Historias, historias, historias…
En cada capítulo una aventura
Por
Alexia Montes
Capitulo uno. Adriana
La señora Azumi había llegado para supervisar el trabajo de sus empleadas en nuestro edificio. Preparé dos cafés y algunas masas secas y nos sentamos en el balcón que da al rio.
Abajo, un jardinero, también del equipo de Azumi, cortaba el pasto y daba forma a los arbustos que delimitaban nuestra propiedad, aunque en realidad somos dueñas de toda la manzana.
-¿Ya debutaste con las arquitectas?- Le pregunté.
-Si, todo en orden. Tengo que prepararme para cuando terminen su nuevo departamento pues seguramente encontraré allí restos de la obra todavía-
-Si, difíciles de limpiar-
Seguimos tomando el café en silencio. En ese momento sonó mi celular. Era Adriana, mi marchand.
-¡Hola reina!-
(Ya habrán notado que a todas les digo reina.)
-Hola Alexia. Quería saber cuándo tendrás un par de horas para atenderme. He decidido hacer un video promocional y me gustaría filmarte en tu atelier, pintando o contando algo-
-Genial, podes venir ahora mismo si querés-
-En un rato estoy por allá-
La señora Azumi partió a su otras obligaciones y me quedé sola un rato. Si iba a salir en un video tendría que ponerme algo lindo, pensé, y me vestí con una musculosa negra, bastante ajustada y una pantalón de jogging blanco, holgado. Me calcé zapatillas y me puse algo de bijouterie. Tal vez no es el concepto de elegancia pero si, lo que más deseaba, de comodidad.
Adriana llegó enseguida. Le abrí desde el portero de mi piso y asomándome al hueco de la escalera le grité que pasara, y que usara el ascensor si lo deseaba. Pero subió a pie.
Estaba esplendida. Como si fuera a propósito, tenía una blusa semitransparente con volados en las mangas de color blanco y pantalones engomados negros, también calzaba zapatillas.
Pasó, le ofrecí un café y mientras lo tomábamos me detalló lo que pensaba hacer.
-Van a ser unos pocos minutos. Voy a filmarte yo misma y también lo voy a editar. Te presentas, muestras algún cuadro terminado y lo que tengas en ejecución. Hago un paneo por el atelier y después alguna toma del paisaje y te despedís-
-¿Cuál es la idea de hacer esto?-
-Te cuento, en China están locos por vos, pero algunos galeristas europeos que ya conocen tus pinturas me preguntaron ¿Quién es esta chica? Claro que los mejores informados exclamaron ¡Ah, pero si es la escritora!-
-Entonces la idea es promocionarme en Europa-
-Tal cual. Aunque te cuento que al menos en Italia ya tenes patente de idola después de haber estado con la Primera Ministra-
-Bien, entonces vamos- Dije mientras me ponía de pie y le indicaba el camino a mi atelier-estudio-
-¡Wow! ¡Acá se respira creación!- Manifestó Adriana cuando comenzó a mirar el escritorio con la computadora, los anaqueles repletos de libros, el rincón con el órgano y la guitarra y el otro rincón con la mesa de trabajo donde tengo varios atriles de mesa y uno de pie y estantes varios, las pinturas, los pinceles y todas las herramientas además de varios bastidores en blanco, acomodados en un mueble.
Sacó la cámara de un bolso y comenzó con varias tomas en las que no se me veía. Luego me indicó que hiciera como que estaba pintado, otra fue sentada a mi escritorio escribiendo y luego me hizo un brevísimo reportaje en donde me presentaba y explicaba los temas de algunos cuadros. Al finalizar, para hacerme la graciosa, le hice un mohín a la cámara. Adriana se sonrió y después de cortar dijo.
-Esa última toma queda-
-Estas loca-
-No, ese gesto mostró todo lo sexi que sos y te puedo asegurar que eso vende. Fue algo medido, discreto, eso gusta, mucho más que lo explicito-
Pasamos al balcón y volví a servir café. Nos sentamos en los amplios sillones y se me ocurrió preguntarle.
-¿Vos crees que este video va a influir en algo?-
-Querida amiga, estoy segura. Hoy día la imagen lo es todo y si tu imagen da la vuelta al mundo sos repentinamente famosa-
-Si, pero dura poco-
-No creas, les dura poco a los que no muestran un personalidad atractiva y disruptiva, Vos persistís y sos famosa por tus libros, ahí tu público es enorme y te sigue con interés. Esperan con ansias tu nuevo libro. Y además sos una persona muy individual, tenes personalidad. ¿Por qué todo el mundo recuerda a Picasso o a Dalí además de su obra? Por qué eran únicos e irrepetibles. Sos una genia Alexia, la gente no te va a olvidar. Te ve y te recuerda. Ve tu elegancia descontracturada y dice, me quiero vestir como ella, y con ese gesto que hiciste naturalmente al final conquistas a todos, hombres y mujeres-
-Voy a creerte, pero no mucho, no quiero parecer Maradona-
-Ja, ja, no. Vos tenes cerebro-
Después de esta conversación continuamos hablando de otros temas, de política y de crossdressing, a raíz de la experiencia de días pasados con el banquero y su esposa. De pronto Adriana se acomodó en el sillón cruzando las piernas y dijo inesperadamente.
-A veces cuando me despierto en mi cama de dos plazas y media me doy cuenta que está muy sola…-
Esta se me está tirando, pensé. Pero no dije nada.
Ella sonrió sensualmente y agregó.
-…¡y no sabes cuanto lo disfruto!-
Me reí, aliviada.
-Ja, ja no sabes la cara que pusiste. ¿Creías que te iba a acosar?-
-Supongo-
-No. Sabes bien que ante todo quiero observar el celibato. Porque además de ahorrarme todo el trabajo de una relación sexual, su previa y su epilogo, tengo toda una enorme cama toda para mi-
-¿Y no te agarra el deseo. Comenzado por cierto “cosquilleo” ahí, entre las piernas?-
-Para esos están los dildos. Los tengo de todos los tamaños y todos los colores. Y no tendrán brazos pero no eyaculan y se mantienen erguidos todo el tiempo-
-Si, lo sé-
-¿Ustedes usan dildos?-
-Si. Por supuesto-
-¿No son algo maravilloso?-
-Si, sobre todo a nosotras que nos faltan penes y nos gustaría tenerlos-
Adriana se rio. Comenzó a juntar sus cosas.
-Esto está muy lindo y la conversación agradable, pero debo seguir trabajando. En cuanto tenga compaginado el video te lo paso-
-Bien, lo espero-
Esa tardecita les conté a mis novias lo sucedido. Se rieron cuando mencioné mi temor a ser acosada por Adriana.
Capitulo dos. Esther
A la mañana siguiente después del desayuno y de que mis novias se marcharan a sus trabajos, recibí un mail de Adriana con el adjunto del video que había realizado el día anterior.
“Todavía está en crudo” Me advertía pero reconozco que las imágenes estaban muy buenas. El contraste entre mi atelier-estudio y la imagen del paisaje exterior le daban un aire de intimidad a toda la sala. Yo parecía como muy ocupada pintando y cuando vi el gesto sexi que le había hecho a la cámara no pude menos que reírme. Realmente estaba sensual.
Después de verlo le escribí a mi marchand y le di mi aprobación. Ella respondió que ya estaba trabajando en la edición.
Luego me dediqué a realizar algunos bocetos porque tenía intención de pintar tsunamis como aquellos tradicionales de la pintura japonesa. En eso estaba cuando sentí el ruido de un auto en la entrada. Me asomé al balcón y vi que se trataba de Esther. Cuando tocó el timbre le abrí con el portero eléctrico avisándole que estaba en el segundo piso.
Ella llegó hasta mi living. Estaba hermosa. Tenía una musculosa bordó que no disimulaba en nada sus pezones y completaba el atuendo con una minifalda de jean y sandalias blancas.
-Hola, ¿Qué te trae por aquí?- Le pregunté´.
-Vos- Respondió tomándome de la cintura.
-Me siento honrada con semejante visita. A propósito, ¿Dónde anda Silvia?-
-En nuestro departamento con Marga y Keiko-
-Bueno, al menos esta vez no dejaron afuera a mi japonesita-
-No, le avisaron con tiempo como vos dijiste-
-Si no podía dejar que se perdiera otra orgia-
-¿Y nosotras?- Preguntó Esther.
-No preguntes tanto y vamos a mi dormitorio, te podes ir sacado la ropa por el camino- Le contesté riendo.
No fue una orgía desenfrenada. Era la primer vez que estaba a solas con Esther y realmente las cosas fueron para otro lado. Nos tratamos con total dulzura. Besos apasionados y mucha lengua recorriendo la totalidad de los cuerpos, gemidos apagados y mucho contacto físico. Nuestras lenguas entraron por cuanto hueco encontraron. Los orgasmos eran interminables. Esther se retorcía de placer y yo no me quedaba atrás.
Totalmente desnudas aproveché para lamerle los pies, la vagina, los glúteos, las tetas y la boca. Ella se entregaba sin concesiones. Fue un momento muy feliz.
Nos duchamos, juntas bajo la lluvia y abrazadas nos besábamos y nos enjabonábamos mutuamente. Luego de sacarnos el jabón nos secamos una a la otra. Con solo una tanguita como ropa fui a la cocina a preparar un café pero ella prefirió jugo frio. Lo acompañamos con unas masas secas y nos quedamos sentadas en el living disfrutando la calma.
-Fue una experiencia distinta- Confesó Esther.
-¿Mejor o peor?-
-Distinta, me trataste con mucho amor. A veces eso es lindo aunque también disfrutemos de los castigos y las penetraciones violentas-
-Totalmente de acuerdo- Manifesté.
-Y lo del baño juntas fue muy lindo-
-Si, es un buen complemento del amor- Dije convencida.
En ese momento sonó en la radio el tema “Quizás, quizás, quizás…”. Me puse de pie, la tomé de la mano y la saqué a bailar. Danzábamos como si fuera una rumba o algo así. Yo pasaba mi brazo por sobre su cabeza y ella giraba y luego lo hacíamos a la inversa. Por momentos nos tomábamos de la cintura con un brazo y con el otro nos tomábamos las manos y movíamos las caderas como dos mulatas en carnaval. Todo era muy sensual y divertido.
Cuando terminó el tema nos quedamos paradas, pegadas una a la otra, con los brazos rodeándonos las cinturas. Hubo un momento de silencio mágico y de pronto ella habló.
-Aparte de las tormentosas orgias es la primera vez que tenemos intimidad entre nosotras-
-Cierto, y a decir verdad estuvo muy bueno-
Ella se rio. Yo la miré tratando de saber el motivo y le pregunté
-¿Te acordaste de algún chiste?-
-No, Ja, ja, es que me vino a la mente un pensamiento que yo tuve, pero es una historia larga-
-Si tenes tiempo, contala-
-Bueno-
Le acerqué el plato con las masas y otro vaso de jugo frio. Nos sentamos en el sillón y comenzó a hablar.
-Cuando me recibí de arquitecta, obviamente iba a terminar trabajando en el negocio de papá. Mi hermano parecía no tener luces, aunque luego, gracias a ustedes, descubrí que se hacía el “tonto”. De modo que yo era la heredera obligada, pero en las oficinas todos me trataban como “la hijita del patrón” y no me sentía valorada. Un día apareció Silvia en la empresa y nos hicimos grandes amigas. Ella venía, bastante harta de Argentina y buscando nuevos horizontes. Para hacer algo diferente tomamos trabajos pequeños por nuestra cuenta y así alternábamos con nuestra tarea oficial. Un día papá decidió mandarme a aprender sistemas constructivos en Europa. Silvia no pudo venir conmigo porque mi padre, que ya la tenía en alta estima profesional, le había encargado una obra importante…-
-¿No habrá sido para separarlas?-
-No. Porque en realidad ni siquiera nosotras teníamos idea de lo fuerte de nuestra relación. Solo éramos las amiguitas que están juntas todo el día pero nada más. Nada nos hacía sospechar lo que vendría. Así que armé mis maletas y me fui a Europa, solo por un mes. Anduve por Italia, Francia y Alemania y eso me bastó. Silvia y yo nos hablábamos todos los días y ahí fue que comenzamos a darnos cuenta de cuanto nos extrañábamos. En resumen, papá me dijo que cuando volviera tenía para mi algo en vista. Al llegar lo supe, intentaría pisar fuerte en la costa y tratar de vencer a su rival, del que, también ustedes, más tarde nos libraron. Quería que yo dirigiera un equipo que trabajara en la construcción aquí en Punta del Este y todas las playas aledañas. Al mismo tiempo cuando nos reencontramos Silvia y yo explotó la chispa y decidimos que nuestro destino era estar juntas para siempre. Papá me habló de Marga elogiándola muchísimo, la tildó de persona muy honesta y me encomendó que me pusiera a trabajar con ella. Por supuesto, se enteró de lo de Silvia y obviamente nos “ordenó” que nos vengamos juntas.
-Una luz, tu viejo-
-Si, y creo que hasta se dio cuenta del amor que nos teníamos Silvia y yo antes de que lo supiéramos nosotras mismas. Claro, cuando supe que vendría aquí, gozando de cierta autonomía me preocupé. Ya estaba harta de que me trataran como la “Hija de papito” pero me preocupaba al mismo tiempo que pensarían aquí de mí. Y cuando encima mi madre me dice que Marga era tu novia casi caigo al suelo. Estas mujeres independientes y valientes me van a tratar como una inútil, que solo debo ser escuchada por ser quien soy y no por mis valores propios-
En ese momento me reí yo.
-¿Dije algo gracioso?-
-No, reina. Por supuesto que pensamos que eras la mimada de papa y que serias engreída y altanera, sobre todo cuando Marga contó que venias a Punta en avión privado, pero, y recuerdo la vez que nos conocimos en la oficina de Marga, que me di cuenta que eres una persona especial, que no te creías lo de ser la hija de Nogueira y que sabias escuchar, comprender, compartir y que, además, sabes mucho de arquitectura-
-¿Así que lo pensaron?- Dijo Esther riendo también.
-Por supuesto, ¿no era lo más lógico?-
-Si, yo también lo hubiera pensado si estaba en el lugar de ustedes-
-Pero, bueno, estas aquí y sabes que te amamos. Y no por ser la hija de Nogueira-
-Gracias-
-No tienes por qué darlas, haces el amor con mucha dulzura y eso también vale-
De pie, nos abrazamos fuertemente. Le di un beso en la oreja y luego nos besamos en los labios, uniendo nuestras lenguas en un largo y húmedo juego. Luego nos separamos un poco, nos miramos, no podíamos dejar de reírnos.
-La entiendo a mi madre cuando tiene tal fascinación por vos. Yo, a veces pensaba “¿qué te veía?”. Ahora lo sé…-
Se tomó unos segundos y luego agregó.
-…y eso que no se dio un beso como estos con vos-
Fuimos de la mano hasta la escalera. La acompañé hasta la Planta Baja y la despedí desde la puerta del edificio.
-Arreglemos para ir todas a cenar a Kitty´s esta noche- Me dijo.
-Dale. Lo organizo- Contesté.
Me tiró un beso al aire desde su auto, subió, lo puso en marcha y se fue. Me quedé mirando hasta que desapareció por la Avenida Costanera rumbo a la ciudad. Había sido un buen momento. Ni mejor ni peor de los que pasé con Silvia, solo diferente.
A la tarde llegaron Marga y Keiko de sus respectivos trabajos. Ya tenía el mate preparado y mientras lo degustábamos les dije de ir a cenar al puerto. Por supuesto que a estas dos no es necesario insistirles mucho para salir a pasear. Pueden estar muertas de cansancio pero una cena afuera les hace olvidar el agotamiento. Decidimos ir de minifaldas. Blusas o musculosas y polleras de jean. Y una cómodas sandalias aunque de plataforma. Llamé a Esther para saber si ellas ya estaban preparadas pero me atendió Silvia.
-Hola guacha- Me saludó con sorna.
-Yo también te quiero- Le dije con el mismo tono de sarcasmo.
-¿Qué tal estuvo la gatita esta tarde?- Preguntó
-Maullando de placer- Respondí.
-Si, ella está feliz, se ve que la pasaron bien-
-Si, como vos con mis novias. Supongo-
-Totalmente, esas dos brujas me dejaron agotada. Keiko parece tan modosita y es una fiera-
Nos reímos con ganas.
-Si quieres saber lo de esta noche ya estábamos preparando para ir. Nos encontramos en el restaurante- Dijo Silvia.
-Ok, nos vemos- Afirmé.
Luego me serví una galleta y dije a mis novias.
-¿Estuvo buena la orgia con Silvia?-
-De maravilla- Respondió Marga
-¿Y vos con Esther?- Preguntó Keiko.
-Increíble. Conocí otra Esther. Estaba dulce como un melón-
-Jamás se me hubiera ocurrido una comparación así- Manifestó Marga.
-Cierto, recién se me pasó por la cabeza- Afirmé
Después de otro mate les conté.
-Me dijo que antes de conocernos temía que pensáramos que era un consentida de papi sin nada en el cerebro-
-Bueno, eso es más o menos lo que pensábamos- Dijo Keiko.
-Si, y se lo dije-
-¿Entonces?- Preguntó Marga.
-Nada. Solo se cagó de risa-
Al rato salíamos para Kitty´s.
Capitulo tres. En Kitty´s
Cuando estábamos por salir del edificio noté que mis novias tenían colocado el medallón que les había otorgado Georgia Meloni.
-Cada una tendrá sus gustos pero…¿para que se los pusieron?- Pregunté.
Marga me miró y sonrió apenas.
-Deberías ponerte el tuyo también- Me dijo.
-No voy a andar exhibiéndolo por ahí-
-Bueno, es como sacar a pasear el ego- Agregó Keiko.
Como las conozco muy bien y me barrunté alguna situación inesperada subí a mi piso y saqué el medallón pero no me lo puse y lo guardé en la cartera.
Al bajar me miraron pero no dijeron nada. Era evidente que no insistían para no acrecentar mis sospechas.
-Vengan, vamos en mi auto- Dije caminando hacia el Mini Morris con las llaves en la mano.
En pocos minutos estuvimos en el estacionamiento del restaurante. Esther y Silvia estaban en el deck que da al muelle, degustando, ambas, un vaso de vino. No necesité mirarlas mucho para darme cuenta que también tenían colgados su medallones. Una fugaz mirada a mi costado fue suficiente para ver a Silvia hacer el clásico gesto de pregunta apretando los dedos hacia arriba y a Marga levantado los hombros como en gesto de “yo que se”.
-¿Entramos?- Preguntó Esther.
Y antes de que nadie respondiera se dirigió a la puerta del local e ingresó. Las demás la seguimos. El sitio estaba lleno. Todas las miradas se clavaron en nosotras y cuando menos lo esperaba resonó un ensordecedor aplauso. Yo no caía en la cuenta de a quien homenajeaban cuando Marga me tomó de la mano y me dijo.
-Saluda, que es a vos a quien aplauden-
Saludé, casi por compromiso y el aplauso duró unos segundos más. Mientras tanto el maître se había hecho cargo de la situación y nos guiaba a un saloncito privado.
-¿Qué pasó?- Le pregunté a Marga.
-Esta gente sabía que veníamos, porque el dueño viene promocionando nuestra presencia desde hace tres días. La gente quiso hacerte este homenaje por los dichos contra el Papa y por la condecoración que te dio la Primera Ministra-
-O sea que hace tres días que ustedes sabían esto y no me dijeron nada. Y hoy Esther me dice así, toda modosita, “estaría bueno que nos reuniéramos en Kitty´s”-
Esther se paró a mi lado.
-La más mínima cosa que se deslizara iba al lograr que te dieras cuenta de lo que preparamos. Vos sos demasiado suspicaz-
-¿Y qué prepararon. La gente aplaudiendo?-
-No, tontita- Manifestó Silvia y abrió la puerta del saloncito privado.
Allí, a lo largo de un mesa estaban, el matrimonio Yamura, el matrimonio Nogueira, Jacobo, mi editor y mi marchand, la inefable Adriana.
-¡No puedo creerlo!- Exclamé.
El señor Yamura se puso de pie y levantando su copa dijo.
-Bienvenida. La defensora de los derechos de quienes pensamos que el mundo puede ser mejor si borráramos las diferencias en lugar de acentuarlas. Un gran saludo a la Condecorada por la insigne Primera Ministra Georgia Meloni-
-Ustedes me han dado la sorpresa de mi vida. Bien. Les agradezco este homenaje pero, debo decir, no solo yo fui condecorada en Roma, aquí, a mi lado, están cuatro personas extraordinarias con las que hemos formado una magnifica comunidad. Ellas también fueron reconocidas como mujeres valientes y luchadoras, y sobre todo sin feminismos alienantes. Propongo un brindis por ellas. ¡Esther, Keiko, Marga y Silvia!-
El aplauso fue estrepitoso. Afuera, en el gran salón también aplaudían. Yo miraba a mi alrededor y sentía que pocas veces en mi vida había sido tan feliz.
Después de los discursos, (también hablaron el señor Nogueira y mi editor), se puso de pie mi marchand y dijo.
-Hoy es una noche muy linda para mí, fui invitada a esta reunión por Marga, quien solo me conocía por ser la representante artística de Alexia. Y he conocido aquí un grupo maravilloso de gente. Después de hablar con Marga, me quedé pensando que estaría bueno ofrecer un pequeño regalo para todos. Ayer, casualmente, estuve en casa de Alexia y estuvimos grabado un video con el que pretendo promocionarla en Europa como pintora. Lo terminé de editar esta tarde y decidí traerlo para que lo vean. Y para vos Ale va a ser una media sorpresa pues ya conoces la versión en crudo, pero ahora esta mejorada con edición y música.
Hizo un gesto al mozo que manejaba el control remoto del enorme televisor que estaba sobre una de las paredes y ahí aparecí yo, en mi atelier, con el fondo del gran ventanal que da al rio, presentándome y contando quien era. El resto del video fue igualmente hermoso. Y, como era de esperar, al final se vio el mohín que le había hecho a la cámara, lo que todos aplaudieron.
Abracé a Adriana y le agradecí enormemente. Luego nos acomodamos en el sitio que cada uno tenía reservado y nos dispusimos a comer.
Yo estaba en una de las cabeceras. A mi izquierda Marga, a mi derecha Keiko. Luego seguían Silvia junto a la turca y Esther junto a la japonesita. Mas allá, del lado izquierdo, los Yamura y del lado derecho los Nogueira. Después del matrimonio japones se sentó Adriana y del otro lado, para no separarse, como dos tortolitos, estaban Jacobo y mi editor.
Me puse el medallón y, recién ahí, varios pudieron verlo.
-Debe sentirlo como una gran honor- Me dijo la señora Nogueira.
-Lo es. No todos los días reconocen a una por lo que piensa y por lo que hace, no todos los días ese reconocimiento se hace público y no todos los días lo realiza una persona de la importancia de la señora Meloni-
-Usted lo merece- Agregó la señora Nogueira.
Fue una noche maravillosa. Todos conversábamos con todos. En un intervalo salí del saloncito, a pedido del dueño del lugar, a firmar autógrafos a los comensales. Mientras estaba en eso pusieron una tarantela y nos pusimos a bailar con mis novias y mis amigas haciendo cualquier cosa menos seguir los pasos de una tarantela.
Contamos chistes y reímos hasta que nos dolió la panza. Cantamos haciendo karaoke y no lo hicimos tan mal, sobre todo Silvia y yo haciendo un dúo. En suma, que fue el final de un día increíble donde comencé haciendo el amor con Esther y terminé en un gran festejo.
Los matrimonios mayores se fueron yendo, alegando edad. Nogueira se ofreció a llevar a los Yamura camino a su casa. Jacobo y mi editor desaparecieron misteriosamente. En la larga mesa nos quedamos solamente mis novias, mis amigas, mi marchand y yo.
La charla se hizo larga y la matizamos con una buena cantidad de champagne. En un momento pregunté al dueño por la cuenta y me dijo que ya había sido pagada por los señores Yamura y Nogueira y que lo que estábamos tomando ahora corría por cuenta de la casa debido al éxito de público que había tenido nuestra presencia.
No daba más. Pedí un café y las demás me imitaron. Cuando ya sentimos que los vapores etílicos se habían evaporado un poco salimos al fresco de la noche. Muchos comensales también se iban y cada uno que pasaba no dejaba de saludarnos y felicitarnos.
Adriana llamó un remise para ir a su casa que, de todas maneras, no está muy lejos. Esther y Silvia se iban a su departamento en un camioneta de la empresa de su padre. Mis novias y yo subimos al Mini Morris. Quedamos en llamarnos cuando estuviéramos al abrigo de nuestras viviendas, como para saber que habíamos llegado bien y a salvo.
Cuando llegamos a nuestro edificio ya nos habíamos dado el aviso de que todo estaba en orden.
Capitulo cuatro. Japonesitas
A la mañana siguiente me costó despertarme. Y no era la única. Mis novias también estaban sufriendo el post- alcohol. De manera que al levantarnos nos preparamos tazas enormes de café bien cargado. Marga y Keiko debían ir a sus trabajos, por lo que se tomaron ración doble de cafeína. Yo podía quedarme descansando un rato más, pero no lo hice. En cuanto ellas se fueron saqué mis elementos de trabajo al balcón y me puse a pintar tsunamis de todos los colores en pequeños cuadros, casi como en serie.
Me llamó Adriana, mi marchand, que también acusó dolores de cabeza etílicos los que combatió también con café. Me avisó que ya había subido mi video a You Tube, a su canal donde presenta videos de arte y que, según parece, tiene miles de suscriptores. Además me dijo que también había enviado Whats App con el video a todos los galeristas que conoce en Europa.
La felicité por su dedicación y quedé en pasar a verla un día para hacer un balance de todo lo que ella tenía de mi creación y como estaban las ventas en China y Japón.
Rato después me llegó una video llamada, era el solcito japones, Yuzu.
-¡Hola Alexia-san!- Exclamó cuando atendí.
La vi por la pantalla, ahora parece toda una mujer. “Como ha crecido la pequeña” Pensé.
-Hola niña. ¿Cómo andas?-
-¡Bien! Quería contarle que el señor Akiyama ya vio el video suyo como pintora. Ya está pensando en hacer una exposición en Tokio-
-Ja, Decile que no se apresure. Estoy trabajando a full y no quero comprometerme. Esto no es lo mismo que los libros-
-¡Si, seguro! Es para que lo vaya pensando-
Y así seguimos conversando. Me contó que todos estaban bien, que Mei seguía al frente de la Academia, que ella se dividía entre la editorial y la Academia pero como profesora, y luego me dio noticias de todo el resto de las chicas. Todo parecía andar de maravillas por Japón.
-¿Y el abuelo?- Pregunté.
-Muy bien, escribiendo un libro de historia. Pero dice que la extraña-
-Bien, ya veremos como ir por ahí con toda la banda-
-¡Seria genial!-
Cuando estábamos por despedirnos me preguntó.
-¿Ya la llamó Mitsuko?-
-¿Mitsuko? No. ¿Por qué?-
-Ella se lo va a decir. Seguro que la llama hoy en el día-
Nos saludamos y me dejó con la intriga.
No tuve que esperar mucho tiempo, había pasado una hora cuando recibí otro videollamada, esta vez de la mayor de las Taniguchi, Mitsuko.
-Hola reina- Saludé.
-Hola, princesa de los bosques de Narnia, ¿cómo estás?- Saludó la japonesa.
-Bien…-
Y pasé a contarle a grandes rasgos los sucesos de los últimos tiempos.
-Si, supimos que anduviste por Italia. Estas hecha toda una celebridad-
-Así son las cosas…digo-
-Y bien que te lo mereces, luchando contra la ignorancia-
También seguimos con una conversación en la que nos pusimos al día con los chismes hasta que le pregunté.
-Hace un rato hablé con Yuzu y me preguntó si habíamos hablado, pero no me quiso decir acerca de que-
-Ja, ja, No sé cómo se contuvo. Te cuento, queremos hacer una reunión por zoom, allá ustedes, las cinco si es posible y aquí nosotras, o sea Meí, Yuzu, Matsuri, Harumi, Maruta y yo. La idea es que como tenemos doce horas de diferencia, ustedes estén listas el sábado a las 19 horas, lo que sería el domingo a las siete hora para nosotras-
-Me parece genial. ¿Sería este sábado?-
-Exacto, pero hay algo más-
-¿Qué?-
-La consigna es que todas debemos estar vestidas solo con corpiño y tanga, nada más-
-Ja, ja. ¿Y eso a quien se le ocurrió?-
-A mí. Maruta y Matsuri estuvieron de acuerdo de inmediato, Mei y Yuzu andan ahí, y la que se muestra más remolona es mi hermanita, pero ya la voy a convencer. Sobre todo si sabe que ustedes lo harían-
-Te juro que no tengo idea. Por de pronto contá conmigo, Keiko y Marga van a estar de acuerdo si las conozco bien. No sé Silvia y Esther aunque…-
-Se van a acoplar, estoy segura- Definió Mitsuko.
-Déjame que te lo confirme en un rato por Whats App. Esto es muy loco, pero ¡me encanta!-
Y después de otros comentarios nos despedimos. De inmediato envié mensajes explicando el tema. Las respuestas me causaron gracia, todas creían que era una broma.
“Soy yo, no me hackearon la cuenta, vengan esta noche y lo conversamos” Mandé mensaje. Pero no hubo necesidad.
“Si no es broma estoy de acuerdo”, contestaron una por una. Y se lo confirmé a Mitsuko.
Igualmente nos reunimos en casa a comer empanadas y comentar los últimos acontecimientos. Quedamos en reunirnos el sábado por la noche. Cada una se traería el conjunto que más le gustaba.
El sábado preparé varias pizzas y compré sándwiches de miga a montones. Surtí la heladera de la cocina de Marga con cervezas y vino. Preparé la cámara sobre un trípode en el living tomando un gran sillón donde cabíamos las cinco y sobre la mesa uno de los monitores grandes que tenía en mi estudio y que no suelo utilizar por su excesivo tamaño. Hice varias pruebas de sonido e imagen. A la hora señalada estábamos las cinco con nuestras breves prendas, aunque cubiertas todavía por camisones semitransparentes. Marga tenía un conjunto rojo, el de Silvia era negro, para variar, el de Esther blanco puro, el de Keiko azul y el mío violeta.
A la hora señalada se prendió la pantalla y se realizó la conexión. Allí pudimos ver a nuestras amigas japonesas en sus prendas mínimas. Realmente estaban muy sexis. Las más exuberantes eran las hermanas Taniguchi, sobre todo la más pequeña.
Nos saludamos y comenzamos una charla amena. Resultaba muy divertido vernos así, como nunca me imaginé que las vería, aunque en mi caso las curvas de Mitsuko no me eran desconocidas. Ellas estaban desayunando y nosotras cenando. Nos contamos todas las novedades, me felicitaron por la condecoración de la primera ministra italiana y, según ellas, por el éxito arrollador de mi libro sobre la cultura Woke en todo Oriente.
Nos pusieron al tanto, no solo acerca de sus actividades sino también nos mandaron mensajes de otras conocidas como Shirapon, las hermanas Tachibara, Nina y Sara, y por supuesto de Ume y Shou. También Mei me hizo llegar saludos de su abuelo.
Estábamos en eso cuando vi como Yuzu , Mei y Matsuri, que en ese momento aparecían en pantalla, miraban a un costado sorprendidas. Lo siguiente fue ver la mano de Matsuri moviendo la cámara y así pudimos ver qué pasaba. Mitsuko se había sacado el corpiño y andaba con las tetas al aire. Maruta la imitó de inmediato y Matsuri también. Nosotras no podíamos creer lo que veíamos pero no íbamos a quedarnos atrás y enseguida las cinco estábamos mostrando nuestros atributos.
Yuzu se sumó al juego y Mei también. La que no quería saber nada era justamente la más tetona, Harumi, pero finalmente para no quedar sola se sacó también el corpiño.
A partir de ese momento no podíamos parar de reír. Si no hubiera sido por Mitsuko jamás nos hubiéramos atrevido a eso. Claro está que tampoco somos una pacatas pues es bien sabido la clase de orgias que gastamos en nuestro grupo. Lo que nos llamaba la atención era como ellas finalmente se habían atrevido a mostrar sus senos, siendo, como son, más discretas.
Casi no podíamos mantener una conversación seria a partir de ese momento. Entre risas supimos que Mitsuko se había sacado el corpiño por una apuesta con Matsuri.
Lo notable era que cuando estuvieron con las tetas al aire no se prodigaban caricias más que entre las parejas conformadas. Por ello nosotras nos pusimos más atrevidas y comenzamos un juego de besos y caricias mezcladas. Las japonesas se quedaron absortas mirando pero no intentaron imitarnos.
-No me imaginaba que tan prodigas son entre ustedes- Dijo Mitsuko
Creo que dijo “prodigas” por no decir algo más fuerte. El hecho fue que estaban fascinadas viendo nuestra demostración. Tratamos de no pasarnos de la raya pues sino creo que íbamos a terminar teniendo sexo delante de ellas.
-Las felicito- Dijo Matsuri.
-Igual digo- Agregó Mitsuko.
-Nos acomodamos en el sillón y continuamos con la charla. Después de ese momento álgido y ya acostumbrados a vernos las tetas, la conversación pasó por otros temas que no tenían nada que ver con lo sexual.
Miré el reloj, ya casi eran las diez de la noche. Allá las diez de la mañana.
-¿Qué van a hacer ahora?- Le pregunté.
-Ahora nos duchamos, nos vestimos y nos vamos a ver un espectáculo de k-pop en Akhiabara. Sacudiremos un poco los palitos con luces- Respondió Yuzu.
-¿Y ustedes?- Preguntó Mei.
-Supongo que no vamos a movernos de aquí hasta terminar las pizzas y los sándwiches…-
-Y la cerveza- Interrumpió Silvia.
-…así es, y si queda algo de lucidez y fuerzas tal vez terminemos haciendo el amor hasta el amanecer-
-¿Y después de eso van a jugar al futbol?-
-Este domingo no. Este domingo hay descanso-
Y nos despedimos prometiendo que volveríamos a hacer otro encuentro similar. Creo que habíamos pasado de la sorpresa al disfrute. No me imagino que hubiera sucedido si estábamos todas en el mismo ámbito. Aunque creo que las japonesitas hubieran salido espantadas o no…ahí tenemos a nuestra Keiko, aprendiza rápida de perversión y estoy segura que Maruta es otra de esas fierecillas apaciguadas, hasta que explotan y ni hablar de Mitsuko, de quien puedo dar fe, es una gata en celo en la cama
Una vez terminada la conexión y apagada la pantalla, tal como estamos ubicadas en el sillón, nos servimos las porciones que faltaban y nos repartimos las latas de cerveza. Todavía seguíamos con las tetas al aire.
-¿Qué pasó?- Preguntó Marga fingiendo cara de sorpresa.
-Todavía no lo sé. Te juro que estoy sorprendida- Respondí.
-¿La idea fue de ellas?-
-Si, aparentemente de Mitsuko. Era como un desafío pero lo de sacarse el corpiño al parecer no estaba en los planes y por lo que entendí fue un desafío ente Mitsuko y Matsuri- Afirmé
-Si, pero se quedaron mudas cuando nos vieron besarnos y acariciarnos- Opinó Esther.
-Creo que eso no se lo esperaban. Tal vez sospecharan que entre nosotras nos hacíamos los cuernos pero no que era todo consentido- Dijo Keiko.
-Ahora aprendieron algo nuevo- Manifesté
-Sería bueno que se animaran- Sentenció Silvia.
-Exportamos lascivia- Afirmó Marga y todas reímos.
Capitulo cinco. Torino 380
Cinco mujeres en estado de celo, vestidas solo con diminutas tanguitas y con los pechos a la vista, atiborradas de pizza y cerveza no podían terminar de otra manera que en la cama, juntas y mezcladas. Para que entrar en detalles si ya se los imaginan. Todo fue un gran desmadre en medio de una confusión de cuerpos donde daba lo mismo hacer cualquier cosa con cualquiera.
Pero quizá porque el alcohol había sido demasiado la orgia no duró mucho tiempo aunque fue intensa. Cuando menos los esperábamos estábamos las cinco, ¡las cinco! Acostadas en una sola cama entrelazadas de brazos y piernas.
Me desperté contracturada por la posición en que había dormido. Como pude zafé de un brazo de Keiko y una pierna de Esther. A mi derecha Silvia y Marga estaban abrazadas, con la arquitecta apoyando su cabeza sobre mi novia. Me levanté, fui hasta la cocina y me dispuse a preparar el desayuno. Tras de mí llegó Esther que se había despertado cuando la moví.
Entre las dos preparamos el desayuno. Estábamos ordenando todos los elementos sobre la mesa del comedor cuando aparecieron Marga y Silvia que quisieron ayudar pero les dijimos que ya era tarde. Estaba por ir a buscar a Keiko cuando ella llegó con su celular en la mano.
-Tengo un mensaje de mi papá- Dijo.
Me asusté, cuando sucede algo anormal en seguida pienso lo peor y el señor Yamura no acostumbra llamar un domingo temprano. Pero enseguida supimos que no era nada serio pues Keiko comenzó a sonreír.
-Ja, ja, dice que no seamos haraganas y que nos levantemos pues como no hay futbol, estamos convocadas a una práctica de iaido-
-Eso me gustó- Dijo Esther.
-A mí también- Opinó Marga.
Y todas las demás coincidimos.
-Contéstale que vamos pero que todavía estamos desayunando- Le dije a mi japonesita.
Al rato llegó la respuesta.
“Las espero”.
-Tenemos que vestirnos para la ocasión- Dijo Marga.
-Exacto, pantalones de jogging holgados, zapatillas y remeras con mangas amplias para facilitar los movimientos- Afirmé.
Después del desayuno Esther y Silvia fueron a buscar sus katanas y a cambiarse de ropa. Mis novias y yo hicimos lo mismo. Como ya es sabido les presté a Marga y Keiko dos de las katanas de mi colección. Cargamos todo en el auto y nos fuimos al edificio del señor Yamura.
Estábamos bajando del auto cuando llegaron también las arquitectas. Cada una con su katana sujeta a la cintura nos dirigimos al jardín japones que el padre de Keiko realizó en el espacio entre el edificio “comunal” y la fábrica. Allí ya estaba practicando cuando nos vio llegar.
-Bien, eso es disciplina samurái- Dijo riéndose.
-Aquí estamos sensei- Manifesté yo.
-Las llamé porque creo que hace bastante tiempo que no están practicando y hacerlo seguido mejora la concentración-
-Estuvimos practicando en casa- Respondió Esther.
-¡Ah! ¡Muy bien! Veremos como responden- Respondió Yamura.
Y así fue que estuvimos durante una hora ensayando los doce Katas una y otra vez. En realidad personalmente noto que es un buen ejercicio para mejorar la concentración. Estos orientales se la saben todas…
Estábamos disfrutando de la práctica. Es cierto que no lo hacemos con la debida asiduidad, yo también practico algo en casa cuando estoy sola y a veces Marga y Keiko lo hacen pero tratar de repetir al milímetro los movimientos del maestro requiere una particular atención. Y lo hicimos. Cada una trató de esforzarse lo mejor posible para lograr la armonía. Pareció un imposición de parte del señor Yamura pero en el fondo le estábamos agradecidas, y se lo dijimos, por habernos obligado.
-Bien, no dejen de practicar. Recuerden, armonía y concentración. Eso las va a ayudar en sus actividades. Y ahora…¡al asado!-
Dejamos las katanas en los autos y subimos a la terraza del edificio. Allí estaba todo el mundo. Nos acomodamos en la mesa del matrimonio Yamura.
El hombre, dirigiéndose a su mujer, le dijo:
-He aquí que ya tenemos cinco hijas-
-Las princesas samurái- Agregó ella.
-Exacto, vamos a sacarlas una verdaderas guerreras-
Debo confesar que el asado es mi comida favorita, en especial los chorizos. Por ello es que los domingos en lo de Yamura son una doble fiesta para mí, en parte porque estoy con la gente que quiero y en parte por la comida.
En el preciso instante en que estaba por hincar los dientes en el choripán me sonó un mensaje de celular. Detuve la ingesta y revisé el aparato. Era mi editor, pero no me mandaba un mensaje para reclamarme literatura, sino para avisarme que al otro día, cerca del mediodía llegaría en un aliscafo de Buquebus mi nuevo auto.
Así es, me quedé sin tiempo para contarles que adquirí una verdadera joya. Un Torino 380 W. Desde hacía mucho tiempo que quería tener un auto así, amplio y veloz. Mi editor me recomendó un taller de restauración de vehículos. Tenían dos ejemplares, uno rojo y el otro celeste metalizado. Por consejo de mi editor elegí el celeste. En el taller me pidieron una semana para ponerlo en condiciones y finalmente, luego que mi editor hiciera los trámites necesarios me enviaban el auto por barco a Montevideo.
Cuando mis novias supieron la novedad estallaron de júbilo. Al otro día volé a Montevideo y junto a Marga, quien fue la que me acompañó, esperamos el desembarco de mi nuevo Torino. Estábamos en el muelle cuando lo bajaron. Un empleado del taller vino especialmente para darme todo la papelería y entregarme oficialmente el vehículo.
Así fue, en cuanto me dio las llaves me senté al volante. Era realmente hermoso. El tablero, el volante y la manija de la palanca de cambios eran de madera, el tapizado marrón claro y no tenía ninguna modificación respecto del modelo salido de fábrica. Puse la llave y encendí el motor, lo aceleré un poco y sonó como una tanque de guerra atravesando el campo de combate.
-¡Wow!- Exclamé
Por fin tenía una verdadera maquina bajo mi pie derecho. Marga se sentó a mi lado. Salimos, primero despacio mientras atravesábamos la ciudad para salir a la ruta IB. Eran solo 132 kilómetros y yo tenía ganas de pisar el acelerador.
A medida que salíamos a la zona rural, el camino estaba despejado. Comencé a acelerar. El vehículo respondía. Lo levanté a 100, a 150, a 200. No había nadie por la ruta. Lo único que me obligaba a desacelerar eran las continuas curvas y contracurvas y las cimas entre subidas y bajadas en medio de un relieve geográfico que no es el billar de la pampa sudaca.
Estaba pasado por Solís a 200 cuando nos detuvo un motociclista de la policía.
-¿Esta apurada?- Me preguntó.
-No, pero dígame, ¿No se tentaría usted también con esta máquina?- Le respondí inconscientemente.
-Si, y sobre todo siendo alguien que camina sobre un escalón a mil metros de altura- Dijo sorprendiéndome.
-¿Sabe quién soy?-
-Por supuesto. Pero le voy a dar un consejo. Allá en China se puede matar sola, si quiere, pero aquí puede matar a alguien y eso no le va a gustar al presidente-
¡El tipo me tenía bien ubicada! Finalmente dijo.
-Bueno, vaya, circule más tranquila pero, eso sí, le pido que se saque una selfi conmigo porque esto no me lo va a creer nadie-
Capitulo seis. Democracia uruguaya
El Torino llamaba la atención adonde fuera. Lo dejaba estacionado unos minutos y ya me encontraba un grupo de gente mirándolo y sacándole fotos. Pero creo que lo que más le sorprendía a ese público improvisado era que lo manejara una mujer.
No voy a decir que me sentía empoderara por ello, eso es una estupidez absoluta que solo se le ocurriría a una machota feminista descerebrada. Además del hecho de las feministas que se creen “poderosas” son solo vulgares imitaciones de varones. Y cuando digo vulgares eso incluye su comportamiento, pues lo que más imitan son justamente sus actitudes más groseras. Yo solo soy una chica que se dio el gusto de su vida. Tener un auto poderoso.
Pero para no perder el tiempo contando mis aventuras automovilísticas debo retomar el relato.
El domingo siguiente al de nuestra práctica de iaido hubo elecciones en Uruguay. Una vez dije que eso de la cultura rioplatense era un mito y volvió a quedar demostrado. En política no hay pueblos más diferentes que el uruguayo y los sudacas. Tolerancia, respeto y la búsqueda de un bienestar común para los primeros. Intolerancia, corrupción y violencia política en los segundos.
El presidente Lacalle Pou (lo voy a extrañar) felicitó rápidamente al ganador y éste aclaró en su discurso que pertenece a una izquierda moderada, palabra tan poco usada en tierras argentinas. El ganador, Yamandu Orsi, es alumno del viejo Mujica. Es cierto que el viejo es un personaje contradictorio, es Tupamaro, pero jamás se le escucho incitar a la violencia. Es cierto que fue a Sudacalandia a actos de la Yegua Infame, pero también dijo una vez que era más mala que las arañas, (y tiene razón) Y vive con lo justo sin haberse enriquecido ilegalmente.
En Uruguay no hay grieta. Los uruguayos son muchísimo más cultos que los sudacas, pero cultos en serio, de los que leen a Borges y ven teatro de Bertold Brecht. Por eso espero que el nuevo presidente tenga la misma mentalidad de que el país está primero, sea cual sea el gobierno.
De todas maneras Keiko recibió un llamado del cuerpo de asesores de Yamandú reconociendo su capacidad de inversión en el país y asegurándole que todo seguiría igual. Similar llamado recibió Marga.
Y yo también. Y del nuevo presidente en persona. Manifestó conocer la amistad que yo tenía con Lacalle Pou y además que había participado activamente en la concreción de las escuelas que organizara Shou y por lo tanto me aseguraba, para que le trasmitiera al padre de Mei, que no solo todo continuaría sino que probablemente me contactarían para que, a mi vez, contacte a Shou para continuar con el plan escolar.
Le agradecí enormemente su llamado. Le dije que podía contar conmigo para todo lo relacionado con temas culturales.
-Me he pasado la vida esquivando la política, pero colaborar con un país para que prospere culturalmente es algo que me gusta hacer-
-Lo sabemos y por eso quise conversar con usted directamente. Ya estaremos en contacto-
Y cortamos.
Al rato me encontré con el señor Nogueira. Había salido a buscar paisajes para pintar y terminé en el nuevo edificio donde de Esther y Silvia instalarán su “nidito de amor”.
Pasaba por el frente de la construcción y como la vi bastante adelantada paré mi reluciente Torino y entré en la propiedad. El capataz que ya me conoce me saludó y me dijo.
-Las niñas están ahí y su padre también-
Agradecí y me encaminé hacia el departamento de mis amigas. Entré por la cochera y pasé a la escalera situada en la galería trasera. Subí lentamente y entré en la gran sala de recepción. Allí estaban Nogueira, su hija y Silvia.
-Hello- Saludé.
Las arquitectas se acercaron rápidamente a abrazarme. El señor Nogueira me estrechó la mano.
-Llegó el alma de Punta-
-No sé si tomarlo como un cumplido-
-Lo es, lo es- Insistió el padre de Esther y luego preguntó
-¿Paseando?-
-Curioseando, mas bien. Pasaba por aquí y decidí entrar-
-Si, desde aquí se ve su nuevo artefacto volador- Bromeó Nogueira.
Y luego cambiando el tono de voz volvió a preguntar.
-¿Y? ¿Qué le parece el nuevo presidente?-
-Habrá que verlo cuando comience de verdad-
-Si, en la cancha se ven los pingos, se dice-
-Por de pronto ya me llamó- Dije como si fuera lo más normal del mundo.
La forma en Esther y Silvia abrieron sus ojos evidenciaba que las había tomado por total sorpresa.
-¿Cómo que ya té llamó?-
-Si, ¿Acaso a ustedes no las llamaron? Con Keiko y Marga ya se conectaron-
-Si, sabíamos. Pero a vos te llama el presidente-
-Bueno, a mí también me llamó Yamandú- Dijo el señor Nogueira.
-Ja, pero usted es el dueño de medio país- Bromee yo.
Nogueira se rio.
-No es para tanto. Y, si, me llamó también para tranquilizarme. Es obvio que quiere tener al “capital” de su lado, por más socialista que sea-
-Pragmatismo, algo que le falta a la gran mayoría de la gente- Aseveró Silvia.
-Eso quiere decir que podemos seguir jugando al futbol y practicando iaido- Manifestó Esther riendo.
-Eso es lo más importante- Concluí yo.
El señor Nogueira se marchó. Silvia y Esther me mostraron el departamento y como pensaban decorarlo. Ya estaba bastante terminado, con las paredes y el cielorraso pintados y el piso de porcelanato colocado, los muebles de la cocina y los artefactos del baño aún estaban por instalarse pero el hogar iba tomando forma. Las felicité.
Ellas marcharon a su oficina y yo a mi edificio “comunal”. Pise el Torino sobre la costanera de la Brava y el motor sonó en todo su esplendor. Por suerte no había policías cerca.
Entré al garaje y lo estacioné. Subí a mi piso y me dispuse a llamar a Japón, a Mei o a Yuzu o a quien atendiera. Mientras lo intentaba preparé el mate para mis novias y miré las fotos que había sacado en la costa durante mi periplo. Una me pareció interesante. El oleaje frente a San Ignacio era bastante intenso. Lindo para hacer un cuadro de un tsunami, pensé.
De pronto sentí que respondían a mi llamado. Era Ume.
-¡Hola reina!- Saludé.
-¡Hola Alexia!- Respondió la mejor mamá del mundo.
-Me alegra que me hayas atendido vos porque te tengo una buena noticia para que le trasmitas a Shou-
-Decime-
-¿Sabes que en Marzo va a cambiar el gobierno en Uruguay y que las elecciones las gano un opositor a Lacalle Pou?-
-Si, sabía-
-Bien, no se preocupen por ello…- Y le conté de mi conversación con el nuevo presidente.
-¡No sabes lo feliz que me haces! Realmente estábamos pensado en eso. Ahora Shou está en Tailandia, le voy a avisar-
Y luego de intercambiar otros chismes cortamos. Me encanta hacer feliz a la gente.
Capitulo siete. Banquero cross 1
Era una tarde maravillosa para ver la puesta del sol. Yo estaba pintando en el balcón que se corresponde con mi estudio. Llegó Marga que después de saludarme fue a buscar la bandeja con los elementos para el mate.
Regresó al balcón y tomó una revista que yo tenía sobre una silla. Se puso a hojearla mientras cebaba.
-Mira vos, el Milei y la Meloni. ¿Serán novios?- Dijo riéndose.
-Y, yo creo que se llevaría mejor que con la Fátima o la Yuyito. Aunque no se…son como dos locomotoras en la misma vía-
Marga rio con ganas. En eso estábamos cuando oímos el auto de Keiko parar en la entrada. Mi novia turca siguió leyendo.
-Acá hay una nota sobre el COVID, parece mentira que hayan pasado cuatro años-
-A propósito de eso hace días que me anda rondando una teoría en la cabeza, ojo no es un delirio como la tierra plana o que los yanquis no fueron a la Luna, pero imagínate…que todo lo del COVID haya sido falso-
-Eso suena a conspiranoico-
-Si, ya sé, pero sería un buen tema para una novela-
-Claro, por ahí sí. No te vi venir con esa posibilidad. ¿Y cuál sería el apoyo de esa teoría?-
Keiko llegó al balcón. Absolutamente transpirada, saludó con un beso y dijo que iba a ducharse. Yo le pregunté a Marga.
-¿Con que herramientas gobierna los tiranos?-
-Con un estado policiaco-
-De acuerdo, pero también con el miedo o el odio. Miedo u odio a un enemigo real o imaginario. Puede ser un opositor político u otro país-
-¿Entonces?-
-Si quieres sembrar miedo a nivel mundial, para que se generen las causas para formar un gobierno mundial, tipo, ideas locas de la Agenda 2030, ¿con que vas a asustar a todo el mundo?-
-¿Extraterrestres?-
-Ja, sí. Justo. No, con una pandemia, algo que sacuda a todo el mundo y que ese mundo tenga miedo y acepte cualquier tiranía a nivel global. Bueno, algo de eso vivió cada país interiormente-
-Pero…¿Y los muertos?-
-¿Y si no existieron? ¿O si ante el miedo se presentaban en los hospitales y los inoculaban con algo mortal pero no contagioso? Hoy, más que nunca es tiempo de noticias falsas. Cualquiera puede creer cualquier cosa-
-El miedo puede eso-
-Exacto, sino mira como aquí en nuestro país la gente denunciaba a sus vecinos de toda la vida por que salían a la calle-
-Tenes razón-
-La paranoia es la mejor de las pandemias. Hay un viejo cuento árabe, no recuerdo el autor, si es que lo tiene, que decía: “En cierta ocasión un sultán iba camino a Bagdad y se cruzó con la peste. Le pregunto ¿De dónde vienes? Y la peste respondió: Vengo de Bagdad y maté cinco mil personas. Tiempo después tras estar en Bagdad el sultán viene de regreso y vuelve a cruzarse con la peste. Entonces la reprimenda ¡Me mentiste! ¡Estuve en Bagdad y lo muertos son diez mil! A lo que la Peste respondió: Yo no te mentí, ni tuve la culpa, yo mate a cinco mil, a los demás los mató el miedo”-
-Impresionante y muy grafico- Dijo Keiko que había regresado al balcón y estuvo escuchando el relato parada en la puerta.
-Entonces, veo que vas a largar los pinceles y ponerte a escribir- Dijo Marga.
-Exacto- Respondí.
En eso sonó el celular de Marga.
-Es Esther ¿Qué querrá la rubia?-
Atendió la llamada y su cara fue transfigurándose hasta que en momento largó una carcajada.
-No te preocupes que me voy a ocupar- Dijo terminando la llamada.
Keiko y yo la miramos inquisitivas.
-No se imaginan- dijo
-Si no nos lo contas no- Dijo la japonesita.
-Era Esther, se quedó junto con Silvia terminado un trabajo después que yo me vine para acá. ¿Y a que no saben quién apareció?-
-Déjame adivinar…el banquero crossdresser-
-¡Bingo!-
-¿Y qué quería?-
-Volver a cambiar el departamento por el que quería él-
-¿Y la esposa?-
-No sé. Ahora le voy a mandar un mensaje para citarlo para mañana y averiguo. El tema es que ahora el departamento que quería ya está señado-
-Eso es problema tuyo, yo quiero saber que hizo con la esposa- Afirmé.
-Pero no podemos ser demasiado directas, porque el tipo no sabe que nosotras sabemos que es crossdresser-
-Y si la mató tampoco nos lo confesaría- Agregó Marga y nos reímos con ganas.
-Voy a intentar algo. Si el tipo es crossdresser es probable que concurra a alguna reunión como las que organiza Claudia en Buenos Aires.
Y de inmediato limpie los pinceles y llamé a Claudia. Mi interés era saber si había algún lugar de encuentro similar al suyo en Uruguay. Mi amiga, que siempre consideró que le había hecho un gran favor con la nota que había escrito años atrás sobre ella me atendió con mucha amabilidad y me confirmó lo que me imaginaba. Existe un lugar así manejado por una crossdresser llamada Annabelle. Me dio su número de teléfono y se lo agradecí enormemente, hasta la invité a que viniera a visitarnos a nuestra casa con todos los gastos pagos. Dijo que lo pensaría.
Llame a Annabelle de parte de Claudia y le conté que andaba interesada en hacer una nota. Le referí la que le había hecho a la dueña de Crossdressing Buenos Aires y la niña se manifestó entusiasmada. De inmediato me invitó a la siguiente reunión. El tema era que se realizaba en Montevideo, pero no había inconveniente. De modo que confirmé nuestra presencia. Después de eso les comuniqué a todas lo que había acordado. El entusiasmo fue general.
Al otro día, ya desde su oficina Marga me llamó para avisarme que había hablado por teléfono con el banquero Ambrosio. Le explicó que no podía darle el departamento que deseaba pero le prometió otro cuyo interesado estaba por dar marcha atrás. Aunque no logró saber nada acerca del cambio de actitud. Además supo que no podría pasar en esa semana por la oficina pues iba a viajar un par de días en Montevideo.
“Justo para la reunión” Pensé. Mi imaginación iba más rápido que los acontecimientos.
Esa noche, reunido todo el grupo en nuestro edificio les hice un resumen de los hechos. Era muy probable que hubiera acertado en cuanto a que nuestro Ambrosio iba a ir a la reunión de Annabelle. Allí lo íbamos a abordar y le confesaríamos que sabíamos todo. Incluso los sustos que le dimos a su mujer.
Todas aceptaron divertidas.
Capitulo ocho. Banquero cross 2
Para la reunión de crossdressers en Montevideo viajamos en taxi aéreo y nos alojamos en nuestro conocido Punta Trouville y allí nos vestimos elegantemente. Un taxi nos dejó en la puerta de una enorme casona de estilo francés, cerca del centro después de un viaje donde fuimos las cinco bastante apretadas.
-¡Mamita. Lindo lugar para una reunión!- Exclamo Keiko.
Apenas tocamos el timbre salió a recibirnos una hermosa crossdresser, delgada y alta con una peinado muy del estilo de Farrah Fawcett.
-Hola, yo soy Annabelle- Dijo, con una voz que echaba por tierra todo su glamour, pero, es así, los crossdressers suelen hablar con su estilo natural.
Nos hizo pasar. De inmediato nos rodearon un grupo de bastante aceptables versiones de mujeres. La mayoría me reconocía e incluso algunas también a mis novias por las notas de los diarios sobre nuestra visita a la señora Meloni. Conversamos con algunas, firmamos autógrafos, se manifestaron interesadas en la nota que yo pensaba hacer, se sacaron selfis y admiraron a Silvia que, ya lo he dicho, es la más hermosa de todo el grupo.
La casa tenía un par de pisos y algunas crossdressers andaban diseminadas por otras habitaciones. De modo que me puse a recorrer la mansión y en un balcón terraza que daba a un jardín interno lo vi. A nuestro banquero Cross.
Me acerqué lentamente. Hasta que me puse frente a él y lo mire a los ojos. El pobre estaba bastante mal vestido. Era evidente que no había tomado clases de maquillaje y que la ropa no era de su talla. Usaba zapatos con taco chino, que, bien lo sabemos, solo los saben usar las mujeres orientales. Y ni hablar de la peluca que parecía estar hecha con paja de trigo.
Me miró y creo que en primer momento no estuvo consciente de que había sido descubierto. Cuando evidentemente me reconoció su segunda acción fue tratar de no hacer contacto visual conmigo pero mi mirada era evidente. Estaba perdido.
Me puse a su lado y casi al oído, aunque no había otras persona alrededor, le dije
-Hola Ambrosio…¿O como debo llamarte?-
-Marisa-
-Marisa…lindo nombre. ¿Sabe tu mama que estas acá?- Dije sonriendo.
Aceptó la chanza y respondió.
-No, por suerte hace tiempo que se murió-
-¿Y tu esposa?-
-¿Cómo cuanto esta enterada de mi afición por la ropa femenina?- Me preguntó
-¿Cómo? No tengo más que verle. El tema es “cuando”. Desde hace bastante tiempo. Tengo contactos-
En ese momento llegaron al balcón Marga, Silvia, Esther y Keiko.
-Mis novias y mis amigas- Le dije.
-Ya veo, lo supieron todo el tiempo-
-Bueno, al menos desde cuando su esposa se lo dijo a una amiga paseando por el edificio en construcción. Las oyó una orejita atenta y sin que usted lo sepa decidimos actuar-
-¿Eso implica que fueron ustedes las que quisieron hacer pasar por loca a mi mujer?-
-Todo obra mía- Respondí.
-Usted es una genia. Me lo habían dicho…pero armar la conspiración que armó es cosa de genios. Lamentablemente me volvió a descubrir y esta vez tenía un video. Pero logre robárselo y cuando lo hice tome una decisión que debía haber tomado hace años. Le pedí el divorcio…-
-Muy bien…¿Y?-
-Quiso hacerse la gallina chismosa pero mi abogado le informó que en cuanto dijera cualquier cosa le iba a retirar su parte de los bienes gananciales y la iba a dejar sin un peso, poniéndole una mordaza legal. Para eso la obligó a firmar un convenio en donde ella aceptaba los términos. Finalmente se fue a vivir a Buenos Aires y yo soy libre-
-Bien, pero debo ser sincera con usted. Si quiere seguir asistiendo a reuniones de crossdressing debería mejorar su aspecto, disculpe la franqueza, pero parece salida de una feria americana de Zimbawe-
Ambrosio rio con ganas.
-Es lo único que conseguí. Algunas cosas que se dejó mi ex en su huida-
-Si tiene dinero para gastar en estas cosas lo que necesita es asesoramiento. La ropa que le quedaría mejor, calzados adecuado, pelucas y sobre todo un curso acelerado de maquillaje-
-¿Me ayudarían de verdad?-
-Así es. Vamos a comenzar reuniéndonos en casa este sábado. Allí estaremos todas. Le enseñaremos a maquillarse y luego irá con algunas de las chicas a comprar ropa, pelucas y maquillaje. Acompañado es mucho más fácil. Yo me voy a ocupar del tema calzado porque es más complicado-
Y después de decir todo esto pregunté a las chicas.
-¿Están de acuerdo?-
Un ¡Si! Al unísono fue la respuesta. Estaban todas entusiasmadas con la idea.
Así fue que el sábado siguiente Ambrosio llegó temprano invitado a desayunar con todo el grupo. No podía creer lo que era nuestra comunidad. Tras el desayuno Marga y Keiko se lo llevaron al centro de la ciudad. Yo me puse a investigar en Internet la existencia de algún negocio que vendiera calzado de mujer numero 43 o 44 y finalmente encontré uno en el centro de Maldonado. Hacia allí nos dirigimos Silvia, Esther y yo en mi Torino.
El local estaba situado al final de una coqueta galería con una mayoría de negocios de ropa femenina. Cuando nos vio entrar la dueña de la zapatería nos miró con cara extraña hasta que le aclaramos lo que buscábamos. Le pareció maravilloso que mujeres ayudaran a un crossdresser a travestirse.
-Podría contar con los dedos de las manos a la esposas que alientan a sus maridos a ser crossdresser- Dijo.
-Bueno, en realidad ninguna de nosotras ni las que están con él comprando ropa y accesorios en este momento es su esposa. Digamos que tuvo la suerte de caer en un grupo de “locas felices”- Respondí.
-Tengo algo que contarles. Aquí, en el primer piso hay reuniones de crossdressers una o dos veces al mes. Si su amigo es de aquí le vendría genial. Hasta Montevideo no hay otro sitio igual-
-En lo de Annabelle-
-Exacto-
Llamé a las otras chicas que ya habían completado su periplo de compras y todas, con Ambrosio, llegaron al local. Se probó zapatos y eligió tres pares con un buen taco fino y uno con plataforma. Tomamos el dato del sitio de reuniones lo que alegró a nuestro amigo ya que se evitaría ir a la capital.
Regresamos al edificio. Ambrosio se llevó todas las compras a su casa. Pero lo comprometimos a que regresara por la tardecita con la ropa, calzado, peluca que eligiera y set de maquillaje. Pensó que íbamos a enseñarle más cosas pero no se imaginaba lo que teníamos pensado. En cuanto llegó le ayudamos a ponerse linda. Luego nos vestimos nosotras mientras nos miraba extrañados.
-¿Vamos a tener una reunión de amigas?- Preguntó.
-Si, pero no aquí, sino en Kitty´s- Le dije tomándolo del brazo.
Quiso resistirse pues tenía miedo.
-No te preocupes, así como estas no te va reconocer ni tu madre. Además en medio de un grupo como el nuestro pasaras desapercibida y te darás cuenta que nadie te observa- le dije.
Y nos fuimos a nuestro restaurante favorito donde Marisa tuvo una cena genial.
Capitulo nueve. Las súcubos
Estar sola en casa es un peligro. No lo que imaginan. No se trata de la posibilidad de ser asaltada por ladrones, pues Punta es muy seguro, sino por serlo por un par de súcubos sueltos que tienen entrada permitida.
Me sorprendieron. Ester y Silvia pasaron por casa “a saludar”. Nos quedamos conversando y tomando café. Pero luego, y sin aviso previo, me tomaron de los brazos, me quitaron toda la ropa y me llevaron a mi dormitorio.
Por supuesto que yo no ofrecí resistencia. Por ello, con sogas que traían, me ataron a la cama de manos y piernas, boca arriba. Comenzaron besándome en la boca por turnos y cuando se saciaron me colocaron una mordaza.
Luego cada una introdujo en su boca el dedo mayor de mis pies y lo chuparon como si fuera un verdadero pene. De allí pasaron a lamerme todo el cuerpo y sobre todo a meter su lengua en mi vagina. Yo explotaba de placer y tenía un orgasmo detrás del otro. Subiendo, comenzaron a apretar mis pezones con sus dedos y también a morderlos.
Tras eso, se colocaron dildos con arneses y nuevamente por turnos, me penetraron una y otra vez, mientras mis orgasmos y los de ellas se multiplicaban. Yo creí que estaba a punto de explotar. Ellas gemían de placer.
Aunque agotadas, no parecían dispuestas a detenerse. Me soltaron de pies y manos pero sin quitarme la mordaza. Me dieron vuelta boca abajo y volvieron a atarme. Esta vez su diversión fue darme nalgadas con un pedacito corto de manguera que no produce ruido pero que suele doler bastante aplicado con fuerza. Me sometieron a ese castigo varios minutos pero yo quería más y más aunque no podía pedirlo debido a tener la boca tapada.
Volvieron a los arneses y me practicaron varias penetraciones por detrás. Los orgasmos continuaban. Hasta que quedaron lo suficientemente agotadas para detenerse. Pero no me soltaban.
-Ahí te vas a quedar hasta que vuelvan tus novias- Me dijeron.
Pero luego de un rato me llenaron de besos y me soltaron. Comenzó una hermosa sesión de muestras de cariño. Yo, en medio y ellas llenándome de caricias. Fue algo inesperado para fin de una orgia.
Una vez respuestas les pregunté.
-¿Esto lo van a hacer solo conmigo o también con Marga y Keiko?-
-Ya van a gozar ellas también, cuando les llegue su turno- Contestó Silvia.
Luego, tomando otra tanda de café, preguntó Esther.
-¿Dónde van a pasar la fiesta de fin de año?-
-El 31 en lo de Yamura. Y el primero ni idea-
-Te cuento. El 31 lo pasaremos con mis padres aunque pensamos fugarnos después de las doce. ¿Podremos ir con ustedes?-
-Eso ni se pregunta. Por supuesto que si-
-El tema es que mi padre va a seguir la farra el primero todo el día en la casa que ustedes conocen. Y allí estamos todas invitadas. Incluso invitó al matrimonio Yamura-
-O sea que el primero tenemos gran fiesta.-
-Si, no sabes lo que es cuando mi viejo quiere tirar la casa por la ventana-
-Bueno, lo veremos…-
Unos días después. Marga y Keiko “sufrieron”, por separado, los mismos deliciosos juegos a los que yo había sido sometida. Fue una nueva hermosa variante de las relaciones en el grupo.
Capitulo diez. Fin de año
La fiesta de fin de año en lo de Yamura fue algo así como una reunión de domingo con asado pero recargada. Sobre todo recargada de comida…y bebida. Afortunadamente mis novias y yo somos delgadas por naturaleza (no tanto como mis monas chinas) y pudimos meterle el diente a todo sin preocuparnos por la balanza.
No faltó la exhibición de iaido que los empleados de Yamura han visto varias veces pero que no dejan de pedirla cada vez que nos ven. Por supuesto la hicimos antes de las bebidas porque no hubiéramos podido asegurar que no cortaríamos a alguien, pues las katanas que utilizamos son reales.
La terraza del edificio fue el centro de la reunión. Desde allí con toda la vista a la barra del Maldonado y a la lejanía el faro de San Ignacio nos juntamos para el brindis. Yo sentía, creo que como nunca antes la sensación de que era, por fin, el comienzo de una nueva etapa. No solo un día más. Sino el cambio cultural tantas veces esperado. Seguramente no volveremos a Sudacalandia, ya nos hemos afincado en esta hermosa tierra uruguaya pero espero que esos a los que llamamos compatriotas, tengan una mejor vida de ahora en más. Aunque todavía tengo miedo. El fantasma del peronismo todavía está latente y se niega a morir, por desgracia.
En cuanto a nosotras todo andaba mucho mejor. O sea seguimos con nuestra hermosa vida de trabajo y sueños y amor…amor compartido con otras personas. Da gusto tener verdaderas amigas.
Pocos minutos después de la medianoche y tal como lo prometieron llegaron Esther y Silvia. No diré que estaban borrachas pero, en verdad, no sé cómo acertaron el camino. Aunque la distancia entre el edificio de los Yamura y la Mansión de Nogueira no es más que unas pocas cuadras siguiendo la línea de la Costanera de La Brava.
Las arquitectas se unieron a la fiesta. Las cinco nos acomodamos en una esquina de la terraza y allí nos dedicamos a comentar las experiencias sádicas y masoquistas que habíamos experimentado. La conclusión fue que habían sido geniales.
El amanecer nos sorprendió todavía festejando. Al salir el sol las mujeres de la fábrica de Yamura prepararon un suculento desayuno, como si no estuviéramos repletos de comida. Pero lo que agradecí fue las toneladas de café que pudimos tomar. El resto del personal se dedicó a ordenar todo para continuar la fiesta. Los Yamura se fueron a dormir un rato para reponer fuerzas y poder ir a lo del padre de Esther.
Nosotras hubiéramos hecho lo mismo pero finalmente nos dirigimos a lo de Nogueira. Como pude manejé mi Torino hasta la puerta de la casona llevando a mis novias. Nuestras amigas, también, como pudieron y sin chocar llegaron unos minutos después.
Luego de estacionar frente a la gran casa salió a saludarnos la señora Nogueira que nos abrazó como si fueranos el hijo prodigo que volvía al hogar. Me parece que la vieja también estaba medio etílica.
Pasamos al interior y allí nos recibió su marido. Estaba rodeado de una gran cantidad de personas a las que no conocía pero resultaron ser personajes muy importantes de la política y la economía del país. No me pregunten sus nombres, no estaba en condiciones de oírlos bien. Pero me pareció que muchos me reconocían y eso al menos, como siempre, inflamó mi ego.
Hubo espectáculo artístico. Música para todos los gustos. Bailes, juegos, concursos y rifas (Me gane un reloj de plástico bastante berreta que ni se dónde lo dejé).
Varias mujeres presentes se dedicaron a intentar acosarnos, porque sabemos que el alcohol libera las represiones y muchas parecían tener la fantasía de “vernos de cerca”. Debo confesar que todo me pareció muy gracioso pues en el fondo eran bastante torpes. Pero estos intentos de acercamiento frustrados no arruinaron la fiesta. Bailamos con todas las que nos pidieron y entre nosotras también. Cuando llegó el matrimonio Yamura fue recibido con honores por Nogueira que los presentó a todo el mundo como un padre y empresario ejemplar lo que provocó no pocos aplausos.
Al otro día decidimos darnos asueto para bajar la graduación de alcohol. El hecho de llegar sanas y salvas a nuestros hogares ya era un milagro y nos debíamos el descanso. A la tardecita Esther y Silvia vinieron al edificio. Seguimos con la rueda de café. En ese momento nos anunciaron que una semana después harían la inauguración oficial del nuevo departamento.
-¿Otra fiesta?- preguntó Marga.
-Si, pero para muy pocos. Nosotras cinco, mis viejos, los padres de Keiko, mi hermano y su novio- respondió Esther.
-Y que a nadie se le ocurra vestirse formal- Aclaró Silvia.
Al otro día Marga, ya de vuelta en su trabajo nos anunció que nuestro “crossdresser protegido” también se mudaba al departamento que consiguió porque un cliente había dado marcha atrás.
Otra fiesta. Aquí fuimos más moderados y moderadas. Había para comer y beber pero, quizá recordando los excesos de fin de año nos mantuvimos discretos. El departamento estaba hermoso. La iluminación era perfecta, las paredes blancas aumentaban la luminosidad. Pocos muebles, pocos cuadros. Salvo un par, el resto eran obsequios míos que le hice a la pareja.
Se componía de un enorme living con un rincón para comedor. Cocina separada solo por una isla, como tenemos nosotras, un amplísimo dormitorio con alfombra de pelo largo. Dos dormitorios de huéspedes y otra habitación donde armaron un estudio con espacio para cada una por separado, en cuanto a escritorios, bibliotecas y computadoras. Dos baños, lavadero y cochera en la planta baja con un espacio guarda todo, completaban el ambiente. Un verdadero lujo.
Los muebles eran de madera de roble de líneas muy sencillas. En el living dos clásicos que no podían faltar, una lámpara Arco diseñada por Castiglioni en los años 60 y dos sillones de estructura metálica y asiento de cuero Wasilly diseñados en 1925 por Marcel Breuer.
Y hacia el exterior, un gran terraza balcón con vista al mar, ornado con reposeras de playa blancas y una mesa ratona del mismo color. No se podía negar el buen gusto y el amor por los detalles que solo pueden surgir de la mente de un arquitecto.
Cuando estábamos en el balcón Silvia me señaló otra terraza y dijo.
-Allá vive Ambrosio. Lo vimos un par de veces. Se lo ve feliz-
-No me sorprende- Respondí.
Después de la reunión Jacobo y mi editor, o sea su novio, marcharon raudamente. Los Nogueira y los Yamura regresaron a su hogares. Solo nos quedamos las cinco amigas, novias, primas, hermanas o vaya a saber que somos en medio de la madeja que armamos. Mis novias y yo estábamos felices por las arquitectas. Ya tenían su nidito de amor, armado como ellas querían.
Pasado un rato en que nos quedamos conversando de intrascendencias les hice un gesto a mis novias para indicarles que era hora de irse. No necesitaba observar mucho para darme cuenta de cómo se miraban Esther y Silvia. Había un destello de amor en sus ojos y unas ganas terribles de estrenar la cama. Nos fuimos y las dejamos solas. Deduzco que no debieron pasar más de cinco minutos de nuestra partida que ya estarían revolcándose desnudas como dos chiquillas cachondas.
Era hora de volver a la rutina. Terminé algunos cuadros que tenía pendientes de entrega con mi marchand y tras ello comencé a pergeñar mi nuevo libro. La historia de la falsa pandemia de COVID.
Y es tiempo de que comience a contarles de que se trata…
Capitulo once. Falso COVID
“Un día, inesperadamente comenzó a aparecer una gran cantidad de mensajes por Instagram. Eran de un hombre que manifestaba ser periodista y que había descubierto que la pandemia de COVID había sido una farsa pergeñada por ciertos lideres mundiales, la ONU y sobre todo la OMS. En sus desesperados mensajes dice que ha sido inoculado con una inyección letal de una enfermedad no contagiosa parecida a los supuestos síntomas del COVID. Que es la misma sustancia que han aplicado a millones de personas para sembrar el terror en todo el mundo.
Dice haber escapado de sus captores pero no tiene idea de donde está, que se le está acabando la batería del celular y pide ayuda aunque presume que de todas maneras va a morir.
Cuenta que es un periodista de arquitectura y que estaba en los países del Mar Báltico, Noruega, Finlandia Suecia y Holanda haciendo una investigación sobre el que fuera el famoso movimiento arquitectónico de los años 70 con Alvar Alto a la cabeza.
Que en un bar de mala muerte de Ámsterdam lo abordó un borracho que le dijo lo de la gran farsa pero que no sabía demasiado. Y que lo habían echado del trabajo después de haberlo inducido a convertirse en adicto al alcohol y por eso ahora nadie le creía.
Le dice que vaya a ver a un famoso profesor en una Academia de Ámsterdam. Obtiene una entrevista con este científico pero el tipo es reticente e incluso hasta parece excesivamente medicamentado, balbucea y no recuerda nada.
A lo lejos lo vigilan otros individuos. Al final de la reunión el profesor le da subrepticiamente un papel con una dirección. Lo que no sabía en ese momento es que era una trampa.
Va al lugar y allí parecen atenderlo bien pero le dicen que para saberlo todo debe dejarse llevar a otro sitio secreto por lo que le vendan los ojos y lo suben a un auto. En ese nuevo sitio le explican que la pandemia era falsa. Que los muertos eran por una bacteria que daba síntomas como el COVID pero que no era contagiosa. Que la gente estaba tan asustada que iba a los hospitales por nada y allí se los inoculaba. La idea era ver qué capacidad de sembrar el terror tenían estos lideres implicados ya que una pandemia era el único enemigo que podían generar a nivel mundial. Y que se había acusado de su origen a China por cuestiones geopolíticas
Cuando el periodista les menciona las vacunas le dicen que también eran falsas. Que finalmente las distribuyeron por que vieron que tras el terror inicial la gente comenzaba a rebelarse y entonces les dieron las supuestas vacunas para calmarlos y que tengan una esperanza de supervivencia.
De todas maneras estaban preparando otra falsa pandemia, esta vez más eficaz. Hasta lograr que toda la humanidad haga lo que ellos quieran.
Cuando el periodista quiere irse lo retienen, lo inmovilizan y lo inoculan. En un momento de distracción de sus vigiladores logra huir pero no sabe dónde está. Finalmente cuando ya se le está acabando la batería y su ubicación era dificultosa es encontrado por dos hombres que lo llevan a un hospital. Pero los médicos no pueden atenderlo porque creen que tiene COVID y como están en un sitio aislado en las montañas, no poseen las vacunas necesarias. Y muere”
Cuando terminé de escribir la novela, que me llevó bastante poco tiempo comparada con otras, me dispuse a llamar a mi editor. Ya me estaba resultando sospechoso que no me llamara él. Podría pensar que andaba detrás de otros escritores que le dieran más ganancias o atrás de Jacobo.
Mis novias y mis amigas fueron enterándose del argumento a media que iba escribiendo y tenían gran interés en saber el final. Quedaron encantadas. Un final feliz hubiera sido un bobera.
Estaba sola en casa cuando logré comunicarme con mi editor. Me atendió con mucho énfasis.
-¡Hola! ¡Que alegría volver a escucharte!-
-Hola. Deduzco por tu entusiasmo que todavía no encontraste quien me reemplace-
-Ja, ja. Vos sos siempre bienvenida. ¿Qué hay de nuevo?-
-Una novela-
-Si, un pajarito me contó que habías dejado un rato los pinceles para escribir-
-No quiero imaginar quien ese “pajarito”. Bueno. Te la envío por mail y la lees-
-¿Y no te molesta que la vaya a leer a tu casa?-
-¿Eso quiere decir que estas en Punta?-
-Correcto-
-Decime una cosa ¿Estás trabajando últimamente o andas de revolcarte en la cama con tu parejita?-
-Ambas cosas-
-Bueno, dale, veni. Voy a hurgar en la heladera a ver si tengo alguna fruta del año pasado para convidarte-
-Siempre tan amable-
Y a los pocos minutos estaba tocado el portero eléctrico. Lo hice pasar. Admiró un poco la decoración y el paisaje. Quiso sentarse en el balcón para leer. Le serví jugo frio y me senté a su lado a mirar el rio mientras esperaba su opinión.
-¡Esto es una bomba!- Exclamó cuando terminó.
-¿Te parece?-
-Sabes que sí. Sabes que esto aunque lo leas como ficción es una bomba. Todo es coherente. Posible incluso, las causas, los motivos, la manera en que se desarrolla la trama a través de los mensajes en Instagram. ¡Wow! ¡Ya, ya hay que armarlo!-
-Bueno, entonces es hora de que cojas menos y trabajes más-
-¡Esto se va a vender como pan caliente! Claro que voy a trabajar en ello-
-¿No se te ocurrió mudarte a Punta?- Le pregunté.
-No. Estoy bien así. ¿Cuánto puede durar lo de Jacobo? Por ahora es genial y si se corta ¿Qué hago después?-
-Lo que sabes hacer. Con Jacobo o sin Jacobo te puedo asegurar que Uruguay es mucho mejor que Sudacalandia y aquí hay mucha cultura, y de la buena-
-Tal vez tengas razón pero Buenos Aires me tira-
-Trata de que no te caigas cuando te tire- Manifesté riendo.
Se fue con el manuscrito y además le envié el documento por mail.
Esa noche se lo conté a todo el grupo. Festejamos por adelantado con champagne. Mientras comíamos una pizzas que habíamos cocinado Keiko y yo hablamos del libro y de otros temas
-¿Qué opinas del discurso de Milei en Davos- Me preguntaron.
-Creo que se pasó de rosca, pero al mismo tiempo pienso que está muy bien. Es hora de terminar con el wokismo pero todavía hay mucha Cenicienta estúpida que va a tomar esta lucha contra la falta de cultura, como una persecución policial. Hay que saber diferenciar-
-Parece que el mundo va para ese lado antiwoke- Opino Esther
-Si, pero la sociedad funciona como un péndulo y volverán-
-Todavía están dando lucha, como esa película idiota llamada Emilia Pérez- Dijo Silvia.
-Van a seguir luchando, por eso no hay que aflojarles. Han metido mucha mierda en cabezas inocentes-
-Pero vos vas contra la farsa del COVID.¡Y brindo por eso!- Dijo Marga.
Y todas levantamos las copas al unísono.
Capitulo doce. Marcha de los gays por nada…
Asumió Trump de nuevo en el Imperio, Milei la rompió en Davos, en Sudacalandia los putos hacen una marcha de protesta contra el fascismo (¿Sabrán estos imbéciles lo que es el fascismo?) El mundo está de cabeza. El wokismo se está acabando, espero…
Resumen de las novedades. En tanto yo comienzo a ser nombrada nuevamente en revistas y televisión por que he hecho una denuncia argumentando que la pandemia de COVID fue falsa.
Son tan idiotas los periodistas y opinadores que toman mi novela, aun antes de ser editada, como una denuncia. Tuve que mandar a la mierda a un par de comentaristas televisivos para que entendieran que se trata de una ficción. Aunque a veces creo que no debo estar tan errada. Sobre todo después de leer un informe del Congreso Norteamericano donde se afirma que el virus realmente fue creado en Wuhan, que el distanciamiento no era necesario y el barbijo tampoco. Y que, de paso, habían sido conculcadas una gran cantidad de libertades individuales como nunca antes en la historia…
Por supuesto que yo comencé a gozar de las mieles del éxito aun antes de que una sola gota de tinta se desparrame sobre el papel. Mi editor decidió dejar por unos días la cama de Jacobo y se puso a trabajar. Todo el éxito previo se debió a él porque publicó la noticia de la aparición del libro teniendo impresa solo una sugestiva tapa con una imagen de jeringas y escenas de hospital.
¿El titulo? Lo eligió mi editor. “El gran ensayo”.
Como dije antes me llamaron de varios diarios, canales de televisión y radios. Di mi opinión. Dije que no lo iba a spoilear. Y los remití a mi editor que ya se estaba restregando las manos contando billetes que todavía no habían llegado. Pero en las encuestas el libro figuraba en primer término de popularidad antes que nadie lo leyera. Todo un símbolo de la época.
-¿Como crees que lo van a tomar los chinos?- Me preguntó un día mi marchand Adriana, preocupada por su gran negocio de venta de mis cuadros.
-No te preocupes. No soy ninguna boluda. En realidad en ningún momento aclaro que países estaban involucrados en la conspiración pero…lo que hice fue que la idea de esos conspiradores era hacer aparecer a los chinos como responsables aunque no lo eran-
-¡Ah! Astuta- Exclamo mi amiga.
-Y, no hay que descuidar las ganancias-
Para sumar más diversión a mi vida recibí varios llamados de periodistas de Sudacalandia con el objetivo de saber qué opinaba de la marcha del colectivo de las letritas. No quería andar atendiendo gente todo el tiempo por lo que di una sola entrevista y les avisé a los demás que la vieran.
Fue una nota hecha por teléfono en una reconocida radio de Buenos Aires, en un programa de la mañana.
Después de los saludos de rigor me dispararon la pregunta esperada.
-¿Teniendo en cuenta su posición, que opina de la marcha LGTB del pasado sábado?-
-Una fantochada, de nuevo tipos y mujeres grandes casi en cuero paseándose delante de niños pequeños como en todas las marchas del orgullo. Los gay no saben ser si no son ridículos. Sus disfraces tendrán que ver con alguna patología pero no con el hecho de elegir con quien me acuesto. Esa es una arista del tema. Primero, se le colaron la Cámpora, y la izquierda, como para sumar porque si los zurdos hacen una marcha no les alcanzan las personas ni para hacer un partido de truco. Y encima la UOCRA. ¿Qué diablo estaban haciendo esos violentos que se están matando entre ellos y que son los peores “mataputos” Y ese impresentable del gobernador de la provincia de Buenos Aires, un tipo que nunca da la cara cuando le matan un ciudadano en el conurbano todos los días. Un soberano hijo de puta. El colectivo de las letritas fue a protestar por nada, porque un nabo se fue de boca, si, tampoco me causa gracia el presidente pero, lo prefiero mil veces antes de que vuelvan los delincuentes de la mano de la Kirchner.
Esa ex presidente que jamás hizo algo por las mujeres más que crear un ministerio para acomodar amigos y que fue totalmente ineficiente. Que se aprovechó del colectivo para ganar votos, robando a una legisladora el proyecto de matrimonio gay. Que usó el cupo trans solo para acomodar a las amigas. Durante muchos años escuché a algunas trans quejarse de esa situación y esas mismas ahora van a la marcha a defender el cupo.
En definitiva que es pura basura. Mañana todo el mundo se va a olvidar de eso porque lo que le interesa a la gente es tener empleo, salud, educación y seguridad. Bueno salvo a los delincuentes que creen que todavía están en Narnia pero ya les va a llegar el brazo de la justicia, cuando los jueces tengan huevos y no sean corruptos o chupamedias de Zaffaroni.
Acá los lectores del “manual del pequeño militante ilustrado” salen a protestar, allá en Europa cuando la Meloni habló en Italia o dijo su memorable discurso en España en la asamblea de Vox nadie salió a decir nada.
Si me lo preguntas, ¿Qué esperan para hacer una marcha contra el golpeador del ex presidente chirolita?
Todavía sigue habiendo mucha mente quemada más otros que tienen que ocultar sus delitos y todos estos ingenuos del colectivo le están dando la mano para que regresen los kirchneristas y ahí me voy a cagar de risa porque ellos se los van a tener que fumar. Van a quedarse sin trabajo, la inflación los va a aplastar, les van a seguir robando, y si quieren un plan van a tener que ponerse de rodillas frente a los Grabois y los Beriboni y pedirle que los dejen ir a las marchas para poder cobrar.
Y yo me los voy a mirar desde aquí nomas, del otro lado del rio viendo como vuelven a arruinar la Argentina, quizás para siempre-
-Bastante clara y contundente-
-Yo hablo claro o si no, no hablo. Eso me sucede porque tengo cerebro y se cómo usarlo-
Y así terminó la entrevista. Pocas horas después habían reproducido partes en varios programas radiales y televisivos. Nadie alzo la voz en mi contra. Se ve que los ignorantes se dieron cuenta que con esta “torta” no se jode. “Y anda a cantale a Lali” (chiste local sudaca).
No voy a tener necesidad de contar la recepción que tuvo mi entrevista entre mis novias y amigas. Sus felicitaciones fueron apabullantes. Mi editor tuvo la extraña idea de preparar un texto escrito con ello y se las mandó a los japoneses, italianos y chinos. La primera reacción la recibí al día siguiente, nada menos que de Giorgia Meloni.
“La felicito a usted enormemente. Por lo que veo no piensa en bajar sus banderas. La acompaño desde aquí. Cada vez somos más. Un afectuoso saludo”
Compartí el WhatsApp en mi correo y lo imprimí. Conseguí un marco con vidrio entre mis trastos y lo colgué en mi estudio.
Mi editor me mando la prueba de galera del libro sobre el COVID y un mensaje.
-Ya va siendo momento de ver las fechas de presentación. Te cuento que en Japón, en Italia y China te están esperando. Ah! Y también en España, pero los chicos de Vox, no sea que creas que te va a recibir Sánchez-
-Ni tampoco iría a ver a ese populista de cuarta- Respondí.
Poco después me llamó el solcito de Tokio, Yuzu. Estaba entusiasmadísima. Me dijo que su jefe pensaba que iba a ser un best seller. Después de la noticia conversamos un rato en el clásico pasaje de novedades. Al rato me llamó el señor Shi Ning que también mostró su entusiasmo y su capacidad de leer entre líneas.
-Estuvo usted muy bien dejando entrever que China había sido culpada sin pruebas-
-Eso se llama oficio- respondí.
El tercer llamado fue de la Meloni invitándome al palacio de gobierno cuando fuera a Roma.
Capitulo trece. Preparando la gran gira
Me encanta la hora de la mañana en que me quedo sola después que mis novias se van a sus trabajos. No me malinterpreten. Amo a mis chicas pero el silencio también es muy buen compañero.
Estaba tomado un café en mi estudio contemplando el rio-mar y de pronto sonó el teléfono. Era mi editor.
-Hola. ¿Te enteraste de lo que acaba de hacer Milei?-
-Ni idea. Hace tantas cosas…-
-¡Acaba de romper con la OMS! Van a creer que lo indujimos con el libro-
-Los que conocen a Milei saben bien que nadie lo induce a nada más que él mismo, aunque temo que ande demasiado cerca de Trump y lo puede dejar pagando. Trump suele castigar de entrada para luego acordar y hacerse el bueno, pero lo puede hacer porque es el dueño del mundo, Milei no tiene margen para eso, mete la pata y fue- Respondí.
-Lo bueno es que el libro ya estaba super publicitado y esto va a generar más ventas-
-Debí imaginarme que esa era tu preocupación. El vil dinero-
-Si, vil cuando está en otras manos-
-Bueno, anda viendo cómo va a ser el tema de las presentaciones porque ya me llamó todo el mundo, hasta la Meloni-
-¿La Meloni también? Wow. ¡Nena, estas yendo hacia el Nobel!-
Esa noche comencé a organizarme con las presentaciones. Obviamente la primera elección era en el clásico Castillo del Alquimista en Montevideo, luego una gira por Japón con presentación en el Centro donde trabaja Yuzu, más tarde la invitación a Shanghái, posteriormente imposible negarse a la diosa Meloni con presentación en Roma y por último la invitación menos esperada, la de Abascal y la gente de Vox en Madrid.
-Ahí sí que nos vamos a poner calientes. Vamos a darle una lección a esos imbéciles del Partido Socialista-
-¿Qué tenes pensado hacer?- Me preguntó Keiko.
-Voy a presentar los dos libros, el de la cultura Woke y el del COVID. Hagamos lio. O nos consagramos o nos echan. De todas maneras vamos a ser notica para el mundo-
-¿Vamos todas?- Preguntó Marga.
-Todas las que quieran. Organicémonos-
-¡Seguro!- Afirmó Keiko y Marga la imitó.
-Hay que avisarles a las arquitectas- Manifestó Marga.
-De inmediato. Pero todavía no tengo las fechas- Dije.
-No importa, para que lo vayan sabiendo-
Como estábamos en época de verano y eran necesarias unas vacaciones para todas, no hubo que insistirles a Silvia y Esther que se prendieran a la comitiva. Las dos arquitectas acababan de terminar el edificio donde, además, ellas ya estaban viviendo y el señor Nogueira, dado que andaba paseando por Estados Unidos luego de su pantagruélica fiesta de Año Nuevo, decidió parar un poco para darse vacaciones para él y también para su personal logró que todo el mundo estuviera con tiempo libre para un buen paseo. Marga dejó la oficina a cargo de Jacobo, que tampoco tendría mucho trabajo, salvo la esporádica aparición de algunos sudacas con ganas de comprar inmuebles y Keiko, bueno…Keiko siempre tiene a su padre al que no le disgusta de ninguna manera poder ocuparse de la fábrica unos días, teniendo en cuenta que también su personal está cumpliendo turnos rotativos de descanso.
Mientras estaba en los preparativos tuve que atender varias notas periodísticas. El discurso de Milei en Davos había traído sobre el tapete todo lo relacionado a lo woke y mi último libro sobre el tema aún estaba en los primeros lugares de cantidad de ejemplares vendidos por lo que debí tener un poco de paciencia y atender los llamados.
Como siempre digo, aunque mi editor se atribuye la frase, el escándalo vende. Y estaba vendiendo en verdad. Después de la falsa marcha gay de unos días atrás donde se juntó todo el puterio y su plumaje la reacción de los políticos opositores que se colaron en la manifestación ya estaba perdiendo velocidad y habían vuelto a su rosca partidaria. A los gays no se les reprimió de ninguna manera y por lo tanto no pueden hacerse las víctimas. O sea que solo quedaron pataleando por ahí los miembros activos de los colectivos homosexuales, trans y otras yerbas. Además de crossdresseres diplomados con la lectura del “Manual del Pequeño Militante ilustrado” que no tienen idea de nada y opinan porque hay redes sociales a mano. Redes sociales que les censuran el uso de ciertas palabras. Pero de eso no se dan cuenta.
Como tampoco se dan cuenta de la cantidad de niños que son abusados y de mujeres que son asesinadas ni de la pornografía barata que les muestran en las escuelas con la excusa de la Educación Sexual.
Y mientras el mundo hierve, yo facturo. Con un aditamento: Yo pienso por mí misma. Eso sí, hasta que se nos caiga el asteroide en la cabeza.
Ir hasta Montevideo no formaba parte del gran viaje. De todas maneras fuimos las cinco en un taxi aéreo. Paramos en el hotel de siempre, el Punta Trouville, donde ya nos reciben considerándonos celebridades. Y a la noche hicimos nuestro paso al Castillo en lo que ya se convirtió casi en una pasarela donde los curiosos se agolpan para vernos pasar como si fuéramos un conjunto de rock.
Mucha gente en la puerta y grupos de periodistas. Todo el mundo intrigado acerca de cómo llegué a la conclusión de considerar la pandemia como una gran farsa. Las preguntas me llegaban de todos lados y no faltaron quienes me interrogaron acerca de que si mi libro había influido de alguna manera sobre la decisión de Milei de irse de la OMS.
-No lo creo de ninguna manera. Espero, para bien de los argentinos (casi digo sudacas) que su presidente sea una persona que toma decisiones inteligentemente y no influenciado por un libro que es solo una novela fantástica. Y espero que tampoco sea la influencia de ese señor Trump-
Los periodistas hicieron un montón de preguntas a la vez y me resultaba difícil entenderles pero, entre las voces escuche una claramente.
-¿No se siente traidora como lesbiana, criticando al colectivo LGTBQ? ¿O no es lesbiana y solo lo declara para marketing?-
La que estaba en ese momento más cerca de mí era Marga. la tomé de la cintura y le di una sonoro beso en la boca. Mi novia se quedó abrazada a mí y tanto Keiko, como Esther y Silvia se juntaron a mi alrededor.
-¿Ves? Esto no es teatro. Seguramente vos no lo podes hacer o no tenes con quien y por eso te carcome la envidia- Dije.
Y Esther agregó.
-Amiga, las cinco somos lesbianas lo que en realidad es nuestra vida privada. Por eso es estúpido tener que mostrarlo. Solo lo hacemos ante preguntas idiotas como la tuya-
Y yo concluí.
-A la única persona que traicionaría si no fuera coherente con mis pensamientos y mis acciones es a mí misma y tene por seguro que jamás lo haría. Los colectivos de las letritas no representan a nadie. Sus seguidores deberían darse cuenta de eso. Lo único que hicieron sus dirigentes fue, como los gerentes de la pobreza, los Grabois o los Beriboni, vivir de la teta del estado mientras se mataban personas trans, abusaban de niños y se asesinaba a mujeres indefensas-
El aplauso de los presentes en la vereda duró hasta que entramos al salón. Estos encuentros me reaniman y me hacen dar cuanta lo acertada que estoy en mis pensamientos.
Capitulo catorce. Presentación uno.
Evidentemente mis presentaciones en el Castillo del Alquimista se están convirtiendo en un clásico. Ante cada ceremonia parece ser cada vez mas gente la que asiste colmando el salón y los pasillos. Y esta vez no era la excepción. A pesar de ser la estrella del evento tuve que abrirme paso en medio del gentío. Y a mis novias y amigas les costó también ingresar al gran salón. Por fortuna la organización ya les había reservados asientos en primera fila y allí se acomodaron.
Después de una breve charla con el dueño del castillo que iba a oficiar de presentador ingresé al escenario. Hubo un fuerte aplauso y tras hacer varias reverencias saludando me senté en uno de los sillones mientras mi anfitrión lo hacía en el otro.
Comenzó a hablar haciendo una breve resumen del argumento pero sin develar su final. Aunque creo que no le hubiera asombrado a nadie pues dado que la venta de ejemplares se había habilitado temprano eran muchos los que ya lo tenían en sus manos.
Luego de su discurso tomé el micrófono y salude al público. En primer lugar quise aclarar que se trataba de una ficción que se me había ocurrido en un momento debido a mi mente afiebrada de novelista. (Lo de “afiebrada” causó mucha gracia). Conté como al principio, después de habérseme ocurrido la idea madre no supe como relatarla y que tras varios intentos comprendí que lo mejor era hacerlo desde el punto de vista del periodista y que sus mensajes por Instagram fueron la última idea que finalmente dio pie a que comenzara escribir rápidamente.
Por supuesto que cuando finalicé mi parte no tardaron las preguntas. Muchos estaban bastante ansiosos acerca de cómo había surgido lo que yo llame la idea madre.
-Siendo que han pasado cuatro años desde la pandemia, ¿Tuvo esta idea ahora o en aquel momento?-
-En realidad ahora fue cuando la pude asociar a otros argumentos como la costumbre de los gobernantes de imponer el miedo a un enemigo real o imaginario. Lo demás se fue acomodando solo. Pero no te lo voy a negar. Siempre tuve la sospecha de que tras la cuarentena se estaban jugando fuertes intereses geopolíticos e incluso domésticos dentro de los países. Si la pandemia y la cuarentena no fueron ensayos de control de masas, lo cierto es que se conculcaron muchos derechos y estoy segura de que muchos gobiernos tomaron nota de la reacción de la gente, como para el futuro, digamos…-
-El Congreso de Estados Unidos hizo un informe afirmando que el virus comenzó en Wuhan y que el distanciamiento y los barbijos no modificaron en nada la intensidad de la pandemia. ¿Cree usted eso?-
-Mirá, tengo por sana costumbre no creer a ningún político. Si ellos lo dicen tendrán sus razones, supongo. Y sobre todo la noticia de que todo comenzó en Wuhan también podría ser, y digo “podría”, otro argumento yanqui para desacreditar a China, lo cual vuelve más interesante el tema-
-¿Pero usted no menciona a China como posible origen de la pandemia e incluso desliza la idea de que los chinos podrían haber sido acusados, justamente por ese movimiento geopolítico que intenta desplazarlos?-
-No creas todo lo que yo escribo…- Risas
Y continué.
-…Algunas personas van a decir que no implico a China en el origen de la pandemia porque el mercado chino se ha vuelto importante para mí, tal vez sea cierto…- Risas nuevamente.
Cuando terminaron dije.
-…Lo cierto es que me pareció que eras una idea mucho más conspirativa y por lo tanto más polémica. Por eso se me ocurrió.
-¿Se vacunó en el 2020?-
-Si, por supuesto, soy imaginativa pero no tonta. Pero debo confesarte que aunque no soy antivacuna nunca tuve mucha confianza en ese liquido mágico, que encima era ruso…- Las risas se repitieron.
-Hay un ataque, eso sí, muy claro, contra la OMS. Esa institución también fue criticada por usted dentro de la cultura woke como responsable intelectual de la Agenda 2030. ¿Cree que hay alguna coincidencia?-
-La coincidencia es sencilla, ellos, como otros organismos multinacionales se la pasan “haciendo la plancha” a pesar de las tremendas crisis sociales del mundo, la inmigración, las guerras, el terrorismo, las crisis económicas, las dictaduras de izquierda. En realidad no sirven para nada, nunca sirvieron y es en momentos tan difíciles como el de la pasada pandemia que demostraron su incapacidad-
-¿Hubo alguna persona cercana a usted fallecida por COVID?-
-No-
Se hizo un profundo silencio.
-No en mi caso, pero tengo un gran respeto por todas aquellas personas que no pudieron despedirse de su familiares queridos a raíz del control policial de los gobiernos-
-Ese es otro tema. ¿Qué balance le dejó la actuación de los ciudadanos anónimos que tuvieron que soportar ese control policiaco-
-Los gobiernos y la OMS cometieron muchos errores y también fueron corruptos, además de ideologizados, pero lo que más me dolió fue ver a personas comunes y corrientes acusando a vecinos de toda la vida porque habían salido a comprar el pan o andaban sin barbijo. La pandemia sacó lo peor de todos nosotros. El miedo, la envidia, el odio xenófobo, la “mala leche” como diríamos en Argentina. Y eso fue lo peor de todo. No me quiero imaginar si vuelve a suceder. Nos mataríamos unos a los otros. Y no exagero-
Luego de esta última respuesta se hizo silencio. Pensé, que había sido muy fuerte. Levanté el micrófono y para cerrar el acto dije.
-Les queda la experiencia. Espero que hayamos aprendido algo si vuelve a suceder-
Y estalló el aplauso. Me puse de pie y saludé. Me tuvieron que escoltar hasta una sala cercana y no porque alguien me quisiera agredir, sino todo lo contrario. Detrás de mi llegaron mis novias y mis amigas.
-¡Revolucionaste todo!- Exclamó Marga.
-Esa era la idea. Y recién comenzamos-
Firmé montones de ejemplares. La fila serpenteaba dentro del salón y en los pasillos. Del hotel nos llegó, a través de un empleado que había logrado abrirse paso en la multitud, la inevitable invitación a cenar. Mi editor y Jacobo, que había llegado a último momento se acoplaron al festejo.
-¡Te lo dije, entre el libro sobre woke y este nos hacemos millonarios!- Exclamaba mi editor.
Estuve casi dos horas atendiendo a mis lectores. Todos, además de la firma, querían hacerme algún comentario o sacarse una selfi. Finalmente logramos huir de allí. El salón había quedado vacío. El dueño del castillo volvió a agradecerme infinitamente mi decisión de volver a elegir su centro cultural para la presentación.
En la calle todavía había gente reunida. Esperaban nuestro paso hacia el hotel. Luego se fueron marchando. Dentro del Punta Trouville nos esperaba la cena en un salón privado. Mis novias, mis amigas, mi editor y su inseparable Jacobo. Invitamos al dueño del hotel para que se uniera a la mesa.
-No sé si debo…- Argumentó
-No se preocupe, ya está todo pago- Afirme y reímos.
Fue el fin de una velada extraordinaria. Ahora debíamos pensar en Asia y Europa.
Capitulo quince. Criptomonedas, Academia y Presentación
La congregación de lesbianas unidas partió para la gran gira desde Punta del Este hacia Montevideo. Allí nos embarcamos para Tokio. Creo que ya me pase la mitad de mi vida metida en un tubo volador. Pero cuando estábamos por embarcar se me acercó Marga y me dijo.
-Te tengo otra noticia del loco de la motosierra-
-¿Qué hizo ahora?-
-Promocionó un sitio de criptomonedas y resulto una estafa-
-¡Que pelotudo! ¿Por qué no le ponen una mordaza?-
-Parece que la linkeo en su red social-
-Otro al que hay que esconderle los celulares-
Mientras esperábamos la llamada de embarque Marga me fue interiorizando sobre los hechos.
-¿Qué opinas?- Me preguntó
-Mira, es evidente que este loco tiene que poner barreras en cuanto a los chantas que se le acercan. No puede engancharse con cualquiera y sobre todo si son desconocidos. A pesar de que hay cosas que no me agradan del todo de él yo lo banco, no creo que sea corrupto, es tarado nada más. Lo único damnificado aquí es la construcción de su imagen de tipo veraz, los que aportaron plata que se jodan, no son jubilados que perdieron sus ahorros, es evidente que son tipos pesados, como todo tipo que apuesta en criptomonedas o en la bolsa. Se gana o se pierde y ellos lo saben. Yo creo que están más locos por saberse imbéciles que por la plata que perdieron-
-¿Y el pedido de juicio político por parte de los kirchneristas?-
-Bueno, esos no tienen nombre, ni vergüenza, ni coherencia. Hace una semana trataban de salvar de cualquier manera a su jefa, la chorra, y ahora se hacen los honestos-
-Hay otros como Lousteau y Pichetto que también andan cacareando-
-Buenos, esos dos son dos desclasados que no saben dónde poner el culo-
-¿Qué pensas que tiene que hacer Milei?-
-Por de pronto echar a unos cuantos, luego crear un cordón de seguridad, presentarse ante la jueza, aportar pruebas…y seguir gobernando como si nada pasara. ¡Ah! Y mantener la boca cerrada, habla mucho y mete la pata. Ya hizo bastante cagada con el discurso de Davos contra los colectivos de las letritas y dándole prensa a esas impresentables que dicen que son artistas. Tiene que ignorarlas-
Por los parlantes anunciaban nuestro vuelo. Al menos por unos días estaríamos lejos de la inconstante Sudamérica.
El viaje fue tranquilo. Conversamos un poco entre nosotras, vimos una película, las cinco apiñadas en tres asientos y dormimos bastante. Nadie me reconoció ni llamamos la atención. En Haneda nos esperaba una combi para llevarnos al hotel. Nos alojamos en el Grand Price Hotel Shin Takanawa, un gran edificio blanco en la esquina de Nihonenoki-dori y Zakuro Zaka, debido a que no quisimos molestar en lo de Ume o las chicas, siendo cinco personas.
Como siempre recibí el llamado de bienvenida de Yuzu que me informó de las actividades que teníamos, primero un día libre, luego la presentación en el Centro Cultural de señor Akiyama, una visita al estudio Wit el tercer día y finalmente la reunión clásica en lo del abuelo Ahiara.
Dado que teníamos el tiempo para nosotras se me ocurrió ir a visitar a las Ahiara a su hábitat de trabajo, o sea el colegio. Yuzu me contó inocentemente que estaba dando clases en la Academia y que Mei estaba en la oficina de la dirección. Para que fuera una sorpresa no les dije que iríamos.
-Espero que no se enojen, ya sabes como son los japoneses en las horas de clase y todo su reglamento- Me advirtió Keiko.
Pero la decisión estaba tomada. Fuimos en taxi hasta la Academia. Un portero muy serio nos recibió en la entrada y en cuanto le dije quién era nos abrió la puerta. Pasamos por el amplio patio, pulcro, ordenado y lleno de árboles y canteros prolijamente arreglados, los edificios eran imponentes y no se quedaban atrás en limpieza y pulcritud. Pensé, en ese entonces, en las escuelas de Sudacalandia.
Una vez en los pasillos interiores nadie nos detuvo. Es más, otro guardia de seguridad nos saludó amablemente. No sabía en que salón estaba Yuzu hasta que por una ventana que da al pasillo la vi al frente de su clase. Estaba hermosa y se la veía tan profesional en su tarea que no quisimos interrumpir, pero nos vio una de la alumnas y me señaló. Yuzu se dio vuelta y abrió los ojos enormes por la sorpresa. Caminó hasta la puerta y abriendo nos hizo pasar abrazándonos a cada una.
-No queríamos molestar, solo teníamos curiosidad- Le dije
-No es molestia, la clase ya está por terminar- Respondió y dirigiéndose a su alumnos explicó
-Estas damas que han venido de muy lejos, desde Uruguay en Sudamérica son mis grandes amigas del otro lado del mundo-
Y tomándome del brazo agregó
-¿A ella la conocen?-
-¡Si!- Exclamaron en coro.
Mi cara de sorpresa debió ser evidente.
-Les he hecho leer algunas obras tuyas, están fascinados, así que ahora en el recreo prepárate para firmar autógrafos-
-Francamente jamás imaginé que tendría una recepción como ésta- Respondí asombrada.
Y así fue que pasé varios minutos entre firmas y selfis. No solo con los alumnos de Yuzu sino de otros cursos que se acercaron en cuanto supieron de mi presencia. Mis novias también fueron requeridas para las fotos, los jóvenes y sobre todo las niñas estaban entusiasmadas por conocernos.
Al finalizar el recreo pasamos por la Dirección. Golpeé suavemente la puerta con los nudillos y escuche la inconfundible voz de Mei diciéndome que pasara. También su cara de sorpresa fue memorable cuando nos vio a las cinco. De inmediato nos invitó a sentarnos en la sala de reuniones e hizo traer bebidas y galletas. Se abrazó con cada una de nosotras y dijo que estaba feliz de poder volver a vernos.
-Y vestidas- Agregó riéndose como pocas veces la vi reír.
Después de la vista a la Academia paseamos un poco por la ciudad y al otro día también pero después del almuerzo dormimos una siesta para estar descansadas en la noche de la presentación. Como de costumbre nos pasó a buscar la combi y pronto estuvimos en el centro cultural. Nos recibió Yuzu y mientras mis novias y amigas se sentaban en la primera fila yo subí al escenario y tuvimos una amistosa charla con el señor Akiyama.
Presenté el libro, siempre sin spoliarlo y respondí preguntas. Fueron muy parecidas a las de la presentación en Montevideo incluso sobre la temática del libro sobre la cultura woke y la política, el discurso de Milei en Davos y hasta mi parecer sobre la señora Meloni. Todo en un ámbito de extrema cordialidad y decoro.
Como se está haciendo costumbre hubo una cena en un restaurante cercano donde estuvimos las cinco, más Akiyama, su esposa, Yuzu y Mei.
-Cada vez viene con más comitiva, recuerdo la primera vez, cuando la conocimos, que vino sola- Manifestó Akiyama.
-Es la fama, hay que tener una corte de aduladores- Respondí riendo.
-Pero por lo visto sabe rodearse de gente hermosa e inteligente- Opinó la señora Akiyama.
-Son un gran equipo, sabemos que todas fueron condecoradas por la señora Meloni- afirmó el dueño de casa.
-Se lo merecen- Concluí.
Capitulo dieciséis Wit, el abuelo, la reunión de siempre
Sobrevivientes de la cena del día anterior nos levantamos temprano. La idea era ir al Estudio Wit con el tiempo suficiente para poder pasear un poco por Tokio en la tarde antes de la reunión en lo del abuelo Aihara.
Tomamos el tren en la estación Shin Takanawa de la línea Yamanote Line hasta Shinjuku y ahí hicimos trasbordo hasta la estación Musashino en la línea Chuo- Sobu lo que nos demandó una hora de viaje. Solo cuatro cuadras nos separaban del nuestro destino. Marga y Keiko ya conocían el camino pero Esther y Silvia estaban fascinadas con la caminata. Y más fascinadas quedaron cuando fuimos recibidos en la entrada pues nuestra llegada fue casi como una fiesta.
-¿Siempre es así?- Preguntó Esther.
Y así es. En el Estudio Wit me tratan como a una reina. Es lógico, con mis historias han logrado hacer mangas y animes de éxito y esperan mi próxima producción con ansias. Por ello ya se habían agendado el libro de la farsa del COVID pues creían que era una historia muy interesante.
Hicimos el acostumbrado camino hasta la oficina del señor Nakatake. Nos hizo pasar y tras ofrecernos sillas para sentarnos hizo el esperado comentario.
-Cada vez son más, parece-
-Nos reproducimos por generación espontánea- Respondí.
Conversamos un rato sobre el nuevo libro. Me dijo que tenía varias ideas al respecto pero antes que nada deseaba saber si yo los autorizaba a realizar un anime con el argumento. Por supuesto que les dije que sí pero, como siempre, haciendo la salvedad de que el señor Akiyama de Centro cultural estuviera de acuerdo.
-No se preocupe, ya lo está. El anime ayuda a vender el libro y el libro ayuda a ver el animé. Igualmente a nosotros nos va a llevar más tiempo la producción-
Después del acostumbrado almuerzo en la cafetería del estudio realizamos la recorrida por los talleres sobre todo para nuestras amigas arquitectas que no conocían el lugar. De más está decir que debimos detenernos cada dos pasos para una selfi.
Salimos a la calle. Saque el plano de la ciudad y lo estudié.
-A pocas cuadras está el museo Ghibli, ¿Alguna tiene ganas de ir?- Pregunté
Al unísono gritaron.
-¡Si, si, si!-
-Bueno, ahí vamos- Dirigí la marcha.
No nos llevó mucho tiempo llegar hasta el museo. Es un sitio con edificios de variados colores y una frondosa arboleda. El edificio principal tiene una cúpula vidriada en su centro y todos los personajes del genial Miyazaki en su interior, lo cubren terrazas con vegetación y por supuesto la figura que más se ve es el simpático monstruito de la película Mi vecino Totoro, además emblema del Estudio. Después de ver el museo seguimos caminando, dejándonos llevar por las callecitas de Tokio.
Tomamos el tren en Kugayama por la línea Inokashira y bajamos en la emblemática Shibuya donde nos detuvimos a dejar unas flores en el monumento a Hachiko, para seguir luego hasta Shinagawa de la JR. Llegamos al hotel luego de caminar dos cuadras y finalmente nos pudimos sacar el calzado que ya había comenzado a molestarnos. Una ducha reparadora, cambiarnos de ropa y a esperar el vehículo que nos llevara a lo del abuelo Ahiara.
Tal cual estaba programado nos pasaron a buscar en la combi de siempre. En pocos minutos estuvimos frente a la mansión. La única que no conocía la vivienda del abuelo de Mei era Esther, quien, a pesar de estar acostumbrada a vivir en grandes mansiones, se quedó admirada mirando todo como una provinciana recién llegada.
El abuelo nos esperaba en la tradicional biblioteca donde comenzó, de alguna manera, esta historia. En esa ocasión cuando lo convencí de que el romance entre Mei y Yuzu era lo mejor para ambas y también allí fue donde el padre del prometido Udagawa casi desata el infierno con su arma si no fuera porque se le cayó del bolsillo y yo me apresuré a ponerla lejos de su mano. Rápidamente puse a Esther en tema mientras nos acomodábamos.
-Deduzco que era la única a la que le faltaba conocer la historia- Dijo el abuelo dándose cuenta de lo que yo le relataba a mi amiga.
-Así es- Respondí.
-Esto es notable, cada vez viene más gente a visitarme, desde allá, de la lejana Sudamérica. Vuelvo a deducir…esta niña rubia es la novia de esta hermosa morocha que nos visitó hace poco- Dijo señalando a Silvia
-Usted lo ha dicho- Dijo Esther sonriendo-
Y así fue que con sus preguntas el abuelo se fue interiorizando de quien era la nueva amiga y manifestó que le agradaba mucho, como todas nosotras.
-Supongo que vivir cerca de ustedes debe ser un verdadero revuelo- Manifestó
Marga, siempre tan perspicaz me susurró al oído.
-Discreto el viejo, dijo revuelo por no decir escandalo-
Tuve que disimular para no reír.
Al rato llegaron las chicas Mei y Yuzu y luego el matrimonio de Ume y Shou. También las invitadas hermanas Taniguchi más Matsuri y Maruta.
El encuentro de nosotras cinco con las japonesitas con las que habíamos tenido aquella reunión virtual con las tetas al aire fue muy gracioso. Todas estábamos tentadas y no podíamos disimularlo. Hasta el abuelo preguntó si algo nos causaba gracia por lo que le inventé que era por un chiste que les había contado e improvisando, le relaté uno por el que estalló en carcajadas.
La cena fue muy agradable. Como todas las que se realizan en lo del abuelo. Un maravilloso ambiente donde se producen varias situaciones que no se dan habitualmente en la vida cotidiana. Primero, un grupo de personas jóvenes tratando con respecto al mayor de edad reconociendo su sabiduría. Segundo, esos mismos jóvenes mostrándose inquietos por aprender y forjando planes para el futuro. Tercero, un notable ambiente de saber e intelectualidad. Hasta la rebelde Matsuri tiene algo por aportar con su experiencia como actriz de teatro.
Hablamos de varios temas, incluida la política internacional, la sociedad y los avatares de las nuevas tecnologías. Todas tenían algo interesante para decir. Mei siempre recatada y medida en sus palabras, Yuzu la misma tromba de siempre pero no preocupada por lápices labiales ni sombras en los parpados o la ropa de moda, aunque debo reconocer que estaba hermosa, sino por la situación general de su país y de la educación, Harumi con su espectacular belleza demostró que esta muy bien en sus estudios, al igual que Matsuri y Maruta y la notable Mitsuko contando de sus logros empresariales. Ume ascendiendo en su trabajo de ingeniería y Shou contento porque algunos gobiernos están dando apoyo al plan de estudios que organizó en los países pobres junto a unos amigos.
También nosotras hicimos participes al resto de nuestros logros y planes. Silvia y Esther hablaron de su edificios y de su nuevo hogar, Keiko de su empresa, Marga de sus inversiones inmobiliarios y yo de mis cuadros y de mis libros.
La vida parece hermosa cuando se reúnen personas con sueños y voluntad de trabajo. Todo lo demás está lejano. Es como sumergirse en una burbuja de placer, una placer lúdico e intelectual donde nadie es más que nadie y todos pueden entender lo que se dice.
Ya era casi de madrugada cuando volvimos al hotel. Un día más y estaríamos volando a Shanghái. Mis novias y mis amigas estaban contentas por el viaje, por lo que compartimos en lo del abuelo, por mi éxito literario y por saber que estábamos juntas. Que había sido un gran éxito nuestro grupo ampliado.
Ahora sobrevenía una nueva experiencia pero yo estaba más ansiosa por encontrarnos nuevamente con Georgia Meloni y saber que pasaría en España donde los últimos Whats App que me mandaba mi editor decían que Vox estaba preparando un acto multitudinario para que yo hable. “En buen lio me metió éste” Pensé. Pero un lio que me agradaba.
Capitulo diecisiete. Los chinos son muchos
De Tokio a Shanghái. Tres horas y media…y un poco más. Por Spring Japan. En el aeropuerto nos esperaba el señor Shi Ning y su bellísima esposa.
En pocos minutos estábamos en una van camino al hotel Maixin´ge International Hotel. durante el viaje volvimos a escuchar la frase acostumbrada, con alguna pequeña variante.
-Se vinieron todas-
-Si, nos extrañamos- Respondí.
Además del comentario el señor Ning nos puso al tanto del programa.
-Hoy tienen un día de descanso para recorrer la ciudad. Mañana a las 17 horas será la presentación en un sitio que ya conoce, la Universidad de Shanghái y su aula magna. Hay reservas para llenar el sitio al tope. Hasta creo que vamos a tener que dejar entrar a gente que permanecerá de pie…-
-Asombroso- Dijo Esther.
-…y el tercer día podrán volver a recorrer la ciudad. Recuerden que tienen un vuelo a Roma para el cuarto día muy temprano. Nosotros nos ocuparemos de buscarlas y llevarlas, tanto a la Universidad como al Aeropuerto-
-Bien. Es bueno saber que alguien se ocupa de esos detalles- Manifesté sonriendo.
Luego de dejar el equipaje en las dos habitaciones contiguas, con conexión interna, que nos habían reservado, nos dimos un ducha y salimos a recorrer la ciudad.
A pesar de estar en una gran ciudad cosmopolita los chinos no ven muchos extranjeros y por lo tanto nos convertimos en objeto de algunas miradas, tanto de hombres como mujeres. Paseamos por la costanera viendo el impresionante conglomerado de edificios en la orilla opuesta y luego paseamos por los jardines del Guchen Park, para culminar en el inmenso Mercado Yuyan y el Templo del Dios de la Ciudad.
La hora había pasado, y como era momento de cenar culminamos el paseo en Goodfellas, un típico restaurante italiano. El ultimo recorrido fue nuevamente en la costanera para admirar el increíble colorido de todos los edificios con sus luces.
Un buen descanso y por la mañana desayuno en el balcón. Caminamos poco pues a la tarde nos pasaría buscar el señor Ning.
Puntual como buen oriental llegó la van y en pocos minutos estuvimos en el conglomerado de edificios que es la Universidad. Silvia era, por ser mi única acompañante cuando presenté el libro sobre la cultura woke, quien conocía el lugar. Las demás se quedaban asombradas en cada patio mirándolo todo.
Cuando ingresamos al aula magna comprobé que lo que decía el señor Ning era cierto. Estaba lleno, con gente parada y también sentada en los escalones. La señora Ning llevó a mis novias y amigas a asientos reservados. Me paré frente al atril mientras el decano me presentaba.
Presentar es una manera de decir. Pues todo el mundo me conocía y lo demostraban teniendo en sus manos no solo el libro sobre el COVID sino otros anteriores.
“Si me pongo a firmar libros aquí no me voy más” Pensé.
Pero el señor Ning había pensado en ello imprimiendo tarjetas con mi foto (había varias versiones) y mi firma impresa que le entregaron a todos los presentes hubieran comprado o no el libro.
Dije mi discurso en español que fue traducido en tiempo real por altavoces en la sala, lo que, a veces, me distraía. Luego las preguntas fueron bastante parecidas a las de Uruguay y Japón, pero hicieron hincapié en el tema de porque no incluí a China como culpable de la farsa de la pandemia. Respondí con el chiste de que si lo hubiera escrito de otra manera no me comprarían el libro. Rieron, no mucho, y entonces dije:
-Yo no tengo pruebas de que el COVID hubiera comenzado en Wuhan y no las necesito para escribir esta historia, es una ficción, espero…-
Ahora si las risas generalizadas interrumpieron mi discurso.
-…Por esos no acusé a nadie, bueno, salvo a los ineptos de la OMS pero eso no lo discute nadie- Concluí
Y todo se rubricó con un estentóreo aplauso.
Bastante trabajo me costó salir del recinto. No firmé libros pero me pidieron mil selfis, o casi…
La van nos depositó nuevamente en el hotel donde decidimos cenar. Luego volvimos a caminar por la costanera y recorrer la Fangbang Road, un calle atestada de negocios donde adquirir recuerdos de muy buen calidad. Todas compramos alguna pieza tallada, sobre todo de marfil. Y regresamos al hotel.
Al otro día preparamos las valijas temprano y salimos por los alrededores. Nos debíamos un ascenso a la Shanghái Tower y lo hicimos. De alguna manera, a pesar de estar protegidas tuve la misma sensación que en Huachan. Demasiada altura.
En la madrugada siguiente, cuando todavía no había salido el sol, pasaron a buscarnos. El trayecto hasta el aeropuerto no era largo y el señor Ning aprovechó para felicitarme y agradecernos la visita.
-El señor ministro Luo Shugang me pidió que le haga llegar su gran saludo y este obsequio. Ha quedado impresionado por el informe que le pasé de su presentación de anteayer-
Dijo extendiendo su mano con un paquete primorosamente envuelto en tela de seda y con un gran moño. Lo abrí impaciente y pude ver que se trataba de la imagen de una mujer tallada en un cuerno de marfil. Quedé fascinada.
Pocas horas después partíamos del lejano oriente hacia la vieja Europa. Tenia ganas de volver a ver a Georgia Meloni. Llegaríamos a la capital de Italia después de un vuelo de doce horas y media por China Eastern. Tiempo que aprovechamos a seguir durmiendo.
En el Fumicino nos esperaba mi nuevo editor en Italia, el señor Franco Rossi. En realidad hasta ahora mi editor en Argentina era quien imprimía ejemplares en varios idiomas, inglés, francés, italiano y alemán pero decidió vender esos derechos a editores locales que no me imagino cuanto le habrán pagado. No me puedo quejar, gracias a mi editor he ganado muchísimo dinero pero supongo que él también lo ha ganado con creces.
El señor Rossi, al contrario del medido y austero señor Ning, es una tromba hablando y gesticulando. Cuesta seguirle sus frases pero logré entenderle que nos dejaría en el hotel, en pleno centro de la ciudad, esa tarde tendríamos una reunión con la señora Meloni y por la noche una cena en el Palacio de Gobierno. Al otro día la presentación en la Universidad La Sapienza y tres días libres para pasear a gusto. El alojamiento era en el Hotel de cinco estrellas Maalot en la Vía de la Muratte. A diferencia del tacaño de mi editor, este representante italiano no se fijó en gastos pues resultó ser un lugar de mucho lujo y cercano al centro de la ciudad, a pocas cuadras del Rio Tíber.
A la tarde nos pasó a buscar un chofer de parte del señor Rossi. Nos llevó directamente al Palacio Chigi de Gobierno. Debo aclarar que estábamos alojadas a solo dos cuadras de la sede del gobierno. El vehículo nos dejó en el patio central donde prestamente dos carabineros nos abrieron las puertas. Descendimos y nos guiaron por un pasillo, que ya conocíamos, directo al despacho de la Primera Ministra.
Pasamos de a una para no parecer maleducadas. Ella estaba tras de su escritorio. Se dirigió directamente a mí, me abrazó con fuerza y me dio un beso en la mejilla.
-¡Que alegría verlas de nuevo tan pronto!- Exclamó
Y luego hizo lo mismo con mis novias y amigas.
-¡Que alegría, que alegría!- Repetía.
Nos invitó a sentarnos en la Sala, en cómodos sillones. Se sonrió y dijo.
-Bueno. Aquí estamos de nuevo como hace poco pero han pasado tantas cosas que parece más tiempo-
Capitulo dieciocho. En la eterna Roma
La recepción en el despacho de la Primera Ministra fue bastante protocolar, pues no tenía demasiado tiempo en ese momento. De todas maneras en la previa inundaron el acceso a la oficina una cantidad importante de reporteros gráficos que, según supimos, estaban atentos a nuestra llegada, como si fuéramos, en verdad, personajes importantes.
Y a ese ir y venir de periodistas no se les pasó por alto la efusividad con que la señora Meloni nos recibió, lo que fue comentario de los canales de televisión esa noche.
Después de los saludos y de un breve intercambio de palabras la señora nos manifestó que esa noche, solo un par de horas después, comenzaríamos la cena. Mas informal y con más tiempo para conversar.
-No nos va a interrumpir nadie ya que esta cena es solo con ustedes- Nos avisó sorprendiéndonos.
De manera que quedamos libres por un par de horas. El chofer de la van se ofreció a llevarnos al hotel y regresar pero le dijimos que descansara, además de que era casi ridículo que se tomara ese trabajo por solo dos cuadras. Le avisamos que caminaríamos un poco por ahí. Y “por ahí” no fue muy lejos porque descubrimos frente a la misma plaza un hermoso edificio neoclásico que resultó ser la Galería Alberto Sordi, una imponente y elegantísimo shopping. Lo estuvimos recorriendo a paso lento, nos detuvimos en las librerías y en las casas de ropa. Era un verdadero centro comercial, con toda su parafernalia pero instalado en un lujoso ambiente. No solo nos fascinó la oferta de los locales sino también su arquitectura.
Regresamos al Palacio a la hora indicada. Prestamente, los guardias de la entrada nos dejaron pasar y nos escoltaron hasta las habitaciones de la señora Meloni. En ese enorme comedor ya habíamos estado pero tampoco dejaba de sorprendernos.
La mesa ya estaba dispuesta. Y no era la enorme y larga mesa rectangular donde cenáramos en la anterior ocasión. Ésta era redonda, amplia también, pero con la posibilidad de poder vernos todas a las caras. Solo estábamos las cinco y la Primera Ministra. Una vez que nos sentamos comenzó la charla. En los primeros minutos solo hablamos de banalidades pero conforme pasó el tiempo los temas se volvieron más álgidos, no porque generaran discusiones, sino porque la señora Meloni nos interrogaba como pidiendo asesoría u otras opiniones y así nos encontramos de pronto metidas en la guerra en Ucrania y la actitud del presidente Trump.
-¿Ustedes que creen?- Nos preguntaba la Primera Ministra.
-No somo expertas- Dije mirando a mis amigas y novias.
-No me importa, en primer lugar creo que saben mucho pero busco ideas y ustedes saben darlas-
-Por de pronto creo que ante la inevitabilidad de la quita de ayuda militar por parte de Estados Unidos, deberían comenzar a armarse hasta los dientes, entrenar a sus tropas y concientizar a la población de que tienen allá, por el este, un peligro tan siniestro como Hitler. No pueden caer en la trampa de creer que si le dan alguna ”porcioncita” de territorio a Putin lo van a dejar conforme. Así empezó la Segunda Guerra mundial- Opiné.
-Coincido- Dijo la señora.
-Tienen que dejar de pelear entre los europeos por las diferentes ideologías y unirse- Agregó Esther
-Si, pero justamente esas ideologías son las que nos separan. Pienso en Sánchez en este momento-
-Si, digamos que no es la persona apropiada para plantarse frente a Putin- Manifestó Marga.
-Bueno y en otro ángulo. ¿Qué pasó con Javier últimamente?-
Silvia tomó la palabra.
-Se equivocó-
-¿Usted se refiere al escándalo por las criptomonedas?-
-Por todo. Primero dijo un discurso en Davos contra la cultura woke más allá de su altura política. Se está creyendo un iluminado, pero ese tipo de discursos con fuerza y sin temer las consecuencias políticas lo pueden dar estadistas como usted, recuerdo su discurso en la sede de Vox. En Argentina la oposición que hasta ese momento estaba dormida, despertó de golpe, por nada, solo por capitalizar la marcha que se hizo, en nombre de colectivos que no representan a nadie…-
-¡Luego?- Interrumpió Meloni.
-…Lo de las cripto, ningún presidente puede hacer ese tipo de publicidad aunque fuera un negocio honesto, siempre está la sombra de la sospecha de coimas y retornos- Siguió Silvia
-Entiendo, pero los damnificados fueron apostadores que viven haciendo eso- Manifestó la primera ministra.
-Si, pero lo que se perdió es la credibilidad de la palabra del presidente- Afirmé
-¿Algo más?- Pregunto la señora dirigiéndose a Silvia.
-Si, lo peor, ser demasiado obsecuente con Trump y Trump con Putin. Trump y Putin están poniendo en riesgo la posibilidad de una guerra en Europa y ustedes, como dijo Alexia al principio están desprotegidos y a nosotras como personas conscientes que nos preocupamos no solo por la economía del país sino por su posición geopolítica creemos que Milei está jugando con fuego al asociarse tan abiertamente con el presidente norteamericano, aunque sospechamos que lo hace para conseguir apoyo del FMI-
-Tienen ustedes una visión muy acertada. Ojala se las pudiera escuchar en el Parlamento Europeo- Dijo la señora.
Después de la cena y a la hora del café volví a asomarme por la ventana que da a la Plaza. Y como aquella vez se me acercó la señora Meloni.
-Estuviste dura con Francisco-
-Ja, sí, pero no puedo evitarlo. Es un político, no un pastor, y en Argentina lo sabemos bien. Recibe a personajes impresentables. que, claro, ustedes no conocen, pero es algo inadmisible para nosotros, más allá de su investidura. Se que lo fuiste a visitar y respeto eso, pero no puedo evitar pensar lo que pienso-
-Y yo te lo respeto también- Me dijo palmeándome la espalda.
Pocos minutos después regresamos al hotel, en la Van. Por dos cuadras. Nos fuimos a dormir no muy tarde. Al día siguiente tenía la presentación en La Sapienza y mucha curiosidad por conocer esa casa de estudios.
Recuerdo alguna vaga descripción que hizo de la Universidad de Roma, mi amigo Ricardo en su best seller “Todo el poder todo el tiempo” y suponía que íbamos a encontrar un sitio imponente. Pero nos quedamos cortas en la apreciación. Si la Universidad de Shanghái parecía una ciudad, La Sapienza no le iba en zaga. Una enorme cantidad de edificios en un vasto terreno con calles, plazas e interminables estacionamientos.
Mi editor en Italia, el señor Rossi, nos pasó a buscar en la acostumbrada Van. No hay demasiada distancia entre el hotel y la universidad, pero las calles estrechas e intricadas hicieron más largo el viaje. Pasamos frente a la estación Termini, de ferrocarril y en pocos minutos estábamos entrando en ese sitio de altos estudios tan imponente.
Para ahorrar tiempo nos llevaron directamente al Aula Magna. Todavía nos iluminaba el sol de la tarde, muchos alumnos se dirigían al edificio central. A nosotras nos dejaron en una puerta posterior para que no nos vieran entrar pues temían avalanchas.
-¿Tan famosa es Alexia que tienen que protegerla de esa manera?- Preguntó Keiko.
-Casi como Los Beatles, Ah, claro, ustedes no los conocen- Respondió el señor Rossi.
-Somos jóvenes pero no incultas- Manifestó Silvia.
Entramos por la puerta indicada, una empleada de la universidad nos guio por dentro del enorme edificio hasta llegar al Aula. De pronto Keiko me tomó de la mano y me fue llevando ella al ingreso y luego, así, de la mano, caminamos hasta el centro del escenario donde había un atril.
Yo seguía absorta, pues no imaginaba porque Keiko me acompañaba en ese momento, siendo por lo general que se acomoda en la primera fila, donde estaban el resto de las chicas.
Me miró, se sonrió y tomó el micrófono, comenzando a hablar en un sorprendente italiano.
-Signore e signori…(mejor lo escribo en español) hoy se han concentrado todos ustedes para ver a la excelente escritora Alexia Montes. Puesto que, a pesar de su larga y prolífica trayectoria, es la primera vez que presenta, en persona, un libro en Europa, el señor editor nos solicitó a sus parejas y amigas que alguna de nosotras diga unas palabras, y ellas me eligieron a mí, lo que agradezco pues me da la posibilidad de manifestar mi gran admiración por Alexia. La conocí hace tiempo, cuando su libro “Mi aventura en Tokio” estaba en el primer puesto de ventas y yo acababa de leerlo. Llevamos un tiempo juntas, como también con Marga Carbajal y, hace poco Silvia Pal y Esther Nogueira. Y estamos todas aquí porque no queríamos perdernos este gran evento, esta primera vez en tierras europeas. Veo que no solo tienen su último libro, sino otros anteriores. Alexia es la muestra, no solo de la creatividad literaria, sino también de una lucha por sus ideales, sin ideologías impuestas, por sus propios pensamientos, sin importar a quien incomoden. Es autentica, sobre todo. Jamás los va a engañar para poder vender un libro. Y creo que por eso están todos ustedes aquí…grazie millie-
Sorprendiéndome nuevamente levantó mi brazo cómo si fuera una vencedora de una pelea de box. Y luego bajó lentamente hasta la primera fila para reunirse con mis amigas.
Me quedé muda unos segundos y finalmente arranqué.
-Creo que es la primera vez que me dejan sin palabras. No me esperaba esta presentación. Lo tuvieron bien oculto- Dije apuntando con el índice al grupo.
Y luego hice de nuevo la cuenta “De aquí no me voy más si me pongo a firmar libros”. Pero el editor había hecho lo mismo que los chinos, repartiendo fotografías mías con mi autógrafo impreso. Lo supe porque en ese momento Marga, desde la primera fila me mostró uno. Sonreí. Y sentí que debía dar una explicación.
-Ustedes se preguntaran porque me sonrío. Es que aquí, una de mis novias me acaba de mostrar que les han entregado una foto mía con el autógrafo, y se ve que adivinó mi pensamiento pues en este instante estaba preguntándome en la casa de quien de ustedes me debía a quedar a dormir para poder autografiar sus libros-
La risa fue general, y luego el aplauso. Los tenía en la manga.
Y les hablé del libro, de varios libros, porque me preguntaron acerca de mis otros trabajos e incluso de mi actividad como artista plástica y alguno mencionó también haber visto mi canal de You Tube donde aparezco tocando el órgano.
Hice algunos chistes y causaron gracia a pesar de que yo hablaba en castellano. En un momento dije que no había tenido tiempo de aprender italiano tan perfecto como mi novia Keiko y por ello me disculpé.
En el final me despaché a gusto. En un par de veces mencione a la señora Meloni y advertí que la totalidad de los presentes eran partidarios suyos por lo que podía jugarme con alguna opinión política.
-No se imagina lo feliz que soy de estar aquí con ustedes. Como saben, ya he estado en dos ocasiones con la señora Meloni y debo decir que me parece una mujer muy valiente. Y también debo decir que hay amenaza de tormenta en el este de Europa, ustedes lo deben saber muy bien. Por eso les digo, sigan a su líder. La geopolítica del mundo cambia constantemente, algunos lideres o están confundidos o tiene intereses espurios o ideologías nocivas. Sigan a su líder. El futuro es muy incierto…- y no pude seguir, el aplauso fue tan atronador que renuncié a seguir hablando. Me vitorearon casi quince minutos.
Era hora de seguir la ruta. Ahora España.
Capitulo diecinueve. Un viaje iniciatico por Europa…y Wox
En la mañana siguiente, mientras desayunábamos, Marga tuvo una idea genial.
-Ya hemos recorrido Roma, tenemos tres días…¿Por qué no los utilizamos yendo en auto a Madrid?-
Nos miramos entre todas. Nadie lo objetó. Y de inmediato nos pusimos en movimiento.
Llamamos al señor Rossi y le avisamos de nuestra “huida”. No le gustó mucho pero no se animó a contradecirnos. Luego tratamos de ubicar una agencia de alquiler de autos. Encontramos una con sucursal en Madrid donde alquilamos un SUV Volkswagen Tuareg por el amplio baúl donde podríamos llevar todo el equipaje sin molestias para nosotras. Marga y yo fuimos a buscar el vehículo y una vez de regreso en el hotel cancelamos los pasajes de avión. El resto de las chicas se dedicó a hacer las maletas y desde que Marga abrió la boca hasta que estábamos en el lobby del hotel cancelando también nuestra estadía solo habían pasado cuatro horas. De manera que era las doce del mediodía cuando pusimos en marcha la SUV.
Estudié el Google Maps para definir el camino. Según el informe de la aplicación nos llevaría veinte horas si no nos deteníamos, pero no era esa la idea. Aunque no íbamos a hacer turismo en los lugares por donde pasáramos, nos detendríamos a comer o dormir en el estacionamiento de alguna estación de servicio. Después de todo teníamos setenta y dos horas de tiempo.
Definimos que manejaríamos por turnos no mayores de dos horas y el que no manejara trataría de descansar, algo poco probable en un grupo de cinco mujeres con ganas de pasarla bien.
No voy a detallar los sitios por dónde pasamos pero si una lista de aquellos más notorios: Civitavecchia, Grossett, Livorno, Génova, San Remo, Niza, Cannes, Frejux, Aix en Provence, Montpellier, Beziers, Perpiñán, Girona, Barcelona, Terrassa, Lérida, Zaragoza Guadalajara y llegar a Madrid.
La ciudad donde más nos detuvimos fue, obviamente Barcelona. Las arquitectas y yo estábamos interesadas fundamentalmente por ver la Sagrada Familia, el Parque Güell, la Pedrera, la Casa Batlló y todo lo más posible de la obra de Gaudí. Igualmente paseamos por las Ramblas y muy rápidamente por otros sitios interesantes.
Todo el viaje fue un jolgorio. Por turnos no solo manejábamos sino también una de nosotras preparaba mate. A lo largo de muchos tramos, sobre todo Marga y Keiko filmaban el paisaje o a nosotras haciendo lio dentro del vehículo. Yo arranqué manejando desde Roma, luego me relevó Silvia, luego Esther, Marga y Keiko y así fuimos rotando.
Gran parte del viaje fue teniendo a nuestra izquierda el Mediterráneo por lo que nos solazamos con el paisaje marítimo. En realidad, creo que fue una de las mejores ideas de Marga.
Las rutas que transitamos eran autopistas, verdaderas autopistas del Primer mundo, prolijas, limpias, bien señaladas y, afortunadamente sin mucho tráfico. Y después de 1.966 kilómetros de marcha recalamos en Madrid. Directamente en la puerta del Hotel Novotel, sobre la calle O’Donnell.
En cuanto nos presentamos en la recepción, según indicaciones que ya tenían, avisaron a la autoridad del Consejo de Cultura quienes fueron, evidentemente sorprendidos por nuestra intempestiva llegada. No habíamos acabado de acomodarnos cuando se apersonó un representante del director del Consejo, el señor De Paco Serrano.
Bajamos al enorme lobby del hotel a recibirlo y nos reunimos en la confitería. El enviado era un joven muy despierto que se excusó por no recibirnos de la manera adecuada.
-¿Qué iban a hacer? ¿Preparar un desfile y una banda musical?- Le pregunté.
Se sintió amoscado.
-Bueno, esperábamos recibirla en el Aeropuerto…-
-No te preocupes. Esta todo bien. Somos personas sencillas y agradecemos tu preocupación- Le dije para consolarlo.
En definitiva que nos informó que al otro día tendríamos la presentación del libro en la sede de Vox, calle del Bambú 12, en el Barrio de Chamartín, y luego tendríamos a nuestra disposición un guía con un vehículo para llevarnos donde quisiéramos por tres días.
-Eso me gustó- Dijo Esther.
Luego de la reunión anduvimos caminando un poco por zonas que yo había conocido en mi primer viaje por Europa hace muchos años. Nos vino bien para estirar los pies después de tantas horas sentadas o manejando. Nuestro recorrido terminó en La puerta del Sol donde paramos a comer unas tapas con cerveza en un local de 100 Montaditos.
Bastante más tarde cenamos en el hotel. Me reconocieron varios sudacas y, por supuesto, hube de firmar autógrafos. Después de tan larga jornada de viaje y nuevas emociones nos fuimos a dormir. Llevábamos varios días sin tener sexo, ni todas juntas ni en aleatorias parejas pero el cansancio nos ganó y después de una reconfortante ducha nos dormimos.
Al otro día desayunamos en la confitería. Por suerte no había ningún sudaca cerca, aunque una señora muy mayor, francesa ella, se me acercó a preguntarme si yo era yo. Cuando asentí le brillaban los ojos de alegría. Apenas podía con su bastón pero creo que en ese momento rejuveneció.
-Tengo todos sus libros- Dijo mientras me acercaba un ejemplar del que tocaba el tema woke para que se lo autografíe
-¿Tiene el de la pandemia?- Le pregunte´.
-No, todavía no-
-¿Ira hoy a la presentación?-
-Apenas puedo con mi pierna, me gustaría pero…-
Y no la deje terminar. Busque un libro en mi bolso y se lo firmé. La mujer se emocionó y lo tomó con manos temblorosas.
-No sabe usted lo feliz que me hace- Dijo mezclando un poco de francés y otro tanto de español.
Y después que le di un beso en la frente se marchó agradeciendo hasta que ya no se la oía.
-Hermoso gesto- Dijo Keiko.
-Y, siempre hay que recordar que un día vamos a ser como ella- Manifesté.
Pasaron a buscarnos para llevarnos al sitio de la presentación. Era un imponente edificio frente a las vías del ferrocarril, de planta baja y cuatro pisos, con revestimiento metálico de color gris en todo su frente.
En la puerta nos recibió el señor Santiago Abascal en persona. Le estreché la mano fuertemente, como una manera demostrar mi apoyo a su fuerza política.
-Es un enorme placer recibirla aquí, en nuestra casa- Dijo mientras yo observaba que una marea de periodistas tomaba notas y fotos con sus celulares.
-No va a pasar desapercibida- Dijo Abascal al darse cuenta.
El sitio estaba lleno. En su medida, no era la marea humana de Shanghái o Roma pero era evidente de que tenía importante convocatoria.
Me presentó el señor Abascal en persona. Dijo algunas palabras de uso común pero al final pidió un aplauso para mí. La respuesta fue concluyente. El aplauso parecía no terminar jamás. Me acerque al atril y dije.
-Esta bien chicos, no sean tan efusivos, no soy tan importante como para que se rompan un metacarpo o alguna falange-
Ese fue el chiste que los conquistó.
La presentación no fue nada especial. Algunas preguntas de varios de mis libros. Pero además tenia que dar un discurso.
Capitulo veinte. El discurso.
Me acomodé frente al atril. Estaba consciente de que esta no era solo una presentación formal de mi libro. En Roma ya había palpado que el auditorio deseaba de mi algo más que hablar de una obre literaria. Esperaban fuertes declaraciones y estaba dispuesta a dárselas. Sobre todo en contra del populismo de Sánchez y su malogrado partido, el PSOE.
Se hizo un silencio total. Moví los micrófonos, no para arreglar su posición sino por nervios. Y arranqué. No tenia nada escrito. Iba a ser una total improvisación.
-Hace mucho tiempo, allá por principios del siglo veinte, cuando ya se atisbaba en Europa la posibilidad de un conflicto armado, aunque creo que nadie imagino su magnitud, muchos europeos marcharon en busca de paz y trabajo muy lejos de sus hogares. Entre ellos mis antepasados de Galicia y de Burgos. La consigna era “hacerse la América”. Pero eso, aunque daba lugar a confusión, no significaba ganar dinero fácil y en grandes cantidades. Era trabajar, duramente, esforzarse, sacrificarse. Muchos ingresaron en fabricas o en tareas rurales, otros lograron instalar un negocio, ladrillo por ladrillo levantaron sus viviendas y también pensaron en el lugar para sus hijos por que la familia debía permanecer unidad. Y con el tiempo la consigna se transformo en “mi hijo el doctor”. Y siguieron con el sacrificio para que aquellos hijos de la inmigración pudieran tener estudios universitarios. Conozco el caso de Argentina, entonces un país próspero, donde, era cierto que los grandes terratenientes se enriquecían pero derramaban trabajo y la gente trabajaba por que esa era su ley natural. Pero un día llegó el padre de todos los populismos, el peronismo. (Bueno, tal vez el padre no, pues los emperadores romanos ya habían inventado el “pan y circo”…estos romanos inventaron todo, lo bueno y lo malo)…-
Risas en el auditorio.
-…y decía que llegó el peronismo y arruino al país para siempre. Y no es que arruinó solamente la economía sino también la mente de aquellos que conocía el esfuerzo y el trabajo fecundo. Metió al Estado a dar dadivas a cambio de complacencias electorales, apretó a aquellos que no querían afiliarse al partido. Seria largo enumerar como el peronismo destruyó a un país creciente. Y seria largo contar como todas sus metástasis lo han venido haciendo desde entonces, a pesar de loas intervenciones golpistas y pobres gobiernos radicales. Hoy día ustedes, tienen un presidente populista que abreva en las enseñanzas de corrupción y desidia del kirchnerismo en Argentina. No soy partidaria del presidente Milei, en realidad, saben quienes me han leído que soy por completo apartida pero lo apoyaría si me garantiza que le populismo no vuelve más. No vuelve con su corrupción, con sus doctrinas en las que el delincuente es la víctima y el ciudadano honesto, el victimario. No vuelve con su destrucción de la educación, la salud y la seguridad, No vuelve más con su incapacidad, con su agenda internacional haciéndose amigo de Rusia, Irán, o Venezuela…-
Aplausos.
-…Ustedes tienen un gran paso que dar. Acabar con el populismo que, además, se ha aliado con lo peor de la política de su país para poder conservar el poder. Un poder que si se analiza, es un poder amañando buscando subterfugios en la letras de su Constitución…-
Mas aplausos.
-…y además también tiene que eliminar la inmigración que les esta llegando de África y Medio Oriente. Esa nos es la inmigración de nuestros antepasados que solo pensaban en trabajar. Esta es una inmigración que silenciosamente, y no tanto, los esta invadiendo con su religión y sus costumbres. Y si ustedes no tienen la fuerza para ponerle coto, un día van a descubrir que su país no es de ustedes. Y eso me lleva al permanente recuerdo de una escritora a quien admiro, Oriana Fallaci. La increíble Oriana ya alertaba en los años 70 sobre la islamización de Occidente. Y ustedes, me refiero a toda Europa, no lo escucharon , no lo vieron, escondieron la cabeza en la tierra como el avestruz. El tiempo se les acaba, los fundamentalistas tiene poderosos amigos en Occidente. Es una marea imparable y Europa será la primera víctima. ¡Despierten! ¿Tuvo que llegar Trump y amenazar que les quitaría toda ayuda militar para darse cuenta que Putin les esta golpeando la puerta del patio trasero? Reaccionen antes que sea demasiado tarde…-
Una ola imparable de aplausos y gritos de consignas.
-…Y otra cosa. En 2012 hice mi primer viaje importante de mi vida. Estuve aquí, en Roma, en Paris y otras ciudades. Veía todo con mis ojos de provinciana sudamericana, pero en la Ciudad Luz observé algo que me espantó, las parejas multirraciales. Mujeres blancas con hombres de África o de Medio Oriente. Esa es otra manera de como se están infiltrando. Un día intentaran llevarse a su mujer a vivir a sus países y si ella se niega se llevaran los hijos si los hubiere. La única manera de hacerse fuertes es…hacerse fuertes. Echar para siempre estos populismos decadentes y comenzar a construir la Europa que todos, aun desde lejos admiramos, su cultura, su arte, su arquitectura y aunque yo soy atea, digo que también deben defender su religión…-
Y tuve que detenerme pues la de aplausos no cejaba. Los últimos párrafos los tuve que gritar en medio de una marea ensordecedora que vitoreaba mi nombre. Saludé levantando la mano derecha y en un breve, muy breve instante de calma agregue dando termino al discurso.
-Recuerden, actúen, antes que sea demasiado tarde- y me marché por el costado del escenario.
En la puerta el señor Abascal me abrazó con fuerzas. Todos los que estaban junto a él me estrechaban la mano. En el salón continuaban los aplausos. Tuve que volver a saludar como si fuera una Prima Donna que cantó una ópera.
En la puerta del edificio me junté con mis novias y amigas que habían tenido que abrirse paso en medio de la multitud.
-Su discurso va a causar sensación- Dijo Abascal.
-Me conformo que actúen en consecuencia- Respondí.
Nos llevaron hasta el hotel. Cenamos en el restaurante. Mucha gente se acercó por autógrafos.
-Espero que no haya aquí un musulmán loco- Dijo Keiko
-No te preocupes. Yo tengo muchas vidas- Le respondí.
Estuvimos dos días recorriendo Madrid con la guía que nos habían otorgado. Fue una nueva experiencia poder hacerlos con alguien que conoce muchas cosas que uno jamás vería en una pasada rápida de turista.
-Su discurso fue admirable- Me dijo la guía el primer día que nos llevó de paseo.
-¿Ah, sí?- Dije casi distraída.
-En verdad. Muchas publicaciones han levantado parte de sus palabras. Todo son elogios para usted-
-¿Leíste la prensa del PSOE también? Supongo que ahí me estarán matando-
-Hay algún comentario de Sánchez, pero ya sabe, aquí ya ni lo siguen ni sus partidarios-
Regresamos de Madrid a Montevideo en un vuelo de Iberia, sin escalas. Doce horas, nuevamente en un tubo volador. La diferencia fue que el capitán nos invitó a la cabina un rato. Fue una experiencia fascinante. El resto del tiempo dormimos, leímos algunos diarios de España donde se hablaba de mi y de mi discurso. Todo eran elogios, tal como dijo la guía. Había causado revuelo. Bueno, esa era la intención.
En Montevideo nos esperaba el taxi aéreo. En menos que canta un gallo, diría mi abuela, estábamos entrando en nuestro lugar en el mundo. Nos pasó a buscar Jacobo por el Aeropuerto del Carmen. Nos dejó a mis novias y a mí en el edificio y continuó con Esther y Silvia para su nueva casa. Quedamos en encontrarnos al otro día en nuestra vivienda para una larga y tranquila reunión de pizza y cerveza.
Nos lo teníamos merecido.