos. Pude notar que no estábamos solos. Un par de señores estaban parados en una de las esquinas del salón, presumiblemente guardaespaldas del Ministro.

-Déjeme decirle que es un gran honor para nosotros tenerla aquí presentado su libro- Dijo el ministro a modo de introducción.

-También es un honor para mí y sobre todo porque no tenía idea de que en China se leyeran mis libros. Digamos que no soy una persona políticamente aceptable y que suelo ser muy crítica de todas las ideologías- Respondí tratado de ver hasta donde llegaban con sus elogios.

-Por eso tiene tanta aceptación entre la gente joven. Aquí, lo importante no pasa por las ideologías sino por el progreso material y familiar que, a su vez, es progreso para la comunidad primero y luego para el país todo-

-¿Sabe que suena a capitalista?-

Contra lo que me imaginé el ministro no se inmuto, más bien se sonrió.

-¿Qué imagen tiene usted de nosotros? ¿Nos cree una dictadura?-

-Mi imagen, que tal vez pueda estar distorsionada por los medios de prensa occidentales, es la un país ecléctico, o sea un poco de comunismo por acá, un poco de capitalismo por allá. Tienen muy buenas ideas, sobre todo acerca del programa del estado de bienestar pero no pueden dejar de parecer el “enemigo comunista” para occidente. Y sacarse ese estigma les va a costar. Tal vez deberían ser más abiertos pero también comprendo que esa apertura debe ser gradual para no contaminarse de mucha de la lacra occidental-

-Excelente definición. Y supongo que se refiere a la cultura woke-

-Y las religiones. Si quieren seguir siendo auténticos tienen que limitar a los musulmanes, los judíos y los cristianos-

Y como mi última respuesta los dejó pensando acomodé otro bocadillo.

-Ustedes tienen una cultura tan antigua como el mundo. Crearon cosas mucho antes que en Europa que estaba todavía en la barbarie cuando China ya tenía una organización social adelantada. Sus funcionarios administrativos del gobierno eran gente preparada, había un poder central que lo gobernaba todo, tenían gran respeto por las tradiciones familiares. Después vino el comunismo. ¿Y qué? Al fin y al cabo es lo mismo, ahora tienen el Gao Kao y también un poder central que todo lo controla y gobierna. Le voy a decir algo, yo no tengo ideologías, algunos creen por ahí que soy una derechista recalcitrante y otros creen que soy comunista. Ni uno ni lo otro. Usted quiere que yo piense que su gobierno es bueno, pues entonces muéstreme el nivel de educación de su pueblo, su sueldos, sus posibilidades de formar familia, de tener trabajo, de retirarse con un buena jubilación, mientras ha gozado de un vivienda digna y de servicios médicos y escolares de excelencia, que no haya tenido miedo a la inseguridad del delito. Muéstreme eso y yo creeré que es un buen gobernante. Las ideologías no sirven para nada-

-Usted tiene un concepto claro de la humanidad, y eso se refleja en sus libros aun entre los que son solo aventuras fantásticas, por eso es popular aquí-

-Celebro eso, pero quiero decirle algo que tal vez no sea de su agrado. Ustedes muy bien podrían abrirse camino solos entre las naciones pero insisten en tener aliados impresentables. ¿Para qué? ¿No es más interesante convencer y aliar al que no coincide con su forma de pensar? ¿Atraerlo con intercambios comerciales y tecnológicos?-

-En eso estamos. Es tal como usted lo dice. La nueva política exterior del Lobo Guerrero intenta acercarse a todo el mundo-

-Es evidente que con ese nombre no debe ser muy atractivo para occidente-

-Si, tal vez- Respondió el ministro riendo.

La conversación siguió todo el tiempo que duró el almuerzo y fue por demás interesante.

Después del café y los postres el señor ministro me obsequió una flor de buen tamaño, realizada en plata, colocada en un estuche de acrílico transparente.

-Para que nos recuerde- Dijo y agregó -Hoy debo viajar a Beijín así que no podré estar en su conferencia y antes que me olvide quiero que sepa que le envía un gran saludo el señor Xi Jinping, nuestro líder-

-Retribúyaselos- Respondí.

Salimos a la calle con el matrimonio Ning que estaban encantados por el desarrollo de la reunión.

 

 Capitulo Diecisiete

Teníamos tiempo hasta que se hiciera la hora de la presentación del libro. Estuvimos paseando por los distritos residenciales cercanos al hotel. En ese trayecto observé varias chicas tomadas de la mano. Cada vez que detectaba alguna le tocaba el brazo a Silvia para que las viera también.  Como el número de estas parejitas era bastante notorio decidí preguntarle a la señora Ning:

-Seré curiosa. En América que dos niñas vayan de la mano significa una cosa…-

-Que son pareja- Completó ella.

-Por lo visto no hay ningún problema en cuanto a prejuicios sociales- Comenté

-No, no lo hay, si bien es cierto que las parejas del mismo sexo no tienen por ahora reconocimiento legal, no son perseguidas de ninguna manera. Y le voy a decir algo más…en épocas pasadas los hombres solían ir de la mano, fueran pareja o no, pero, como usted acertadamente lo observó respecto a las religiones, cuando llegaron gentes de occidente con sus prejuicios convencieron a nuestra población que ese gesto de andar de la mano era algo perverso y tanto insistieron que se dejó de hacer. Las mujeres ahora están volviendo a ser demostrativas, los hombres tienen más problemas en vencer el tabú-

-Por eso no quieren que su juventud sea también contaminada por la cultura woke-

-Exacto, no necesitamos la cultura woke para saber que se debe respeto a la mujer y a la diversidad-

-¿Y con respecto a la homosexualidad masculina como se manejan?-

-Las autoridades y la sociedad en general respetan la orientación sexual de cada individuo pero lo que intentan mantener es la imagen del hombre como persona fuerte y decidida, eso va en contra de la cultura que ha penetrado en la sociedad de la mano del k-Pop donde los chicos se ven afeminados. La política es, haz lo que quieras con tu deseo sexual pero trabaja y lucha como un hombre. El gobierno cree que una cosa no invalida la otra-

-Vaya, fascinante definición- Manifesté

 Luego de esta reveladora conversación tomamos un taxi para terminar nuestro viaje a la sede de la Universidad donde llegamos en poco menos de media hora.

Nos sentamos a una mesa en el restaurante del edificio principal. Allí el matrimonio Ning me mostró la grabación del programa que habían emitido sobre mí en un canal local donde, según me tradujeron, vertía contenidos elogiosos a la vez que anunciaban que estaría presentando mi libro en la Universidad. Luego merendamos y nos dirigimos al Aula Magna.

La Universidad de Shanghái es prácticamente una ciudad con muchos edificios y espacios abiertos de gran tamaño incluyendo un lago artificial. Realmente es una escenografía imponente. Atravesamos los jardines y llegamos a nuestro destino. Ya nos estaba esperando el rector que me hizo una profunda reverencia y dijo.

-Sea usted bienvenida, señora Montes-

Le agradecí haciendo otra reverencia y luego le estreché la mano. Se corrió a un lado y me señaló la puerta de entrada al Aula. Debo decir que cuando la atravesé me quedé impactada. El sitio era enorme. Aquí, en lugar de estar en un escenario más alto, los que ascendían eran los asientos del público, como en un anfiteatro. Y estaba lleno de jóvenes tanto hombres como mujeres que observaron mi entrada en silencio. Tan acostumbrada a las demostraciones ruidosas caminé lentamente hasta detrás del atril y levanté una mano saludando. En ese momento estalló el aplauso pero todavía dejaba bastante que desear con respecto a los latinos.

Silvia se quedó apoyada contra el marco de la puerta. El rector se adelantó y tomando el micrófono me presentó, o al menos eso creo, por que habló en chino. Pero eso debió haber sido porque en el final exclamó mi nombre y me señaló. Ahí se produjo otro aplauso, esta vez un poco más animado.

Luego se hizo un profundo silencio. Todos los presentes se colocaron audífonos para escuchar la traducción de lo que iba a decir. Esperé que se acomodaran y comencé.

“Ahí vamos” Pensé.

-Las mujeres son seres humanos con iguales derecho y deberes que los hombres. Que trabajen a la par no debería ser motivo de una política de estado, solo de que ganaron su lugar con estudio, esfuerzo y trabajo. Una persona homosexual tiene el derecho de tener relaciones con quien lo desee sin tener que exponerse a la crítica de otros. Simplemente, debería ser lo más natural. Su sexualidad no debe ser convertida en una ideología política. Una persona trans debería poder decidir cómo quiere vivir sin por ello ser discriminada ni tampoco convertir su autopercepción en una actitud agresiva. En resumen, todo el mundo tiene derecho a vivir como quiera dentro de las leyes de la sociedad, sin agraviar ni molestar a nadie. Todo el mundo tiene derecho a tener un trabajo y una educación, sea del género que sea o de la orientación sexual que sea, ganándose su puesto laboral o social con su propio mérito. Un mérito que no tiene nada que ver con la forma en que vistes, con el género que tienes o con la persona con la que te acuestes.

En resumen, una vida normal. Y eso es por lo que lucho. Por qué aquellos que con sus prejuicios sociales arruinaron el concepto de la diversidad hasta convertirlo en un pecado o, peor aún, en una enfermedad, no pueden ahora, en nombre de la cultura woke a proponer todo lo contrario. Si la mayoría de la gente ve la homosexualidad como una perversión es porque ellos mismos implantaron mesa idea. Por ello, no se dejen engañar, no dejen que en nombre de las religiones o de una moral pacata les digan como tienen que vivir…-

Y así continué un rato más. A medida que largaba una frase más combativa, el público comenzó a aplaudir más fuerte y cuando finalmente dije:

-…Y recuerden, ustedes son dueños de sus vidas, pero eso no significa que sean dueños de las demás- Parecía que la tribuna se venía abajo.

Miré a mi lado, el señor y la señora Ning aplaudían también y el rector me hizo un gesto cómplice con el pulgar levantado. Silvia no aplaudía, simplemente porque me estaba contemplando arrobada. Saludé con la mano y mientras hacía esto el rector se acercó al micrófono y anunció que en el salón de actos seria la firma de los libros.

Sali del salón, Silvia vino a mí y me abrazó muy fuerte. El rector nos guio hasta el salón de las firmas y pude ver un escritorio con pilas de libros acomodados. Tomé uno de los ejemplares y comencé a hojearlo. Pude notar con sorpresa que estaban impresos en chino y en inglés.

-¿A qué se debe?- Pregunté.

-A que hubo una gran demanda del público que también habla inglés porque consideran que tal vez muchos conceptos puedan ser mejor entendidos en ese idioma y no en chino- Respondió el señor Ning.

-Entonces debería cobrar el doble de regalías- Manifesté.

El señor Ning se quedó paralizado. Lo palmee en un brazo y lo tranquilicé

-No se preocupe, es broma-

-Debí imaginármelo- Contestó.

La señora Ning se acercó cuando ya estaba terminado con las firmas y me manifestó.

-Ahora, están invitadas a cenar en mi casa, como agradecimiento a habernos recibido en la suya-

-Agradecida- Respondí.

 

Capítulo Dieciocho

A una orden del señor Ning una limosina nos llevó hasta el hotel para que pudiéramos ducharnos y cambiarnos de ropa. La misma limosina nos pasaría a buscar después. Nos pusimos vestidos largos hasta más abajo de la rodilla, ajustados y con tajos a ambos lados que llegaban a un punto bastante audaz. Como complemento zapatos con taco aguja. Mi vestido era blanco, el de Silvia negro, mis zapatos plateados, los de Silvia dorados. Ambas con sobres de cuero haciendo juego con el calzado.

Cuando atravesamos el lobby del hotel todas las miradas se posaron en nosotras y aprovechamos sacarnos unas selfis. De más está decir que Silvia se la pasó todo el tiempo sacando fotos de cuanto lugar estuvimos. Llegó el vehículo y, en cuanto estuvimos dentro, partimos al barrio de Zhouzhuang, una especie de Venecia con hermosos canales a los que dan bellísimas mansiones y también antiguas viviendas.

El auto se detuvo frente a una casa y cuando bajamos para ingresar por el gran portón Silvia exclamó.

-¡Vaya! ¡Parece la del abuelo!-

Un mayordomo nos hizo pasar al salón de recepción y luego a la biblioteca donde esperaba el matrimonio. Nos invitaron a sentarnos en grandes sillones y comenzamos a intercambiar ideas.

-Creo que ha provocado una revolución- Dijo el señor.

-Mientras no se enoje Xi Jinping…- Manifesté.

-Tranquila que no se ha enojado-

-Me fascina la rapidez con que lo sabe-

-Las comunicaciones son muy rápidas aquí-

-Sobre todo si hay que informar a las jerarquías- Observé.

-Tengo la impresión de que usted cree todavía que estamos en una dictadura –

-Le voy a decir algo, debo suponer que ustedes, si tanto me han leído, saben que soy políticamente incorrecta…muy incorrecta…-

-De eso no hay duda-

-Bien, entonces le voy a hablar con toda sinceridad. Es muy cierto que en occidente no se sabe mucho de China, salvo ahora con los videos de muchos youtubers pero de todas maneras sigue siendo un gran enigma. Digamos que la Revolución Cultural y los hechos de la Plaza Tianamen no son su mejor carta de presentación. Yo no voy a salir a occidente a repetir como una lela que China es el mejor país del mundo, lo que quiero que sepa es que los respeto mucho-

El señor Ning se levantó de su asiento y temí que se hubiera ofendido, pero lo que hizo fue ir hasta una cómoda y tomar un largo paquete. Se detuvo frete a mí y dijo.

-Señora, tengo entendido que tiene una colección de katanas y que practica el iaido. Por ello, en nombre de la Casa Cultural de Shanghái le hago entrega de esta espada Jian, la más emblemática que se usaba en nuestro país desde 1050 Antes de Cristo.

Tomé la espada con las dos manos como hacen los japoneses y debió ser lo correcto porque una vez que estuvo en mis manos el señor Ning hizo una reverencia y luego nos invitó a pasar al comedor.

La casa de Ning era casi un museo lleno de piezas de jade, bronce y porcelana antigua. Todas tenían un valor especial y jamás las vendería, según afirmó. La construcción mezclaba lo tradicional con lo moderno y era espectacular por donde se las mire.

Luego de la opípara comida y el postre pasamos a una sala cuyas ventanas daban a un canal plenamente iluminado y por el que pasaban varias canoas con turistas. El paisaje era relajante e incluso parecía transportaros a otras épocas como las del China Imperial.

Me quedé observando el tráfico del canal y mientras estaba ensimismada en esos pensamientos se acercó la señora Ning y dijo.

-A que adivino lo que está pensando-

-Si, supongo que lo hará, debe ser lo mismo que piensa cada una de las personas que se paran aquí, con un vaso de vino, o no, y se quedan mirando lo bucólico del entorno-

-Exacto, usted se está sintiendo transportada al pasado. ¿No es así?-

-Si, aunque tal vez sea a un pasado idealizado- Dije.

-Tal vez, pero menos alienante-

Recién en ese momento sentí que conectaba con China. La experiencia en la visita anterior me había resultado excelente pero tal como lo sospechó el señor Ning todavía tenía cierta aprensión al control policial del gobierno y todas las cosas que se dicen en Occidente. Pero había algo en la atmosfera que me hizo darme cuenta que estaba en una país que había sido el más adelantado del planeta cuando Europa no salía todavía de la Edad Medieval. Un país con mucha historia, mucho arte, mucha ciencia y mucha cultura. Que había pasado por etapas negras como el comunismos atroz de Mao pero que estaba volviendo a aquellos valores que lo hicieron grande.

Una vez que llegó la hora de partir nos despedimos de los Ning prometiendo volver a vernos. El vehículo nos llevó al hotel. Silvia y yo estábamos con ganas de tener un poco de sexo. La jornada había sido agotadora y nos limitamos a lamernos hasta estallar en orgasmos. Era nuestra última noche de “luna de miel” y lo más lindo fue dormirnos abrazadas y desnudas.

Desayunamos en el balcón del hotel con vista al rio Huangpu. Ambas con robe provistas por el hotel y nada debajo. Yo me hubiera pasado todo el día teniendo relaciones con Silvia pero no podíamos desaprovechar el día, ya habría tiempo de “escaparnos” cuando estuviéramos de regreso en Punta del Este.

Nos vestimos de cómodos conjuntos jogging y zapatillas y salimos a caminar. No necesito aclarar el color del conjunto de Silvia. Recorrimos el Mercado y los jardines de Yuyuan y pasamos por la famosa Casa de Te Huxinting. Luego ingresamos al Templo del Buda de Jade, una hermosa construcción que contiene la imagen de Buda recostado con una mano sosteniéndose la cabeza realizado toda en jade color beige. Y finalmente culminó nuestro paseo en el Templo de la Flor del Dragon.

Ya era tiempo de volver al hotel, tomar las valijas que habíamos dejado preparadas y tomar un taxi hasta el Aeropuerto. Pocas horas después estábamos en la nave voladora de regreso a América.

Silvia apoyó su cabeza sobre mi hombro y cerró los ojos. Yo me sentía relajada. Le pasé el brazo por sobre su hombro y la atraje hacia mí.

-¿En algún momento tuviste miedo estando en China?- Me preguntó abriendo un ojo.

-Algo y lo que me ponía peor era que te había traído conmigo-

-No te preocupes. Al final comprobamos que te adoran-

-Si- Dije suspirando.

Me acomodé en el asiento. La besé en la frente y le dije

-Amo a Marga y a Keiko pero tampoco puedo estar sin vos-

-Y yo amo a Esther pero me pasa lo mismo-

Después de unos segundos agregó.

-Esta todo bien. Sigamos con la comunidad ampliada que funciona como un reloj-

Asentí en silencio.

 

Capitulo Diecinueve

Llegamos a Montevideo donde nos esperaba mi piloto favorito para llevarnos a Punta del Este. Pocos minutos después el taxi aéreo aterrizaba en el Aeropuerto de El Carmen. En la punta de la pista nos esperan mis novias y Esther.

Fue un aquelarre de abrazos, besos y gritos de júbilo histérico. El piloto nos miraba asombrado, aunque no tanto pues ya se esta acostumbrando a nuestras locuras. Bajamos las valijas y las ordenamos en la camioneta Porsche del padre de Esther.

-Tenemos festejo de bienvenida en casa- Dijo Marga mientras se aferraba a mí de un lado y Keiko del otro. Esther apoyaba la mano en la pierna a Silvia mientras hacía los cambios. Habíamos vuelto a la normalidad si a eso se lo podía llamar así.

Hablamos poco durante el corto viaje. Esther entró la camioneta al garaje comunitario y subimos al piso de Marga que ya parece oficializado para los eventos.

En el piso, la señora Azumi estaba ordenando la comida preparada. Vino, empanadas y pizza.

-¡Bienvenidas!- Exclamo Keiko.

Y nos acomodamos en los sillones a comer y beber. Saludé a la señora Azumi de la que emanaba el hermoso perfume que le había regalado la Gaby. Una vez que pudimos escucharnos se inició la charla. Comenzamos a contarles con casi todo detalle, obviando las partes de nuestro “pacto secreto”,  lo que había sucedido en ambos países.

-Nos tuvieron preocupadas, creíamos que podías tener problemas con los chinos-

-Yo también estuve preocupada y sobre todo por ella- Respondí señalando a Silvia.

-¿Escuchaste la noticia del diputado abiertamente gay que fue elegido para el Congreso?-

-No, ¿Cuándo sucedió?- Pregunté

-Supongo que estas últimas horas, nos enteramos por un video de Jabierzo-

-Bueno, entonces es cierto que hay una apertura-

-Si, claro, pero hay que tomarla con pinzas. La homofobia persiste-

-Igual que en cualquier país del mundo-

-¿Y como la pasaron?- Preguntó Esther.

-Hermoso, Tokio y Shanghái son dos ciudades fascinantes, las amigas de ustedes nos recibieron fabulosamente, el abuelo todo un personaje, y la recepción del matrimonio Ning en su casa fue algo de película. Y ni hablar de las presentaciones, un suceso- Contestó Silvia.

-Si, genial, pero no preguntaba eso- Insistió Esther riéndose.

-Tal vez igual que ustedes- Respondí yo.

-Bueno, nosotras no nos podemos quejar- Comentó Keiko.

-Nosotras tampoco- Volví a responder

-O sea que todas la pasamos genial- Manifestó Marga.

-Así parece- Concluí.

Esther, acercándose a la mesa a tomar una porción de pizza dijo.

-Yo creo que deberíamos dejar de llamarnos “comunidad ampliada”. Porque, por lo visto, aparte de los afectos de cada una, sexualmente ya no tenemos nada que ocultar ni privarnos-

“Nada que ocultar” Pensé en ese momento y la miré a Silvia que me devolvió la mirada. Creo que nadie lo notó

-Totalmente de acuerdo- Dijo Keiko

-Debemos buscarle un nombre que nos identifique, porque según recuerdo cuando le pedimos a la Gaby que fuera nuestra madrina no le dimos ninguno- Dijo Esther.

-Lesbos- Opinó Marga.

-Eso es demasiado obvio- Objeté

-Las locas de Punta-

-Las tortas con crema-

-Las descocadas-

No recuerdo quienes fuero las que tiraron estos nombres por que hablaban todas al mismo tiempo.

-Esos parecen títulos de murgas barriales berretas- Dije para calentar el ambiente.

-Podríamos hacer un anagrama con nuestras iniciales- Opinó Esther.

-Ni loca, eso parecería nombre de almacén o verdulería-

-Algo así como SEKAM o SAKEM o MEKAS o MAKES…- Seguía insistiendo la hija de Nogueira.

-Basta, en serio, pensemos algo coherente- Volví a decir.

-Pan con pan- Manifestó Silvia.

-Eso no está mal- Opiné.

-Torta con torta- La estropeó Marga.

-Tiene que ser algo impactante, aunque no sea tan obvio- Repliqué.

-¡Tijeras!- Gritó Keiko.

-Eso me gusta- Dijo Esther.

-Algo mejor, ¿Qué les parece Scissors?- Manifesté

-¡Me gustó!- Exclamó Marga y las demás adhirieron.

-Ahora debemos crear un logo, imprimirlo y enviárselo a la Gaby enmarcado para que lo tenga de recuerdo- Opinó Keiko.

-Fabulosa idea- Manifestó Silvia.

Y seguimos tomado vino y comiendo empanadas e interminables porciones de pizza.

Ante la insistencia de mis novias y de Esther contamos algo mas de nuestras aventuras sexuales, pero con límites. En ningún momento se nos escapó lo de la experiencia en el Hotel de Sado masoquismo y mucho menos la casi escatológica acción que nos dejó con los “cables cruzados”. Creo que yo, que nunca había tenido el más mínimo secreto con mis novias estaba jugando algo riesgoso pero fascinante y esperaba que a Silvia no se le fuera la lengua.

Las tres que quedaron en Punta del Este disfrutaron todo. Al parecer Esther iba todas las noches al edificio y realizaban hermosas orgias donde tampoco se privaron de los latigazos, los broches en los pezones y las penetraciones dobles. En realidad, escucharlas me excitaba y creo que a Silvia también. Y como podría afirmarlo, a mis novias y a Esther les excitaban nuestro relatos. La comunidad “Scissors” estaba cada vez más unida.

Esa noche tuvimos una orgia grupal, las lenguas y los dildos se hicieron un gran festejo. Todas tuvimos nuestra ración de azotes y aprietes de pezones. Como aquella primera vez todo se convirtió en un desenfreno. La cama de Marga parecía pedir calma pero nosotras no queríamos detenernos. La excitación era total.

Y tanta locura solo poda llevar las cosas a mas locuras. Sobre todo ese momento en que Silvia y yo nos quedamos mirando azoradas como Esther bebía la orina de Keiko.

Marga, que advirtió nuestra sorpresa sonrió y dijo.

-¿Qué? ¿Ustedes nunca lo hicieron? Pasar del squirting a esto es fácil. Denle, pruébenlo, es genial-

 

 Capitulo Veinte.

Después de aquella reveladora orgia en el piso de Marga las cosas fueron volviendo a la normalidad. Mis novias continuaron trabajando. Keiko debía atender cada vez más producción y Marga ya había vendido todos los departamentos del edificio donde también vivirían Esther y Silvia. Además tenía casi todo vendido en las torres que construía el señor Nogueira. Jacobo estaba convertido en su ayudante irreemplazable. Silvia volvió a trabajar con Esther, no solo en la dirección de ambas obras sino también en los bocetos de decoración para su lugar en el mundo. En esto último solía darles una mano. Les ayudaba con el diseño y las acompañaba a comprar muebles o elegir revestimientos y pisos.

-Es nuestra asesora- Les decían a los vendedores. Y ellos trataban de convencerme primero a mí.

De Sudacalandia llegaban noticias casi diariamente respecto de la venta de mi último libro. Mi editor me pasaba también las cifras de Europa y no cesaba de pedirme que fuera a Italia a ver a la primera ministra Meloni. Lo que me importaban eran las regalías y estas iban en aumento. Además también subían las de Japón y países aledaños. Pero donde el salto era casi exponencial era en China donde se habían superado las ventas de los últimos best sellers y aumentaban.

También me llamó Adriana, mi marchand.

-Querida, vas a tener que agarrar los pinceles y ponerte a hacer cuatro cuadros a la vez- Me dijo.

-¿Por qué?-

Me llamaron tus amigos chinos y les envié el catálogo. Tardaron dos días en contestarme. Ya tienes veinte cuadros vendidos de los que me diste en consignación creo que hay más interesados-

-Bueno, sospecho que no tengo más remedio si quiero ser multimillonaria-

-Te paso imágenes de los vendidos. No te digo de verlos personalmente por que ya están embalados. De paso recordar que pintaste y ver la onda de lo que están eligiendo los chinos-

-Te agradezco-

En el programa de la señora Ning en la televisión de Shanghái hicieron otra nota sobre mí y la visita a la ciudad. Además el discurso que di en el Aula Magna. La señora me pasó el link de You Tube y me solicitó permiso para hacerme un reportaje por Zoom el día siguiente. A lo que accedí.

Estoy viviendo un momento increíble. Jamás hubiera imaginado, aunque ese era mi sueño desde mi temprana juventud.

En la noche siguiente, por las diferencias horarias, la señora Ning me hizo el reportaje. Primero realizó un anticipo acerca de quien era yo y del suceso que estaba teniendo mi libro. Luego conversamos un poco, no mucho tiempo por suerte, y cerramos con una afectuoso saludo y la promesa de volver por aquellas tierras, cuando pudiera.

En cuanto a la sorpresa que nos llevamos con Silvia el día de nuestro regreso recién lo pudimos conversar a solas un par de días después. Yo andaba por la zona del edificio donde tienen sus oficinas Marga y las arquitectas y decidí pasar a saludar. Marga estaba ocupada con un cliente y Esther había ido a ver algunos proveedores. De manera que a la única que encontré desocupada fue a mi compañera de viaje. Entré a su oficina, estaba mirando unos planos sobre la gran mesa de trabajo un tanto inclinada hacia adelante y sin decirle palabra la tomé de la cintura desde atrás.

-¿Alexia?- Preguntó ella sin siquiera darse vuelta, lo que me sorprendió

-¿Cómo sabias que era yo?-

-Por la forma de tomarme la cintura-

-Bien. ¿Ocupada?-

-No mucho, boludeando un poco-

-No pudimos hablar de las revelaciones de nuestras parejitas- Comenté

-Cierto. ¿Vos sabes que todavía estoy asombrada?-

-Bueno, nosotras no nos quedamos atrás- Afirmé

-Si, pero …es que fue sorpresivo verla ahí a Esty disfrutando de los fluidos de Keiko-

-Lo bueno es que ahora no tenemos nada que ocultar- Opiné

-Si, eso me deja tranquila. Mirá que hacemos locuras pero esto era tan fuerte que tenia miedo de delatarme en una conversación-

-A mi me pasaba lo mismo- Manifesté

-Sucede cuando estas decidida a no ocultarle nada a tu pareja-

-Si, así que ahora nos sentiremos mas libres de hacerlo no solo entre nosotras sino con nuestras novias- Dije.

-Si, genial, pero a mi me encanta hacerlo contigo. Quizá por la forma en que estaba atada e indefensa, en medio de una situación de impotencia. Pero también me fascinó al revés. Ahí la sensación es de humillación y es tan hermoso sentirte humillada y sometida a la voluntad de otra. Y eso contigo es muy fuerte-

-Lo es- Manifesté dándole un beso en la boca y agregué – La próxima vez que nos toque estar juntas vamos a hacerlo-

-Si, seguro-

-Entonces voy a seguir mi camino-

-¿Paseando?-

-No mucho, vine al centro a comprar pintura acrílica y bastidores. Tengo mucho trabajo-

-Por lo visto no es otro libro-

-No, por ahora no, tengo muchos cuadros que pintar. Los chinos están enloquecidos con mis trabajos-

-¡Que bueno! ¡Te felicito!-

Y seguí mi viaje tras pasar a saludar a Marga, desde la puerta porque todavía estaba con el cliente.

Sali a la calle, me senté en mi auto. Antes de arrancar me quedé pensando en toda esta relación con la Comunidad Scissors. ¿Éramos una pervertidas? ¿O es solamente una manera de darnos amor?

Es cierto que mucha gente catalogaría nuestras costumbres como hechos perversos y aberrantes pero estoy segura de que en sus buhardillas mentales guardan un deseo incumplido de hacer cosas así. Hay mucha hipocresía. Hay mucha falsedad. En cualquier estamento social, ya sea un militar, un cura, un político, o un don nadie de los que trabajan doce horas al día por un sueldo miserable.

Marga, Keiko, Esther, Silvia y yo nos tenemos. Nos disfrutamos como nos gusta, sin obligar a nadie a hacer algo que le desagrade. Y hasta creo que aunque no en lo formal pero si en lo afectivo han sido superadas las barreras del amor. Es cierto, estoy convencida de que todas nos amamos. Entre todas, con todas y para todas.

 

 

Epilogo cortito y aclaratorio.

Llamé a mi editor para que se comunique con el Gobierno Italiano y les diga que cuando yo pueda viajar con toda mi comunidad de amigas le íbamos a avisar con la debida antelación pero con la salvedad de que sería solo por un par de días ya que no puedo distraerlas a ellas de su trabajo mucho tiempo pero me resulta importante que me acompañen en este evento.

No pasó mucho tiempo para recibir la respuesta. Estaban de acuerdo y esperaban nuestra notificación.

Les avisé a mis novias y amigas y todas estuvieron de acuerdo. Prometieron organizarse para ver cómo podrían dejar su trabajo en manos responsables.

Keiko tiene a su padre, Marga le daría la responsabilidad a Jacobo y Esther y Silvia le pedirían al señor Nogueira que se hiciera una recorrida por las obras. Al fin y al cabo solo era por una par de días.

 

 

Hasta la próxima historia…